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Barbara O. Capitulo 2 (Mi primer suegro)

Hola, me llamo Barbara, soy escritora y artista. estoy sorprendida de la repercusión del primer y breve capitulo publicado ayer. Gracias. Mil Gracias.


Inevitablemente debo continuar desde donde deje el relato.
Saliendo de mi primer trabajo luego de haber tenido sexo con un paciente del consultorio mientras mi novio me esperaba abajo. Recuerdo que me puse una campera de abrigo porque me habían arrancado los botones de la camisa y no podía dejar que me viesen así, subí a la camioneta de mi novio (que ganas de decir la patente para que sepan de quien se trata!) y como relate, le di un beso profundo luego de haber dejado que acaben en mi cara y en mi boca. El no noto nada raro, para mi fue un momento sublime, pensé durante el viaje que querría repetir esa sensación por siempre, le pedí pasar por mi casa, aun vivía con mis padres, para cambiar mi ropa y estar mas cómoda y acorde a lo que vendría.
 El destino de esa noche de viernes era festejo formal de los 30 años de casados de sus padres.
Mientras dejé a Matias, mi novio, en el living, subí a mi cuarto para cambiar mi ropa, esa misma ropa con la que 40 minutos antes había seducido a un extraño, ropa embestida por un deseo, ropa manchada con lujuria, ropa que cumplió el objetivo e seducir mas allá de mis acciones o mi belleza. 
Deje mi camisa sin botones en el placard, mi pollera negra con algún resto de semen que yo no había notado en el cesto de la ropa sucia, y mi ropa interior, testigo de mi orgasmo, sobre la cama.
La sensación de calor que mi piel recordaba por la aventura vivida no me dejaba pensar, cada recuerdo era una diapositiva pornográfica conmigo de protagonista, cada impacto de semen en mi cara era un balazo a lo que quedaba de mi prudencia y sosiego. Con 19 años ya no volvería a ser la misma. Esa nueva "Barbara" a partir de ese momento decidió vivir la vida a pleno, sobre todo sexualmente.
Irracionalmente decidida, y con el placard abierto, busque el vestido mas escotado y corto que encontré, uno negro que jamas me atreví a usar, sandalias muy delicadas y altas con unas tiritas negras, ropa interior adecuada para la nueva forma de sentirme, aros colgantes de strass y un collar haciendo juego, me maquille nuevamente y baje a la planta baja.
La mirada de mi novio fue difícil de entender, parecía gustarle lo que veía pero a su vez parecía no saber como explicar a su familia que yo era la misma que iba en jeans y zapatillas a su casa.
Nos despedimos de mis padres y viajamos hasta su casa, con sus 24 años no sabia muy bien que hacer con esa mujer sentada en la butaca a su lado. En un semáforo de la Avenida Mosconi  Artigas, paró un 107 junto a mi ventanilla y la cara lasciva del chófer dejo muy en claro que él si sabría que hacerme, lo mire cinco segundos a los ojos y creí leer en sus labios la palabra "puta" pero no estoy segura.
Diez minutos mas tarde ingresamos a la casa de mis suegros, casa costosa, tres pisos, en la Avenida Salvador Maria del Carril, cochera doble, quincho, pileta y olor a rutina implacable después de 30 años de convivencia. Salude a cada una de mis cuñadas, todas arpías en condiciones normales, pero usando este vestido, fueron mucho mas allá de ese calificativo.
Francisco, mi suegro, me dio un abrazo enorme mientras Matias revisaba la heladera para ver cuanto alcohol había disponible, Francis con 56 años, aun estaba en forma, corría 7 kilómetros día por medio, era ingeniero y las canas le quedaban como pintadas.
La noche transcurrió según lo planeado, las anécdotas familiares se repetían una y otra vez, mientras yo no dejaba de relamer mis labios por el sexo repentino de la tarde en mi trabajo. Los maridos de mis dos cuñadas no pudieron escapar a mi atuendo, los sorprendí una decena de veces perdidos en mis escote, absortos con mis sandalias y mis muslos, como drogados de calentura, con los ojos entreabiertos, tal vez soñando con estar dentro mio. Y lo disfrutaba.
Pasadas las horas y los brindis, la familia se fue retirando de la fiesta, mi suegra con algo de dolor de estomago se retiro a su cuarto y mi novio llevo a una de sus primas a su casa mientras yo lo esperaba. 
Francisco recordó que alguna vez le conté que no sabia manejar, y me pregunto por ello, estaba algo nervioso, me puse a lavar dos tazas de café que habían quedado en la mesada de la cocina y por un momento creí que me había agarrado la cintura por detrás, pero solo era el recuerdo del mismo día. Creí estar enloqueciendo. Me invito a ver la camioneta nueva que habían comprado y que según el jamas le prestaría a su hijo, mi novio.
Fuimos al garage, camine delante de él sabiendo que cada célula de su retina estaba clavada en mi cola, en mis piernas y en la forma felina de avanzar, me contó del poderío del motor y me invito a subir al asiento del conductor, al sentarme mis piernas quedaron abiertas, mostrando mi delicada tanga negra, se tomo un momento, la vio, recorrió desde mi tanga hasta mis pies con sus ojos empetrolados por la lujuria, dejo de ser él, lo había logrado quebrar, logre que todo lo que regía a esa persona se haga añicos contra mi piel, y nada mas importo...
No hubo palabras, solo respiración agitada, corazones a mas revoluciones que las de esa camioneta enorme, sonidos y balbuceos mas claros que cualquier sentimiento, eramos instintivamente incontrolables. 
Apoyo esa mano de dedos gigantes en mi rodilla mientras yo separaba las partes de mi escote dejando mis tetas a la vista, subió con esa mano por mi muslo izquierdo hasta mi llegar a mi concha húmeda, que toco suavemente al principio. Parado A mi lado, con la puerta abierta de la camioneta, no dudo en besar mis pechos, manoseada, siendo chupada, me di cuenta que aquella sensación vivida en el consultorio volvía a mi...me sentí libremente poderosa, angustiantemente morbosa. Sus dedos tardaron muy poco en perderse dentro mio, provocándome un orgasmo insosegable, el segundo de ese día, me retorcí sobre esa butaca como si mi cuerpo fuese el mas laxo del mundo, los latidos de mi corazón parecían rebotar contra mi caja torácica, mis lagrimales convertidos en manantiales, desbordaron de placer a través de mis mejillas. Y la magia continuó ocurriendo luego de mi orgasmo, en ese momento quiero revancha, quiero venganza, quisiera verlo convertido en despojos de un hombre seguro, necesito tatuar mi piel en su memoria, necesito impregnar de mi aroma su historia, deseo ser la responsable del resto de sus fantasías, y así, me lanzo a esa batalla ganada de antemano, donde solo queda exprimir su alma a través de esa esencia blancuzca y pegajosa. 
Descendí de la camioneta, me puse de espaldas a Francisco, apoyé las manos en la butaca y levanté lo poco que quedaba por levantar de mi vestido, una mano volvió a recorrer mi concha, como si controlara cuan húmeda estaba, y sin mas previo aviso entro en mi, reiteradas veces, con diferentes intensidades, las mas fuertes eran las mejores, cada uno de sus gemidos era uno de mis triunfos, su ariete implacable latía dentro mio, y sin ningún aviso previo había llenado, después de algunos minutos, todo mi interior con su esperma. Lo sentí desmoronarse, la mezcla de lujuria  y culpa lo estaba destrozando por dentro, y como si fuese el diablo y una deidad a la vez, decidí salvarlo, prometiendole que nadie sabría de nuestra visita a su garaje.
Mi vestido, práctico para estas situaciones, quedó en posición en segundos, él estaba atónito, sin moverse, como tratando de reaccionar a lo sucedido, y Matias estaría próximo a regresar, Por ello me puse en cuclillas, tome su verga, la guarde dentro de su boxer y le abroche los botones de su jean. Me pare quedando cara a cara, casi nariz con nariz, y pase mi lengua por mi mano de la forma mas felina que se me podía ocurrir, justo donde había quedado una gota de su semen cuando guarde su verga.
Mi suerte estaba echada, o pasaría por un escándalo familiar, o nadie notaria lo sucedido. 
Lo cierto es que salí dos años mas con Matias hasta que descubrió Una (solo una) infidelidad, pero Francisco jamas abrió la caja de Pandora, solo se limito a recordarme, a saborarme a la distancia cada vez que me veía en su pileta, en su living o en su cama.

7 comentarios - Barbara O. Capitulo 2 (Mi primer suegro)

Curosiando
Uuuufffff treeemmeennndddaaaa nena !!!!! Todavía retumban tus palabras en mi cabeza .... Van 10 ..te sigo ..
Abull4u
uuffff supremacía erotica. Gracias por compartir
manuk75
👏🌹👏🌹👏🌹👏🌹👏🌹👏
ZenonChavez
Hola barbara, como estas?? queria decirte que son espectaculares tus relatos, me volaron la cabeza, como relatas las cosas me lo imagine todo y me encannto, me generaste demasiada calentura
alheli7373
O harás con tu suegro y los maridos de tus cuñadas???.

Me encanto tu relato, mojada???........si...........

Gracias hermosa..........