Continuaban con tedio esos duros meses en cuarentena, aislado, sin poder trabajar, con todo lo que eso significa, sin sexo, si... sin sexo.
Siempre con los masajes algo ligaba, pero entre que no podia trabajar y que había mucho miedo en la gente, la posibilidad de tener sexo se limitaba a la palma de mi mano.
Fueron unos duros 4 meses hasta que habilitaron la posibilidad de poder trabajar como masajista, al fin pude comenzar.
Al principio muy poca gente se acercaba, el miedo al contagio, aunque en mi gabinete se implementaron todos los protocolos pedidos, sumado a que la gente no tenia mucha plata, hizo que el comienzo sea muy lento.
Pero de pronto, junto a un incremento de trabajo debido al estrés de la gente, se dió algo que no me esperaba, que me sorprendió y es lo que a continuación voy a relatarles.
Ojo, esto es ciento por ciento veridico, solo voy a cambiar nombres y lo voy a escribir a medida de que vaya pasando. No se en que va a terminar pero lo descubriremos juntos.
Un dia me contacta un muchacho, Juan, que quería que le haga masajes sensuales a su mujer. Mucho encierro, mucho estrés, los telos aún cerrados... se ve que le pareció una buena valvula de escape.
Hablamos bastante y lo que me dice es que su mujer no está enterada de esto. Que el quiere ver hasta donde se suelta delante de él con un tipo...
Yo tuve muchas experiencias con parejas y es muy divertido pero en esta situación es mas complejo, hay que ir con cuidado, haciendola calentar sin ser explicitos, tocando sin tocar.... todo un juego que es muy excitante pero en el que hay que ir con pies de plomo.
Lo otro que me contó Juan es que estaba teniendo problemas de erección y esto le estaba ocacionando algún inconveniente con su pareja y también que le gustaba la pija, su mujer algo sabía pero no le causaba mucha gracia.
Vino el solo primero. Yo sinceramente pensé que lo de la mujer era una excusa para venir él en busca de mi pija. Pero el trabajo y el dinero me venían bien y también una buena descarga, asi que arreglamos y vino. Un buen masaje, caricias, unos buenos masajes prostáticos con mi dedo bien adentro de su culo, una buena mamada de su parte que terminó poniendomela dura como una piedra y el final que él tanto esperaba, una hermosa culeada que nos llenó de placer a ambos y le dejó el culo lleno de mi leche.
Se fue muy contento y satisfecho, el tema era saber si traería o no a su mujer.
Cuando ya sospechaba que no, me llamó para coordinar un turno para ella. Toda esta historia se ponía en marcha!
Vino con Estela, su mujer. En la semana él me había llenado de mensajes con mucho morbo de como podiamos encarar el masaje, de si la tocaba o si mejor no... uh... mucho para un solo masaje, asi que opte por que sea una experiencia divertida y remunerativa, que a ella le guste el masaje, se caliente bien y tenga ganas de volver.
Comencé con un buen masaje relajante en la espalda y en el cuello, sabía por él que el cuello era para ella una zona erógena asi que le dediqué suaves caricias.
Por mi experiencia en masajes con mujeres me di cuenta que se había calentado un poco, ahora tocaban las piernas.
Masajee bien las piernas, es sabido que la parte interna de los muslos es muy excitante y uno se puede explayar ahi para ponerlas a full sin que haya necesidad de tocar de más. Pero yo quería tocar más y me fuí acercando a su concha, rocé infinidad de veces su borde, el aroma a mujer en celo llegaba hasta mis narices, con barbijo y todo... su marido peló su pija y se pajeaba, ella no podía verlo.
Estela no pidió más, entre señas su marido me hizo entender que era mejor dejar las cosas como estaban, que era preferible que tenga ganas de volver por más. Y así fué. A la otra semana estaban de vuelta.
No les voy a describir otra vez el masaje para no cansarlos, todo se dió mas o menos igual, sabia por Juan que ella quería que la toque más, asi que me dediqué a eso.
Ya en las piernas los roces en la concha eran más frecuentes, ella estaba a full, su marido se pajeaba, yo aprovechaba cada oportunidad de rozarle mi pija que explotaba de dura.
Cuando la tuve boca arriba y despues de jugar con mis dedos bien en los bordes de su concha, subí mis manos por los costados del cuerpo y cuando los fui bajando, al llegar a su tanga, la tome y se la fui bajando lentamente.
Ya con la tanga empapada en mis manos, se la arrojé a Juan por la cara, en principio lo hice sin pensar, pero enseguida me di cuenta que fue como decirle al cornudo: Mirá como puse a tu mujer! ... mirá como la hago calentar delante tuyo, está asi de mojada por mi....
El la empezó a oler y lamer mientras se seguía pajeando.
Sin más, comencé un lento, suave y delicado masaje tántrico en su concha que terminó con un dedo buscando el punto G y con la otra mano estimulando el clítoris. En pocos minutos estalló en un fuerte orgasmo e hizo señas de ¡ya esta!
Pero yo no me detube, masajee su panza y volví a bajar a su concha y no se pudo resistir a que la vuelva a tocar. Y fui de nuevo por esa doble estimulación que le volvió a sacar otro orgasmo empapando mis manos y dejándola rendida.
El juego había llegado a su fin.
Yo estaba que explotaba, el marido también. Ella fué al baño y él no tubo la mejor idea de ponerme su culo para que lo apoye....
Ahi nomas, en seco y de parado, se la enterré hasta los huevos y le di hasta que sentimos que ella salía del baño.
Se fueron prometiendo volver.
Esto se estaba poniendo bueno, pense.
Lo que no me esperaba era otro llamado, nada especial. Un tal Pedro que quería un masaje. Vino el dia y la hora pactada un hombre paraguayo, grandote, charlatán. Preguntaba de todo, yo sospechaba que quería algo más, pero no pidió.
Cuando ya terminamos y se estaba cambiando me sacó el tema de si hacia masajes a parejas, le comenté que estaba solo pero insistió si no los podía atender uno despues del otro. Obvio, le dije y ahi me comenzó a preguntar si podía haber algo de sexo.
Le dije que si, que no lo publicaba abiertamente pero lo podiamos hacer. No suelo mandarme abiertamente a contar todo lo que hago con uno que recien conozco asi que guardé un poco la compostura.
Mi compostura duró muy poco porque me terminó confesando que también le iban los hombres y que le gustaría hacer algo...
Volvió a la camilla, me contó que tenía problemas de erección, pensé en lo similar que era este caso con el de Juan mientras me la chupaba, terminé enterrandosela en el orto y llenandolo de leche al igual que Juan.
Me contó que ademas de su mujer tiene una novia y una amante.... los paraguayos son terribles!
Su mujer no sabe nada, obviamente, su novia sabe que le gusta la pija, su amante no. Me dijo que iría trayendo a todas y que tendríamos que comportarnos de acuerdo a lo que cada una supiera....
Esto se está poniendo bueno.
Continuará.
Siempre con los masajes algo ligaba, pero entre que no podia trabajar y que había mucho miedo en la gente, la posibilidad de tener sexo se limitaba a la palma de mi mano.
Fueron unos duros 4 meses hasta que habilitaron la posibilidad de poder trabajar como masajista, al fin pude comenzar.
Al principio muy poca gente se acercaba, el miedo al contagio, aunque en mi gabinete se implementaron todos los protocolos pedidos, sumado a que la gente no tenia mucha plata, hizo que el comienzo sea muy lento.
Pero de pronto, junto a un incremento de trabajo debido al estrés de la gente, se dió algo que no me esperaba, que me sorprendió y es lo que a continuación voy a relatarles.
Ojo, esto es ciento por ciento veridico, solo voy a cambiar nombres y lo voy a escribir a medida de que vaya pasando. No se en que va a terminar pero lo descubriremos juntos.
Un dia me contacta un muchacho, Juan, que quería que le haga masajes sensuales a su mujer. Mucho encierro, mucho estrés, los telos aún cerrados... se ve que le pareció una buena valvula de escape.
Hablamos bastante y lo que me dice es que su mujer no está enterada de esto. Que el quiere ver hasta donde se suelta delante de él con un tipo...
Yo tuve muchas experiencias con parejas y es muy divertido pero en esta situación es mas complejo, hay que ir con cuidado, haciendola calentar sin ser explicitos, tocando sin tocar.... todo un juego que es muy excitante pero en el que hay que ir con pies de plomo.
Lo otro que me contó Juan es que estaba teniendo problemas de erección y esto le estaba ocacionando algún inconveniente con su pareja y también que le gustaba la pija, su mujer algo sabía pero no le causaba mucha gracia.
Vino el solo primero. Yo sinceramente pensé que lo de la mujer era una excusa para venir él en busca de mi pija. Pero el trabajo y el dinero me venían bien y también una buena descarga, asi que arreglamos y vino. Un buen masaje, caricias, unos buenos masajes prostáticos con mi dedo bien adentro de su culo, una buena mamada de su parte que terminó poniendomela dura como una piedra y el final que él tanto esperaba, una hermosa culeada que nos llenó de placer a ambos y le dejó el culo lleno de mi leche.
Se fue muy contento y satisfecho, el tema era saber si traería o no a su mujer.
Cuando ya sospechaba que no, me llamó para coordinar un turno para ella. Toda esta historia se ponía en marcha!
Vino con Estela, su mujer. En la semana él me había llenado de mensajes con mucho morbo de como podiamos encarar el masaje, de si la tocaba o si mejor no... uh... mucho para un solo masaje, asi que opte por que sea una experiencia divertida y remunerativa, que a ella le guste el masaje, se caliente bien y tenga ganas de volver.
Comencé con un buen masaje relajante en la espalda y en el cuello, sabía por él que el cuello era para ella una zona erógena asi que le dediqué suaves caricias.
Por mi experiencia en masajes con mujeres me di cuenta que se había calentado un poco, ahora tocaban las piernas.
Masajee bien las piernas, es sabido que la parte interna de los muslos es muy excitante y uno se puede explayar ahi para ponerlas a full sin que haya necesidad de tocar de más. Pero yo quería tocar más y me fuí acercando a su concha, rocé infinidad de veces su borde, el aroma a mujer en celo llegaba hasta mis narices, con barbijo y todo... su marido peló su pija y se pajeaba, ella no podía verlo.
Estela no pidió más, entre señas su marido me hizo entender que era mejor dejar las cosas como estaban, que era preferible que tenga ganas de volver por más. Y así fué. A la otra semana estaban de vuelta.
No les voy a describir otra vez el masaje para no cansarlos, todo se dió mas o menos igual, sabia por Juan que ella quería que la toque más, asi que me dediqué a eso.
Ya en las piernas los roces en la concha eran más frecuentes, ella estaba a full, su marido se pajeaba, yo aprovechaba cada oportunidad de rozarle mi pija que explotaba de dura.
Cuando la tuve boca arriba y despues de jugar con mis dedos bien en los bordes de su concha, subí mis manos por los costados del cuerpo y cuando los fui bajando, al llegar a su tanga, la tome y se la fui bajando lentamente.
Ya con la tanga empapada en mis manos, se la arrojé a Juan por la cara, en principio lo hice sin pensar, pero enseguida me di cuenta que fue como decirle al cornudo: Mirá como puse a tu mujer! ... mirá como la hago calentar delante tuyo, está asi de mojada por mi....
El la empezó a oler y lamer mientras se seguía pajeando.
Sin más, comencé un lento, suave y delicado masaje tántrico en su concha que terminó con un dedo buscando el punto G y con la otra mano estimulando el clítoris. En pocos minutos estalló en un fuerte orgasmo e hizo señas de ¡ya esta!
Pero yo no me detube, masajee su panza y volví a bajar a su concha y no se pudo resistir a que la vuelva a tocar. Y fui de nuevo por esa doble estimulación que le volvió a sacar otro orgasmo empapando mis manos y dejándola rendida.
El juego había llegado a su fin.
Yo estaba que explotaba, el marido también. Ella fué al baño y él no tubo la mejor idea de ponerme su culo para que lo apoye....
Ahi nomas, en seco y de parado, se la enterré hasta los huevos y le di hasta que sentimos que ella salía del baño.
Se fueron prometiendo volver.
Esto se estaba poniendo bueno, pense.
Lo que no me esperaba era otro llamado, nada especial. Un tal Pedro que quería un masaje. Vino el dia y la hora pactada un hombre paraguayo, grandote, charlatán. Preguntaba de todo, yo sospechaba que quería algo más, pero no pidió.
Cuando ya terminamos y se estaba cambiando me sacó el tema de si hacia masajes a parejas, le comenté que estaba solo pero insistió si no los podía atender uno despues del otro. Obvio, le dije y ahi me comenzó a preguntar si podía haber algo de sexo.
Le dije que si, que no lo publicaba abiertamente pero lo podiamos hacer. No suelo mandarme abiertamente a contar todo lo que hago con uno que recien conozco asi que guardé un poco la compostura.
Mi compostura duró muy poco porque me terminó confesando que también le iban los hombres y que le gustaría hacer algo...
Volvió a la camilla, me contó que tenía problemas de erección, pensé en lo similar que era este caso con el de Juan mientras me la chupaba, terminé enterrandosela en el orto y llenandolo de leche al igual que Juan.
Me contó que ademas de su mujer tiene una novia y una amante.... los paraguayos son terribles!
Su mujer no sabe nada, obviamente, su novia sabe que le gusta la pija, su amante no. Me dijo que iría trayendo a todas y que tendríamos que comportarnos de acuerdo a lo que cada una supiera....
Esto se está poniendo bueno.
Continuará.
4 comentarios - Masajes, putas y cuarentena. Cap 1
Leerlo
y vivirlo?????