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La Cuarentena, Mi Melliza y Yo, Capítulo 3

(La historia es completamente ficticia, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia)

Yo me había despertado pero ella no se había dado cuenta, estaba gritando su concha en mi pija, sentía la humedad de su sexo en la tela de mi bóxer, mi respiración se había hecho más intensa, resistía el impulso de poner mis manos en su cadera y cojerla como si no hubiera mañana. La última pizca de cordura me recordó que no podía, que ella era mi hermana, mientras que mi glande luchaba por entrar en esa concha que pedía ser cojida. 
Mi brazo izquierdo estaba bajo su cabeza y el derecho cerca de su pancita, sentía su piel mojada y caliente por la excitación, por el morbo de lo prohibido, yo estaba igual. Era la mañana de un sábado, ese día ninguno de los dos tenía deberes más que ir a hacer la compra semanal. 
Intenté moverme hacia un costado y lo único que logré fue que mi pija se clave en la concha de mi hermana, si no tuviera el boxer la penetración hubiera sido limpia y al menos la mitad habría entrado. Ella se quedó quieta, creí que fue por lo repentino de mi movimiento, pero no. Llevó una de sus manos a su concha, apretó sus piernas y acabó entre suspiros y escalofríos de placer. 
- Ahoran estamos a mano Chito... - dijo luego de haberse calmado y recuperado el aliento. Instantáneamente volvió a dormirse. Haciendo el menor ruido posible me levanté y la vi dormida, era tan hermosa, los jugos de su concha mojaban la fina tela de la tanga y bajaban por la cara interna de sus muslos hasta llegar a las sábanas. Al poco de cordura que tenía lo consumió mi calentura, ahí mismo empecé a pajearme, mirándole el orto a mi hermana mientras dormía. Acabé con fuerza sobre los cachetes del culo y parte de su espalda, la dejé así y, más calmado, me fui a preparar el desayuno. Media hora después, y mientras tomaba mates en la cocina Mica se levantó, salió de la pieza con restregándose los ojos y caminó hacia mí, me dió los buenos días con un besito en la mejilla (cosa que no pasaba desde no sé cuánto) y me dijo que iría a bañarse, que la esperara en el balcón con el mate. La vi irse y aún tenía la cola manchada con mi leche, mientras caminaba se sacó la blusa del pijama y me miró, esa mirada destilaba sensualidad, casi como si me dijera "vení y cojeme abajo de la lluvia". Como pude saqué todo al balcón y la esperé, al volver llevaba una musculosa negra, sin corpiño y un short, era sábado así que teníamos el día libre, la única obligación del día era ir a hacer la compra semanal, lo que me correspondía a mí porque solo podía entrar una persona del grupo familiar en los negocios. 
- ¿Dormiste bien? - le pregunté mientras le pasaba el mate.
- Bastante, tu cama es muy cómoda. Y se sintió lindo dormir con alguien después de tanto... - Esto último me tomó por sorpresa y decidí arriesgarme.
- Cuando quieras lo repetimos - devolvió el mate con una sonrisa, me miró y me dijo
- No sé, puede ser... - concluyó ella recibiendo un nuevo mate.
El resto del desayuno lo dedicamos a armar la lista de supermercado. Una vez listo salí a la calle, me sentía como el Eternauta caminando por una ciudad de calles vacías con un enemigo invisible que nos rodeaba. Todos estaban muy estrictos con el tema de la distancia, el uso del barbijo, el alcohol en gel y cualquier medida sanitaria nueva, era una locura. Por desgracia la compra me llevó más de lo necesario debido a una cajera que se negaba a aceptar un billete roto y el tipo que se lo había dado que se negaba a cambiarlo alegando que se lo habían dado allí hacía pocos días. La discusión terminó con el tipo más enojado aún porque tuvo que cambiarlo.
Al volver dejé todo en la puerta y Mica vino a desinfectarme, yo me saqué toda la ropa que había usado para salir quedando solo en boxer y medias. Ella me tiró agua con alcohol en las manos y me trajo ropa nueva, todavía seguía en tanga por lo que cuando volvió se quedó unos segundos mirando mi bulto.
- Cambiate y vení que ya está la comida. Los viejos llamaron y dijeron que están bien, que más tarde llaman de nuevo. Te dejaron saludos. Y Karen pregunta qué le vas a regalar por su cumple, acordate que es en dos semanas. La enana ya va a cumplir 18! - me dijo sonriendo, la menor de la familia ya había crecido mucho!
Comimos un estofado de pollo riquísimo como siempre y nos tiramos a mirar la tele, cada uno en su cama. Sin darme cuenta me quedé dormido...
Al levantarme fui al baño y quise prender la luz, pero esta no se encendió, se había ido la electricidad en todo el edificio y para colmo había amenaza de lluvia. 
- Mimi no hay luz, fijate en la cocina si hay velas, en el segundo cajón deben estar. - dije al verla salir de la pieza, recién se enteraba del corte también. Hizo lo que le dije y volvió con un paquete con solo dos velas. - Bueno, es algo, tiraremos con eso hasta mañana. - dije con una esperanza ciega de que la luz volvería pronto. 
*
La lluvia había empezado a caer y la miramos mientras tomábamos mates desde el interior del balcón. En silencio. La batería de los celulares de ambos estaba baja y la usaríamos solo si era necesario por lo que estaríamos algo aburridos.
- ¿Tenés cartas? - me preguntó ella de repente. - Juguemos a algo, sino parecemos dos viejos. - dijo riendo.
- Fijate donde sacaste las velas, seguro ahí están. - olvidé el pequeño detalle de decir que eran naipes porno que usábamos con mis amigos cada vez que se quedaban. No le molestó para nada sino que volvió riéndose.
- 30 puntos, el que pierde cocina y lava! - dijo ella decidida y empezó a repartir...
Media hora después Mica se alzaba victoriosa y orgullosa, festejando mi derrota aún siendo que me ganó por un punto. 
- ¿Seguimos? - dije yo aún dolido.
- Bueno, pero qué hay en juego? - ella seguía altanera y confiadao. 
- Jugamos por manos, el que pierde tiene que responder una pregunta al ganador, no importa cuál sea. - repliqué con lo primero que se me ocurrió.
- Dale! Me prendo! - mi melliza volvió a su asiento y yo repartí. 
Aún siendo improvisada mi idea fue muy buena, supe varias cosas íntimas de ella, como que le encantaba pajearse al menos 3 veces al día, que llevaba sin cojer desde que vino a verme y que le costaba aguantarse, también que su fantasía era una doble penetración, aunque era virgen del culito, que no tuvo novios, solo amantes, y que le encantaba estar o en 4 con la cola bien arriba o cabalgando. Le gustaba la leche en las tetas (confesó ser buena haciendo turcas), en la cola y en la cara, a veces en la boca, aunque eso solo si estaba muy caliente, ah y que en su casa había dejado al menos 3 consoladores. Ella de mí supo que guardaba un juguete sexual en la casa, en un lugar que no me animé a confesar por vergüenza (un fleshlight que había comprado hacía un tiempo, una concha de látex donde meter la verga), que mi fantasía era el típico trío pero con una pareja, que me encantaba ver y consumir "packs" que compraba de páginas como Onlyfans o Patreon, esto último la hizo reír mucho. Estábamos en la última mano, mis cartas eran terribles, un envido de copas que sumaban un 31 que podría llevarme a la victoria si mentía bien. Ella era mano y cantó el envido, le dije "quiero y truco", respondió "Quiero 30!", "31 son mejores" fue mi respuesta, había ganado yo esta vez!
- ¿Querés que durmamos juntos hoy? - fue mi pregunta.
- Y sí, ya está empezando a hacer frío. - su respuesta fue tan natural que sentí que había desperdiciado la pregunta. 
Era verdad, el otoño se hacía sentir, como diciéndonos que la anterior noche de calor había sido la última, la lluvia seguía afuera y adentro oscuridad, a la que combatíamos con una vela. Dimos por terminado el juego y me tocó cocinar.

La cena fue breve, terminé de lavar todo y me fui a duchar, ella se había duchado antes que yo y ya estaba en la cama. Al salir del baño golpeé suavemente y ella me dijo que pase, acordamos usar la vela solo cuando tuviéramos que ir al baño por lo que adentro la habitación estaba a oscuras. Me choqué con la cama y escuché su risa, abrí las cobijas y me metí dentro, boca arriba mirando lo negro del techo. Eran casi la una de la mañana, me dí la vuelta e intenté dormir, si bien estaba donde quería no me animaba a dar el primer paso... no era tan fácil como creía. Mis pensamientos y mi moralidad luchaban a muerte contra mi calentura. 
- Chito, ¿Te molesta si me tocó? Eso siempre me ayuda a dormir bien. - Ella tomó la iniciativa.
- No, tranqui, a veces también lo hago para dormir. - respondí sincerándome. 
- Gracias...- suspiró ella mientras sentía como su cuerpo se movía bajo las cobijas, el movimiento de su mano buscando su botoncito para darse placer, de a poco su respiración se hizo más pesada, los movimientos circulares se sentían en la cama y el aroma a fluidos comenzaba a llegarme.
- ¿Puedo..? - pregunté tímidamente.
- Shhhh... No digas nada. - fue lo que me dijo. Como retándome por cortarle el momento. Empecé a pajearme también, al mismo compás que ella.
La escuché acabar al menos tres veces, en el último de sus orgasmos también acabé yo, mi leche saltó a su pancita y su brazo derecho, o eso pensaba, la oscuridad no permitía ver y en cierta forma mejor, de haber habido luz seguramente ni estaríamos en la misma cama y mucho menos pajeándonos. 
De pronto sentí unos dedos en mi boca, un sabor suave, dulce y apenas ácido llegó a mi lengua.
- Tu premio. - me dijo Mimi, me había dado de probar sus jugos.
Luego se volteó, yo me le puse detrás y la abracé. 
- La próxima te doy yo el premio... - le dije y nos dormimos. 
Las ganas sobraban pero las barreras familiares nos frenaban mucho. 
*
A la mañana siguiente la luz ya había vuelto, era domingo, día de ocio, habíamos decidido hacer una maratón de películas después del almuerzo. Lo primero que hicimos al volver la luz fue poner a cargar los teléfonos, seguido a eso llevamos el desayuno a la cama, ese día no nos moveríamos de allí. 
Cuando encendí mi teléfono ví un mensaje de mi jefe que me llamó la atención, me pedía que me comunicara lo antes posible, que era algo importante. Decidí llamarlo en ese momento, mientras tomábamos mates y mi melliza me hacía cosquillas para molestarme. Cuando atendió mi jefe me dijo que debido a la pandemia y lo mucho que había bajado la productividad de la empresa estaban empezando a echar gente y que lo disculpara pero que debían prescindir de mis servicios, en la semana me mandarían mi liquidación y de nuevo se disculpaba. En pandemia y sin trabajo, si hubiera estado solo me la arreglaría pero si estaba Mica también las cosas se complicaban mucho, no quería pedirle plata a mis viejos ni comunicarles la noticia, seguramente se indignarían mucho y hasta Matías querría iniciarles un juicio o una demanda. La única que lo supo fue Mica y porque estaba al lado mío cuando colgué y vio mi cara de desolación.
- Me echaron Mimi... - le dije casi con lágrimas en los ojos. Ella me abrazó fuerte y trató de consolarme diciéndome que seguro pronto podría encontrar otro trabajo, yo, sabiendo que eso no sería así, solo la abracé y le dije que seguramente así sería.

Estuve bastante caído la mayor parte del día, comí sin ánimos y fingí lo mejor que pude en la charla con mis padres, Mimi me hacía reír con sus ocurrencias. La quería mucho por eso.
Cuando cortamos nos decidimos a ver una maratón de pelis, pero no decidíamos cuál, ella quería ver la trilogía de Star Wars, la que ella decía eran las mejores (Episodio IV, V y VI), pero yo quería ver El Señor De Los Anillos. Como no llegábamos a un acuerdo le dije:
- Si me sacas el control de las manos vemos lo que vos querés, si no entonces vemos La Comunidad Del Anillo! - y llevé el control a mi espalda. 
Ella se me tiró encima, quedando casi a horcajadas encima mío, manoteando a más no poder, tratando de quitármelo. Estaba en calza y a cada movimiento me frotaba la concha por el bulto. Yo la tomé de la cintura para inmovilizarla y llevé el control hacia arriba, ella se apretó aún más quedando a centímetros de mi boca, nos miramos a los ojos por un rato, su boca estaba muy cerca de la mía. Ella aprovechó ese momento de flaqueza y me arrebató el control. Se incorporó y cayó con todo el peso, mi pija estaba bien apoyada en su concha.
- ¡Te gané! ¡Yo elijo! - salió de encima y se acostó a mi lado boca abajo, con la cola muy cerca mío. La calza negra se transparentaba dejando en evidencia que debajo tenía una tanga roja. Ella ya estaba prendida con la película, tomé mi teléfono y le saqué una foto de cerca. 
- Mimi, ¿Me dejas verte la cola? - pregunté tímido.
- ¿Eso te va a poner de buen humor? - respondió con una pregunta...
- Muchísimo! -
- Bueno, mientras no me interrumpas...- sentenció ella y se llevó las manos a la cintura para bajarse la calza... La tela traslúcida no mentía, abajo tenía una tanga de encaje rojo, con finos elásticos a los costados. Sin interrumpirla y con mis ojos fijos en su cola empecé a pajearme, la calentura me trajo una idea.
- Che, ¿Y si empezamos a hacer y vender fotos tuyas? - Ella se volteó a verme, no le sorprendió verme la pija, sino la pregunta. 
- ¿Qué? - Pausó la película y me miró algo intrigada...

Continuará...

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3 comentarios - La Cuarentena, Mi Melliza y Yo, Capítulo 3

d3mian2811 +2
Cómo nos vas a dejar con ese final amigo!! Tremende relato