Espero que todos puedan entender que este post no es una historia romántica, pero a veces para comprender la intensidad de las situaciones es necesario retroceder un poco. Hoy le pondremos nombres a los personajes intervinientes.
Una sola vez en mi vida me enamore, pero me enamoré perdidamente de una persona, Matías. Matías era todo lo que a mi me gusta de un hombre, alto, pelo oscuro, ojos verdes, musico, recuerdo que después de coger siempre tocaba la guitarra. Bueno eso no importa tanto, con Matías tuvimos nuestras idas y vueltas, cuando yo quise algo serio con él, no se podía, el flaco estaba en otra, y cuando él lo quiso yo ya había cambiado...
Un finde largo de pascuas mi familia se fue de vacaciones, entonces decidí invitarlo esos días, para que estemos juntos, claro que acepto. Llegó el jueves a casa, recuerdo que dejó su mochila me agarro de la cintura y comenzamos a besarnos, y garchamos por toda la casa, no hubo un solo lugar donde no hayamos tenido sexo, solo parábamos para ducharnos y comer algo, prácticamente no dormíamos. Legó el viernes, y me dijo que quería salir con los amigos, que volvía el sábado al medio día y se quedaba conmigo, claro, yo no tenía problema, pero no pensaba quedarme esperándolo.
Esa misma semana unos días antes mi mejor amiga me había dicho que quería presentarme a un compañero de trabajo, Diego, siempre tuve una particular debilidad con los hombres más grandes. Él tenia mas de 40 años, y cuando sé fue Matías le escribí. No tuvo problemas, coordinamos y nos vimos esa misma noche, me pasó a buscar en la moto y fuimos a un bar, tomamos algunas birras. Después de un par de horas yo ya estaba medio entonada, me ofreció ir a un telo, y por un momento pensé en Matías, pero por algún motivo no me importó demasiado y accedí a ir con él.
Terminamos en un hotel de panamericana, Diego era una persona que tenía una autoestima muy alta, hablaba con todo el mundo, aunque no los conociera, para mi eso es un poco raro, pero bueno, mientras esperábamos que nos dieran una habitación se puso a charlar con una pareja que también estaba esperando en el estacionamiento. Yo moría de vergüenza, pero por suerte no tardaron demasiado en darnos la habitación. Entramos, e igual que en los otros relatos, estaba nerviosa, bueno casi siempre cuando hago ese tipo de cosas me pongo nerviosa. Nos desnudamos, y ahí entendí porque tenía tanta autoestima, esa pija, por favor, era la pija más grande que había visto en mi vida, como si fuera un actor porno, realmente no hay palabras para describir lo que era eso, empezó a garcharme muy abruptamente, me agarró los tobillos, los colocó al lado de mi cuello, dejándome apoyada sobre la parte superior de mi espalda y sin soltarme las piernas me penetró muy fuerte, sentía como mi concha se dilataba, estaba muy mojada, a él no le importaba mucho, su cabeza estaba totalmente ida, porque hace mucho tiempo quería garcharse a una pendeja, y no había podido. Me usó de todas las formas posibles, en un momento me recostó, saco un aceite para bebes de su mochila, me lo puso por la espalda y comenzó a hacerme masajes, me masajeó la espalda lentamente, me relaje mucho, poco a poco empezó a bajar, sentía sus manos como masajeaban mi culo firmemente, con movimientos circulares empezó a entrar cada vez más en mi cola, pasaba sus dedos, empezaba a meter uno muy lentamente, me puse nerviosa solo de pensar en el tamaño de su pija, pero a la vez era tan placentero que no podía resistirme, me tocaba la concha, hacía que se mezcle todo mi flujo junto con el aceite que tenia en sus manos, ya no se diferenciaba con que me estaba masajeando, me penetro con su dedo, mientras acariciaba mi clítoris, lo movía dentro mío haciendo que me dilate cada vez más, cuando estaba a punto de acabar, me agarró me paró, me puso contra la pared, apoyo su pija en mi cola, y empezó a penetrarme, no fue muy dulce que digamos, recuerdo decirle que me dolía, pero no le dio importancia, él no paro hasta que su pija estuvo toda metida dentro mío. Comenzó garcharme tan fuerte que sentía como mis piernas se aflojaban, me temblaba todo el cuerpo, cada vez que el sacaba toda su pija de mi culo, sentía lo abierto que me estaba quedando, esa pija era enorme en todos los sentidos posibles. Yo ya estaba totalmente perdida, mi cuerpo no daba más, no tenia energías ni siquiera para gemir prácticamente. Terminó de cogerme el culo, me tiró sobre la cama, y agarrándome del pelo comenzó a masturbarse en mi cara hasta llenármela toda de leche. Esa noche al intentar dormir, no podía dejar de pensar en Matías, de alguna forma lo había engañado. Al día siguiente al medio día maso menos, Diego me llevo a mi casa, recuerdo haberme bajado de la moto, y sentir en cada paso lo abierta y mojada que aun estaba. Al entrar dejé mis cosas, comencé a lavar los platos que habían quedado del día anterior, y en seguida sonó el timbre, no llegué a ducharme, era Matías que ya había vuelto, me sonrojé mucho, no sabia como mirarlo a la cara sabiendo que estaba toda garchada por otro tipo.
Me saludó muy cariñosamente, era el extasis en nuestra relación, si bien no éramos pareja nuestro lazo era muy fuerte. Decidimos ver una película, bueno "ver una película", nos recostamos en mi cama, de costado, el detrás mío, comenzó a tocarme la espalda, me acarició el pelo, sentía sus labios en mi piel, estaba llena de placer, cada experiencia es única, pero esto era distinto, después de un buen rato de solo tocarme la espalda, me dio vuelta, se puso encima mío y me penetró, solo hicieron falta tres veces para tener el mejor orgasmo de mi vida, sentí como mi cuerpo se despegaba de la cama, flotaba mi mente de placer, estaba agitada, transpirada, sin fuerza, y le rogaba, le suplicaba que me cogiera más fuerte, no quería que pare. Lo agarré, lo acosté, me subí encima suyo y me metí su pija lo mas profundo que pude, y comencé a moverme desesperadamente, hasta que no pude más, hacia calor, cada vez más calor en la habitación, veía su cara de placer, y la mía, no podíamos más, estuve encima suyo hasta que no podía coordinar más mis movimientos, sentía la garganta seca de tanto gemir. Salí de encima suyo comencé a chuparle la pija, sentía el sabor a flujo mío mezclado con el de Diego, y el sabor a pija de Matías, hasta que se me llenó la cara de saliva, se me salía por las comisuras de la boca, me atragantaba con esa pija tan suave que me había dado tanto placer, Matías me pedía que pare, y yo no podía, estaba tan desesperada que me la metí toda entera, él no se contuvo y largó todo su semen justo en mi garganta.
Levanté la mirada, con la boca toda llena de leche, me acarició la mejilla, le mostré como tragaba toda su leche y con su intensa mirada me sonrió.
Una sola vez en mi vida me enamore, pero me enamoré perdidamente de una persona, Matías. Matías era todo lo que a mi me gusta de un hombre, alto, pelo oscuro, ojos verdes, musico, recuerdo que después de coger siempre tocaba la guitarra. Bueno eso no importa tanto, con Matías tuvimos nuestras idas y vueltas, cuando yo quise algo serio con él, no se podía, el flaco estaba en otra, y cuando él lo quiso yo ya había cambiado...
Un finde largo de pascuas mi familia se fue de vacaciones, entonces decidí invitarlo esos días, para que estemos juntos, claro que acepto. Llegó el jueves a casa, recuerdo que dejó su mochila me agarro de la cintura y comenzamos a besarnos, y garchamos por toda la casa, no hubo un solo lugar donde no hayamos tenido sexo, solo parábamos para ducharnos y comer algo, prácticamente no dormíamos. Legó el viernes, y me dijo que quería salir con los amigos, que volvía el sábado al medio día y se quedaba conmigo, claro, yo no tenía problema, pero no pensaba quedarme esperándolo.
Esa misma semana unos días antes mi mejor amiga me había dicho que quería presentarme a un compañero de trabajo, Diego, siempre tuve una particular debilidad con los hombres más grandes. Él tenia mas de 40 años, y cuando sé fue Matías le escribí. No tuvo problemas, coordinamos y nos vimos esa misma noche, me pasó a buscar en la moto y fuimos a un bar, tomamos algunas birras. Después de un par de horas yo ya estaba medio entonada, me ofreció ir a un telo, y por un momento pensé en Matías, pero por algún motivo no me importó demasiado y accedí a ir con él.
Terminamos en un hotel de panamericana, Diego era una persona que tenía una autoestima muy alta, hablaba con todo el mundo, aunque no los conociera, para mi eso es un poco raro, pero bueno, mientras esperábamos que nos dieran una habitación se puso a charlar con una pareja que también estaba esperando en el estacionamiento. Yo moría de vergüenza, pero por suerte no tardaron demasiado en darnos la habitación. Entramos, e igual que en los otros relatos, estaba nerviosa, bueno casi siempre cuando hago ese tipo de cosas me pongo nerviosa. Nos desnudamos, y ahí entendí porque tenía tanta autoestima, esa pija, por favor, era la pija más grande que había visto en mi vida, como si fuera un actor porno, realmente no hay palabras para describir lo que era eso, empezó a garcharme muy abruptamente, me agarró los tobillos, los colocó al lado de mi cuello, dejándome apoyada sobre la parte superior de mi espalda y sin soltarme las piernas me penetró muy fuerte, sentía como mi concha se dilataba, estaba muy mojada, a él no le importaba mucho, su cabeza estaba totalmente ida, porque hace mucho tiempo quería garcharse a una pendeja, y no había podido. Me usó de todas las formas posibles, en un momento me recostó, saco un aceite para bebes de su mochila, me lo puso por la espalda y comenzó a hacerme masajes, me masajeó la espalda lentamente, me relaje mucho, poco a poco empezó a bajar, sentía sus manos como masajeaban mi culo firmemente, con movimientos circulares empezó a entrar cada vez más en mi cola, pasaba sus dedos, empezaba a meter uno muy lentamente, me puse nerviosa solo de pensar en el tamaño de su pija, pero a la vez era tan placentero que no podía resistirme, me tocaba la concha, hacía que se mezcle todo mi flujo junto con el aceite que tenia en sus manos, ya no se diferenciaba con que me estaba masajeando, me penetro con su dedo, mientras acariciaba mi clítoris, lo movía dentro mío haciendo que me dilate cada vez más, cuando estaba a punto de acabar, me agarró me paró, me puso contra la pared, apoyo su pija en mi cola, y empezó a penetrarme, no fue muy dulce que digamos, recuerdo decirle que me dolía, pero no le dio importancia, él no paro hasta que su pija estuvo toda metida dentro mío. Comenzó garcharme tan fuerte que sentía como mis piernas se aflojaban, me temblaba todo el cuerpo, cada vez que el sacaba toda su pija de mi culo, sentía lo abierto que me estaba quedando, esa pija era enorme en todos los sentidos posibles. Yo ya estaba totalmente perdida, mi cuerpo no daba más, no tenia energías ni siquiera para gemir prácticamente. Terminó de cogerme el culo, me tiró sobre la cama, y agarrándome del pelo comenzó a masturbarse en mi cara hasta llenármela toda de leche. Esa noche al intentar dormir, no podía dejar de pensar en Matías, de alguna forma lo había engañado. Al día siguiente al medio día maso menos, Diego me llevo a mi casa, recuerdo haberme bajado de la moto, y sentir en cada paso lo abierta y mojada que aun estaba. Al entrar dejé mis cosas, comencé a lavar los platos que habían quedado del día anterior, y en seguida sonó el timbre, no llegué a ducharme, era Matías que ya había vuelto, me sonrojé mucho, no sabia como mirarlo a la cara sabiendo que estaba toda garchada por otro tipo.
Me saludó muy cariñosamente, era el extasis en nuestra relación, si bien no éramos pareja nuestro lazo era muy fuerte. Decidimos ver una película, bueno "ver una película", nos recostamos en mi cama, de costado, el detrás mío, comenzó a tocarme la espalda, me acarició el pelo, sentía sus labios en mi piel, estaba llena de placer, cada experiencia es única, pero esto era distinto, después de un buen rato de solo tocarme la espalda, me dio vuelta, se puso encima mío y me penetró, solo hicieron falta tres veces para tener el mejor orgasmo de mi vida, sentí como mi cuerpo se despegaba de la cama, flotaba mi mente de placer, estaba agitada, transpirada, sin fuerza, y le rogaba, le suplicaba que me cogiera más fuerte, no quería que pare. Lo agarré, lo acosté, me subí encima suyo y me metí su pija lo mas profundo que pude, y comencé a moverme desesperadamente, hasta que no pude más, hacia calor, cada vez más calor en la habitación, veía su cara de placer, y la mía, no podíamos más, estuve encima suyo hasta que no podía coordinar más mis movimientos, sentía la garganta seca de tanto gemir. Salí de encima suyo comencé a chuparle la pija, sentía el sabor a flujo mío mezclado con el de Diego, y el sabor a pija de Matías, hasta que se me llenó la cara de saliva, se me salía por las comisuras de la boca, me atragantaba con esa pija tan suave que me había dado tanto placer, Matías me pedía que pare, y yo no podía, estaba tan desesperada que me la metí toda entera, él no se contuvo y largó todo su semen justo en mi garganta.
Levanté la mirada, con la boca toda llena de leche, me acarició la mejilla, le mostré como tragaba toda su leche y con su intensa mirada me sonrió.
3 comentarios - Cuando el amor no es para todos