Me entro astillas de hierro en los ojos por usar la moladora sin proteccion. Fui como pude con los ojos entrecerrados al hospital público, para que me las saquen.
Me atendió una doctora que apenas pude visualizarla pero su silueta era casi perfecta. me hizo apoyar el mentón en un aparato de metal donde con un lente y una aguja me sacaba las virutas clavadas, me puso anestesia previamente y unas gotas por la infección luego.
"no te saques los vendajes y hace reposo unas 48hs, viniste con alguien para que te lleve a tu casa?" me dijo la oculista con su voz grave pero dulce.
"No sabe nadie que estoy aquí pero si puede llamar a mi amigo para que me busque se lo voy a agradecer", le respondí.
me dijo que bueno y me llevo a un cuarto donde descansan los médicos cuando tienen largas guardias en el hospital, argumentó que no había nadie por la hora y que era mejor si esperaba recostado.
No pude evitar oler su perfume en todo el recorrido y sus manos suaves me despertaron sentidos que no sabía que poseía.
"Estas ciego pero no sos invisible, se nota tu erección" me susurro al oído y una vergüenza me sacudió el cuerpo.
Le pedí disculpas por la situación incómoda, aunque lejos de ofenderse me dijo que no era frecuente pero que podía entenderme.
Me ayudó a recostarme y sentí el rose de sus pechos en mi rostro, ahi ella me pidió disculpas y le respondí que no hay problema, que no es frecuente pero puede suceder. Nos reímos un rato y sentí como que se calló de pronto, que habrá estado mirando porque justo sentí una erección fuera de lo habitual. "Espero que no se haya dado cuenta", pensé pero era un deseo que no se cumplió.
Me desprendió el pantalón y metió su mano en el boxer, no sabía que hacer, estaba tirado en una cama con alguien que apenas vi y sin poder ver nada.
El juego del ciego me estaba gustando.
Empecé a sentir húmeda mi pija y luego la presión de unos labios, me estaba haciendo un pete tremendo donde la succión llevaba mucha sangre a la cabeza del pene y lo dejaba venoso a más no poder.
"Que linda pija y dura que tenes, puedo sentarme en ella?" consultó sin esperar respuesta porque ahí nomas sentí su cuerpo sobre el mío. Metí mi mano en su falda y note que no llevaba ropa interior, su concha estaba toda mojada y pude meter dos dedos en un instante, ya estaba abierta como para recibir mi sexo.
Se levantó la mini y con su mano llevo mi pija a su concha deseosa de carne. La sensación fue como una primera vez, la humedad y fricción estaban multiplicada por diez. Llevo sus tetas a mi cara y dijo que le chupe sus pezones; lo hice inmediatamente y sentí como se ponían duros, ahi nomas mordí suavemente, logrando un gemido que me hizo latir la pija.
"Te molesta si la pongo en la cola? es que quiero recibir toda la leche adentro" hablo en mi oído como estimulando todas las sensaciones. "Por supuesto que te dejo", contesté en el mismo momento.
Estaba apretado al principio pero la lubricación ya estaba lista con lo empapada que estaba mi pija en su concha. Un empujoncito y entro hasta el fondo. Estaba en cuclillas encima mío y se movía con un placer que no pude visualizar.
Estoy por terminar y ella también. Le tiré toda la leche adentro del orto y ella me salpico la panza con su fluido vaginal.
Me limpió, me dio un beso en la boca y se fue.
Mi amigo fue a buscarme a la hora siguiente y nunca más volví al hospital para ver a mi doctora braile, preferí recordarla sensorialmente, cosa que hago a veces cuando me masturbo con los ojos cerrados.
Me atendió una doctora que apenas pude visualizarla pero su silueta era casi perfecta. me hizo apoyar el mentón en un aparato de metal donde con un lente y una aguja me sacaba las virutas clavadas, me puso anestesia previamente y unas gotas por la infección luego.
"no te saques los vendajes y hace reposo unas 48hs, viniste con alguien para que te lleve a tu casa?" me dijo la oculista con su voz grave pero dulce.
"No sabe nadie que estoy aquí pero si puede llamar a mi amigo para que me busque se lo voy a agradecer", le respondí.
me dijo que bueno y me llevo a un cuarto donde descansan los médicos cuando tienen largas guardias en el hospital, argumentó que no había nadie por la hora y que era mejor si esperaba recostado.
No pude evitar oler su perfume en todo el recorrido y sus manos suaves me despertaron sentidos que no sabía que poseía.
"Estas ciego pero no sos invisible, se nota tu erección" me susurro al oído y una vergüenza me sacudió el cuerpo.
Le pedí disculpas por la situación incómoda, aunque lejos de ofenderse me dijo que no era frecuente pero que podía entenderme.
Me ayudó a recostarme y sentí el rose de sus pechos en mi rostro, ahi ella me pidió disculpas y le respondí que no hay problema, que no es frecuente pero puede suceder. Nos reímos un rato y sentí como que se calló de pronto, que habrá estado mirando porque justo sentí una erección fuera de lo habitual. "Espero que no se haya dado cuenta", pensé pero era un deseo que no se cumplió.
Me desprendió el pantalón y metió su mano en el boxer, no sabía que hacer, estaba tirado en una cama con alguien que apenas vi y sin poder ver nada.
El juego del ciego me estaba gustando.
Empecé a sentir húmeda mi pija y luego la presión de unos labios, me estaba haciendo un pete tremendo donde la succión llevaba mucha sangre a la cabeza del pene y lo dejaba venoso a más no poder.
"Que linda pija y dura que tenes, puedo sentarme en ella?" consultó sin esperar respuesta porque ahí nomas sentí su cuerpo sobre el mío. Metí mi mano en su falda y note que no llevaba ropa interior, su concha estaba toda mojada y pude meter dos dedos en un instante, ya estaba abierta como para recibir mi sexo.
Se levantó la mini y con su mano llevo mi pija a su concha deseosa de carne. La sensación fue como una primera vez, la humedad y fricción estaban multiplicada por diez. Llevo sus tetas a mi cara y dijo que le chupe sus pezones; lo hice inmediatamente y sentí como se ponían duros, ahi nomas mordí suavemente, logrando un gemido que me hizo latir la pija.
"Te molesta si la pongo en la cola? es que quiero recibir toda la leche adentro" hablo en mi oído como estimulando todas las sensaciones. "Por supuesto que te dejo", contesté en el mismo momento.
Estaba apretado al principio pero la lubricación ya estaba lista con lo empapada que estaba mi pija en su concha. Un empujoncito y entro hasta el fondo. Estaba en cuclillas encima mío y se movía con un placer que no pude visualizar.
Estoy por terminar y ella también. Le tiré toda la leche adentro del orto y ella me salpico la panza con su fluido vaginal.
Me limpió, me dio un beso en la boca y se fue.
Mi amigo fue a buscarme a la hora siguiente y nunca más volví al hospital para ver a mi doctora braile, preferí recordarla sensorialmente, cosa que hago a veces cuando me masturbo con los ojos cerrados.
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