You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

A Serena le Gustan Mayores: Parte 12

Les traigo la doceava parte de este fanfiction del universo pókemon, dividido como siempre en breves capítulos. Serena y Álex toman caminos separados. Nuestra protagonista creyó que tendría una tarde de paz lejos del edificio de Pokeporn en el rancho, ideal para descansar del abismo de lujuria en el que descendía… pobre ilusa.

En el universo de este fanfiction todos los personajes tienen 18 años o más.


Starring

Serena:



A Serena le Gustan Mayores: Parte 12

orgia

oral

serena

pokemon


Capítulo 31. Falta de códigos



Tras despedirse de sus compañeras de trabajo Álex buscó con la mirada a Serena sin encontrarla. Duke le dijo que le pareció haberla visto ir al baño.

- Si la vez dile que estoy en mi camerino cambiándome, que me espere para irnos.

- Tu próximo trabajo es en una semana. – Le anunció- ¿Crees que tu aprendiz esté lista para entonces o vamos a lo seguro?

- Veremos si se decidió con el espectáculo de hoy. Los anales que me mandé pueden amedrentar a cualquiera. Por si acaso ten a una chica lista, una con experiencia por si Serena acepta. El contraste de la novata con la experta siempre tiene éxito.

- Tú mandas. Te conseguiré a una de las mejores. Mantenme informado al respecto. Si Serena no está lista o decide llevar su carita de hada a otra parte tendré listo un plan B.- Validó con su característica forma de hablar, pausada y determinada como siempre.

Una vez en su camerino, un cubículo con un espejo decorado con fotografías, artículos de revistas y portadas de sus películas además de un asiento y un ropero con percheros. Se quitó la bata de baño quedando desnudo, la colgó y se dispuso a ponerse una muda de ropa cuando se dio cuenta de que no estaba solo.

- Serena… ¿Quién te dijo donde estaba mi camerino?- La kalense estaba oculta a un costado de la puerta, por lo que no la vio al entrar.

- May. – Contestó mientras abría la puerta para dejar su sombrero colgado en el picaporte.- También me dio este truco para que no nos molesten. Además me dijo que no soy la única que te hace una visita sorpresa acá.

- ¿Te gustó lo que viste hoy? ¿Tomaste una decisión?- Preguntó viendo a la joven acercándose con parsimonia.

- Quiero estar en una de tus fotografías en el espejo, son muy atrevidas.

Serena se arrodillo mientras él se sentaba, acercándose como una felina hacia la entrepierna desnuda de su hombre, acercándose su rosto al miembro, primero olfateándolo, luego pasándole la lengua al tronco, aún venoso obsequiándole besos en distintos puntos.

- Voy a tomar eso como un sí.

- Esta muy salada, me va a subir la presión. Y tiene un olorcito muy... exótico.

A pesar de venir de una escena de sexo candente sin haber pasado por el baño, tras haber metido la polla en cada agujero de esas dos talentosas actrices, Serena envolvió el glande con su delicada boca y lo engulló con lentitud hasta que reposó en el fondo de su boca, donde sus glándulas salivales le dieron un refrescante lavado.

- ¿No prefieres esperar a llegar a casa y que me dé una ducha?- Preguntó viéndola lidiar con toda clase de sabores y en especial, el sudor. Había sido una jornada de trabajo larga y un cuerpo como él levantaba temperatura aún con el aire acondicionado.

La cabeza de Serena subió y bajo varias veces despejando cualquier duda en el hombre, abordando ese placentero viaje que la kalense le obsequiaba. Vaya que tenía potencial.

- Quedo reluciente de limpia, ya no necesitas bañarte, puedo hacerlo con mi boca.

- No tienes que obligarte a hacer cosas desagradables para complacerme, preciosa, no quiero que hagas nada por compromiso.

- Quiero hacerte esto y mucho más. Sentí mucha envidia de May y Lillie al verlas comerte entero en todo el cuerpo, en lugares que yo debí probar antes y aún no lo hice…

- ¿Te refieres a…

- Sí, a ese lugar. No quiero perder más tiempo, si quiero estar en tus videos tengo que dominar todos los trucos.

Serena volvió a arremeter pujando su cabeza hacia abajo para meterse el rabo al entero. Claro que después de hacerlo trabajar no estaba del todo erecto, sino habría sido imposible que cupiera cómodo en su boca, no obstante, sus placenteros y húmedos labios surtían efecto rápido y de a poco, el tejido cavernoso se irrigaba endureciéndose bajo la piel.

- Ahhhh.- Expresó sacándosela de la boca para tomar aire.- No importa, tengo que acostumbrarme a comerme pollas todas sucias, sinó no voy a llegar a ser la mejor.

- ¿La mejor? ¿Cómo pasaste de ponerte roja como un Charmeleon por mostrar un pezón a querer ser la mejor del porno? ¿Recuerdas cuando te chorreaste toda solo porque besé tus pechos? Mírate ahora.

Serena sonrió hasta que su sonrisa fue borrada por meterse el pene en la boca, nuevamente abrazando el glande en su extremo para bajar estirando toda su piel. Ya no llegaba a la base, estaba casi del todo erecto y lo sentía latir peligrosamente dentro de su boca.

La lengua de la joven acaricio el pequeño orificio urinal que tantas bocas había alimentado con su blanco fruto, luego lamio como una felina cada lado del rabo y descendió hacia los testículos, salados al extremo, grandes y colgantes, apenas entraban en su boca cuando los succionó para introducirlos en ella. Succionó uno y luego el 2do dejándolos limpios y brillantes gracias a su saliva, que vertió en el glande para volver a chupar el pene.

- Oooh, Serena, mi amor, vaya que aprendiste rápido.- Jadeó sintiendo placer verdadero, para nada fingido. Casi sin darse cuenta, su mano la tomó de los pelos dorados de manera involuntaria para controlar la velocidad de la mamada. La chica puso sus manos en los torneados muslos y se dejo penetrar la boca a una velocidad creciente.

- Mmm vas a hacer que me corra, me pone a mil ver tu cara angelical metiéndosela como una muerta de hambre.- Expresó admirándola mientras con el cabezal en la boca, no dejaba de atacarlo a lengüetazos en todas direcciones.

- Ahora voy a meter mi cara angelical en un lugar mejor…- La chica posiciono su boca en los testículos plantando un beso muy sonoro en ellos, desde allí, beso a beso, fue bajando con la promesa del primer anilingus a su hombre… sin embargo el destino tenía otros planes.

Una joven castaña de exuberantes pechos ingresó de improviso al camerino rompiendo con el candor del momento.

- ¡Oh lo siento! ¡Mierda no debí meterme!- Chilló May asomándose y haciéndolos despegarse. Serena del susto se incorporo tan peligrosamente que casi le da un cabezazo en la mandíbula a Álex.

- ¿No viste el sombrero?- Preguntó Serena sin poder ocultar su fastidio.

- No, debió haberse caído. Lo siento, lo siento, es que necesitaba preguntarle algo a Álex y es bastante urgente.

- Esta bien, de todas formas ya nos íbamos.- Cedió Serena alborotada. Había momentos frágiles que de ser rotos no podían recomponerse. La chica arremetería de nuevo al llegar a casa de Álex en la preciada intimidad.

- ¿De qué se trata?- Preguntó el hombre, aún desnudo vistiéndose frente a ambas jóvenes con suma naturalidad, ocultando su ostentoso tatuaje del Arbok bajo una remera oscura.

- Con Duke, Jezz, Lillie y algunos otros de la producción vamos a visitar a Giselle y pensamos que querrías acompañarnos, el horario de visita es muy estricto por eso la urgencia.- Contó aún perturbada por haberles arruinado el momento.

- ¿Está en el hospital? Fue mucho más grave de lo que pensé entonces.- Se apenó Serena que de súbito sintió a su lívido descender a los suelos.

- Esta en las noticias, hubo una batalla pókemon de por medio incluso, los detalles son muy escabrosos y pensamos que si íbamos a darle nuestro afecto le haríamos el momento más llevadero.

- Lo que va a hacer el momento más llevadero es cuando encuentre a esos hijos de puta y les reviente la cabeza.

- Álex, por favor, no es momento de pensar esas cosas. No intentes ninguna locura.

- Ah se ve que aún no conoces su lado violento, tiene problemas con la ira grandes como un Wailord. – Soltó incomodando al hombre antes de abrir la puerta para irse.- En fin, estamos afuera cualquier cosa.

- Espera, diles que voy, que me esperen unos minutos.- May los dejó a solas susurrando “perdón”.- Mira, sé que teníamos planes y soy el primero que lamenta no llevarlos a cabo…

- No tenes que ni decirlo.- Lo interrumpió poniendo su dedo índice en sus labios.- Anda tranquilo, después de todo capaz en el futuro ella sea una compañera de trabajo y tienen que mostrarle su apoyo.

- Somos un grupo unido frente y detrás de cámara, espero que entiendas que no puedo estar ausente después de lo que le hicieron, necesito saber quiénes fueron…

- No pienses en hacer locuras ¿Si? Tienes que alejar esas ideas de justiciero de tu cabeza, es suficiente con que seas actor y mecánico, no intentes ser superhéroe.- Le pidió y Álex asintió aunque con desgano.- ¿Podrías dejarme en el departamento?

- Me imagino que querrás poner a Shauna al día con lo ocurrido.- Se percató mientras se ponía la ropa interior y los pantalones.

- ¿Qué no tengo que hacer? Tengo que ir a ver si Trevor me depositó MI dinero y quiero visitar a mis pókemon en el rancho, los tengo abandonados pobrecitos.

- ¿Te parece que te pase a buscar por la noche?- Preguntó Álex que a pesar de todo, no perdía de vista el objetivo de entrenarla para su carrera actoral.- Hay cosas que no voy a poder sacarme de la cabeza… eso que estuviste a punto de hacerme me tiene intrigado.

- Te espero en el departamento cuando quieras. Pongamos nuestras cosas en orden y veámonos en la noche. – Y la chica abrazó a Álex para besarlo con mucha dedicación, buscando pegar su lengua a la suya casi de inmediato por varios minutos.

- Amor, debemos seguir.- Se despegó casi con fastidio como un adolescente dejando su cómoda cama para atender una obligación.- Mierda, odio las interrupciones.

- Mmm tu boca también tiene un sabor exótico, esas dos putas te sazonaron.

Afuera del camerino, un joven rubio de mirada penetrante y expresión adusta los esperaba apoyado contra la pared cruzado de brazos con un sombrero magenta de visera circular girando en una mano.

- ¡Mi sombrero!- Reconoció Serena tomándolo de inmediato.- ¿Eres Gladio verdad? ¿Vas con el grupo a visitar a Giselle?- Preguntó Serena sin recibir una respuesta inmediata.

- Encontré el sombrero rodando por el pasillo. Hay correntada debido a que abren las ventanas para ventilar los ambientes. Hay que mantener el edificio ventilado para que el aire no se vicie.

La manera hostil en la que miraba al grandulón y su posición rígida evidenciaban que había algo más que la devolución del coqueto accesorio.

- Serena, amor, espérame afuera. Gladio tiene asuntos que tratar conmigo. El mismo muchacho rubio asintió confirmando que sus afirmación era correcta.

- Okey… asuntos de hombres me imagino. Te espero en la motocicleta, no tardes. – Aceptó más intrigada por ese aproximamiento violento que ofendida por no poder participar en la conversación.

- Hiciste algo que no estaba en el contrato con mi hermana. Ella le especificó a Duke que no estaba lista para un anal y lo sabías. Demostraste no tener códigos y ser poco profesional- Arrojó de una sin vueltas demostrando que a pesar de tener dos cabezas menos y ser un muchacho menudo, no tenía ni una pizca de miedo.

- ¿Le hice daño?- Desvió la conversación con toda su experiencia.

- Esta muy dolorida pero ilesa.

- Entonces no me interesa. – Lo cortó en seco sin dejarse intimidar. – Me lamentaría mucho si la hubiera lastimado, trato a mis compañeras con mucho cuidado, como no es el caso solo diré que salió una escena fantástica y si estás en este negocio, deberías saber que por más que haya acuerdos de palabra y planeación al rodar sale lo que sale, a veces se dan decisiones en el momento que mejoran la idea inicial.

- No es el punto si la escena salió mejor o no, la cuestión es que habíamos planeado su debut anal en nuestra serie de “Alola Tabú” y lo arruinaste. Yo debí ser el primero, no tú…

- Estas leyes de Alola.- Susurró incrédulo arrugando la frente con los dedos frente al fondo del dilema: quería ser el primero en culear a su hermana frente a las cámaras.- ¿De eso se trata? ¿De qué se la metí en el culo antes que vos?

- No dirías lo mismo si fuese al revés. Si me hubiera tocado trabajar con Serena y rompiendo nuestro acuerdo se la hubiera enterrado por detrás.- Respondió con mucha calma, demasiada para lo bizarro de la conversación.- La palabra es importante para mí y los acuerdos se respetan.

- ¿Cuál es el punto? Lo hecho, hecho esta y no hay vuelta atrás ¿Qué puedo hacer al respecto? – Preguntó sin entender el punto del reproche. No era como si pudiera volver en el tiempo para enmendar la “libertad” que se tomó con la blonda. – No te voy a dejar que me la metas si es lo que estás pensando.

- No estoy para bromas. Si tienes códigos, y escuché que sí, quiero ser el primero en tener sexo anal con Serena en un video. Es lo justo.

- ¿Con que de eso se trataba? Te flechó Serena y pensaste: ¿Qué puedo hacer para metérsela en el culito? – En el fondo no lo culpaba, el también había sentido el flechazo desde que la conoció. - Ella no tiene experiencia en eso, no está lista.

- Lillie tampoco lo estaba. Por el momento habíamos hecho videos tabú “soft”, masturbaciones, masajes y voyeurismo. Si ella dijo que lo había hecho antes fue mentira.

Álex había visto su trabajo. Eran videos bajo la etiqueta de incesto, tan genéricos como efectivos. Recordaba uno de Gladio ingresando a la habitación de Lillie descubriéndola masturbándose frente a la pc, abierta de piernas tocándose con los auriculares puestos viendo fotos familiares de ellos en las playas de Alola. Él, en secreto, le hacía compañía jalándosela a sus espaldas viéndola.

En otro la jovencita espiaba por el ojo de la cerradura a su hermano desnudo cambiándose y era descubierta con resultados sexuales algo “ligth” para lo que él estaba acostumbrado: la obligó a desnudarse en venganza y observo cada recóndito de su cuerpo con especial esmero.

El que más sensaciones le había despertado era uno en el que Lillie llegaba con la rodilla herida por haberse chocado una roca en la playa y Gladio le pasaba una pomada analgésica. Al ver sus entrepierna tan de cerca estando ella sentada y él arrodillado, su mano subió incontrolable hacia un destino que nada tenía que ver con la herida… ninguno había llegado a una penetración aún y parecían avanzar progresivamente en perversión capítulo a capítulo. Parecía llevar su saga de videos con mucha paciencia.

- En mis años de carrera nunca tuve un problema así. Un par de veces en mi juventud por mi impericia y arrojo lastime a unas compañeras, tú sabes, gajes del oficio… que me echen en cara que no debí meterla en un agujero porque otro quería ser el primero jamás me ocurrió.- Desmereció todo ese asunto, impaciente por terminarlo.

- Quizás sea una tontería porque sos famoso y tus producciones tienen el éxito asegurado, para los que venimos de abajo y planeamos nuestras producciones con cuidado quedarnos sin el debut anal de la estrella principal es bastante grave. Te abusaste de la buena predisposición de mi hermana y sus deseos de progresar.

- ¿Qué insinúas? ¿Qué lo hice porque me creo importante? Ya te dije, fue algo que se dio en el momento, la excitación te lleva a superar barreras, Lillie lo entendió y todo termino bien con ella, que es lo que me importa. Sin ofender pero el trabajo está hecho y esta conversación la deberías tener con ella.

Álex que era de ir al hueso, odiaba esas pláticas de borracho donde cada quien tenía su punto y no llegaban a ningún lado. Por suerte May regresó preocupada por él preguntándose si venía o no interrumpiéndolo por 2da vez aunque con resultados opuestos.

- Esto no ha terminado.- Replicó Gladio, todavía apoyado contra la pared como un traficante de drogas en un callejón. Había que reconocerle al novato sus agallas.

- Tengo una idea. Dame tu número y te la propondré luego cuando termine de visitar a Giselle.

- ¿Qué tienes en mente?- Se interesó bajando la guardia.

- Apúrate, me están esperando. Dame tu número y ni bien pueda te doy una respuesta. Nunca pusieron en juego “mis códigos”. Quiero zanjar este asunto cuanto antes.



Capítulo 32. Temporada de apareamiento


Shauna no se encontraba en el departamento. Ni bien llegó recibió el mensaje de ella de que el dinero por las fotografías estaba depositado y ella se fue a una producción para la revista “LenceMaid” una publicación quincenal erótica de ropa íntima.

Como una estatua de oro, el pókemon amarillo Hypno estaba sentado de piernas cruzadas en el sofá, inmóvil. Cualquiera que no supiera de su existencia se llevaría un susto de infarto.

- Bueno, estamos solos tú y yo Creep.- Expresó sentándose en el sofá junto a él, acariciando su suave pelaje, ajetreada tras tantas experiencias vividas. Su mente necesitaba una pausa de inmediato, una ducha tibia de varios minutos sería lo ideal, comer algo dulce también le ayudaría a recargar energías.

- Ya sé lo que estás pensando, no intentes ninguno de tus trucos. – Lo alertó.- Si te portas bien puedes acompañarme al rancho a visitar a mis pókemon. No intentes ningún truco o te meto en la pokebola y te regalo a cualquiera que encuentre.-Lo amenazó fastidiada, sabiendo que con el pókemon psíquico cualquier excusa le venía bien para tener sexo con su entrenadora.

Creep ni se inmuto.

- Dije que no te pongas pesado pero podes hablar telepáticamente o… olvídalo. Me voy a bañar. Ni se te ocurra entrometerte.

Tras bañarse, perfumarse, comer (hizo todo en orden de importancia para ella) salió rumbo al Rancho sin dejar de enviar mensajes con su celular. Le dio señales de vida tanto a su amiga como a su madre, que no paraba de expresarle su preocupación debido a su nula disponibilidad para las videollamadas. “¿Es cierto lo que dice Shauna? ¿Qué tienes un novio atractivo? Me dijo que me sorprenderías pero no me quiso dar detalles la muy %4#*!” le preguntaba entre otras cosas menos decorosas como si iba a ser abuela pronto.

Serena le contestó que estaba bien y no la fastidie. Después de todo ni ella sabía si eran novios o no. A pesar del afecto que se tenía con el motociclista brabucón más cerca de los 50 que de los 40, la relación era confusa. ¿La trataba así de bien porque la veía como una posible compañera de trabajo o de verdad le tenía aprecio? ¿Qué pasaría una vez que obtuviera un lugar en la industria? ¿Se olvidaría de ella o adoptaría otra alumna? ¿La veía como una posible pareja o solo una amistad con la que deseaba tener privilegios de alcoba?

Al bajar del transporte insular junto a Creep (que se robó todas las miradas sin que él se inmute) y sentir el clásico ventarrón fresco costero se obligó a alejar esos pensamientos negativos. No obstante, como de costumbre, el destino no quería darle paz.

Como siempre, había algún tipo de disturbio en la recepción de la guardería. Ese día se trataba de un Clefairy que encontró una piedra lunar en estado natural cerca de unas canteras abandonadas y evolucionó sin que su entrenadora estuviera presente.

- ¡Me perdí la evolución de mi Arcane por su culpa! ¿Acaso tiene piedras evolutivas tiradas por ahí para que los pókemon las encuentren?- Estalló una joven de cabello rosado corto y se notaba a leguas que tenía predilección por el tipo hada.- ¡Que negligentes, andar evolucionando pókemon ajenos debería ser un crimen!

- Ya le dijimos señorita, estas piedras cayeron al planeta desde siempre, es imposible que sepamos donde están todas. Su pókemon encontró una piedra silvestre…- Se excusó (y para Serena con razón) un muchacho de gorra color caqui y chaleco de pescador que parecía un cazador.

- Yo lo vería como una evolución gratis. Con lo que se dispararon los precios de las piedras no veo con malos ojos que mis pókemon evolucionen por su cuenta.- Bromeó una empleada contigua atendiendo a un sujeto con de la fila empeorando la discusión.

- ¡Mi Arcane no es cualquier pókemon, solo puede evolucionar una vez y me lo he perdido! ¡Ver a un Clefairy evolucionar es uno de los espectáculos más hermosos y solo se da una vez! Seguro ni siquiera aprendió masa cósmica…

Pasaron como veinte minutos hasta que por fin le tocó que la atiendan a ella (la chica de pelo rosado se llevo a todos sus pókemon hada y aseguró que prefería dejarlos en el Monte Magma antes que regresarlos allí).

- ¿Serena verdad?- Preguntó el encargado de la recepción que por algún motivo la reconoció antes de que se presentara. – Por fin apareciste.

- Si ¿Ocurre algo?

- Quisimos comunicarnos desde hace días, quizás no atendías a tu casilla de correos pero tenemos una situación con uno de tus pókemon.- Y tras revisar en una computadora…- tu Pangoro.

- ¿Pangoro? ¿Qué le ocurrió? No estuve al tanto de mis correos, no uso mucho ese medio…- Si le había pasado algo por negligencia de ellos haría como la muchacha de cabellos de goma de mascar y llevaría a sus pókemon a otra parte.

- Llamen a Louis que me reemplace, me voy con el equipo. – Le indicó a su compañera.- Serena, sígueme, te cuento en el camino.

- Louis no va a estar muy contento.

- Necesito tomar aire, me voy con el equipo y Serena. Dile que le debo una.

Que la dirija a un jeep de camuflaje con un rifle de dardos en el asiento del acompañante no era nada tranquilizador. Ni siquiera irían solos, otros dos sujetos encargados de control pókemon con redes y lazos de ahorque estaban subidos en la parte trasera. Tenían cada uno cinturones con seis relucientes pokebolas de distintos tipos.

“Parecen los jeeps que aparecían en esa película de fósiles que vi con Álex”- Pensó.

- ¿Qué es lo que pasa con Pangoro y quiénes son ellos?- Se impacientó mientras le hacía un lugar en el asiento del acompañante y dejaba pasar a Creep, que se acomodó con total naturalidad entre los dos sujetos de atrás que lo miraban intrigados.- ¿Puedes explicármelo de una vez?

- Ellos son Blas y Donovan, de Control Salvaje Pókemon. Están intentando dar con él desde que atacó a un par de entrenadoras con sus pókemon por algún motivo que desconocemos.

- ¿Y están bien?- Preguntó mientras el jeep daba tumbos atravesando el pastizal. Lo que iba a ser un encuentro feliz con sus pókemon se había vuelto una aventura campo traviesa entre Tauros y Rhyhorn que se hacían a un lado para dejar pasar el jeep.

- Están bien, ni siquiera están heridas, reportaron que Pangoro salió de la nada de manera atemorizante y salieron corriendo. Una chica con un Porygon le hizo frente y perdió miserablemente. Tuvimos que encargarnos de sus cuidados mientras buscamos a Pangoro sin éxito.

- Cuando llegamos se dio a la fuga.- Agregó uno de los de control.- Pensamos que se dio cuenta de su error y se asustó. Se aleja de nosotros ya que nos siente llegar de alguna forma.

- La hoja de su boca se vuelve sensible a los cambios de aire a su alrededor, la usa para predecir los movimientos del rival. – Explicó Serena demostrando que conocía a sus pókemon.

Entre los 3 le explicaron que casi todos los pókemon de la guardería eran de Kanto y Johto por lo que no conocían mucho la biología del pókemon panda brabucón de Kalos. Creían que su cambio de humor podía deberse a una enfermedad, estar intoxicado por bayas fermentadas o enfadado por su ausencia o alguna interacción violenta con otro pókemon.

- Suele reinar la paz hasta que alguna chispa enciende el incendio. Peleas territoriales entre pókemon de un entrenador contra los de otro, disputas por algún alimento, los motivos pueden ser muchos.- Explicó Donovan mientras atravesaban el bosque por un descuidado camino.

- Esos jodidos Hitmonlee e Hitmonchan siempre llevan sus peleas muy lejos.- Ejemplificó Blas.- Lo mismo Pinsir con Heracross, ni siquiera cuando son del mismo entrenador se llevan bien. Scyther y Electabuzz al ver el color rojo pueden enloquecerse… no creerías la cantidad de pókemon rojos que hay.

- Es un trabajo complicado, no pensé que la guardería llegara tan lejos y que tuvieran tantos problemas. Siempre que vengo los veo a todos felices.

- Los pókemon tienden a llevarse bien en lugares como estos donde están cuidados y vigilados. Lo que ocurrió con tu Pangoro no es habitual, de todas formas no te preocupes, con que te acerques y lo metas en su pokebola es suficiente.

- Estamos por llegar a dónde ocurrieron los ataques. – Anunció el conductor cesando la charla.- Al Norte de la isla las montañas bordean la guardería perfectamente, el problema es que hay algunas cuevas y los pókemon que se alejan suelen esconderse allí.

- Siempre nos escucha llegar y se marcha, es como si tuviera un sexto sentido. Creíamos que era su olfato u oído afinados, ahora que nos dices que esa dichosa hojita en su boca no es un adorno entendemos por qué se nos escapa.

Sin sentir miedo, más bien fastidio por la tarde de tranquilidad arruinada y pena por su pókemon, Serena se quedo sola frente a una cueva grande y oscura que contaba con un rudimentario sistema de iluminación.

- “A la izquierda en la entrada, levanta una tapa de plástico trasparente y sube el 3er swithch, eso encenderá una red de luces por toda la cueva”- Le informó por radio el encargado de la guardería.

- ¿No es peligroso esto? Que va… - Abriendo la tapa y siguiendo la instrucción. En efecto, una red de focos parpadeantes entre 30 metros se ilumino por un sendero sinuoso. Más que una cueva parecía una mina, quizás una de las canteras abandonadas de las que escuchó en la recepción. Había baldes y picos oxidados así como instrumentos de minería que no reconoció a lo largo de todo el trayecto.

- “Es un túnel breve, no tiene donde esconderse, ante el menor indicio de violencia, corre y le damos con un dardo tranquilizante al salir. No te pongas en riesgo.”- Le contaron estando posicionados a una distancia prudencial de la cueva.

- Eso no es muy tranquilizador.

- “Tranquila Serena. Muy, muy rara vez un pókemon ataca a su entrenadora. Ni bien lo veas lánzale la pokebola. Si no sales en quince minutos entramos. No tengas miedo.”

- No siento miedo, más bien pena. Pobre mi Pangoro, tanto revuelo por él, quiero saber lo que le pasa y voy a averiguarlo. Cambio y fuera.

- Lo sé, no es una situación agradable. Si puedes atraparlo de una bien, si averiguas lo que le ocurre mejor. Esperamos.

Serena siguió las luces por la cueva como un sendero de migajas en el techo hasta que dio con una voluminosa masa de pelo oscuro en el fondo de la misma que se inflaba y desinflaba debido a una respiración agitada. El pókemon lucha/siniestro preparó sus puños rematados en garras y vio a su entrenadora aparecer en el túnel.

Lo primero que pensó la joven fue que había sido muy fácil dar con él y de ser profesionales no habría sido necesaria su intervención. Segundo, que su problema de violencia no la afectaba a ella dado que el semblante del pókemon cambio de manera rotunda al verla.

- ¡Pangoro!- Lo saludo y el pókemon tras sorprenderse con su presencia la abrazó peligrosamente como era costumbre en él desbordado en emoción.- Yo también te extrañe, Pangoro, pero si me apretujas así me vas a dejar en terapia intensiva…

A pesar de sus pedidos, la apresó entre sus brazotes y la levantó hundiendo su hocico entre su cuello y el hombro, oliéndola, respirando contra ella casi como Álex solía hacer en la intimidad.

- Bueno, bueno, te noto un poco más cariñoso, basta ya…- Le reprimió cuando empezó a refregarle el hocico contra el rostro y en su cabello.- Bueno un besito y ya…

La ingenua joven pensó en darle un pico cariñoso en la boca y el oportunista pókemon se tomó la libertad de lamer su labio un par de veces.

- Bueno eso fue una mala idea, basta Pangoro, no te propases como en los viejos tiempos. Te traje un postre. En realidad era para todos pero te robaste toda la atención grandulón.

Como era habitual, entendía a la perfección lo que le decía, habilidad que evidenciaba el lazo único entre los humanos y pókemon que solo quien los entrenaba asiduamente podía comprender. El panda le echo en cara que no le había llevado muffins caseros y en su lugar le trajo de los comprados.

- Fue un día complicado, no tuve tiempo ni de prender una hornalla.- Se excusó.- Ni siquiera pude ver a los otros miembros de la pandilla de Kalos, tienes suerte de tener todos los dulces para vos.

Pangoro, que se devoró los postres casi sin dejarle uno a Serena, se volvió a tomar la libertad de pasarle la lengua por la mejilla con la excusa de limpiar un poco de crema. Estaba muy encima de ella, era el típico amigo toquetón, sus manazas siempre estaban contra ella y su hocico de improviso le olía el cuello… algo extraño pasaba.

La chica y su pókemon comieron a gusto y compartieron las últimas noticas cuando uno de los últimos muffin se le escapó de la mano con garras de Pangoro y rodó por el suelo de la cantera.

Con la inocencia de viejos tiempos, Serena se movió con agilidad por el suelo para estirarse, tomarlo y soplarlo para quitarle la tierra sin darse cuenta de la posición en la que quedo…

- Bueno, está un poco sucio, dicen que si lo agarras antes de los 5 segundos no…

Una sombra cilíndrica se cernió sobre ella. Serena se dio cuenta de que estaba contra el suelo, con el trasero apuntando al techo y vistiendo su minifalda roja. Había sido una pésima idea que terminó determinando la causa de la violencia de Pangoro.

- Habías atacado solo a entrenadoras porque estabas… caliente.- Se percató encajando la última pieza del rompecabezas mientras giraba la cabeza ante la bestia excitada.

Hablado de piezas, nunca había visto la de su pókemon de esa manera, inflamada, roja, con pequeñas venas azuladas surcando toda su superficie como canales, erecta y en forma de cilindro ligeramente más grande en la punta. Por sobre todo, el detalle descriptivo determinante era su tamaño, incluso superior que la de su Álex y con cada segundo que permanecía en esa posición, no dejaba de crecer como un misil emergiendo de su hangar.

- Pangoro, no estarás pensando en…

El pókemon posicionó su macizo miembro sobre el trasero de la joven como quien pone un gran fiambre sobre la mesa, dejando en claro sus intenciones y presentando su voluminoso órgano a disposición de su entrenadora. A diferencia del glande humano con forma de hongo, el pókemon contaba con un órgano rojo homogéneo ligeramente chato en el extremo, con una protuberancia en forma de púa redondeada al finalizar, era como el pene de Growlithe pero multiplicado por 5.Aunque su gesto decía “Mira, está es para vos” la manera en la que dijo su nombre denotaba súplica.

En realidad, estaba a reventar y no podía soportarlo más. El pókemon debía de encontrarse en época de apareamiento y traía toda la munición acumulada sin poder dispararla. Algo temerosa, Serena decidió tomar cartas en el asunto sin poder dejar de mirar ese amenazante órgano reproductor, calculando su tamaño a ojo y preguntándose que podía hacer con él y qué no. Su cabeza ya no funciona como la de la Serena de antaño, que ante semejante visión se habría escandalizado y pataleado.

- Tienes mucha suerte de que ya tenga un poco de experiencia en estas cosas, solo déjame llamar a los guardabosques para decirles que me tomara un poco de tiempo salir.

Y así fue. Tras decirles que la situación estaba bajo control (¿lo estaba?) y necesitaba unos minutos para controlarlo, accedieron tranquilos mientras ella, ponía las manos en el fuego por su amigo.

- Tranquilo, Pangoro, te ayudaré con tu “pequeño” problema… vaya, esta calentita.- Dijo Serena tocando con sus desnudas manos el pene del pókemon, sintiendo su piel desnuda y roja ardiente al tacto, latiendo bajo sus yemas. Era un cilindro liso casi perfecto del tamaño de un extintor de incendios y del miso color.- A veces parece que mi vida es una película porno, solo a mi me pasan estas cosas…

Pangoro respondió de la manera más tierna posible, hundiendo su hocico en el cuello de Serena, haciéndole cosquillas con su mordisqueo cariñoso y su refriego, incluso lamiendo su cuello, mejillas y labios.

- Tienes mucha suerte de tener una entrenadora pokefílica, otra te hubiera encerrado hasta que se te quite lo cachondo.- Serena tomó la ramita de su boca y se la llevó a la suya mientras se arrodillaba frente a él y comenzaba a masturbarlo. Necesitaba de ambas manos para sacarle lustre a semejante herramienta, no obstante, ni bien arranco una sustancia lechosa empezó a gotear.

- Presemen de pókemon, igual que Hypno. Perdón pero no volveré a tomar de eso, sabe horrible.- Pangoro gruñó mientras temblaba. Era un titán dominado.- No insistas, demasiado que decidí ayudarte.- Una paja y a la cama ¿De acuerdo?

Aunque el pókemon aceptó (después de todo su mismísima entrenadora le estaba haciendo un manual y eso cualquier pókemon lo valoraba) fue ella misma la que comenzó a dudar del trato a medida que pasaban los minutos y el miembro seguía goteando, como si llorara, suplicara por más. Veía con buenos ojos ir por más y dejar sus brazos descansar.

- No le cuentes al resto del equipo ni presumas con otros pókemon, te la voy a chupar.- Devolviéndole la hoja que usaba como sensor.

El argumento de Serena fue que junto a Pangoro vivió entrañables aventuras y sin embargo, Creep, un recién llegado de aspecto poco agraciado se había llevado los laureles. Tener un gesto amoroso con su osito panda crecido era un acto de justicia para ese entonces.

Por ende la kalense se inclino y llevo la puntita de su lengua al extremo del pene, y tras tomar coraje, lamió toda la sustancia blancuzca que se había derramado y se metió la cabeza en la boca. Bajar para metérsela entera era imposible, no obstante pudo introducirse una nada despreciable cantidad en su boca, donde la masajeo con dulzura.

Al sacársela para respirar, le metió la lengua en el orificio que aún goteaba. El pene se sacudía como un pez fuera del agua, Pangoro parecía querer alargar el momento conteniendo su eyaculación mientras la kalense le lamia toda la circunferencia del inflamado extremo.

- ¿Lo estás gozando cabroncete?- Lo desafió masturbándolo con la mano mientras le lamia la punta.- Bien, porque recién estoy comenzando.

Serena se puso de pie y le dio la espalda a Pangoro, como en una clase de yoga, se agacho manteniendo las piernas extendidas, sin aleccionar las rodillas, se descubrió la vagina enseñándosela a su pókemon.

- ¿Te gusta? Siempre me espiabas cuando eras un Pancham, ahora que creciste puedes hundir tu hociquito en mi.- Le dijo abriéndose sus labios húmedos ante un pókemon que quedó paralizado de la sorpresa.

- Vamos, no muerde, chupa con gusto, es el postre casero que querías.

Serena se mantuvo en posición agachando el torso hasta llegar al pene (no tenía que bajar mucho, con su tamaño casi que el pene llegaba a ella) mientras le dejaba su húmedo sexo en bandeja al pókemon, que no necesito ni MT, ni orden alguna para aprender que debía usar lengüetazo, que tuvo un efecto de paralizante placer. Esa lengua grande y ancha especial para manipular hojas de bambú no se quedaba atrás en fuerza y se le escurría hasta el cérvix.

- Uuuh Pangoro, mmmm, que rica esa lengua.- Gozó antes de reanudar la mamada.- Ah, ah, ah, ese naricita húmeda tuya me hace cosquillas jeje.

La atrevida joven se dejaba caer de boca contra el mastodóntico miembro como si fuera una máquina de las que alguna vez deambulo la cantera, su cadera subía y bajaba su torso entero como un taladro neumático, propiciando que casi la mitad del pene se escondiera en ella, inundándola de carne pókemon de un sabor y olor únicos muy particulares, golpeteando su garganta con esa punta protuberante.

Slurrp, sluurrp, gghkkk, sssluurpp, sluurp, slaaarp…se descontroló Serena zambulléndose de boca aplastando el ariete de carne contra el fondo de su garganta, empapándolo con su saliva que goteaba a todas partes.

Detrás de ella, Pangoro se deleitaba degustando un postre que no deseaba en su menú desde hace tiempo, su lengua no dejó resquicio ni orificio sin la intromisión de su lengua, cada sabor, textura o gota de fluido. Serena sintió su respiración agitándose contra su piel, le respiraba contra el ano, refregando su nariz contra el orificio ya no por accidente.

Serena se refregó contra todo el hocico del pókemon casi metiéndose su nariz en la vagina, obligándolo a respirar y sentir su platillo caliente mientras el momento del orgasmo llegaba… como un rugido de furia, como una erupción volcánica, tanto ella sentía el temblor que le nublaba la razón crecer y él no podía contener el aluvión seminal. Una nueva batalla pokefílica estaba por ser ganada por la artista kalense.

“Está por largarme todo y si me llega a ensuciar de semen me van a descubrir. Joder, voy a tener que tragármelo con pelos y todo” – Concluyó una Serena que ya no razonaba como antaño.

- ¿Listo Pangoro? Quiero que apuntes bien todo en mi boca, voy a intentar beberme todo como a ti te gusta…- Le advirtió aunque en realidad en el fondo, la que se moría por degustar semen de una nueva especie era ella. “Atraparlos a todos” era una frase cliché usada antaño para atraer a entrenadores jóvenes al oficio, ahora Serena se sentía empecinada en probarlos a todos.

Un temblor anunció el terremoto. El pene se sacudió por sí solo, se infló de la base hacia la punta y libero un disparo incontenible de semen espeso blanco amarillento a la garganta de Serena que apenas pudo tragar una porción de semejante eyaculación. El olor y el sabor de la sustancia prohibida de su amigo la hicieron correrse contra la boca de Pangoro que extasiado por el sabor de su entrenadora, quedó casi en estado de shock. Un charco grande como un escudo medieval quedo en el suelo, había sido imposible hacerlo sin dejar evidencias.

- Vaya… cof, cof ¿Te sientes mejor ahora grandulón? Creo que te gusto. - Determinó muy atorada. Cada papila gustativa de su lengua lidiaba con sabores que no sabía si le agradaban o no. Le excitaba el acto, más su fruto era casi nauseabundo. Era todo un tema con la pokefília, el placer que le daban casi era equivalente a su dificultad y como los adictos a la adrenalina que requieren experiencias cada vez más extremas, no sabía cuál sería su siguiente paso en esa senda contigua a su carrera profesional floreciente en el porno.

Pangoro se relajó relamiéndose todo el hocico, casi pareciendo decrecer un metro antes de lo satisfecho que estaba al regresar a su pokebola, con la ramita inmóvil en su boca. Cuando la joven estuvo lista para irse, tomó un balde y se dispuso a cubrir de tierra al charco cuando tres sombras delataron la presencia de espectadores.

- No necesitas ocultarlo. Vimos todo lo que teníamos que ver.- Expresó el guardabosques de chaleco con el rifle colgado en la espalda con una sonrisa de bochorno en el rostro.

- Tardabas tanto que pensamos que ese oso se había enloquecido. En parte fue cierto.- Bromeó Blas con un sonrisa pícara. - ¿Cómo te metiste semejante cosa en la boca? Parecías un Arbok tragando un Raticate.

- Les dije una vez que las kalenses eran las más putas de todas las regiones, Blas dice que las de Alola pero esta me dio la razón.- Se adelantó Donovan.- Parece delicada como una modelo de perfumes y resultó ser una toda una putita.

- ¿Otra vez con eso? En Alola el incesto es legal y hay más playas nudistas que…

- Silencio. Basta de competencias absurdas. A no ser que tengas una defensa sólida tengo que anunciar esto a las autoridades, Serena. Esto es un escándalo y no podemos ignorarlo.

Se hizo una pausa. El trío de espectadores la tenía donde querían, a la espera de una respuesta, del único escape posible.

Serena tragó saliva y le resultó más desagradable esa sensación que otras sustancias que ingirió. Los tres encargados de mantener el orden en la guardería la habían descubierto teniendo sexo con su pókemon y las imágenes de los manifestantes pro pokefilia siendo arrastrados salvajemente por las fuerzas de seguridad se le vinieron a la cabeza como un flashback de fin de temporada.

No tenía opciones, estaba acorralada en todo sentido y solo veía una forma de salir.

La kalense se desabrochó la camisa abotonada y enseñó los pechos ante las sonrisas triunfales del trío de oportunistas. Abriéndose como una flor, los hombres se acercaron como abejas polinizadoras atraídos por sus preciosos frutos expuestos.

- Te dije que detrás de ese perfume caro había una putita.- Susurró Donovan.

- Basta, nos están esperando en recepción. Apaguen sus radios y hagámoslo.- Accedió el más joven de los tres, el muchacho del rifle.- Me llamo Jhonny, por cierto. Tienes suerte que no nos moleste que ese oso haya estado antes. Otros se morirían de asco y te llevaría de los pelos a la policía.

- Sí, a mí en particular me pone a mil las que se acuestan con sus pókemon.- Intervino Blas.- No veo la hora de que lo legalicen para ver videos de putitas como estas con sus amiguitos divirtiéndose.

Si su vida se había vuelto una película porno, no tenía más opciones que volver su cuerpo una moneda de cambio: sexo a cambio silencio.

- Mi Pangoro necesitaba aliviar tensiones, quizás los caballeros también.- Expresó con voz lasciva aunque temblorosa mientras su ropa caía y las manos empezaban a envolverla.

Sola, en una cantera, contra tres caballeros ávidos de intercambiar pasión por silencio. La situación para cualquier otra podía ser desesperante, más cuando se le vino a la cabeza la violación de Giselle y solo le quedaba esperar que fueran gentiles como solía ser Álex. Ella no era la misma de siempre y si quería ser la mejor actriz porno frente a las cámaras, superar a Lillie y actuar en una película debía poder bancarse la dura parada de un combate tres a uno.



Continuará


fanfic


Gracias por leer! Serena se puso ella misma en una encrucijada de la que parece que hay una sola manera de salir ¿Una sola?

Si les gustó sean buenos y muéstrenme su apoyo puntuando y comentando, no sean ratas y no manden solamente a favoritos, please, escribir relatos no es algo de una hora y lo tienen gratis. Si no les gustó, por supuesto que entiendo que no den puntos o comentarios.

Capítulos anteriores:

A Serena le gustan mayores. Parte 1:http://www.poringa.net/posts/relatos/3601156/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Fanfic-de-Pokemon-resubido.html
A Serena le gustan mayores. Parte 2:http://www.poringa.net/posts/relatos/3715160/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-2-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 3:http://www.poringa.net/posts/relatos/3730867/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-3-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 4:http://www.poringa.net/posts/relatos/3758350/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-4-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 5:http://www.poringa.net/posts/relatos/3769535/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-5-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 6:http://www.poringa.net/posts/relatos/3779280/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-6-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 7:http://www.poringa.net/posts/relatos/3784970/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-7-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 8:http://www.poringa.net/posts/relatos/3808107/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-8-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 9:http://www.poringa.net/posts/relatos/3828349/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-9-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 10:http://www.poringa.net/posts/relatos/3858230/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-10.html
A Serena le gustan mayores. Parte 11:http://www.poringa.net/posts/relatos/3868644/A-Serena-le-Gustan-Mayores-Parte-11.html

2 comentarios - A Serena le Gustan Mayores: Parte 12

davip0649 +1
Estuvo bueno, pero me quedan dudas
El_Cochinoco
Gracias! si decime si puedo te las aclaro.
Erdlox +1
Serena cojera con un rapidash o zebstrika
Erdlox +1
pokefilia
El_Cochinoco
Esta en mis planes pero no en lo inmediato. No falta mucho para un nuevo capítulo.