Si algo había dejado en claro el verano que daba comienzo al 2020 es que la expectativa que uno tiene del futuro siempre tiene la chance de estar increíblemente equivocada. Y si algo logró el 2021 es reforzar esta teoría con inesperados resultados.
A diferencia del inicio del año pasado, el técnicamente más futurista 2021 comenzó con sucesos más bien agridulces.
Contrario a la creencia de todos nosotros, un mes dentro del nuevo año la pandemia pasó a un distante segundo plano dejando la cuarentena como poco más que una historia para contarle a los nietos. Pero lamentablemente, como se pueden imaginar, el fin del encierro le puso también el punto final a todas las ocurrencias maravillosas que se habían dado entre mi persona y el trío de pendejas que había coleccionado.
Con la situación económica empezando a estabilizarse Inés, que ya no necesitaba mi ayuda, desapareció nuevamente de mi vida. Camila, la impecable petarda amiga de mi querida María, se distanció por cuestiones personales semanas antes de finalizada la cuarentena, y la anteriormente mencionada María, la increíble y sensual morocha con la que tenía la suerte de compartir apartamento... Seguía ahí... Pero estando recientemente ennoviada ni se le pasó por la mente extender nuestro pequeño trato del aislamiento; pero una cosa es segura, nunca se iba a olvidar de la monumental cantidad de leche que tomó directo de mi pija.
Por suerte no era todo negativo, Así como María se había encontrado un noviecito, la nuevamente adquirida libertad me había regalado a mi también una sucesora para Inés.
Julieta era una mina reservada, en ese sentido bastante similar a mi ex, pero sin la actitud de chetita agrandada... Algo así como un punto medio entre Inés y la alegre y juguetona María.
En lo que se diferenciaba mi nueva chica a las dos era en su aspecto físico. Julieta entregaba un cuerpo más bien petit, de busto pequeño y poco caderona, pero no que quitaba que tuviera un culito de linda forma. Junto a su más modesto cuerpo venía en el combo de contras el hecho de que no se trataba de una mina tan activa sexualmente como a lo que me había acostumbrado el año anterior... Pero aunque aún añoraba un poco esos improvisados abruptos de pasión la compañía de Julieta se me hacía más que placentera.
Por un tiempo la vida siguió este curso al que ya me estaba acostumbrando, pero entrando a los primeros días de marzo las cosas comenzaban a cambiar.
Una noche como cualquier otro tenía en mis brazos a mi amada Julieta. Iluminados exclusivamente por la parpadeante luz del televisor nos encontrábamos en el mítico living de mi apartamento mirando un Reality que no me podía llamar la atención con nada pero que a ella le gustaba así que me la aguantaba.
No tardó mucho tiempo para que el aburrimiento del programa hiciera que mi mente se moviera hacia otro lado, y teniendo el calor de una mina en mi cuerpo en la sala que tantas veces me vio disfrutar del calor femenino inmediatamente direccionó pensamientos obscenos a mi cerebro y sangre a mis partes más bajas.
Yo- Amor...
Dije mientras mi mano bajaba a estrujarle una nalga.
Julieta- ¿Qué pasa mi vida?
Yo- ¿Tenes ganas de cojer?
Me miró con molestia. Muy diferente a la reacción que solía obtener con esa pregunta.
Julieta- Estoy mirando la tele, ahora no me jodas...
Yo- Hmmm
Continuamos mirando en silencio, mi mente aún en un mejor lugar. Un pete de María, una turca de Inés... Un trío entre las dos... Si eso no me mataba como castigo del señor salieron en bikini las zorritas del programa que veíamos. Mi verga había despertado por completo.
Yo- Juli...
Julieta- ¿Si?
Yo- ¿Querés cojer?
Se separó de mi y tomó uno de los almohadones del sillón.
Julieta- ¡No jodas más bo!
Dijo un poco menos molesta, mientras que con su improvisaba arma me daba un golpe que rozó mi poronga.
Yo- ¡Aagg! ¿No ves que la tengo dura? Por favor. 😞
Julieta- ¡Dah! A ver sacala...
Supongo que dios castiga pero es misericordioso. Ante su pedido desabroché mi pantalón y saqué a respirar a mi amigo.
Al verlo Julieta se sentó enfrentando el televisor y tomó con la mano entera mi miembro, comenzando a masturbarme velozmente.
Yo- ¡Auu! Aflojale un poco bo, echale babita.
Julieta hizo un gesto de molestia con los ojos y se lamió la mano, para luego volver a jalarmela.
Ahora le ponía un poco más de ganas. El movimiento era uniforme, con una velocidad mucho más apropiada y debía admitir que me estaba gustando, pero con la calentura que tenía encima no me podía conformar solo con una paja.
Yo- Amor...
Julieta- ¿hmmm?
Yo- Emmm... ¿Me haces un pete?
Julieta- Conformate con esto.
Su mano se movía rico, pero era decepcionante.
Yo- Dale... Un poquito y acabo.
Julieta- No jodas, mirá si viene María, dale acaba que me canso.
Si supiera las cosas que hacía María conmigo en este sillón no se preocuparía tanto porque la viera hacerme una pajita.
Resignado tiré la cabeza contra el respaldo a disfruté.
Mientras la mano de Julieta jugaba con mi miembro por mi parte dejé que mano jugara un poco con ella. Comencé masajeandole la espalda, intentando sin fortuna sacarle el corpiño para ponerla en el Mood sexual, para luego bajar y acomodarme bien dentro de su shortcito, tomándola de la nalga y acariciandola.
¿La paja era disfrutable? Sí... ¿Era suficiente? Absolutamente no.
No viendo el final en la cercanía, y sabiendo que alargandolo solo lograría enojar más y más a mi chica, me la jugué.
Le saqué mi verga de la mano y amagué por unos segundos a estar para acabar, pajeandome rápidamente. Pero cuando vi mi oportunidad, tomé de la nuca a Julieta y la bajé a mi poronga.
Julieta- Eeehhh ¿Qué ha... Mggfrmmf...
La hice tragar entera.
Viendo que no tuvo el reflejo de mordermela tomé eso como paso para desquitarme como quisiera.
Tomé su pelo haciéndole una colita con la mano y comencé a guiar el profundo pete.
Yo- Shhh... Vos comé que en cualquier momento puede venir María.
Esas palabra apaciguaron a mi novia y se resignó a chupar.
Julieta- Bueno pero que sea rápido.
Volvió a bajar.
Finalmente tuve lo que quise. No era una conchita pero logré tenerla babiandome la poronga.
Lamentablemente el pete de Julieta, como lo era comúnmente, no le llegaba a los talones a la experticia a la que estaba acostumbrado con no una, si no tres petera profesionales.
Julieta era una chupapijas nerviosita, si bien no era un suplicio tenerla comiendo estaba lejos de volarte la cabeza. Se salvaba porque de cara era muy bonita y se veía excelente con pija en la boca.
Yo- Metele ganas amor...
Julieta- hmmm hmmm...
Con sonidos guturales sin sacarsela de la boca me hacía un gesto como de '¿Qué querés que haga?'. E interpretandola así le hice saber qué quería que haga.
Volví a colocar mis manos en su cabeza, pero esta vez no para guiar su movimiento sino para pararla en su lugar.
Cuando logré una posición que me gustaba, comencé a cojerle la boca.
Yo- ¡Ahí va! Jajajaj, así me gusta más.
Julieta gemia con un poco de terror, golpeando mi pecho para que la libere, pero yo, que al parecer había quedado depravado por la maestría de María, no tenía intención alguna de parar.
Así continúe bombeandole la boquita por un minuto cuando de repente, como si fuera un chiste, la razón de que ahogue a Julieta con mi verga entró por la puerta. María hacía presencia.
Gracias a la oscuridad de la noche y la falta de iluminación asumí que no nos habría cachado en el acto, por lo que rápidamente despegué a mi chica de mi y nos acomodamos como pudimos. El olor a sexo aún impregnaba el apartamento.
María- ¿hay alguien?.. Ah, ahí están - dijo saludando y caminando a su cuarto - vine a buscar unas cosas nomas...
Julieta me miró furiosa, completamente dispuesta a armar escándalo ahí mismo.
María- ¡Mati! ¿Podes venir un segundo?
Escuché salvado por la campana.
Julieta- esto no se termina acá eh...
La miré y le sonreí.
Yo- Lo sé.
Le robé un beso y fui hasta María.
Al llegar me encontré con una imagen muy linda, María en cuatro revisando entre unos cajones.
María- Está todo desordenado acá... ¿No viste el Apple TV?
Yo- ¿Para qué querés el Apple tv?
María- Es que la tele de Agustín no tiene Netflix... Hmmm... ¡Acá está!
Se levantó en un salto y me regaló un lindo rebote de sus tetitas.
Se acercó a mi con su sensualidad característica, viendo como quedaba embobado por mi caminar...pero enseguida que llegó a mi se volteó hacia la puerta, con una risita maliciosa.
María- ¿Sabes que vi como le cojias la boca no?
Yo- ¿Eh? ¿En serio?
Se me quedó la cara de muerto.
María- ¡Obvio! ¿Te crees que te llamé para que me ayudes? Quería ver como reaccionabas jajaja.
Abrió la puerta y volvió a mirarme.
María- Si tengo suerte hoy me hacen lo mismo. 😉
Y salió del cuarto.
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