Eran épocas difíciles de mi vida, me juntaba con gente mala (drogadictos o alcohólicos).
Aún iba a clases cuando esto sucedió y como tenía tan malas notas mis padres me cambiaron de escuela. Ya en la otra escuela estaba jodido, me llevaba mal con casi todos y solo tenía 1 o 2 amigos de 15 alumnos. Para ganar respeto iba de el típico cabrón al que le daba igual todo (aunque nunca le llegue a hacer daño a alguien) y eso al parecer era lo único de mi que le gustaba a las chicas.
Uno de esos días que recuerdo de tan mala manera estaba castigado y me tocaba recoger la clase mientras los otros estaban en el comedor, entonces mientras barría la clase una voz femenina me dijo: Ya estas castigado otra vez? Me gire para mirar y era Juli, una de las chicas de mi clase, bajita, de pelo castaño y ojos azules qué hacían juego con su piel blanca, no tenía casi trato con ella, yo le respondí: a ti que más te da?, Ella sonrío al igual que yo, seguimos hablando un rato de lo mal que estaba todo y quejándonos de los profesores asta que me preguntó si ya no era virgen, si lo era pero tenía que decir que no si o si y así lo hice.
Ella me confesó que si que lo era y yo de broma le dije: bueno si quieres te ayudo a perderla (acompañada la frase de una carcajada), ella también se rió pero note cierto nerviosismo en su risa por lo que confiando en mi mismo deje la escoba en el suelo y le plante un beso, ella se separó un poco y me dijo: pero qué haces? Así que le plante otro que ella al fin respondió, se notaba que no había besado mucho, lo hacía de una manera fría, le empecé a desabrochar los botones de su uniforme para quedar prendado ante unas grandes y preciosas tetas que había disimulado desde que la conocía.
Las empecé a besar y a chupar mientras la subía a la mesa del profesor, había mucha diferencia de altura por lo que era fácil levantarla, quitándole la tanga que traía debajo de su faldita escolar, empecé a lamer un poco su dulce vagina para empezar a dilatar un poco, en un rato ya le había lamido absolutamente todo además de estar un buen rato con el dedo índice dentro de su vagina.
Fui sacándome la pija para empezar a moverla un poco contra su dulce coñito antes de introducirla lentamente para que no le doliera, empezaba a gemir mucho y me vi obligado a meterle su propio tanga en la boca, empecé a darle más duro sin meterla toda, después de un rato me decidí a cogerla en brazos para por fin meterla toda, empezó soltando un gemido de entre dolor y placer que se vio eclipsado por su ropa interior, agarrándole su entrenado culo con toda mi fuerza le iba diciendo lo putita que era al oído lo que parecía calentarla aun más.
La tumbe en la mesa para acabar dentro de ella en la posición del misionero y ver cómo salía de su joven coño todo mi semen.
Aún iba a clases cuando esto sucedió y como tenía tan malas notas mis padres me cambiaron de escuela. Ya en la otra escuela estaba jodido, me llevaba mal con casi todos y solo tenía 1 o 2 amigos de 15 alumnos. Para ganar respeto iba de el típico cabrón al que le daba igual todo (aunque nunca le llegue a hacer daño a alguien) y eso al parecer era lo único de mi que le gustaba a las chicas.
Uno de esos días que recuerdo de tan mala manera estaba castigado y me tocaba recoger la clase mientras los otros estaban en el comedor, entonces mientras barría la clase una voz femenina me dijo: Ya estas castigado otra vez? Me gire para mirar y era Juli, una de las chicas de mi clase, bajita, de pelo castaño y ojos azules qué hacían juego con su piel blanca, no tenía casi trato con ella, yo le respondí: a ti que más te da?, Ella sonrío al igual que yo, seguimos hablando un rato de lo mal que estaba todo y quejándonos de los profesores asta que me preguntó si ya no era virgen, si lo era pero tenía que decir que no si o si y así lo hice.
Ella me confesó que si que lo era y yo de broma le dije: bueno si quieres te ayudo a perderla (acompañada la frase de una carcajada), ella también se rió pero note cierto nerviosismo en su risa por lo que confiando en mi mismo deje la escoba en el suelo y le plante un beso, ella se separó un poco y me dijo: pero qué haces? Así que le plante otro que ella al fin respondió, se notaba que no había besado mucho, lo hacía de una manera fría, le empecé a desabrochar los botones de su uniforme para quedar prendado ante unas grandes y preciosas tetas que había disimulado desde que la conocía.
Las empecé a besar y a chupar mientras la subía a la mesa del profesor, había mucha diferencia de altura por lo que era fácil levantarla, quitándole la tanga que traía debajo de su faldita escolar, empecé a lamer un poco su dulce vagina para empezar a dilatar un poco, en un rato ya le había lamido absolutamente todo además de estar un buen rato con el dedo índice dentro de su vagina.
Fui sacándome la pija para empezar a moverla un poco contra su dulce coñito antes de introducirla lentamente para que no le doliera, empezaba a gemir mucho y me vi obligado a meterle su propio tanga en la boca, empecé a darle más duro sin meterla toda, después de un rato me decidí a cogerla en brazos para por fin meterla toda, empezó soltando un gemido de entre dolor y placer que se vio eclipsado por su ropa interior, agarrándole su entrenado culo con toda mi fuerza le iba diciendo lo putita que era al oído lo que parecía calentarla aun más.
La tumbe en la mesa para acabar dentro de ella en la posición del misionero y ver cómo salía de su joven coño todo mi semen.
0 comentarios - Me folle a la puta del salón