Terminó de pajearse y cuando su respiración volvió a tomar su ritmo no tuvo ningún reparo en mandarme un mensaje de texto que decía
“Es primero de año, y estoy tomando sol en el fondo del patio. Solo se escuchan los pájaros y te estoy imaginando arriba del auto con otros dos tipos. El sol y el pensamiento provocaron que en este momento me esté dando con todo”.
Hija de puta, pensé… se está pajeando pensando en mí y en una fiesta, donde tres pijas le están perforando todos sus orificios, y la hija de puta me manda mensajitos de texto para que yo me vuelva loco, se me pare la pija, y tenga que disimular en la mesa familiar la erección.
Así que decidí darle una lección. ¿Así que te haces pajitas fantaseando?
Quedamos con que la pasaría a buscar en el auto para ir al hotel, a darnos murra, esa que cada tanto nos gusta dar y recibir, pero se sorprendió cuando llegué al lugar y el asiento del acompañante estaba ocupado.
-Subí atrás- le dije- él es un amigo que por ahora, para vos, no tiene nombre.
Subió callada, seguramente evaluando si quedarse y disfrutar o salir corriendo y dejar todo lo que había dicho en el plano de la fantasía. Pero subió y se sentó con cara de asustada, más intrigada que otra cosa.
En el semáforo, le dije a Juan Manuel que manejara él, que yo iba a tener que ir atrás para observar qué estaba pasando en el asiento trasero. Cualquier boludez, para tirarme encima de ella, y mandarle hasta el fondo de su boca, mi lengua hambrienta.
Ese beso cumplió su doble objetivo: que se pudiera relajar, y que se excitara tanto que cuando puso su mano en mi cintura, yo le mandé mano por debajo de la calza.
La hija de puta ya estaba toda mojada… así que empecé a acariciarle el clítoris, lubricado por sus propios jugos.
No pudo reprimir un gemido, cuando otra vez, nos detuvo un semáforo. Aproveché para bajar y recuperar la conducción del vehículo cuando le dije a Juan Manuel que siguiera con lo que empecé, y él, ni corto ni perezoso, se subió en el asiento de atrás, y empezó a desnudarla por completo y la subió encima suyo, de espaldas. Es decir, que sus ojos estaban clavados en el espejo retrovisor, mirándome.
Y yo, loco de placer, viendo como su boca se llenaba de O gigantes, y el auto de gemidos, cada vez que ella, se dejaba caer en la pija de Juan Manuel.
El plan original era ir a un hotel alojamiento y coger entre los tres. Sin embargo, viendo las circunstancias, agarré General Paz y enfilé para Acceso Oeste. Mientras manejaba, me rozaba la pija por encima del pantalón. Yo también quería coger, pero ya llegaría mi turno. Por ahora, mi amigo y mi amante estaban disfrutándose de lo lindo.
Ella ya había tomado algo del control y se había subido encima de él, pero ahora mirándolo. Yo veía por el espejo retrovisor toda la hermosura de su culo redondo, que aprisionaba la pija de mi amigo. Y ella gemía y murmuraba cosas como “qué placer”, “acelerá un poco, Agus”, “qué vértigo” y “me gusta la pija de tu amigo”.
También daba otras órdenes, ella, una señora de la casa, tan modocita siempre, decía que aguantara, que no sea tan puto de acabar, que quería seguir cogiendo varios kilómetros más, y que no se como, quería sentir dos pijas adentro suyo.
Yo ya sabía que iba a querer eso, por eso en Acceso Oeste, bajé en Santa Rosa, y enfilé para el lado del INTA Castelar. Un descampado que a esa hora, nos permitiría terminar en el auto, lo que habíamos empezado.
Nomás fue llegar, y abrir la puerta trasera, para que, mientras ellos seguían cogiendo, y ella cabalgándolo, yo empecé a puertearsela en el culo. Ella se quedó rígida, esperando el embate, y yo aproveché para lubricar su culito con los jugos de su concha y apoyé la punta de mi pija en su ano. Me quedé quieto, y dejé que resbalara muy despacito dentro suyo.
Ella empezó a gritar de placer. No eran gemidos. Eran gritos. Y a decir cosas incoherentes. O cosas que jamás se hubiera imaginado decir de ella misma..
-Siiii qué rico es esto… dos pijas para mi!!! Soy la reina de la pija y ustedes dos son dos putos que me van a llenar de lecheeeeee….
Entre la cogida del auto y esta doble penetración, la chiquita no tuvo más remedio que acabar. Un orgasmo enorme que la dejó exhausta.
Ahi fue que nos bajamos, y mientras yo le daba por atras, ella le chupaba la pija a Juan Manuel. Si quería leche, se la iba a tener que ganar.
Y ahi detuve el juego y les pedí que se vistieran. Es hora de regresar, dije.
-Pero yo quiero mi leche!
-La vas a tener, linda.
Se subieron atrás, y cuando reanudamos la marcha ella empezó a chuparle la pija y apretarle los huevos a JuanMa, que no pudo aguantar mucho más… llevaba mucho tiempo dándole, y le soltó toda la leche en la boca, con un gruñido.
-Ahora quiero la tuya, papi
Paré el automóvil a la altura del Hospital Posadas, y le di el volante a mi compañero de ruta. Ella tenía muy claro como sacarme la leche a mi. Se la tragó toda, la pija y la leche.
No pude resistir la tentación de besarle una vez más la boca, tal como había empezado el juego, para terminarlo.
Estas probando la leche de tu compañero, Agus… dijo ella con voz de perra.
Nos reímos mucho y la dejamos en la misma esquina en la que la encontramos, prometiéndonos nuevos encuentros.
“Es primero de año, y estoy tomando sol en el fondo del patio. Solo se escuchan los pájaros y te estoy imaginando arriba del auto con otros dos tipos. El sol y el pensamiento provocaron que en este momento me esté dando con todo”.
Hija de puta, pensé… se está pajeando pensando en mí y en una fiesta, donde tres pijas le están perforando todos sus orificios, y la hija de puta me manda mensajitos de texto para que yo me vuelva loco, se me pare la pija, y tenga que disimular en la mesa familiar la erección.
Así que decidí darle una lección. ¿Así que te haces pajitas fantaseando?
Quedamos con que la pasaría a buscar en el auto para ir al hotel, a darnos murra, esa que cada tanto nos gusta dar y recibir, pero se sorprendió cuando llegué al lugar y el asiento del acompañante estaba ocupado.
-Subí atrás- le dije- él es un amigo que por ahora, para vos, no tiene nombre.
Subió callada, seguramente evaluando si quedarse y disfrutar o salir corriendo y dejar todo lo que había dicho en el plano de la fantasía. Pero subió y se sentó con cara de asustada, más intrigada que otra cosa.
En el semáforo, le dije a Juan Manuel que manejara él, que yo iba a tener que ir atrás para observar qué estaba pasando en el asiento trasero. Cualquier boludez, para tirarme encima de ella, y mandarle hasta el fondo de su boca, mi lengua hambrienta.
Ese beso cumplió su doble objetivo: que se pudiera relajar, y que se excitara tanto que cuando puso su mano en mi cintura, yo le mandé mano por debajo de la calza.
La hija de puta ya estaba toda mojada… así que empecé a acariciarle el clítoris, lubricado por sus propios jugos.
No pudo reprimir un gemido, cuando otra vez, nos detuvo un semáforo. Aproveché para bajar y recuperar la conducción del vehículo cuando le dije a Juan Manuel que siguiera con lo que empecé, y él, ni corto ni perezoso, se subió en el asiento de atrás, y empezó a desnudarla por completo y la subió encima suyo, de espaldas. Es decir, que sus ojos estaban clavados en el espejo retrovisor, mirándome.
Y yo, loco de placer, viendo como su boca se llenaba de O gigantes, y el auto de gemidos, cada vez que ella, se dejaba caer en la pija de Juan Manuel.
El plan original era ir a un hotel alojamiento y coger entre los tres. Sin embargo, viendo las circunstancias, agarré General Paz y enfilé para Acceso Oeste. Mientras manejaba, me rozaba la pija por encima del pantalón. Yo también quería coger, pero ya llegaría mi turno. Por ahora, mi amigo y mi amante estaban disfrutándose de lo lindo.
Ella ya había tomado algo del control y se había subido encima de él, pero ahora mirándolo. Yo veía por el espejo retrovisor toda la hermosura de su culo redondo, que aprisionaba la pija de mi amigo. Y ella gemía y murmuraba cosas como “qué placer”, “acelerá un poco, Agus”, “qué vértigo” y “me gusta la pija de tu amigo”.
También daba otras órdenes, ella, una señora de la casa, tan modocita siempre, decía que aguantara, que no sea tan puto de acabar, que quería seguir cogiendo varios kilómetros más, y que no se como, quería sentir dos pijas adentro suyo.
Yo ya sabía que iba a querer eso, por eso en Acceso Oeste, bajé en Santa Rosa, y enfilé para el lado del INTA Castelar. Un descampado que a esa hora, nos permitiría terminar en el auto, lo que habíamos empezado.
Nomás fue llegar, y abrir la puerta trasera, para que, mientras ellos seguían cogiendo, y ella cabalgándolo, yo empecé a puertearsela en el culo. Ella se quedó rígida, esperando el embate, y yo aproveché para lubricar su culito con los jugos de su concha y apoyé la punta de mi pija en su ano. Me quedé quieto, y dejé que resbalara muy despacito dentro suyo.
Ella empezó a gritar de placer. No eran gemidos. Eran gritos. Y a decir cosas incoherentes. O cosas que jamás se hubiera imaginado decir de ella misma..
-Siiii qué rico es esto… dos pijas para mi!!! Soy la reina de la pija y ustedes dos son dos putos que me van a llenar de lecheeeeee….
Entre la cogida del auto y esta doble penetración, la chiquita no tuvo más remedio que acabar. Un orgasmo enorme que la dejó exhausta.
Ahi fue que nos bajamos, y mientras yo le daba por atras, ella le chupaba la pija a Juan Manuel. Si quería leche, se la iba a tener que ganar.
Y ahi detuve el juego y les pedí que se vistieran. Es hora de regresar, dije.
-Pero yo quiero mi leche!
-La vas a tener, linda.
Se subieron atrás, y cuando reanudamos la marcha ella empezó a chuparle la pija y apretarle los huevos a JuanMa, que no pudo aguantar mucho más… llevaba mucho tiempo dándole, y le soltó toda la leche en la boca, con un gruñido.
-Ahora quiero la tuya, papi
Paré el automóvil a la altura del Hospital Posadas, y le di el volante a mi compañero de ruta. Ella tenía muy claro como sacarme la leche a mi. Se la tragó toda, la pija y la leche.
No pude resistir la tentación de besarle una vez más la boca, tal como había empezado el juego, para terminarlo.
Estas probando la leche de tu compañero, Agus… dijo ella con voz de perra.
Nos reímos mucho y la dejamos en la misma esquina en la que la encontramos, prometiéndonos nuevos encuentros.
6 comentarios - Trio a toda velocidad
vengan los dos!
(alguien tiene que manejar)
que yo me ocupo de vos, despacito, profundamente... en el asiento de atrás
no hace falta que pongas una mujer en el medio!
chupale la japi a tu amigo y tomale la leche, si en el fondo es lo que deseas!
esta bueno que psen estas cosas tanbien por aqui