Por unos zapatos

En aquel entonces aún siendo estudiante, dependía económicamente de mis padres, a los que no les pediría unos zapatos de tacon y plataforma bien putos de los que me había enamorado.
Estos zapatos de tacon de aguja, plataforma de como 18cm, se amarraban al tobillo, bellísimos, valían alrededor de $150, pero de donde podría yo sacar esa suma.
Un par de amigos sugirieron en broma que cobrará por mamar pichas, unos $5, que cualquier chico de esa edad tendría, solo serían 30 mamadas y los tendría, lo cual no era tan mala idea.
Se me ocurrió montar una caja de cartón grande, meterme allí, y por unos agujeros hacer algo como un glory hole, dejaba encargado a algún amigo de cobrar, y quedaría de lo más bien. Pero donde podría hacerlo?
Pensé en el gimnasio desocupado, pero corría el riesgo que nos atraparan, algún lote baldío por ahí? No, me da un poco de miedo. En mi casa? Con mis padres? No no, jamás. Donde mi tío? Ese podría ser, solo que vive un poco lejos, llegaría alguien?
Pasé toda la semana pensando en ello, hasta el fin de semana que visitabamos a mi tío. El me consentia en muchos casos, y era la persona que sabía de mis asuntos sexuales más cercana que tenía. No era por menos, ya que fue con el con quien perdí mi virginidad, y con quien podía hablar abiertamente cualquier tema.
Le propuse mi idea, a la que solo se río
-Ja ja ja, mi chiquita, en serío crees que una mamá da tuya vale tan poco?
-a sí? Nunca he cobrado por ello- le respondí
-facil podrías sacar $50 solo con ello - al decirme eso, mi cara cambió, esto sería más fácil de lo que creí.
-tío, y usted me podría ayudar con ello - le pregunté entusiasmada.
-bueno, si te ponemos una peluca, no mencionas nada de que eres mi sobrina, si, podría conseguir un par de "amigos" que gustosos pagarían - me dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
-solo dos? - repliqué - ocupo $150.
-jajaja mi chiquita, yo seré el tercero - me respondió - yo no me pierdo esa fiesta.
Ya con una gran emoción acepté, solo faltaba arreglar el encuentro. - podrías decir que te quedas en la casa de alguna amiga el fin de semana que viene? - preguntó mi tío - y ahí arreglamos. -por supuesto - respondí mientras le daba un beso apasionado de agradecimiento.
Durante toda esa semana estube entusiasmada, no sólo por lo fácil que sería tener el dinero, el encuentro me generaba un morbo increíble.
El día llegó, salí de mi casa vestida normal, me quedé de ver con lo tío a unas cuantas cuadras y de allí me llevó a una cabaña en la montaña. Alli, me cambié, una falda de cuarta (bien corta), calzón negro de hilo, una blusa con el ombligo pelado, sin sostén, sandalias bajas (ahí solo pensaba en los altos que quería), medias al muslo,una peluca de cabello negro a la cintura que me había traído mi tío (que duré un rato en acomodarla bien).
Estaba terminando de cambiarme, cuando llegaron sus amigos, hombres de unos 30-35 años, apuestos, ya yo quería empezar. Salí a la sala, sus miradas recorrían todo mi cuerpo, con la boca abierta, no dejaban de alagarme.
-Antes de empezar - dijo uno de ellos - me dijo un pajarito que esto es lo que querías. Sacó una caja con los zapatos que quería, mi tío sonreía a ver mi cara de emoción - wow si, esos son - corrí al señor, y besándola la boca le agradecí - puedo probarmelos? - les pregunté - por supuesto - respondieron al unísono - ven siéntate acá - dijo el señor ofreciéndome su regazo. Me senté en las piernas de él, mientras me ajustaba mis nuevos zapatos, sentía su pene erecto debajo del pantalón, por lo que procuré encajarlo entre mis nalgas, debía agradecerle este regalo, y esto me ponía a mil.
Caminé un poco delante de ellos para enseñarlos, estaban estupefactos, no dejaban de decirme lo linda que era, mi tío propuso que modelara los zapatos, pero solo ellos, que me quitara la ropa, los otros dos se entusiasmaron con la idea, por lo que di una vuelta, y empecé a desvestirme.
Solté mi falda, y la dejé caer al piso, daba una vuelta despacio dejando ver mi trasero que les encantaba, me acerque a que cada uno me diera una nalgadas, mientras hacía cara de niña mala, les encanta a eso.
Solté mi blusa, y despacio deje ver mis pechos los apretaba y soltaba, saltaba para que se movieran, denuevo me acerqué para que me tocarán, me pelliscaban los pesones y mi tío hasta los chupaba, me tenían bastante excitado ya.
Me puse de espaldas a ellos, me incliné dejando ver mi trasero, apenas lograba balancearme en estos zapatos, mientras bajaba mis calzones, un silencio total cuando dejé mi conchita rasurada al aire, me puse de 4,porque ya no podía manejar esos zapatos tan altos, casi me caigo, mi tío se acercó, me abrió las nalgas, para que pudieran verme mejor, diciendo que esto es lo mejor, a lo que ellos casi que aplaudían de la emoción.
-Juguemos- dijo mi tío. Trajo la caja de una refrigeradora. - esto es lo que querías verdad? -me dijo mientras me invitaba a meterme. Completamente exitada me metí en ella, y ya tenía hasta los hoyos listos. Acto seguido, los 3 penes empezaron a aparecer por ellos, a los que chupaba de las mejores formas que sabía. Chupaba uno, tocaba a otro, cambiaba giraba, lo metía hasta el fondo de mi garganta, masturbaba los otros, chupaba las bolas que entraban por el agujero, en fin, me divertí a lo loco allí encerrada. No dejaba que el semen se desperdiciara, si veía que ya explotaba uno, lo metía bien adentro en mi boca, y dejaba que se viniera y que el chorro bajara directo.
Luego de poco más de una hora en ello, ya los 3 estaban exhaustos, se habían venido unas 2 o 3 veces cada uno, me sacaron de la caja, y aunque traté siempre de tragarme todo, tenia rastros de semen en la cara, pechos y piernas.
-Y yo? - pregunté excitada, una sonrisa pervertida se dibujó en sus caras, uno de ellos me alzó en sus hombros, como un saco de papas, y me llevó a la habitación, allí me tiró en la cama y procedieron a tocarme toda.
Sus manos apretaba mis pechos, agarraban mis nalgas, me cacheteaban las mejillas, chupaban mis muslos, sus besos recorrían mi cuerpo que se estremecía, peleaban por meterme un dedo en mi vagina, por ver quien me chupaba allí. Yo solo disfrutaba a mas no poder, me sentía una puta allí, y me encantaba.
Luego de un buen rato, nos aceamos, vestimos y los "amigos" se marcharon dándome un beso en la mejilla y susurrando lo bien que la pasaron.
Nos quedamos en la cabaña mi tío y yo por ese fin de semana (que disfrutamos también), y para mí sorpresa, mi tío me entregó los $150 que habíamos acordado.
Estaba feliz, un magnífico fin de semana, los zapatos que quería, y tenía suficiente efectivo para festejar.