Cine Gran San Juan, el cine qué me cambio la vida.
Tenia algunos pocos años de casado, cuando un día cualquiera descubri este antiguo cine xxx en mi ciudad, Buenos Aires.
Comenzó en ese tiempo una rara adicción a ir cada vez con más habitualidad a disfrutar de la proyección de las películas y la acción sexual qué a veces se presentaba.
Todo empezó una tarde de lluvia, donde entro El.
Su caminar, su elegancia y su hombría me deslumbraron y cautivaron. El me llevaba varios años, me agradaba eso. Y me encantaba su aroma y su sexo tan viril.
Sabia como calentarme con su voz castiza, si mirada penetrante y su conversación sobre tantos temas variados que jamás se hablaron en ese antro. Filosofía, religión, psicología. El hablaba y yo lo miraba embelezado.
Hasta que con su mano firme, tomaba mi cabeza y la acercaba a su pene, para que lo disfrutará lentamente.
Le gustaba ser dominante y que otros machos miraran como el, poco a poco, se iba convirtiendo en mi amo.
Me daba libertad para buscar a otros, pero cuando el estaba en ese viejo cine, ya no necesitaba nada más.
Un día, como cualquier otro, el viejo cine cerro sus puertas. Primero por un tiempo y luego definitivamente.
Nuevas épocas, de aplicaciones y virtualidad, lo fueron llevando a una decadencia irremontable.
Hoy cada vez que paso por su puerta, convertido en otro comercio, no puedo dejar de pensar en vos.
En como extraño tu mirada, tu mano acariciandome y tu seducción.
Si lees esto, vas a saber que siempre voy a ser tuyo.
R
Tenia algunos pocos años de casado, cuando un día cualquiera descubri este antiguo cine xxx en mi ciudad, Buenos Aires.
Comenzó en ese tiempo una rara adicción a ir cada vez con más habitualidad a disfrutar de la proyección de las películas y la acción sexual qué a veces se presentaba.
Todo empezó una tarde de lluvia, donde entro El.
Su caminar, su elegancia y su hombría me deslumbraron y cautivaron. El me llevaba varios años, me agradaba eso. Y me encantaba su aroma y su sexo tan viril.
Sabia como calentarme con su voz castiza, si mirada penetrante y su conversación sobre tantos temas variados que jamás se hablaron en ese antro. Filosofía, religión, psicología. El hablaba y yo lo miraba embelezado.
Hasta que con su mano firme, tomaba mi cabeza y la acercaba a su pene, para que lo disfrutará lentamente.
Le gustaba ser dominante y que otros machos miraran como el, poco a poco, se iba convirtiendo en mi amo.
Me daba libertad para buscar a otros, pero cuando el estaba en ese viejo cine, ya no necesitaba nada más.
Un día, como cualquier otro, el viejo cine cerro sus puertas. Primero por un tiempo y luego definitivamente.
Nuevas épocas, de aplicaciones y virtualidad, lo fueron llevando a una decadencia irremontable.
Hoy cada vez que paso por su puerta, convertido en otro comercio, no puedo dejar de pensar en vos.
En como extraño tu mirada, tu mano acariciandome y tu seducción.
Si lees esto, vas a saber que siempre voy a ser tuyo.
R
0 comentarios - Cine Gran San Juan