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La Diva...

"Lo pasé muy lindo... Besos." 
El mensaje me tomó tan de sorpresa que tardé un buen rato en responderle con un tímido: 
"Gracias".
Según lo que mi ex suegro me había contado del mundo swinger, los encuentros solo se daban dentro del ambiente, nunca por fuera.
Si te gustaba una persona con la que estuviste, no podías llamarla o mantener contacto con ella sino era en el ámbito de una fiesta o reunión. Eran los códigos no escritos del mundo swinger. Por eso me sorprendió que la Diva me escribiera a pocas horas de ocurrido el encuentro. 
Pero lo que más me inquietaba era darme cuenta que ése "lo pasé muy lindo" lo decía solo por mí, soslayando por completo a Ignacio y a su marido.
Mi ex suegro me escribió al otro día para decirme que la Diva lo había llamado para pedirle, con la mayor discreción, mi número. 
Esa misma tarde recibo otro mensaje suyo:
"Hola, ¿cómo estás?".
Antes de contestarle, lo llamé a Ignacio para preguntarle qué hacía. Siendo una recién llegada no quería transgredir tan rápidamente una de las reglas básicas del swinger.
-Contestale- me dijo -Quizás quiera repetir-
Eso era obvio, pensé, el tema es que parece que quiere repetir solo conmigo.
Corté con mi suegro y me quedé pensando en qué hacer, como reaccionar ante esos mensajes.
Digamos que en una situación normal no tendría problema en volver a estar con una mujer como ella. Yo también la había pasado bien en los momentos en que estuvimos las dos frente a frente. Incluso hasta me pareció que podíamos llegar a prescindir de nuestras parejas y alcanzar el mismo disfrute, o hasta más quizás.
Pero había dos problemas, uno que la interacción entre nosotras se había dado en el marco de un intercambio, con nuestras parejas presentes. Romper ese vínculo, ese acuerdo tácito que involucra a todo participante swinger, equivaldría a una infidelidad. Pero como no soy muy fiel que digamos, el verdadero problema era otro. Y es que se trata de una persona pública, muy conocida, que siempre está con los focos encima de ella. 
Me acordaba en especial de un sonado romance que había tenido con un hombre casado y como las revistas y los programas de chimentos la estuvieron persiguiendo durante días, sacándole fotos incluso hasta en la privacidad de su casa.
Finalmente me dejé de hacer la cabeza y le respondí. Al rato me llama y nos quedamos charlando por casi una hora, como dos viejas amigas que se ponen al día en todo lo referente a sus vidas y a las de los demás. Porque las mujeres, incluso hasta las más famosas, somos todas unas chismosas.
Esa semana hablamos prácticamente todos los días, a veces más de una vez, hasta que me invita a ir a su casa. Por supuesto habíamos hablado de mi actividad y me dijo que había tenido algunos problemas con su Compañía, por lo que estaría interesada en contratar una nueva póliza de seguro para sus propiedades.
Quedamos en vernos al día siguiente, un miércoles, para desayunar y discutir las diferentes cotizaciones que podía ofrecerle.
Cuando llegué me recibió en deshabille, recién levantada, pero aún así, a cara lavada, lucía espléndida.
Ella misma preparó el café y las tostadas, ya que, según me dijo, desde el inicio de la pandemia no tenían empleada.
Sirvió también unos scones y otros bocadillos, y se sentó del otro lado de la mesa.
Me habló de otras propiedades aparte de la que era su residencia habitual, una casa en Mar del Plata, y algunos departamentos que estaban en alquiler. También me nombró un par de playas de estacionamiento.
Le fuí contando de que se trataban las distintas coberturas que le ofrecía, hasta que me interrumpió en uno de mis tantos "speeches" promocionales.
-¿Puedo decirte algo?-
-Sí claro, si tenés alguna duda con cualquiera de las cláusulas, puedo volver a explicarte- le dije, creyendo tontamente que me estaba prestando atención.
-No es eso, es que... ¡Me encantó cogerte el otro día!-
Me quedé dura, sin poder reaccionar. Estoy acostumbrada a que sea un hombre el que me lo diga, pero, ¿una mujer? ¡Y encima ésa Mujer!
Dejé los papeles que estaba revisando, me saqué los lentes, y le respondí con la más absoluta sinceridad:
-Bueno, la verdad es que a mí también me gustó, nunca me había pasado de disfrutar tanto con otra... con otra mujer-
Se levanta y rodeando la mesa se me acerca. ¡Por Dios, como puede ser tan hermosa!
-Sabés porqué te hice venir, ¿no?-
-Puedo imaginármelo- le contesto con una sonrisa que no puede ocultar cierto nerviosismo.
Me toma de la mano y me lleva no a la habitación que compartimos aquel día con su marido y mi ex suegro, sino a su propia habitación, en la que duerme todas las noches con su marido.
Entramos y apenas cierra la puerta, nos envolvemos en un abrazo con el que parecemos querer fundirnos la una en la otra, besándonos con esa pasión que ya nos habíamos expresado antes. 
Sus ojos, su nariz, sus labios, su belleza me atrapa, me seduce, me convierte en su rehén.
Recién cuándo se desanuda el deshabille me doy cuenta que no tiene nada debajo. Lo deja caer en torno a sus pies y su cuerpo emerge sensual, voluptuoso, pura fibra, sin un gramo de grasa, pese a tratarse de una mujer que ya ha superado la barrera de las cuatro décadas.
Le acaricio la cara, el cuello, los pechos, disfrutando de esa piel impoluta, inmaculada, que me invita a recorrerla a puro beso.
Me empiezo a desvestir mientras ella me mira, sonriendo, extasiándose con mi cuerpo tanto o más como yo lo hago con el suyo.
Nos tumbamos en la cama y volvemos a besarnos. Sus labios arden, lascivos, afiebrados, al igual que los míos que los buscan con urgencia.
Su lengua, sus encías, hasta su paladar me sabe a Gloria, a deseo, a placer exclusivamente femenino.
Sin dejar de besarme, desliza la mano por entre mis piernas y me introduce los dedos, haciéndome colapsar de placer con tan solo un par de movimientos.
-¡Te mojaste...!- me dice en un susurro, chupándose los dedos con deleite.
-¡Es que... tus caricias... son increíbles!- le digo entre suspiros, sintiendo como mi cuerpo aún se estremece de placer.
-Sí eso te gustó, ésto te va a gustar más...- me confirma mientras se zambulle entre mis muslos y me chupa la concha.
Miren que estuve con hombres que me han hecho verdaderos destrozos ahí abajo, pero lo de la Diva es talento puro, maestría absoluta.
Mi sexo era el lienzo sobre el cuál su lengua esbozaba líneas y trazos como si fuera el pincel de una artista dándole los últimos retoques a su obra maestra.
Tomaba el clítoris entre sus labios y lo succionaba con fuerza, para luego acometer con mordiditas que me dejaban jadeando por más.
Con toda la cara empapada de mis flujos vaginales, se extiende sensual y voluptuosa sobre mí, apoyando sus tetas contra las mías, y me besa, compartiendo aquel sabor, mi propio sabor, conmigo.
-¡Podría pasarme todo el día solo chupándote!- me asegura, entre picos, lengüetazos y chupones.
-¡Yo también quiero chuparte!- le digo, sin poder controlar el temblor de la excitación en mi cuerpo.
Me sonríe y se voltea para formar un sesenta y nueve. Ahora nos chupamos las dos, recorriendo la hondonada del sexo de la otra con labios y lengua, pero por más que me esfuerzo no puedo ni aproximarme al talento que ella demuestra en tales menesteres.
Soy mucho mejor chupando pijas, lo reconozco, es lo que me gusta, aunque he de admitir que la concha de la Diva no está nada mal.
Luego de quedar empalagadas de tanto meternos lengua, se levanta, se pone un cinturonga de brutales dimensiones y vuelve conmigo, acariciándose la pija de látex como si fuera una de verdad.
Si bien habíamos comenzado como la típica relación lésbica, a partir de ese momento, la Diva tomaría el control como lo haría cualquier hombre. Se puso en plan dominante, de macho, disfrutando sobremanera el apropiarse del rol masculino.
Me hace poner en cuatro, y desde atrás, de rodillas, me penetra con la pija falsa. Me sujeta de la cintura y arremete con el bombeo. 
La tiene clara en ese aspecto, sabe cómo moverse, cuándo frenar, cuándo acelerar, incluso me agasaja con ese empujón final, a modo de rúbrica, que me arranca los jadeos más exaltados.
Si cierro los ojos y me olvido de la poronga de látex, parecería que me está cogiendo un tipo, pero es ella la que me coge, la estrella, la famosa, la que irradia una imagen tan femenina que no parece ser la misma que me está sometiendo como el mejor de los machirulos. 
Me saca la pija de goma y me vuelve a chupar la concha.
-¡Me encanta como se te abren los labios...!- y pasándome la lengua por el culo, agrega -¡Y éste culito... está pidiendo que me lo coja!-
-¡Cogémelo...!- le digo en un susurro, sintiendo como también el ano se me dilata de excitación.
Lo siguiente que siento es la lengua de la Diva llenándome todo el agujero.
-¡Hasta el culo tenés rico!- me dice mientras se dedica a chuparlo y a lamerlo.
Cuándo me penetra por el orto, me dejo arrasar por esos movimientos pélvicos que maneja con tanta soltura, como un hombre de verdad, fluyendo a través de mi recto con una cadencia devastadora.
Hundo mi cara entre las sábanas y me entrego a un desborde de emociones que me mantienen cautiva, sin brindarme ninguna posibilidad de escape.
Es la primera vez que me culea otra mujer, por lo que estoy perdiendo la virginidad en tal sentido.
En medio de una plácida somnolencia, deslizo una mano por debajo de mi cuerpo y me acaricio justo ahí, en dónde la tensión sexual provoca que se amontonen todas las sensaciones. El fuego crece, se intensifica, le meto también los dedos a ella en la concha, palpando la humedad que parece expandirse por todo su cuerpo.
Me pregunta si quiero cogerla yo a ella, pero me gusta más que me cojan a mí, así que me sigue dando sin cuartel, alternando ahora entre mis dos vórtices de placer.
Cuando acabo, me derrumbo en la cama, desarmándome toda, sintiendo como se echa encima mío, sin dejar de penetrarme con esa pija de goma que maneja con la contundencia y agresividad de todo un hombre.
Entre jadeos excitados, se quita el arnés y se tumba a mi lado. Con una mano continúa metiéndome aquel aparato en los agujeros, a la vez que yo le meto los dedos en los suyos.
Cuando ya está a punto, revolea el aparato, hace que me voltee y se me echa encima, frotando su sexo contra el mío.
Las dos estamos mojadas, encendidas, ávidas por entregarnos a un orgasmo compartido. 
Nos besamos, nos acariciamos, mientras nuestras conchitas chocan y se refriegan, sacándose chispas, hasta que las dos estallamos en un polvo mágico y envolvente. 
No puedo decir que sea mejor que echarme un polvo con un hombre, pero sí que resulta ser algo distinto, diferente. La variación de un gusto ya previamente adquirido.
Nos quedamos tiradas en la cama, suspirando, sonriendo, dejando fluir por nuestros poros ése relax que llega siempre después del sexo. Del buen sexo.
Cuando estoy con un hombre, me gusta ese momento en que se levantan y van al baño, para soltar un meo largo y profuso, tan común después de un polvo. Me gusta verlos caminar, sudorosos, con la pija bamboleándose pesada entre las piernas, la virilidad henchida de orgullo por haberme dejado satisfecha.
Verla a ella no es tan diferente, aunque desprenda femineidad a cada paso. Y la verdad es que me resulta tan o más sexy que un hombre, cuándo se sienta en el inodoro y libera un chorro igual de abundante.
Cuándo vuelve a la cama, su imagen resulta igual de fatal y tentadora. 
Pasamos el resto del día juntas, en su casa, las dos casi desnudas, compartiendo ya no solo como amigas, sino también como amantes.
Fue una linda experiencia, rica, agradable. Aunque por momentos no dejaba de pensar que con una pija en medio, una de verdad, la hubiésemos pasado mucho mejor.
Debió de leerme la mente, porque antes de despedirnos, me dijo:
-Para la próxima puedo invitar a mi marido, si querés...-
Lo primero que se me vino a la cabeza al escucharla fue que habría una próxima vez, y lo segundo que con su marido y ella, en un trío, el placer sería mil veces mejor.
-Me gustaría...- asentí -Sí él quiere, claro- añadí por precaución al recordar que se trata de un tipo muy exigente, no por nada tiene a una mujer como ella a su lado.
-Claro que va a querer, si está loco por vos- repone...


La Diva...















18 comentarios - La Diva...

celta05
Que lindo cuerpo tenés. Obvio que gustas a hombres y mujeres. Te llega a ver mi esposa y te come todo
fleca1000
marita terrible relato hacete un video
Sute41
@Maritainfiel, me volaste la cabeza. Van puntos... 😘
Tranqui2020
Decime que es Katy Fulop y me muero 😂😂🙏🙏
chelocabito
EXCELENTE!!!y como n va a volverse loca la diva con vos,si vos atraes a todo el mundo...+10
nazaynacho
diosa marita ahora si que sos famosa , y deblas mejores en la cama , preciosa bombón 💋💋👏👏👏👏👏
nazaynacho
diosa marita ahora si que sos famosa , y deblas mejores en la cama , preciosa bombón 💋💋👏👏👏👏👏
nazaynacho
la de la foto es la modelo famosa o Marita ??? divinas van mis 10 @maritainfel 💋💋
vergacorti
siempre das mss que lo esperado! Feliz día hermosa madre
Blues_Local1
un encuentrazo entre dos divas!! excelente relato, dejo +10
juan8186
Te cojiste a Mónica farro?
gust7387
Hola buenos dias la verdad es que vos calentas hasta a un muerto vamos por mas @maritainfiel
pedagogo47
Uff es impactante como nos transportas con tu narrativa al momento del garche y el climax.tener esa virtud y hacer q se nos pare la pija es de muy pocos te felicito por la vivencia y claridad narrativa.besos a tu culo.
criselkpo
Guaaauuu muy bueno .... Creo que en un momento estaba yo viendo desde un costado toooooodooo... Muy bueno ...
leloir2010
Sos una diosa contando como disfrustate de esa relacon lesbica. Segui contando tus incurciones cuando aparescan. Besos