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Mi virginidad

Ahi estaba yo, inocente, no era la puta que soy hoy en día, ni siquiera había visto un pene erecto en mi vida. Íbamos todos los fines de semana donde mi abuela materna, y al frente vivían mis tíos y mi primo Armando que era 6 años mayor, pero con quien siempre jugaba, mientras nuestros padres hablaban donde mi abuela todo el día.
Un buen día, entre en el cuarto de Armando, y para mi sorpresa lo vi con los pantalones abajo masturbandose. En vez de parar, terminó mirándome, lo vi llegar por primera vez en mi vida. Estaba sorprendida, nos habían enseñado sobre esto, pero nunca lo había visto en mi vida. Me invadió los nervios y el morbo, me gustaba lo que vi, pero no sabía cómo reaccionar.
Armando se limpió, se subió los pantalones y me dije que estaba dedicada a mi. Me preguntó que si me gustaba, asentí con la cabeza. Me pidió que le ayudara la otra semana, le sonreí y acepté y nos fuimos a jugar.
Pasé toda la semana pensando en ello, era nuestro secreto y me gustaba. Al llegar el sábado, fui directo a su cuarto, el me esperaba allí.
Nos encerramos allí, él tiró una almohada al piso, y me pidió que me inacara ahí, muy ovediente lo hice sin chistar. Se acercó y dejó salir su pene justo al frente de mi cara.
-besala - me pidió, mientras mis labios tocaban la punta que se movía, sin durar mucho en eso, metió su pene dentro de mí boca, no entraba todo, pero si lo suficiente para dejarme sin respiración. Un par de movimientos de su cintura, y se vino en mi boca, un chorro de semen llegaba hasta mi garganta. Tratando de que no cayera nada al piso trague lo que pude, mientras Armando abrazaba mi cabeza.
Trague lo que pude, casi nada se desperdició. Armando sorprendido preguntó qué donde había caído, y su cara pervertidos sonrió cuando le confirmé que me lo había tragado. No me gustó el sabor al inicio, pero me gustó todo lo demás. Nos limpiamos y nos fuimos a jugar como siempre.
Así pasamos varias semanas, yo llegaba, se la chupaba y luego nos íbamos a jugar, yo mejoraba con cada semana, y el me pedía que le chupara de formas diferentes ese pene que me encantaba.
Un día me pidió que me quitara toda la ropa y se la chupara desnuda, otro, el quiso chuparme a mi, mis pequeñas tetas aun sin desarrollar, otro día un 69, y así íbamos haciendo cada vez más cosas orales, sin nunca pasar a más.
Un buen día, el esposo de mi tía (mi tío político, y padre de Armando) entró a la habitación, nosotros desnudos, Armando sentado en la cama y yo arrodillada a sus regasos, con su pene en mi boca. - Tío Rubén! - brinque asustada, - No estanos haciendo nada - dije sin pensar mucho como explicar esa escena.
Mi tío sorprendido no dijo nada en ese instante, solo nos miraba con los ojos bien abiertos. - Tío, no digas nada por favor - le supliqué - mis papas no pueden saber de esto, me matarían. Una sonrisa pervertida apareció en su cara. - Ay mi chiquita, no podría delatar yo a una niña tan linda, y menos si me dejan participar. Podía ver como su pene crecía dentro de sus jeans, le sonreí, me mordí un labio de la forma más sexy que se me ocurrió y le pedí se sentará junto a Armando, que seguiría con él, apenas terminara allí.
Terminé de hacerle el trabajo a Armando, y mi tío Rubén ya tenía su pene afuera, masturbandose mientras me veía hacerle uno de las mejores manadas a su hijo. Mientras se la chupaba, mi tío me tocaba mis pequeñas tetas, manoseaba mis nalgas, mientras yo trataba de comerme ese pene casi dos veces más grande que el de Armando.
Un chorro de semen caliente, mayor al que nunca había tenido casi me ahoga, mientras la cara de Rubén se deshacía de placer. - listos nosotros, pero y tu pequeña? - dijo mi tío, mientras me limpiaba el semen de la boca. - Ah no tío, no es necesario, con chupar me es suficiente-le dije. - No no, una putita como tu merece más, me dijo, mientras me alzaba y me acostaba en la cama. Su boca fue directo a la mia, sus manos a mis pechos desnudos, mientras el peso de su cuerpo caía sobre el mio. Armando solo nos veía, mientras su padre me chupaba y tocaba toda. La mejor sensación que nunca tuve, me encantaba todo lo que sentía, y como él sabía exactamente donde tocarme.
Los fines de semana (muy ansiados por mi) siguieron transcurriendo así, yo llegaba a esa casa con el propósito de chupar esas 2 vergas y ser tocada, los mejores orgasmos en mi virginidad fueron allí.
Un buen sábado de abril, luego de un par de años en esa rutina, le pedí a mi tío Rubén, me quitara la virginidad de una vez. Quería que fuera el primero, y luego Armando, a lo que aceptó sin mucho pensarlo.
Ese día le pedí a mis papas quedarme a dormir allí (lo hacíamos unas cuantas veces al año), por lo que aceptaron sin saber lo que realmente quería. En la noche, nos desnudamos, mi tío nos dio una copita de vino para probar, mientras mi tía dormía. Me acosté en cama ansiosa, mi tío me beso toda, me tocaba delicioso hasta humedecerme bien, me abrió las piernas, y mientras Armando me chupaba los pezones, mi tío Rubén me fue penetrando despacio y con mucha delicadeza.
Tenía todo tipo de sensaciones, dolía, pero me gustaba, todo tipo de gemidos de placer salían de mi boca, que tapaban regularmente para no despertar a mi tía, al final entró toda, y como una máquina, empezó a perforarme, primero despacio, e iba aumentando su velocidad y fuerza en cada movimiento de sus caderas. Luego de un buen rato, mi tío se vino dentro mío, su se en caliente inundó mis entrañas, toda una sensación orgamica me recorrió el cuerpo, que aun quería más de parte de Armando.
Sin mucho pensarlo, apenas mi tío la sacó, me fui encima de Armando, y como una vaquera empecé a cabalgarlo. Su pene entró fácilmente, pero la sensación de tenerlo adentro era increíble, tuve múltiples orgasmos esa noche, y siempre la recordaré como mi inicializacion a lo puta que soy hoy.
No queda mucho que decir mas que esos fines de semana siguientes eran llenos de morbo, y aprendí mucho de sexo allí.

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