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Quise ser sumiso y la sufrí. Parte 2.

La parte 1 la encuentran aquí:
https://m.poringa.net/posts/relatos/3935084/Quise-ser-sumiso-y-la-sufri-Parte-1.html

Llego al lugar y me encuentro con una casa antigua pero bien conservada, toco el timbre y se escucha una voz femenina por el portero electrico:

Dómina - sí, quién es?
Yo - hola, mi nombre es Federico. Concerté una cita para las 18 horas.
Dómina - ya te abro.

Yo estaba nervioso, no era un novato en situaciones similares pero nunca había ido a una mazmorra de dominación, como le llamaban al lugar.

Se abre la puerta y ahí estaba ella, mi ama, la Dómina que tanto deseaba. Pelo negro, un maquillaje pefecto, los ojos bien delineados, los labios color violeta. Un cuerpo esbelto, vestida con cuero, mucho cuero que realzaba una figura que parecía salida de una película porno.

Quise ser sumiso y la sufrí. Parte 2.


Dómina - Hola, pasá rápido que hoy tenemos varias sesiones de todo tipo.

El lugar era enorme, habia un hall con muchas puertas hacia diferentes habitaciones. Se escuchaban gemidos, gritos de dolor, la voz de una mujer que gritaba con autoridad, "¡sos muy puto, esto es lo que te merecés! Aaaaaah".

Dómina - Tomá asiento que termino de acondicionar la habitación, ahora viene Silvia y le abonás.
Yo - Bueno, dale.

Un minuto después se abre la puerta de donde se escuchó el grito de la mujer autoritaria. Sale una mujer en portaligas, con una cinturita pequeña, apretada por el corset, y unas caderas que me quitaba el aire cuando caminaba, tenía unas botas de cuero que le llegaban arriba de la rodilla, un peinado con rulos al mejor estilo años '80.

Yo por dentro ya estaba enamorado, pero no era a quien había elegido previamente.

Ella se acerca y me dice -Hola, soy Silvia.
Yo -Hola, tengo que pagarte a vos?
Silvia -Si, pero mirá, hoy tenemos varias sesiones y una de las amas no pudo venir, con lo que tenemos una clienta que viene a las clases de entrenamiento y quería saber si estás dispuesto a que ella participe de tu sesión. Hace un curso de dominación, si vos querés no participa pero estaría bueno que al menos pueda presenciar la sesión para aprender de tu Dómina.

Yo, sintiendo que gané la lotería y creyéndome el más pija del condado respondí: -Bueno, no hay problema pero el costo es otro?
Silvia -No, todo lo contrario, van mitad y mitad con ella.
Yo -Ah, buenísimo.
Yo estaba contentísimo, iba a cumplir mi fantasía y encima otra persona que iba a ese lugar a aprender pagaba la mitad, era lo mejor que me pasó en la vida.

Pagué y quedé esperando a mi Dómina que me avisara que estaba todo listo cuando escucho unos pasos. De la habitación que salió Silvia surgía la figura de un hombre desnudo, con una pija no muy grande pero gorda, chorreando un hilo de líquido preseminal. Era el esclavo de Silvia, al pasar por mi lado noto que camina con un poco de dificultad.
El esclavo, gira hacia mí pero no levanta la vista y hace una reverencia: -Buenas tardes señor, y continúa caminando hacia una barra donde Silvia estaba sirviendo unos tragos.
Al pasar de largo, puedo ver que el esclavo lleva un abridor anal con terminaciones de brillitos enterrado en el culo.
A los pocos minutos se acerca el esclavo con una bandeja y me ofrece whisky, un genio, era justo lo que necesitaba.
Yo -cuánto es?
Esclavo -nada, yo invito.
Le agradecí y siguió su camino. Yo no lo podía creer, me sentía como pez en el agua, como si hubiera nacido para estar en un lugar así.

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No dejaba de mirar a Silvia que estaba a unos 3 metros en la barra, era hermosísima. Estaba por levantarme para ir a hablarle de cualquier cosa cuando se abre la puerta a mi izquierda y se asoma mi Dómina: -ya está todo listo, podés pasar.

La habitación tenía un ambiente medieval, había estantes de madera con consoladores de todo tipo y tamaño. En una esquina había una jaula, con un plato vacío dentro y unas cadenas sujetadas al piso. En las paredes habían látigos y fustas colgando en perfecto orden.
En tan solo unos segundos sentí una sensación rara, ninguna de las personas que vi desde que llegué me generó ninguna especie de miedo pero ese lugar me provocaba una sensación extraña.
Habia un sillón tipo trono en el medio.
-Dómina: -Tomá asiento, ya viene la otra clienta.
No terminó de decirlo que sonó un toc toc en la puerta, mi ama abrió y entró "la clienta".

La Dómina estaba muy pero muy buena, tenía el cuerpo delgado, la cintura marcada y un culo bien manzanita. Las tetas eran de tamaño promedio pero parecía como que el cuero formaba parte de su cuerpo. Hoy estoy convencido de que el cuero se creó para que calce de esa forma. Parecía hecho a medida.

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Las luces estaban tenues, había unas lámparas en las paredes que simulaban ser antorchas y tenían un efecto luminoso similar al fuego. Cuando entró la clienta somo pude ver su silueta, adentro estaba más oscuro que afuera y solo se contorneaba su imagen.

Alta, yo mido 1,79 mts pero pude comprobar que ella me superaba por unos cuantos centímetros cuando estuvo a mi lado. Diría que tendría unos 55 años, vestida como una puta pero elegante al mismo tiempo. Si tuviera que adivinar diría que es abogada o algo así, estaba impecable. Se le notaba el paso del tiempo, tenía arrugas en la cara. Pelo rubio corto, recto al hombro, bien moderno. Llevaba unos zapatos rojos, taco aguja, y un vestido de latex corto de color negro que dejaba asomar una tanga roja que se hundía en un camel toe sobre su concha, seguramente esa conchita había visto más acción que la que yo veré en toda mi vida. La parte de arriba tenía dos agujeros por donde asomaban sus tetas por completo, de buen tamaño, caídas por la edad, con alguna que otra estría. Los pezones eran gorditos, bien chupables.

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Las dos se acercaban caminando lentamente, el único sonido que se oía eran los cuatro tacos moviéndose hacia mi. Yo estaba empezando a ponerme nervioso y quise cortar con ese silencio que me incomodaba.

Yo -Hola. Todavía no me dijeron sus nombres. Dije ya con la frente sudada mirando a la clienta.
Dómina -Ama, ese es mi nombre. Dijo con una voz penetrante y segura.
La clienta se quedó mirándome, se detuvo delante mío, yo estaba sentado y la miraba hacia arriba.
Yo -Seguís sin decirme, cuál es tu nombre?
La clienta - Me llamo Vieja Puta. Dijo ella sin gesto alguno, mirándome fijamente.


Continuará...


ADELANTO DE LA PARTE 3:

Ama: -Vos no hablás a menos que te lo pidamos.
Yo: -Sí mi Ama asentí con un tono preocupado.

Nunca había imaginado que no iba a tener control, ni voz ni voto en ese lugar. Pero ya estaba ahí, solo quedaba entregarse a lo que sea, mi mente iba a mil y analizaba todo lo que podia salir mal pero mi pija estaba en otra, seguía apuntando al horizonte.

2 comentarios - Quise ser sumiso y la sufrí. Parte 2.

juliam +1
buen relato! espero el que sigue 😉 +10!