Cuando viajo en micros de larga distancia siempre me elijo los asientos de atras, intuyendo que al fondo se puede hacer de todo sin avivar al resto. Pero hice varios viajes sin que mi intuicion sea certera. Pero dicen por ahi "perservera y triunfaras"... Hace un tiempo me tome un micro en Retiro. Elegi el micro que tenia la parte atras mas vacia, pero a pesar de que compre el pasaje apenas un par de horas antes de la partida, cuando subi ya habia algunos asientos del fondo ocupados. Aunque en los 4 del final, iba yo solo. Hice un par de recorridas "al baño", solo para chusmear si habia alguien para llevarme "pa'l fondo". Nadie potable. Los choferes tampoco. Asi que me dormi un rato. Me desperte en una parada intermedia, donde se sube y se sienta en el asiento del fondo de la otra punta un tipo con uniforme de prefectura. Se me iluminaron los ojos. Creo que somos varios los que tenemos el fetiche de los uniformados. Me dedique a mirarlo, a veces con disimulo, otras no tanto. Pero cero bola. Despues de que sirvieron la vianda, me resigne a que el prefecto era inmune a mi, asi que me puse a boludear con el celu. Cuando el auxiliar retira las bandejas, noto que el prefecto le da plata. Me sono rarisimo, y empece a armar teorias paranoides. Apagan las luces, y el prefecto va al baño (o abajo, no lo segui). Cuando vuelve, como que se me queda parado de frente un toque. Acto seguido, corre su mochila (que ocupaba el asiento de su acompañante) y se sienta. No le di mucha bola, pero al ratito lo miro de vuelta y noto que me llama con la mirada. Estaba todo re oscuro, no se notaba nada. No podia ver con claridad que estaba haciendo. Pero sus gestos eran muy obvios. Me estaba llamando. Y no para charlar precisamente. No podia verle el bulto, pero era obvio que se lo estaba manoseando. Previa vigilancia de que nadie lo note, me cambio al lado suyo. Ya tenia la chota al aire. "Arrodillate aca y chupala", me susurra, indicando que me acomode como escondido entre sus piernas. Ya estaba al re palo. Me la trague de una hasta los huevos. Que buena que estaba! Encima toda la situacion, tremendo morbo. Por fin se me daba de hacer algo en un micro! Y encima, petear a un uniformado! Estaba en la gloria. El pibe, no mas de 30, morocho, corpulento pero no grandote. Y una pija divina, sabrosa, muy dura y limpia, pero con ese aroma a macho inconfundible. Con tantas ganas se la mamaba que largaba saliva a full y hacia el tipico sonido de chupada. Ahi me hizo gesto de silencio y me susurra, con claro acento del interior "no hagas ruido". Yo ahi entre las piernas de ese machote uniformado con su chota en el fondo de mi garganta, dandome ordenes... Estaba en las nubes! En un momento me pide que pare un poco. Pense que estaba por acabar. Pero veo como que estira la cabeza como mirando que pasaba adelante. Hace un gesto como de "ojo" y como de "segui ti ruta", pero no a mi, sino como a alguien adelante. Ahi me dice que siga, pero sin hacer ruido. Al rato me vuelve a frenar. Si bien notaba que la chota se le estaba hinchando, no fue por eso. "Para que se desperto el de al lado. Quedate ahi, no te levantes". Aproveche y segui chupando con la cabeza bien hundida, y miro para el costado un toque. El de al lado no solo se desperto, nos estaba mirando!! Eso me hizo acelerar la mamada, y el prefecto no tardo en rebalsarme el buche. Tuve que tragar, no habia mucha opcion. El tipo seguia al palo. Pero nuestro espectador se reacomodo y se volvio a dormir. "Ya se durmio. Aprovecha ahora", me dice el pibe. Ahi sigilosamente volvi a mi asiento, ya que en poco tiempo llegaria a destino. Y ya habia obtenido lo que queria.
1 comentarios - En el asiento de atras con el prefecto