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Aquellas tardes de verano eran de un calor insoportable, era normal que por las tardes me encerrara en mi habitación con el aire prendido a jugar a algo en la compu o dormir o escuchar música. Pasaba, por lo general, las tardes enteras así.
Con mi hermana éramos los únicos habitantes de la casa, desde temprano por la mañana hasta casi entrada la noche. No nos molestábamos. Cada uno hacía la suya. Cada uno manejaba su horario.
Pero esa tarde después de lo que pasó en la pileta algo cambió, al menos para mí.
En verdad... no pasó nada, me decía a mi mismo. Y tenía razón. Nada había pasado en realidad. Solo en mi cabeza se había abierto una inquietud que me perturbaba.
No solo estaba dejando de ver a Romina como mi hermana y la veía como una mujer. Era más que eso. Una obsesión quizá. Algo que no me dejaba en paz.
Trataba de concentrarme en alguna otra cosa pero la imagen de mi hermana volvía recurrentemente.
Pasado un rato, miré por la ventana y supe que ya no estaba más en la pileta. Pensé en ir tranquilo, solo, a darme un chapuzón.
Sin embargo, al salir de la habitación no pude contener la curiosidad de mirar hacia la habitación de mi hermana, al fondo del pasillo.
La puerta estaba apenas entreabierta, como mal cerrada y se escuchaba música fuerte adentro.
Me acerqué, sigiloso. A curiosear.
La ví, todavía envuelta en un toallón. Sentada frente al espejo, limándose las uñas o algo así y cantando la canción que sonaba.
El espacio que me permitía mirar hacia adentro de la habitación era milimétrico. Creo que ella no podía notar si alguien la miraba desde afuera. Tenía que achinar bien los ojos para enfocar o mirar con un solo ojo, para verla bien.
¿Que estoy haciendo?¿Que pienso que voy a ver? Me preguntaba casi indignado.
Pero, pronto, no habría marcha atrás.
A pesar del autocuestionamiento no me podía mover del lugar. No sé qué pensaba que podía pasar, pero aguante muchos minutos, ahí parado, viéndola hacer nada.
Por momentos, Romina se levantaba y buscaba algo. El corazón me pegaba un salto cada vez que lo hacía.
Ya se había sacado el toallón y podía verla en bikini, a gustó, sin temor a que ella lo notara. Por las dudas había llegado a pensar alguna excusa, por si repentinamente salía de la habitación y me encontraba ahí...
La miraba fascinado. Ella, sola en la habitación, tampoco se preocupaba mucho por pensar que alguien podía estar observándola. Así que de a ratos bailaba lo que sonaba en la radio, meneando el cuerpo de una manera tan sexi como nunca la había visto. La parte de abajo de la malla, forzada por los movimientos que hacía con su cadera, se le hundía profundo ñamente entre los cachetes, marcandole bien la cola. Cada tanto se acomodaba la bombacha sin vergüenza (estaba sola ¿no?) y yo veía, en cámara lenta, sus dedos hurgando la tela encajada entre sus nalgas, estirandola lentamente, el instante preciso, para que su cola quedara totalmente expuesta para mí.
Creo que nunca había logrado una erección completa, en tan poco tiempo, como en aquella tarde. Fue pasar de tenerla dormida a sentir que la piel no me alcanzaba para contener el torrente de excitación que me llenaba la verga.
Ella, divertida, cantaba y se movía de una manera que me volvía loco. Al agitar su cuerpo al ritmo del reggaeton que sonaba, podía ver los saltos de sus pechos, que aunque pequeños, tenían su volumen, y se movían libremente.
Yo no tenía control de mi cuerpo. Sentía que el corazón me palpitaba con fuerza y a cada palpitación la pija se me arqueaba como queriendo elevarse más allá de su posibilidad física.
Aún así, no quería tocarme. Era demasiado. Me estaba pasando de la raya. Aunque tampoco podía dejar de mirar.
¿Que más quería ver? ¿Hasta donde iba a violar la intimidad de mi hermana?
No lo sabía aún.
Pero iba a ser mucho más...
Gracia por leer. Disculpen si se alarga la historia, por motivos ocupacionales esta semana voy a subir un fragmento cada día. Abajo ya está disponible la continuación.
Ahora vos podes puntuar mi labor de 1 a 10. Dejarme un comentario, bueno o malo, o seguirme. Subo historias, grátis, constantemente.
Sigue acá:
https://poringa.net/posts/relatos/3895723/El-primer-secreto-con-mi-hermana-3.html
Primera parte:
http://www.poringa.net/posts/relatos/3893443/El-primer-secreto-con-mi-hermana-1.html
Otras historias:
https://poringa.net/posts/relatos/3873512/Otra-noche-de-cuernos-La-cunadita.html
https://poringa.net/posts/relatos/3804312/La-extrana-relacion-entre-mi-mujer-y-su-hermana-VIII.html
https://poringa.net/posts/relatos/3835263/Cuernos-2-Que-paso-esa-noche-La-mujer.html
Más en:
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Aquellas tardes de verano eran de un calor insoportable, era normal que por las tardes me encerrara en mi habitación con el aire prendido a jugar a algo en la compu o dormir o escuchar música. Pasaba, por lo general, las tardes enteras así.
Con mi hermana éramos los únicos habitantes de la casa, desde temprano por la mañana hasta casi entrada la noche. No nos molestábamos. Cada uno hacía la suya. Cada uno manejaba su horario.
Pero esa tarde después de lo que pasó en la pileta algo cambió, al menos para mí.
En verdad... no pasó nada, me decía a mi mismo. Y tenía razón. Nada había pasado en realidad. Solo en mi cabeza se había abierto una inquietud que me perturbaba.
No solo estaba dejando de ver a Romina como mi hermana y la veía como una mujer. Era más que eso. Una obsesión quizá. Algo que no me dejaba en paz.
Trataba de concentrarme en alguna otra cosa pero la imagen de mi hermana volvía recurrentemente.
Pasado un rato, miré por la ventana y supe que ya no estaba más en la pileta. Pensé en ir tranquilo, solo, a darme un chapuzón.
Sin embargo, al salir de la habitación no pude contener la curiosidad de mirar hacia la habitación de mi hermana, al fondo del pasillo.
La puerta estaba apenas entreabierta, como mal cerrada y se escuchaba música fuerte adentro.
Me acerqué, sigiloso. A curiosear.
La ví, todavía envuelta en un toallón. Sentada frente al espejo, limándose las uñas o algo así y cantando la canción que sonaba.
El espacio que me permitía mirar hacia adentro de la habitación era milimétrico. Creo que ella no podía notar si alguien la miraba desde afuera. Tenía que achinar bien los ojos para enfocar o mirar con un solo ojo, para verla bien.
¿Que estoy haciendo?¿Que pienso que voy a ver? Me preguntaba casi indignado.
Pero, pronto, no habría marcha atrás.
A pesar del autocuestionamiento no me podía mover del lugar. No sé qué pensaba que podía pasar, pero aguante muchos minutos, ahí parado, viéndola hacer nada.
Por momentos, Romina se levantaba y buscaba algo. El corazón me pegaba un salto cada vez que lo hacía.
Ya se había sacado el toallón y podía verla en bikini, a gustó, sin temor a que ella lo notara. Por las dudas había llegado a pensar alguna excusa, por si repentinamente salía de la habitación y me encontraba ahí...
La miraba fascinado. Ella, sola en la habitación, tampoco se preocupaba mucho por pensar que alguien podía estar observándola. Así que de a ratos bailaba lo que sonaba en la radio, meneando el cuerpo de una manera tan sexi como nunca la había visto. La parte de abajo de la malla, forzada por los movimientos que hacía con su cadera, se le hundía profundo ñamente entre los cachetes, marcandole bien la cola. Cada tanto se acomodaba la bombacha sin vergüenza (estaba sola ¿no?) y yo veía, en cámara lenta, sus dedos hurgando la tela encajada entre sus nalgas, estirandola lentamente, el instante preciso, para que su cola quedara totalmente expuesta para mí.
Creo que nunca había logrado una erección completa, en tan poco tiempo, como en aquella tarde. Fue pasar de tenerla dormida a sentir que la piel no me alcanzaba para contener el torrente de excitación que me llenaba la verga.
Ella, divertida, cantaba y se movía de una manera que me volvía loco. Al agitar su cuerpo al ritmo del reggaeton que sonaba, podía ver los saltos de sus pechos, que aunque pequeños, tenían su volumen, y se movían libremente.
Yo no tenía control de mi cuerpo. Sentía que el corazón me palpitaba con fuerza y a cada palpitación la pija se me arqueaba como queriendo elevarse más allá de su posibilidad física.
Aún así, no quería tocarme. Era demasiado. Me estaba pasando de la raya. Aunque tampoco podía dejar de mirar.
¿Que más quería ver? ¿Hasta donde iba a violar la intimidad de mi hermana?
No lo sabía aún.
Pero iba a ser mucho más...
Gracia por leer. Disculpen si se alarga la historia, por motivos ocupacionales esta semana voy a subir un fragmento cada día. Abajo ya está disponible la continuación.
Ahora vos podes puntuar mi labor de 1 a 10. Dejarme un comentario, bueno o malo, o seguirme. Subo historias, grátis, constantemente.
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