No sólo María Teresa está que arde con sus amigachas pelirrojas en esta primavera 2020 de coronavirus. Su marido Juan Carlos no quiso quedar atrás e hizo una tremenda para el 19 de octubre, cuando Ernesto, el marido de Estela, lo invitó a su cumpleaños excitadito, ya se han dado mucho amor. Y Juan no sólo fue desfachatado de mujer, sino que se mandó tremenda.
Así como en el verano los maridos de las pelirrojas aprovecharon y Ernesto le dio duro, ahora lo llamó a su cumple pero solo, sin Teresa, que igual también anduvo con su otra amiga María Clara. Y Juan quiso pasarla bomba, tan bomba que fue bombacha: no sólo resolvió ir de mujer, sino que le pidió a María Teresa su ropa de cuero. La gordota increíble dijo sí, y nomás el tipo se vistió con fina campera y pollera de cuero, tacos, una fina cartera de cuero haciendo juego y fue maquillado por ella, hasta usó cremita y la guardó en la cartera en la que hasta se llevó cosméticos y otras cositas. Loco de calentura, Juan mandó whatsapp a Erne diciéndole de su pinta que era "una sorpresa".
Así se tomó un auto, el remisero sorprendido al verlo todo de mujer y de cuero, cartera incluida. Y qué cuando Juan llegó a lo de Estela y Ernesto le abrió, casi se mea el calzón bajo su fino pantalón negro. Enseguida lo abrazoteó y besuqueó fuerte en la boca pintada de Juan, le hizo mimos y lo llevó del bracito al comedor, presentándolo a Estela y a unos poquitos invitados por la pandemia que igual ni pelota al Covid. Ambos hombres se sentaron pegaditos y cenaron a los besos y toqueteos la abundante cena con picada y sandwiches de miga entre mil cosas. Estela, espectacular y muy maquillada, no sólo no se molestó sino que estaba muy ocupada con Haydée, una de sus amigotas, que le hacía mimos y le convidaba sandwichitos y más. Pasó la comida, la torta, el feliz cumple y la gente se fue.
Pero Juan Carlos no. Porque además Ernesto lo invitó a quedarse a dormir. ¿Dormir? Pelotas. Apenas Estela se fue a hacer el amor con Haydée y un par de locas más, su marido lo agarró a Juan, lo llevó loco a su pieza, empezaron a los mimos y besos, se sacaron todo el uno al otro y cuando Erne vio a Juan en fino corpiño y bombacha, lo aplastó contra la pared de la pieza, le sacó todo, lo tiró en la cama, se sacó su calzón, lo revoleó y se le acostó encima a Juan. Y éste agitado pidió "ay amor, meteme un buen pene, dame con todo". Y qué cuando Ernesto se la metió dura y gruesa, Juan pegó grito de placer y gimió como la mejor trola cuando Ernesto le dio fuerte frotando para adelante y para atrás con furia. Los dos se dijeron puercadas, el aroma a perfume de mujer y cremita de Juan voló a Ernesto y lógico acabó en menos de quince tremendo semen en la cola de su novio. Juan gritó de placer y pidió en la boca, Erne se lo puso en la boca, el otro tragó y chupó y le elogió el pene duro, firme y largo, y enseguidita quiso más. Y el marido de Estela no tuvo tapujos ni tapija y le eyaculó cuatro veces más, dos por cola, una en la boca y otra en la cara chorreando su espeso semen en el rostro y pasándole la lengua. Ernesto terminó chocho por el cuero de mujer de su amigo, a quien le agradeció el sorpresón. Y Juan se puso su ropita interior y se acostó a dormir, ahora sí, con el cumpleañero. Si sus mujeres se enteraron, ellos nada. Ccogieron de primavera sin asco, un feliz cumpleaños con buena leche.
Así como en el verano los maridos de las pelirrojas aprovecharon y Ernesto le dio duro, ahora lo llamó a su cumple pero solo, sin Teresa, que igual también anduvo con su otra amiga María Clara. Y Juan quiso pasarla bomba, tan bomba que fue bombacha: no sólo resolvió ir de mujer, sino que le pidió a María Teresa su ropa de cuero. La gordota increíble dijo sí, y nomás el tipo se vistió con fina campera y pollera de cuero, tacos, una fina cartera de cuero haciendo juego y fue maquillado por ella, hasta usó cremita y la guardó en la cartera en la que hasta se llevó cosméticos y otras cositas. Loco de calentura, Juan mandó whatsapp a Erne diciéndole de su pinta que era "una sorpresa".
Así se tomó un auto, el remisero sorprendido al verlo todo de mujer y de cuero, cartera incluida. Y qué cuando Juan llegó a lo de Estela y Ernesto le abrió, casi se mea el calzón bajo su fino pantalón negro. Enseguida lo abrazoteó y besuqueó fuerte en la boca pintada de Juan, le hizo mimos y lo llevó del bracito al comedor, presentándolo a Estela y a unos poquitos invitados por la pandemia que igual ni pelota al Covid. Ambos hombres se sentaron pegaditos y cenaron a los besos y toqueteos la abundante cena con picada y sandwiches de miga entre mil cosas. Estela, espectacular y muy maquillada, no sólo no se molestó sino que estaba muy ocupada con Haydée, una de sus amigotas, que le hacía mimos y le convidaba sandwichitos y más. Pasó la comida, la torta, el feliz cumple y la gente se fue.
Pero Juan Carlos no. Porque además Ernesto lo invitó a quedarse a dormir. ¿Dormir? Pelotas. Apenas Estela se fue a hacer el amor con Haydée y un par de locas más, su marido lo agarró a Juan, lo llevó loco a su pieza, empezaron a los mimos y besos, se sacaron todo el uno al otro y cuando Erne vio a Juan en fino corpiño y bombacha, lo aplastó contra la pared de la pieza, le sacó todo, lo tiró en la cama, se sacó su calzón, lo revoleó y se le acostó encima a Juan. Y éste agitado pidió "ay amor, meteme un buen pene, dame con todo". Y qué cuando Ernesto se la metió dura y gruesa, Juan pegó grito de placer y gimió como la mejor trola cuando Ernesto le dio fuerte frotando para adelante y para atrás con furia. Los dos se dijeron puercadas, el aroma a perfume de mujer y cremita de Juan voló a Ernesto y lógico acabó en menos de quince tremendo semen en la cola de su novio. Juan gritó de placer y pidió en la boca, Erne se lo puso en la boca, el otro tragó y chupó y le elogió el pene duro, firme y largo, y enseguidita quiso más. Y el marido de Estela no tuvo tapujos ni tapija y le eyaculó cuatro veces más, dos por cola, una en la boca y otra en la cara chorreando su espeso semen en el rostro y pasándole la lengua. Ernesto terminó chocho por el cuero de mujer de su amigo, a quien le agradeció el sorpresón. Y Juan se puso su ropita interior y se acostó a dormir, ahora sí, con el cumpleañero. Si sus mujeres se enteraron, ellos nada. Ccogieron de primavera sin asco, un feliz cumpleaños con buena leche.
0 comentarios - Juan Carlos de cuero de mujer, regalo de cumple de Ernesto