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El primer secreto con mi hermana. (4)

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Si preferís empezar esta historia desde el principio anda acá: http://www.poringa.net/posts/relatos/3893443/El-primer-secreto-con-mi-hermana-1.html
 

Después de aquella situación - en la que ví a Romina, mi hermana, tocándose hasta acabar, en su habitación, tras lo cual no pude evitar excitarme tanto que, yo también, me masturbé observándola a escondidas - las cosas cambiaron un poco.


  No podía aceptar que fuera ella la que me generara todo eso. ¡Era mi hermana! Compañera de toda la vida. Con la que descubrí tantas cosas... Con la que jugabamos hasta desmayarnos del cansancio. Y ahora yo... lo que me estaba pasando... sentía que había arruinado todo eso... 


  Claro que ella no sabía nada, ni siquiera sospechaba que yo la había estado espiando. Ni se imaginaba que cada vez que la cruzaba, en mi cabeza veía sus tetitas de pezones excitados... su cola, gordita y redonda, coronando esas piernas fibrosas y marcadas que el deporte le había formado. Su pubis... hermoso. Suave... Dulce... Tibio y húmedo... 
  Claro que eso último me lo imaginaba.
  O, más bien, lo anhelaba. Soñaba con el sabor de su vagina. La soñaba acabandome en la boca. Diciéndome: "este juego me lo ganaste con trampa, hermanito..." 


  La realidad fué que a partir del día siguiente, apenas podía hablarle. No toleraba mirarla a los ojos. Se cortó un poco la relación. Ella no tenía idea del por qué.


  Si me enganchaba, solo, en la pileta, y venía a refrescarse o tomar sol, yo me iba inmediatamente. Es que no podía evitar contener la erección. Prefería mirarla desde la seguridad de mi habitación.
 Así y todo era difícil evitarla, ese verano, sin compromisos ni obligaciones, compartíamos la casa solos durante todo el día. La hija de puta una tarde me pidió que le pasara el bronceador...
  No logré contener la excitación de tocarla, no tenía sentido tampoco negarme, todos los veranos lo había hecho. Pero está vez fue distinto, lo que antes no significaba nada para mí, ahora me generaba un calor intenso subiendome a la cabeza, cierto temblor en la mano... Pasé la crema por su espalda, sus hombros, sus brazos... Acaricié sus piernas hasta donde me animé y un poquito más... llegué a rozar los cachetes de la cola. "¡Aia, hermanito! ¡Me estás tocando la cola, boludo...!" me dijo riéndose. "Disculpá, me distraje" le respondí, pero al terminar de hacerlo, acabé masturbándome en mi habitación... Después de eso no salí de ahí hasta el día siguiente.


  ¿Por qué me pasaba eso? Yo no tenía problemas con las minas. Si me gustaba alguna, la encaraba, y en la mayoría de las oportunidades tenía suerte.
  ¿Por qué, ahora, no podía sacarme de la cabeza a mi hermana? ¿Por qué no me interesaba buscar otra mina para bajar la calentura o mirar porno...? Nada. 
  Solo lograba excitarme pensando en ella. Pero era algo más que solo excitación. Era una emoción distinta... más completa.
 
  Estaba obsesionado.
  'Ya va a pasar', me decía. Pero la situación parecía interminable.


- ¿Que te pasa?¿Te pasa algo?- me dijo una semana después.
- No. Nada. ¿Por?- le mentí.
- Porque estás medio encerrado. Te veo triste. ¿Querés que hablemos?¿Te pasó algo con alguna mina?
- No...nada que ver - volví a mentir.
 Ella me miraba fijo, me costaba mantener la mirada. Le miraba la boca, para disimular. Creo que por momentos tartamudeaba o sentía el rubor subiéndome al rostro.


- ¿Sabes qué? Esta noche vienen Tatiana y Ludmila a casa. Vamos a hacer una maratón de pelis de terror, jajaja. ¿Por qué no te quedas con nosotras? Ya las conoces a las chicas, son copadas. - Y, más despacito, acercándome la boca al oído, me dijo - shhh, no digas nada, vamos a preparar tragos a full. Tati hizo el curso de bartender y quiere practicar con nosotras. Alto pedo nos vamos a agarrar... Jajaja - ahí me sonrió, con esa boca preciosa, mostrándome todos los dientes - ¿Si? ¿Te animás...?¡Dale! Quedate con nosotras. La vas a pasar bien...
  Al hablarme me acariciaba el brazo, desde el hombro hasta el codo. Cuando se acercó para decirme el secretito, el corazón se me aceleró... En mi cabeza tanteé la posibilidad de comerle la boca... Estaba sacado.


  Me insistió hasta que le dije que sí. 
  No quería ni imaginarme de lo que sería capaz de hacer en pedo...


  Esa noche la cosa arrancó temprano. Tipo 8 ya estábamos viendo una yanqui de esas que tienen como 12 partes. De tan trillada funcionó como comedia. La verdad es que la pasamos bien. Nos cagamos de la risa. Me sentí cómodo. Podía controlarme bien.
   La consigna era que entre peli y peli preparábamos lo que íbamos a tomar. Y tomamos mucho... 


  El tiempo acompañó el plan porque, tras un día de calor sofocante, a esas horas se sentía llegar una tormenta bastante fuerte.
  Tipo 10 pedimos pizza y nos vimos, acompañados a puros tragos de Ron o Vodka, una clásica de Carpenter. Un poco lenta quizá, pero cuando llegaba el climax era una locura...


  Mis viejos ya se habían ido a dormir hacía un rato y la lluvía, que había empezado lenta, se largaba en ese momento con toda la furia. El temporal instaba para algo más oscuro... Una China o Japonesa, de esas con mucho clima...
 
  Las chicas se morían de miedo. Estaban las tres en el sofá. Yo me había acomodado, solo, en el sillón de la punta. Prefería estar medio alejado, por las dudas. Estábamos bastante en pedo ya. Las chicas cerraban los ojos, mitad por miedo, mitad de sueño. 


  Yo más que ver las películas, me había pasado la noche mirándola a Romina, sus reacciones... su cuerpo iluminado por los flashes de la tele... Sus pies descalzos, sus gestos con la boca... La disfrutaba así, tranquilo, a la distancia. 


  Ya era la madrugada bien entrada. La lluvia no amainaba. Una de las chicas había quedado fulminada en el sofá, la otra preparó un 'último trago livianito...' dijo. Pero estaba tan en pedo que no sé ni qué le puso. A mi hermana le resbalaba la lengua. A mí,  creo qué también un poco.  


  Quedaba una última peli. Italiana. Clásica. Argento...
  Esa sí que te ponía la piel de gallina. Encima empezaba con una lluvia tremenda, y al igual que afuera, el viento soplando fuerte...


  La temperatura había bajado un montón, hacía frío incluso. Las chicas estaban tapadas con una frazadita, a mí la piel se me ponía de gallina. Pronto de derrumbó la amiga que quedaba despierta y mi hermana me la señalaba, divertida, borracha, porque la amiga estaba tan ida, que le chorreaba la baba por el costado de la boca. 
  Así, Romina, borracha y todo, estaba hermosa. De musculosa sin corpiño y con una mini que cuando se acomodaba en el sofá, se le notaba esa tanguita blanca que yo le había visto probarse...
  Mi hermana se quejó porque las chicas, dormidas, acapararon el cobertor. Los pezones se le marcaban, punzantes, del frío...


- Haceme lugar...- me dijo, después, acercándose  a mi sillón medio sigsagueando.
- ¡Que querés Romi! No hay lugar acá para dos.- Traté de contenerla 
- Dale, tengo frío. Boludddo...- los ojos, colorados de la ebriedad, se le entrecerraban. 
 Sin esperar respuesta, se sentó arriba mío y me dijo.
- Dale, abrázame que tengo miedito también - y me agarró los brazos para que la cubriera.


 Empecé frotandole los brazos, pero al rato la estaba, más bien, acariciando. Sin control, quise tantaerla y le apoyé una mano en el ombligo. Ella se acomodó arriba mío, deslizandose lentamente y, al hacerlo, sentí el roce de toda la redondez de su cola... Eso me provocó una erección inmediata. Ella  se recostó hacía atrás. Apoyándo toda la espalda sobre mi pecho. Sentándose bien arriba de mi bulto. 


 ¿Se daba cuenta, o no? ¿Estaba tan borracha que no notaba la dura presión de mi poronga...? 


  A la altura de mi nariz tenía su pelo y su  oreja. Yo aspiraba fuerte, por lo agitado que estaba, pero tambien para sentir su aroma, quería olerla. Después le resoplaba a la oreja todo ese aire, caliente, que expedía desde mi interior.
 No lograba saber si estaba dormida o despierta, pero la pija me empezó a doler así, parada y aplastada por su cuerpo. La agarré con las manos, de los muslos, y la subí un poco, arrastrándola hacia arriba, para liberar la presión.
  Al levantarla, sentí cómo la poronga, encajada entre los cachetes, le recorrió toda el canal de la cola y terminó acomodándose al frente, apoyada entre los labios de su concha. 
  En ese movimiento, la pollerita se había plegado, así que, desde arriba podía ver, claramente, el bulto acomodado en la puerta de su vagina, que estaba ahí, al otro lado de la bombachita blanca. 


  A través de las milimétricas telas que nos separaban, lograba sentir el calor y la humedad de su entrepierna. 


  Entonces fue ella la que empezó a acomodarse. Dijo algo que no entendí, como quejándose. 
 El corazón me palpitaba. 
 Me había pasado del límite y la había despertado. Me quería morir. Estaba zarpado. No tenía excusa...


 Pero no...


 No se estaba acomodando. Se estaba frotando... ¡sobre mí!
  Y no eran quejas... ¡Estaba gimiendo!
 Apoyó los pies en el suelo. Y así sostenida, se frotaba, apoyándome bien la concha sobre el bulto. Casi podía sentir sus labios abriéndose sobre los bordes de la bombacha que cada vez se hundía más en su sexo. 
  Me agarró las manos y me las llevó a las tetas. Las agarré fuerte, le busqué los pezones y se los acaricié. Estaban duros, pero no de frío. Estaban ardiendo.
  Ella seguía agitándose, frenética, sobre mí. Gemía casi silenciosamente  Yo no daba más. La temperatura me habrá subido por encima de 40. La sentía a ella también, caliente, agitada, llegando al orgasmo. Me mordía la lengua para no gritar. Respiraba en su cuello el aroma de su sudor. No pude más, en un momento sentí explotar mi pija...
   Fue raro. Fue como descargarlo todo, pero sin soltarlo a pleno. Por la contención de la ropa sentí toda mi entrepierna humedeciéndose. Ella franeleo unos segundos más, gimiendo y con el rostro desencajado, hasta que mi bulto perdió dureza y empezó a achicarse...
  Después dio vuelta la cara, me miró, ebria, y me beso tiernamente, con una puntita de roce de lenguas. "Te quiero", me dijo y se acurrucó sobre mí.
  Así nos quedamos dormidos.








Gracia por leer. Por motivos de ocupación, esta semana subí un fragmento cada día. 
  La historia continúa, abajo está el link...


  Abajo vos podes:
  Puntuar mi labor de 1 a 10. 
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Principio de esta historia:
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https://poringa.net/posts/relatos/3894536/El-primer-secreto-con-mi-hermana-2.html


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9 comentarios - El primer secreto con mi hermana. (4)

antis +1
muy buena viene la historia.. espero la continuacion
martinfcd
Gracias. La semana que viene sigo contando.
ElihutRojas +1
excelente historia
martinfcd
Gracias por comentar.
paisano35 +1
Muy bueno van+10
martinfcd
Gracias por los puntos.
Rodr23 +1
Si hay historia hay fotos jjj
martinfcd
Jajaja. En este caso solo imagen mental. Gracias por comentar.
Gallo1316 +1
como viene esta historia muy buena super excitante bravo amigo vamos por mas un abrazo
martinfcd
Gracias!
FEDETECOGE +1
Tremendo.. me toqué durante todo el relato
martinfcd
Y te fué como a mí, solo conseguí una frotadita.... por ahora.
Gracias x comentar.
pacificlupus +1
Excelente relato te mandaste Martin! +10 y fav
martinfcd
Me alegro que te guste. Gracias por comentarlo.
leloir2010 +1
Tu hermana quiere algo con vos. Van puntitos