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Voyeur

Voyeur
Hola comunidad! Antes que nada, espero hayan tenido un maravilloso comienzo de año!!

Queria compartir un relato de una fantasía creo de muchos... donde van a encontrar giros inesperados donde espero poder sorprenderlos.

Me encantaría poder también, conocer sus opiniones sobre mis escritos. Es una pasión que nació en mi en plena cuarentena y disfruto mucho hacerlo y mejorar cada vez más.

Bueno, no los quiero distraer, espero disfruten la lectura! Un gran abrazo!

Día largo, esos que te hacen sentir que cargas 100 toneladas en la espalda.

El ascensor frena en el segundo piso y al salir de este el pasillo es eterno “¿Por qué mi departamento debía ser el último?”
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A mitad de camino, siento una fragancia, un perfume que es imposible no reconocer. Es la abogada del “E” solo sentir ese aroma es excitante. No es difícil imaginarla desnuda, solo vestida de su perfume. Inevitablemente miro su puerta, para mi sorpresa, esta semiabierta. Sorprendido, miro hacia ambos lados, pero estoy solo en el largo pasillo.

Lo primero que pienso es lo peor “¿Habrán entrado a robar?”. Algo preocupado y algo curioso, abro la puerta suavemente. No se abre mas de cinco centímetros que un chillido delatador me paraliza por unos segundos quedando en alerta por si se asoma alguien. Suspiro… me siento tonto… “¿Qué estoy haciendo?”… “¿Quizás salió y cerro mal la puerta?”… Dispuesto a cerrar, una pequeña corriente de aire trae nuevamente ese perfume, instintivamente mis ojos se cierran y otro suspiro hace que esa fragancia la vea, otra vez, en mi perversa mente.

Miro al piso y de golpe escucho el sonido de la ducha que viene del interior. Ahí entendí que en realidad no se había ido, acababas de llegar y su puerta quedo mal cerrada.

Me siento… si, me siento pajero, porque deseo verla, deseo ver como el agua acaricia su cuerpo, como la espuma baja por su piel y sus manos limpian tus pechos. El morbo es más fuerte y entro, despacio, en puntas de pie hasta que llego al baño. Con la puerta entreabierta del baño se puede ver como el vapor del agua caliente se escapa. No estaba lo suficientemente abierta para poder ver bien, pero desde la cerradura podía ver todo lo que deseaba. Tal como lo imagine, veo su espalda desnuda y el agua acariciaba su cuerpo, la espuma baja por su piel y sus manos… sus manos hacen más de lo que imaginaba. Hace un giro y su espalda se apoya en la mojada pared, sube una pierna al borde de la bañera y así tiene más apertura para que su mano, sin piedad, acaricie todo su excitado sexo.

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Con una mano se acaricia y se presiona los senos mientras que la otra, alterna entre tocarse y chuparse sus dedos para probar su propia excitación. Con delicadeza sus jadeos salen de su entreabierta boca, todo su cuerpo se arquea al ritmo de su excitación. De movientos lentos, pero rítmicos. Cuando su mano está ocupada en su entrepierna su lengua humedece sus labios… uuuff esa lengua, el placer exquisito que podría regalar. En ese instante, inconsciente, me doy cuenta que me estoy acariciando por arriba del pantalón, no dejo de mirar por la cerradura y mi miembro esta tan firme que solo quiero tocarme como el mirón pajero que soy.

Cierra el agua, agitada se queda quieta sobre la pared. De a poco, el vapor del baño comienza a disiparse y hace más nítida mi visión de toda su belleza. Suspira hondo, con ambas manos frota el agua que aun gotea de su cara e inmediatamente las usa para peinar su largo y oscuro pelo. 

Busca el toallón que cuelga a costado en la salida del la ducha y, como improvisando un vestido, se envuelve en el. Aun dentro de su toallón, tus curvas son bien pronunciadas, y aunque pude ver su sensual desnudes, verla así me genera más morbo, porque ya quiero verte otra vez sin censuras. Abre el botiquín del espejo del baño, saca un pequeño pomo y de él, vuelca en su mano un poco de su contenido. Gira, queda mirando nuevamente hacia la bañera y eleva su pierna derecha. El corte de su toallón se abre mas dejando todo su muslo desnudo a mi vista. Yo solo quiero desnudar mi erecto sexo que quiere salir, quiero liberarme y masturbarme para ella. El morbo me invade y ya no me importa nada mas.

¿Será siempre así? ¿Puede una mujer en su intimidad, en su soledad, hacer todo tan sensual? Su mano acaricia la piel de su pierna, suave, lento, no hay rincón que ellas no dejen de humectar. Baja hasta los tobillos y lentamente sube por sus formados gemelos, rodeando toda la canilla también, su rodilla y otra vez en sus muslos donde sus manos cubren y recorren toda su circunferencia. Pero cuando parece que ellas llegan a su ingle, se encorva hacia delante y esta vez su gemido es más pronunciado que los que tenía en el agua. Sus dedos volvieron a danzar en su húmeda. Claramente por la sensibilidad que se toca, aun no acabo y yo quiero escucharla hacerlo.

Noto que está tomando la ropa del piso, solo es cuestión de segundos que salga del baño. Con el mayor cuidado cruzo el departamento para esconderme en la cocina, solo espero que no quiera venir a buscar algo. Me asomo en la oscuridad para espiar desde el marco de la puerta hacia el largo pasillo que termina en el baño y veo como se cruza hacia la puerta de enfrente para entrar en su dormitorio. Creo que es suficiente, de esto no me olvido mas y es la oportunidad para huir. Lentamente me dirijo hasta la puerta de salida cuando mi piel se eriza… una sinfonía de gemidos que vienen de su cuarto hacen que me detenga, me concentro mas en mi soledad y puedo escuchar el sonido vibrante de un consolador. El morbo es más fuerte que yo, la imagino tumbada en la cama, violándose a sí misma con su juguete, por sus gemidos es claro que no se tiene piedad. No aguanto, soy un pajero, un invasor, si me descubre… Ni quiero pensar si me descubre…
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El morbo y mi excitación me ganan. Con el mayor cuidado posible camino en el oscuro pasillo. Mientras avanzo en la oscuridad, otra vez esa fragancia, esa maldita fragancia que me hizo entrar sin ser invitado entra por mis fosas nasales y como si se tratara de un afrodisiaco, vuelvo a tomar mi dura verga. Esta muy dura, y ya no resisto mas. Llegando a la puerta de su cuarto, veo su cama que está justo frente mío y me da una privilegiada vista de sus juegos. Abierta de piernas, con su juguete metido entre ellas y con su otra mano se acaricia el cuerpo con una rosa. Como si fuese un juego de “auto torturarse” siento como sus gemidos se hacen más intensos al ritmo de sus movimientos, pero cuando parece que está por acabar se contiene y deja de masturbarse. Un silencio incomodo empieza en ese momento, es tal el silencio que escucho el “tic tac” del reloj de su sala “¿se abra dormido?” no veo mejor momento para salir de allí y entonces... Mi alma se congela.

-         ¿Pensas ser un miron pajero toda la noche o vas a venir a chuparme la concha para liberar cada orgasmo que te estoy guardando?

Ella siempre supo que estaba ahí vigilando, debo estar pálido, mi corazón late a mil por hora, tanto que su sonido tapa los del reloj. Paralizado sigo escondido en la oscuridad del pasillo, tan sorprendido estoy que ni siquiera escuche que se había bajado de su cama para buscarme.

De la nada, se me aparece en el pasillo, separados por escasos centímetros me toma de los pelos de la nuca y con autoridad me lleva hasta el pie de la cama.

-         ¡Te pedí que me hagas acabar con la boca! – tu autoridad es brutal - ¿Acaso estas sordo?

Sin soltarme del pelo, me obliga a arrodillarme delante de ella, levanta su pierna derecha para pisar la cama y empuja mi rostro a hasta su deseoso sexo para que mi boca le dé el clímax que tanto se restringió.
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Con mi nariz apoyada en su monte de venus y su mano ejerciendo presión en mi nuca para sostener mi boca en su sexo, a penas puedo respirar. Pero el sabor de sus fluidos es tan delicioso que en la medida que puedo sostengo la respiración. Sus gemidos son tan intensos que en la presión que ejerce delata la llegada de su orgasmo. Con mis manos la tomo de su culo, pero en ese mismo instante me las retira con violencia y me exclama

-         ¡Si deseo que me toques, voy a pedir que me toques!

Otra vez me toma de la cabeza, pero ahora con ambas manos. Mueve su cadera en vaivén para que toda su vulva goce de mi boca y la lengua. Su orgasmo no está lejos y sus movimientos son más intensos como su presión en mi cabeza. Con un alarido liberador, toda su excitación se vuelca en boca y yo solamente me dispongo a saborearlo.

El pánico y el miedo que tuve al escucharla quedo en la oscuridad del pasillo y ahora estoy desprendiendo mi pantalón porque la erección que sufro necesita liberarse. Me pongo de pie y dejo caer mis pantalones hasta mis tobillos. Al ver que me desnudo mi querida vecina intenta someterme

-         ¿Quién te dio permiso para que te desnudes?

Excitado, deseándola, me importo poco su juego de domina y ahora yo la voy a dominar a ella. Cuando ella quiere tomarme nuevamente, la agarro de sus mulecas y con un brusco movimiento la roto contra la cama y la dejo de rodillas en el piso pero con su torso apoyado en el colchón.

-         ¿qué haces?... ¡Acá las ordenes las hago yo! – me exclama queriéndose reponer. Pero la empujo nuevamente contra el colchón y escupiendo mí mano lubrico más su sexo con mi saliva y sin que me importe la penetro con desesperación.

Ella intenta resistir, su juego de dominación lo venia llevando bien, pero soy un animal que no sabe ser domado.
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Tomo de su pelo, tiro de él al tiempo que voy penetrando con embestidas duras, fuertes y profundas. El golpe de mi pelvis sobre su culo aturde el lugar junto a sus gritos por la forma que la cojo. Sus gemidos son intensos, aun sensible por su ultimo orgasmo, es evidente el segundo. Ella agarra las sabanas de la cama con fuerza y cuando noto la tensión en su cuerpo retino mi miembro de ella frustrando su segunda llegada. Con gritos de desesperación ruega para que continúe, pero ignoro su pedido. Agotada por las embestidas y su privado clímax, quiere tomarme nuevamente pero retiro sus manos de mí y con una mano en su quijada me acerco para poner las cosas en orden

-         Acá la puta sos vos, acá la pajera sos vos, la que dejo la puerta abierta para que yo entre fuiste vos, así que ahora vas a ver qué tan pajero puedo ser yo también

Mis palabras están cargadas de deseo y en mi mirada solo hay lujuria. Su rostro expresa sorpresa, porque parece que la presa se convirtió en cazador y ahora la loba que me tendió la trampa viste de cordero.

 Tomando su pelo, la apoyo contra la pared dejando su culo hacia a mí. Con mi lengua completamente húmeda, lamo su rostro y le digo con absoluta perversión.

-         ¿Qué se siente convertirse en la puta ahora?

Su respuesta solo se limita por jadeos y gemidos provocados por mi erección en su culo. Tomándola del cuello y de su vientre tiro del él para que saque más su orto y exponga su mojado sexo. Es tal su humedad que la vuelvo a penetrar sin que presente ningún tipo de resistencia. Tirando ahora de su cuello, su cabeza se apoya en mis labios y, para que conserve esa postura con la espalda completamente arqueada, mi otra mano también le tira del pelo. Completamente inmóvil por mis penetraciones, solo se deja coger a mis gustos y caprichos. La dominante que quiso ser al comienzo, se volvió en una sumisa de mi sexo.
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Mientras miro como la penetro detengo el ritmo y comienzo a escupir sobre mi verga para dar mas lubricación de la ya presente, lentamente vuelvo a las penetraciones para que la saliva vaya ingresando en ella y se empieza a sentir el sonido húmedo provocado por tanta lubricación. Noto que ella se mueve desde su cadera queriendo más intensidad, parece que mi perverso juego de saliva la excita.

-         ¿Te gusta que te escupa en el culo putita?... ¿Sentís como la saliva recorre tu culo y caen en mi verga para mojarte más?.

-         ¡Sí!... ¡Me encanta como me estas mojando!... – Responde agitada y mordiendo sus labios por el placer. Apoya sus manos en la pared para empujar y ejercer más presión desde sus caderas y así buscar profundidad en mis embestidas. Su calentura me desespera, yo también pierdo mi propio dominio y solo cogemos como animales salvajes, revolcándonos por cada rincón del cuarto. Al piso, en cuatro, ella arriba mío… Mordiéndonos… Arañándonos… Lamiéndonos… Nuestros cuerpos bañados en sudor hacen más sensual y excitante el encuentro. La sinfonía de nuestros gemidos se podría escuchar a kilómetros, nuestras palabras, llenas de vulgaridad, solo generan más clima y excitación al momento.

Ambos de pie, de frente y con una mano en su cuello y la otra en su culo. Hago fuerzas para subirla a mi cintura. Con un pequeño salto se acomoda en mí y abraza con sus piernas mis caderas. Nuestras bocas se devoran con pasión y salvajismo, mordidas, lamidas. Nuestras lenguas en una batalla húmeda de placer. Ya no aguanto y deseo acabar quiero darte todo mi placer, quiero saciarme en vos ahora.
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Sin dejar de penetrarte, nos tumbamos en la cama y ya sobre ella sus piernas se abren de par a par. Extendidas y completamente abiertas solo se entrega para mi absoluta devoción. Sin dejar de besarla la sigo cogiendo con frenesí, su espalda se arquea y me alerta que posiblemente también está por acabar. Con la mano comienzo a estimular su clítoris al compás de mis embestidas. Sus gemidos son intensos y a gritos me pide que no pare y no pienso hacerlo y en segundos sus alaridos, acompañados de mis gruñidos, nos liberan de un clímax intenso y placentero. Con mis ojos cerrados elevando la cabeza y mordiendo con fuerza mostrando mi mandíbula, por la lujuria vivida dejo dentro suyo todo mi jugo blanco y espeso para después caer desplomado, agitado sobre su cuerpo aun mojado por la transpiración… En silencio nos quedamos quietos, solamente nuestras agitadas respiraciones se escuchan en la silenciosa habitación. De golpe, comienza a reir y me contagia, se vuelve una carcajada a dúo.

-         Ahora me tengo que volver a bañar… - tus palabras suenan con ternura pero en tu mirada hay picardía.

-         No me molestaría hacerlo por vos, después de todo me siento algo culpable – Buscando su aprobación me levanto para dirigirme al baño y preparar la ducha mientras ella me sigue.

-         Creo que voy a dejar más seguido la puerta mal cerrada – Dice al entrar al baño mientras me besa y lentamente cerras la puerta para continuar otra batalla sexual en la ducha…

 FIN

1 comentarios - Voyeur

martinfcd +1
Muy bueno! Voyeurismo, sadismo y dominación. Coincidimos en algunos temas. Yo también empecé a escribir relatos hace poco por acá. Si te dan ganas pásate por alguno.
nosenosabe53
Muchas gracias por pasar... por supuesto, será un placer