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embarazada y enviciada 1

Mi esposo, Frank, y yo nacimos y crecimos en un suburbio de mayoría blanca en Gulfport (Mississippi), que tiene una población afroamericana baja… Nuestras familias y amigos son racistas, y siempre prefirieron estar segregados de los negros... Era natural que creciéramos pensando de la misma manera, pero hoy en día eso es algo que nos avergüenza.
Mi nombre es Anna… Frank y yo nos hicimos novios durante nuestra etapa de secundaria y tuvimos la suerte de poder ir juntos a la Universidad de Mississippi.
Frank obtuvo su licenciatura en Económicas y yo, en Marketing... Nos casamos y él consiguió un buen trabajo en una gran empresa, cuya sede central se encuentra en Virginia… Era en una sucursal de la compañía en Asheville (Carolina del Norte), donde pudo alcanzar una buena experiencia.
Sabíamos desde el principio que queríamos tener tres hijos y tenerlos de inmediato, y lo más cerca posible por lo que quedé embarazada sólo tres meses después de la boda… Tuvimos un hermoso bebé y luego, dos meses después de su nacimiento, quedé embarazada de nuevo.
Había leído en Internet que algunas parejas, y especialmente las esposas, experimentaban una disminución del deseo sexual durante el embarazo pero en nuestro caso fue todo lo contrario.. No sólo tuve una libido extremadamente alta durante mis embarazos, sino que ambos disfrutamos del sexo oral probablemente mucho más que la mayoría de las personas, como ahora explicaré.
Frank y yo, hasta que no tuvimos los dieciséis años, no efectuamos ningún tipo de relación sexual... Nunca antes había visto una polla, y ni sabía, como ahora sé, que su polla delgada de 12 cm., es mucho menor que el tamaño medio de un hombre.
Aunque nuestro primer sexo fue agradable y bonito, al principio no me di cuenta de que no me estaba dando orgasmos cuando follábamos... Lo compensaba de otras maneras para correrme.
No sé de dónde sacó Frank su gusto y pasión por el sexo oral, pero desde el principio parecía gustarle comerme el coño más que follarme… Y yo, también disfruté chupándole la polla… Así que disfrutamos la mayor parte de nuestra sexualidad, del sexo oral.
Esa era la única forma en que pude lograr tener orgasmos con él… Me encantaba la forma en que me chupaba el coño hasta conseguir que yo tuviera orgasmos múltiples, siempre después de que se corriera dentro de mi coño.
Siempre me dijo que le encantaba la humedad, el sabor y el olor de mi coño… A veces tengo que pedirle que deje de chuparme el coño porque me pongo demasiado sensible después de mis orgasmos.
Muchos deben saber que el término médico para el flujo vaginal, desde el traslucido y casi transparente hasta el lechoso y más espeso, se llama ‘leucorrea o moco cervical’... Estos fluidos naturales limpian y protegen la vagina y proporcionan lubricación para el coito... Es completamente normal que el flujo vaginal se vuelva más espeso y de color lechoso cuando la mujer se acerca a la ovulación o durante el embarazo… Esto es causado por el aumento de las hormonas y el flujo sanguíneo al área vaginal.
El aumento del flujo durante el embarazo puede tener un ligero olor y un sabor agrio o fuerte, en comparación con los fluidos vaginales normales… Por esa razón, algunos hombres encuentran repulsivo comerle el coño a sus esposas embarazadas.
Sin embargo, Frank es algo único porque le gusta aún más chuparme el coño cuando estoy embarazada… El aumento de los jugos y el sabor y olor más fuertes lo hacen aún más ansioso por comerme el coño… Su deseo de chupar y tragar mis fluidos vaginales le apasionan.
Frank había estado trabajando en su compañía durante casi dos años cuando le dieron un ascenso... El único inconveniente fue que tuvimos que mudarnos a otra sucursal más importante en Augusta (Georgia).
Por aquel entonces, todavía estaba amamantando a nuestro hijo de siete meses y estaba embarazada de cinco meses con nuestra hija… La compañía pagó la mudanza, pero eso fue un momento estresante para nosotros.
Frank recibió un buen aumento de sueldo, pero el nivel de vida en Augusta es mucho más alto en Asheville... Así que sólo estábamos un poco mejor económicamente
Augusta fue un choque cultural para nosotros... Habíamos vivido siempre protegidos en nuestro suburbios de blancos… Sin embargo, aquí más del sesenta por ciento de la población son de raza negra.
Por ese motivo nos fue imposible encontrar un edificio de apartamentos de blancos… Eran muy caros para nosotros… Así que tuvimos que conformarnos con un edificio de apartamentos  en el que hubieran muchos blancos pero también habían negros... Así pues, alrededor del cuarenta por ciento de los inquilinos eran negros.
Y no tenía sentido que yo buscase trabajo, cuando ahora estaba cuidando a un bebé y daría a luz a nuestro segundo hijo en sólo cuatro meses.
Frank estaba muy ocupado y trabajaba muchas horas aprendiendo sus nuevas responsabilidades laborales y yo me mantuve ocupada cuidando a nuestro bebé y el apartamento, así como lavando la ropa y comprando y haciendo la comida.
Nuestro edificio tiene doce apartamentos en cada uno de los seis pisos, y cada piso hay un cuarto de lavandería con dos lavadoras y dos secadoras… Vivimos en el tercer piso y el cuarto de lavandería está justo al otro lado del pasillo de nuestro apartamento.
Yo lavaba la ropa tres o cuatro veces a la semana y podía ir durante la mañana porque no había otras personas... Estaba usando pañales de tela para ahorrar dinero, y por eso hacía muchas lavadoras.
Llevábamos en nuestro nuevo apartamento dos semanas y no habíamos conocido a ninguno de nuestros vecinos... Frank y yo aún éramos reticentes a aventurarnos mucho con el vecindario porque no queríamos relacionarnos con los negros y francamente les teníamos un poco de miedo.
Frank y yo estábamos acostumbrados a vestir de forma informal en el apartamento cuando vivíamos en Asheville, y queríamos mantener los mismos hábitos aquí en Augusta...Por lo general, yo uso las camisetas sin mangas de Frank y unos pantalones cortos de algodón fino, sin ropa interior… Mis pechos lactantes se ven enormes con esas camisas y a Frank le encanta la forma en que mis tetas se mueven y balancean cuando camino por el apartamento.
Mido casi 170 de altura y, estando embarazada en ese momento, pesaba alrededor de 65 kg... Mi pelo es moreno y me llega hasta los hombros... Eso contrasta bien con mi piel blanca y mis ojos azules… La mayoría de la gente me considera que soy guapa, y a Frank le gusta mi culo redondo... Le encanta todo le que ve cuando camino por nuestro apartamento vestida de esa manera con mi barriga.
Frank es un tipo bastante normal… Mide 180 cm de alto y pesa unos 70 kg... No es atlético, en absoluto… Su atractivo reside en su inteligencia y en la forma en que hace todo lo posible para complacerme... Su pequeña polla ni siquiera es un problema, incluso si mi coño está más necesitado después de tener nuestro primer hijo, lo resuelve chupándomelo hasta que consigue darme orgasmos todo el tiempo que deseo.
Por lo general, cruzo el pasillo para lavar la ropa cuando nuestro hijo está durmiendo la siesta… Desde allí puedo ver la puerta de nuestro apartamento y además, tengo un monitor para bebés que ofrece video y audio de él en su cuna… Como normalmente no hay nadie cerca, uso la camiseta y los pantalones cortos que llevo en el apartamento.
Al comienzo de nuestra tercera semana en Augusta, estaba en la lavandería doblando ropa y pañales mientras estaba casi terminando lo que había puesto en la secadora... Sólo usaba una lavadora y secadora cada vez para no molestar a otros inquilinos, en caso de que entraran  a lavar su ropa cuando yo estaba allí.
Acababa de revisar mi monitor para ver a mi bebé cuando un hombre negro entró en la lavandería.
Me dió un poco de miedo, ya que debía medir 190 cm. de alto y pesar unos 85 kg... Su piel era muy negra y llevaba una camiseta y pantalones cortos deportivos… Parecía estar en sus cuarenta y tantos años y era fuerte y guapo, con la cabeza afeitada.
No estaba acostumbrado a tener conversaciones con personas negras y me sorprendió un poco cuando me habló… Debió haber notado que estaba nerviosa y dijo, con su voz grave y barítona:
- "Buenas tardes, señora… Lamento haberte asustado."
Levanté la vista y noté que estaba mirando mis pechos en la delgada camiseta, ya que mis grandes tetas, areolas oscuras, pezones y panza embarazada eran claramente visibles... No quise cubrirme de inmediato, así que sólo asentí con la cabeza para saludarlo y seguí doblando mi ropa.
Siguió mirándome y sonrió mientras decía:
- "Mi nombre es León… Mi esposa Emma y yo vivimos al lado tuyo… Me cambiaron al turno de noche durante las próximas tres semanas en el trabajo, así que hasta ahora no he estado durante el día para conocerte... Eres una chica blanca muy guapa… Me encanta todo de las mujeres embarazadas blancas, con pechos grandes."
Mi esposo y otros hombres blancos del sur de nuestra ciudad natal nunca fueron tan agresivos con las mujeres... Sabía que a los hombres les gustaba mirar mi cuerpo, especialmente antes de quedar embarazada, pero muy pocos lo reconocieron en voz alta, por eso me sorprendieron sus comentarios agresivos.
Entonces me di cuenta de que me sentía bien ser halagada, ya que me sentía un poco deprimida por mi creciente barriga... Por lo que sabía, podría haber sido algo cultural que los hombres negros fueran más directos con las mujeres.
Sé que debería haberle abofeteado o haberme enojado por hablarme de esa manera... Pero había algo en su sonrisa, amabilidad y actitud que me resultaba atractivo… No pude entender esta reacción mía, especialmente dada la forma en que me criaron para tener prejuicios contra los negros… Él parecía muy seguro de sí mismo y yo tenía curiosidad por saber si realmente tenía alguna experiencia con mujeres blancas.
Entonces, en lugar de enojarme, decidí burlarme de él y le dije:
- "Es un placer conocerte, León, mi nombre es Anna… ¿Qué demonios sabes de las mujeres blancas embarazadas?
- "Bueno, Anna, si estás seguro de que quieres que te diga, lo haré… Sólo asegúrate de querer escucharlo", me dijo sonriendo.
Asentí para que continuara y él dijo:
- "Está bien... En mi experiencia, a algunos maridos blancos no les gusta tener sexo con sus esposas cuando están embarazadas... Eso no tiene ningún sentido para mí porque muchas mujeres están muy calientes cuando están embarazadas... Aún mejor, sus coños son más jugosos... Entonces, siempre estoy feliz de ayudar cuando tengo esa oportunidad… Esas pequeñas pollas blancas no las satisfacen tan bien como mi gran barra de chocolate."
Fue de alguna manera emocionante para mí escucharlo decir esas cosas, a pesar de que apenas podía creer que él fuera tan abierto y directo conmigo, especialmente porque apenas nos conocíamos… Era muy ingenua en ese momento... Yo sólo había probado la pequeña polla de Frank y nunca había oído hablar de hombres negros con pollas bien grandes y esposas blancas jodidas por ellos.
Pensé por unos momentos y dije:
- “Oh, claro, León, ¿crees realmente que yo me creo esas mentiras que cuentas?... Sin ofenderte, pero no me creo qué mujer blanca casada y respetuosa, se vaya a follar con un hombre negro a espaldas de su marido."
León se rió y me respondió:
- “¿Quién te dijo que sus esposos no lo saben?...  A ellos les encanta degradarse siendo sumisos a los hombres negros dominantes con grandes pollas… Nunca debes haber oído hablar de parejas blancas y cornudas que aman las pollas negras... Esos sumisos maridos blancos con pequeñas pollas alientan e incluso participan con sus esposas follando hombres negros... E incluso les encanta chupar los coños de sus esposas después de ser folladas con sus coños llenos de semen y luego chupar también las pollas de los negros.”
Sus comentarios me estaban convirtiendo en una esposa de ese tipo, pero no podía dejar que lo supiera... Entonces, dije:
- "Eso me suena a mucha mentira, León… Sin embargo, tengo que admitir que eres bastante bueno inventando cosas."
León se frotó abiertamente la entrepierna y dijo:
- "No tienes por qué creerme, Anna… Te puedo dar un par de sitios web para que vayas y puedas leer historias y mirar videoclips sobre encuentros cornudos... O bien, puede ir al cuarto y hablar con nuestra vecina, Sally, al respecto… Ella y su esposo saben todo sobre eso y sobre mi gran polla que utilizan."
Después de sus últimos comentarios, me estaba mirando y sus ojos de repente se agrandaron... Fue entonces cuando sonrió y dijo:
- "Maldita sea, niña blanca, hasta ahora no me di cuenta de que estabas amamantando... Tu camiseta se está mojando... Me encanta chupar tetas grandes, blancas y llenas de leche."
Me avergoncé cuando miré hacia abajo y vi manchas húmedas de mi leche materna en ambos lados... Eso hizo que el fino algodón fuera casi transparente y vio mis dos areolas oscuras.
No tuve tiempo de decirle nada más porque vi en mi monitor que mi hijo se estaba despertando y que necesitaba regresar a mi apartamento.
La secadora con mi ropa había terminado, así que recogí todo y salí por la puerta de la lavandería… Volví a mirar a León, y ví que todavía se estaba frotando la entrepierna mientras me daba esos nombres de sitios web y le dije:
- "Está bien, León, miraré sobre el tema ‘cornudo’ esta tarde, pero sigo pensando que estás inventando todo esto."
Después de amamantar a mi hijo y doblar el resto de la ropa, tuve un poco de tiempo libre para mirar en los dos sitios web que León me dio... En el primer sitio que miré decía ‘Pollas negras para esposas blancas cachondas’… Me sorprendió ver los videoclips de cinco minutos de duración... Mostraban maridos blancos sentados pasivamente en las camas, acariciando sus pequeñas pollas, mientras que sus bonitas esposas, de grandes pechos, chupaban y follaban a hombres negros, sin usar condones… Sus pollas eran enormes, y vi con asombro cómo esas gruesas pollas negras entraban toda y golpeaban con fuerza los coños blancos y peludos de las esposas.
Luego leí varias de las historias que describían con detalles muy explícitos los actos sexuales que realizaban con ellas y algunos de los factores motivadores detrás de vivir el estilo de vida cornudo... Las descripciones de las mujeres y los hombres blancos que se entregaban a los caprichos sexuales de los sementales negros me excitaron... Un par de ellos incluso describieron escenarios en los que hombres negros se follaban a las esposas de sus vecinos blancos.
Estaba empezando a ver a los hombres negros bajo una nueva luz... Se aprovechaban de la naturaleza sumisa y decadente de las parejas blancas, y en el proceso proporcionaban un placer sexual extraordinario y pervertido a todos los involucrados.
Mientras miraba los videos y leía las historias, no pude evitar pensar en el hambre de Frank por mi jugoso coño... Vi a esos otros esposos chupando el semen de los hombres negros de los coños de sus esposas, e imaginé ver a Frank y a mí en su lugar… Esas pollas se veían tan grandes y deseables para mí, ya que antes solo había visto y tenido, la pequeña polla de Frank.
Terminé leyendo historias toda la tarde y me masturbé y tuve cuatro orgasmos… Me sentía muy culpable, fantaseando con pollas grandes y negras... Al mismo tiempo, estaba especulando que a Frank probablemente le encantaría chuparme el coño después de ser follada por hombres negros.
Frank no sabía lo que me había pasado esa noche. Llegó tarde a casa del trabajo y estaba exhausto… Pero después de que nuestro hijo se durmiera, llevé a Frank a la habitación para que me follase.
Le costó un poco más de tiempo de lo normal en eyacular, y luego acerqué su boca a mi coño y lo sostuve allí, imaginando que estaba comiendo el semen de un hombre negro... En ese momento no había decidido follar con un hombre negro, pero sabía que al menos tenía que ver con mis ojos una de esas pollas grandes.
Al día siguiente me quedé en el apartamento leyendo historias de cornudos y mirando algunas de esas pollas negras en video… Me masturbé cinco veces ese día, y todavía jodí con Frank esa noche.
Pensé si debía contarle a Frank sobre mi nueva perversión, pero temía que se enojara conmigo por mirar videos y leer historias sobre sexo interracial y no le dije nada.
Al día siguiente fui a lavar la ropa vestida de la misma forma que el día anterior, después de acostar al bebé a dormir la siesta… León debe haber estado escuchando que yo fuera allí porque apareció sólo un par de minutos después de que comencé mi primera carga de lavadora.
Estaba mirando mis tetas y mi estómago de nuevo cuando me dijo:
- “Buenas tardes, Anna… ¿Ya tuvo ocasión de ver cualquiera de esos sitios web que te dije?
A propósito miré su entrepierna y le respondí:
- “Sí, León, leí docenas de historias y vi algunos de los videos... Sin embargo, aún me cuesta creerlo... Las pollas grandes en los videos no parecían reales y algunas de las historias me parecieron exageradas... De verdad que me resulta difícil imaginar a un hombre con una polla tan larga y gruesa, especialmente después de estar acostumbrada a la polla delgada de 12 cm que tiene mi marido."
Era importante para mí que él hiciera el primer movimiento, por lo que me sentí feliz cuando comenzó a quitarse sus pantalones deportivos diciendo:
- "Bueno, no me importa enseñarte mi polla, pues incluso sin nada de erección es mucho más grande que los 12 cm que tiene tu marido."
No llevaba ropa interior y pronto vi su pelo púbico negro y rizado y la base de su gruesa polla apareciendo ante mis ojos… En sólo unos segundos más, estaba mirando su pendulona, incircuncisa y negra enorme polla que colgaba pesadamente entre sus piernas… Debía medir casi 20 cm de larga y era casi tan gruesa como mi muñeca.
También ví que tenía enormes bolas del tamaño de un huevo, y estaban colgando y balanceándose entre sus piernas.
León me observó mirando su polla con la boca abierta, y luego dijo con una voz suave y profunda:
- "Adelante… Tócamela, niña blanca... Se que quieres tocarla y quiero mostrarte lo grande se vuelve."
Me agaché y agarré su polla y me excitó el calor, el grosor y las venas que sobresalían… Nunca antes había tocado un prepucio y me gustó la forma en que se deslizaba de arriba abajo cuando comencé a meneársela.
Solo le costó unos segundos para que su polla se alargara a lo que parecían casi 28 cm, y se hizo aún más gruesa… Mi mano ni siquiera se ajustaba alrededor de su polla cuando comencé a acariciarla.
Antes de darme cuenta de lo que estaba sucediendo, él inclinó mi cabeza hacia atrás con su mano y se inclinó para besarme... Sus gruesos labios eran suaves cuando metió su lengua en mi boca y comenzó a besarme apasionadamente.
¡Que contradicción!… había sido muy intolerante la mayor parte de mi vida con los afroamericanos, y ahora estaba dándole un beso intenso y húmedo a un hombre grande y negro… Continuamos besándonos y le devolví la lengua mientras sin esfuerzo me levantaba unos centímetros para sentarme en la mesa de la lavandería.
Su precum estaba corriendo pesadamente por mi mano mientras él me acariciaba y frotaba mis grandes pechos con ambas manos… Sabía que estaba dejando que las cosas se salieran de control, pero no me importó… Su gran polla la sentía muy bien en mi mano y me encantó la sensación de su fuerza y ​​agresividad.
siguiente que supe fue que me levantó con fuerza mi camiseta interior para subirla por encima de mis pechos colgantes… Luego se apartó de nuestro beso y se inclinó para chuparme la teta, mientras yo continuaba acariciando su polla negra.
Durante años, mi marido Frank me chupó las tetas hinchadas de leche varias veces y se la tragó, pero nunca tan agresivamente como León me estaba chupando... Por primera vez, me excitaba mucho que me chuparan de este modo los pechos, y lo sentí como si mis glándulas mamarias estuvieran conectadas directamente a mi vagina.
Su polla estaba dura como una roca, y comenzó a empujarla en mi mano y a acercarla a mi coño... Estaba a la altura perfecta en la mesa para ser follada por él... Lo que le estaba haciendo a mis pechos me hacía sentirme muy bien, pero aún no estaba segura de si estaba preparada para ser follada, por primera vez, por otro hombre distinto a mi marido.
Pensé que si podía bajar de la mesa, me daría la vuelta y le dejaría que golpeara su polla contra mi culo hasta que se sintiera aliviado y eyaculara, asé que lo empujé hacia atrás, salté de la mesa y me di la espalda.
León, continuó acariciando mis pechos desnudos pegándose a mí, mientras yo me inclinaba ligeramente sobre la mesa... Todavía llevaba mis pantalones cortos y él comenzó apretar su polla a través de mi grieta en el culo… Me sentía a gusto de ser tan poderosamente apretada y refregada por la gran polla de León.
Después de unos minutos de esto, sentí sus manos en la cintura de mis pantalones cortos y comenzó a tirar de ellos hacia abajo... Y a mí me apetecía sentir su polla en mi culo... Comencé a preguntarme si le había dado la señal incorrecta cuando salté de la mesa y le di la espalda... Él podría haber estado pensando que estaba dando el visto bueno para ser follada desde atrás.
Me bajó los pantalones hasta la mitad del muslo y de inmediato sentí su enorme verga negra en mi trasero... Noté el abundante precum que tiraba mientras lubricaba mi culo, y esa fue una experiencia nueva y muy erótica para mí.
Luego, también noté como cogía su polla en su mano y comenzaba a presionar su cabeza en la grieta de mi gran culo... Era como si estuviera tratando de encontrar un agujero, cualquier agujero, para follar mientras lo sentía que frotaba su polla directamente sobre mi ano.
En un momento inesperado para mí, empujó su gran polla y la sentí apretarse justo por debajo de mi culo a la altura de la entrada de mi coño, volviéndome loca de lujuria.
En estos momentos mi coño estaba lleno de jugos mientras recibía el otro golpe de polla e inclinaba sus caderas hacia atrás para cambiar el ángulo de su polla entre mis piernas… Fue entonces cuando sentí la enorme cabeza de su polla presionando mis labios vaginales y éstos comenzaron a separarse para dejarla entrar.
Me rendí ante él…Nunca había sido follada por una polla tan grande y tan gruesa y mi vulva estaba deseosa por recibirla.
Estaba empezando a recibir golpes cortos cuando giré mi cabeza hacia él y le dije:
- "León, tu polla es muy grande, y yo sólo quiero sentir parte de ella dentro de mí… No me la metas toda, por favor… Ten mucho cuidado de no golpearme demasiado el cuello uterino y lastimar al bebé que llevo... La pequeña polla de Frank nunca tuvo la oportunidad de profundizar tanto."
Lentamente León trabajó con suavidad su gran polla en mí coño, aunque metiéndomela cada vez más profundamente… Al final, tocó fondo en mi cuello uterino y se quedó quieto mientras decía:
- "Creo que ahora vas a disfrutar mucho, cariño… Te la estoy metiendo hasta el fondo de tu coño y lo noto muy apretado, mojado y resbaladizo por esos jugos que estas segregando continuamente… Siento como si mi polla estuviera en una prensa húmeda... Me encanta follar a tu apretado coño blanco, ya que con la pequeña polla blanca de tu marido no lo habrás disfrutado en absoluto."
León volvió a follarme y yo estaba teniendo orgasmos continuos por sus agresivos empujones con su gran polla que llenaba mi vagina con mucha fuerza y ​​presionaba a mi clítoris.
Solo tardé unos minutos antes de sentir su gran polla latir en mi coño, llenándome con una gran descarga de su semen... Se paró por completo dentro de mi coño hasta que su polla descargo totalmente todo el semen... Cuando se retiró, sentí nuestros jugos combinados saliendo de mí e incluso escuché algunos de ellos cayendo al suelo.
Rápidamente nos subimos los pantalones y volvimos a besarnos antes de apretarme contra su pecho y decirle:
- “Eso fue maravilloso, León… Ahora si creo todas esas historias que me decías... Quisiera volver a tener tu gran polla metida de nuevo en mi coño... Vayamos a mi apartamento y follemos de nuevo… Allí estaremos más cómodos."
Recogí mi ropa sin terminar de arreglarme y él me siguió hasta mi apartamento… Tenía aproximadamente otra media hora antes de que el bebé estuviera despierto y quisiera aprovecharla al máximo.
Lo primero que hice fue chuparle la polla para limpiarla de nuestros jugos… Y yo no quise que su boca se acercara a mi asqueroso y jodido coño lleno de su semen.
Volvimos a follar sobre unos pañales limpios que tendí en la cama, y ​​después de recibir su segunda descarga de esperma en mi coño, me puse unas bragas con una compresa para mantener su esperma dentro de mí… Ya había decidido que mi marido Frank me comiera el coño tan pronto como llevase al bebé a la cama, solo para ver si notaba algún sabor o consistencia diferente en los jugos de mi coño.
Cuando Frank llegó a casa, el bebé estaba tomando otra siesta corta, así que fuimos a la habitación… Quería probar algo que había visto en uno de los videos y le dije:
- "Hoy, por alguna razón, he estado más húmeda de lo normal, cariño, y me gustaría que me chuparas el coño antes de follarme... También me gustaría probar una nueva posición... Acuéstate en la cama boca arriba mientras yo me siento sobre tu cara.”
Hizo lo que le dije y se recostó en la cama… Me quité los pantalones cortos y las bragas, pero sostuve la compresa en su lugar hasta que estuve con una rodilla a cada lado de su cabeza... Luego me quité la compresa y presioné mi vulva hacia abajo cuando comenzó a chupar mi coño lleno de esperma... Lo vi tragar para no ahogarse con los jugos... Debe haberle gustado el sabor de la mezcla de jugos, porque extendió la mano para sostenerme en su lugar mientras continuaba chupando y lamiendo mi vulva… Cuando terminó, Frank me dijo:
- “Guau, cariño... Tus jugos parecen volverse más espesos y sabrosos cuanto más te acerca al parto... No recuerdo que fuera así la primera vez que estabas embarazada, pero ten por seguro que me encanta."
Continuará....

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