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El vicio del apostador (Parte 1)

El vicio del apostador (Parte 1)
(Este relato y "Laurita la lesbiana" son parte de una competencia. El que consiga la mejor recepción teniendo en cuenta los puntos en 24 horas va a recibir continuación) . El que consiga la mejor recepción teniendo en cuenta los puntos en 24 horas va a recibir continuación)
Ya saben lo que dicen, el amor está hoy y se va mañana...
Un día uno está completamente enamorado, sin poder dejar de pensar en su chica y contando cada minuto para el próximo encuentro, y al siguiente te avisa que la llama se apagó y que no te quiere ver más.
Eso mismo me pasó a mi este año, lo que una vez fue una relación duradera de esas que toman los amigos como ejemplo terminaba en una discusión que duraba hasta las altas horas de la noche y no tenía solución.
Así es como a mis 20 años entraba a Tinder por primera vez.
Mis amigos más jugadores comentaban seguido sus experiencias de encuentros por la aplicación, alguna minita zorrita, Alguna otra que no era lo que aparentaba... Y la típica que después de pegar una noche enloquece y se pone posesiva. Yo estando de novio no le prestaba mucha atención a esas cosas pero ahora que se dio mi repentino retorno a la cacería me pareció una buena idea darle una oportunidad.
Después de subir un par de fotos y escribir las típicas boludeces de descripción empecé a trabajar, deslizando a la derecha como loco sin prestar atención a que estaba dándole. Eventualmente se me acabaron los likes y me fui a dormir con expectativas en la mente.
Desperté en la mañana con algunos likes... No tanto como mi emoción me llevó a creer tendría pero algo es algo.
Escaneando los perfiles encontrabas de todo, alguna gordita, otra flaquita pero de cara fea y alguna que otra que estaba aceptable. Destacaban dos, Martina, una de esas minas descomunales que en definitiva sabes que no te la vas a cojer, chetita rubia petisa de tetas y culo perfectos, todas las fotos con cosas caras o en lugares exóticos... Inalcanzable básicamente.
Y la otra, Micaela, era la típica piba copada, morocha de carita preciosa y delgadita pero no anorexica. En las fotos se mostraba con ropa más bien holgada, pero aparentaba tener lindas piernas.
No presté mucha atención a las descripciones y me mandé directo al chat con la rubia.
Pensé... Pensé... Y seguí pensando que decir por varios minutos. Podía jugarmela y mandar un gif, o simplemente decir 'hola', pero entre cien mil millones de mensajes que le deben llegar al día a esta minita quería destacar de alguna forma.
Seguí pegado al chat vacío de Martina cuando de sorpresa me llega a mi un mensaje de Micaela.
"Holi"
Que adorable.
Yo- ¿Cómo andas? 🙂
Tardó unos minutitos en contestar.
Micaela- Bien Bien, aburrida...
Yo, por mi parte, no me hice esperar.
Yo- Me alegro. Bueno, capaz te puedo ayudar con eso...
Micaela- ¿Ah si? ¿Qué tenes en mente?
Yo- Te puedo llevar a comer mañana si queres...
Volvió a tomarse su tiempo en responder, como no vi su mensaje dejé el celular un rato y me fui a bañar.
Cuando salí vi que me había contestado.
Micaela- Ni te conozco...
Yo- No conocemos ahí 😉
Me hice el galán... No era algo que hiciera mucho pero si me rechazaba bueno... Al menos no se me puede reír en la cara.
Micaela- Hmmm... Bueno dale.
No lo podía creer, un día de andar con la app esta y ya iba a salir con una mina linda. Años perdidos de noviazgo.
Yo- Perfecto, ¿te parece si nos vemos a la entrada del shopping a las ocho?
Me respondió con un emoji de pulgar para arriba y me dejó su número.
La noche y el comienzo de aquel día no pudieron pasar más lento, la excitación de salir con una mina desconocida me tenía mirando el reloj constantemente, esperando mi hora para salir... Y como el tiempo es relativo, ahora me tocaban largas horas de espera.
Para mi suerte eventualmente el tiempo se apiado de mi alma y pasó, teniendome a las ocho en punto sentado en la entrada del shopping.
Esperé varios minutos hasta que me entró un mensaje.
Micaela- ¡Llegué!
Yo- No te veo... A ver levanta la mano...
Miré para todos lados hasta que divisé una mano levantada y no lo pude creer.
Micaela no era solo una pibita linda, era hermosa. A diferencia de sus fotos de Tinder ahora se apareció con un Jean bien apretadito que le hacía unas piernas esculpidas por los dioses, todavía estaba un poquito más reservada con la parte de arriba (traía un buzito de lana ajustadito pero sin escote) y de cara era incluso más linda que lo que se veía en las fotos.
Cuando me vio acercándose se dio cuenta que se trataba de mi.
Micaela- Hola jajaja.
Parecía un poco tímida.
Yo ¡Hola! Que linda estas 🙂
Se sonrojó.
Micaela- Gracias jeje.
Yo- Bueno, ¿entramos?
Asintió con la cabeza y entramos al shopping.
Caminamos lento viendo las vitrinas y diciendo poca cosa, estaba un poco incomodo el asunto pero asumí que era normal en esta clase de salidas. Pronto llegamos a la plaza de comidas.
Yo- Todo tuyo, elegí dónde querés comer.
Micaela- Hmmm... ¿Por qué me haces elegir a mi?
Dijo con un enojo juguetón.
Micaela- ¿Y si pedimos McDonald's y lo comemos en la rambla?
Además de preciosa me salía barata la niña, que divina.
Yo- Bueno dale.
Hicimos el pedido para llevar y después de unos minutos lo teníamos en manos. El shopping estaba a un par de cuadras de la playa, así que el camino con bolsas en mano no se hizo demasiado complicado.
Cuando llegamos nos tiramos en un pastito de la rambla a comer.
Yo- ¿Estudias o trabajás o algo de eso?
Micaela- Sí sí... Estudio comunicación... ¿Y vos?
Yo- Estudio sí, ciencias económicas, medio un embole la verdad.
Micaela- ¿Sí? ¿Y por qué seguís?
Me preguntó mientras masticaba mi hamburguesa.
Yo- Es que la parte más teórica siempre se me hizo muy interesante... Pero la práctica es medio aburrida la verdad... Igual no te digo que no me guste, pero no es el mejor tema de conversación.
Micaela- Entiendo jajaj...
Continuamos comiendo en silencio sentado el uno al lado del otro mirando el océano. Cada tanto me tiraba para atrás un poco para poder ver que hacía.
Se notaba que no la estaba pasando super bien, pero que le ponía ganas. Parecía estar pensando en algo pero le costaba hablar, hasta que comenzó a sonreír casi con malicia y volteó a verme.
Micaela- ¿Qué te calienta sexualmente?
¿What? No me esperaba esa pregunta, casi me ahogo con el sorbete de la coca mientras ella reía viendo mi reacción.
Yo- Wow... No me esperaba esa... A ver, ¿qué me pone? Una cosa que nunca se me dio pero que siempre me gustó es la idea de garcharme a una piba que odie...
Me miró intrigada.
Yo- Pero no tipo usarla aunque yo le guste a ella, digo cojer con una mina que me odie a mi también... Y que se refleje en el garche.
Micaela- Ooooh, comprendo...
Hubo un silencio.
Yo- Otra que tampoco se me dio pero que me parece linda es hacer apuestas, tipo 'gano yo y te hago la cola' o algo de eso.
Sus ojos se abrieron con entusiasmo y me regaló una sonrisa.
Yo- ¿Y vos qué tal?
Micaela- Hmmm... A mi me va más cosas tipo hacerlo en la mesa de pool... La caseta del guardavidas en la playa, cosas así... No pensé en cosas tipo las tuyas, pero eso de la apuesta está lindo 😉
Si me sorprendió habiéndome preguntado eso más me sorprendía siendo tan abierta a mi idea. ¿Será que estaba dispuesta a jugar?
Yo- ¿Ah sí? El que se tome más rápido la coca gana... Si gano yo me das un beso.
Micaela- ¿Y si yo gano?
Yo- Hmmm... Te compro un helado.
Micaela- ¡Jajaja! Bueno dale, acepto.
Estiró la mano y se la agarré, cerrando nuestros trato con un apretón.
Los dos preparamos los vasos de coca cola a una altura apropiada para nuestras bocas.
Yo- Ahí va, uno... Dos.. Tres ¡Ya!
Ambos comenzamos a succionar el sorbete, perfectamente uno de los dos podía tener menor cantidad de líquido que el otro pero no lo cuestionamos, después de unos segundos me desesperé y abrió abrí el vaso para tomar todo de una bocanada.
Micaela- ¡Ey! ¡Eso es trampa!
Yo- No no, si no leíste la letra chica no es mi problema.
Dije entre risa, ella me miró fulminante.
Yo- Bueno, pagando.
Amagó a quejarse pero sabía que no tenía mucho sentido.
Micaela- Bueno dale...
Los dos nos enfrentamos y cerrando los ojos conectamos los labios. Unos segundos pude disfrutar de sus labios acolchaditos, pero como queriendo arruinar el momento sonó una alarma en su celular.
Micaela- ¡Uh! Me pasa el bondi... Levántate dale.
En el camino a la parada se la veía más alegre que cuando empezó la velada, es evidente que su ocurrente pregunta y el besito que nos dimos había logrado quitarnos de encima un poco del nerviosismo.
Micaela- Che..
Me estiró la manga de la campera.
Yo- ¿Sí?
Micaela- El beso te lo hubiera dado igual, no necesitabamos la apuesta.
Me encantó que dijera eso, que adorable que era.
Yo- ¿Ah si? Jejeje.
Micaela- Sí, y me parece que tendríamos que hacer otra apuesta mejor...
La miré con mucha intriga.
Yo- ¿si? ¿Y de qué va esta apuesta?
Micaela- No sé, pero en esta si ganas te regalo una foto en tanguita... 

2 comentarios - El vicio del apostador (Parte 1)

sebatatu1984
cuando puedas seguilo quedo interesante este relato, aun que ya ce que gano el otro