Al expresar su declinación a la invitación de su amigo, Roxana, dejó de doblar la ropa y se sentó junto a su novio en la cama.
—Por qué no querés ir? Contame —preguntó.
—Sabes que no me gusta la moda actual que esta sociedad de mierda tiene. Soy hombre de otros tiempos y te respeto mucho.
—¡Ajáááá!Y me encanta tu actitud, tu forma de ser, pero no sé porque no querés ir a la despedida de soltero de tu mejor amigo.
—El padrino es Cristóbal y él es de excesos y descontrol… vos sabes. Seguro habrá stripper y mucho alcohol.
Roxana largó un suspiro y sonrió al tiempo que lo abrazaba.
—Ah es eso, gor? ¿Qué tiene de malo?
—Y que no me parece correcto, vos sos mi única mujer, vos sos la única que quiero ver desnuda. Te amo.
La pareja se puso melosa. Ella le regaló una sonrisa y unas caricias en la espalda.
—Abstemio no sos y te controlas mucho con el alcohol, así que problemas con eso no tendrás y en cuento a la estríper, ¿Qué problema hay? Te divertir, disfrutas del espectáculo y aquí te estaré esperando… en sentido figurado.
Roxana aclaró que si iba a ir a la despedida de Jimena, la novia del amigo de Raúl.
—No te molesta? Es que me parece ridículo hombres con sus teléfonos grabando o babeando por un par de tetas operadas.
—Cada día me enamoro más de vos. Quiero que vayas. Es tu mejor amigo y si para vos no es importante el alcohol, ni las tetas operadas, no debería tener peso para fallarle así a un amigo.
—Los amigos importan, verdad?
—Obvio que sí.
—Está bien iré.
La fiesta se hizo en un salón de barra libre y show erótico. Juan toleraba ambientes desagradables siempre que la compañía sea buena, como la de sus amigos, pero se sintió solo y al ver como se volvían de babosos junto con los invitados que no conocía. Buscó a su amigo y por respeto, se despidió.
El lunes por la noche, recibió un mensaje de Johana, amiga de Roxana, pero desde hace unos días, lo buscaba a él porque sentía una atracción sexual muy fuerte.
A pesar de la advertencia, ella insistió en buscarlo porque la tensión sexual iba en aumento y cuando se intercambiaron fotos, no parecía importale a él.
Los placeres de la carne son la debilidad de las personas.
Johana le envió un video mostrándole las tetas. Era firme, redonda y natural. El siguiente video fue metiéndose los dedos en la vagina frente al espejo.
A Juan le gustó, pero se enojó y no volvieron a hablar. Dos días después, Johana le pide encontrarse para disculparse y el acepta.
Un viernes por la tardecita, ella llegó a casa de Juan. Se saludaron y hubo respeto mutuo, pero esa blusa roja, escotada le llamaba mucho la atención a Juan. Le ofreció de beber y luego se sentaron a charlar.
—Quería disculparme, como dije por teléfono, porque mi actitud. Sabes que soy una mujer caliente y directa y me dejé llevar por esta atracción que tenemos.
—Sí es verdad, yo también siento atracción de estar soltero…
—¿Qué?
—Te daría sin dudar.
—¿Te acostarías conmigo estando soltero? Y si le pedís un tiempo a Rox para liberarte del compromiso y jugar un rato conmigo?
—No dejaré a Roxana por nada del mundo.
—Ni siquiera por una infidelidad…
Juan se puso en alerta. El sorpresivo comentario de Johana le cayó como un balde de agua fría y prefirió negarlo.
—Ay yo no te puedo mentir si me mirás con esos ojos —Sacó su teléfono y le mostró un video: en él se veía a Roxana entre el gritería de las mujeres con los estripers. Ella fue una de las que fue invitada a subir a unirse a los estríper. Metió mano en los abdominales y se dejó manosear. El hombre alzó los brazos apoyándoselos sobre el caño mientras que recorría el cuerpo de la joven con ambas manos y terminaba en la cola, dándole un par de nalgadas. Roxana disfrutaba el salvajismo.
La euforia de las mujeres era la misma o mayor que las de los hombres ante una estríper. Había griterío, palmas, descontrol…
Las chicas la animaban a que toque y meta mano. El estríper se puso delante de ella y la agarró de los brazos. El hacía que ella acaricie su cuerpo y llevó las manos a su pene, por encima del bóxer. Roxana lo disfrutaba. Luego le agarró una mano y con la otra separó el bóxer, lo suficiente para que sienta el miembro al natural.
Roxana se agachó y levó la boca al pene por encima del bóxer y se acabó le video.
—Estaba pasada de alcohol —Juan la insultó y arrojó al suelo lo primero en encontró en la mesa. Se molestó mucho— Es una puta. Prefiere manosear a otros, en lugar de manosearme a mí. Soy su novio llevamos cuatro años juntos.
Johana quiso decir unas palabras pero no pudo. Juan estaba muy nervioso.
—Quien sabe con cuantas veces más me cagó. ¡Es una hija de mil putas!
Johana esperó a que se tranquilice, se sentó en el suelo, a su lado y le dijo:
—Sé cómo podrías vengarte…
—¿Cómo?
Las miradas de ambos se encontraron. Ella transmitía deseo. Invitaba al pecado, a la sabrosa lujuria, al desenfreno carnal de sus cuerpos consumidos por el fuego de la pasión.
Bloqueando sus pensamientos, apagando su mente. Dolido y con deseos de venganza, la besó. Cayeron al suelo sin despegar su labios. Aumentó la intensidad. Vivian el deseo de sacarse las ganas. Se quitaron la ropa sin dejar de besarse y de tocarse. Ella mordía los labios de Juan y él le metía los dedos en la vagina.
—¡Haceme tuya!
Juan se acostó en el suelo y sin perder tiempo ella se sentó sobre él, montando su miembro erecto. Fornicaron de forma salvaje, como si no hubiera un mañana, como si no lo hubiesen hecho jamás.
Johana le pidió que le diga cosas sucias. Le gustaba escuchar el golpe de sus nalgas o que la tomaran del cuello. Le gustaba lo rudo.
—¡Te voy romper el culo hija de puta!
Johana se puso en cuatro y Juan, sin piedad, le dio duro. Los gemidos de la joven. Encontraron el tono más alto y no les importó que puedan sr escuchados por os vecinos. Se entregaron a la pasión desenfrenada y se liberaron de todo límite moral.
Roxana se encontró con el espectáculo de su novio y su mejor amiga. Se sintió traicionada y humillada. Se enojó con ambos.
Juan sintió la hipocresía más descarada por parte de Roxana. Dejó que hablara, hasta que le puso límites en sus ataques y reclamos por cosas que no venían al caso.
—Yo soy un adultero, pero vos sos la santa. ¿Y manosear y dejarse manosear por estripers? ¿Qué es?
Roxana se sorprendió pero prefirió no indagar.
—Así es. Vi el video.
—¿Cuál? –preguntó haciéndose la desentendida.
Juan agarró el teléfono de su amiga. Este lo desbloqueó y le mostró la evidencia innegable. Roxana sintió que el mundo se le vino abajo.
—Por qué no querés ir? Contame —preguntó.
—Sabes que no me gusta la moda actual que esta sociedad de mierda tiene. Soy hombre de otros tiempos y te respeto mucho.
—¡Ajáááá!Y me encanta tu actitud, tu forma de ser, pero no sé porque no querés ir a la despedida de soltero de tu mejor amigo.
—El padrino es Cristóbal y él es de excesos y descontrol… vos sabes. Seguro habrá stripper y mucho alcohol.
Roxana largó un suspiro y sonrió al tiempo que lo abrazaba.
—Ah es eso, gor? ¿Qué tiene de malo?
—Y que no me parece correcto, vos sos mi única mujer, vos sos la única que quiero ver desnuda. Te amo.
La pareja se puso melosa. Ella le regaló una sonrisa y unas caricias en la espalda.
—Abstemio no sos y te controlas mucho con el alcohol, así que problemas con eso no tendrás y en cuento a la estríper, ¿Qué problema hay? Te divertir, disfrutas del espectáculo y aquí te estaré esperando… en sentido figurado.
Roxana aclaró que si iba a ir a la despedida de Jimena, la novia del amigo de Raúl.
—No te molesta? Es que me parece ridículo hombres con sus teléfonos grabando o babeando por un par de tetas operadas.
—Cada día me enamoro más de vos. Quiero que vayas. Es tu mejor amigo y si para vos no es importante el alcohol, ni las tetas operadas, no debería tener peso para fallarle así a un amigo.
—Los amigos importan, verdad?
—Obvio que sí.
—Está bien iré.
La fiesta se hizo en un salón de barra libre y show erótico. Juan toleraba ambientes desagradables siempre que la compañía sea buena, como la de sus amigos, pero se sintió solo y al ver como se volvían de babosos junto con los invitados que no conocía. Buscó a su amigo y por respeto, se despidió.
El lunes por la noche, recibió un mensaje de Johana, amiga de Roxana, pero desde hace unos días, lo buscaba a él porque sentía una atracción sexual muy fuerte.
A pesar de la advertencia, ella insistió en buscarlo porque la tensión sexual iba en aumento y cuando se intercambiaron fotos, no parecía importale a él.
Los placeres de la carne son la debilidad de las personas.
Johana le envió un video mostrándole las tetas. Era firme, redonda y natural. El siguiente video fue metiéndose los dedos en la vagina frente al espejo.
A Juan le gustó, pero se enojó y no volvieron a hablar. Dos días después, Johana le pide encontrarse para disculparse y el acepta.
Un viernes por la tardecita, ella llegó a casa de Juan. Se saludaron y hubo respeto mutuo, pero esa blusa roja, escotada le llamaba mucho la atención a Juan. Le ofreció de beber y luego se sentaron a charlar.
—Quería disculparme, como dije por teléfono, porque mi actitud. Sabes que soy una mujer caliente y directa y me dejé llevar por esta atracción que tenemos.
—Sí es verdad, yo también siento atracción de estar soltero…
—¿Qué?
—Te daría sin dudar.
—¿Te acostarías conmigo estando soltero? Y si le pedís un tiempo a Rox para liberarte del compromiso y jugar un rato conmigo?
—No dejaré a Roxana por nada del mundo.
—Ni siquiera por una infidelidad…
Juan se puso en alerta. El sorpresivo comentario de Johana le cayó como un balde de agua fría y prefirió negarlo.
—Ay yo no te puedo mentir si me mirás con esos ojos —Sacó su teléfono y le mostró un video: en él se veía a Roxana entre el gritería de las mujeres con los estripers. Ella fue una de las que fue invitada a subir a unirse a los estríper. Metió mano en los abdominales y se dejó manosear. El hombre alzó los brazos apoyándoselos sobre el caño mientras que recorría el cuerpo de la joven con ambas manos y terminaba en la cola, dándole un par de nalgadas. Roxana disfrutaba el salvajismo.
La euforia de las mujeres era la misma o mayor que las de los hombres ante una estríper. Había griterío, palmas, descontrol…
Las chicas la animaban a que toque y meta mano. El estríper se puso delante de ella y la agarró de los brazos. El hacía que ella acaricie su cuerpo y llevó las manos a su pene, por encima del bóxer. Roxana lo disfrutaba. Luego le agarró una mano y con la otra separó el bóxer, lo suficiente para que sienta el miembro al natural.
Roxana se agachó y levó la boca al pene por encima del bóxer y se acabó le video.
—Estaba pasada de alcohol —Juan la insultó y arrojó al suelo lo primero en encontró en la mesa. Se molestó mucho— Es una puta. Prefiere manosear a otros, en lugar de manosearme a mí. Soy su novio llevamos cuatro años juntos.
Johana quiso decir unas palabras pero no pudo. Juan estaba muy nervioso.
—Quien sabe con cuantas veces más me cagó. ¡Es una hija de mil putas!
Johana esperó a que se tranquilice, se sentó en el suelo, a su lado y le dijo:
—Sé cómo podrías vengarte…
—¿Cómo?
Las miradas de ambos se encontraron. Ella transmitía deseo. Invitaba al pecado, a la sabrosa lujuria, al desenfreno carnal de sus cuerpos consumidos por el fuego de la pasión.
Bloqueando sus pensamientos, apagando su mente. Dolido y con deseos de venganza, la besó. Cayeron al suelo sin despegar su labios. Aumentó la intensidad. Vivian el deseo de sacarse las ganas. Se quitaron la ropa sin dejar de besarse y de tocarse. Ella mordía los labios de Juan y él le metía los dedos en la vagina.
—¡Haceme tuya!
Juan se acostó en el suelo y sin perder tiempo ella se sentó sobre él, montando su miembro erecto. Fornicaron de forma salvaje, como si no hubiera un mañana, como si no lo hubiesen hecho jamás.
Johana le pidió que le diga cosas sucias. Le gustaba escuchar el golpe de sus nalgas o que la tomaran del cuello. Le gustaba lo rudo.
—¡Te voy romper el culo hija de puta!
Johana se puso en cuatro y Juan, sin piedad, le dio duro. Los gemidos de la joven. Encontraron el tono más alto y no les importó que puedan sr escuchados por os vecinos. Se entregaron a la pasión desenfrenada y se liberaron de todo límite moral.
Roxana se encontró con el espectáculo de su novio y su mejor amiga. Se sintió traicionada y humillada. Se enojó con ambos.
Juan sintió la hipocresía más descarada por parte de Roxana. Dejó que hablara, hasta que le puso límites en sus ataques y reclamos por cosas que no venían al caso.
—Yo soy un adultero, pero vos sos la santa. ¿Y manosear y dejarse manosear por estripers? ¿Qué es?
Roxana se sorprendió pero prefirió no indagar.
—Así es. Vi el video.
—¿Cuál? –preguntó haciéndose la desentendida.
Juan agarró el teléfono de su amiga. Este lo desbloqueó y le mostró la evidencia innegable. Roxana sintió que el mundo se le vino abajo.
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