I
El espectacular trío que aconteció ese día entre mi persona y mis recientemente adquiridas putitas pareció desencadenar una sucesión de hechos que retornaron la cuarentena al placentero curso que había llevado previo a la abrupta llegada de Inés a nuestra vida. El trabajo venía bastante bien, la vida doméstica dejó atrás mucho drama, me pude meter más en el estudio apaciguando el estrés del estudiante... Ah, y tenía dos perritas sedientas que se peleaban todos los días por comerme la poronga.
La vida era bella.
Un día como cualquier otro, ya un mes después del comienzo de esta nueva relación, nos encontrábamos los tres sentados en nuestro improvisado templo sexual que conocíamos como sala de estar mirando La Dama y el Vagabundo en Disney+.
María- ¡Jajajajajaja! ¿Qué es esto bo? ¡Mira como mueven la boca estos bichos!
Yo- La verdad que es medio cualquiera sí jajajaja.
Inés por su parte, siendo la dama refinada que siempre ha sido, prestaba atención al filme sin interrumpir.
Inés- Shhhh, intento mirar...
Acompañó su reproche con una mirada fulminante. María contesto a su reto conectando con sus ojos y, juguetona como siempre, sacándole la lengua.
María- Que aguafiestas, ni que estuviéramos en el cine. 😛
Inés la ignoro y continuó concentrada en los perros parlantes que se presentaban en nuestra televisión.
Algunos minutos más avanzados en la película sentí unos dedos arrastrándose por mi pierna como las patas de una araña. Venía del lado de María.
Sintiendo un escalofrío en mi pierna derecha voltee con cautela a ver a mi amiga, que al notar mi mirada me regaló una sonrisa gatuna y levantó sujestivamente las cejas, pidiendo mi aprobación.
Otra vez con cuidado giré mi rostro, ahora para comprobar que Inés seguía atendiendo a la pantalla. Volví a la órbita de María y con placer acepté su aproche asintiendo con la cabeza.
Felizmente mi sexy amiga fue elevando su mano hasta llegar a meterse en mis pantalones, envolviendo con sus suaves dedos mi hombría que rápidamente se endurecía.
Obviamente ya se hicieron una idea de la bomba sexual que es María, de lo perfecta que es cuando te cabalga o cuando te chupa la pija con la maestría de una puta profesional, pero no puedo dejar atrás lo hermoso que era tener la suavidad de esa mano sacudiendomela, incluso con mis pantalones obstaculizando su entrenado movimiento aún se las arreglaba para hacerme delirar de una forma que a mi propia mano se le hacía imposible.
Un rato estuvo así mi putita preferida, divirtiéndose con mi pene a escondidas de nuestra compañera de habitación. Pero como era de esperarse, la calentura no le iba a permitir conformarse con una paja con la ropa puesta.
Hizo dos o tres movimientos más hacia arriba y hacia abajo para luego, pasando su dedo índice por la extensión de mi miembro y entreteniendose dándole una vueltita al glande, sacar la mano de mi pantalón.
María- Es una cagada esta pe...
Inés- ¡Shhhh!
María me miró con asombro, sonriendo en respuesta a la extraña fascinación de Inés al filme de Disney.
Sabiendo que no podría comentar o disfrutar de mirar la película entre amigos, María decidió seguir divirtiéndose de otra manera. Con cuidado desprendió mi pantalón y dejó al descubierto mi pija que ya estaba preparada con el toqueteo previo.
Acercó su cara y olfateó mi miembro desde la base a la cabeza.
María- ¡Aaaaah! Que rico olorcito...
Las palabras de María lograron finalmente tomar la atención de Inés fuera de la película, ella volteó rápidamente su cabeza para ver a su rival con su rostro apoyado en mis piernas dándole lenguetazos a mi pene.
María- ¿Qué haces? Vos mira la película...
Dijo y engulló mi pija.
Casi se me van los ojos para atrás de la cabeza al sentir la humedad de la boca de María, pero recobre un poco la compostura al ver a Inés mirándome con odio.
Yo- Dale Iné que le perdés el hilo a la trama.
Me reí y tomé el pelito de María para guiar el movimiento de su boca.
Inés- ¡Nah! ¡Ya fue la película! Ahora quiero pija.
María la envolvió completa unos segundos y se desprendió, dejando caer mucha babita y conectando mi poronga a su boca por hilos de saliva.
María- ¡Que rica pija por dios! Bueno, tenes suerte que sea buena onda y te comparta a mi hombre.
Me guiño el ojo... Yo me sonrojé.
Bruscamente Inés tomó mi pija y la llevó a su lado.
Inés- No te creas vos, Matías es MI hombre.
Y, como lo hizo María un minuto antes, se tragó mi pija.
No sé si habrá sido desde que me dejó aquel día previo a la cuarentena o una consecuencia de la competitividad con María, pero las mamadas sensuales características de la chica que en su momento supe llamar mi novia habían desaparecido para darle lugar a una verdadera tragapija de primera. Realmente vivía el sueño del pibe.
Yo- No se preocupen putitas que soy de los dos... Aaaaah que delicia por dios...
Inés, haciendo una garganta profunda increíble, dio diez chupones sonoros y la pasó mi pene a María, que imitandola dio sus propios diez chupones.
Inés- Ahora que ya tenes bastante experiencia con nosotras, ¿cuál de las dos es la mejor petera?
Yo- Mmmm... Las dos son impecables, pero capaz que si juegan un poquito más les puedo decir...
Ambas me otorgaron una mirada sarcástica, fingiendo molestia por mi atrevimiento, pero sin mucho reproche pusieron manos a la obra.
La primera en comersela fue Inés, no porque María no quisiera sino porque simplemente se movió primero. Muy similar a esas diez chupadas que había hace no tanto me regaló un minuto de baboso peteada profunda y gemidos de puta. El espíritu competitivo se le notaba y me beneficiaba a mi más que a ella.
Con motivo de ser completamente justo, si bien no quería dejar de gozar de la boquita hermosa de Inés, la separé de mi verga después de ese primer minuto para darle su turno a mi preciosa putita María. Sonriendole le pasé mi pija a su lado y mi mano fue intercambiada por la suya.
Sorpresivamente María no se tiró de cabeza a mamarme la pija. Uso unos segundos de su tiempo para darle un par de besitos y lenguetadas, saboreando los restos de saliva de Inés y regalandome una imagen tan morbosa como lo era hermosa. Parecía que continuaría con un pete más bien sensual y lento pero para sorprendernos a ambos se avivó y se la comió entera, dejando la enteridad de mi poronga en su cavidad bucal.
Buscando sabotear a su contrincante, Inés tomó la cabeza de María y comenzó a empujarla más y más hacía mi pelvis. Con el intento de desprenderse para respirar de María la fuerza de ambas generaba un movimiento delicioso que me podría sacar la leche en pocos segundos. Literalmente tenía a una zorra haciéndome una paja con la boca de otra zorra... Ni tengo que aclarar que el intento de sabotaje de Inés le había salido por la culata.
Casi como señalando el final del minuto de María, desde su cuarto se escuchó el ringtone de su celular.
María- ¡oh! Me llaman... Be right back jijiji...
María se desvaneció en un trotecito que hizo verse hermoso su jugoso culo y dejó mi poronga a disposición de mi ex novia Inés.
Inés- Parece que sos todo mio ahora...
Yo- Como en los viejos tiempos.
Ella me masturbaba con cariño.
Inés- ¿sabes qué más puedo hacer como en los viejos tiempos?
Yo- ¿Qué podes hacer? :0
Inés- ¿Tenes ganas de una turquita?
Dijo masajeandose las gomas.
Yo- ¡Ay sí! Por favor....
Inés- Jajajaja, sabía que no te podías resistir a estas.
Desenfundo sus misiles balísticos y con la destreza de una tetona experimentada aprisionó mi pija entre sus perfectas y enormes tetas.
Yo- Mmmm, que rico la puta madre.
Con buen ritmo me pajeaba con sus melones mientras me miraba con su rostro seductor, ronroneando y dejando caer babita hacia sus tetas.
Inés- ¿Está rico no? ¿Como mi boquita? ¿Soy yo la peterita más linda acá no?
Yo- Emmmm...
Salvado por la campana escuchamos a María salir de su cuarto, estando ahora completamente desnuda.
María- ¿Me toca a mi ya?
Volvió a su lugar en un bailecito muy sexy.
María- Dame dame...
Inés- ¡No! Es mía
María- ¡Dale bo!
Forcejearon un poco hasta que cedió.
Inés- Bueno bueno... Compartimos.
Inés tomó mi mano y la puso en la base de mi pija, haciendo que quedará recta entre medio de las dos putitas.
Entre las dos comenzaron a lamerme el glande con cariño, cada tanto dando un sonoro chupon en la cabeza.
María- Llamó Camila...
El solo escuchar su nombre me hizo comenzar a pajearme un poco en el espacio que no ocupaban esas dos hermosas boquitas.
María- Mañana viene, hacemos una fiestita...
No tuve palabras para responder, pero dándole mi aprobación introduje mi pija en su boca y me masturbé furiosamente, ahogandola en leche segundos después.
II
Llegó el mañana y era día de fiesta.
Desde el emputecimiento de Inés los tres nos permitiamos alguna que otra noche de dormir en la misma cama (con claras intenciones sexuales) pero está vez no fue así, aunque eso no me impidió despertar con mucho entusiasmo por lo que se podría venir en nuestra improvisada reunión.
Pocas horas luego del aseo del hogar, Camila se encontraba ya en casa y con un poco de alcohol encima la conversación daba lugar.
María- ¡Esta zopenca quedó embobada con los perros que hablan el otro día!
Decía con claros signos de emborrachamiento.
Inés- ¡No quedé embobada! Pero si íbamos a mirar una película miramos una película...
María- Dale dale... ¡Agradeceme que puse el Disney!
Inés- Te estas pasando vos eh...
Camila, que aún no se encontraba totalmente cómoda, seguramente no entendería ni de que hablan ni de quiénes serían los perros que hablan.
Mientras mis queridas compañeras continuaban con su discusión, yo me acerqué a Camila para intentar sacar conversación.
Yo- ¿Qué andas Cami? Tiempo que no nos vemos.
Ante mis palabras la tímida joven desvío su atención fuera de la pelea de gatas que ocurría frente a sus ojos y me miró a mi, sonriendo en un sonrojo muy bonito.
Camila- Emmm... Si jajaja... N-no me respondiste mi mensaje...
Ahora el rojo se mostraba en mi cara también, para ser tímida no se cuestionó entrar a la conversación con palabras contundentes.
Yo- Jajajaj... Verdad... - dije nervioso - es que estuve ocupado,espero no te haya molestado...
Camila- No no... Entiendo, no pasa nada...
Yo- Pero bueno... Ahora nos estamos viendo jejeje.
Ambos reímos
La conversación no pasó a mucho más que charla casual, pero la mera existencia de Camila era suficiente para pararme la pija, y se estaba haciendo evidente el bulto en mi pantalón.
Yo- me parece que voy al baño que se ve que me baja la cerveza jajaja.
Tal vez fue un comentario un tanto estúpido, pero en el momento podría haber dicho cualquier cosa.
Estando en el baño me acomodé al amigo y esperé un poco a que se apaciguara, echandome un poco de agua en la cara para despavilar. No tenía ninguna razón para creer que la fiestita significará sexo, pero la situación hacía volar mi imaginación de una forma que me era imposible controlar. Luego de unos minutos reconocí que no podía quedarme a vivir en el baño y salí.
Al regresar a la sala me sorprendí al encontrarme exclusivamente con Camila.
Yo- ¿Y las pibas?
Camila- Salieron a comprar algo para comer...
Yo- Ah... ¿Querés algo para tomar?
Dije entrando en la cocina.
Camila- Bueno dale.
Abrí la heladera y saqué dos cervezas. Buscando entre los cajones por el destapador siento el sonido de la puerta.
Yo- Deja que yo llevo para allá...
Camila- Pero yo te quiero acá...
La voz le había cambiado a un tono de perrita que me ponía los pelos de punta. Ante su avance decidí quedarme callado observar su sexy desfile.
Cuando llegó a mi pegó su cuerpo con el mio se las ingenió para liberar mi miembro y comenzar a avivarlo. Poniéndose en puntitas acercó sus labios hacia mi, pero cuando intenté besarla me rechazo y se acercó a mi oreja.
Camila- No me llamaste...
Su mano jugaba muy rico con mi poronga.
Camila- Yo tenía muchas ganas de tenerte adentro...
Mi respiración se agitaba.
Camila- Ahora me vas a dar lo que quiero.
Se separó de mi en un empujón que me dejó tendido en la mesada. Me dio la espalda, bajó sus pantalones hasta las rodillas y se apoyó contra de cara a la heladera, sacando cola.
Camila- Vení y cojeme de una vez.
Dijo meneando el culito.
No la hice esperar y me posicioné detrás de ella, tomándole d la nalga con una mano y pasándole la verga por los labios con la otra.
Yo- ¿Qué querés?
Camila- Que la metas... Dale...
Yo- Pedimelo...
Camila- ¡Por favor! ¡Necesito tu pija adentro!
Yo- Como digas mi vida.
Acerqué el falo a su entradita y la empalé de una.
Camila- ¡Aaaaaaaah! ¡Que delicia por dios!
Yo- Gozá zorrita que no tenemos tanto tiempo.
Ya con mi pija partiendola al medio la tomé con ambas manos de la cola y se la amasé con gusto, mientras me dedicaba al mete-saca acelerado y brutal. Se notaba que la mina estaba bien en celo, porque no sólo estaba totalmente empapada de la concha sino también de sudor, le estaba poniendo muchas ganas.
Sin poder aguantar arranqué a darle sonora nalgada tras sonora nalgada que dejaba volando partículas de sudor que se despegaban del magnífico culito de esta perfecta perrita.
Camila- ¡Dios! ¡Partime al medio!
Decía entre gemido y gemido que era una sinfonía para mis odios y un placer para mi pija.
Camila- ¡Haceme tuya! ¡Decime que soy tu putita!
Sus palabras me dieron mucho amor, y se lo hice saber aumentando la fuerza de las nalgadas.
Yo- Sos mía si putita.
¡Bam, Bam!
Yo- Toda mía zorra.
En ningún momento dejé que la intensidad de la cojida se disminuyera. Lo único que tenía en mi mente era el placer que me proporcionaba el hermoso cuerpo que tenía a mi disposición y el sonido de mi pelvis y sus nalgas chocando, pero volví a mi cuando, tras unos minutos más de brutal garchada, la putita habló.
Camila- Quiero chupartela.
Dijo moviendo la cadera hacia adelante para desprenderse de mi.
Se agachó y tomó mi pija en sus manos.
Camila- Quiero tomar la lechita... ¿Me das?
Puso los labios en trompita.
Yo- Cometela amor.
Dije acercandole la verga a los labios.
Disfruté unos segundos de esos labios acolchonados envolviendome enterito cuando escuché el sonido de la puerta.
Habían vuelto Inés y maría.
III
Al escuchar el sonido de la puerta Camila dio una última chupada y se la sacó de la boca.
Camila- Ufff... Llegaron antes de tiempo.
Se paró y sin darme tiempo de recomponerme me llevó hacia el living agarrandome de la pija.
Camila- ¡Se tenían que tardar un poquito más bo! No terminé...
No entendía nada.
Camila- Anda a sentarte... Quedate así.
Dijo refiriéndose a mi pene al aire.
María- ¡Pensamos que con lo caliente que estabas ya lo habrías exprimido todo!
Yo- ¿Qué pasa acá? ¿Sabían que íbamos a cojer?
Las tres se reiron de mi ignorancia.
Inés- Si gordo... Cuando te fuiste las dos me contaron el plancito que tenían y bueno, una vez me pareció que te podíamos hacer una sorpresita.
María- ¡Exacto! Tan bien nos trataste a las dos este mes que pensé que te podíamos regalar una conchita nueva.
Tomó a Camila de las nalgas y las manipuló haciéndola bailar muy lindo.
María- Pero veo que no terminaste de disfrutar tu regalito...
Motivó a sus amigas a avanzar hacia mi y las siguió un pasito atrás.
Estando las tres arrodilladas ante mi volvió a hablar.
María- ¿Qué te parece si cambiamos de plan y nos disfrutas a las tres?
Que locura.
Yo- Si por favor...
María- Bueno... Ahora vas a disfrutar de un showcito mientras que te hace mimos Inés...
Las tres tomaron sus lugares y empezó el espectáculo.
Mientras Inés, cuidadosa de no hacerme acabar, movía lentamente su mano por la extensión de mi poronga, Camila y María se comían la boca encima de la mesa ratonera.
Sus manos explorando cada centímetro de su cuerpo. Por un momento María apretujaba las nalgas de Camila mientras esta le amasaba las tetitas, para luego cambiar de tarea cada una masajeando la conchita de la otra.
Cuando los besos las aburrieron pasaron sus bocas a otras cosas.
Inés- ¿Te gusta esto bebé?
Yo- No te haces una idea amor... Amores.
Dije acariciando su pelo.
Inés- Entonces esto te va a encantar... Chupale la concha María.
Camila estaba comiendole los pezones a mi querida amiga mientras esta gozaba con los ojos cerrados, pero el pedido de Inés le llamó la atención.
María le susurró algo al oído a su compañera de baboseo y está le respondió con una risita gatuna y un movimiento que la dejó en cuatro sacando culo arriba de la mesa.
María- Disfrutá galán, envidiame.
Con placer enterró lo más que pudo su cara entre esas nalgas exquisitas.
Parecía que quería enterrarle la nariz en el culo, todo mientras lamía con lujuria la almejita de su amiga dejando formar un charquito de fluidos fusionados sobre la mesa. Realmente si la envidiaba.
Yo- Mmmm, ¿Es cosa de ustedes eso o puedo probar yo esa conchita?
María se despegó un momentito.
María- ahora esto es mio, jodete...
Volvió a comer.
La escena era la cosa más excitante que había visto en mi vida, tanto en la realidad como en la ficción, un cuarto totalmente impregnado de sexo en el que toda la diversión (por más que seguro la compartían las tres putitas) estaba dedicada a hacerme gozar a mi.
Estando en el extasis disfrutando del maravilloso acto lesbico que presenciaba por un momento casi olvido a Inés, que aún estaba concentrada en proporcionarme la cantidad justa de placer con sus manitas.
Posé mi mirada en sus ojos y noté que con ellos mi ex novia estaba pidiendo a gritos comerme la pija.
Muy conmovido por su carita angelical volví a acariciar su cabello y le di paso para que chupara, lo cual hizo sin reparo.
Yo- ¡Ay Dios sí!
Tiré la cabeza sobre el respaldo, ignorando todo lo que no era esa boquita golosa.
Camila- ¡Ey! ¡Yo quiero de eso también!
María volteo a ver que ocurría y se encontró con Inés tragando como puta.
María- ¡Uh! Te abusas...
Inés se la sacó de la boca momentáneamente.
Inés- Vos tenes ahí para chupar... Chupense mutuamente yo qué sé.
Volvió a mi miembro.
Camila- Dale que lo vas a hacer acabar...
Inés- ¡Dah! Bueno vengan.
Ambas se bajaron de la mesa y se posicionaron de rodillas a mis pies.
María- Muy rica tu conchita Cami... Bien jugosita. ;)
Yo- Esta tiene jugo para las tres si le hacen mimos.
Compeladas por mis palabras sentí tres lenguitas por primera vez en mi vida jugar con la cabeza de mi pija.
En la izquierda la putita de Camila, en la derecha la zorra de Inés y en el centro la perrita sedienta que hizo toda esta cuarentena celestial posible, mi amiga María.
Entre lengueteos mi glande se iba pasando por la boca de las tres, que me regalaban sonoros chupones cuando tocaba su turno.
María- quiero tomar lechita del pico...
Camila- Sí, que rica tu lechita Mati... La extraño.
Inés- Alimentanos bebé, te lo ganaste.
Con sus palabras de aliento me masturbé frenéticamente, pasandosela por los labios a las tres para más placer.
Cuando llegó la hora de explotar la aseguré de darme el mejor chorro a María, que le fascinaba tomar lechita de la mema.
Yo- Toma putita, para que veas como te quiero.
Las otras dos celebraron el estallido, y recibieron con mucha alegría su propia lecheada.
Camila- ¡Aaaaah!
Decía sacando la lengua y poniendo carita de nena.
Agotado dejé caer mi nuca en el respaldo.
Entre las tres hablaron en conjunto.
"muchas gracias papi"
Con ojos cerrados continúe disfrutando el sonido de los viscosos besos que se daban para compartir mi semen... Y la calidez de sus boquitas desesperadas dejándome la pija lustradita y limpia.
Hoy como nunca antes...
La vida es bella.
2 comentarios - La vida es bella (Cuarentena con mi amiga Especial)