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Jefe

Como todos los relatos estan basados en mis fantasías.  
De repente siento la presencia de él en la cocina donde me encontraba, antes de que pueda girarme, él me sujeta de la cintura inmovilizándome y pegándome a su cuerpo, trato de zafarme como puedo pero él es más fuerte, le pido que me suelte pero él se pega más a mi cuerpo y llego a sentir un bulto pegado a mi cola.
Él no tiene que hacer mucho esfuerzo para poder tocar mi tanga ya que el vestido es bastante alto, solo tuvo que meter la mano por entre mis piernas y ya lo tenías, intente en un último esfuerzo de empujarlo, de golpearlo, pero él se tiro un poco para atrás y me propinó un puñetazo que me tiro al suelo dejándome semiinconsciente.
Me levanto hasta que no tocaba con mis pies el suelo y en esa posición me metió la mano por debajo de vestido y metió sus dedos en mi vagina causándome un dolor tremendo ya que estaba toda seca. Me llevo a su dormitorio y me tumbo en la cama. Yo estaba todavía adormecida por el golpe solo atine a acurrucarse en la cama tratando de taparme un poco y cerrando las piernas, pero él tomo mis tobillos y separo mis piernas lo más que pudo hasta haciendome gritar del dolor, fue entonces cuando él atrayéndome, así con mis piernas abiertas al máximo, cuando poso sus labios en mi concha, dándome una mamada y metiendo la lengua lo más profundo que podía. Él sin ningún miramiento me enterró su pollón, grite y él para callarme me dio un puñetazo en la boca del estómago, dejándome sin aire. Me estaba partiendo con su monstruosa descomunal pija, cojiendome fuertemente.
 Acelero sus embestidas y después de largos minutos derramo un torrente de semen, parecía que hacia mucho tiempo que no se había corrido.
No podía ni moverme, me dolía todo, en lo que él aprovecho para darme la vuelta, me había destrozado, me tenía a su merced.
Jugo conmigo hasta que su pija volvió a pararse, yo solo lloraba y gritaba,
Él me la metió nuevamente junto con un consolador para destrozarme más mi concha. No podía gritar, no podía respirar, todo se nublo en un instante
Así estuvo bombeando por un tiempo indeterminado, perdía y recuperaba el conocimiento en varias ocasiones, hasta que él con un grito derramo un mar de esperma, igual que la vez anterior. Me desmayé, no pude aguantar más.
Un ruido me despertó, estaba bocabajo, mis manos estaban sujetas con algo duro y frío, aparentemente una cadena. Me dolía todo y estaba sin fuerzas. Cuando intentó gritar me percató de que estaba amordazada. Un par de manos separaron firmemente mis piernas, con un fuerte empujón me coló en mi interior un fierro grueso, mis gritos se ahogaron en la mordaza, poco a poco fue incrementando la velocidad de forma despiadada, luego me metió su pene. En apenas un par de minutos estaba penetrándome furiosamente, mi cuerpo se estremeció hasta correrme quedando desfallecida, pero eso no pareció bastar a mi violador quien seguía bombeándome sin descanso, sin dejar de azotarme, con el caño adentro, mi tortura siguió durante interminables minutos, me cojia cada vez más fuerte hasta que finalmente estalló en mi interior.
Salió de mi interior y me dio la vuelta, entro alguien quien agarró mis piernas por los tobillos, las abrió y las levantó hasta que mis rodillas chocaron con mis tetas y me la metió de una, me cojio fuertemente por varios minutos hasta que acabo, otro entro y cogió mi cabeza con ambas manos y empezó a moverla fuertemente mientras me embestía hasta mi garganta, estaba literalmente follandome mi boca, incrementó la fuerza de sus embestidas hasta que se corrió y me obligo a tragarme toda su corrida. Y así estuvo entrando hombres para cojerme, en varias oportunidades de a dos, tres o cuatro a la vez

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