Primera parte: http://www.poringa.net/posts/relatos/3902698/Mi-primita-Sara.html
Al día siguiente de mi encuentro con Sara tuve que salir de viaje, llevaba tres días fuera y no podía sacar de mi mente a mi primita, su piel, su olor, su sabor y sobre todo su entrega total.
Por otra parte pensaba en Susana, no me sentía culpable con ella, no después de saber que ella también disfrutaba con Sara.
Ni siquiera sentía celos de ambas ya que era adorable verlas juntas y muy excitante.
La cosa estaba en que no sabía que iba a pasar después de… no sabía que esperaba Sara y me sentía un poco en sus manos, ella había jugado desde el principio y a lo mejor ahora ya que lo había conseguido no le seguía interesando.
Decidí esperar y verlas venir.
Eran más de las nueve cuando me dirigía hacia casa, ninguna de las dos estaría ya.
Estaba a tres calles de llegar cuando vi a Sara sentada en un banco con dos amigas.
Ellas también estaban riquísimas, pero no tenían el carisma de Sara. Estaba sentada en el centro y les contaba algo, se levantó y la admiré.
Llevaba una faldita corta, con una simple camiseta y estaba preciosa. Me vio y contoneándose se acercó a mi coche.
-Hola primito, ¿ya has llegado?
-Si –le dije mirando a las otras dos-
-¿Que pasa te gustan mis amigas? –me pregunto enfadada-
Quise jugar con ella por una vez ser yo quien jugaba.
-¿Te molesta princesa? Están muy ricas. –le dije sonriéndoles-
-¿No crees que eres muy mayor para ellas?
La rabia se reflejaba en sus ojos, echaba chispas y en ese momento desee poseerla allí mismo.
-¿Tienen tu edad no princesa? –Seguí con mi juego-
Se giró y las miro, aun se enfadó más al ver que ellas me sonreían tontamente, se levantaron y se acercaron mientras yo salía del coche.
-Hola chicas, soy el primo de Sara. –Les dije besándoles las mejillas-
Sara estaba de lo más indignada ante nuestras presentaciones.
-Iba a desayunar, si os apetece os invito –les dije al ver a Sara rabiosa-
Cruzamos los tres seguidos por Sara, entramos en una cafetería llena de gente.
-Primito ¿ya has visto a tu esposa? –lo dijo con saña queriéndome cortar el rollo-
Me sexo se hinchaba al tiempo que crecía su furia, estaba adorable, tenía hasta las mejillas encendidas.
Desayunamos los cuatro, ellas no paraban de contar cosas intentando agradarme y yo no dejaba de mirar a mi princesita rabiosa.
Las acompañe a la puerta y ellas tras besarme de nuevo entraron dejándome con la furia de Sara.
-¿De que vas primito?, ¿crees que puedes venir aquí a ligar con mis amigas? ¿Que era eso de que nunca habías sido infiel? Nadie lo diría después de ver como las hacías babear.
-¿Porque estas tan enfadada? Princesa no tienes motivos, desde que os vi solo he deseado follarte a ti. –le di un beso en su naricita y me fui-
Llegue a casa excitado, me desnudé en mi habitación y fui a la cocina a prepararme otro café cuando oí la puerta, me asomé al salón y la vi.
Sara estaba en la puerta mirándome con deseo. Me acerque a ella y sin quitarle la bolsa con los libros, metí mis manos bajo esa faldita y le baje las bragas, solo lo justo para ver su sexo y subí la faldita pare ver de nuevo su sexo. Me arrodille y acerque mi cara para olerla, empapándome de su aroma suspire.
-No te muevas princesa
-No lo hare
Acerqué mi boca a su sexo y sacando mi lengua lamí su pubis, sus ingles y hundí mis labios en su sexo, apenas podía abrir las piernas por las braguitas, casi no llegaba bien a su sexo al estar de pie; pero era tan excitante verla así de abandonada.
-¿Aun estas enfadada?
-No
-¿Quieres que siga?
-Sí
Le di la vuelta y sacando mi polla la puse entre sus piernas, sentía en mis huevos sus braguitas y me volvía loco, mi polla estaba durísima sintiendo su humedad, su calor.
-Por favor primo fóllame
-¿Ya cariño?
-Sí, estoy muy cachonda
Madre mía eso me enloquecía de ella, al momento era una tierna chiquilla y al siguiente la más zorra de las putas.
Agarre mi polla y con todas las limitaciones le metí más de media, ella jadeaba sin soltar la bolsa que aun colgaba en sus hombros y yo empujaba todo lo que podía.
-Rompe las bragas, necesito más Gustavo
Agarre un lateral y tire con las dos manos rompiéndolas, las tire al suelo y ella tiro la bolsa, empuje fuerte mientras subiendo su camiseta saque sus tetas y empecé a lamerlas, la empotraba contra la pared a cada arremetida, había subido su muslo a mis caderas y se la metía sin piedad, sentía su vagina apretarme y mi polla aun creció más dentro de ella.
Salí de su cuerpo unos segundos, la coloque bajo el marco de la puerta y puse una mano a cada lado del hueco y desde atrás tire de sus caderas y volví a clavársela con dureza, ella chillaba y gemía cada vez que mis huevos la golpeaban y mi polla llenaba bien su coñito. Miraba mi polla desaparecer entre sus nalgas redondas, blancas, duras y decidí que quería más.
Le froté los pezones entre mis dedos y tiré de ellos sin piedad con la misma dureza que se la metía y dos minutos después noté como se corría.
-Sí, Gustavo me corro
Mi polla chorreaba de sus juguitos y deseaba marcarla, partirla en dos.
-¿Te ha gustado pequeña?
-Sí, me encanta como me follas primito, siento haberme enfadado
-No lo sientas me ha puesto a cien
-¿De verdad no querías ligártelas?
-Sara solo pensaba en esto.
La puse de rodillas y ella agarró mi polla con una mano, acercó sus labios y empezó a lamer el capullo, unas gotas de semen lo coronaron y ella las lamió con gula. Empezó a metérsela en la boca sin soltar la base, me estaba volviendo majara. Quería córreme, pero iba a hacerlo en su culito.
La separe un poco y me arrodille ante ella, la bese, lamí sus labios y los mordí mientras acariciaba su clítoris entre mis dos dedos, lo sentía hincharse y ella jadeaba sobre mis labios entregada por completo.
-Date la vuelta, apoya tus tetitas en la mesa baja.
Ella se colocó como le había dicho y entonces seguí con mis caricias desde atrás, ella se tensó y empezó a correrse despacio, en ese momento metí un dedo en su ano, lo tenía mojado de sus jugos y patinó mientras ella gritaba como una posesa.
-Que gusto me das, no pares
Y no lo hice con una mano seguí acariciando su clítoris mientras otro dedo llenaba su culito virgen, lo saque y junte otro, me costó un poco, pero conseguí penetrarla. Ella se quejaba, pero jadeaba. Moví dentro los dedos, los separe y entre y salí. Durante más de diez minutos no hice nada más que dilatar su culito y besar su espalda, entonces saque mis dedos, me agarre la polla y la coloqué en la entrada.
-Es muy gorda Gustavo va a doler
-Agárrate a la mesa princesa, me muero por follarme tu culito.
Deje la faldita sobre los cachetes, mirando su agujerito y mi polla apoyada, casi me corro en ese instante, pero me aguanté, la agarré de la cintura y empujé lentamente, ella se quejaba y yo jadeaba metiéndole más de media polla. Paré unos segundos y le acaricié los riñones, la bese por donde podía y metí mis manos entre la mesa y ella agarrando sus tetas, las sobé bien hasta que jadeó y entonces soltándolas volví a su clítoris, lo volví a excitar y sentí como se hinchaba de nuevo entre mis dedos, ella ya gemía entregada a esa caricia cuando de un empujón la penetre completamente hasta los huevos.
-Dios, como duele
-Ya está princesa, tranquila
Pare dos minutos sin dejar las caricias y de nuevo se olvidó, se relajó y entonces solté su clítoris y la penetre con dos dedos mientras empezaba a mover mi polla en su culo.
-Madre mía Sara que placer, que culito tienes princesa, me matas
-Si Gustavo no pares
Igualé ambas penetraciones y ella se contrajo, empujé bien adentro y sentó como empezaba a correrme en su culo; ella entre gemidos también se corrió.
-Si primito como noto tu semen en mi culo, que rico.
Ambos nos corrimos como dos locos gritando, gimiendo. En ese momento nada importaba más que eso. Fue el mejor orgasmo de mi vida.
-Que rico primo, nunca había sentido nada igual, ha sido alucinante-estaba emocionada-
-Lo mismo digo princesa –le dije con total sinceridad-
Le dije mientras sacaba lentamente mi polla y un hilillo de semen salía de su culito abierto. La bese de nuevo en la punta de la nariz y me fui a duchar. Ella hizo lo mismo en el otro baño.
Completamente desnudo fui a por un refresco a la cocina y al volver la vi salir desnuda del baño, admire sus bellas formas, sus carnes prietas y su preciosa boca, el conjunto era demoledor.
-¿Te vas a clase?
-Preferiría no ir
-Quieres venir conmigo? Solo he de ver a un cliente y me puedes esperar en algún sitio tomando algo y luego comemos por ahí.
Su sonrisa ilumino mi vida en ese instante, ella disfrutaba de las pequeñas cosas como solo la inocencia te deja, solo a esa edad te alegras de cosas tan banales. (Pensé con envidia)
Pasamos el día juntos y ya por la tarde regresábamos a casa cuando ambos nos miramos, ella se mordió los labios y miró mi paquete, yo devolví su mirada y mire entre sus piernas. Ella con insolencia me saco la lengua como siempre se subió la falda, se giró y apartándose la braguita empezó a acariciarse.
Volví a desear hacerla mía, creí que me había saciado por días, pero volvía a estar empalmado como un caballo. Me metí en un camino y nada más desviarme me dijo.
-Ya primito para
Pare enseguida, ella se sentó sobre mí apoyando su espalda en el volante, bajó mi cremallera y liberó mi polla ya durísima y dispuesta.
Mientras ella me agarraba la polla yo retiraba su braguita intentando no romperla ya que ya le había roto unas. Ella se colocó rápido mi polla y bajo sobre ella, sentí su vagina estrecha como nunca. Casi me corrí antes de llegar a estar del todo dentro.
Sara me beso los labios, me los mordió como yo hacía con los suyos. No dejaba de mover las caderas en círculos al tiempo que subía y bajaba sobre mi hinchada polla, cada vez más deprisa. Apenas podía respirar entre mis jadeos y sus gemidos.
-Si primito córrete conmigo.
Bajo de golpe y se tensó apretando mi polla y lanzándome al más pronto de mis orgasmos y de los más intensos. Me temblaban las piernas cuando ella callo sobre mi besando mi cuello.
No volvimos a tener sexo en toda la semana, no nos quedamos solos. Pero tres noches después oí ruidos y me levante, estaba solo en la cama. Me asomé al pasillo y supe lo que pasaba antes de asomarme.
Estaban ambas desnudas en la cama de Sara, lamiéndose y dándose placer mutuamente, las mire mientras ambas se corrían entre gemiditos controlados.
Susana volvió y diez minutos después dormía profundamente no se dio cuenta que me levantaba y me iba a donde ella había estado. Dos minutos después estaba entre las mismas piernas que ella y saciándome en el coñito de mi primita Sara que me recibió hambriento como siempre.
-Me encanta que vengas a follarme después de ella, tu polla me enloquece.
-A mí me da muchísimo morbo veros y luego volver a follarte.
Así pasaron las semanas, una o dos veces por semana me follaba a Sara después de mi mujer y también follaba con Susana, nuestro sexo era hasta mejor, ahora ambos nos excitábamos más, porque los dos recordábamos un poco a Sara.
Un fin de semana fuimos a pasarlo con los nuestros y el sábado por la tarde fui con mi padre y tío al centro, una hora después encontramos a mi tía y mi madre. Me faltaban Sara y Susana y sabía que estarían haciendo esas dos golfillas.
Quede con ellos tres horas después en ese mismo sitio para cenar y me escape a casa sabiendo que ellos no regresarían.
Entre sigilosamente y las oí en nuestra habitación, Sara gemía mientras abría la puerta y veía la escena.
Sara completamente desnuda estaba tumbada en mi cama, mientras Susana como una perrita la lamia, ambas estaban enfrascadas en un espléndido sesentainueve.
Espere a que estuvieran más al límite y mientras me quite la ropa, cuando oí a Susana decir:
-Sigue Sara, voy a correrme chupa
Entre y en silencio me acerque, Susana dio un salto cuando notó mis manos en sus caderas y desde abajo Sara me sonrió.
-Tranquila Susana, sigue lamiendo a mi primita puta.
Su expresión era de preocupación, pero pronto la calentura ganó la batalla y bajo a lamer el coño de Sara mientras esta lamia el de ella, pero ahora sobaba mis pelotas.
Agarró mi polla y tras menearla ligeramente la llevó a la entrada de Susana y yo sin pensarlo empuje y la penetre sin miramientos, jamás había notado su coño tan mojado. Ella se quedó inmóvil.
-Gustavo, ¿qué haces?
-Follarte nena
Empecé a entrar y salir de su cuerpo sin piedad, golpeándome con su cuerpo cada vez que entraba en ella. Sara intensificó sus lamidas, la sentía en mis huevos y notaba como Susana estaba al límite, no paré ni cuando se corrió.
-Dios mío, si no paréis que bueno
Aparte a Susana y deje que mi polla cayera sobre la boca de Sara. Ella empezó a lamer mientras a nuestro lado Susana miraba embelesada. Me agarre la polla y la hundí en su boquita, ella se giró, se arrodillo y empezó a mamármela como solo ella sabía. Como chupaba la peque.
Al momento quería vaciarme en su boca, pero tuve fuerzas y la aparté, la tumbé en la cama y empecé a metérsela ante la mirada de perplejidad de mi mujer.
-Mira como me la follo Susana, quiero que veas como se corre con mi polla.
Susana se puso a mi lado de rodillas en la cama y miro como mi polla se hundía en el coñito de Sara.
-Sí cariño métesela bien, fóllate fuerte a esta putita.
Los tres estábamos a tope, empuje con dureza mientras abrace a Susana, baje la mano por su culo y la metí entre sus piernas, ella empezó a frotarse y cuando Sara se corrió ella estaba a punto.
Entonces coloque a Susana sobre Sara, ambas empezaron a besarse, a frotar sus tetas y yo tenía ante mi dos coños perfectos y empecé a follármelas a ambas.
Empujaba dentro de Sara, salía y la metía dentro de Susana, alternaba sus coños poniéndome a mil. Ellas jadeaban complacidas y tuve que parar antes de correrme. Me dolían los huevos de ganas de vaciarme.
Empecé entonces a penetrarlas con mis dedos, mientras ellas se frotaban, en una de esas metí un dedo en el culo de Susana, también quería hacerlo mío. Ella se quejó pero se dejó hacer, primero la penetre con uno, luego con dos y por ultimo empuje mi glande y la penetre ante sus chillidos.
-Me duele Gustavo
-Lo se puta, pero me encanta. Voy a daros polla a ambas hasta hartaros
Estaba fuera de mí, empuje y se la clave hasta los huevos, Sara lamia sus lágrimas y yo no pare hasta que noté como Susana se movía ligeramente buscando más, acelere mis arremetidas y ambos nos corrimos juntos.
Ella cayó rendida a un lado, medio dormida.
Yo fui a lavarme y entro Sara.
-Hola primito, ¿qué tal?
-Muy bien nena, ¿qué te ha parecido?
-Buenísimo, ¿a ti te ha gustado?
-Sí pero me ha faltado algo
-¿Qué?
La metí conmigo en la ducha y me arrodillé tras ella, lamí su culito, metí dos dedos y después subí y empecé a follárselo despacio, mordiendo su hombro, empujé lentamente hasta hacerme con ese culito estrecho y caliente.
-Me faltaba eso mi niña
-Ulm… que rico primo
-Me enloquece tu culo princesa, bueno me enloqueces tú.
Pase mi mano y empecé a acariciarla hasta que se corrió, entonces de rodillas en la bañera me la mamo y dos minutos después sentí que no solo me vaciaba los huevos, sino el alma. Nadie mamaba como Sara, siempre me hacía sentir como si me derramara sin remedio en su boca.
La subí y bese su boca, sus labios aun con mi semen.
-Te amo Gustavo no me alejés, los necesito. Tengo miedo
-Sara yo tampoco sabría vivir sin ti.
-¿y yo que? –dijo Susana desde la puerta-
-Sin ti tampoco tonta, ven mi amor –le dije a Susana, mirando a Sara con amor-
Susana entro y Sara le dijo, si podía quedarse con nosotros.
-Claro mi niña –dijo Susana acercándose-
Sara la abrazó diciéndole que la quería y yo abrazándolas a ambas les dije.
-Nenas las amo, si no me deján ducharme, no llegaremos a la cena…
Al día siguiente de mi encuentro con Sara tuve que salir de viaje, llevaba tres días fuera y no podía sacar de mi mente a mi primita, su piel, su olor, su sabor y sobre todo su entrega total.
Por otra parte pensaba en Susana, no me sentía culpable con ella, no después de saber que ella también disfrutaba con Sara.
Ni siquiera sentía celos de ambas ya que era adorable verlas juntas y muy excitante.
La cosa estaba en que no sabía que iba a pasar después de… no sabía que esperaba Sara y me sentía un poco en sus manos, ella había jugado desde el principio y a lo mejor ahora ya que lo había conseguido no le seguía interesando.
Decidí esperar y verlas venir.
Eran más de las nueve cuando me dirigía hacia casa, ninguna de las dos estaría ya.
Estaba a tres calles de llegar cuando vi a Sara sentada en un banco con dos amigas.
Ellas también estaban riquísimas, pero no tenían el carisma de Sara. Estaba sentada en el centro y les contaba algo, se levantó y la admiré.
Llevaba una faldita corta, con una simple camiseta y estaba preciosa. Me vio y contoneándose se acercó a mi coche.
-Hola primito, ¿ya has llegado?
-Si –le dije mirando a las otras dos-
-¿Que pasa te gustan mis amigas? –me pregunto enfadada-
Quise jugar con ella por una vez ser yo quien jugaba.
-¿Te molesta princesa? Están muy ricas. –le dije sonriéndoles-
-¿No crees que eres muy mayor para ellas?
La rabia se reflejaba en sus ojos, echaba chispas y en ese momento desee poseerla allí mismo.
-¿Tienen tu edad no princesa? –Seguí con mi juego-
Se giró y las miro, aun se enfadó más al ver que ellas me sonreían tontamente, se levantaron y se acercaron mientras yo salía del coche.
-Hola chicas, soy el primo de Sara. –Les dije besándoles las mejillas-
Sara estaba de lo más indignada ante nuestras presentaciones.
-Iba a desayunar, si os apetece os invito –les dije al ver a Sara rabiosa-
Cruzamos los tres seguidos por Sara, entramos en una cafetería llena de gente.
-Primito ¿ya has visto a tu esposa? –lo dijo con saña queriéndome cortar el rollo-
Me sexo se hinchaba al tiempo que crecía su furia, estaba adorable, tenía hasta las mejillas encendidas.
Desayunamos los cuatro, ellas no paraban de contar cosas intentando agradarme y yo no dejaba de mirar a mi princesita rabiosa.
Las acompañe a la puerta y ellas tras besarme de nuevo entraron dejándome con la furia de Sara.
-¿De que vas primito?, ¿crees que puedes venir aquí a ligar con mis amigas? ¿Que era eso de que nunca habías sido infiel? Nadie lo diría después de ver como las hacías babear.
-¿Porque estas tan enfadada? Princesa no tienes motivos, desde que os vi solo he deseado follarte a ti. –le di un beso en su naricita y me fui-
Llegue a casa excitado, me desnudé en mi habitación y fui a la cocina a prepararme otro café cuando oí la puerta, me asomé al salón y la vi.
Sara estaba en la puerta mirándome con deseo. Me acerque a ella y sin quitarle la bolsa con los libros, metí mis manos bajo esa faldita y le baje las bragas, solo lo justo para ver su sexo y subí la faldita pare ver de nuevo su sexo. Me arrodille y acerque mi cara para olerla, empapándome de su aroma suspire.
-No te muevas princesa
-No lo hare
Acerqué mi boca a su sexo y sacando mi lengua lamí su pubis, sus ingles y hundí mis labios en su sexo, apenas podía abrir las piernas por las braguitas, casi no llegaba bien a su sexo al estar de pie; pero era tan excitante verla así de abandonada.
-¿Aun estas enfadada?
-No
-¿Quieres que siga?
-Sí
Le di la vuelta y sacando mi polla la puse entre sus piernas, sentía en mis huevos sus braguitas y me volvía loco, mi polla estaba durísima sintiendo su humedad, su calor.
-Por favor primo fóllame
-¿Ya cariño?
-Sí, estoy muy cachonda
Madre mía eso me enloquecía de ella, al momento era una tierna chiquilla y al siguiente la más zorra de las putas.
Agarre mi polla y con todas las limitaciones le metí más de media, ella jadeaba sin soltar la bolsa que aun colgaba en sus hombros y yo empujaba todo lo que podía.
-Rompe las bragas, necesito más Gustavo
Agarre un lateral y tire con las dos manos rompiéndolas, las tire al suelo y ella tiro la bolsa, empuje fuerte mientras subiendo su camiseta saque sus tetas y empecé a lamerlas, la empotraba contra la pared a cada arremetida, había subido su muslo a mis caderas y se la metía sin piedad, sentía su vagina apretarme y mi polla aun creció más dentro de ella.
Salí de su cuerpo unos segundos, la coloque bajo el marco de la puerta y puse una mano a cada lado del hueco y desde atrás tire de sus caderas y volví a clavársela con dureza, ella chillaba y gemía cada vez que mis huevos la golpeaban y mi polla llenaba bien su coñito. Miraba mi polla desaparecer entre sus nalgas redondas, blancas, duras y decidí que quería más.
Le froté los pezones entre mis dedos y tiré de ellos sin piedad con la misma dureza que se la metía y dos minutos después noté como se corría.
-Sí, Gustavo me corro
Mi polla chorreaba de sus juguitos y deseaba marcarla, partirla en dos.
-¿Te ha gustado pequeña?
-Sí, me encanta como me follas primito, siento haberme enfadado
-No lo sientas me ha puesto a cien
-¿De verdad no querías ligártelas?
-Sara solo pensaba en esto.
La puse de rodillas y ella agarró mi polla con una mano, acercó sus labios y empezó a lamer el capullo, unas gotas de semen lo coronaron y ella las lamió con gula. Empezó a metérsela en la boca sin soltar la base, me estaba volviendo majara. Quería córreme, pero iba a hacerlo en su culito.
La separe un poco y me arrodille ante ella, la bese, lamí sus labios y los mordí mientras acariciaba su clítoris entre mis dos dedos, lo sentía hincharse y ella jadeaba sobre mis labios entregada por completo.
-Date la vuelta, apoya tus tetitas en la mesa baja.
Ella se colocó como le había dicho y entonces seguí con mis caricias desde atrás, ella se tensó y empezó a correrse despacio, en ese momento metí un dedo en su ano, lo tenía mojado de sus jugos y patinó mientras ella gritaba como una posesa.
-Que gusto me das, no pares
Y no lo hice con una mano seguí acariciando su clítoris mientras otro dedo llenaba su culito virgen, lo saque y junte otro, me costó un poco, pero conseguí penetrarla. Ella se quejaba, pero jadeaba. Moví dentro los dedos, los separe y entre y salí. Durante más de diez minutos no hice nada más que dilatar su culito y besar su espalda, entonces saque mis dedos, me agarre la polla y la coloqué en la entrada.
-Es muy gorda Gustavo va a doler
-Agárrate a la mesa princesa, me muero por follarme tu culito.
Deje la faldita sobre los cachetes, mirando su agujerito y mi polla apoyada, casi me corro en ese instante, pero me aguanté, la agarré de la cintura y empujé lentamente, ella se quejaba y yo jadeaba metiéndole más de media polla. Paré unos segundos y le acaricié los riñones, la bese por donde podía y metí mis manos entre la mesa y ella agarrando sus tetas, las sobé bien hasta que jadeó y entonces soltándolas volví a su clítoris, lo volví a excitar y sentí como se hinchaba de nuevo entre mis dedos, ella ya gemía entregada a esa caricia cuando de un empujón la penetre completamente hasta los huevos.
-Dios, como duele
-Ya está princesa, tranquila
Pare dos minutos sin dejar las caricias y de nuevo se olvidó, se relajó y entonces solté su clítoris y la penetre con dos dedos mientras empezaba a mover mi polla en su culo.
-Madre mía Sara que placer, que culito tienes princesa, me matas
-Si Gustavo no pares
Igualé ambas penetraciones y ella se contrajo, empujé bien adentro y sentó como empezaba a correrme en su culo; ella entre gemidos también se corrió.
-Si primito como noto tu semen en mi culo, que rico.
Ambos nos corrimos como dos locos gritando, gimiendo. En ese momento nada importaba más que eso. Fue el mejor orgasmo de mi vida.
-Que rico primo, nunca había sentido nada igual, ha sido alucinante-estaba emocionada-
-Lo mismo digo princesa –le dije con total sinceridad-
Le dije mientras sacaba lentamente mi polla y un hilillo de semen salía de su culito abierto. La bese de nuevo en la punta de la nariz y me fui a duchar. Ella hizo lo mismo en el otro baño.
Completamente desnudo fui a por un refresco a la cocina y al volver la vi salir desnuda del baño, admire sus bellas formas, sus carnes prietas y su preciosa boca, el conjunto era demoledor.
-¿Te vas a clase?
-Preferiría no ir
-Quieres venir conmigo? Solo he de ver a un cliente y me puedes esperar en algún sitio tomando algo y luego comemos por ahí.
Su sonrisa ilumino mi vida en ese instante, ella disfrutaba de las pequeñas cosas como solo la inocencia te deja, solo a esa edad te alegras de cosas tan banales. (Pensé con envidia)
Pasamos el día juntos y ya por la tarde regresábamos a casa cuando ambos nos miramos, ella se mordió los labios y miró mi paquete, yo devolví su mirada y mire entre sus piernas. Ella con insolencia me saco la lengua como siempre se subió la falda, se giró y apartándose la braguita empezó a acariciarse.
Volví a desear hacerla mía, creí que me había saciado por días, pero volvía a estar empalmado como un caballo. Me metí en un camino y nada más desviarme me dijo.
-Ya primito para
Pare enseguida, ella se sentó sobre mí apoyando su espalda en el volante, bajó mi cremallera y liberó mi polla ya durísima y dispuesta.
Mientras ella me agarraba la polla yo retiraba su braguita intentando no romperla ya que ya le había roto unas. Ella se colocó rápido mi polla y bajo sobre ella, sentí su vagina estrecha como nunca. Casi me corrí antes de llegar a estar del todo dentro.
Sara me beso los labios, me los mordió como yo hacía con los suyos. No dejaba de mover las caderas en círculos al tiempo que subía y bajaba sobre mi hinchada polla, cada vez más deprisa. Apenas podía respirar entre mis jadeos y sus gemidos.
-Si primito córrete conmigo.
Bajo de golpe y se tensó apretando mi polla y lanzándome al más pronto de mis orgasmos y de los más intensos. Me temblaban las piernas cuando ella callo sobre mi besando mi cuello.
No volvimos a tener sexo en toda la semana, no nos quedamos solos. Pero tres noches después oí ruidos y me levante, estaba solo en la cama. Me asomé al pasillo y supe lo que pasaba antes de asomarme.
Estaban ambas desnudas en la cama de Sara, lamiéndose y dándose placer mutuamente, las mire mientras ambas se corrían entre gemiditos controlados.
Susana volvió y diez minutos después dormía profundamente no se dio cuenta que me levantaba y me iba a donde ella había estado. Dos minutos después estaba entre las mismas piernas que ella y saciándome en el coñito de mi primita Sara que me recibió hambriento como siempre.
-Me encanta que vengas a follarme después de ella, tu polla me enloquece.
-A mí me da muchísimo morbo veros y luego volver a follarte.
Así pasaron las semanas, una o dos veces por semana me follaba a Sara después de mi mujer y también follaba con Susana, nuestro sexo era hasta mejor, ahora ambos nos excitábamos más, porque los dos recordábamos un poco a Sara.
Un fin de semana fuimos a pasarlo con los nuestros y el sábado por la tarde fui con mi padre y tío al centro, una hora después encontramos a mi tía y mi madre. Me faltaban Sara y Susana y sabía que estarían haciendo esas dos golfillas.
Quede con ellos tres horas después en ese mismo sitio para cenar y me escape a casa sabiendo que ellos no regresarían.
Entre sigilosamente y las oí en nuestra habitación, Sara gemía mientras abría la puerta y veía la escena.
Sara completamente desnuda estaba tumbada en mi cama, mientras Susana como una perrita la lamia, ambas estaban enfrascadas en un espléndido sesentainueve.
Espere a que estuvieran más al límite y mientras me quite la ropa, cuando oí a Susana decir:
-Sigue Sara, voy a correrme chupa
Entre y en silencio me acerque, Susana dio un salto cuando notó mis manos en sus caderas y desde abajo Sara me sonrió.
-Tranquila Susana, sigue lamiendo a mi primita puta.
Su expresión era de preocupación, pero pronto la calentura ganó la batalla y bajo a lamer el coño de Sara mientras esta lamia el de ella, pero ahora sobaba mis pelotas.
Agarró mi polla y tras menearla ligeramente la llevó a la entrada de Susana y yo sin pensarlo empuje y la penetre sin miramientos, jamás había notado su coño tan mojado. Ella se quedó inmóvil.
-Gustavo, ¿qué haces?
-Follarte nena
Empecé a entrar y salir de su cuerpo sin piedad, golpeándome con su cuerpo cada vez que entraba en ella. Sara intensificó sus lamidas, la sentía en mis huevos y notaba como Susana estaba al límite, no paré ni cuando se corrió.
-Dios mío, si no paréis que bueno
Aparte a Susana y deje que mi polla cayera sobre la boca de Sara. Ella empezó a lamer mientras a nuestro lado Susana miraba embelesada. Me agarre la polla y la hundí en su boquita, ella se giró, se arrodillo y empezó a mamármela como solo ella sabía. Como chupaba la peque.
Al momento quería vaciarme en su boca, pero tuve fuerzas y la aparté, la tumbé en la cama y empecé a metérsela ante la mirada de perplejidad de mi mujer.
-Mira como me la follo Susana, quiero que veas como se corre con mi polla.
Susana se puso a mi lado de rodillas en la cama y miro como mi polla se hundía en el coñito de Sara.
-Sí cariño métesela bien, fóllate fuerte a esta putita.
Los tres estábamos a tope, empuje con dureza mientras abrace a Susana, baje la mano por su culo y la metí entre sus piernas, ella empezó a frotarse y cuando Sara se corrió ella estaba a punto.
Entonces coloque a Susana sobre Sara, ambas empezaron a besarse, a frotar sus tetas y yo tenía ante mi dos coños perfectos y empecé a follármelas a ambas.
Empujaba dentro de Sara, salía y la metía dentro de Susana, alternaba sus coños poniéndome a mil. Ellas jadeaban complacidas y tuve que parar antes de correrme. Me dolían los huevos de ganas de vaciarme.
Empecé entonces a penetrarlas con mis dedos, mientras ellas se frotaban, en una de esas metí un dedo en el culo de Susana, también quería hacerlo mío. Ella se quejó pero se dejó hacer, primero la penetre con uno, luego con dos y por ultimo empuje mi glande y la penetre ante sus chillidos.
-Me duele Gustavo
-Lo se puta, pero me encanta. Voy a daros polla a ambas hasta hartaros
Estaba fuera de mí, empuje y se la clave hasta los huevos, Sara lamia sus lágrimas y yo no pare hasta que noté como Susana se movía ligeramente buscando más, acelere mis arremetidas y ambos nos corrimos juntos.
Ella cayó rendida a un lado, medio dormida.
Yo fui a lavarme y entro Sara.
-Hola primito, ¿qué tal?
-Muy bien nena, ¿qué te ha parecido?
-Buenísimo, ¿a ti te ha gustado?
-Sí pero me ha faltado algo
-¿Qué?
La metí conmigo en la ducha y me arrodillé tras ella, lamí su culito, metí dos dedos y después subí y empecé a follárselo despacio, mordiendo su hombro, empujé lentamente hasta hacerme con ese culito estrecho y caliente.
-Me faltaba eso mi niña
-Ulm… que rico primo
-Me enloquece tu culo princesa, bueno me enloqueces tú.
Pase mi mano y empecé a acariciarla hasta que se corrió, entonces de rodillas en la bañera me la mamo y dos minutos después sentí que no solo me vaciaba los huevos, sino el alma. Nadie mamaba como Sara, siempre me hacía sentir como si me derramara sin remedio en su boca.
La subí y bese su boca, sus labios aun con mi semen.
-Te amo Gustavo no me alejés, los necesito. Tengo miedo
-Sara yo tampoco sabría vivir sin ti.
-¿y yo que? –dijo Susana desde la puerta-
-Sin ti tampoco tonta, ven mi amor –le dije a Susana, mirando a Sara con amor-
Susana entro y Sara le dijo, si podía quedarse con nosotros.
-Claro mi niña –dijo Susana acercándose-
Sara la abrazó diciéndole que la quería y yo abrazándolas a ambas les dije.
-Nenas las amo, si no me deján ducharme, no llegaremos a la cena…
1 comentarios - Mi primita Sara II