Continuo con mi primer serie de relatos esperando les guste, me tardé un poco en traer la continuación pero este es un relato un poco más largo, recuerden que cualquier comentario es bien recibido, todo sea para mejorar.
Parte 1 del relato: http://www.poringa.net/posts/relatos/3864837/La-fiesta-en-la-piscina-I.html
Parte 2 del relato: http://www.poringa.net/posts/relatos/3867735/La-fiesta-en-la-piscina-II.html
La fiesta en la piscina III
Mierda, esa palabra fue la primera que pensé al haber tomado una decisión tan impulsiva y salirme sin siquiera ver si había alguien fuera, ni siquiera un pequeño vistazo, y ahora veía las consecuencias, aunque considerando la cantidad de decisiones que había tomado en la ultima hora, no resultaba como un peligro.
El punto fue que al salir logro ver por la banqueta, a unos 20 metros aproximadamente, venir a dos chicas sumamente hermosas, las cuales obviamente ubicaba y conocía, se acercaban para mi fortuna con bolsas del supermercado cerca de mi casa, lo cual pensé usar a mi favor, tanto para quedar bien con las invitadas como para justificar la historia que mi prima había dado.
Me hice el seguro de mi mismo, como si siempre hubiera sabido que estaban ahí
-Chicas, bienvenidas a la fiesta, por favor, déjenme ayudarles, deben venir exhaustas- dije tratando de hacer parecer real mi versión.
-Que caballeroso, hasta parecía que nos estabas esperando detrás de la puerta- respondió la primera de ellas extendiendo su brazo derecho con la bolsa de llena de papas y uno que otro embutido.
Su nombre era Brenda, una castaña de 24 años, la conocí en la facultad mientras terminaba mi trabajo de tesis de la licenciatura hace 3 años, nunca fuimos muy amigos pero en las salidas habíamos tenido oportunidad de encontrarnos, ella era la chica de mis sueños, sumamente hermosa, con la que te ves realizando toda clase de películas cursi en la mente, aparte de que la edad no le hacía ni el más mínimo daño, supongo porque desde que la conocí me comentó que era traga años.
Pero a los lectores probablemente les importe más saber otros aspectos que mis intenciones románticas, entonces, ella es atenta con todos los que habla, te hace sentir especial, sus facciones eran muy finas, ojos verdes con mucha profundidad, tenía un cuerpo de modelo, pero no flaca sin chiste con cara de apagada, su cara siempre refleja alegría. Sus brazos eran delgados, y sus piernas bastante bien moldeadas, era muy fit, su trasero de maravilla, caderas grandes e hipnotizantes, que en combinación con su cintura era como para tomarla todo el día, su busto tenía las medidas adecuadas, suficientemente grande para poder tomarlo con mis manos pero lo disimulaba tan bien que con la blusa no se notaba.
-Para nada, dejamos el carro acá a la vuelta, pero siempre se acepta el favor- levantaba también su bolsa para entregarmela la segunda chica, su nombre era Lucia, Lucy para los amigos, era la compañera de cuarto de Brenda y pareciera que mejor amiga, ambas estudiaban arquitectura en la facultad, y por la naturaleza de la carrera, nos conocimos en los auditorios donde tomábamos clases. Ella era hermosa como su amiga, sin embargo, las chaparritas como ella nunca me han terminado de encantar, aunque por supuesto, no le diría que no a un buen rato, su cuerpo era parecido al de su amiga, sus piernas eran un poco más gruesas al igual que sus brazos, lo cual la hacía sumamente sensual, su cintura era muy marcada, pero sus pechos eran un poco más pequeños, aunque no por eso menos apetitosos.
Tome ambas bolsas y sabía que mi cuartada estaba lista, con que no dijeran que nos encontramos en la puerta, todo estaría bien. Mientras que Brenda ya venía casi lista para un ambiente de piscina, a Lucy parecía que la agarraban de sorpresa, pues parecía que venía más a una ida al antro que a nadar.
-Veo que vienes con todo el ambiente, Bren, pero Lucy, ¿y tu bañador?- y después añadí -¿O acaso no piensas entrar al agua?-
-Ay, diablos, lo deje en la cajuela, vayan adelantándose y voy por él- le dejó su bolsa a su amiga y fue camino al auto que estaba doblando la calle.
Mientras la veíamos intentar avanzar rápido con sus tacones largos, decidimos ir pasando a la casa. Como les había contado, ella y yo no eramos desconocidos, por lo que la plática entrando fluyó bastante bien, yo tenía pensado tratar de hacer un movimiento esta tarde aprovechando que todos nos quedaríamos a dormir en la casa, pensando que en algún momento podríamos tener un momento a solas.
Ella me contaba acerca de sus logros con la tesis y yo le hablaba acerca de mi investigación de maestría, nos gustaba mucho esta linea del diseño por lo que resultaba bastante interesante hablar de ello, además de que ella era demasiado inteligente. Dejamos las cosas en la cocina, nos quedamos platicando mientras acomodábamos todo, ella metía los embutidos al refri para que no se echaran a perder en lo que los preparábamos y yo ponía las entradas en charolas para dejarlas en la mesa de la piscina.
Brenda se ofreció para ir a dejarlas, yo seguí sirviendo y preparando unas cosas más que iba a sacar cuando Lucy llegó a los pocos minutos con una pequeña mochila con lo que "iba a ocupar ese día", me dijo que alcanzaba a su amiga en la piscina y aprovechaba para empezar a saludar a la gente. Yo le enseñe la dirección y me dejó ahí solo.
Casi de inmediato, mi amigo Francisco llegó preguntándome la razón de la ropa de Lucy, le conté lo que me dijo ella. Él me miro suspicaz diciéndome -pensé que seguía molesta conmigo, pero me alegra que no viniera solo a saludar-
Frank estaba en su internado de medicina cuando le presenté a Lucy, tuvieron buena química y parecían una buena pareja, aunque por obvias razones medicas, él resultó un infiel de lo peor y se tiró hasta a la vecina mientras estaba con ella (lo de la vecina no es chiste, pero es historia para otro día), ella no le descubrió casi ninguna pero cuando el tonto dejó su celular junto a ella, y vio de reojo que Juan Mecánico le mandaba mensajes con corazones, ardió Troya.
Ella obviamente se molestó conmigo porque le presente al tipo que le había puesto los cuernos más grandes de la vida, sin embargo Brenda intercedió por mi diciendo que no era mi culpa, que esas cosas pasaban y diciendo que yo no sabía que el se portaría así, lo cual en parte era cierto, pues yo no pensé que haría tales acciones, aparte de que durante los seis meses que estuvieron juntos yo traté de no meterme en lo que era una dinámica solo de ellos dos, uno nunca sabe si es una pareja abierta.
Igual ella parecía haberlo superado y cuando llegó a la cocina se saludaron sin problema.
-Oye, Atlas, dónde me puedo ir a cambiar?- me preguntó desde la puerta de la cocina.
-Ah, pues está el baño de fuera, por la piscina- contesté despreocupado
-Es que está ocupado, parece que hay mucha fila en el momento- habían 3 personas formadas esperando, parece ser que a alguien le habían caído mal las entradas.
-Ah pues puedes ocupar el otro baño, pero no sé si esté ocupado también, o mi cuarto, está pasando la sala, en el pasillo al fondo-
-Ay, gracias bebé- Bebé? Ella solía decir cosas así pero era raro que lo dijera frente a Frank, probablemente para hacerlo enfadar
-Bebé?- Me respondió Frank cuando ella se fue
-Ni idea, hombre-
Seguimos platicando en la cocina cuando ella volvió con la misma ropa
-Emmm, oye, Farik...- me dijo a mi, mi segundo nombre es Farik, pero lo odio, y ella lo sabe, pero que les digo, a mis padres les entró lo creativo cuando nací
-Farik? Sabes que no me agrada ese nombre- respondí bastante serio
-Ay, lo siento, es que el baño tambien está ocupado, y no logré encontrar tu cuarto, lo siento- me decía viendo al suelo con pena
-Pues vamos, te guío- Frank continuo cortando algunas cosas que íbamos a poner en la parrilla mientras to acompañaba a Lucy
Caminando comenzamos a platicar
-Oye, espero que esta fiesta no haya salido tan cara, invirtieron en todo- me dijo para romper el hielo
-No, para nada, la mayoría de las cosas las trajeron los invitados, por cierto muchas gracias por lo de la tienda- le dije de manera amistosa
-Ah no es nada- me miraba con una sonrisa por toda la cara -Fue idea de Bren que fueramos a la tienda, yo no lo pensé realmente- río al decirme eso
Llegamos al cuarto pero al momento de querer abrir, la puerta no abría, solo alcanzamos a escuchar unos ruido dentro como si alguien saltara sobre la cama
-Desgraciados, ni permiso pidieron- dije fingiendo molestia, pero realmente no me afectaba, incluso me llegó a exitar
-Es que cuando ganas sobran, no se puede hacer mucho- lo dijo de una manera en que parecía indirecta pero lo deje pasar
-Pues, no sé, podrías ocupar el cuarto de Frank pero no sé si eso te incomode- aunque ella ya lo conocía por obvias razones, no sabía si eso generaría alguna molestia
-Para nada, no es como que nunca haya entrado- el cuarto estaba junto a la bodega del fondo del pasillo, así que caminamos hasta allá, y al tratar de abrir la puerta no abría completamente, aunque ahora no por alguien dentro, sino por el desorden dentro.
Ella no sabía ni que decir
-Ay no, por esta razón siempre me hartaba, no tiene nada en orden, parece que no conoce los roperos- toda la ropa de mi compañero estaba en el suelo, como si un tornado hubiera pasado.
Al introducirse dentro no pude evitar ver su trasero, bastante grande y parado, los tacones ayudaban muchísimo a que tuviera una forma divina.
-Los ojos arriba, muchacho- ella lo notó y yo disimulé
-No es lo que crees, solo veía la ropa en el suelo- tragué saliva despues
-Ajá, y yo soy ciega, sé como me ven los hombres, todos se pierden igual, incluso aunque te mueres por Brenda no te resistes- tantas palabras ciertas hacían parecer a esta mujer una adivina, o una bruja, un bruja a la que le daría un palo, para su escoba, obvio.
-Bien- respondí resignado -sí lo ví, pero es que ¿como no verlo? Es enorme- eso me salió directo del alma
Ella se rió -Enorme? ¿Eso crees?- me vio incrédula
-Pues sí, creo que nunca vi otro tan grande en alguien tan delgada- no supe si eso fue un cumplido y creo que ella tampoco
-Igual no hay mucho que hacer al respecto, no?- volteó hacía mi y se me quedó viendo
-Por supuesto que no- respondí serio y seguro de lo que decía
Dos segundos después, nos estábamos besando contra la puerta que cerramos apresuradamente.
Ella se aventó contra mi y yo contra ella, tomé su trasero directamente y del peso cerramos el cuarto, no pude evitar ponerme caliente con esto, le mordía el labio, la tome del cabello y lo jalaba, tocaba sin cuidado sus pechos y su entrepierna, ella y yo sabíamos que no había tiempo que perder.
-Vamos a la cama- me susurró al oído y la levanté sin premura en mis brazos mientras ella me comía el cuello, diría que a besos pero esa mujer estaba a poco de empezar a dejarme marcas visibles, por lo que la deje caer en la cama con fuerza, mientras yo desabotonaba mi camisa nuevamente, mientras ella desabrochaba su falda y sus tacones.
Le ayudé a quitarse estos últimos y debajo, traía un bañador, lo cual me pareció extraño dado lo que había respondido a la hora del coche, pero no me iba a poder a preguntar en ese momento, simplemente lo corrí a un lado, me agache y comencé a comerle esa delicia que comenzaba a mojarse.
-Carajo, la chupas mejor que tu estúpido amigo- yo me sorprendí de esa revelación pero no me detuve -con razón se encelaba tanto- y continuaba sorprendiéndome. Me moría de ganas de saber que ocurría con ellos, pero dejar pasar el momento sería un error.
Ella se quitó la blusa mientras seguía comiéndole su entrepierna, su brasier también voló, y aunque sus pechos no eran enormes, me moría por comerlos, esos limones tenían lo suyo y me atraían sobremanera. Me levanté a besarla con mi boca llena de sus fluidos, le metí dos dedos y ella empezó a acariciarme la verga por encima del boxer, acción que no duró mucho porque al sentir la dureza, lo bajó y agarró mi pedazo con toda la palma.
Estaba tan excitado que la tome, la levanté, me recosté y la puse sobre mi para empezar un 69 que hasta ahora recuerdo con mucho detalle; ella era una maestra del oral, no sé como Frank pudo haberle sido infiel, ni siquiera podía chupársela por el placer. Comencé a usar mis manos para acariciar su clítoris, el cual parecía ser su debilidad pues paró de golpe y soltó un gemido terrible.
-Ah, ya cógeme, infeliz- me decía con furia y mucha emoción
Quería que esa fiera me cogiera con todas sus fuerzas, así que me puse a idear -No, creo que ya no quiero-
Aunque estaba sentada en mi cara, giro para poder verme con enojo en sus ojos
-Cómo que no, idiota? Eres un imbécil- Se levantó y tomo su bra para ponerselo
-Espera- le dije con una sonrisa mental por dentro
-Espero para qué?- mientras me respondía la tome del brazo, ella enojada se trato de soltar pero yo la pegue a mi, y la besé, ella se trataba de separar, entonces como ultimo movimiento, con toda mi fuerza la empuje contra la cama para que cayera con las manos sobre ella.
Con las manos sobre la sabana, me puse detrás de ella, con una mano le arranque su pequeña tanga de bañador y le apunté directo a su rajita, metí de un solo golpe todo mi miembro. Ella no aguantó el gritó, seguía enojada y con ese enojo comenzó a golpear mi pelvis con su fuerte y duro trasero; se dio cuenta de mi plan y aprovecho para seguir explotando todo su odio contra su ex novio, y los meses que después me enteraría tenía sin coger.
Mis piernas estaban mojadas, podía tener todo su culo bajo mi poder, y sabía que mientras pudiera seguir complaciendola, iba a estar a mi merced, ella solo quería desquitarse en el cuarto del cabrón que le había sido infiel, veía sus manos apretar la sabana así como su cara gimiendo y con los ojos en blanco, escuchaba como los gemidos salían de lo más profundo de su ser y como sus pechos se movían de arriba-abajo. En definitiva ella y yo teníamos una química sexual impresionante, incluso pensaba si no sería mejor quedarme con ella de novios; tener sexo de esta manera con una chica como ella sería un sueño para cualquiera, pero justo cuando estaba en el climax de la cogida, escuchamos mi celular sonar, no alcancé a contestar pero pude tomarlo sin sacarle mi verga a la culona esta, desbloqueo y veo que era Brenda, tenía tres llamadas perdidas.
Fin de la parte III
Aclaraciones:
Todos los nombres fueron cambiados por privacidad de los involucrados y las imágenes empleadas son meramente ilustrativas, estos relatos contienen datos y experiencias reales así como arreglos ficticios en beneficio del ritmo y desarrollo de la trama. Gracias.
Parte 1 del relato: http://www.poringa.net/posts/relatos/3864837/La-fiesta-en-la-piscina-I.html
Parte 2 del relato: http://www.poringa.net/posts/relatos/3867735/La-fiesta-en-la-piscina-II.html
La fiesta en la piscina III
Mierda, esa palabra fue la primera que pensé al haber tomado una decisión tan impulsiva y salirme sin siquiera ver si había alguien fuera, ni siquiera un pequeño vistazo, y ahora veía las consecuencias, aunque considerando la cantidad de decisiones que había tomado en la ultima hora, no resultaba como un peligro.
El punto fue que al salir logro ver por la banqueta, a unos 20 metros aproximadamente, venir a dos chicas sumamente hermosas, las cuales obviamente ubicaba y conocía, se acercaban para mi fortuna con bolsas del supermercado cerca de mi casa, lo cual pensé usar a mi favor, tanto para quedar bien con las invitadas como para justificar la historia que mi prima había dado.
Me hice el seguro de mi mismo, como si siempre hubiera sabido que estaban ahí
-Chicas, bienvenidas a la fiesta, por favor, déjenme ayudarles, deben venir exhaustas- dije tratando de hacer parecer real mi versión.
-Que caballeroso, hasta parecía que nos estabas esperando detrás de la puerta- respondió la primera de ellas extendiendo su brazo derecho con la bolsa de llena de papas y uno que otro embutido.
Su nombre era Brenda, una castaña de 24 años, la conocí en la facultad mientras terminaba mi trabajo de tesis de la licenciatura hace 3 años, nunca fuimos muy amigos pero en las salidas habíamos tenido oportunidad de encontrarnos, ella era la chica de mis sueños, sumamente hermosa, con la que te ves realizando toda clase de películas cursi en la mente, aparte de que la edad no le hacía ni el más mínimo daño, supongo porque desde que la conocí me comentó que era traga años.
Pero a los lectores probablemente les importe más saber otros aspectos que mis intenciones románticas, entonces, ella es atenta con todos los que habla, te hace sentir especial, sus facciones eran muy finas, ojos verdes con mucha profundidad, tenía un cuerpo de modelo, pero no flaca sin chiste con cara de apagada, su cara siempre refleja alegría. Sus brazos eran delgados, y sus piernas bastante bien moldeadas, era muy fit, su trasero de maravilla, caderas grandes e hipnotizantes, que en combinación con su cintura era como para tomarla todo el día, su busto tenía las medidas adecuadas, suficientemente grande para poder tomarlo con mis manos pero lo disimulaba tan bien que con la blusa no se notaba.
-Para nada, dejamos el carro acá a la vuelta, pero siempre se acepta el favor- levantaba también su bolsa para entregarmela la segunda chica, su nombre era Lucia, Lucy para los amigos, era la compañera de cuarto de Brenda y pareciera que mejor amiga, ambas estudiaban arquitectura en la facultad, y por la naturaleza de la carrera, nos conocimos en los auditorios donde tomábamos clases. Ella era hermosa como su amiga, sin embargo, las chaparritas como ella nunca me han terminado de encantar, aunque por supuesto, no le diría que no a un buen rato, su cuerpo era parecido al de su amiga, sus piernas eran un poco más gruesas al igual que sus brazos, lo cual la hacía sumamente sensual, su cintura era muy marcada, pero sus pechos eran un poco más pequeños, aunque no por eso menos apetitosos.
Tome ambas bolsas y sabía que mi cuartada estaba lista, con que no dijeran que nos encontramos en la puerta, todo estaría bien. Mientras que Brenda ya venía casi lista para un ambiente de piscina, a Lucy parecía que la agarraban de sorpresa, pues parecía que venía más a una ida al antro que a nadar.
-Veo que vienes con todo el ambiente, Bren, pero Lucy, ¿y tu bañador?- y después añadí -¿O acaso no piensas entrar al agua?-
-Ay, diablos, lo deje en la cajuela, vayan adelantándose y voy por él- le dejó su bolsa a su amiga y fue camino al auto que estaba doblando la calle.
Mientras la veíamos intentar avanzar rápido con sus tacones largos, decidimos ir pasando a la casa. Como les había contado, ella y yo no eramos desconocidos, por lo que la plática entrando fluyó bastante bien, yo tenía pensado tratar de hacer un movimiento esta tarde aprovechando que todos nos quedaríamos a dormir en la casa, pensando que en algún momento podríamos tener un momento a solas.
Ella me contaba acerca de sus logros con la tesis y yo le hablaba acerca de mi investigación de maestría, nos gustaba mucho esta linea del diseño por lo que resultaba bastante interesante hablar de ello, además de que ella era demasiado inteligente. Dejamos las cosas en la cocina, nos quedamos platicando mientras acomodábamos todo, ella metía los embutidos al refri para que no se echaran a perder en lo que los preparábamos y yo ponía las entradas en charolas para dejarlas en la mesa de la piscina.
Brenda se ofreció para ir a dejarlas, yo seguí sirviendo y preparando unas cosas más que iba a sacar cuando Lucy llegó a los pocos minutos con una pequeña mochila con lo que "iba a ocupar ese día", me dijo que alcanzaba a su amiga en la piscina y aprovechaba para empezar a saludar a la gente. Yo le enseñe la dirección y me dejó ahí solo.
Casi de inmediato, mi amigo Francisco llegó preguntándome la razón de la ropa de Lucy, le conté lo que me dijo ella. Él me miro suspicaz diciéndome -pensé que seguía molesta conmigo, pero me alegra que no viniera solo a saludar-
Frank estaba en su internado de medicina cuando le presenté a Lucy, tuvieron buena química y parecían una buena pareja, aunque por obvias razones medicas, él resultó un infiel de lo peor y se tiró hasta a la vecina mientras estaba con ella (lo de la vecina no es chiste, pero es historia para otro día), ella no le descubrió casi ninguna pero cuando el tonto dejó su celular junto a ella, y vio de reojo que Juan Mecánico le mandaba mensajes con corazones, ardió Troya.
Ella obviamente se molestó conmigo porque le presente al tipo que le había puesto los cuernos más grandes de la vida, sin embargo Brenda intercedió por mi diciendo que no era mi culpa, que esas cosas pasaban y diciendo que yo no sabía que el se portaría así, lo cual en parte era cierto, pues yo no pensé que haría tales acciones, aparte de que durante los seis meses que estuvieron juntos yo traté de no meterme en lo que era una dinámica solo de ellos dos, uno nunca sabe si es una pareja abierta.
Igual ella parecía haberlo superado y cuando llegó a la cocina se saludaron sin problema.
-Oye, Atlas, dónde me puedo ir a cambiar?- me preguntó desde la puerta de la cocina.
-Ah, pues está el baño de fuera, por la piscina- contesté despreocupado
-Es que está ocupado, parece que hay mucha fila en el momento- habían 3 personas formadas esperando, parece ser que a alguien le habían caído mal las entradas.
-Ah pues puedes ocupar el otro baño, pero no sé si esté ocupado también, o mi cuarto, está pasando la sala, en el pasillo al fondo-
-Ay, gracias bebé- Bebé? Ella solía decir cosas así pero era raro que lo dijera frente a Frank, probablemente para hacerlo enfadar
-Bebé?- Me respondió Frank cuando ella se fue
-Ni idea, hombre-
Seguimos platicando en la cocina cuando ella volvió con la misma ropa
-Emmm, oye, Farik...- me dijo a mi, mi segundo nombre es Farik, pero lo odio, y ella lo sabe, pero que les digo, a mis padres les entró lo creativo cuando nací
-Farik? Sabes que no me agrada ese nombre- respondí bastante serio
-Ay, lo siento, es que el baño tambien está ocupado, y no logré encontrar tu cuarto, lo siento- me decía viendo al suelo con pena
-Pues vamos, te guío- Frank continuo cortando algunas cosas que íbamos a poner en la parrilla mientras to acompañaba a Lucy
Caminando comenzamos a platicar
-Oye, espero que esta fiesta no haya salido tan cara, invirtieron en todo- me dijo para romper el hielo
-No, para nada, la mayoría de las cosas las trajeron los invitados, por cierto muchas gracias por lo de la tienda- le dije de manera amistosa
-Ah no es nada- me miraba con una sonrisa por toda la cara -Fue idea de Bren que fueramos a la tienda, yo no lo pensé realmente- río al decirme eso
Llegamos al cuarto pero al momento de querer abrir, la puerta no abría, solo alcanzamos a escuchar unos ruido dentro como si alguien saltara sobre la cama
-Desgraciados, ni permiso pidieron- dije fingiendo molestia, pero realmente no me afectaba, incluso me llegó a exitar
-Es que cuando ganas sobran, no se puede hacer mucho- lo dijo de una manera en que parecía indirecta pero lo deje pasar
-Pues, no sé, podrías ocupar el cuarto de Frank pero no sé si eso te incomode- aunque ella ya lo conocía por obvias razones, no sabía si eso generaría alguna molestia
-Para nada, no es como que nunca haya entrado- el cuarto estaba junto a la bodega del fondo del pasillo, así que caminamos hasta allá, y al tratar de abrir la puerta no abría completamente, aunque ahora no por alguien dentro, sino por el desorden dentro.
Ella no sabía ni que decir
-Ay no, por esta razón siempre me hartaba, no tiene nada en orden, parece que no conoce los roperos- toda la ropa de mi compañero estaba en el suelo, como si un tornado hubiera pasado.
Al introducirse dentro no pude evitar ver su trasero, bastante grande y parado, los tacones ayudaban muchísimo a que tuviera una forma divina.
-Los ojos arriba, muchacho- ella lo notó y yo disimulé
-No es lo que crees, solo veía la ropa en el suelo- tragué saliva despues
-Ajá, y yo soy ciega, sé como me ven los hombres, todos se pierden igual, incluso aunque te mueres por Brenda no te resistes- tantas palabras ciertas hacían parecer a esta mujer una adivina, o una bruja, un bruja a la que le daría un palo, para su escoba, obvio.
-Bien- respondí resignado -sí lo ví, pero es que ¿como no verlo? Es enorme- eso me salió directo del alma
Ella se rió -Enorme? ¿Eso crees?- me vio incrédula
-Pues sí, creo que nunca vi otro tan grande en alguien tan delgada- no supe si eso fue un cumplido y creo que ella tampoco
-Igual no hay mucho que hacer al respecto, no?- volteó hacía mi y se me quedó viendo
-Por supuesto que no- respondí serio y seguro de lo que decía
Dos segundos después, nos estábamos besando contra la puerta que cerramos apresuradamente.
Ella se aventó contra mi y yo contra ella, tomé su trasero directamente y del peso cerramos el cuarto, no pude evitar ponerme caliente con esto, le mordía el labio, la tome del cabello y lo jalaba, tocaba sin cuidado sus pechos y su entrepierna, ella y yo sabíamos que no había tiempo que perder.
-Vamos a la cama- me susurró al oído y la levanté sin premura en mis brazos mientras ella me comía el cuello, diría que a besos pero esa mujer estaba a poco de empezar a dejarme marcas visibles, por lo que la deje caer en la cama con fuerza, mientras yo desabotonaba mi camisa nuevamente, mientras ella desabrochaba su falda y sus tacones.
Le ayudé a quitarse estos últimos y debajo, traía un bañador, lo cual me pareció extraño dado lo que había respondido a la hora del coche, pero no me iba a poder a preguntar en ese momento, simplemente lo corrí a un lado, me agache y comencé a comerle esa delicia que comenzaba a mojarse.
-Carajo, la chupas mejor que tu estúpido amigo- yo me sorprendí de esa revelación pero no me detuve -con razón se encelaba tanto- y continuaba sorprendiéndome. Me moría de ganas de saber que ocurría con ellos, pero dejar pasar el momento sería un error.
Ella se quitó la blusa mientras seguía comiéndole su entrepierna, su brasier también voló, y aunque sus pechos no eran enormes, me moría por comerlos, esos limones tenían lo suyo y me atraían sobremanera. Me levanté a besarla con mi boca llena de sus fluidos, le metí dos dedos y ella empezó a acariciarme la verga por encima del boxer, acción que no duró mucho porque al sentir la dureza, lo bajó y agarró mi pedazo con toda la palma.
Estaba tan excitado que la tome, la levanté, me recosté y la puse sobre mi para empezar un 69 que hasta ahora recuerdo con mucho detalle; ella era una maestra del oral, no sé como Frank pudo haberle sido infiel, ni siquiera podía chupársela por el placer. Comencé a usar mis manos para acariciar su clítoris, el cual parecía ser su debilidad pues paró de golpe y soltó un gemido terrible.
-Ah, ya cógeme, infeliz- me decía con furia y mucha emoción
Quería que esa fiera me cogiera con todas sus fuerzas, así que me puse a idear -No, creo que ya no quiero-
Aunque estaba sentada en mi cara, giro para poder verme con enojo en sus ojos
-Cómo que no, idiota? Eres un imbécil- Se levantó y tomo su bra para ponerselo
-Espera- le dije con una sonrisa mental por dentro
-Espero para qué?- mientras me respondía la tome del brazo, ella enojada se trato de soltar pero yo la pegue a mi, y la besé, ella se trataba de separar, entonces como ultimo movimiento, con toda mi fuerza la empuje contra la cama para que cayera con las manos sobre ella.
Con las manos sobre la sabana, me puse detrás de ella, con una mano le arranque su pequeña tanga de bañador y le apunté directo a su rajita, metí de un solo golpe todo mi miembro. Ella no aguantó el gritó, seguía enojada y con ese enojo comenzó a golpear mi pelvis con su fuerte y duro trasero; se dio cuenta de mi plan y aprovecho para seguir explotando todo su odio contra su ex novio, y los meses que después me enteraría tenía sin coger.
Mis piernas estaban mojadas, podía tener todo su culo bajo mi poder, y sabía que mientras pudiera seguir complaciendola, iba a estar a mi merced, ella solo quería desquitarse en el cuarto del cabrón que le había sido infiel, veía sus manos apretar la sabana así como su cara gimiendo y con los ojos en blanco, escuchaba como los gemidos salían de lo más profundo de su ser y como sus pechos se movían de arriba-abajo. En definitiva ella y yo teníamos una química sexual impresionante, incluso pensaba si no sería mejor quedarme con ella de novios; tener sexo de esta manera con una chica como ella sería un sueño para cualquiera, pero justo cuando estaba en el climax de la cogida, escuchamos mi celular sonar, no alcancé a contestar pero pude tomarlo sin sacarle mi verga a la culona esta, desbloqueo y veo que era Brenda, tenía tres llamadas perdidas.
Fin de la parte III
Aclaraciones:
Todos los nombres fueron cambiados por privacidad de los involucrados y las imágenes empleadas son meramente ilustrativas, estos relatos contienen datos y experiencias reales así como arreglos ficticios en beneficio del ritmo y desarrollo de la trama. Gracias.
1 comentarios - La fiesta en la piscina III