Y se dio, realmente te tenía ganas, muchas ganas.
Ese día cortaron la luz, yo salía y me llamaste desde la ventana de tu casa (ventanal del piso a techo), me preguntaste por el corte, te miré y dije que me había arruinado un trabajo, pero lo que vi, me calentó, esa bombacha negra debajo de tu falda, me puso recaliente y con ganas.
Y bueno, me resigné, era algo imposible, tu esposo, mi señora, vecinos, no, no puede ser nunca.
Pero a veces los deseos se hacen realidad.
Un día viajando en el subte, te vi, nos saludamos, y nos sentamos juntos, comenzamos a charlar, bajamos en la terminal, teníamos que tomar el tren a casa, pero te invité a tomar algo en un bar.
Buscamos una mesa apartada, parecíamos estar de acuerdo, en que nadie conocido nos vea, y ahí a comenzaron a caminar los ratones.
Pedimos las bebidas y me pediste que me siente a tu lado, tu mano en mi pierna, ya me empecé a excitar, seguimos charlando, pero ya el tono iba subiendo, frases con doble sentido, y llegó el mozo.
Continuamos charlando, pero mi mano ya estaba entre tus piernas, despacio, con la yema de mis dedos te fui acariciando, cerraste tus ojos, y me pediste que pare, no te hice caso, y bastó para que agarraras muy fuerte mi brazo, buscaste mi boca, para acallar tu gemido, pero lo sentí con todo, y seguí.
Me dijiste, acá se termina, vamos al telo, no doy mas.
Me dijiste que vos también me tenías ganas desde que llegué al barrio, pero no habíamos tenido una oportunidad hasta hoy.
Entrar a la habitación, y besarnos fue una sola cosa, nos empezamos a desvestir, y vernos, fue comenzar a disfrutarnos.
Tomaste la iniciativa, te agachaste, y con ello comenzó mi placer, pero también el tuyo, te la tragaste toda, y acabaste otra vez, esta vez, sin nada que te lo impida, a viva voz. y eso bastó para ponerme mucho mas caliente.
Te llevé a la cama, te recosté, abrí tus piernas y comencé a saborear tus jugos, con dos acabadas, fue lo primero que sentí en mi lengua, ese hermoso sabor salado, y que no me canso de disfrutar, mí mayor placer es chupar una conchita, bien mojada, y más mojada, y acabaste por tercera vez, pero fue la más deliciosa, lo hiciste en mi boca, mi erección no aguantaba más.
Subí a tu cuerpo, nos besamos con tus jugos en mi boca, y más me calenté, decidí penetrarte, fue comenzar a hacerlo y volviste a acabar, empecé despacio, disfrutando como la hacías, esos movimientos eran increíbles, bese esas tetas hermosas, y nuevamente lo hiciste, ahí no pude más, aumenté el ritmo y te llené de leche, a la vez que volviste a acabar, fue increíble.
Te susurré al oído, quiero que compartamos nuestros jugos, me dejas hacerlo, te pregunté. Me dijiste que no sabias que era, pero que tenía todo permitido, hacelo. Bajé a tu concha, y chupé nuestros jugos, mi leche y tus acabadas, juntos en mi boca, y subí a besarnos profundamente de lengua, lo saboreamos juntos.
Me dijiste que era lo más rico que habías probado, que cada vez que lo hagamos lo íbamos a repetir, ahora después de esto no sabias como ibas a coger con tu esposo, y yo con mi mujer, cada muerte de obispo me chupa la pija, y de chupar la concha con leche, ni hablar.
Fue un polvo muy intenso, pedimos unas bebidas, necesitábamos recuperarnos, ya no somos pendejos, jejeje, pero teníamos para un rato todavía.
Te duchaste, luego fui yo, pero entraste secarme y a jugar con mi cuerpo, otra vez en marcha los dos, y nos revolcamos en la cama, mas tranquilos, pero con la misma necesidad uno del otro, y ahora mis dedos recorrieron tu cola, no me aguanté y baje a saborear ese culito, hermoso, me dijiste que hacia rato que no lo hacias por ahí, que se había vuelto virgen, jejejeje.
Esas palabras bastaron, lubricarlo, me ayudaste pajeandomé de costado, mientras lo habría con mis dedos y hundía mi lengua, y ya estábamos listos, despacio, fui abriendo paso con mi pija, suspiraste y acabaste, nuevamente, me dijiste toda, toda adentro, hasta los huevos, por favor, no dejes nada afuera, tus palabras son ordenes, y te llene de pija el culo, me fui calentando por la sensación de irlo abriendo, como apretaba, uuuffff.
Me pediste una cosa, no acabes en mi culo, dame la leche en la boca. Seguí aumentando el ritmo y ya estaba llegando, bastó para separarnos y que te tragaras toda la pija, y te llené la boca de leche, no dejaste nada afuera, agarraste mi cabeza y nos besamos, compartiendo mi leche, otra vez, fue algo alucinante.
Nos vestimos, nos pasamos el celular, y quedamos para otro encuentro, ahora volveríamos a ser esos vecinos, que se saludan a diario.
Ese día cortaron la luz, yo salía y me llamaste desde la ventana de tu casa (ventanal del piso a techo), me preguntaste por el corte, te miré y dije que me había arruinado un trabajo, pero lo que vi, me calentó, esa bombacha negra debajo de tu falda, me puso recaliente y con ganas.
Y bueno, me resigné, era algo imposible, tu esposo, mi señora, vecinos, no, no puede ser nunca.
Pero a veces los deseos se hacen realidad.
Un día viajando en el subte, te vi, nos saludamos, y nos sentamos juntos, comenzamos a charlar, bajamos en la terminal, teníamos que tomar el tren a casa, pero te invité a tomar algo en un bar.
Buscamos una mesa apartada, parecíamos estar de acuerdo, en que nadie conocido nos vea, y ahí a comenzaron a caminar los ratones.
Pedimos las bebidas y me pediste que me siente a tu lado, tu mano en mi pierna, ya me empecé a excitar, seguimos charlando, pero ya el tono iba subiendo, frases con doble sentido, y llegó el mozo.
Continuamos charlando, pero mi mano ya estaba entre tus piernas, despacio, con la yema de mis dedos te fui acariciando, cerraste tus ojos, y me pediste que pare, no te hice caso, y bastó para que agarraras muy fuerte mi brazo, buscaste mi boca, para acallar tu gemido, pero lo sentí con todo, y seguí.
Me dijiste, acá se termina, vamos al telo, no doy mas.
Me dijiste que vos también me tenías ganas desde que llegué al barrio, pero no habíamos tenido una oportunidad hasta hoy.
Entrar a la habitación, y besarnos fue una sola cosa, nos empezamos a desvestir, y vernos, fue comenzar a disfrutarnos.
Tomaste la iniciativa, te agachaste, y con ello comenzó mi placer, pero también el tuyo, te la tragaste toda, y acabaste otra vez, esta vez, sin nada que te lo impida, a viva voz. y eso bastó para ponerme mucho mas caliente.
Te llevé a la cama, te recosté, abrí tus piernas y comencé a saborear tus jugos, con dos acabadas, fue lo primero que sentí en mi lengua, ese hermoso sabor salado, y que no me canso de disfrutar, mí mayor placer es chupar una conchita, bien mojada, y más mojada, y acabaste por tercera vez, pero fue la más deliciosa, lo hiciste en mi boca, mi erección no aguantaba más.
Subí a tu cuerpo, nos besamos con tus jugos en mi boca, y más me calenté, decidí penetrarte, fue comenzar a hacerlo y volviste a acabar, empecé despacio, disfrutando como la hacías, esos movimientos eran increíbles, bese esas tetas hermosas, y nuevamente lo hiciste, ahí no pude más, aumenté el ritmo y te llené de leche, a la vez que volviste a acabar, fue increíble.
Te susurré al oído, quiero que compartamos nuestros jugos, me dejas hacerlo, te pregunté. Me dijiste que no sabias que era, pero que tenía todo permitido, hacelo. Bajé a tu concha, y chupé nuestros jugos, mi leche y tus acabadas, juntos en mi boca, y subí a besarnos profundamente de lengua, lo saboreamos juntos.
Me dijiste que era lo más rico que habías probado, que cada vez que lo hagamos lo íbamos a repetir, ahora después de esto no sabias como ibas a coger con tu esposo, y yo con mi mujer, cada muerte de obispo me chupa la pija, y de chupar la concha con leche, ni hablar.
Fue un polvo muy intenso, pedimos unas bebidas, necesitábamos recuperarnos, ya no somos pendejos, jejeje, pero teníamos para un rato todavía.
Te duchaste, luego fui yo, pero entraste secarme y a jugar con mi cuerpo, otra vez en marcha los dos, y nos revolcamos en la cama, mas tranquilos, pero con la misma necesidad uno del otro, y ahora mis dedos recorrieron tu cola, no me aguanté y baje a saborear ese culito, hermoso, me dijiste que hacia rato que no lo hacias por ahí, que se había vuelto virgen, jejejeje.
Esas palabras bastaron, lubricarlo, me ayudaste pajeandomé de costado, mientras lo habría con mis dedos y hundía mi lengua, y ya estábamos listos, despacio, fui abriendo paso con mi pija, suspiraste y acabaste, nuevamente, me dijiste toda, toda adentro, hasta los huevos, por favor, no dejes nada afuera, tus palabras son ordenes, y te llene de pija el culo, me fui calentando por la sensación de irlo abriendo, como apretaba, uuuffff.
Me pediste una cosa, no acabes en mi culo, dame la leche en la boca. Seguí aumentando el ritmo y ya estaba llegando, bastó para separarnos y que te tragaras toda la pija, y te llené la boca de leche, no dejaste nada afuera, agarraste mi cabeza y nos besamos, compartiendo mi leche, otra vez, fue algo alucinante.
Nos vestimos, nos pasamos el celular, y quedamos para otro encuentro, ahora volveríamos a ser esos vecinos, que se saludan a diario.
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