(Relato real, fotos de internet, pero ella es parecida)
Mi prima Julia llegó un viernes a la tarde pidiéndome alojamiento hasta el lunes. Me contó que se había separado de su novio y quería divertirse. Ella tiene 35 años y es una morocha hermosa, con buenas tetas y sensual cuerpo.
A medianoche salió de su cuarto vestida provocativamente, con tacos y un vestido ajustado y corto.
- Primo, dame tu opinión, pero como hombre, ¿estoy para que un macho se excite conmigo? - me preguntó.
Lo primero que pensé fue que estaba para saltarle encima, lamerla y cogerla. Pero no le dije eso, sino algo más educado:
- ¡Estás hermosa Julia! Por favor, cuidate...
Se fue y yo, que estaba solo esa noche, excitado con Julia, me senté frente a la computadora para mirar porno y pajearme. Después de tres horas y dos pajas me duché y acosté. Al rato escuché el motor de un auto, pasos desordenados y el timbre.
Me puse un pantalón corto y atendí. Era Julia. Apenas abrí la puerta ella cayó sobre mis brazos. Estaba borrachísima. La levanté y llevé a su cuarto. Al ponerla sobre la cama, alcanzó a decirme que le saque el vestido. Lo hice, dejándola en corpiño y bombacha, cubrí con una manta. Apenas balbuceó “gracias” y se durmió profundamente.
Y me quedé mirándola. Su rostro bonito, y sus tetas asomando por el corpiño.
Pese a las dos acabadas, la pija se me paró. Quise tocarla. La llamé en voz alta, cuatro veces, la sacudí, pero no reaccionó. “¡Ay primita!, voy a tocarte tus lindas gomas, nada más...”, dije mentalmente. Y bajé la tela, dejando salir una teta sabrosa. La acaricie.
Su piel morena estaba tibia, suave, exquisita, me dieron ganas de chuparle los chichís, y se los apreté.
Y seguí
Ufff... ¡Qué calentura! Estaba con una hembra tremenda, mi sexo me quemaba, me costaba respirar. Enloquecido, giré su cuerpazo para dejarla boca abajo: quería ver su culo.
Y comencé a bajarle la bombacha. Estaba mojada. Al olerla, sentí olores a flujo y semen. “¡Ah trola! ¡Te sacaste la ganas de coger!", sostuve. Y terminé de sacarle la tanga, dejando expuesto un culazo precioso.
Se lo acaricié, apreté, disfruté, mientras decía para mi “puta, trola, reventada, te gusta la pija”
Y llegué con mis dedos a sus hoyitos calientes
Totalmente desbocado, me desprendí del pantalón corto y quedé en bolas, con mi pija dura, al palo, disfrutando lo que veía y tocaba.
Entonces volví a girarla para mirar y recorrer su concha
Julia continuaba sin reaccionar, por lo que, excitadísimo, llevé mi pija hacia su boca. Lentamente fui abriendo sus labios, hasta que el glande entró. ¡!Ay qué placer! Mi hermosa y puta prima me chupaba la verga! Estuve al borde acabar, pero me detuve. Tenía que entrarle en la conchita.
Arrodillado sobre la cama, abrí mis piernas y empecé a hundirle el pedazo en su hoyito mojadito y depilado.
La vulvita carnosa se abrió sin problemas. “¡Cómo te gusta la pija, putita!” Suave, lenta, rítmicamente, la cogí. Sentí que el interior de su vagina caliente estaba resbalosa, húmeda. Estaba cerca de acabar.
Entonces saqué la pija y la puse sobre su cara. “Te voy a acabar en la boquita, prima puta!, expresé. Y empecé a largar mis chorros.
Disfruté hermoso enchastrándola. Hasta la última gota de leche. Así la dejé.
Al mediodía, Julia se levantó. Tras ducharse llegó al comedor, me saludó y, con aspecto cabizbajo, me preguntó:
- Primo, contame como llegué anoche... ¿vos me llevaste a la cama?
- ¡Jajaja! ¡Si, parece que disfrutaste en grande! Llegaste desnuda, con tu ropa en la mano...
- ¡Ay que vergüenza! No sé que pasó, no me acuerdo de nada, lo único es que me desperté y estaba toda manchada...
- No te preocupés, llegaste sana y salva. ¿Pero sentís que la pasaste bien?
- ¡Fantástico! Espero que se repita...
Mi prima Julia llegó un viernes a la tarde pidiéndome alojamiento hasta el lunes. Me contó que se había separado de su novio y quería divertirse. Ella tiene 35 años y es una morocha hermosa, con buenas tetas y sensual cuerpo.
A medianoche salió de su cuarto vestida provocativamente, con tacos y un vestido ajustado y corto.
- Primo, dame tu opinión, pero como hombre, ¿estoy para que un macho se excite conmigo? - me preguntó.
Lo primero que pensé fue que estaba para saltarle encima, lamerla y cogerla. Pero no le dije eso, sino algo más educado:
- ¡Estás hermosa Julia! Por favor, cuidate...
Se fue y yo, que estaba solo esa noche, excitado con Julia, me senté frente a la computadora para mirar porno y pajearme. Después de tres horas y dos pajas me duché y acosté. Al rato escuché el motor de un auto, pasos desordenados y el timbre.
Me puse un pantalón corto y atendí. Era Julia. Apenas abrí la puerta ella cayó sobre mis brazos. Estaba borrachísima. La levanté y llevé a su cuarto. Al ponerla sobre la cama, alcanzó a decirme que le saque el vestido. Lo hice, dejándola en corpiño y bombacha, cubrí con una manta. Apenas balbuceó “gracias” y se durmió profundamente.
Y me quedé mirándola. Su rostro bonito, y sus tetas asomando por el corpiño.
Pese a las dos acabadas, la pija se me paró. Quise tocarla. La llamé en voz alta, cuatro veces, la sacudí, pero no reaccionó. “¡Ay primita!, voy a tocarte tus lindas gomas, nada más...”, dije mentalmente. Y bajé la tela, dejando salir una teta sabrosa. La acaricie.
Su piel morena estaba tibia, suave, exquisita, me dieron ganas de chuparle los chichís, y se los apreté.
Y seguí
Ufff... ¡Qué calentura! Estaba con una hembra tremenda, mi sexo me quemaba, me costaba respirar. Enloquecido, giré su cuerpazo para dejarla boca abajo: quería ver su culo.
Y comencé a bajarle la bombacha. Estaba mojada. Al olerla, sentí olores a flujo y semen. “¡Ah trola! ¡Te sacaste la ganas de coger!", sostuve. Y terminé de sacarle la tanga, dejando expuesto un culazo precioso.
Se lo acaricié, apreté, disfruté, mientras decía para mi “puta, trola, reventada, te gusta la pija”
Y llegué con mis dedos a sus hoyitos calientes
Totalmente desbocado, me desprendí del pantalón corto y quedé en bolas, con mi pija dura, al palo, disfrutando lo que veía y tocaba.
Entonces volví a girarla para mirar y recorrer su concha
Julia continuaba sin reaccionar, por lo que, excitadísimo, llevé mi pija hacia su boca. Lentamente fui abriendo sus labios, hasta que el glande entró. ¡!Ay qué placer! Mi hermosa y puta prima me chupaba la verga! Estuve al borde acabar, pero me detuve. Tenía que entrarle en la conchita.
Arrodillado sobre la cama, abrí mis piernas y empecé a hundirle el pedazo en su hoyito mojadito y depilado.
La vulvita carnosa se abrió sin problemas. “¡Cómo te gusta la pija, putita!” Suave, lenta, rítmicamente, la cogí. Sentí que el interior de su vagina caliente estaba resbalosa, húmeda. Estaba cerca de acabar.
Entonces saqué la pija y la puse sobre su cara. “Te voy a acabar en la boquita, prima puta!, expresé. Y empecé a largar mis chorros.
Disfruté hermoso enchastrándola. Hasta la última gota de leche. Así la dejé.
Al mediodía, Julia se levantó. Tras ducharse llegó al comedor, me saludó y, con aspecto cabizbajo, me preguntó:
- Primo, contame como llegué anoche... ¿vos me llevaste a la cama?
- ¡Jajaja! ¡Si, parece que disfrutaste en grande! Llegaste desnuda, con tu ropa en la mano...
- ¡Ay que vergüenza! No sé que pasó, no me acuerdo de nada, lo único es que me desperté y estaba toda manchada...
- No te preocupés, llegaste sana y salva. ¿Pero sentís que la pasaste bien?
- ¡Fantástico! Espero que se repita...
1 comentarios - “Primo, contame como llegué anoche...” (con fotos)