Las amigas de mamá
Hace mucho tiempo mi vieja tenía un grupo de amigas que se juntaba a debatir temas de salud pública e interés general. Una vez a la semana estaban toda la tarde de cháchara. Cierta vez el tema derivó en como se cuidaba la juventud a la hora de tener sexo.
Recuerdo que me llamaron para consultarme. Yo mentí más o menos bien y dije que usaba preservativo. Una vez que las dejé conformes me retiré a la cocina a tomarme un café. Enseguida entró la más joven del grupo, que en ese entonces rondaría los 45 años cuando yo tenia 21 y me increpó
S- Como mentiste recién, eh...
Y- por?
S- no usas preservativo, verdad?
Y- bueno, eh, sí, o sea, a veces...
S- sos tan lindo cuando te ponés nervioso...
Y-...
S- decime, como te gusta... Coger digo.
Y- ah... Ehh. Sin nada, o sea, la saco antes.
S- y se la tirás encima?
Y- si, en la panza, las tetas, la cola si es en 4... Aunque a veces le acabo en la boca... Y ella traga...
S- ah, pero que pendejo turro resultaste... Nunca acabás adentro?
Y- mmm no.
S- y te gustaría hacerlo?
Y- seeee...
Ahí nomás me dio un beso y me apretó la pija.
S- me lo harías a mí?
Y- ahora?
S- jaja. No tontito, en casa. El lunes, que mi marido trabaja hasta tarde.
Por toda respuesta asentí como un tonto. Ella me dio un papel con su dirección y la hora a la que debía llegar.
Hago una pausa para describir a Serena. Petisa, delgada de caderas anchas, tetas pequeñas y paraditas con unos rulos salvajes y cara de puta. Claro que esto último lo noté después de conocerla bien.
Ese lunes poco después de las 4 de la tarde estaba en la puerta de su casa tocando timbre todo nervioso.
Me abrió la puerta, me hizo pasar y sentarme en una sala de estar con varios sillones grandes de cuero claro.
S- Servite algo que ya vengo.
Y- ok.
Tomé agua solo por hacer algo. Apareció unos minutos después con una bata transparente abierta y una tanga. Sus tetas a la vista tenían unos pezones grandes color canela.
S- te gusta lo que ves?
Y- si.. si, mucho!
Se acercó a mí y me sacó la remera casi de un tirón.
S- tranqui, lindo. Relajate.
Me hizo parar y me sacó el resto de la ropa dejando mi pija parada en su cara.
S- mirá como me recibe! Se saluda con un beso!
Empezó una mamada suave pero profunda, de experta con calma. Solo duró 1 minuto, pero casi me hace explotar.
S- quiero ver como te portás vos!
Se sentó con las piernas separadas y su mirada perversa invitándome. Yo me senté a su lado y sin perder tiempo, pero sin parecer desesperado, la besaba y manoseaba.
Apretaba sus tetas, acariciaba su piel y pasaba un dedo o dos pir arriba de la tela de la tanga. La corrí y metí 2 dedos sin piedad. Ya estaba mojada y entraron sin problema. No resistí más y me dispuse a metérsela. Ella solo levantó las piernas y yo me arrodillé en el suelo. Corrí la tanga y apunté. Sin detenerme llegué hasta el fondo.
S- Ahhh! Pero que linda pija que tenías! Cogeme bien, pendejo!
Arranqué a moverme de a poco para acostumbrarme y fui subiendo el ritmo. Ella me atraía con sus manos, obligándome a quedarme bien adentro.
S- Aah aah sii siii... Como me gusta tu pijaaaa!
Y- tu concha... me está volviendo loco... No voy a poder... aguantar mucho más!
Me empujó y me hizo sentar en el sillón. Se sacó la tanga y se subió arriba mío. Me cabalgó como una guerrera. Agarrada con una mano de mi hombro y otra apretándose las tetas subía y bajaba a la vez que yo levantaba mi cadera. No podía más.
Y- Aah ahh... Ahora sí... Voy a acabar!
S- dejalo salir nene. Dámela toda!
Y- aaaahh!
S- aaay siii... Como me gusta que me llenen!
Nos quedamos unos segundos descansando así, con sus tetas en mi cara. Me puse a besarlas. Ella movía sus caderas suavemente.
S- como me gusta esto! Me estás calentando! Mmmh...
Yo también me estaba calentando, así que la levanté, notando mi pija bañada en mi propia leche, y la senté a mi lado. Le abrí las piernas y mientras volvía a atacar sus tetas con la boca y una mano, la pajeaba con la otra.
S- aah... Qué bien que lo hacés! No pares!
No pasó mucho hasta que acabó ruidosamente.
S- AAAAH! Seee! Ay ay... Uffff
Le di unos segundos de descanso y mostrándole mi erección le hice saber que quería más.
S- de nuevo? Me encanta la energía de la juventud! Jaja
Se dio vuelta y arrodillada con el culito parado me invitó a seguir. Le metí dos dedos en la concha y con un dedo lleno de semen se lo metí en ese culo provocador.
S- aaay... Despacito con mi cola! No soy de juguete!
No hice mucho caso y le di una paja brutal. De tanto en tanto sacaba mis dedos de su concha y le metía un par de pijazos, o sacaba el del culo y le frotaba el tronco todo lubricado.
Cuando sus gemidos aumentaron, la agarré de la cintura y la cogí fuerte, entrando a fondo y saliendo poco.
S- ah ah ah... Me vas a mataaar! Me voy otra veeeez!
Se aflojó un poco, por lo que aproveché y le levanté más la cadera. Sin sacar mi pija de su concha, le metí dos dedos en el culo. No puso resistencia, solo gemía, casi ahogada.
S- aah aha aahh... Damela de una vez!
Como si mi pija escuchara le solté todo lo que me quedaba en 3 oleadas de placer intenso. Cuando la saqué me alejé un paso para admirar mi obra.
Serena estaba con la cabeza apoyada en el respaldo, las piernas temblando, jadeando para recuperarse y chorreando leche de su concha sin depilar.
S- aaay por favooor... Que cogida me diste, pendejo!
Nuestras sonrisas se cruzaron. Estábamos ambos muy satisfechos.
Me duché, me vestí y me despedí con la intención de repetirlo, pero ella me dio a entender que era cosa de una vez...
Hace mucho tiempo mi vieja tenía un grupo de amigas que se juntaba a debatir temas de salud pública e interés general. Una vez a la semana estaban toda la tarde de cháchara. Cierta vez el tema derivó en como se cuidaba la juventud a la hora de tener sexo.
Recuerdo que me llamaron para consultarme. Yo mentí más o menos bien y dije que usaba preservativo. Una vez que las dejé conformes me retiré a la cocina a tomarme un café. Enseguida entró la más joven del grupo, que en ese entonces rondaría los 45 años cuando yo tenia 21 y me increpó
S- Como mentiste recién, eh...
Y- por?
S- no usas preservativo, verdad?
Y- bueno, eh, sí, o sea, a veces...
S- sos tan lindo cuando te ponés nervioso...
Y-...
S- decime, como te gusta... Coger digo.
Y- ah... Ehh. Sin nada, o sea, la saco antes.
S- y se la tirás encima?
Y- si, en la panza, las tetas, la cola si es en 4... Aunque a veces le acabo en la boca... Y ella traga...
S- ah, pero que pendejo turro resultaste... Nunca acabás adentro?
Y- mmm no.
S- y te gustaría hacerlo?
Y- seeee...
Ahí nomás me dio un beso y me apretó la pija.
S- me lo harías a mí?
Y- ahora?
S- jaja. No tontito, en casa. El lunes, que mi marido trabaja hasta tarde.
Por toda respuesta asentí como un tonto. Ella me dio un papel con su dirección y la hora a la que debía llegar.
Hago una pausa para describir a Serena. Petisa, delgada de caderas anchas, tetas pequeñas y paraditas con unos rulos salvajes y cara de puta. Claro que esto último lo noté después de conocerla bien.
Ese lunes poco después de las 4 de la tarde estaba en la puerta de su casa tocando timbre todo nervioso.
Me abrió la puerta, me hizo pasar y sentarme en una sala de estar con varios sillones grandes de cuero claro.
S- Servite algo que ya vengo.
Y- ok.
Tomé agua solo por hacer algo. Apareció unos minutos después con una bata transparente abierta y una tanga. Sus tetas a la vista tenían unos pezones grandes color canela.
S- te gusta lo que ves?
Y- si.. si, mucho!
Se acercó a mí y me sacó la remera casi de un tirón.
S- tranqui, lindo. Relajate.
Me hizo parar y me sacó el resto de la ropa dejando mi pija parada en su cara.
S- mirá como me recibe! Se saluda con un beso!
Empezó una mamada suave pero profunda, de experta con calma. Solo duró 1 minuto, pero casi me hace explotar.
S- quiero ver como te portás vos!
Se sentó con las piernas separadas y su mirada perversa invitándome. Yo me senté a su lado y sin perder tiempo, pero sin parecer desesperado, la besaba y manoseaba.
Apretaba sus tetas, acariciaba su piel y pasaba un dedo o dos pir arriba de la tela de la tanga. La corrí y metí 2 dedos sin piedad. Ya estaba mojada y entraron sin problema. No resistí más y me dispuse a metérsela. Ella solo levantó las piernas y yo me arrodillé en el suelo. Corrí la tanga y apunté. Sin detenerme llegué hasta el fondo.
S- Ahhh! Pero que linda pija que tenías! Cogeme bien, pendejo!
Arranqué a moverme de a poco para acostumbrarme y fui subiendo el ritmo. Ella me atraía con sus manos, obligándome a quedarme bien adentro.
S- Aah aah sii siii... Como me gusta tu pijaaaa!
Y- tu concha... me está volviendo loco... No voy a poder... aguantar mucho más!
Me empujó y me hizo sentar en el sillón. Se sacó la tanga y se subió arriba mío. Me cabalgó como una guerrera. Agarrada con una mano de mi hombro y otra apretándose las tetas subía y bajaba a la vez que yo levantaba mi cadera. No podía más.
Y- Aah ahh... Ahora sí... Voy a acabar!
S- dejalo salir nene. Dámela toda!
Y- aaaahh!
S- aaay siii... Como me gusta que me llenen!
Nos quedamos unos segundos descansando así, con sus tetas en mi cara. Me puse a besarlas. Ella movía sus caderas suavemente.
S- como me gusta esto! Me estás calentando! Mmmh...
Yo también me estaba calentando, así que la levanté, notando mi pija bañada en mi propia leche, y la senté a mi lado. Le abrí las piernas y mientras volvía a atacar sus tetas con la boca y una mano, la pajeaba con la otra.
S- aah... Qué bien que lo hacés! No pares!
No pasó mucho hasta que acabó ruidosamente.
S- AAAAH! Seee! Ay ay... Uffff
Le di unos segundos de descanso y mostrándole mi erección le hice saber que quería más.
S- de nuevo? Me encanta la energía de la juventud! Jaja
Se dio vuelta y arrodillada con el culito parado me invitó a seguir. Le metí dos dedos en la concha y con un dedo lleno de semen se lo metí en ese culo provocador.
S- aaay... Despacito con mi cola! No soy de juguete!
No hice mucho caso y le di una paja brutal. De tanto en tanto sacaba mis dedos de su concha y le metía un par de pijazos, o sacaba el del culo y le frotaba el tronco todo lubricado.
Cuando sus gemidos aumentaron, la agarré de la cintura y la cogí fuerte, entrando a fondo y saliendo poco.
S- ah ah ah... Me vas a mataaar! Me voy otra veeeez!
Se aflojó un poco, por lo que aproveché y le levanté más la cadera. Sin sacar mi pija de su concha, le metí dos dedos en el culo. No puso resistencia, solo gemía, casi ahogada.
S- aah aha aahh... Damela de una vez!
Como si mi pija escuchara le solté todo lo que me quedaba en 3 oleadas de placer intenso. Cuando la saqué me alejé un paso para admirar mi obra.
Serena estaba con la cabeza apoyada en el respaldo, las piernas temblando, jadeando para recuperarse y chorreando leche de su concha sin depilar.
S- aaay por favooor... Que cogida me diste, pendejo!
Nuestras sonrisas se cruzaron. Estábamos ambos muy satisfechos.
Me duché, me vestí y me despedí con la intención de repetirlo, pero ella me dio a entender que era cosa de una vez...
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