Los encuentros de masajes con Estela me habían dado un poco de luz entre la niebla de la tediosa e interminable cuarentena que estabamos viviendo en Buenos Aires, ahora se le sumaba la promesa del paraguayo Pedro y sus mujeres, la cosa comenzaba a pintar mejor definitivamente.
La primera visita de Pedro fué con su mujer oficial, Marta.
Mujer menudita, paraguaya también, parecía mas joven de lo que era y mucho más pequeña al lado de su marido.
Marta sabía, según me enteré despues, de que su marido la engañaba. Ella soportaba eso, supongo que dentro de su cultura es normal, no se, no los juzgo y tampoco me importa.
Supuse que con ella debía ir mucho más lento que con Estela.
Decidieron, para no tener que esperar una hora uno al otro, pasar los dos y que yo vaya intercalando los masajes, cosa poco ortodoxa a nivel masaje, pero la verdad poco me importaba, quería ver hasta donde se soltaba ella.
Los dejo en el gabinete para que se preparen y Pedro la había hecho desvestir, quedandose solo en bombacha. El estaba en calzoncillos y se dispuso a ser el primero.
Le hice un masaje normal a Pedro en toda su espalda, obviamente su mujer no debía enterarse de que la otra vez me lo había culeado, jeje.
Despues paso ella, fuí muy suave con las maniobras, quería que se caliente, que lo disfrute y como en esta ocación no iba a pasar nada, quería que se quede con las ganas de más. Pedro estaba insoportable, hablaba, hacía chistes...
Yo seguí con lo mio, ya en las piernas me dediqué a masajearle su pequeño culo, su entrepierna, la cara interna de los muslos... sin tocar su concha, obvio.
Marta estaba caliente, entregada, pero sin animarse a más.
Despues cambiaron, Pedro a la camilla y Marta ahi, en tetas, primero sentada, como mirando a la nada, despues el turro de Pedro la hizo caminar y ella obedeció, andaba por mi gabinete caminando en tetas, algo muy gracioso de ver.
Seguí el masaje a Pedro y cuando Marta no miraba le manoteaba la verga, estaba caliente pero apenas la tenía gomosa...
En pos de divertirme de esta situación queria dejarlos bien calientes.
Ahora le tocaba volver a Marta, comencé con sus piernas y fuí bien cerca de su concha, rozandola, tocandola un poco, como sin querer. Y luego las tetas. No podía mandarme a sus pezones, no el primer dia y sin que me lo pida. Asi que se los masajee bien y si no fueron mis dedos, fueron mis brazos los que rozaron bien esos duros pezones.
No pidió nada más y Pedro desde su silla me hizo seña que así estaba bien, que no la presionaramos de entrada.
Despues del encuentro me quedé pensando en la similitud de los dos casos.
Maridos podríamos decir bisexuales, con problemas de erección, amantes de la pija sin por eso dejar de gustarles las mujeres.
Despues me enteré de la verdad, Juan y Pedro se conocían, frecuentaron algunas jodas juntos, incluso Pedro se culeó a Juan un par de veces. Fue Juan el que me descubrió y me hizo fama entre sus amigos de aventuras!
Dos cosas le impactaron a Juan, la forma en que lo cogí y lo que opinaba su mujer de mis masajes.
Eso me traería más clientes, pero había que tener cuidado, no debía perder el control de la situación.
Mientras tanto Estela, más o menos una vez cada 15 días, le pedía a Juan de venir y en cada vuelta yo quería dar un paso más. Con cautela, quería que siga viniendo, pero según su esposo si cogíamos de una podría acabarse el juego.
Yo no concordaba con esa teoría, la mina queria una verga dura y se notaba. Y si sabia que cada tanto podía venir a buscarla a mi gabinete, seguiría viniendo. Pero me contenté con avanzar paso a paso.
De lo primero que me dí el gusto, y nunca más literalmente usado el texto que en esta ocación, fue de, en el momento que ya la estaba pajeando, enterrar mi cabeza entre sus piernas y comenzar a comerme esa jugosa concha, tremendamente excitada por el masaje. Su concha es muy rica, me decía Juan y pude comprobarlo. No soy de hacerle asco a ninguna concha pero la de Estela era exquisita, sin fuertes olores, dulzona, muy pero muy jugosa, mi lengua recorria su caliente cabidad, su palpitante botón, sus labios hinchados, y no dejaba de tomar a lengüetazos todo el néctar que me regalaba...
Luego del primer momento de extasis meti dos dedos y combiné paja y chupadas, no tardó en estallar en un gran orgasmo.
Como siempre la dejé descansar y fuí por el segundo, esta vez en forma manual.
Con Estela bien satisfecha y Juan muy caliente, la pareja se retiró prometiendo volver, como siempre.
Unos días despues me llama Pedro, esta vez iba a venir con su "novia"...
Su novia era una de las hermanas menores de su mujer, también paraguaya, casada y todo!
Ya a esta altura del partido opté por no preguntar nada, escuchar lo que me contaban y disfrutar lo más posible de lo que Pedro trajera.
Linda la paraguaya, de nombre Nancy, mucho mas joven que su hermana, no muy cuidada pero de cuerpo zafable, buenas tetas y buen orto.
Cuando fuí a atenderlos ya estaba en la camilla, en tetas y con una tanga roja y todo su culo en pompa. Y en pos de llamar a las cosas por su nombre voy a decir que Nancy era muy puta, de las mas putas que atendí, solo con comenzar a masajearle la espalda se retorcía y gemía como si le estuviera enterrando un dedo en el orto.
Hablaban con Pedro como dos tortolitos y ella decía que solo lo amaba a él, y que estaba ahi solo para darle el gusto.
No le creí en lo más minimo, a la mina le gustaba mucho la verga y recuerden que a Pedro casi no se le paraba... no se, me costó creerle.
Sin aburrirlos con el masaje, les cuento que al poco rato ya había volado la tanga y yo le enterraba dos dedos mientras nos chupaba la pija a los dos.
Como gritaba la hija de puta!
En un momento Pedro le chupaba la concha mientras ella me chupaba la pija, despues cambiamos y pasé a chuparle la concha, y despues, la tomé de las piernas, la corrí hasta el borde, me puse sus piernas sobre mis hombros y se la enterré de una. Cogimos un rato asi mientras le seguía chupando la pija a Pedro.
Despues quizo ver como yo lo cogía a Pedro, sabía que le gustaba la pija pero nunca lo había visto en acción.
Primero agarró mi pija empapada de sus jugos e hizo que que Pedro me la chupe un buen rato, le decía como hacerlo, alternaba con él chupandomela para mostrarle.
Despues lo cogí delante de ella. Nancy estaba fascinada con lo que veía. Pedro estaba muy caliente, mientras yo lo garchaba ella le chupaba la pija hasta que le acabó en su boca. Despues me pajeó hasta hacerme acabar. No se animó a tomar la mia pero se maravilló por la cantidad de leche que me sacó.
Mientras se vestía dijo que era la primera vez que estaba con dos hombres y que lo había hecho para complacer a su amor.
Obvio no le creí una palabra.
Esto se ponía cada vez más loco e interesante!
Continuará
La primera visita de Pedro fué con su mujer oficial, Marta.
Mujer menudita, paraguaya también, parecía mas joven de lo que era y mucho más pequeña al lado de su marido.
Marta sabía, según me enteré despues, de que su marido la engañaba. Ella soportaba eso, supongo que dentro de su cultura es normal, no se, no los juzgo y tampoco me importa.
Supuse que con ella debía ir mucho más lento que con Estela.
Decidieron, para no tener que esperar una hora uno al otro, pasar los dos y que yo vaya intercalando los masajes, cosa poco ortodoxa a nivel masaje, pero la verdad poco me importaba, quería ver hasta donde se soltaba ella.
Los dejo en el gabinete para que se preparen y Pedro la había hecho desvestir, quedandose solo en bombacha. El estaba en calzoncillos y se dispuso a ser el primero.
Le hice un masaje normal a Pedro en toda su espalda, obviamente su mujer no debía enterarse de que la otra vez me lo había culeado, jeje.
Despues paso ella, fuí muy suave con las maniobras, quería que se caliente, que lo disfrute y como en esta ocación no iba a pasar nada, quería que se quede con las ganas de más. Pedro estaba insoportable, hablaba, hacía chistes...
Yo seguí con lo mio, ya en las piernas me dediqué a masajearle su pequeño culo, su entrepierna, la cara interna de los muslos... sin tocar su concha, obvio.
Marta estaba caliente, entregada, pero sin animarse a más.
Despues cambiaron, Pedro a la camilla y Marta ahi, en tetas, primero sentada, como mirando a la nada, despues el turro de Pedro la hizo caminar y ella obedeció, andaba por mi gabinete caminando en tetas, algo muy gracioso de ver.
Seguí el masaje a Pedro y cuando Marta no miraba le manoteaba la verga, estaba caliente pero apenas la tenía gomosa...
En pos de divertirme de esta situación queria dejarlos bien calientes.
Ahora le tocaba volver a Marta, comencé con sus piernas y fuí bien cerca de su concha, rozandola, tocandola un poco, como sin querer. Y luego las tetas. No podía mandarme a sus pezones, no el primer dia y sin que me lo pida. Asi que se los masajee bien y si no fueron mis dedos, fueron mis brazos los que rozaron bien esos duros pezones.
No pidió nada más y Pedro desde su silla me hizo seña que así estaba bien, que no la presionaramos de entrada.
Despues del encuentro me quedé pensando en la similitud de los dos casos.
Maridos podríamos decir bisexuales, con problemas de erección, amantes de la pija sin por eso dejar de gustarles las mujeres.
Despues me enteré de la verdad, Juan y Pedro se conocían, frecuentaron algunas jodas juntos, incluso Pedro se culeó a Juan un par de veces. Fue Juan el que me descubrió y me hizo fama entre sus amigos de aventuras!
Dos cosas le impactaron a Juan, la forma en que lo cogí y lo que opinaba su mujer de mis masajes.
Eso me traería más clientes, pero había que tener cuidado, no debía perder el control de la situación.
Mientras tanto Estela, más o menos una vez cada 15 días, le pedía a Juan de venir y en cada vuelta yo quería dar un paso más. Con cautela, quería que siga viniendo, pero según su esposo si cogíamos de una podría acabarse el juego.
Yo no concordaba con esa teoría, la mina queria una verga dura y se notaba. Y si sabia que cada tanto podía venir a buscarla a mi gabinete, seguiría viniendo. Pero me contenté con avanzar paso a paso.
De lo primero que me dí el gusto, y nunca más literalmente usado el texto que en esta ocación, fue de, en el momento que ya la estaba pajeando, enterrar mi cabeza entre sus piernas y comenzar a comerme esa jugosa concha, tremendamente excitada por el masaje. Su concha es muy rica, me decía Juan y pude comprobarlo. No soy de hacerle asco a ninguna concha pero la de Estela era exquisita, sin fuertes olores, dulzona, muy pero muy jugosa, mi lengua recorria su caliente cabidad, su palpitante botón, sus labios hinchados, y no dejaba de tomar a lengüetazos todo el néctar que me regalaba...
Luego del primer momento de extasis meti dos dedos y combiné paja y chupadas, no tardó en estallar en un gran orgasmo.
Como siempre la dejé descansar y fuí por el segundo, esta vez en forma manual.
Con Estela bien satisfecha y Juan muy caliente, la pareja se retiró prometiendo volver, como siempre.
Unos días despues me llama Pedro, esta vez iba a venir con su "novia"...
Su novia era una de las hermanas menores de su mujer, también paraguaya, casada y todo!
Ya a esta altura del partido opté por no preguntar nada, escuchar lo que me contaban y disfrutar lo más posible de lo que Pedro trajera.
Linda la paraguaya, de nombre Nancy, mucho mas joven que su hermana, no muy cuidada pero de cuerpo zafable, buenas tetas y buen orto.
Cuando fuí a atenderlos ya estaba en la camilla, en tetas y con una tanga roja y todo su culo en pompa. Y en pos de llamar a las cosas por su nombre voy a decir que Nancy era muy puta, de las mas putas que atendí, solo con comenzar a masajearle la espalda se retorcía y gemía como si le estuviera enterrando un dedo en el orto.
Hablaban con Pedro como dos tortolitos y ella decía que solo lo amaba a él, y que estaba ahi solo para darle el gusto.
No le creí en lo más minimo, a la mina le gustaba mucho la verga y recuerden que a Pedro casi no se le paraba... no se, me costó creerle.
Sin aburrirlos con el masaje, les cuento que al poco rato ya había volado la tanga y yo le enterraba dos dedos mientras nos chupaba la pija a los dos.
Como gritaba la hija de puta!
En un momento Pedro le chupaba la concha mientras ella me chupaba la pija, despues cambiamos y pasé a chuparle la concha, y despues, la tomé de las piernas, la corrí hasta el borde, me puse sus piernas sobre mis hombros y se la enterré de una. Cogimos un rato asi mientras le seguía chupando la pija a Pedro.
Despues quizo ver como yo lo cogía a Pedro, sabía que le gustaba la pija pero nunca lo había visto en acción.
Primero agarró mi pija empapada de sus jugos e hizo que que Pedro me la chupe un buen rato, le decía como hacerlo, alternaba con él chupandomela para mostrarle.
Despues lo cogí delante de ella. Nancy estaba fascinada con lo que veía. Pedro estaba muy caliente, mientras yo lo garchaba ella le chupaba la pija hasta que le acabó en su boca. Despues me pajeó hasta hacerme acabar. No se animó a tomar la mia pero se maravilló por la cantidad de leche que me sacó.
Mientras se vestía dijo que era la primera vez que estaba con dos hombres y que lo había hecho para complacer a su amor.
Obvio no le creí una palabra.
Esto se ponía cada vez más loco e interesante!
Continuará
3 comentarios - Masajes, putas y cuarentena. Cap 2