Dejé a mi madre con su planchado, y fui en búsqueda de mi hermana Felina, la cual se había retirado de nuestro cuarto enojada y ofendida por mi falta de erección.
En la casa no estaba, así que, salí a buscarla por el barrio, por los lugares habituales donde sabía que paraba. Mientras tanto, iba preguntando a los vecinos y conocidos que a mi paso encontraba por la calle, todos estos me informaban que la habían visto pasar hacía instantes o hacía un rato, hasta que una vieja me dijo ¡Está en lo del "groncho"! Entonces corrí, porque el vago era un chabón jodido y ajeno a mi barra de amigos.
Entré de una, sin llamar a la puerta, y la encontré a mi hermana semidesvestida algo ebria con una cerveza en la mano, rodeada del groncho y un par de secuaces ¡Eh, qué hacen! ¡Paren ya o de acá me voy a la comisaría y los denuncio, por depravación! Grité (recuerden en la época que estábamos, "en plena dictadura militar"). Los sorprendí a todos con eso, le dí una bofetada a ella y la saqué de allí de los pelos.
Los madrugué a todos.
Ya en la calle, se detuvo un auto y pensé tener ahora problemas con el conductor del mismo, por el berrinche que hacía mi hermana. que se quería quedar en el lugar con el "groncho" y los amigos.
Sin embargo era "Tino", un vecino ex compañero de secundaria. ¡Qué pasa flaco! Exclamó, (a mi algunos me llamaban así). ¡Esta pendeja de mierda que no hace caso! Aclaré ¡Todos preocupados buscándola y ahora discute y se niega a ir a casa! Aseguré
Tino dijo ¡Felina, subí y hacele caso a tu hermano, tu familia estará preocupada! Mientras él mismo abría la puerta de atrás del auto.
Mi hermana respondió ¡Callate gil, que ni sabés que pasa! Allí sin mediar más palabras la metí en el vehículo a los empellones.
La bajé del mismo modo que la subí a Felina del automóvil, a los empujones. Menos mal que Tino no bajó y continuó su marcha, no entró a la casa, porque iba a ver que mi madre muy preocupada no estaba. Más aún, absolutamente cero interés o angustia, estaba tomando sol en traje de baño. Sonrió mientras la metía a la casa a Felina. Por cierto, pensé lo bien que se conservaba mi vieja, murmuré entre dientes ¡Qué tetas!
Mi hermana al cruzar la puerta se dio cuenta que estaba nuestro papá y corrió al cuarto de nuestros padres por ayuda.
Para no ponerme a discutir con nuestro progenitor, que siempre la apañaba, no la seguí y me fui directo a nuestra habitación. La escuchaba lloriquear desde nuestro dormitorio el que compartíamos mi hermana y yo, el cuarto estaba en el otro extremo del corredor a unos ocho metros. Pero lentamente su voz se fue normalizando, tranquilizando, hasta que se calmó y ya no se la escuchó más llorar. Sólo se oía unos quejidos como de congoja.
En casa había dos bandos, por un lado ella mi hermana y nuestro padre y por el otro mi madre y yo. Para mi padre siempre Felina tenía razón y yo era el culpable y para nuestra madre al revés, yo siempre era el inocente y mi hermana la porquería desobediente. Con los abuelos pasaba lo mismo, los hombres la defendían a ella y las mujeres a mi.
Yo me recosté en mi cama y de pronto apareció mamá en mis aposentos y me preguntó ¿Es esto lo que querías, pequeño cabrón descarado? ¿Ver las grandes tetas de tu madre?
¡Mierda, sí qué son enormes! Exclamé
Ella afirmó ¡Así me dijeron. Dicho esto, no creas que vas a ir más lejos, jovencito! ¡No soy una completa mierda!
¿Qué? ¿Qué pasa, ma? Pregunté confundido, realmente desorientado, no comprendía ni lo que decía ni tampoco toda la situación.
Mi madre no respondió a mi pregunta pero exclamó ¡Dios! ¿Esa es tu picha, levantando los pantalones así? ¡Maldita sea, tanto creció!
Me quedé mudo, absorto por la conversación. ¡Ehhh, B-bueno ... Tal vez, si realmente quisieras, podrías dejarme - quiero decir, - podría dejar que pongas tu pene entre ellas ..." Sentenció mamá
¡Mamá, estás loca! ¡Te hizo mal el sol! ¡Te insolaste! ¡Qué decís! Realmente estaba perplejo, estupefacto, atónito, mi madre me dejaba boquiabierto con su tesitura, un trance amargo sufría.
Mamá rompió en llanto y se desahogó ¿Cómo crees que se siente saber que cuando tu marido se acuesta a tu lado en la cama, ya había pasado una hora en la habitación de tus hijos "arropando" a tu hija y leyéndole un "cuento para dormir"? Mientras estás acostada esperándolo, escuchas gemidos provenientes de esa habitación y la cama chirriar. Tratando de convencerte de que no es lo que es, pero no poder evitar mojarse con los gemidos de nuestra hija. Sabiendo que no está bien, no podés evitar gemir pensando en lo que le está haciendo a tu hija. Frotarme sola se siente tan bien. Y después de eso, todo lo que podés hacer es quedarte allí mojada mientras él entra a nuestra habitación y te da un beso de buenas noches!
En la casa no estaba, así que, salí a buscarla por el barrio, por los lugares habituales donde sabía que paraba. Mientras tanto, iba preguntando a los vecinos y conocidos que a mi paso encontraba por la calle, todos estos me informaban que la habían visto pasar hacía instantes o hacía un rato, hasta que una vieja me dijo ¡Está en lo del "groncho"! Entonces corrí, porque el vago era un chabón jodido y ajeno a mi barra de amigos.
Entré de una, sin llamar a la puerta, y la encontré a mi hermana semidesvestida algo ebria con una cerveza en la mano, rodeada del groncho y un par de secuaces ¡Eh, qué hacen! ¡Paren ya o de acá me voy a la comisaría y los denuncio, por depravación! Grité (recuerden en la época que estábamos, "en plena dictadura militar"). Los sorprendí a todos con eso, le dí una bofetada a ella y la saqué de allí de los pelos.
Los madrugué a todos.
Ya en la calle, se detuvo un auto y pensé tener ahora problemas con el conductor del mismo, por el berrinche que hacía mi hermana. que se quería quedar en el lugar con el "groncho" y los amigos.
Sin embargo era "Tino", un vecino ex compañero de secundaria. ¡Qué pasa flaco! Exclamó, (a mi algunos me llamaban así). ¡Esta pendeja de mierda que no hace caso! Aclaré ¡Todos preocupados buscándola y ahora discute y se niega a ir a casa! Aseguré
Tino dijo ¡Felina, subí y hacele caso a tu hermano, tu familia estará preocupada! Mientras él mismo abría la puerta de atrás del auto.
Mi hermana respondió ¡Callate gil, que ni sabés que pasa! Allí sin mediar más palabras la metí en el vehículo a los empellones.
La bajé del mismo modo que la subí a Felina del automóvil, a los empujones. Menos mal que Tino no bajó y continuó su marcha, no entró a la casa, porque iba a ver que mi madre muy preocupada no estaba. Más aún, absolutamente cero interés o angustia, estaba tomando sol en traje de baño. Sonrió mientras la metía a la casa a Felina. Por cierto, pensé lo bien que se conservaba mi vieja, murmuré entre dientes ¡Qué tetas!
Mi hermana al cruzar la puerta se dio cuenta que estaba nuestro papá y corrió al cuarto de nuestros padres por ayuda.
Para no ponerme a discutir con nuestro progenitor, que siempre la apañaba, no la seguí y me fui directo a nuestra habitación. La escuchaba lloriquear desde nuestro dormitorio el que compartíamos mi hermana y yo, el cuarto estaba en el otro extremo del corredor a unos ocho metros. Pero lentamente su voz se fue normalizando, tranquilizando, hasta que se calmó y ya no se la escuchó más llorar. Sólo se oía unos quejidos como de congoja.
En casa había dos bandos, por un lado ella mi hermana y nuestro padre y por el otro mi madre y yo. Para mi padre siempre Felina tenía razón y yo era el culpable y para nuestra madre al revés, yo siempre era el inocente y mi hermana la porquería desobediente. Con los abuelos pasaba lo mismo, los hombres la defendían a ella y las mujeres a mi.
Yo me recosté en mi cama y de pronto apareció mamá en mis aposentos y me preguntó ¿Es esto lo que querías, pequeño cabrón descarado? ¿Ver las grandes tetas de tu madre?
¡Mierda, sí qué son enormes! Exclamé
Ella afirmó ¡Así me dijeron. Dicho esto, no creas que vas a ir más lejos, jovencito! ¡No soy una completa mierda!
¿Qué? ¿Qué pasa, ma? Pregunté confundido, realmente desorientado, no comprendía ni lo que decía ni tampoco toda la situación.
Mi madre no respondió a mi pregunta pero exclamó ¡Dios! ¿Esa es tu picha, levantando los pantalones así? ¡Maldita sea, tanto creció!
Me quedé mudo, absorto por la conversación. ¡Ehhh, B-bueno ... Tal vez, si realmente quisieras, podrías dejarme - quiero decir, - podría dejar que pongas tu pene entre ellas ..." Sentenció mamá
¡Mamá, estás loca! ¡Te hizo mal el sol! ¡Te insolaste! ¡Qué decís! Realmente estaba perplejo, estupefacto, atónito, mi madre me dejaba boquiabierto con su tesitura, un trance amargo sufría.
Mamá rompió en llanto y se desahogó ¿Cómo crees que se siente saber que cuando tu marido se acuesta a tu lado en la cama, ya había pasado una hora en la habitación de tus hijos "arropando" a tu hija y leyéndole un "cuento para dormir"? Mientras estás acostada esperándolo, escuchas gemidos provenientes de esa habitación y la cama chirriar. Tratando de convencerte de que no es lo que es, pero no poder evitar mojarse con los gemidos de nuestra hija. Sabiendo que no está bien, no podés evitar gemir pensando en lo que le está haciendo a tu hija. Frotarme sola se siente tan bien. Y después de eso, todo lo que podés hacer es quedarte allí mojada mientras él entra a nuestra habitación y te da un beso de buenas noches!
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