You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Mi negrito

No dejes de pasar por mi mejor post

http://www.poringa.net/posts/imagenes/4084661/Mi-amada-esposa.html

No te vas a arrepentir!






Qué lástima! Se termina el descanso… el despertador está sonando y comienza un nuevo día, nuevas obligaciones. Estiro la mano torpemente para apagar la campanilla, el fajo de billetes para mi amante descansan contiguos al reloj, bien merecidos los tiene. La luz del amanecer recién comienza a filtrarse por la ventana, giro sobre mí misma, me acurruco sobre el pecho de mi hombre que permanece profundamente dormido, lo miro, qué bello es mi negro!

Respira tranquilamente luego de una extenuante jornada de sexo, su oscura piel africana tiene una textura y un olor especial, tiene un no sé qué que me enloquece.

Aprovecho que está roncando para levantar la sábana tímidamente y mirar con discreción hacia abajo, entre músculos y mas músculos su verga preciosa que permanece tan calma como el…

Vivo rendida a sus pies, nadie me ha cogido nunca como él, es el único hombre al que le entrego mi cola, el único….



Estoy llegando a los sesenta, mi esposo me permite llevar una vida rodeada de lujos, el dinero no es problema para nosotros, vivo en un palacio, en la mejor zona de la ciudad, mi mansión tiene tantas habitaciones que casi no las recuerdo a todas, autos por doquier, alemanes, franceses, americanos, italianos, ingleses, es un apasionado por los coches.

Y si bien es cierto que el dinero no hace a la felicidad, lo cierto es que ayuda, y mucho, su dinero pagó los interminables tratamientos de belleza, los tres liftings de rostro, la media docena de liposucciones de abdomen y por supuesto, estas enormes tetas siliconadas que me encanta lucir.

No tengo de que quejarme, luzco mucho más joven de lo que soy, no tengo de que preocuparme, vivo como una reina.



Ahora les contaré de mi negrito, así lo llamo cariñosamente, él es negro mulato, de gruesos labios y barba candado, de nariz ancha y chata, ojos negros de mirada profunda, se rapa por completo, usa aros y anillos, musculoso, elástico, es más que perfecto…

Recuerdo cuando mis amigas me preguntaban cuanto tenía entre las piernas, uf! Un día tomé un centímetro de costurera y apoyándolo en la base no podía creer lo que veían mis ojos, cuando la punta llegó a treinta y dos centímetros, que verga que tiene! y encima es tan gordota que impresiona, la comparo con mi antebrazo y estamos ahí nomás…



Anoche durante la cena, no tuvo mejor idea que poner una película pornográfica, a él le gustan mucho, a mí no tanto, lo cierto es que eran en su mayoría escenas de felatios y la temperatura fue subiendo lentamente el ambiente, el casi no me prestaba atención, pero yo no dejaba de mirar su entrepierna notando una erección que me hacía perder, llevé mi mano a su paquete y comencé a acariciársela tan larga como era, pronto perdí la atención en la langosta que estaba comiendo para ir a su sexo, bajé un tanto sus pantalones para liberarla, que hermosa verga! acerque mis labios a ella para lamerla, su gruesa cabeza casi no cabe en mi pequeña boca, el me empujaba suavemente obligándome a bajar lo máximo posible, como hacerlo, si era enorme, puse una mano sobre la base, la otra a continuación para masturbarlo en círculos, con paciencia.



En el ambiente solo se escuchaba mi rítmica respiración y los gritos fingidos de las putas de la película. A mi negrito le encantaba que la mame la verga y la excitación por lo que veía era notable, me empujaba más y más profundo hasta hacerme saltar las lágrimas, casi no podía respirar, no llegaba a comerme la cuarta parte de su vergota, por lo que cada tanto aflojaba un poco para lamerla con mi lengüita tan larga como era, saboreando esos hermosos testículos que acostumbraba a depilar para que me enloquezca chupándolos.

Me di cuenta que el llegaría, empezaba a contraerse por lo cual me retiré unos centímetros para fijar mi vista en su puntita sin dejar de masturbarlo rítmicamente con mis manos, que placer me da verlo acabar, ver tan cerca los chorros de lecha blanca saltar sobre su pecho y su abdomen, haciendo contraste con su tono de piel, lo exprimí hasta la última gota, con un dejo se satisfacción en mi rostro.



Mi negrito entonces me abrazaría con locura, con pasión, olvidando la película que tan excitado seguía, ahora tenía toda su atención, me besó con locura, con desenfreno, me hacía sentir tan joven, mis manos recorrieron su torso desnudo, su piel musculosa, su ancha espalda, jugando con el semen que empezaba secarse en su piel, su lengua penetraba mi boca, besaba mi cuello, acariciaba mi cabello, endulzaba mis oídos.

Su juego hacía que mis pezones ardieran en deseo, que mi sexo se mojara, que mi respiración se pausara y que necesitara demasiado aire para llenar mis pulmones, deseaba que me coja, pero él para todo tomaba su tiempo, llevando las cosas el límite del deseo.



Tomo la iniciativa corriendo con fuerza las vajillas que estaban sobre la mesa, luego me aferró por la cintura con sus manos, como si fueran unas tenazas, me levantó y me sentó de golpe sobre la mesa, abriendo mis piernas frente a él, me quité la bata transparente que cubría mi blanca piel, quedé desnuda, sola protegida por ese culote de encaje, mis gigantescas tetas quedaron ante sus ojos, miraba incrédulo, que me importaba los problemas de columna que me estaban trayendo los implantes por el tamaño, si estos minutos justificaban cualquier sacrificio…



Mi negrito siguió entonces con una terrible dosis de amamantamiento, tomó mis pechos entre sus manos y se perdió entre ellos, degustándolos, saboreándolos, tomaba un pecho entre sus manos dejando escapar mi rosado pezón al medio, para pasar su saliva por él, en círculos, presionándolo, lamiéndolo, como me gusta que me chupe las tetas…

Iba de uno a otro, son tan enormes que le es imposible satisfacer a ambos al mismo tiempo.

Lo cierto es que excitaba tanto a mis pezones, que me hacía sentir una electricidad interior incontenible, contraía casi inconscientemente los músculos de mi pelvis al ritmo de su provocación, no podía más, le pedí, le rogué, le supliqué que me cogiera, pero él seguía perdido en mis pechos, mordisqueaba mis pezones, no podía más, mis gritos de placer con el orgasmo que largaba superaron los gritos fingidos de las actrices porno que estaban de fondo en la película que habíamos olvidado…

Mis pezones son muy sensibles, siempre me acabo, aunque no quiera cuando son provocados…



Mi negrito con una sonrisa en los gruesos labios, satisfechos por conseguir el objetivo siguió en su camino arrollador, tomó la gruesa cuchilla que estaba a un costado y la pasó demasiado cerca de mi piel, como acariciándome, la excitación de sentir que mi vida estaba en sus manos fue incomparable, era un juego peligroso, pero me gustaba jugarlo, lo llevó lentamente hacia abajo, colándolo bajo el culote tiró con fuerza cortando la tela, estaba toda mojada, mi clítoris parecía explotar, ahora si estaba lista para él.

Tomó el vino blanco que permanecía cubierto por hielo, y lo derramó por mi cuerpo, desde mi cuello hacia abajo, fue mojando mis pechos, mi vientre, mi concha, estaba tan frío que hizo erizar mi piel y mis pezones parecían reventar en mis tetas.

Sus dedos, índice y mayor se habían colado en mi concha, rozando los pliegues internos de mi húmeda vagina, su pulgar se apoyaba en mi clítoris, moviéndose rítmicamente, su lengua recorría mi piel bebiendo el líquido derramado, estaba tan sensible…


Mi negrito


Ahora sí, me abrí bien a él, levantando las piernas, apoyando los talones sobre la mesa, su enorme verga negra se apoyó en mi agujero y empujó todo lo que pudo, hasta el fondo, eran tan larga, tan gruesa, solo él podía hacerme sentir lo que me hacía sentir, empezó a cogerme, cada golpe me arrancaba un grito, mis ojos estaban fijos en la mitad de su pija que no entraba, él decía que soy estrecha, pero qué diablos… son más de treinta centímetros…

Mientras me cogía sin piedad tomé con mi mano toda la carne que le sobraba y lo masturbé, incluso acariciando sus bolas que se movían como péndulos

Su vista seguía perdida en mis tetas, como cerrado en sus pensamientos, yo no podía dejar de gritar, los orgasmos que me arrancaba de mí ser eran incomparables, indescriptibles…



Lo aparté de mi lado, me bajé de la mesa y terminé de empujar toda la vajilla al piso, me di vuelta, dejando mi espalda a su vista, para luego tirar mi pecho sobre la misma, apoyando en ella mis tetonas, a sus ojos quedaron mis piernas erguidas, mi espalda y mi trasero disponible…



-Pegame!


Fue lo único que le dije, él sabía lo que me gustaba, por lo que me dio un chirlo en la nalga con la palma de su mano, esto me calentó más todavía…



-Dale! Otro! Mas fuerte…


Repitió la operación, con más violencia, y otro, y otro más, me encantaba, sentir la blanca piel de mis glúteos afiebrarse por lo golpes, el chasquido de sus palmas contra mi ser llegaba a mis oídos, las lágrimas brotaban de mis ojos por el dolor infringido, quería más, siempre quiero más…



-Dale! Dale! Vamos por todo

Sabía a qué me refería, me relajé lo máximo posible cuando la punta de su pija se apoyó en mi esfínter y suavemente presionó una y otra vez, parecía desgarrarme, me aferré con uñas y dientes a la mesa, me encanta entregarle mi culo, y como dije, es el único hombre en mi vida que me hace la cola…

Empezó a moverse en mi interior, es tan ancha, tan bella, me destroza toda, y adoro que lo haga, obviamente solo entraba la mitad, como en mi otro agujero, pero para mí era más que suficiente

La mesa se sacudía producto de los continuos embates, me hacía estremecer, seguía azotando mis nalgas, por si fuera poco, mi vista sin querer se posó en el led donde seguía avanzando la película pornográfica, en una escena de sexo anal, tal cual la que yo estaba viviendo, ella se abría los cachetes dejando un primer plano a su ano abierto del tamaño de una pelota de tenis, como seguramente el negrito estaría dejando el mío…



Lo hice sentar sobre la silla donde todo había comenzado, fui sobre el arrodillándome con una pierna a cada lado para bajar sobre su pija, otra vez en mi concha, ahora yo me movía con cadencia, buscando la profundidad justa, su cara volvía a perderse entre mis tetas, me tomaba por mis afiebrados glúteos y me ayudaba en los movimientos.

De repente sus ojos se pusieron en blanco, su verga se ponía más dura en mi interior, llegaba el momento, parecía latir, el momento supremo en el que a una hembra le llenan la concha de leche, como un volcán en erupción su esperma comenzó a bañar la profundidad de mi concha, su fuego con mi fuego.

Me movía regalándole mis últimos orgasmos hasta saber que mi caverna había bebido hasta la última gota, me dejé caer.

Nos miramos y nos besamos apasionadamente…





Mi negrito empieza a moverse en la cama, a mi lado, abre los ojos y sonríe, debo dedicarle a él mi tiempo, esto hará que no pueda narrarles las tres horas siguientes donde me hizo de todo en el cuarto, soy una agradecida y una suertuda de tener a este moreno a mi lado, que me coge como nadie me ha cogido, que tiene la pija más hermosa, dura, y enorme que una mujer pueda imaginar…



Pero todo cuento de hadas tiene su final, incluso para mí, a pesar de tener todos los billetes del mundo, en un par de horas estará llegando el avión proveniente de California, en el viajará mi marido terminando sus viajes de negocios y todo volverá a la normalidad, mi negrito volverá a ser el jardinero, quien trabajará de sol a sol, sin atreverse a levantar la mirada ante la señora de la casa, yo fingiré que es uno más, que ni siquiera se su nombre y le regalaré a mi esposo unos minutos de farsa que le hagan creer que es el mejor en la cama, nuevamente volveré a negarle mi cola, porque eso es de putas, y yo soy una señora y los días pasarán nuevamente, uno tras otro, esperando el ‘triste’ momento en que tome su vuelo a Roma, su próximo destino…






Si quieres hacerme comentarios puedes escribirme con título ‘MI NEGRITO’ a dulces.placeres@live.com

2 comentarios - Mi negrito

pulporubio +1
Relato excelente. Como siempre