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Una vida,una Condena. 1 (El rayo ⚡ reeditado)

Una vida,una Condena. 1 (El rayo ⚡ reeditado)


Hospital Neuropsiquiátrico Braulio Aurelio Moyano

El pabellón 27, era conocido por el personal médico del hospital como el pabellón de cancerosas.
En 1990 habían muerto de desnutrición 32 internas.
En su momento fue un escándalo,pero ya lo saben en nuestra América Hispana lo que un día es un escándalo,con el tiempo solo se convierte en una triste anécdota.
10 años después;
El pabellón es un edificio de más de un siglo de antigüedad, húmedo, deteriorado y con olor a orina, donde viven 106 mujeres.
En las habitaciones, los colchones están rotos y sin sábanas, algunos con los elásticos de metal cedidos. 
Hay cables eléctricos a la vista y bocas de luz al alcance de la mano.

Cabizbaja y con la mirada perdida la interna Rosalba Schillaci,es un mar de pensamientos.
Si bien su cubículo es el más ordenado,y el que mejor condición tiene.
Todo es por obra y esfuerzo de ella misma.
Si bien al llegar al centro hospitalar,su carácter avispado la hizo recorrer el lugar de arriba abajo.
Lo hizo sabedora de que el tiempo corre,y lo hizo corriendo por cada cama de las enfermas.
Observando a detalle y en algún momento clavo su mirada en el guardia del pabellón.
Maximiliano Morales...
Si algo tenía la nueva interna era una carita hermosa que hacia sincronía con el cuerpecito erótico que poseía.
Esas curvas,esos labios hicieron caer redondo al guardia y pronto se involucro en una relación prohibida con la interna.
Le facilito lo mejor,y fue por el que ella hizo un poco más digna su estadía.


Diciembre del 2000 
Buenos Aires.

Querida familia, lo que han cambiado las cosas, y lo rápido que se mueve todo aquí adentro. 
Cuando era niña vi una vez un loco.
Saben, me impresione como nunca,esa actitud errática y desesperada.
Me causo estupor,y temor.
pero...
ahora están por todas partes. 

Saben este maldito mundo va demasiado deprisa.
Caigo en cuenta;
Yo siempre fui extraña,la rarita del colegio.
Que si bien prefería estar sola, obtuve mucha atención por las bondades de la naturaleza,o probablemente la herencia genética.
Pero algo no andaba bien conmigo y lo supe de siempre.
Intenté luchar con esto,pero era mi otra voz,la que no nació por cosas del destino,la que me hacía hacer cosas terribles.
Oírle fue el peor de mis errores.

Intenté de todo,pero nunca pude ser yo.
Me zambullí en la mentira,para nadar en la nada.
Recluí mi alma en una vida falsa.
Pero no pude mantener encerrada mi espíritu bestial.
Salí;

Y probé la libertad de manera insulsa...

El resultado:
Ya ustedes lo saben.

 Y aquí estoy,hecha un palo.
Pero sintiendo dignidad ,una sensación qué creí haber perdido.

Nunca nada es fácil, regenerarse es un proceso difícil.
 Es un trabajo muy duro, pero intento estar a la altura aunque mi cuerpo me duele todo el tiempo. 
Me parece que no caí muy bien a este mundo. 
A veces después de estar en mi habitación, voy al jardín a dar de comer a los pájaros. 
Siempre pienso que quizás aparezca uno,y me busque para decirme "Hola". 
Entonces yo le preguntaré por los míos, Luciana ❤️, Eduardo 💗 y mis padres.💓
pero nunca ha pasado,y yo solo espero que estén donde estén,se encuentren felices. 
Espero que les vaya bien y que pronto me olviden.
Yo en esta vida,me he dado cuenta,ya no soy necesaria.
Estoy muy cansada y he perdido las fuerzas.
El hastío de vivir es mi amarga tónica.

A estas alturas,lo mío ya no tiene solución.

Me cuesta mucho dormir,por las noches, tengo pesadillas en las que caigo al vacío, me despierto asustada, a veces me lleva un buen rato recordar donde estoy.
Quizás debería conseguir una pistola y buscar escapar de este hoyo.
Si es posible,matar un par de guardias, para que me respondan con una andanada de tiros, y ya puestos podría incendiar todo el pabellón,para asegurar que de aquí ya no salgo.
Supongo que me estoy pareciendo cada vez más a los otros.
Para pensar estas tonterías. 

No me gusta seguir respirando.
Estoy harta de estar asustada y no poder controlarme.
Por eso he decidido marcharme, dudo que nadie se moleste.
Después de todo:
 ¿Quien va a echar de menos a una hija de las mil putas? 
Si miro en retrospectiva,mi camino.
 Hay solo dos maneras de afrontar la vida: empeñarse en morir o empeñarse en vivir.
La decisión ya está tomada, y mi destino ya está claro.

Pero antes les advertire antes,quien carajos soy.
En qué me convertí ,y como lograre, la expiación de mis actos...


Soy una mujer de 33 años,estuve casada hace 1 año, mi marido fue Eduardo,tenemos una hija, hermosa, Luciana de 7, mi ex marido es profesional, de muy buen cuerpo y súper seductor, él tiene hoy 36 años.

Nuestra vida de casados, había sido muy buena. 
Eduardo era cariñoso conmigo y Luciana, muy comprensivo y muy inteligente. 
Compartíamos todo y nuestras vacaciones eran un viaje al paraíso. Me sentía completa, satisfecha de la vida, sin sobresaltos ni imprevistos, todo iba a las mil maravillas.

Pero en mi vida comenzó un cambio en mí, no sé cómo ni por qué.
Como un rayo ⚡, impacta en el suelo,así mi vida.
Se puso al pie de un precipicio...

Mi comunicación con Edu era fantástica, el siempre apoyando mis proyectos, acompañándome en mis ilusiones y demostrando su amor por mi en los mas mínimos detalles. 
Siempre me hizo sentir una reina, mimada y atendida.

Sexualmente, mi relación era muy buena, con muy pequeños altibajos, pero siempre me atendió de la mejor manera. 
En estos años, si bien mi experiencia previa al matrimonio no era muy extensa, fuimos probando de todo. 
Nunca me forzó a realizar algo que no quisiera o deseara.

Me encantaba el sexo con Edu, sobre todo cuando él estaba descansado y "conectado", cosa que le pasaba muy seguido. 
Mi vida se desarrollaba de manera tranquila, con las "obligaciones" típicas de una "señora" de la casa, preparaba los alimentos, me encargaba de nuestra hija, las compras, etc. 
Y siempre tenia tiempo para mis cosas.

Me dedicaba a estudiar (me encanta cualquier actividad intelectual) y a mi físico. Acomodando los horarios, tenia tiempo suficiente para, por la mañana estudiar y por la tarde concurrir al gimnasio. 
Fue allí donde comenzó mi cambio. 
No era que me encontrara insatisfecha, muy por el contrario, ni dinero nos faltaba y no tenía carencias, mucho menos afectivas.

Pero me sentía mal, trataba de no hacerlo pero era inevitable.
Lloraba a a solas y sentía mucho coraje con todo.
Cuando tuve a Lu,cargue un tiempo contra ella,pero con terapia supere la depresión post parto.
O al menos la pospuse,o no se que diantres.

Así pues,decidí sacar esa sensación de mi,y aprovechar mi edad y hacer ejercicio.
No planeaba obsesionarme ni nada de ello.
Pero me sentía bien,el sacar mi estrés cargando el peso a una barra.
Sentir el dolor después de una sesión de entrenamiento.
Y regresar a casa tan cansada,que no tenía tiempo para pensar ni caer en el ocio.

Cierta vez, charlando con las compañeras de turno del gimnasio, hablaban de lo bien que el instructor se había cogido a dos o tres de las chicas, de lo bien que lo hacía, cómo chupaba la concha, el pedazote que tenía y lo bien que lo manejaba.

Hasta ese momento era para mí un chico más, de los que habitualmente rondan alrededor de una, soy muy linda de cara, alta, castaña, ojos grandes y una figura muy bien puesta, gracias a la genética. 
Nunca había reparado en él como hombre, era para mí un profesor de gimnasia y nada más. 
La conversación despertó en mí, lo que creí era simple curiosidad, pero luego me interesé más en el tema.

El café entre las chicas, luego de la clase de gimnasia, era como siempre, momento para hablar de los hijos, moda y demás temas intrascendentes, pero ya tenía otro tema en la mira: saber más del famoso asunto del profesor.

Me acerqué a una de las involucradas, Silvia, 35 años, una hermosura, la que no era de mi grupo por considerarla superficial y vacía. 
Al principio ella estaba como cortada conmigo, nunca le había prestado mayor atención, y de pronto "la seria", como me decían, trataba de ser su "amiga". 
No tardó en largar su lengua, sólo bastaron dos cafés, me contó que su marido, comerciante de mucho éxito, no la satisfacía como ella quería, que tenía amantes, que se lo cogía para cumplir (uno, dos y ya está), que se quedaba con él porque económicamente le convenía y que Marcelo (el profe) no era el primero en satisfacerla sexualmente (había tenido unos cuantos amantes). 
No le costaba nada llegar a su casa, después de una agitada tarde con Marce y, después de besar a su marido e hijos, correr al baño para lavarse lo que él le había dejado en su concha y culo (que dicho sea de paso, como lo refirió Silvia, era un estupendo enculador).

Silvia estaba encantada con su doble vida, por un lado la súper señora y por otro la puta más promiscua. 
Analicé su historia de insatisfacción permanente y la eterna búsqueda de algo que difícilmente encontraría de esta manera.

Evidentemente Silvia no se parecía a mí ni en el blanco de los ojos, no sólo por su situación personal, sino por su personalidad. 
No entendía cómo permanentemente vivía necesitando un amante, cómo compulsivamente recurría a terceras personas y adicionalmente negando esa necesidad, ese afán de tener dos vidas como una naturalidad, como si nada sucediera, como si fuera la única forma de vivir.

Lo que hablamos con Silvia me dejó pensando un tiempo, mientras tanto seguí yendo al gimnasio. Comencé a mirar a Marce con ojos inquisidores. 
¿Qué tenía para que las mujeres lo buscaran?. 
Era lindo?
Me pregunté una vez.
La respuesta no tardó y fue un gran Sí.
El era joven, con un cuerpo divino, muy seductor, mezclaba un perfume dulzón con el olor que la actividad física producía. 
Atraía su masculinidad. 
Pero luego de eso no me producía ningún efecto.

Tenía un hermoso bulto (se notaba debajo de las mallas que usaba) y sus movimientos eran casi felinos. Me sorprendí pensando en él, en casa, mientras hacía mis cosas.

Cierta noche que Edu y yo hacíamos el amor de una manera hermosa, cariñosa y muy dulce, comencé a pensar en él. 
Mi mente me jugaba una broma o ¿qué?. 
Dejé la cierta pasividad que tenía para comenzar a pedirle a Edu que me tratara con más brusquedad, que me hiciera sentir de otra manera.

No soy de decir groserías, pero no me pude contener: 
-Vamos... metémela hasta el fondo... más... más... hazme sentir más... dale hijo de puta... metémela hasta el fondo yaaaaaa.💕💕💕

Edu se sorprendió, pero hizo lo que le pedía. 
Tiene un buen pene, bien largo y grueso, nunca hizo falta que le pidiera más, él solo sabía cómo dosificarlo, hasta cierto punto se cuidaba de no ser muy brusco para no lastimarme.

Pensar en Marcelo me hizo calentar a niveles nunca sentidos, le puse las piernas sobre los hombros para que me clavara sin compasión (lo sentía llegar al fondo de mi vagina y estirar los ligamentos). Me puse en cuatro y le pedí que me lo enterrara por detrás, Edu no se hizo rogar y ya la extrañeza había dejado lugar a la lujuria. 
Me abrió las piernas y con las manos me separó los cachetes del culo, apuntó su preciosa verga y me clavó de un empujón. 
Me llegó tan profundo que lancé un grito de dolor, me había hecho daño, el muy pelotudo.

Se lo dije con ese"nuevo" vocabulario: 
-Hijo de puta, me estás matando... me estás reventando... me duele boludo... para... para... 😭
Edu paro enseguida y cuando hizo la chanza de quitar su pija.
Yo reaccioné encabronada...
-nooooo... no... dale... dale más... más fuerte... 😡
El contrariado, obedeció sin chistar y entre cachondo y sumiso,hizo caso a mis palabras.
-siiiiiii... hasta el fondo... siiii... asiiiiii.... me corro... acabo hijo de puta... me haces acabarrrrrr... más... más fuerte...💕💕
Sos un capo✨✨

Llegué a un orgasmo infinito, si bien soy de tener muy buenos orgasmos (Edu se ocupaba de hacérmelos disfrutar), no paraba de tener contracciones, sentía cómo la pija de Edu resbalaba en mi concha y hacía un ruido raro por los jugos que había segregado. 
Él no había acabado y yo quería más guerra. 
Me incorporé y lo tiré sobre la cama, me apoderé de su pija y la empecé a chupar.

No era algo que hacía a menudo pero la tenía rica. 
Me la quise meter hasta el fondo pero no me entraba. 
Estaba enloquecida, trastornada, ni yo entendía qué me pasaba (en ese momento no tenía noción de qué era lo que estaba haciendo).

Le solté la pija y con sus jugos en mi cara le di un beso de lengua lo más profundo que pude. Le dije: -Guacho... hijo de tu puta madre... me vas a romper el culo... con esa pija infernal que tenés...😈
- me la vas a meter hasta los huevos... quiero que me partas en dos... vamos boludo... qué esperas... que se lo de a otro... escupime el orto y enterrámela de una vez... dale... apúrate...

Edu me miraba, pero él también estaba súper caliente, más con mi nueva faceta, que había salido a la luz como una explosión. 
Se puso violento y me jalo del cuello.
Me puso boca abajo con una almohada bajo el vientre, me quedó el orto bien arriba y yo ayudaba quebrando mi cintura, puso sus piernas a los lados de mi cuerpo y con la lubricación que trajo de mi concha y un poco de saliva, me mojó el agujero.

Lo habíamos hecho muy pocas veces, no es que no me gustara, pero no me producía tanto placer como por la concha, y aparte, como la pija de Edu es muuuuuy respetable, las pocas veces que lo hicimos me dolió el culo por unos cuantos días.

Con una mano se apoyó en la cama y con la otra se agarró la pija y la apoyó en mi agujero. 
Cuando estuvo en posición me dijo: Abrite los cachetes, que te la voy a poner hasta los huevos, puta barata (lo había puesto muy caliente ya que él también es de no decir groserías).

Con la cara hacia un lado, me abrí las nalgas lo más que pude, casi hasta lastimarme, sentía que mi culo se abría solo y latía esperando la pija. 
Cuando sentí su cabeza cosquilleándome, no pude más y le grité: 
-Dale tarado... qué esperas... enterrámela de una puta vez... méteme esa mierda de pija que tenés... 👿👿
-aprende a coger de una puta vez y rompeme el orto, hijo de puta...🤬

Para qué lo habré dicho, me la enterró sin ningún miramiento, sentí cómo la cabeza besó mi agujero y comenzó a penetrar sin esperar la dilatación, más que una pija parecía un cuchillo que me estaba ensartando. 


-Ahhhhhrrrrggggggg😭😭

El dolor me llegaba hasta la punta de los dedos, en un momento solamente apoyaba en la cama mi vientre, el resto estaba arqueado, hasta lo levantó a Edu.

Él siguió haciendo fuerza y se dejó caer con todo su peso en mi orto. Sentí su grueso pedazo cómo me separaba y llenaba el recto y más allá. 
Yo seguía abriéndome las nalgas lo que posibilitó que cuando se detuvo la tenía encajada hasta los santos huevos, y se quedó quieto un momento. 
Buscaba el aire, no me alcanzaban los pulmones, el grito lo ahogué con una almohada (que casi rompo).
 Me sentía llena, repleta, me dolía el culo y el vientre, estaba cubierta de un sudor frío, lo sentía en mi espalda y en el cuello.

Edu se afirmó en la cama y comenzó a sacarla lentamente. Cuando lo tuvo casi afuera lo volvió a enterrar. 
Comenzó un vaivén que me enloqueció. 
-ahhhhhhjrrrgggggg😍😍
hermosa

Mis ojos llorosos,de gusto y dolor.
Qué gusto lo que sentía, mi culo se abrazaba a su miembro deliciosamente. 
Me tuvo en un orgasmo continuo, no sé qué dije o hice, pero luego de que Edu me llenara el recto de leche, se retiró lentamente y me beso muy suave. 
Finalmente;
Volvíamos a ser los mismos.

Luego de higienizarnos, nos acostamos nuevamente y, ya algo más calmados, Edu me preguntó qué me había pasado. 
Fue la primera vez que le mentí, le dije que él me había excitado y que lo había deseado como nunca. 
Me miró y no dijo nada, me besó nuevamente y abrazados se adormiló.

Por la mirada de mi marido sospeché que no le convenció, lo conocía muy bien, su expresión era de extrañeza, no de sospecha, pero algo evidentemente no encajaba. ¿habría dicho algo que no recordaba?. Con esa duda me fui relajando hasta que me dormí.


Me desperté muy tarde, como con resaca, me dolía la cabeza (y el culo). Me encontré una nota de Edu que me informaba que él había preparado el desayuno a Luciana y que se encargaría de llevarla al colegio y que por favor fuera a buscarla ya que él no podía, 
Agradecía lo de anoche ❤️
como firma lo de siempre: "Tu amor".


Me causó sabor amargo, yo no había hecho el amor con mi marido, había cogido con Marcelo. 

No entendía mi actitud, ni por qué actúe o me dejé llevar de esa manera anoche. 
Me sentía una puta, si bien alguien dijo que en una relación de pareja siempre hay un tercero, aunque sea en el pensamiento, nunca me había pasado. 
Amaba a Eduardo, lo deseaba y necesitaba como persona, era mi contra parte. 
No me imaginaba sin él.

Entonces... ¿a qué se debía la aparición de este tipo?.
Comencé a llorar,sin motivo alguno, durante un buen rato.

No concurrí a clases, no estaba de animo, me preparé un baño de inmersión bien caliente. 
Permanecí hasta que el agua se fue enfriando, me sequé y me acosté nuevamente. 
No podía poner en orden mi cabeza.
Para alguien estructurado como yo, esto no debía pasar. 
Tenía sentimientos encontrados, quería estar con Edu, besarlo, acariciarlo pero la visión de Marcelo me inquietaba y desequilibraba mis emociones. Traté de racionalizar la situación: ¿Cómo una persona, poco menos que desconocida, podía desequilibrar toda una sólida estructura hasta hace muy poco?. ¿Tenía carencias no reconocidas?. ¿Estaba insatisfecha?. ¿Habría otra razón oculta?. No lo sabía.

Opté por suponer que había sido algún juego mental, influenciado por la imagen del instructor y quizás los comentarios de las chicas del gimnasio y la conversación posterior con Silvia.

Fui a buscar a mi hija y almorzamos juntas, sus cositas me distrajeron y decidí tampoco ir al gimnasio ese día. 
Al principio la tarde se hizo agradable pero con el correr de las horas comencé a inquietarme sin saber la razón. 
Estaba nerviosa (hasta le grité a Luciana), no me soportaba ni yo misma. 
Cuando llego Eduardo lo recibí fríamente y enojada.

Él se puso cómodo y se sentó conmigo en la cocina mientras terminaba la cena. 
Me preguntó cómo había pasado el día y le contesté con un gruñido. Edu prendió un cigarrillo (nunca lo hace antes de comer) me miró serio y me dijo: "No te parece que tendríamos que hablar". 
Le conteste: "De qué tema querés hablar". "De vos", me contestó. "¿De mí?, si no me pasa nada". "Ayer te comportaste de manera algo distinta que de costumbre". "Estaba muy caliente". "No al principio". "Es que me pusiste la concha al rojo". "Gracias, pero no creo que haya sido yo".

Me dejó helada, me temblaban las manos y la mandíbula.

"P... p... pero... qué decís". 
Pregunte nerviosa.

"Hasta me cambiaste el nombre".
Contesto Edu muy serio.

 "¿Q... q... que y... yo... te cambie de n... nombre?". 😰

"Sí". 
Respondió firme,y muy serio Edu

"Qué de pelotudeses decís".
Le contesté muy alterada.

 "No sólo el nombre, sino que te estas expresando distinto".
Dijo Edu mirándome fijamente.


 "Basta de interrogatorios, no quiero escucharte más"

No sabía cómo salir de esto y me hice la ofendida. 
Si hubiese estado centrada sólo tendría que haberlo explicarlo de la manera como había sucedido y el tema se hubiese agotado. 
Pero al querer disimularlo lo compliqué mucho más.

Sólo Luciana cenó, Edu se refugió en su estudio y yo en la cocina. Qué boluda había sido, caliente como estaba, cuando cogimos anoche, evidentemente, debo haberlo nombrado (¿más de una vez?).

Eduardo no es tonto, lo había dejado pasar para hoy, sin la carga emocional luego del coito. 
Quería hablarlo conmigo para entender qué me había pasado, que le explicara qué me había ocurrido. 
Lo único que logré fue embarrarla más.

Decidí terminar el tema y fui a su estudio. 
Él estaba sentado en su sillón mirando nada. 
Me escuchó entrar pero no se movió.

"¿Estás enojado?", le pregunté. 

"¿Tengo que estarlo?". 

"Sinceramente no sé de qué me acusas", 
dije altiva y con ganas de guerra. 

"Precisamente eso, de no ser sincera".
Remato Edu rápidamente 

La estaba embarrando peor, a Edu es muy difícil ganarle una discusión (y menos si tiene la razón), sus argumentos son irrefutables y te ataca con tus propios dichos, yo ya había renunciado a discutir con él.

"Qué querés que te diga, Edu".

 "¿Tenés que decirme algo?". 

"No... no hay nada que decir, no me acuerdo qué dije o cómo lo dije, y me parece que estás haciendo mucha historia por una nimiedad, un nombre que ni me acuerdo, ni existe... no sé...". 

"Te parece una nimiedad que mientras te estoy haciendo el amor te retuerzas y acabes como nunca lo habías hecho llamando y deseando a otro". 
Pude ver cómo mi esposo comenzaba a perder los estribos.

"Edu yo nunca te he sido infiel". 

"Lo fuiste anoche". 

"Dejate de joder... ese Marcelo no existe, te habrá parecido, no sé quién... me volvés loca", dije gritando histérica, ahora creo que la explosión fue por toda la energía contenida.
Hubo después silencio y Edu me miró colérico.

 "Rosi... yo nunca dije que el nombre sea Marcelo".

Llorando me fui a la habitación, me tomé un Lexo 6 y me acosté. 
No quería verlo, mucho menos hablar con él. 
La situación se había complicado demasiado, no había llevado la conversación como era debido, tenía que haberle dicho cualquier cosa y chau... decirle cualquier tontería... mentirle...

Pero... otra vez cometía el mismo error, creer que con mentiritas confundiría a Edu, el daño estaba hecho y tendría que remediarlo rápido. Había metido la pata hasta el fondo y Edu me había descubierto.
El miedo y el cansancio finalmente me vencieron.
Mañana sería otro día.

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