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La novia de mi hermano...



Hola, soy Andres y tengo 30 años. Tengo un hermano menor de 18 y una hermana dos años menor que yo. Hace tiempo que dejé de vivir con ellos, pero trataba de convivir lo más que pudiera para no alejarme por completo de mi familia. Siempre tuvimos una buena relación, por lo que en ocasiones llegué a prestarle a mi hermano mi casa para que hiciera reuniones con sus amigos y mis padres no lo regañaran por beber. Cabe mencionar que yo siempre he sido una persona de pocos amigos y con un sexo prácticamente nulo debido a que no soy muy agraciado, siempre intentaba desahogarme con alguna prostituta, alguna amiga de esas con derechos, cosa que era muy lejana o simplemente masturbarme a lo bruto.


Un buen día, mi hermano Carlos me pide prestada mi casa, como de costumbre, para hacer su fiesta de cumpleaños, además de que quería presentarme su nueva novia con la que ya había cumplido casi un mes de relación. Mi hermano es bien parecido, alto, un poco torpe pero es un buen chico, el problema es que no ha sabido manejar muy bien el alcohol aún.


Comenzaron a llegar los amigos de mi hermano a la fiesta, a algunos ya los conocía y a otros no, por lo que me puse a platicar con ellos mientras le prestaba mi coche a Carlos para que fuera a recoger a su dichosa novia a su casa. Fueron llegando algunas otras chicas bastante lindas y bien vestidas y alguno que otro chico queriendo quedar bien con ellas, pero cuando llegó mi hermano, me llevé una gran sorpresa, su novia era completamente hermosa la cual hasta me puso nervioso.


Su novia es Jenny, una chica un año mas grande que mi hermano, muy delgada, tímida y extremadamente bajita de estatura, dudo que sobrepase los 1.50mts de altura y menos de 50kg. Cabello negro lacio con una diadema sosteniendo su cabello. Unos ojos grandes pero ligeramente con rasgos asiáticos, labios pequeños con una sonrisa incomparable, cara un poco redondita con una voz increíblemente dulce que llamaba mucho la atención. Era una chica super dulce, tanto que daban ganas de abrazarla y estrujarla, no lo sé, no podría describirlo. En ese momento ella iba vestida con una falda negra muy suelta muy por encima de las rodillas con unas mallas negras que contrastaban muy bien cubriendo sus piernas y una blusa color rosa de manga corta con zapatos bajos.


La fiesta siguió su ritmo y tuve algunas ligeras conversaciones con Jenny, mi hermana la cual estaba invitada también se pasó toda la noche conmigo platicando, tomando tragos y criticando a los chicos y chicas. Poco a poco eso fue tomando calor y todos bailaban y bebían. Algunos ya vomitando muy ebrios, otros jugando beer pong y cosas así. De pronto noté que Jenny comenzaba a bailar cada vez más pegada de Carlos, se besaban e incluso había un poco de manoseo discreto, cosa que me empezó a prender y me llenaba de envidia por mi hermano menor. Mi hermana se dio cuenta que no podía dejar de mirarla y comenzó a advertirme que tuviera cuidado con lo que hacía.


Poco más de una hora después, Jenny se acercó a mi muy preocupada diciéndome que Carlos estaba muy borracho vomitando en el jardín, salí corriendo y lo ayudé a levantarse y lo llevé a una habitación a dormir, Jenny muy preocupada me dijo que aunque era muy temprano, no sabía quién la llevaría a su casa ahora. Le dije que se quedara un rato más y que yo con gusto la podía llevar, así que se quedó platicando un tiempo más con mi hermana y conmigo. Era una chica super dulce y tierna y además muy sencilla, lo que hacía que me gustara cada vez más.


Mi hermana de pronto dijo que se iría a dormir un rato a mi habitación y yo me quedé solo con Jenny mientras esperábamos a que se fuera toda la gente para poder llevarla a su casa. De pronto me sorprendí bastante cuando me pidió que bailáramos un rato para no aburrirnos y muy apenado acepté pero no podía dejar pasar la oportunidad. Ella comenzó a moverse algo sexy frente a mi, pasaron varias canciones de reggaeton, electrónica y hasta que pusieron algo de salsa tranquila y pensando que no sucedería, se acercó a mí para bailar juntos. 


Estábamos ya cansados y podía ver que su frente brillaba por el sudor, al acercarse a mí, podía sentir su aliento y su cuerpo cálido muy cerca del mío. Me hablaba muy cerca y mi corazón y mi pene empezaban a palpitar. De un momento a otro me pidió que la acompañara al baño para que cuidara la puerta porque algún borracho había roto el seguro, la acompañé y me quedé afuera a esperarla no más de 20 segundos cuando de pronto abre la puerta y me jala de la camisa encerrándome en el baño junto con ella, se quedó mirándome, sonrió y se acercó a besarme un poco desesperada. Yo no sabía que hacer, en ese momento mi hermano no me pasó por la mente.


La rodeé con mis brazos y continué besándola mientras ella con su pequeña manita acariciaba mi pene por encima del pantalón, el cual estaba a punto de reventar. En el momento en que sentí eso, no pude evitar bajar mis manos y apretar ese hermoso par de pequeñas nalguitas que Jenny tenía. Quería hacerla mía en ese momento pero era casi imposible, había gente aún en mi casa y no podían darse cuenta que yo me había encerrado con la novia de mi hermano. La giré quedando de espaldas a mi y mientras besaba su cuello metí mi mano bajo su falda recorriendo desde sus piernas hasta su vagina por encima de esas delgadas mallas negras, mientras le decía que nos fuéramos al estudio que está en el primer piso para que nadie nos molestara.


Accedió aún con la respiración agitada, salí yo primero del baño para ver no hubiera nadie y no lo pude evitar, olí mi mano y se había quedado completamente impregnada con su olor a mujer, era casi un sueño, entonces toqué a la puerta y rápido salió y nos metimos a mi estudio que era bastante pequeño y solamente tenía una silla del comedor y un escritorio. Entramos y la puse contra la pared, me puse de rodillas y bajé sus mallas al mismo tiempo que sus pequeños calzoncitos negros y elásticos, y frente a mí estaba un hermoso par de nalguitas blancas hermosas. 


Abrí su trasero y sin pensarlo lo primero que hice fue lamer su ano, lo que la sorprendió un poco y le causó algo de risa, cabe mencionar que estaba muy amargo y el olor no era el mejor, era de esperarse, estuvimos bailando toda la noche, pero lejos de bajarme los ánimos, eso me excitó mucho más. Me puse de pié después de algunas lamidas a su vagina y bajé mis pantalones de inmediato para penetrarla. En ese momento nada me importó y se la dejé ir hasta el fondo bruscamente. Después de su primer gemido, Jenny me dijo que mejor usáramos condón, entonces sacó uno de su bolsa, me pidió que me sentara en la silla para colocármelo y después de eso muy despacio se sentó en mi pene hasta sentir que sus nalguitas tocaron mis piernas.


Comenzó a besarme delicioso mientras sus caderas se empezaban a mover sobre mi, estaba extasiado, era la mujer más hermosa con la que alguna vez hubiera estado, de pronto ella levantó su blusa y dejó al aire ese par de senos diminutos con pezones pequeños apenas un poco mas oscuros que la piel de todo su cuerpo, me los llevé a la boca y los empece a lamer sin poder detenerme mientras Jenny comenzaba a dar pequeños saltos sobre mi pene. Su vagina estaba impresionantemente apretada, el sudor ya ya nos había envuelto.


De pronto Jenny comenzó a hacer movimientos mas frenéticos adelante y atrás rozando su clítoris sobre mi pubis y apretando sus piernas contra las mías mientras entre cada gemido su aliento inundaba mi cara, yo estaba a punto de terminar e intenté safarme para no acabar en ese momento, quería disfrutar más de ese manjar pero no me lo permitió, poco tiempo después de su orgasmo terminé en cantidades industriales de semen dentro del condón. 


Nos quedamos abrazados durante un momento, se puso de pie y se vistió de inmediato pidiéndome que la llevara a su casa. Durante el camino estuvimos en total silencio, todo fue muy incomodo pero yo estaba muy feliz. Llegamos a su casa, me pidió mi número de teléfono y bajó del auto rápidamente.


Yo estaba completamente impregnado con su olor, aunque no olía mal, tenía un humor muy característico, el sabor de su ano seguía en mi boca y mis manos estaban impregnadas de su olor a mujer. Al llegar a casa, mi hermana estaba en mi habitación durmiendo, me acosté despacio junto a ella para no despertarla pero no lo logré. Al despertarse me dijo inmediatamente que era un idiota, que apestaba a sexo y sudor, me estaba regañando al decirme que cómo me atrevía a acostarme con la novia de mi hermano y que arreglara las cosas de inmediato. Esa noche no pude dormir pensando en ella, pero mi mayor sorpresa fue a la mañana siguiente.


A la mañana siguiente, después de recoger todo y llevar a mis hermanos a casa de mis padres, recibí un mensaje de Jenny diciéndome que quería verme. Durante el día estaría con mi hermano pero por la noche se desocupaba y nos podíamos ver. Me ofrecí a recogerla donde ella quisiera pero me dijo que ella llegaba a mi casa en uber. Cerca de las 8 de la noche llegó a mi casa más hermosa que nunca, con un short negro muy corto que apenas y cubría su pequeño trasero pero que se abrochaba justo por encima del ombligo, con una blusa corta que permitía dejar un poco de piel visible de su vientre.


Al entrar a mi casa me abrazó muy fuerte y comenzó a decirme que no me confundiera, que no estaba enamorada de mi ni mucho menos pero que sintió que habíamos hecho un buen match sexual y que quería que nos siguiéramos viendo solo para eso, a mi no me importaba, yo solo quería seguir disfrutándola cada que hubiera oportunidad porque para mi era como un trofeo. Me pidió permiso para entrar al baño un momento y me preguntó si había alguien en casa, pero al salir me llevé una gran sorpresa.


Jenny estaba completamente desnuda con una sonrisita pícara que me volvió loco en el momento, no sabía qué hacer y solo me quedé mirándola. Se acercó a mí y me dijo con su voz de niña -“házmelo. “Si?”. Uff, en ese momento la cargué sujetándola de sus nalguitas y me la llevé al sillón donde la recosté abrí sus piernas y me quedé un momento admirando su muy velluda pero hermosa vagina. Esos vellos oscuros resaltaban bastante en su hermosa y suave piel extremadamente blanca. Me acerqué a probarla por primera vez y de inmediato ese sabor entre dulce y salado invadió mi boca.


Estuve un buen rato masajeando su clítoris con mi lengua, de vez en cuando daba un pequeño lengüetazo en su apretado ano que estaba menos amargo que la última vez, pero cuando me dispuse a continuar con la acción, me pidió que no parara, que siguiera así. Entonces continué lamiendo todo eso durante casi media hora, de vez en cuando metía uno o dos dedos en su vagina y ella se retorcía de la excitación apretando sus piernas contra mi cabeza. Mi pene para ese momento ya estaba goteando y a punto de reventar pero tenía que seguir dando placer con mi lengua hasta que me secara.


Al sentir su segundo orgasmo y con mi boca llena de sus jugos y su sabor, me puse de pie para quitarme la ropa, acto seguido, me senté junto a ella para besarla mientras con sus pequeña mano me masturbaba despacio. De pronto ella subió su pierna derecha sobre la mía y de un brinco quedó sobre mí, mientras acomodaba mi pene en su caliente y apretada vagina llena de jugos. Comenzó de inmediato a subir y bajar si despegar su boca de la mía mientras mis manos se posicionaban en su pequeño trasero.


En ese momento nos olvidamos por completo de los preservativos, solo queríamos disfrutar a como diera lugar. Poco tiempo después, estaba a punto de terminar nuevamente, así que decidí ponerme de pié y pedirle que me la chupara un momento. No me percaté pero mi pene estaba completamente blanco por su lubricación, entonces me pidió que me limpiara, lo que hice rápidamente con mi camisa. Me acerqué a ella subiendo un pié al sillón para metérsela en su cálida boca. Debo decir que para eso no era una experta, ya que metía sus dientes y me lastimaba un poco pero estaba dispuesto a disfrutar a como diera lugar. 


Me hice un poco hacia atrás y la invité a ponerse de pié para después recostarla boca abajo sobre el descansabrazos del sofá, quedando su culito frente a mí, listo para recibirme. Al momento en que la iba a penetrar, puso su mano frente a mí y me dijo un poco asustada -no me la vayas a meter por atrás todavía-. ¿Qué? ¿Todavía? Esos significaba solo una cosa, que evidentemente también iba a tener esa dicha. Le dije que no se preocupara y comencé a penetrarla por la vagina nuevamente durante un buen rato mientras puse todo el peso de mi cuerpo sobre ella.


Al poco tiempo y ya bastante cansado, decidí sentarme sobre una silla, la tomé del brazo y quedando de espaldas a mi se sentó sobre mi pene recargando su espalda sobre mi pecho mientras nos besábamos. Siguió cabalgando en esa posición, el sudor de sus espalda se mezclaba con el mío durante unos pocos minutos más hasta que le dije en el oído que estaba a punto de venirme, pero a ella no le importó y siguió moviéndose hasta que terminé dentro de ella. Jenny no dejaba de moverse, por lo que tuve que poner mis manos sobre su cintura para que se detuviera. Estábamos bañados en sudor y nos quedamos por un buen rato en esa posición besándonos sin decir una sola palabra. Al ponerse de pie, todo mi semen escurrió sobre mi pene, Jenny corrió hacia el baño para limpiarse y yo solamente quedé exhausto. 


Nos sentamos a descansar en el sillón unos minutos completamente desnudos abrazados sin decir ni una palabra, en es momento tuve un sentimiento de culpa y repulsión por lo que estaba haciendo. No sé por qué, solo no quería verla más en ese momento. Me puse de pie, nos vestimos y llevé a Jenny a su casa. Pasaron unas semanas sin vernos y sin hablar, sabíamos que lo que hacíamos no era lo correcto.


De pronto, un sábado a eso de las 4 de la mañana tocaron a mi puerta. Un poco asustado bajé para abrir y me sorprendí mucho al ver a Jenny completamente ebria, despeinada, maquillaje corrido y en muy mal estado. Me abrazó y lo único que me dijo fue un impulsivo “vamos a coger”. Eso iba a ser prácticamente imposible, no podía ni mantenerse en pie y además no quería abusar de su estado aunque ella me lo pidiera.


La llevé a mi habitación, la recosté en mi cama y se quedó profundamente dormida. Pero para no hacer el cuento tan largo, a la mañana siguiente, muy apenada me pidió permiso para ducharse, posterior a esto me agradeció lo que había hecho y me pidió quedarse hasta la tarde porque en su casa había dicho que se iba fuera de la ciudad con una amiga, por lo que no podía llegar temprano. Le dije que no había problema, me aseguré de lo que iba a hacer mi hermano durante el día para no tener ninguna preocupación.


Después de desayunar, nos quedamos en cama viendo películas durante un buen rato, se quedó dormida unos minutos recostada en mi pecho. No me di cuenta cuando abrió los ojos pero lo primero que hizo fue meter su mano bajo mi ropa interior para agarrar mi pene flácido con sus pequeñas manos tibias. Poco a poco sin decirnos nada, fui ganando una erección mientras sentí su ligero cuerpo deslizándose en la cama hasta lograr metérselo en su boca. Comenzó a hacerme un sexo oral maravilloso que me tenía viendo las nubes.


Unos minutos después, se posicionó sobre mi después de quitarse completamente toda la ropa. Nos fundimos en un profundo beso mientras mi pene lograba acurrucarse entre sus nalgas y se frotaba en cada movimiento. Lo que me estaba pasando era lo mejor y quería disfrutar cada centímetro del cuerpo de Jenny.


De pronto pasó su mano por debajo de ella para apuntar mi pene en su vagina, poco a poco fue entrando hasta el fondo y comenzó a balancear todo su cuerpo sobre el mientras sus mojados labios no se despegaban de los míos. Pero la mejor imagen que obtuve de Jenny, fue cuando arqueó su espalda hacia atrás, sosteniéndose con sus manos sobre mis piernas mientras se movía suavemente. 


Estaba cerca de eyacular, así que en ese momento decidí ponerla a ella sobre la cama boca abajo mientras ella levantaba sus caderas ligeramente para darme acceso a cada rincón de sus genitales. Abrí con mis manos su pequeño trasero y comencé a hacerle sexo oral desde su clítoris hasta su ano, donde me detuve bastante tiempo deleitándome con ese gran sabor empujando mi lengua lo mas profundo posible. Pasaron varios minutos así hasta que ella sola comenzó a meterse un dedo en su colita, como invitándome a hacerlo también.


Le seguí la corriente sin perder el tiempo y ella solo hacía movimientos pequeños en sus caderas acompañados de ligeros gemiditos con su dulce voz. Estaba preparada pare recibirme por la puerta trasera, llené lo más que pude su ano con mi saliva y me dispuse a entrar despacio en ella. La sorpresa me la llevé al darme cuenta que casi no mostraba gestos de dolor, entonces decidí introducirme hasta el fondo y dejar caer todo mi cuerpo sobre ella para comenzar a bombear.


Los gemidos cada vez eran más agudos y su respiración más agitada, al sentir que comenzaba a secarse, me salí despacio de ella para lubricar con más saliva, pero lo que sucedió era más que obvio. De pronto noté mi pene ligeramente sucio de excremento y su blanca piel alrededor de su ano también, así como los olores resaltaron de inmediato. Increíblemente eso me prendió más de lo que esperaba, volví a escupir y entré en ella nuevamente.


Tomé de nuevo ritmo bombeando sobre ella pero lo apretado de su culito me hizo querer venirme rápidamente. Ésta vez no lo vi llegar y eyaculé dentro de sus intestinos quedándome derrotado sobre su pequeño y delicado cuerpo durante varios minutos sin cruzar palabras. 
Cuando mi erección disminuyó, saqué mi pene completamente sucio y me tumbé a un costado de ella. La mezcla de olores no cohibía y no podíamos mirarnos a los ojos. Poco tiempo después, Jenny se puso de pie y se fue directo al baño para limpiarse mientras mi semen escurría por sus piernas.


Después de ella, fue mi turno y tomé otra ducha para limpiarme. Volvimos a quedarnos viendo la televisión pero no pasó mucho tiempo cuando Jenny estaba tocándome el pene nuevamente, era insaciable, yo aún no me recuperaba cuando nuevamente la tenía parada. 


Me quedé sentado sobre la cama por lo que ella me rodeó con sus piernas y se sentó sobre mi pene para cabalgarme pegando su cuerpo a mí lo más fuerte que podía. Estuvo unos minutos así, debido a su esfuerzo comencé a sentir en mis manos el sudor de su espalda y sus piernas me transmitían los temblores provocados por sus orgasmos. De pronto no resistí más y la abracé fuerte cortándole la respiración para que se detuviera hasta que eyaculé nuevamente dentro de sus entrañas.
Permanecimos unos minutos besándonos y esta vez ella se tumbó sobre la cama completamente exhausta.




Continuará...



La novia de mi hermano...

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6 comentarios - La novia de mi hermano...

Rodr23 +1
Tremenda la petiza
Jungkook77 +1
Hacele un pibe a la petisa +10
Spook-24
Proponle un 69 la próxima vez, a ver que pasa