You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Departamento de soltero. Capítulo 3

Departamento de soltero. Capítulo 3

Esta es la historia de Lautaro, un chico que se muda solo a un departamento en el que va a vivir muchísimas experiencias nuevas, disfrutando del sexo con amigas, desconocidas y sus vecinas, sin saber que algunas mujeres ocultan secretos muy oscuros. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…

CAPITULO 1

ANTERIOR

Capítulo 3: Todo sigue igual
   Lorena se instaló en la ciudad en la casa de sus padres y comenzó a salir con Bruno, el chico que había conocido en su viaje al norte. La primera semana de Marzo cumplió veinticuatro años y nos encontramos en un bar para celebrarlo, pudiendo conocer al fin a quien era el chico que salía con mi amiga. A pesar de que yo decía lo contrario, algunas amigas de Lore se percataron del parecido entre Bruno y yo, algo que después terminé reconociendo. Pero como la relación entre ellos dos era bastante tranquila por ese entonces y como Lorena siempre decía que el sexo había que disfrutarlo sin escrúpulos, al día siguiente nos volvimos a ver en el depto, para que pudiera darle su verdadero regalo. La tarde terminó igual que la anterior, con ella recostada sobre la cama boca abajo y la cola cubierta de mi semen.
   Con Macarena nos seguíamos viendo y de hecho teníamos sexo bien caliente, pero cada vez más esporádicamente pues yo estaba con bastante trabajo y ella tenía que preparar una de sus últimas materias. El sexo con Maca siempre era satisfactorio, sin embargo la segunda quincena de Febrero casi ni nos vimos y la única oportunidad que tuvimos de estar juntos fue algo rápido un día a la noche pues ella quería volver a su casa a seguir estudiando. Pero yo sabía que iba a haber tiempo para nosotros dos, pues a principios de Marzo rendía esa materia y seguramente después de eso íbamos a poder concretar algo con mayor disponibilidad.
   Con quienes más nos veíamos era con los chicos de la secundaria. Lucas, Javier y Franco solían venir a casa bastante seguido para juntarnos a tomar algo y conversar de diferentes cosas. Javi estaba cursando las últimas materias de ingeniería ese año y con suerte se iba a recibir a fin de año. Franco venía manejando la carrera de abogacía con mucha tranquilidad pues había entrado a trabajar en el estudio de su padre. “No saben cómo me la chamuyo a Julia todos los días” nos dijo en referencia a la secretaria que nos había compartido fotos la otra vez. Al parecer ella se sentía atraída por mi amigo, quien se estaba haciendo ilusiones de que pasara algo entre ellos dos. Lucas por su parte había empezado la carrera de contador conmigo para dejarla al año y medio y dedicarse a la música la cual era su pasión. En cuanto a las relaciones estuvo unos dos años de novio con una chica la cual lo terminó dejando porque, según él, no compartían los mismos principios.
   - Che… ¿Y qué onda las vecinas?- Me preguntó entonces Lucas.
   - Nada del otro mundo… Tranqui.- Les dije.
   Lo cierto es que yo estaba bastante ocupado con mis ojos en Macarena como para andar prestando atención a otras mujeres. Estaba tranquilo, relajado, disfrutando de mi nuevo departamento y no pensaba en mujeres como lo hacía anteriormente. Me había cruzado nuevamente a Victoria, la vecina de en frente, la cual era muy hermosa y simpática. Sin embargo solo teníamos conversaciones de pasillo y no hablábamos de nada en particular. También me había cruzado hacía unos días a una chica de unos 28 o 30 años, la cual cargaba con una delantera fenomenal, pero con quien no intercambié más que un simple “hola” en el ascensor. La verdad era que disfrutaba del sexo esporádico con Macarena y no tenía intenciones de complicármela con más relaciones.

   Fue entonces cuando decidí organizar una nueva fiesta en casa con la idea de volver a pasar una buena noche con amigos. El mayor problema era si invitaba o no a Ana Laura, después de lo que había sucedido la primera fiesta. Ella había vuelto de vacaciones y nos habíamos juntado con el resto de los chicos de la secundaria, para escucharla hablar por al menos media hora de todos los chicos con los que tuvo sexo durante sus días en la playa. Los chicos obviamente iban a ir, de hecho con ellos estaba organizando todo nuevamente. Sin embargo tenía dudas si debía o no invitar a Ana, Elisa y Natalia. Después de mucho conversarlo con Lucas y Javi, decidí invitar a las tres y por suerte la solución llegó sola. “Yo no puedo Lauti, gracias por invitarme igualmente” me respondió Ana casi al instante de enviar el mensaje.
   Al igual que la primera fiesta, esa noche estaban los chicos de la secundaria así como mis compañeros de la facultad. Facundo y Juan Pablo, Luciano con Estefanía y Lucía, quien había ido en esa oportunidad con su novio Cristian. Tal cual había sido el primer fin de semana del año, en esa oportunidad la heladera también se encontraba repleta de alcohol que con el correr de la noche fue desapareciendo. La joda fue mucho más chica e interna ya que no estaban los amigos de Javier, sin embargo Maca y yo no dejamos de lanzarnos miradas todo el tiempo. Ella había rendido esa semana la última materia que debía, pero no pudimos concretar encuentro alguno, por lo que las ganas de matarnos en la cama eran muy grandes.
   Los primeros en irse fueron Lucía y Cristian, que a eso de las tres de la mañana decidieron marcharse, él con una cara de enojado terrible y ella más bien preocupada. Juan Pablo los siguió unos veinte minutos más tarde y alegando que un chico lo venía a buscar se fue casi a las apuradas. Lucas, Natalia y Elisa se terminaron yendo cerca de las cuatro y media de la mañana y Luciano y Estefanía se fueron unos minutos más tarde dejando el auto estacionado abajo ya que él estaba totalmente en pedo. Al final quedamos Javier, Franco, Facundo, Macarena y yo, quienes seguíamos tomando y escuchando música mientras nos reíamos ya de cualquier cosa.
   - Chicos, si quieren ir a la pieza no hay problema. Yo no me enojo.- Dijo de golpe Facundo hablándonos a Maca y a mí.
   Los dos nos miramos y nos empezamos a reír enseguida. Sin embargo Javier y Franco acotaron al comentario de Facundo quien insistió en que nos vayamos a la pieza los dos solos. “Total nosotros nos quedamos acá tomando algo y ponemos la música bien fuerte para que no se escuche nada” agregó después y le lancé una mirada cómplice a Maca. Ella levantó los hombros y se paró para agarrarme de la mano y llevarme al pasillo que conducía a la habitación. “Tranquilos que hay una banda de cerveza” dijo Javier justo antes de que cerráramos la puerta y después de eso escuchamos como subieron el volumen de la música.
   Enseguida ella se dio vuelta y se acercó a mí lentamente y me besó de manera muy apasionada, pasando sus brazos por encima de mis hombros y abrazándome con ellos. Yo posé mis manos en su cintura y mientras nuestros labios seguían en contacto la fui guiando hasta la cama. Ella se sentó contra el borde y yo intenté que se recostara, pero Maca opuso resistencia y me dijo que no, que primero quería hacer otra cosa, por lo que me quedé parado en frente suyo. Con sus manos buscó el cierre de mi pantalón y me lo bajó para luego meter la mano adentro de mi bóxer y agarrarme la pija para sacarla. Comenzó a pajearme al mismo tiempo que yo me levantaba la remera y me la saca y luego se la metió en la boca.
   Los labios bien carnosos de Macarena eran increíbles y hacían que su boquita se sintiera deliciosa sobre mi pija. Comenzó a chuparla de manera lenta, moviendo su cabeza hacia adelante y hacia atrás provocando que mi verga entrar y saliera al mismo tiempo que me pajeaba. Yo la miraba desde arriba apreciando ese hermoso espectáculo y de golpe ella levantó los ojos para clavarlos en los míos y volverme loco. “¡Como me la ponés dura en cuestión de segundos!” le dije y noté una sutil sonrisa en sus labios llenos de mi pija. Sentí como todo el cuerpo se me erizaba y como la verga se me ponía bien dura entre sus dedos y sus labios. Ella entonces le pasó la lengua como si fuera un helado y dibujó pequeñas formas en la cabecita que estaba totalmente roja.
   Después de eso dejó que me acostara encima suyo para volver a los besos y al toqueteo intenso. Comencé a sacarle la ropa y ella hizo lo mismo, por lo que nos íbamos moviendo sobre el colchón hasta que terminamos los dos desnudos entre las sábanas. “¡No sabés las ganas que tengo de cogerte toda! ¡De darte bien duro!” le dije mientras le lamía el lóbulo de la oreja y ella lanzaba una risita apenas audible. El calor comenzaba a sentirse y nuestros cuerpos transpirados resbalaban mientras que las manos se movían por todos lados. Ella se acostó boca arriba y yo me coloqué entre sus piernas, pasando mi mano por sus muslos y llegando a su conchita hermosa y bien depilada.
   Me acerqué con la boca y le pasé la lengua sintiéndola toda. Volví a pasarle la lengua varias veces y ella comenzó a mover su cintura haciéndome saber que le gustaba lo que estaba haciendo. “¡Me encanta como te movés cuando te como la concha!” le dije y volví a tocar sus labios con los míos. Yo me volvía loco entre sus piernas, saboreando sus labios y sintiendo la humedad de estos con cada lengüetazo que le daba y cada vez que mi boca hacía contacto. Mis dedos obviamente se sumaron al juego y con unos empecé a estimularle el clítoris mientras que otro entraba y salía de su cuerpo delicadamente. No daba más de la calentura y me moría de ganas de penetrarla.
   Fui subiendo nuevamente por su cuerpo, besándola por todos lados y lamiéndole las tetas hasta llegar a su rostro. Entonces acomodé mi pija adentro de su cuerpo y se la metí despacito a pesar de que estaba totalmente lubricada. Ella abrió bien grande la boca y ahogó un grito que yo imaginé en mi cabeza. La besé de manera bien caliente y comencé a moverme hacia arriba y hacia abajo haciendo que mi pija entrara y saliera de ella. La música se oía bien fuerte del otro lado de la puerta y sin embargo yo podía escuchar el ruido de su respiración profunda con cada movimiento que daba.
   - ¡Ufff sí Maca! ¡Como me ponés la pija al palo!- Le dije bajando a su cuello y besándoselo.
   Poco a poco fui subiendo la velocidad y clavándome más profundo adentro de su cuerpo. Ella me abrazaba con fuerza y me envolvía con sus piernas para no dejarme escapar, mientras que yo me movía como loco. Mi cintura subía y bajaba de su cuerpo y mi verga entraba y salía de su conchita que cada vez se mojaba más y más. Con la boca buscaba su cuello para besarlo y mordisquearlo sintiendo en mi oreja su respiración agitada y bien profunda. “¡Si! ¡Me encanta!” le dije en un susurro y ella vibró por unos segundos.
   Me levanté y le pedí que se diera vuelta y ella lo hizo. Ni bien se puso en cuatro volví a clavar mi verga adentro de su cuerpo y la sujeté con firmeza de la cintura. Volví a moverme a toda velocidad con mucha más libertad, moviendo mi cuerpo hacia adelante y hacia atrás haciendo que mi cintura chocara sobre su cola. “¿Te gusta verdad? ¡Te encanta mi pija, pedazo de trola!” le pregunté y me respondí a mí mismo mientras me movía. Macarena se agarraba contra el respaldar de la cama el cual golpeaba contra la pared provocando un ruido que quedaba tapado por la música de fondo. Estiré una de mis manos por su espalda y fui recorriendo toda su columna hasta llegar a su nuca en donde enredé mis dedos en su pelo. Comencé a tirar suavemente de ellos hacia atrás y ella se dejó llevar.
   A cada segundo que pasaba yo me ponía más caliente y me la cogía con más ganas que antes. “¡Que putita hermosa que sos! Me encanta como te ponés cuando ves mi pija” le confesé y apreté más fuerte su pelo con mi mano. Mi verga entraba y salía toda mojada de su conchita que se abría por completo ante mí. Mi mano tiraba hacia atrás de su pelo haciendo que su cabeza apuntara hacia arriba y podía ver en su rostro una mezcla de dolor y placer que eso le provocaba. Su boca estaba totalmente abierta pero de ella no salía un solo gemido, ya que Maca ahogaba todos y cada uno de sus gritos. Con las manos se agarraba fuertemente del respaldar de la cama el cual golpeaba cada vez más duro contra la pared de la habitación.
   Entonces me hice hacia atrás y ella entró en acción. Volvió a acostarse en la cama boca abajo pero con la cabeza apuntando hacia mí y me agarró de la pija para que se la pusiera encima del rostro. Sin decirme nada me empezó a chupar la pija como loca y a pajearme a toda velocidad. Entonces sentí como el calor invadía mi ser, viéndola en esa situación. Era la primera vez desde que estaba con ella que Macarena tomaba la iniciativa de esa forma y por alguna razón eso me calentó al máximo. Su boquita deliciosa me ponía la pija durísima y su mano moviéndose por ella me hacía gozar mucho más del momento.
   - ¡Dale hija de puta! ¡Dale que te la voy a dar toda!- Le advertí agarrándome del respaldar.
   Terminé acabando sobre sus labios una cantidad de semen impresionante, el cual también fue a parar a su pera, su cuello y en parte a sus tetas. Ella me siguió pajeando hasta sacarme la última gota y después se metió mi verga en la boca para terminar de saborearla. Yo caí rendido al lado de ella, quien enseguida se levantó y se limpió el cuerpo para después recostarse al lado mío. Sin embargo permanecimos así recostados solo un momento, ya que nos terminamos cambiando y volvimos al comedor con los chicos quienes no hicieron ni un solo comentario al respecto.
   Luego de una media hora los cuatro se terminaron yendo y yo bajé a abrirles. Primero bajaron Javi, Franco y Facu en el ascensor y luego Maca y yo, por lo que aprovechamos a darnos unos besos y a coordinar para reencontrarnos algún que otro día de la semana. Ahora que ella ya había rendido la materia que debía, queríamos sacarnos las ganas que nos teníamos. El beso que me dio cuando se fueron demostró que aún había mucho sexo por vivir entre los dos y que este prometía ser muy caliente.


SIGUIENTE


OTRAS HISTORIAS:
4 PAREDES (FANTASÍA)
UNA NOCHE PARA EL RECUERDO (HISTORIA CORTA + FOTOS)
LA CASA DE LAS BRUJAS. CAPÍTULO 1

1 comentarios - Departamento de soltero. Capítulo 3