Al poco tiempo de ponernos de novios le pregunté a mi mujer con cuantos hombres había estado. Hasta ese momento, contaba 25. Con el tiempo le fui pidiendo detalles, que me cuente como era el sexo con ellos. Algunos habían sido novios más formales, otros habían sido de una noche, muchos otros eran amigos con derechos que veia cada tanto.
Al principio no se animaba mucho, pero cuando notaba que me excitaba más de lo que me ponía celoso, se animaba a más detalles. Así me contó algunos de sus polvos memorables con todo el detalle que recordaba, las cosas que hacía y que más le gustaba con unos y con otros.
Para cuando empezamos a convivir, ya lo hablabamos con naturalidad y morbo. Empecé a preguntarle si se había quedado con ganas de hacer algo más con alguno de todos ellos, si había alguno que recordara con más excitación. Sin darme muchos detalles, me contaba de sus favoritos, de algunos mejor dotados, de otros que la habían calentado más y todavía la calentaban.
La excitación ya era compartida. No tardó mucho más en retomar contacto virtual con algunos de sus favoritos.
Al principio no se animaba mucho, pero cuando notaba que me excitaba más de lo que me ponía celoso, se animaba a más detalles. Así me contó algunos de sus polvos memorables con todo el detalle que recordaba, las cosas que hacía y que más le gustaba con unos y con otros.
Para cuando empezamos a convivir, ya lo hablabamos con naturalidad y morbo. Empecé a preguntarle si se había quedado con ganas de hacer algo más con alguno de todos ellos, si había alguno que recordara con más excitación. Sin darme muchos detalles, me contaba de sus favoritos, de algunos mejor dotados, de otros que la habían calentado más y todavía la calentaban.
La excitación ya era compartida. No tardó mucho más en retomar contacto virtual con algunos de sus favoritos.
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