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Venganza o sentimientos.🔥

Venganza o sentimientos.🔥



   Venganza o sentimientos.   



Parte 1:


-No pasaba ella su mejor momento.
Por tanto tiempo, siempre había recibido el mismo comentario.

-Ohhhhhh Anais
Eres muy inteligente,mereces más!!!

Halagador,si...
Pero tan mordaz a la vez,de lo que ella era y podría ser.
Pero también
De lo que no podría,y jamás tendría el valor de hacer...
No era la típica chica trendy,pero tampoco era una chica promedio.
Ella se sentía casi siempre ausente,y comparaba su vida y sus acontecimientos como la triste historia de la Pizarnik.
Temerosa,y con una falta de confianza brutal.
Llevaba un par de meses así...
Por lo tanto, temía acostumbrarse y seguir ese ritmo de vida.
Recién graduada,su madre le pidió encarecidamente buscar un empleo.
Y así lo hizo para mantener su cabeza ocupada,y no caer deprimida.
Pero al llegar a casa después de cumplir una jornada de un empleo que consideraba mediocre y sin futuro.
No podía dejar de pensar en como cambio su vida por culpa de un maldito malentendido.
Por culpa de una llamada inoportuna,por culpa de ella: Evangelina Muguerza...

"¡Que se joda esa perra!"
 
Anais escupió a través de sus lágrimas, mientras aplastaba otro trofeo contra la pared de su habitación. 

"¡No necesito nada de esto!" 

La chica de dieciocho años había destrozado todo lo que tenía que ver con el softbol o la Universidad. 
Su habitación era una zona de desastre de papeles rotos, trofeos rotos, carteles rotos y otros recuerdos rotos. 
Cuando terminó, se derrumbó en su cama y lloró un poco más. 
Horas más tarde, se quedó sentada en silencio,aquella noche era quieta y ella se quedó mirando al techo y pensando en su vida arruinada. 
No fue arruinado por los estándares de la guerra, los desastres naturales o las enfermedades terminales, pero para una adolescente como Anais estuvo lo suficientemente cerca. 
Ella no tenía futuro. 
Su única oportunidad de salir de su casa y su pequeña ciudad se vio frustrada. 
Entonces recordó los acontecimientos que la habían llevado a la ruina.

A la señora Muguerza del otro lado de la calle nunca le había agradado. 
A veces era como si la señora Muguerza conspirara contra ella. 
Sin ni siquiera conocerla frunció el ceño la primera vez que le vio.
Así que nunca imagino que tendría que cuidarse de ella.
Jamás lo hizo,y he ahí el resultado. 
El Sr. Muguerza fue otra historia completamente diferente. 
Era tan amable y amistoso y un poco lindo para un chico mayor, pensó Anais. 
Lo había admirado más de una vez mientras trabajaba en el jardín de su casa al otro lado de la calle. 
Era lindo, solo un poco demasiado nerd para su gusto.
Tenía 40 años,y un cuerpo atlético que sin ser de gimnasio,se veía bien en un hombre maduro.
La ascendencia vasca del sr Muguerza, parecía no haberse perdido a través de los años.
Y su piel blanca y cabello rojizo le hacían verse tan sexy.

Los problemas de Anais comenzaron cuando la Sra. Muguerza inició el programa de vigilancia del vecindario. 
Era un programa de vigilancia que se extendía desde su pequeña y acogedora calle hasta más allá del parque Kennedy. 
El bosquecillo de árboles más allá del vecindario, era el lugar perfecto para los amantes locales. 
Anais y decenas de otras personas del vecindario habían sido arrestadas allí bebiendo,y todo por culpa de la Sra. Muguerza, el año pasado. 
Anais había estado castigada durante un mes y su madre todavía no confiaba en ella. 
Sin embargo, el entusiasmo inicial de la vigilancia del vecindario se había calmado después del primer año, y los chicos habían comenzado a regresar en masa al parque.

En esa noche crucial, Anais y su novio Xavi estaban consumando su relación, por fin. 
Anais le había hecho mamadas a su novio antes, pero esta era la primera vez que tenían sexo y había valido la pena la espera. 
Estaban en el asiento trasero del mustang vintage de Xavi y él estaba encima de ella empujándola furiosamente. 
Anais ya se había corrido una vez y estaba preparándose para otro clímax. 
Sus piernas estaban envueltas con fuerza alrededor de su cuerpo y gruñía su nombre con cada embestida. 
De repente, hubo un golpe urgente en la ventana.

"¡Policía! Por favor, salga del coche ".

"¡Oh, mierda! ¡Rayo! ¡Bajate!" 

Anais había chillado, tratando desesperadamente de sacar la gorda polla de Xavi de su coño y cubrirse. 

"Uh ..." 
Anais gruñó cuando Xavi salió de ella. 
"Si mi padre se entera ... ¡apúrate!"

“Ponte la ropa y sal del auto”, ordenó una voz profunda.

Ella y Xavi se pusieron los pantalones lo más rápido que pudieron,el ya se había quitado el condón y lo había tirado al suelo. 
Antes de subirse al asiento para abrir la puerta, Xavi metió una bolsa en el bolsillo de Anais. 

"¿Qué?" 

ella le siseó. 
Ella buscó en su bolsillo.

“Shhh… déjalo. 
No te registrarán —

le susurró el mientras abría la puerta del coche.

Anais corrió tras él tratando de enderezar su blusa. 
Su sostén todavía estaba en el asiento trasero del auto, y sus pechos extremadamente grandes y firmes se tambalearon obscenamente cuando se puso de pie. 
Amenazando con quitarle el botón de la blusa. 
La policía les ordenó que pusieran las manos sobre el coche. 
Hacían lo mismo con los ocupantes de los otros coches aparcados en el carril.

"No", 
protestó Anais. 
"Nosotros no ... solo estamos ..."

"¿Te estás resistiendo?" 
Uno de los policías dijo amenazadoramente acercándose a ella.

Anais.se volvió rápidamente y puso sus manos sobre el Mustang de Xavi. 
Su novio se había equivocado. 
La registraron primero y en segundos sacaron la bolsita de su bolsillo delantero. 
Estaba lleno de polvo blanco...

"¿Qué es esto?" 
preguntó uno de los policías.

"¡No es mío!" 
Ella gritó. 
¡Dile amor! ¡Dícelos!"
Lo dijo en un tono lastimero, bastante suplicante.

Xavi negó con la cabeza y miró hacia otro lado mientras la policía le ponía las esposas a ella.

Anais estaba temblando de miedo y miró a su alrededor frenéticamente. 
Esto no podría estar pasando. 

"¡Nooooo!" 

gritó alejándose de la policía, y luego vio a su vecina parada junto al coche de la policía. 

¿Qué estaba haciendo ella aquí?
Pensó rápidamente

 Evangelina Muguerza, la vecina entrometida y desagradable y jefa de vigilancia del vecindario. 
La Sra. Muguerza la estaba mirando fijamente con una mirada condescendiente en su rostro.

“Te dije que ella era un problema. 
No se puede alcanzar a algunos niños ”

dijo la Sra. Muguerza, lo suficientemente fuerte para que todo el carril lo oyera.

La vida de Anais se deshizo poco después. 
Esa bolsa que Xavi le había metido en el bolsillo contenía una onza de metanfetamina. 
Sus padres la sacaron de la cárcel, le quitaron todos los dispositivos electrónicos que tenía y registraron minuciosamente su habitación en busca de más drogas. 
Al día siguiente le dijeron que podía mudarse o ingresar a un programa de rehabilitación para pacientes ambulatorios. 
En cuanto respecto a la universidad,su padre no invertiria en algo que no valdría la pena.

A pesar de las protestas de Anais de que nunca había tomado una droga en su vida, la decisión de sus padres se mantuvo firme. 
Sin saber qué más hacer y sin tener adónde ir, aceptó el programa. 
El tecnológico de Monterrey se enteró de su arresto y canceló sus becas. 
Sus padres contrataron a un abogado realmente bueno, le consiguieron un acuerdo con solo arresto domiciliario, servicio comunitario y libertad condicional. 
Xavi se había ido de la ciudad poco después de la terrible experiencia y nadie había sabido nada de él desde entonces.

De verdad, era ese granuja la raíz de todos sus problemas, pero Anais no podía quitarse de la cabeza la imagen de esa perra condescendiente, Evangelina Muguerza. 
Ella le había robado sus sueños y le había dado un registro, le había quitado a Xavi y la había convertido en una paria en su pequeña comunidad. 
Alargó la mano y recogió su ejemplar de El Conde de Montecristo. 
La hizo sonreír y la empoderó con un propósito terrible. 
Anais se quedó allí, mirando al techo y secándose las lágrimas de la cara, prometiendo representar su venganza. 
Ella juró quitarle todo a esa perra, incluido su esposo. 
Evangelina Muguerza le había arruinado la vida e iba a pagar. 
Anais no tenía nada más por que vivir...

No había ocurrido nada tan tumultuoso en la casa de los Muguerza desde que arrestaron a Anais.
Los Muguerza ignoraban los problemas de la chica. 
Evangelina Muguerza era gerente de oficina en una planta de procesamiento de tarjetas de crédito y en su tiempo libre se dedicó al programa de protección y vigilancia del vecindario. 
Bruno Muguerza era contador y no podía importarle menos el intento de sofocar el crimen inexistente en su vecindario. 
No tuvieron hijos.
Evangelina era reacia a traer algún bebé a este mundo.
Bruno había planteado la posibilidad de que algún día le agradara un niño, pero esa idea había sido aplastada con vehemencia por Evangelina. 
De ninguna manera, alguna vez iban a tener hijos; fin de la historia. 
Bruno sabía que era mejor no discutir con su esposa.

Unos meses más tarde, fue una noche tranquila en la casa de los Muguerza. 
Evangelina estaba quejándose por teléfono sobre varios adolescentes que habían estado pasando el rato en el parque toda la noche y se estaba frustrando porque a nadie más le importaba. 
Bruno estaba sentado a la mesa del comedor leyendo el periódico, comprobando algunas existencias en su tableta y bebiendo un Martini.

El timbre sonó. 
Y ella le gritó a el.

Bruno!!
Estoy al teléfono ”, 
Podrías ir a ver quién llama a la puerta?
gritó Evangelina desde la cocina.

Bruno se levantó y fue hacia la puerta, la abrió y se detuvo un segundo cuando vio a Anais, enfrente de el, parada allí. 
Le tomó un segundo reconocerla.
La pequeña belleza de 1.60 de altura y piel aperlada.
Su bello rostro finamente maquillado, resaltaban sus grandes ojos color miel,y su cabello color castaño que le llegaba hasta la cintura.
Llevaba unos jeans ajustados y elásticos como la piel y una camiseta blanca que era tan ajustada y fina que él podía ver cada detalle del sujetador negro de encaje de fuerza industrial que llevaba debajo. 
Sus ojos se detuvieron en sus grandes y prominentes pechos demasiado tiempo. 
Avergonzado, se contuvo y levantó la cabeza para mirarla a los ojos.

"¿Puedo pasar, señor Muguerza?" 
Ella dijo. 
Parecía no darse cuenta de dónde habían vagado los ojos de él.

"Claro, Anais"

dijo Bruno, haciéndose a un lado para que su joven vecina pudiera entrar. 

"¿Qué puedo hacer por ti?"

 Pensó que olía a alcohol en su aliento, pero no estaba seguro. 
No quería acusarla de algo que no había hecho. 
La pobre niña había pasado por mucho, lo recordaba correctamente.

"Vine a hablar con su esposa"
 
dijo, arrastrando ligeramente las palabras.

"Eva está al teléfono", 
dijo Bruno, 
"¿Por qué no te sientas en el comedor conmigo y ella estará aquí cuando haya terminado?" 
Notó que sus ojos estaban un poco vidriosos. 
Ahora estaba seguro de que podía oler el alcohol en su aliento.

"Está bien", 
dijo Anais, siguiéndolo hasta el comedor y sentándose al final de la mesa. 
Se sentaron allí en silencio, Anais sin decir una palabra y sin siquiera mirarlo. 
El tiempo se volvió cada vez más incómodo, sentada allí escuchando a Evangelina Muguerza hablar desde la cocina sobre tal joven y ese otro joven.

Bruno no pudo soportarlo y rompió el silencio primero. 
"Oye Anais", 
dijo, recordando una conversación reciente con sus padres al aire libre. 
“Sabes que eh ... escuchamos sobre el tecnológico y lo sentimos, mucho en ¿verdad? 
Evangelina no estaba detrás de ti, personalmente, ni nada. 
Simplemente no quiere que los jóvenes de este lugar vayan por el camino equivocado ".

"Seguro, Sr. Muguerza", 
dijo Anais sentándose más derecha, haciendo que sus grandes tetas se agitaran mientras lo hacía. 
Mira, sé que no fuiste tú. 
Era tu esposa y ella tiene algo contra mi ".

Bruno negó con la cabeza. 
“Cuando seas mayor, entenderás estas cosas. 
Me alegro de que finalmente vinieras. 
Les dije a tus padres que deberías venir. 
Realmente necesitas tener una conversación con mi esposa y aclarar las cosas ".

—No va a ser una conversación agradable, señor Muguerza. 
No vine para ser amable o para pedir perdón ni nada por el estilo, y soy lo suficientemente mayor para entender cómo funciona la vida. 
No soy una niña pequeña ". 
Su rostro se sonrojó y sus ojos se agrandaron mientras lo miraba.

"Lo sé, lo sé", 
dijo Bruno, tratando de calmar a la joven belleza,que podía notar estaba indignada. 
"No nos salgamos de la forma aquí". 
Odiaba los enfrentamientos. 
Nunca había sido bueno con ellos. 
Echó otro vistazo a los enormes pechos de Anais que se tensaban contra la fina tela de su camiseta, antes de sacudir la cabeza y tomar otro trago de su Martini. 
“Todo estará bien”, 
dijo, más para sí mismo que para Anais. 
Ella lo miro y entonces dijo
-Sr. Muguerza..
El la interrupio enseguida
"Llámame Bruno, está bien, y ya veremos ... veremos lo que dice Eva cuando entre". 
Estaba empezando a ponerse nervioso. 
Era una suerte que nunca hubieran tenido hijos, pensó. 
Todos se convierten en adolescentes...

"Está bien, Bruno ..." dijo Anais, apoyándose contra la mesa, aplastando sus pechos contra ella y sonriéndole. 
“Ese es un nombre realmente bonito. 
Es como Batman "

Bruno la miró. 
Sus ojos se clavaron en sus pechos. 
Ahora podía ver un pequeño escote. 
Tosió.

"¿Te gustan?" 
preguntó ella inocentemente.

Sacudió la cabeza hacia la pared, como si ella le estuviera quemando los ojos. 
"Yo ... lo siento ... no ...
Ella lo interrumpió 

"Ahhh entonces no te gustan los superhéroes?" 
El se frotó el costado del cuello. 
Lo modificó para alejarse de Anais lo más rápido.

"No ..." 
El dijo precipitadamente
Ella negó con la cabeza para aclararlo. 
"¿Sabes ...que mal qué no te gustan?" 
Sus ojos se fijaron en los de él. 
Ella se humedeció los labios carnosos.
El reaccionó nervioso😬
"Yo ... sí, no ... miro ..."

Anais rió por un segundo. 
Ella se burlaba de él sin descanso, como solía hacer con Xavi.
Se sentó y respiró hondo. 
Esto no era lo que ella quería hacer. 
Ella no sabía lo que quería hacer. 
Pasó las manos por el mantel liso de color rojo oscuro que cubría la mesa del comedor y colgaba de los bordes. 
Quizás debería irse. 
Beber antes de venir fue definitivamente una mala idea. 
No podía pensar con claridad y ahora le daba vergüenza haber coqueteado con el señor Muguerza de esa manera. 
Ella se puso de pie y también el Sr. Muguerza.

"¿Te vas? 
Preguntó Bruno, 
el alivio lo inundó.

"Sí, creo que debería", 
respondió ella.

 Pero antes de que ninguno de los dos pudiera moverse, la voz de Evangelina Muguerza retumbó desde la cocina.

“Probablemente amiga de esa pequeña perra del otro lado de la calle… Sí… Anais Alvarez, creo que se llamaba. 
¿Sabías que ella trató de negar que esas eran sus drogas? 
¿Fue contigo para conseguir un trabajo de niñera?
Ohhhh nooooo, Dios mío, si encontrara a esa chica en mi casa, sacaría el spray de pimienta y le daría la dosis completa. 
Probablemente estaría tratando de robar algo, por más dinero para la droga ".

Anais y Bruno Muguerza miraron hacia la cocina mientras el sonido de los tacones altos de Evangelina Muguerza se hacía más fuerte. 
Anais se asustó de repente ... un poco desproporcionado debido al alcohol en su sistema.
¡Ella no quería que le rociaran pimienta! 
Con un movimiento rápido, desapareció debajo de la mesa del comedor justo cuando la Sra. Muguerza salió de la cocina.

"¿Quién era?" preguntó mirando a su alrededor. 
"Pensé que te escuché hablando con alguien".

"Uh ... oh ... era Carlos. preguntando sobre sus fondos mutuos de nuevo", 
mintió Bruno. 
Sin saber qué más hacer, volvió a sentarse al final de la mesa del comedor. 
Esto fue todo un desastre.

Evangelina se acercó a él y lo besó en la frente. 
Eres tan dulce, ayudando así a Carlos. 
Sin embargo, no dejes que se aproveche de ti ".

"Um ..." comenzó Bruno.
Apuró su Martini. 
“¿No crees que te estás volviendo un poco demasiado dura con esos niños? 
La mayoría de ellos son buenos y Anais realmente no es tan mala… 

“ ¡Anais! 
Sabes que la pillaron con Crystal, cariño. 
Eso es malo. 
¿Tengo que volver a explicártelo? "

En ese momento, Bruno sintió una mano en su pierna. 
Se levantó de un tirón con sorpresa. 
Sabía que Anais estaba debajo de la mesa, pero aún así era un shock. ¿Por qué estaba tocando su pierna?

Confundiendo su sorpresa por el toque de Anais, como una conmocion por lo que estaba diciendo sobre la chica y sus drogas, Evangelina continuó con renovado vigor. 
“Siempre te sorprendes cuando te cuento estas cosas sobre nuestra comunidad. Se convertirá en lo que tienen en Juárez o Culiacán con todos los tiroteos y crímenes que tienen allí ... "

"Claro ..." 
fue todo lo que Bruno pudo decir. 
No podía pensar que Anais y sus enormes tetas estuvieran sentadas frente a él debajo de la mesa del comedor. 
Trató de concentrarse en la diatriba de su esposa sobre la delincuencia juvenil y los tiroteos, pero fue inútil. 
Se puso duro. 
Podía sentir su erección presionando contra sus bóxers y pantalones caqui. 
Esperaba más allá de toda esperanza que Anais no pudiera ver el bulto en sus pantalones y que su esposa se cansara de quejarse de la joven nuevamente y se dirigiera a tomar ese baño que había estado amenazando con tomar desde que llegó a casa.

Anais estaba sentada allí echando humo, escuchando a la Sra. Muguerza insultarla a ella y a todos los demás menores del vecindario. 
Era exasperante escuchar que no importaba lo que hiciera, siempre sería una escoria a los ojos de la señora Muguerza. 
Estaba a punto de saltar de debajo de la mesa y golpear a esa perra en la cara. 
Spray de pimienta o sin spray de pimienta, ella iba a defenderse de una buena vez.

Presionó su mano sobre la pierna del Sr. Muguerza para ayudarse a ponerse de rodillas. 
Mirando distraídamente su entrepierna, hizo una pausa, viendo que sus pantalones estaban obscenamente desplegados. 
Ella jadeó suavemente, poniendo su mano sobre su boca. 
¡Tenía una erección! 
¿Fue por ella?

En ese momento la voz de Evangelina interrumpió sus pensamientos.

¡Eres tan despistado, Bruno!
 ¡Maldita sea! Si fuera por ti, estos niños estarían alborotados por todo el lugar, besuqueándose y drogándose en nuestro porche delantero… 
”Evangelina siguió hablando, realmente enojada y metiéndose con su esposo.

"Qué perra", 
susurró Anais para sí misma, moviendo su mano hacia arriba y tocando el gran bulto en los pantalones del Sr. Muguerza. 
Ella nunca hubiera hecho esto sin el vodka en su sistema. 
Las piernas de Bruno se tensaron ante su toque, pero estaba atrapado e incapaz de levantarse o alejarse de ella. 
Anais miró a su izquierda y pudo ver las piernas de Evangelina ; casi lo suficientemente cerca, que podría haberla alcanzado y pellizcado, pero tenía cosas más importantes que hacer. 
Iba a tomar al marido de la Sra. Muguerza por su garganta y beber su semilla. 
"¿Qué te parece la venganza, perra desagradable?", 
Pensó Anais. 
"Te quitaré a tu maldito marido".

Le bajó lentamente la cremallera de los pantalones de Bruno para no hacer ruido. 
Luego, deslizó su mano por su bragueta y sus bóxers sacando su enorme polla. 
¡Estaba tan duro! Su polla era gruesa y llena de venas y palpitaba amenazadoramente hacia ella, como si estuviera viva.
Fue muy, muy grande; mucho más grande que el pene de Xavi. 
Lo sostuvo en su pequeña mano, admirándolo. 
Una gota de líquido preseminal se formó al final y Anais la lamió.

"Oh Dios"🤪
murmuró el Sr. Muguerza al sentir la lengua aterciopelada de la chica en su polla. 
Su esposa nunca le había hecho eso en todos los 10 años de su matrimonio.

"¡Así es!" 
exclamó su esposa, confundiendo su murmullo con la aprobación de su despotricar, así que continuó. 
“Toma a esas pequeñas putas, como Anais del otro lado de la calle, y Katia González de la calle Garza. 
¿Sabes lo que realmente quieren?
 ¿Sabes lo que probablemente esté haciendo Anais Alvarez en este momento? "

"Si supieras lo que estoy haciendo ahora mismo, perra", susurró Anais y luego chupó la magnífica polla del Sr. Muguerza en su cálida y húmeda boca. 
Estiró la boca sobre ella y movió sus labios suaves y carnosos hacia arriba y hacia abajo por su grueso miembro, babeando sobre él. 
El Sr. Muguerza movió sus caderas ligeramente en su boca y ella lo tomó más profundo y luego más profundo. 
No tenía reflejo nauseoso y, a pesar de su tamaño, lo tomó fácilmente en su garganta hasta que su nariz quedó enterrada en su vello púbico. 
Luego sacó la lengua, lamiendo sus bolas.
puta


Bruno se agarró con fuerza a la mesa y los músculos de su cuello se hincharon mientras trataba de mantener la compostura. 
"Oh ... joder ... ¡Esos jodidos niños!" 
gritó, fingiendo enojo para ocultar lo que estaba pasando debajo de la mesa. 
Nunca experimentó una sensación como esta.

"¡Eso es, Bruno!" 
Evangelina exclamó entusiasmada.
"¡Enfadate!
 ¡Debes estar enojado! 
¡Esos jodidos niños están arruinando nuestra comunidad! 
Ahora ves por qué estoy tan involucrada y por qué nunca vamos a tener hijos. 
¡No en este mundo! ¡Oh no! ¡Están destruyendo nuestra ciudad! " 
Su perorata se hizo más fuerte y animada. Ahora paseaba por el suelo del comedor.

Anais continuó mamando al Sr. Muguerza sin descanso, llevándolo profundamente en su garganta y luego tirando hasta el final para poder acariciar su eje húmedo y luego lamer su tubo hinchado como una paleta. 
Sus piernas estaban tensas y ella sabía que estaba cerca de correrse. 
Ella lo envolvió de nuevo, bombeando su boca sobre su polla, esta vez con más succión.

"Muy bien ..." 
escupió el Sr. Muguerza. 
No pudo evitarlo.

"Esta bien corazon. 
Será muy bueno cuando se promulgue el toque de queda. 
Tenemos la reunión del toque de queda mañana por la noche ".

"Me voy a correr",
 gruñó Bruno.

"¡Oh, finalmente!" 
Evangelina se rió a carcajadas. 
“Esperaba que estuvieras allí conmigo. 
Estoy tan contenta de que finalmente lo hayas entendido ".
Dijo está creyendo que su marido había entendido el por qué ella estaba tan comprometida con la seguridad del vecindario.

“No, perra. 
Lo conseguiré ". 
Anais pensó, justo antes de que el Sr. Muguerza disparara su carga en su boca.

"Sí ..."
 siseó cuando su esposa se inclinó y le plantó un beso en los labios. 
Fue demasiada estimulación. 
Su esposa lo besó, totalmente ajena a la ninfa tetona chupando su polla debajo de la mesa. 
Le devolvió el beso a su esposa con más fuerza de lo que pretendía y ella respondió succionando su lengua en su boca. 
Fue el beso más apasionado que habían experimentado en años. 
Él gimió en su boca mientras su polla palpitaba y vació sus bolas en la boca celestial de Anais.

Ella tuvo dificultades para tragar todo su semen. 
Ninguno de sus novios se había venido tanto. 
Hizo todo lo posible, pero algo se le escapó de la boca y le goteó por la barbilla. 
Después de lo que pareció una eternidad, el Sr. Muguerza finalmente dejó de bombear su semen en su boca y su magnífica polla se desinfló. 
Evangelina,se alejo de el y camino rumbo a la bañera.
Totalmente exhausto Bruno se desplomó en la silla,mientras Anais observaba divertida,como se fue perdiendo la erección.
Se preguntó distraídamente cuánto tiempo había pasado desde que su esposa se fue. 
Ella se sentó, lamiendo sus labios, disfrutando del sabor salado, escuchando la conversación,que de a poco se perdía.

2 comentarios - Venganza o sentimientos.🔥

aTonin +1
Espero segunda parte
YalazJ +1
Claro,ya está en proceso.
Rush21 +1
Excelente......!!!!
YalazJ +1
Gracias