Cuando hoy en día recuerdo aquellos momentos, no puedo evitar revivir, la cantidad de sensaciones que me circulaban por el pecho, la mente y la verga.
Como ya les conté, esta historia, pasó hace muchos años. En este momento, en que me siento a contárselas, la estoy esperando a ella, a Romina, mi hermana. Hace más de un año que no la veo. La distancia que hoy en día nos separa y la cuarentena más estricta, nos impidió poder pasar tiempo juntos este 2020 pasado.
Quizá por eso necesitaba recordar un poco y poner en palabras lo que es nuestra singular historia.
Y si me alargo contando tantos detalles es porque el camino que hicimos para encontrarnos tuvo estos vaivenes, pero fueron esas situaciones las que nos llevaron a entender las cosas como las entendemos hoy en día...
Volviendo a aquella noche en que la ví tan caliente (en más de un sentido), garchando con un casi desconocido, como forma de venganza hacia mí, tal vez lo lógico hubiera sido que me sintiera dolido o molesto.
Sin embargo no fue así.
Al contrario.
Porque más allá de la inevitable excitación que me provocó verla tan airadamente puta, mostrándome, en primer plano, cómo era capaz de cabalgar una pija, entendí algo que fue clave.
Entendí que a pesar del fuerte deseo que sentía hacía ella (deseo no carente de un fuerte matiz emocional, quizá el más grande que haya sentido hacia una mujer en toda mi vida), lo nuestro era una locura...
Una locura que yo estaba dispuesto a cometer. Una locura para la que, en ese momento lo supe con precisión, ella también lo estaba.
Pero la realidad era que más allá de esa locura, nada podía estar bien...
Comprendí que si lo nuestro se daba, iba a ser algo maravilloso, pero que al margen de eso, cada uno, iba a tener que seguir con su vida.
Supe que podíamos estar juntos, en secreto y que podía, inclusive, ser para siempre. Pero, para el afuera, para los demás, cada uno tendría que construir su vida normalmente.
Y estaba bien eso.
Lo otro, seamos sinceros, era moralmente imposible.
Me sentí capaz de construir una relación libre de compromisos, de celos y ausente de situaciones enfermizas como negarle el poder estar con otro hombre.
Entendí que, al menos yo, podía ser capaz de soportarlo.
Solamente restaba saber si Romi también lo entendería así...
Miro la hora ansioso por su llegada. Faltan unos minutos todavía. Me apuro a contarles...
Al otro día, después de todo lo que había pensado, estaba dispuesto a encararla. Me intrigaba saber cómo iba a estar ella, o como se iba a tomar mi propuesta.
La encontré abajo, ordenando y limpiando el desorden que había quedado. Ja, me viene a la mente lo despeinada e impresentable que estaba, y a pesar de eso, hermosa.
La saludé, pero apenas me respondió con una mueca y no me miraba. Se le notaba, más allá del rencor, la resaca.
- cómo estabas anoche...- le dije, con ánimo de generar un clima de complicidad. Y me puse a ordenar con ella.
Romi me miró y me puso esa carita de asustada, de no acordarse bien de todo lo que pasó.
- y que lindo te lo garchaste al boludito aquel...
Mi intención era hacerle entender que no me molestaba lo que había pasado, aunque me dí cuenta, al decirlo de esa forma, que igual, un poquito, me había molestado.
- Callate. No me podes decir nada vos, si te la habrás cogido, bien cogida, a la trolita de Tati...- en el tono se notaba que estaba dolida.
- No Romi... pará. Que no quise pelear. Te quiero explicar. Tati se metió sola en mi pieza, yo no la busqué. Además te lo decía en serio lo otro... Me gustó verte coger con otro...
Ella me miró con una mueca de sorprendida, por lo último que había dicho.
- que te gustó... verme... con otro? - lo decía lentamente, como tratando de entenderlo.
Entonces le expliqué todo lo que había pensado y entendido la noche anterior. Ella me escuchaba en silencio mientras seguíamos levantando el desastre que había quedado.
Cierta tensión en su rostro fue aflojando a medida que mis palabras, lentas, suspicaces, convincentes, se introducian en su cabeza.
Para cuando terminé de exponer mi visión, casi un asomo de sonrisa pude percibir en sus labios.
De todas maneras su respuesta fué: "dejamelo pensar...", y tras haber terminado de asear todo el lugar se dirigió al baño con la intensión de hacer lo mismo con su cuerpo.
Y así como la noche anterior entendí de un pantallazo cómo tenía que ser la cosa entre nosotros en el futuro, también ahi entendí que era el momento de reaccionar.
Espere a darle tiempo a que entrara al baño y se desnudara, se escuchó la puerta y luego abrió la canilla y se despojó de sus ropas. Yo entré en ese momento y ante su mirada atónita también me desnudé.
"¿qué haces?" me preguntó. "Vine a bañarme con vos...?", le respondí y le dí mi mano para que se sostuviera, sin dejarla responder le hice una seña para que se metiera en la bañera.
Ella dudó una fracción de segundo pero aceptó el apoyo que le daba y entró a la bañera, dónde la ducha caía tibia y fuerte.
El agua mojó su pelo, aplastándolo y oscureciéndolo suavemente y luego, ese río se bifurcó en sus hombros y siguió el recorrido, parte entre sus pechos y parte bordeandole la cola.
Tras ella, y sin soltarle la mano, entré yo.
Se notaba que Romi quería decir algo, pero no la dejé, yo tampoco dije nada más. Dejé que nuestros cuerpos hablaran por nosotros. Sabía que era el momento de abrazarla y lo hice. Apreté fuerte su cuerpo contra el mío y ella también lo hizo. El miembro erecto se aplastó entre nosotros. Sus pechos rozaron el mío.
Bajo la lluvia busqué sus ojos. Ella me miraba seria, pero dándome a entender que estaba todo bien. Por primera vez busqué sus labios y ellos me correspondieron. El sabor de su boca tibia fue el sueño más dulce, el que siempre me acompaña en las noches, el que siempre quiero revivir. Nos besamos lentamente, con ternura. Dándole tiempo, a la calentura que veníamos juntando, a que nos cubriera y nos uniera, como nunca antes lo habíamos hecho.
Mis manos acariciaban su cuerpo y sus manos el mío. Recorrí la línea de su espalda, hasta su cola. Apreté fuertes sus cachetes y la empujé aún más hacia mí.
La pija dura, apoyada en su vientre, deseaba sentirse, tan solo unos milímetros más allá, adentro del abrigo de su cuerpo.
No dejamos de besarnos en ningún momento. Nuestras lenguas se trenzaban y confundían. Saciamos la sed de ese deseo tan postergado, dándonos de beber de nuestras bocas, la mezcla de nuestras salivas.
Jugué con sus pechos libremente, los cobijé y acaricié, sentí sus pezones crecer y endurecer entre mis yemas.
Ella tomó con sus manos mi sexo y lo trató con tanta dulzura y rigor a la vez al punto que lograron hacerme sentir que sus manos estaban hechas para mi pija.
Y así, de repente, nos estábamos enjabonando y bañando. Uno al otro. Disfrutando de cada roce en nuestros cuerpos. Sabiendo que este era el ritual previo a la entrega. Sabiendo que el límite iba a ser felizmente traspasado en pocos instantes y a la vez retrasando el momento, deleitandonos con placer de estirar la previa lo más posible, disfrutando de saber lo que se venía...
Suena el timbre... Creo que ya llegó mi hermana...
..
Gracias por leer.
Esta historia tiene una continuidad de 2 o 3 fragmentos a la semana. Disculpen si queda en momentos de tanta intriga.
La historia continúa... Abajo el link
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Como ya les conté, esta historia, pasó hace muchos años. En este momento, en que me siento a contárselas, la estoy esperando a ella, a Romina, mi hermana. Hace más de un año que no la veo. La distancia que hoy en día nos separa y la cuarentena más estricta, nos impidió poder pasar tiempo juntos este 2020 pasado.
Quizá por eso necesitaba recordar un poco y poner en palabras lo que es nuestra singular historia.
Y si me alargo contando tantos detalles es porque el camino que hicimos para encontrarnos tuvo estos vaivenes, pero fueron esas situaciones las que nos llevaron a entender las cosas como las entendemos hoy en día...
Volviendo a aquella noche en que la ví tan caliente (en más de un sentido), garchando con un casi desconocido, como forma de venganza hacia mí, tal vez lo lógico hubiera sido que me sintiera dolido o molesto.
Sin embargo no fue así.
Al contrario.
Porque más allá de la inevitable excitación que me provocó verla tan airadamente puta, mostrándome, en primer plano, cómo era capaz de cabalgar una pija, entendí algo que fue clave.
Entendí que a pesar del fuerte deseo que sentía hacía ella (deseo no carente de un fuerte matiz emocional, quizá el más grande que haya sentido hacia una mujer en toda mi vida), lo nuestro era una locura...
Una locura que yo estaba dispuesto a cometer. Una locura para la que, en ese momento lo supe con precisión, ella también lo estaba.
Pero la realidad era que más allá de esa locura, nada podía estar bien...
Comprendí que si lo nuestro se daba, iba a ser algo maravilloso, pero que al margen de eso, cada uno, iba a tener que seguir con su vida.
Supe que podíamos estar juntos, en secreto y que podía, inclusive, ser para siempre. Pero, para el afuera, para los demás, cada uno tendría que construir su vida normalmente.
Y estaba bien eso.
Lo otro, seamos sinceros, era moralmente imposible.
Me sentí capaz de construir una relación libre de compromisos, de celos y ausente de situaciones enfermizas como negarle el poder estar con otro hombre.
Entendí que, al menos yo, podía ser capaz de soportarlo.
Solamente restaba saber si Romi también lo entendería así...
Miro la hora ansioso por su llegada. Faltan unos minutos todavía. Me apuro a contarles...
Al otro día, después de todo lo que había pensado, estaba dispuesto a encararla. Me intrigaba saber cómo iba a estar ella, o como se iba a tomar mi propuesta.
La encontré abajo, ordenando y limpiando el desorden que había quedado. Ja, me viene a la mente lo despeinada e impresentable que estaba, y a pesar de eso, hermosa.
La saludé, pero apenas me respondió con una mueca y no me miraba. Se le notaba, más allá del rencor, la resaca.
- cómo estabas anoche...- le dije, con ánimo de generar un clima de complicidad. Y me puse a ordenar con ella.
Romi me miró y me puso esa carita de asustada, de no acordarse bien de todo lo que pasó.
- y que lindo te lo garchaste al boludito aquel...
Mi intención era hacerle entender que no me molestaba lo que había pasado, aunque me dí cuenta, al decirlo de esa forma, que igual, un poquito, me había molestado.
- Callate. No me podes decir nada vos, si te la habrás cogido, bien cogida, a la trolita de Tati...- en el tono se notaba que estaba dolida.
- No Romi... pará. Que no quise pelear. Te quiero explicar. Tati se metió sola en mi pieza, yo no la busqué. Además te lo decía en serio lo otro... Me gustó verte coger con otro...
Ella me miró con una mueca de sorprendida, por lo último que había dicho.
- que te gustó... verme... con otro? - lo decía lentamente, como tratando de entenderlo.
Entonces le expliqué todo lo que había pensado y entendido la noche anterior. Ella me escuchaba en silencio mientras seguíamos levantando el desastre que había quedado.
Cierta tensión en su rostro fue aflojando a medida que mis palabras, lentas, suspicaces, convincentes, se introducian en su cabeza.
Para cuando terminé de exponer mi visión, casi un asomo de sonrisa pude percibir en sus labios.
De todas maneras su respuesta fué: "dejamelo pensar...", y tras haber terminado de asear todo el lugar se dirigió al baño con la intensión de hacer lo mismo con su cuerpo.
Y así como la noche anterior entendí de un pantallazo cómo tenía que ser la cosa entre nosotros en el futuro, también ahi entendí que era el momento de reaccionar.
Espere a darle tiempo a que entrara al baño y se desnudara, se escuchó la puerta y luego abrió la canilla y se despojó de sus ropas. Yo entré en ese momento y ante su mirada atónita también me desnudé.
"¿qué haces?" me preguntó. "Vine a bañarme con vos...?", le respondí y le dí mi mano para que se sostuviera, sin dejarla responder le hice una seña para que se metiera en la bañera.
Ella dudó una fracción de segundo pero aceptó el apoyo que le daba y entró a la bañera, dónde la ducha caía tibia y fuerte.
El agua mojó su pelo, aplastándolo y oscureciéndolo suavemente y luego, ese río se bifurcó en sus hombros y siguió el recorrido, parte entre sus pechos y parte bordeandole la cola.
Tras ella, y sin soltarle la mano, entré yo.
Se notaba que Romi quería decir algo, pero no la dejé, yo tampoco dije nada más. Dejé que nuestros cuerpos hablaran por nosotros. Sabía que era el momento de abrazarla y lo hice. Apreté fuerte su cuerpo contra el mío y ella también lo hizo. El miembro erecto se aplastó entre nosotros. Sus pechos rozaron el mío.
Bajo la lluvia busqué sus ojos. Ella me miraba seria, pero dándome a entender que estaba todo bien. Por primera vez busqué sus labios y ellos me correspondieron. El sabor de su boca tibia fue el sueño más dulce, el que siempre me acompaña en las noches, el que siempre quiero revivir. Nos besamos lentamente, con ternura. Dándole tiempo, a la calentura que veníamos juntando, a que nos cubriera y nos uniera, como nunca antes lo habíamos hecho.
Mis manos acariciaban su cuerpo y sus manos el mío. Recorrí la línea de su espalda, hasta su cola. Apreté fuertes sus cachetes y la empujé aún más hacia mí.
La pija dura, apoyada en su vientre, deseaba sentirse, tan solo unos milímetros más allá, adentro del abrigo de su cuerpo.
No dejamos de besarnos en ningún momento. Nuestras lenguas se trenzaban y confundían. Saciamos la sed de ese deseo tan postergado, dándonos de beber de nuestras bocas, la mezcla de nuestras salivas.
Jugué con sus pechos libremente, los cobijé y acaricié, sentí sus pezones crecer y endurecer entre mis yemas.
Ella tomó con sus manos mi sexo y lo trató con tanta dulzura y rigor a la vez al punto que lograron hacerme sentir que sus manos estaban hechas para mi pija.
Y así, de repente, nos estábamos enjabonando y bañando. Uno al otro. Disfrutando de cada roce en nuestros cuerpos. Sabiendo que este era el ritual previo a la entrega. Sabiendo que el límite iba a ser felizmente traspasado en pocos instantes y a la vez retrasando el momento, deleitandonos con placer de estirar la previa lo más posible, disfrutando de saber lo que se venía...
Suena el timbre... Creo que ya llegó mi hermana...
..
Gracias por leer.
Esta historia tiene una continuidad de 2 o 3 fragmentos a la semana. Disculpen si queda en momentos de tanta intriga.
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Puntuar mi labor de 1 a 10.
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Acá la continuación:
http://www.poringa.net/posts/relatos/3932716/Solos-en-casa-Vacaciones-con-mi-hermana-7.html
El principio de esta parte:
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El origen de esta Historia, acá:
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11 comentarios - Solos en casa. Vacaciones con mi hermana. 6
Pd ya llego tu hermana ahi??
jajajajaja
+ 10