Buenas a toda la comunidad! Como siempre, agradecido por todos los puntos y comentarios que dejan.
Oficialmente entramos en la recta final de esta historia. Este es el ante último capítulo.
Para los que recién se prenden, la recomendación obligada de que se metan en mi perfil y lean todos los capítulos. Y si quieren dejar puntos por ahí, no habrá quejas de mi parte.
El capítulo está dividido en dos partes porque no entraba todo junto en un sólo post, así que no se olviden de leer la segunda parte.
Ahora sí, los dejo con el capítulo 17. Espero que disfruten la lectura.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Capítulo 17
Cuando mi hermana finalmente puso su boca a la distancia justa, coloqué mis manos en los costados de su rostro e introduje mi verga a través de sus labios para permitirle retomar su trabajo.
-Mejor que prepares la garganta. -Le pedí luego de un par de minutos de dejarla llevar el ritmo. -¿Estás lista, hermanita? -Era hora de maltratar un poco la garganta de Clara.
Clara asintió sin despegarse de mi verga en ningún momento, e inhaló profundamente antes de que sujetara con firmeza su cabeza para empezar a presionar un poco con mi glande.
Avancé unos centímetros y dejé que mi hermana se acostumbrara a eso. Cuando noté que volvía a relajarse, volví a presionar y mi verga se metió un par de centímetros más. Clara me dio un ligero toque en la pierna y me retiré para dejar que respirara con normalidad.
-De nuevo. -Pidió una vez que volvió a acomodarse. -Más adentro.
Era imposible que me negara a un pedido así por parte de mi hermana, así que volví a meterle mi verga en la boca y esta vez presioné durante más tiempo, llegando a tener más de tres cuartos en su interior.
-Cogétela, Pedro.
Levanté la vista y volví a encontrarme con Jessi, que se había sacado la ropa interior y tenía la falda del vestido subida para dejar a la vista su concha. Dos de sus dedos entraban y salían a un ritmo constante mientras sus ojos estaban clavados en mí.
-Cogele la boca a tu hermana. -Jessi se mordió el labio, como diciéndome una vez más las ganas que sentía de estar en el lugar de su amiga.
Sin esperar a que mi hermana reaccionara, empecé a moverme un par de centímetros hacia atrás y adelante, en un lento compás, intentando contener las ganas de usar su boca como si no hubiera un mañana.
Estuve así unos segundos, hasta que otra vez me retiré para dejar que Clara respirara con tranquilidad.
-¿Qué hacés? -Preguntó algo molesta.
-Perdón, me dejé llevar…
-No. -Me cortó antes de continuar con mi pedido de disculpas. -Cogeme bien la boca, con ganas. ¿Vamos a hacer un garche para la historia o no?
-Sí. -Respondí, algo nervioso por el pedido de mi hermana.
-Entonces haceme mierda, pendejo. -Fue su orden antes de volver a rodear mi verga con sus labios.
-Lo concha tuya, pendeja. -La bronca se empezaba a apoderar de mí.
¡Cómo me rompía las pelotas que Clara me tratara así! Y si con eso pensaba que iba a tratarla como ella pretendía, pues tenía toda la razón. Y eso me frustraba aún más.
Tomé su cabeza entre mis manos y empecé a cogerme su boca como si se tratara de un agujero destinado sólo a recibir mi verga. Si ella quería que le diera con ganas, así sería.
Por unos segundos me sentí poseído por un deseo animal. Hice caso omiso a cualquier gesto que pudiera hacer Clara, y sólo me concentré en mover mi cintura y hacer que mi verga invadiera su boca una y otra vez.
Sólo se escuchaban mi respiración ligeramente agitada, los ruidos que hacía la boca de mi hermana al verse forzada a recibir mi miembro, y un ligero sonido que asemejaba a un débil chapoteo.
Levanté mi vista y me encontré con todo un espectáculo: Jessi ya había empezado a masturbarse fuertemente. Sus dedos invadían su encharcado orificio con ganas, pero hacía todo lo posible por mantenerse en silencio.
Cuando se dio cuenta que yo la veía, retiró sus dedos para mostrarme lo mojados que estaban y acto seguido los introdujo en su boca, saboreando sus propios jugos sin romper el contacto visual conmigo.
Nos quedamos así por unos segundos, mirándonos a los ojos con Jessi, disfrutando del morbo de la situación: mi hermana recibiendo con total naturalidad una fuerte cogida en la boca, mientras una de sus mejores amigas se masturbaba viéndonos hacer eso.
Finalmente liberé a mi hermana de ese maltrato para dejar que descansara un poco. Pero Clara parecía decidida a no perder el tiempo con cosas tan irrelevantes como tomarse unos segundos de descanso, porque de inmediato cambió de posición y quedó abierta de piernas, en una muy obvia señal de lo que pretendía que hiciera a continuación.
-¡Y me decías a mí que estaba a pleno hoy! Vos no te quedás atrás, hermanita.
-Ya te lo dije, voy a aprovechar este momento todo lo posible. -Introdujo uno de sus dedos en medio de sus piernas y me mostró lo brillante que estaba luego de retirarlo. -Dale que estoy a punto caramelo ya.
-A ver.
Me puse otra vez encima de ella y Clara acercó su dedo para dejar que yo pudiera saborear sus jugos de nuevo. Nunca podría cansarme de probarla, pero sabía que, si ella era fiel a su palabra, al menos por un largo tiempo no podría hacerlo de nuevo.
Y bueno, si mi hermana quería aprovechar ese momento, ¿por qué no yo también?
Me coloqué de rodillas delante de la cama y enterré mi cara entre sus piernas. Ya tendríamos tiempo de sacarnos las ganas de coger, pero en ese momento lo que más quería era darme un banquete y llenarme la boca con el sabor de los fluidos que emanaban de la rosada rajita de Clara.
-¿Qué hacés Pedro? -Preguntó Clara, extrañada, al verme de rodillas. -Eso no es lo que… Ay dios… -Sus protestas se vieron interrumpidas en el instante en que sintió mi lengua abriéndose paso dentro de su cuevita.
Al momento en que entré en contacto con el interior de Clara, pensé que no era una mala opción si alguien me preguntaba cuál sería mi última cena. Aunque tendría que asegurarme de no contarle eso a mis viejos.
Ignoré todo lo que decía mi hermana y ni siquiera le hice caso a sus manos intentando que me retirara de ahí. Poco pareció durar su resistencia, ya un minuto después sus quejidos se transformaron en gemidos.
¡Y qué caliente que estaba esa conchita! Daba la impresión de que en cualquier momento me saldrían ampollas en la lengua. Pero podría derretirme que no pensaba despegarme de ese rincón que tanto placer producía en los dos.
Clara reforzó la idea y sus piernas se cruzaron para evitar que pudiera escapar si yo cambiaba de idea.
-Pendejo hijo de puta… -Dejó escapar ella en medio de sus gemidos.
-¿Te gusta cómo la chupa? -Se oyó la voz de Jessi desde un costado mientras yo continuaba con mi labor.
-Ay… mmmmm… me está matando…
-¿Y si hago esto? -La voz de Jessi se escuchaba más de cerca.
No hubo respuesta de Clara, pero segundos más tarde un sonoro gemido brotó de sus labios, y de sus otros labios brotó una buena cantidad de líquido muy caliente.
Sin desaprovechar la chance, recolecté todo lo que pude de su néctar, el cual tragué con mucho placer. Levanté mi vista y vi a Jessi que retiraba sus manos de las tetas de su amiga.
-¿Qué hiciste? -Pregunté, luego de incorporarme, relamiéndome.
-Le di una mano. -Respondió, su cara sonriente convertida en la representación perfecta de la inocencia. -Nada más.
-Me apretó los pezones la muy hija de puta. -Intervino Clara, recuperando el aire.
-Y vos te encantó. -Replicó su amiga sin abandonar su sonrisa. -¡Ni se te ocurra negarlo, que acabaste de una!
-Hija de puta. -Fue la respuesta de mi hermana, pero la idéntica sonrisa que se formó en sus labios desmintió el poco enfado que había en su voz. -No tenías por qué…
Clara estaba a punto de seguir con su intento de protesta, pero yo no tenía ganas de que se enfriara el clima en lo más mínimo. Me abalancé sobre ella para callarla con un intenso beso, metiendo mi lengua lo más adentro posible de su boca, para luego enzarzarnos en un duelo que duró varios segundos.
En medio de eso, una de mis manos bajó hasta mi entrepierna y guió mi verga hasta que apuntara a aquel caliente rincón de mi hermana, que ya estaba más que lubricado y deseoso de recibir mi miembro.
Costó un poco que mi glande se abriera paso, pero una vez que logré eso, fue prácticamente automático para que la mitad de mi verga se viera envuelta de forma bastante apretada en aquel calor tan delicioso.
Clara se despegó de mi boca para dejar escapar un fuerte gemido, que para mí sonó mejor que cualquier orquesta sinfónica.
Sonriendo con suficiencia, empecé a moverme hacia atrás y delante de forma controlada, sin apresurarme, para darle tiempo a mi hermana a que se acostumbrara, pero ella no necesitaba eso.
-Cogeme pendejo. -Me pidió entre jadeos.
-¿La querés hasta el fondo, hermanita? -Pregunté, incorporándome un poco hasta quedar de rodillas en la cama, pero sin salir de su interior, reiniciando el vaivén.
-Ay dios… Cómo me encanta esta pija… -Clara ya se estaba empezando a agarrar de las sábanas.
-Entonces la vas a tener entera.
Saqué mi verga y me puse de pie. Pasé los brazos por debajo de la cintura de Clara y la traje de nuevo a los pies de la cama, y sin más preámbulos se la mandé de una.
Clara abrió la boca como si por un momento hubiera intentado gritar, pero no llegó a emitir ningún sonido, salvo un suave gemido entrecortado, como si le hubieran quitado el aire.
-¿Qué pasó, Clarita? -Pregunté en tono burlón. -Ni que te hubieran metido una buena pija hasta el fondo.
De nuevo retiré mi verga hasta que apenas un poco de la cabeza se mantuvo dentro de ella, y de nuevo volví a arremeter contra ella casi con malicia. Tenía que admitir que me resultaba tanto divertido como excitante saber que le estaba cortando la respiración a mi hermana a puro pijazo.
Repetí ese movimiento varias veces más, sin importarme lo que pudiera pasarle a mi hermana, hasta que Clara llegó a un punto en el que parecía estar luchando contra un demonio que la poseía. Por fin había recuperado el aire, y lo usaba para gemir como nunca, lo cual sólo servía para incitarme a seguir con eso.
Me agarré con fuerza de su cintura e inicié la embestida final con todas mis fuerzas. Fue tal el impulso que realicé, que de pura emoción terminé levantando el cuerpo de mi hermana unos centímetros de la cama.
-Ahí está, putita, bien adentro. -Dije con un gruñido casi salvaje, usando mis manos para empujar su cuerpo contra el mío y moverme un par de veces para que sintiera lo mucho que me había adentrado en ella.
Finalmente la dejé caer en la cama y un fuerte chorro brotó de su maltratada cuevita. Clara se debatía entre el mar de emociones que inundaba su cabeza. Se cubrió la cara con las manos, pero su respiración agitada y los temblores que recorrían su cuerpo eran toda la evidencia que necesitaba para saber que le había provocado uno de esos orgasmos que la dejaban entre lágrimas.
Aprovechando para descansar un poco, me tiré al lado de ella en la cama. Volteé para verla a Jessi, que también había aprovechado para darle descanso a su mano. En silencio se aceró hacia donde me encontraba, metió dos de sus dedos dentro de ella y los retiró para mostrármelos.
Estaban brillantes y húmedos, demostrando que se encontraba casi tan excitada como su amiga. Jessi se acercó un poco más y dejó sus dedos al alcance de mi boca. Clara todavía tenía la cara cubierta y parecía estar ausente, así que tomé la oportunidad y despegué mis labios para que Jessi me diera una muestra gratis de su propio sabor.
Tenía que reconocer que ella acababa de presentar muy buenos argumentos para ocupar el primer puesto de cosas que podría saborear por el resto de mi vida. Tuve que plantear una seria resistencia al deseo que me provocó de dejar a mi hermana por un rato y enterrar la cabeza entre las piernas de su amiga hasta dejar de sentir la lengua.
Los ojos de Jessi brillaban de perversión, era más que obvio que me daría la bienvenida con mucho gusto si me decidiera a abalanzarme sobre ella.
Pero ya tendría muchas ocasiones de hacer eso, en cambio sólo me quedaba ese día para dedicárselo a Clara.
-Dale que todavía falta. -Dije, zarandeando por el hombro a mi hermana.
-Obvio que falta. -Respondió ella, girando con rapidez para quedar sentada encima de mí. -¡Mirá si me voy a quedar conforme sólo con eso! -Exclamó, mientras una de sus manos se ubicaba sobre mi verga, que volvía a reanimarse, y la guiaba de nuevo hacia su interior.
Fiel a lo que dijo, apoyó su entrada sobre mi glande y presionó hasta que toda la punta estuvo dentro. De a poco fue bajando su cuerpo y logró que la mitad de mi verga volviera a explorar su caliente cuevita.
Sin esperar mucho más, subí mis manos hacia sus pechos y empecé a jugar con sus pezones, mezclando caricias con pequeños momentos en los que ejercía presión sobre ellos con mis dedos.
Clara no tardó en comenzar a moverse en un suave vaivén. Giró su cabeza hacia su amiga, pero Jessi no se encontraba en la habitación.
Antes que pudiéramos preguntarnos dónde se había metido, reapareció ya despojada de su vestido con un objeto largo en su mano.
Cuando se volvió a sentar en la cama, se abrió nuevamente de piernas, y cuando estuvo más cerca finalmente pude darme cuenta de lo que había traído.
-¿Así que vos habías sacado esa foto? -Pregunté, mirando el consolador.
-Sí. -Afirmó sonriendo, mientras daba un par de lamidas para lubricarlo con su propia saliva. -Pero ni a palos se compara con eso que tenés vos. -Introdujo el juguete unos centímetros dentro de ella. -Mmmmmm… Tendré que compensar así. -Empezó a mover lentamente el juguete para penetrarse de a poco.
-Ah, no sé. -Intervino Clara. -Conformate con eso. -Agregó con malicia, antes de reiniciar el vaivén. -Agarrate, hermanito, ahora me toca a mí. -Dijo, volteando para clavar su vista en mí. -A ver cuánto aguantás.
Clara se puso en cuclillas y comenzó a dictar los términos como y cuando ella quería. A veces más lento, a veces subiendo el ritmo, relajando un poco los músculos y otras veces ejerciendo una presión tan fuerte que parecía que mi verga había quedado envuelta por una anaconda.
Me estaba empezando a calentar tanto que acerqué mis manos a su cintura con la intención de retomar el control y bajar un poco la intensidad, pero un grito me cortó en seco a medio camino.
-¡Sacá las manos de ahí! -Dijo Jessi, deteniéndose para cagarme a pedos. -Ahora te quedás quietito y tratás de aguantar… si es que podés. -Añadió, para luego volver a estimularse con su consolador.
No me quedó otra opción más que quedarme quieto y tratar de controlar mi excitación, pero era en vano. La habitación se había lleno con los gemidos de mi hermana y de Jessi, que había empezado a acelerar sus movimientos también. Mis gemidos no se demoraron mucho más, y ya me estaba costando horrores no acabar.
-Ay hermanito… qué rica pija que tenés… dámela toda… llename la conchita con tu leche… - Dijo mi hermana mientras su cuerpo seguía subiendo y bajando.
Clara sabía muy bien lo que me gustaba escuchar, y la voz de trolita que usaba sólo servía para calentarme aún más.
Si creía que lo que estaba haciendo se sentía bien, no había sentido nada todavía. De repente mi hermana volvió a apoyar las rodillas en la cama y dejó que sólo su cintura se encargara de llevar el paso.
Era como si hubiera un terremoto, pero lo único que se movía eran las caderas de mi hermana. No sabía si era por bailar tanto reggeaton o qué mierda, pero la velocidad y la fuerza con la que se estaba moviendo me hizo poner la mente prácticamente en blanco.
-Ya casi estoy… -Fue lo que alcancé a decir entre dientes, juntando lo poco que me quedaba de voluntad para resistir unos pocos segundos.
-Aguantá Pedro… aguantá un poco más. -Pidió Clara, con su respiración más agitada que nunca por el esfuerzo realizado. -Ya acabo yo también.
Pavada de pedido me estaba haciendo Clara. La hija de puta me estaba pegando la cabalgada de mi vida. Si eso hubiera sido un rodeo, ya habría quedado domado en menos de un minuto.
Durante los siguientes segundos sólo se podía escuchar cómo los gemidos de los tres iban subiendo de volumen. Volteé para verla a Jessi con la intención de disminuir mi propia excitación, pero había sido para peor: ella estaba a full mandándose su juguete prácticamente hasta el fondo.
Su cara era la viva imagen del placer, y su boca estaba dejando salir todos los gemidos que podía generar. Estaba completamente entregada a las sensaciones que nacían entre sus piernas y recorrían todo su cuerpo.
Con esa imagen llegué a mi límite. Ya no podía contenerme más, y dejé que todo lo que tenía guardado saliera y se internara dentro de mi hermana. Para reforzar la intención, esta vez sí tomé de la cintura a Clara y una vez más metí mi verga tan adentro como era posible, para que las últimas sacudidas que me dominaron las sintiera también ella.
Un largo y agudo gemido brotó de la boca de mi hermana, cuyo cuerpo también comenzó a temblar hasta que se derrumbó encima de mí, todavía con mi verga dentro de ella. Un súbito calor bañó mi verga y ahí noté que ella también había acabado. La abracé para evitar que se saliera y di un último par de movimientos para que hasta la última gota de mi semen quedara dentro suyo.
Jessi fue la última en llegar al orgasmo, y si no hubiera sido por las precauciones que habíamos tomado, se habría enterado todo el edificio de tan fuerte que había gritado. Ya había dejado el consolador a un costado y con su mano derecha frotaba su entrepierna casi con furia. No paró de mover su mano incluso cuando un bestial chorro brotó de ella, que alcanzó a salpicarnos a mí y a mi hermana a pesar de la distancia.
Su mano siguió moviéndose entre sus piernas, provocando nuevos gemidos que parecían no acabar más. Su cabeza estaba completamente echada hacia atrás, era el éxtasis personificado. Estaba por empezar a preguntarme por qué seguía haciendo eso cuando un segundo chorro brotó de ella, no tan potente como el primero, pero igualmente impresionante.
Clara levantó su culo y todo el líquido que la había habitado hasta ese momento salió y bañó mi entrepierna. Ni lerda ni perezosa, ella se quedó en cuatro patas y paseó su lengua por cada rincón de mi piel que había sido bañado por la mezcla de nuestros jugos.
-No hay que desperdiciar ni una gota. -Dijo a la pasada, mientras continuaba lamiendo mi verga para quedarse con cualquier rastro que pudiera encontrar.
-Tenés razón. -Comentó Jessi, ya recuperada, acercándose a traición por detrás de mi hermana hasta quedar con su rostro pegado a la rajita de su amiga.
Jessi no le dio oportunidad a mi hermana de quejarse y metió su lengua lo más adentro posible, para extraer todo lo que no había abandonado aún aquel rincón.
Clara terminó con su tarea y Jessi se despegó de ella segundos más tarde. Luego ambas amigas se fundieron en un beso que parecía sacado de mis más intensas fantasías sexuales.
Se separaron y Clara realizó un inequívoco gesto con su boca que indicaba que había tragado una buena cantidad de líquido.
-Mmmmmmm… ¡Rico! -Comentó, mientras se relamía de placer. -Gracias, Jessi. -Dijo a su amiga, con quien compartió una sonrisa cómplice cargada de demoníaca diversión.
-Para eso están las amigas, ¿no?
-Ay, por favor… Estoy reventada… -Dijo Clara, dejándose caer de espaldas en la cama, quedando en el espacio que había entre Jessi y yo.
-¿Y ahora? -Pregunté.
-Ahora llamo a los viejos y les digo que me quedo a cenar. Y que Jessi estaba por la zona y la invitamos a que se sumara. -Anunció Clara, esforzándose por despegar su cuerpo de la cama. -Después tendremos que pensar qué comemos de postre. -Agregó desde la puerta, con una mirada que decía que sabía muy bien cuál sería el postre.
Finalmente salió de la habitación, dejándonos a solas con Jessi. Hicimos contacto visual y fue como si una pequeña flama se hubiera encendido en ambos, que amenazaba con arder más que cualquier bomba detonada en la historia de la humanidad si alguien le echaba una mínima gota de combustible.
Las ganas estaban ahí, esos ojazos negros que tenía Jessi me lo anunciaban a los gritos. Su vista se dirigió a mi verga, que ya se había ablandado bastante, pero que de todos modos era una visión agradable para ella.
Jessi se mordía los labios, sabiendo que en ese momento no tenía permitido tocar, pero la tentación era muy grande.
Para evitar cualquier locura, simplemente la rodeé con mis brazos, especialmente para controlar que no se dejara llevar por su instinto y terminara abalanzándose sobre mi pija para devorarla con desesperación. Su cabeza estaba apoyada contra mi pecho y su perfume una vez más flotaba hasta adentrarse en mi nariz y dejarme embriagado.
-Tendría que haberlo pensado mejor cuando le dije a tu hermana que sólo iba a mirar. -Dijo Jessi, con una voz llena de arrepentimiento.
-¿Vas a aguantar vernos hacer un segundo round?
-Es una tortura verlos coger, yo también quiero… pero a la vez me re calienta verlos así. Me vuelve loca.
-Bueno, vamos a darte un buen espectáculo entonces. -Le aseguré, poniéndome de pie.
Me volteé para verla una vez más, era casi un acto reflejo. Pude ver su cortina de pelo negro y reluciente que le caía por un costado. Mis ojos bajaron por la línea de su cuello hasta recorrer sus hombros y detenerse en sus pechos. Sus pezones aún se veían bastante parados. Se me hacía agua la boca al imaginármelos otra vez entre mis labios.
Seguí acariciando su suave piel con la vista, pasando por su vientre plano y su monte de Venus que parecía el último refugio de un explorador antes de internarse en la cueva donde aguardaba el tesoro.
Jessi despegó un poco sus largas piernas y me dejó entrever un pequeño y húmedo brillo que me confirmaba que aún se sentía muy excitada. Cruzamos miradas de nuevo y una tentadora sonrisa apareció en su boca.
Vos sabés lo que podríamos estar haciendo en este mismo instante, ¿no?
Esas palabras nunca resonaron en la habitación, pero sus ojos transmitieron el mensaje fuerte y claro.
Prácticamente la violé con la mirada, y poco faltó para que me lanzara sobre ella sin importarme más nada. Preferí responderle con una idéntica sonrisa, y le dediqué un guiño antes de irme a la puerta de mi habitación.
-Me voy a pegar un duchazo.
Lo dije en voz alta, pero no me detuve a confirmar si Clara me había escuchado o no. Apurando el paso, me metí enseguida en el baño antes que me la encontrara en el camino y sucumbiera a una nueva tentación.
---
Unos minutos más tarde estaba saliendo del baño luego de bajar la calentura gracias al agua fría, casi helada.
Me encontré a las dos amigas de nuevo sentadas en el sillón, riéndose de algún comentario que había hecho Clara. Ambas estaban apenas cubiertas por su ropa interior, pero ni tiempo me dieron a apreciar sus cuerpos que ya estaban dirigiéndose al baño.
-Ya le avisé a mamá que me quedaba a cenar acá. Ahora nos vamos a bañar. -Dijo mi hermana al pasar por mi lado. -Pedí comida así no tenemos que esperar cuando salgamos del baño.
-¿Qué hacés con eso? -Pregunté al notar que Jessi llevaba su cartera con ella.
-No sé, secreto. -Respondió, guiñándome un ojo de forma cómplice.
Luego de quedarme un par de minutos medio atontado, por fin volví en mí y agarré el teléfono para pedir algo al delivery.
Pasé por la cocina para servirme algo de tomar y después me quedé sentado en uno de los sillones. Prendí el televisor con la idea de despejar la cabeza, pero no lo estaba consiguiendo. Jessi y Clara estaban posiblemente desnudas en ese preciso instante y yo estaba ahí al pedo mirando televisión.
Me puse de pie y me dirigí a toda prisa al baño. La comida llegaría en media hora, teníamos tiempo de divertirnos un buen rato hasta que fuera hora de cenar.
Apoyé la mano en el picaporte y presioné para abrir la puerta, pero se veía que ya habían previsto que podría intentar algo así, porque al toque una mano del otro lado de la puerta evitó que yo entrara.
-¿Qué hacés? -Preguntó la voz de Jessi. -Ni se te ocurra entrar.
-Ya pedí la comida. Viene en treinta minutos.
-Ah, bueno. Gracias por avisar. ¿Querías algo más?
-Pensaba aprovechar el tiempo.
-¿Ah, sí? -Preguntó ahora la voz de Clara. -¿Y qué estabas pensando que podías hacer para matar el tiempo hasta que llegara la comida?
-Entrar.
-Ah, mirá vos. -Dijo Jessi con tono algo burlón. -Bueno, vas a tener que cambiar de planes, Pedrito. No podés entrar.
-¿Cómo que no? ¿Me van a dejar acá afuera?
-Obvio. -Afirmó con tranquilidad Clara. -Aprovechá a descansar, que se viene el segundo round después de comer.
-YOU SHALL NOT PASS! -Agregó Jessi, gritando al mejor estilo Gandalf.
Si sería hija de puta. No podía hacerme reír así esa pendeja. Después de la carcajada que me hizo largar, no me quedó otra opción más que aceptar la derrota y volver al sillón a matar el tiempo.
Daba la impresión de que el tiempo no se pasaba más. Cada vez que miraba el reloj de mi celular después de lo que me habían parecido dos horas, resultaba que sólo habían pasado uno o dos minutos.
Una vez que se apagó el sonido del agua cayendo, escuché unas carcajadas y me acerqué a la puerta del baño para tratar de averiguar qué hacían las dos ahí adentro. Estaba a menos de un metro del baño cuando me pareció escuchar algo parecido a un gemido.
Conteniendo mis ganas de abrir la puerta de golpe y ganarme las puteadas de Clara y Jessi, opté por acercar el oído a la puerta.
-¿Cómo me queda? -Preguntó la voz de mi hermana.
-A ver… girá un poco, date vuelta. -Respondió Jessi, con el tono de alguien que observa algo con ojo crítico. -Desde acá se ve bien. ¿Cómo lo sentís?
-Raro. ¿Cómo hacías para caminar con esto?
-Te acostumbrás enseguida. -Dijo Jessi una vez que terminó de reírse. -Lo importante es que te relajes.
-¿Decís que le va a gustar?
-Te queda genial. -Aseguró con un tono que no daba lugar a dudas. -Se va a volver loco cuando lo vea.
Mi corazón latía a mil por hora, y parecía que toda la sangre iba bombeada directamente hacia mi pija. No tenía la menor idea de qué estaban haciendo en el baño, pero cualquier cosa que pudiera imaginar sólo servía para hacerme calentar más y más.
Estaba tan absorto en lo que pasaba adentro del baño que cuando sonó el timbre casi me voy al piso. De pura casualidad logré mantener el equilibrio y el silencio, evitando que se dieran cuenta de que había estado escuchándolas.
Moviéndome con tanta velocidad como me era posible sin hacer ruido, me fui directo al portero para ver quién carajo casi me había provocado un paro cardíaco.
-¡Chicas! ¡Llegó la comida! -Anuncié en voz alta, luego de comprobar que era el delivery. -A ver si salen de una vez, que ahí bajo a buscarla.
Me fui corriendo a la habitación para ponerme algo más de ropa y calzarme, agarré la plata para pagarle al pibe, y salí a toda prisa del departamento.
Cuando regresé esperaba encontrarme con alguna pista que me indicara de qué habían estado hablando mi hermana y su amiga durante el largo rato que estuvieron encerradas en el baño.
Sin embargo, ahí estaban, vistiendo la ropa con la que habían llegado al departamento, como si no hubiera pasado absolutamente nada en toda la tarde.
Algo decepcionado por no encontrarlas vistiendo alguna clase de lencería que me hiciera acabar a los dos segundos de haberlas visto, llevé la comida a la mesa, acerqué los platos y vasos, una bebida fría, y nos dispusimos a comer.
La cena transcurrió en un silencio cargado de tensión. Los tres sabíamos lo que iba a pasar una vez que diéramos por concluida la comida, y en cualquier momento parecía que mi hermana se podría lanzar encima de mí para arrancarme la ropa con los dientes (o quizás yo se la arrancaría a ella), pero nos hacíamos los boludos muy bien.
Las chicas me ayudaron a despejar la mesa y, cuando caminé por detrás de Clara para llevar los platos de nuevo a la cocina, noté que de vez en cuando daba un paso de una forma ligeramente extraña, como alguien que se había lastimado el tobillo recientemente y recién volvía a caminar de manera normal.
Finalmente lavé las cosas mientras las chicas se quedaban matando los últimos instantes en el sofá mirando televisión. Inhalé profundamente y volví a la sala con la respiración algo agitada y las pulsaciones volviendo a aumentar su ritmo.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Hasta acá la primera parte, no se olviden de leer la segunda mitad.
http://www.poringa.net/posts/relatos/3820226/Como-descubri-que-mi-hermana-adora-mi-pija-Parte-XVII-b.html
Oficialmente entramos en la recta final de esta historia. Este es el ante último capítulo.
Para los que recién se prenden, la recomendación obligada de que se metan en mi perfil y lean todos los capítulos. Y si quieren dejar puntos por ahí, no habrá quejas de mi parte.
El capítulo está dividido en dos partes porque no entraba todo junto en un sólo post, así que no se olviden de leer la segunda parte.
Ahora sí, los dejo con el capítulo 17. Espero que disfruten la lectura.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Capítulo 17
Cuando mi hermana finalmente puso su boca a la distancia justa, coloqué mis manos en los costados de su rostro e introduje mi verga a través de sus labios para permitirle retomar su trabajo.
-Mejor que prepares la garganta. -Le pedí luego de un par de minutos de dejarla llevar el ritmo. -¿Estás lista, hermanita? -Era hora de maltratar un poco la garganta de Clara.
Clara asintió sin despegarse de mi verga en ningún momento, e inhaló profundamente antes de que sujetara con firmeza su cabeza para empezar a presionar un poco con mi glande.
Avancé unos centímetros y dejé que mi hermana se acostumbrara a eso. Cuando noté que volvía a relajarse, volví a presionar y mi verga se metió un par de centímetros más. Clara me dio un ligero toque en la pierna y me retiré para dejar que respirara con normalidad.
-De nuevo. -Pidió una vez que volvió a acomodarse. -Más adentro.
Era imposible que me negara a un pedido así por parte de mi hermana, así que volví a meterle mi verga en la boca y esta vez presioné durante más tiempo, llegando a tener más de tres cuartos en su interior.
-Cogétela, Pedro.
Levanté la vista y volví a encontrarme con Jessi, que se había sacado la ropa interior y tenía la falda del vestido subida para dejar a la vista su concha. Dos de sus dedos entraban y salían a un ritmo constante mientras sus ojos estaban clavados en mí.
-Cogele la boca a tu hermana. -Jessi se mordió el labio, como diciéndome una vez más las ganas que sentía de estar en el lugar de su amiga.
Sin esperar a que mi hermana reaccionara, empecé a moverme un par de centímetros hacia atrás y adelante, en un lento compás, intentando contener las ganas de usar su boca como si no hubiera un mañana.
Estuve así unos segundos, hasta que otra vez me retiré para dejar que Clara respirara con tranquilidad.
-¿Qué hacés? -Preguntó algo molesta.
-Perdón, me dejé llevar…
-No. -Me cortó antes de continuar con mi pedido de disculpas. -Cogeme bien la boca, con ganas. ¿Vamos a hacer un garche para la historia o no?
-Sí. -Respondí, algo nervioso por el pedido de mi hermana.
-Entonces haceme mierda, pendejo. -Fue su orden antes de volver a rodear mi verga con sus labios.
-Lo concha tuya, pendeja. -La bronca se empezaba a apoderar de mí.
¡Cómo me rompía las pelotas que Clara me tratara así! Y si con eso pensaba que iba a tratarla como ella pretendía, pues tenía toda la razón. Y eso me frustraba aún más.
Tomé su cabeza entre mis manos y empecé a cogerme su boca como si se tratara de un agujero destinado sólo a recibir mi verga. Si ella quería que le diera con ganas, así sería.
Por unos segundos me sentí poseído por un deseo animal. Hice caso omiso a cualquier gesto que pudiera hacer Clara, y sólo me concentré en mover mi cintura y hacer que mi verga invadiera su boca una y otra vez.
Sólo se escuchaban mi respiración ligeramente agitada, los ruidos que hacía la boca de mi hermana al verse forzada a recibir mi miembro, y un ligero sonido que asemejaba a un débil chapoteo.
Levanté mi vista y me encontré con todo un espectáculo: Jessi ya había empezado a masturbarse fuertemente. Sus dedos invadían su encharcado orificio con ganas, pero hacía todo lo posible por mantenerse en silencio.
Cuando se dio cuenta que yo la veía, retiró sus dedos para mostrarme lo mojados que estaban y acto seguido los introdujo en su boca, saboreando sus propios jugos sin romper el contacto visual conmigo.
Nos quedamos así por unos segundos, mirándonos a los ojos con Jessi, disfrutando del morbo de la situación: mi hermana recibiendo con total naturalidad una fuerte cogida en la boca, mientras una de sus mejores amigas se masturbaba viéndonos hacer eso.
Finalmente liberé a mi hermana de ese maltrato para dejar que descansara un poco. Pero Clara parecía decidida a no perder el tiempo con cosas tan irrelevantes como tomarse unos segundos de descanso, porque de inmediato cambió de posición y quedó abierta de piernas, en una muy obvia señal de lo que pretendía que hiciera a continuación.
-¡Y me decías a mí que estaba a pleno hoy! Vos no te quedás atrás, hermanita.
-Ya te lo dije, voy a aprovechar este momento todo lo posible. -Introdujo uno de sus dedos en medio de sus piernas y me mostró lo brillante que estaba luego de retirarlo. -Dale que estoy a punto caramelo ya.
-A ver.
Me puse otra vez encima de ella y Clara acercó su dedo para dejar que yo pudiera saborear sus jugos de nuevo. Nunca podría cansarme de probarla, pero sabía que, si ella era fiel a su palabra, al menos por un largo tiempo no podría hacerlo de nuevo.
Y bueno, si mi hermana quería aprovechar ese momento, ¿por qué no yo también?
Me coloqué de rodillas delante de la cama y enterré mi cara entre sus piernas. Ya tendríamos tiempo de sacarnos las ganas de coger, pero en ese momento lo que más quería era darme un banquete y llenarme la boca con el sabor de los fluidos que emanaban de la rosada rajita de Clara.
-¿Qué hacés Pedro? -Preguntó Clara, extrañada, al verme de rodillas. -Eso no es lo que… Ay dios… -Sus protestas se vieron interrumpidas en el instante en que sintió mi lengua abriéndose paso dentro de su cuevita.
Al momento en que entré en contacto con el interior de Clara, pensé que no era una mala opción si alguien me preguntaba cuál sería mi última cena. Aunque tendría que asegurarme de no contarle eso a mis viejos.
Ignoré todo lo que decía mi hermana y ni siquiera le hice caso a sus manos intentando que me retirara de ahí. Poco pareció durar su resistencia, ya un minuto después sus quejidos se transformaron en gemidos.
¡Y qué caliente que estaba esa conchita! Daba la impresión de que en cualquier momento me saldrían ampollas en la lengua. Pero podría derretirme que no pensaba despegarme de ese rincón que tanto placer producía en los dos.
Clara reforzó la idea y sus piernas se cruzaron para evitar que pudiera escapar si yo cambiaba de idea.
-Pendejo hijo de puta… -Dejó escapar ella en medio de sus gemidos.
-¿Te gusta cómo la chupa? -Se oyó la voz de Jessi desde un costado mientras yo continuaba con mi labor.
-Ay… mmmmm… me está matando…
-¿Y si hago esto? -La voz de Jessi se escuchaba más de cerca.
No hubo respuesta de Clara, pero segundos más tarde un sonoro gemido brotó de sus labios, y de sus otros labios brotó una buena cantidad de líquido muy caliente.
Sin desaprovechar la chance, recolecté todo lo que pude de su néctar, el cual tragué con mucho placer. Levanté mi vista y vi a Jessi que retiraba sus manos de las tetas de su amiga.
-¿Qué hiciste? -Pregunté, luego de incorporarme, relamiéndome.
-Le di una mano. -Respondió, su cara sonriente convertida en la representación perfecta de la inocencia. -Nada más.
-Me apretó los pezones la muy hija de puta. -Intervino Clara, recuperando el aire.
-Y vos te encantó. -Replicó su amiga sin abandonar su sonrisa. -¡Ni se te ocurra negarlo, que acabaste de una!
-Hija de puta. -Fue la respuesta de mi hermana, pero la idéntica sonrisa que se formó en sus labios desmintió el poco enfado que había en su voz. -No tenías por qué…
Clara estaba a punto de seguir con su intento de protesta, pero yo no tenía ganas de que se enfriara el clima en lo más mínimo. Me abalancé sobre ella para callarla con un intenso beso, metiendo mi lengua lo más adentro posible de su boca, para luego enzarzarnos en un duelo que duró varios segundos.
En medio de eso, una de mis manos bajó hasta mi entrepierna y guió mi verga hasta que apuntara a aquel caliente rincón de mi hermana, que ya estaba más que lubricado y deseoso de recibir mi miembro.
Costó un poco que mi glande se abriera paso, pero una vez que logré eso, fue prácticamente automático para que la mitad de mi verga se viera envuelta de forma bastante apretada en aquel calor tan delicioso.
Clara se despegó de mi boca para dejar escapar un fuerte gemido, que para mí sonó mejor que cualquier orquesta sinfónica.
Sonriendo con suficiencia, empecé a moverme hacia atrás y delante de forma controlada, sin apresurarme, para darle tiempo a mi hermana a que se acostumbrara, pero ella no necesitaba eso.
-Cogeme pendejo. -Me pidió entre jadeos.
-¿La querés hasta el fondo, hermanita? -Pregunté, incorporándome un poco hasta quedar de rodillas en la cama, pero sin salir de su interior, reiniciando el vaivén.
-Ay dios… Cómo me encanta esta pija… -Clara ya se estaba empezando a agarrar de las sábanas.
-Entonces la vas a tener entera.
Saqué mi verga y me puse de pie. Pasé los brazos por debajo de la cintura de Clara y la traje de nuevo a los pies de la cama, y sin más preámbulos se la mandé de una.
Clara abrió la boca como si por un momento hubiera intentado gritar, pero no llegó a emitir ningún sonido, salvo un suave gemido entrecortado, como si le hubieran quitado el aire.
-¿Qué pasó, Clarita? -Pregunté en tono burlón. -Ni que te hubieran metido una buena pija hasta el fondo.
De nuevo retiré mi verga hasta que apenas un poco de la cabeza se mantuvo dentro de ella, y de nuevo volví a arremeter contra ella casi con malicia. Tenía que admitir que me resultaba tanto divertido como excitante saber que le estaba cortando la respiración a mi hermana a puro pijazo.
Repetí ese movimiento varias veces más, sin importarme lo que pudiera pasarle a mi hermana, hasta que Clara llegó a un punto en el que parecía estar luchando contra un demonio que la poseía. Por fin había recuperado el aire, y lo usaba para gemir como nunca, lo cual sólo servía para incitarme a seguir con eso.
Me agarré con fuerza de su cintura e inicié la embestida final con todas mis fuerzas. Fue tal el impulso que realicé, que de pura emoción terminé levantando el cuerpo de mi hermana unos centímetros de la cama.
-Ahí está, putita, bien adentro. -Dije con un gruñido casi salvaje, usando mis manos para empujar su cuerpo contra el mío y moverme un par de veces para que sintiera lo mucho que me había adentrado en ella.
Finalmente la dejé caer en la cama y un fuerte chorro brotó de su maltratada cuevita. Clara se debatía entre el mar de emociones que inundaba su cabeza. Se cubrió la cara con las manos, pero su respiración agitada y los temblores que recorrían su cuerpo eran toda la evidencia que necesitaba para saber que le había provocado uno de esos orgasmos que la dejaban entre lágrimas.
Aprovechando para descansar un poco, me tiré al lado de ella en la cama. Volteé para verla a Jessi, que también había aprovechado para darle descanso a su mano. En silencio se aceró hacia donde me encontraba, metió dos de sus dedos dentro de ella y los retiró para mostrármelos.
Estaban brillantes y húmedos, demostrando que se encontraba casi tan excitada como su amiga. Jessi se acercó un poco más y dejó sus dedos al alcance de mi boca. Clara todavía tenía la cara cubierta y parecía estar ausente, así que tomé la oportunidad y despegué mis labios para que Jessi me diera una muestra gratis de su propio sabor.
Tenía que reconocer que ella acababa de presentar muy buenos argumentos para ocupar el primer puesto de cosas que podría saborear por el resto de mi vida. Tuve que plantear una seria resistencia al deseo que me provocó de dejar a mi hermana por un rato y enterrar la cabeza entre las piernas de su amiga hasta dejar de sentir la lengua.
Los ojos de Jessi brillaban de perversión, era más que obvio que me daría la bienvenida con mucho gusto si me decidiera a abalanzarme sobre ella.
Pero ya tendría muchas ocasiones de hacer eso, en cambio sólo me quedaba ese día para dedicárselo a Clara.
-Dale que todavía falta. -Dije, zarandeando por el hombro a mi hermana.
-Obvio que falta. -Respondió ella, girando con rapidez para quedar sentada encima de mí. -¡Mirá si me voy a quedar conforme sólo con eso! -Exclamó, mientras una de sus manos se ubicaba sobre mi verga, que volvía a reanimarse, y la guiaba de nuevo hacia su interior.
Fiel a lo que dijo, apoyó su entrada sobre mi glande y presionó hasta que toda la punta estuvo dentro. De a poco fue bajando su cuerpo y logró que la mitad de mi verga volviera a explorar su caliente cuevita.
Sin esperar mucho más, subí mis manos hacia sus pechos y empecé a jugar con sus pezones, mezclando caricias con pequeños momentos en los que ejercía presión sobre ellos con mis dedos.
Clara no tardó en comenzar a moverse en un suave vaivén. Giró su cabeza hacia su amiga, pero Jessi no se encontraba en la habitación.
Antes que pudiéramos preguntarnos dónde se había metido, reapareció ya despojada de su vestido con un objeto largo en su mano.
Cuando se volvió a sentar en la cama, se abrió nuevamente de piernas, y cuando estuvo más cerca finalmente pude darme cuenta de lo que había traído.
-¿Así que vos habías sacado esa foto? -Pregunté, mirando el consolador.
-Sí. -Afirmó sonriendo, mientras daba un par de lamidas para lubricarlo con su propia saliva. -Pero ni a palos se compara con eso que tenés vos. -Introdujo el juguete unos centímetros dentro de ella. -Mmmmmm… Tendré que compensar así. -Empezó a mover lentamente el juguete para penetrarse de a poco.
-Ah, no sé. -Intervino Clara. -Conformate con eso. -Agregó con malicia, antes de reiniciar el vaivén. -Agarrate, hermanito, ahora me toca a mí. -Dijo, volteando para clavar su vista en mí. -A ver cuánto aguantás.
Clara se puso en cuclillas y comenzó a dictar los términos como y cuando ella quería. A veces más lento, a veces subiendo el ritmo, relajando un poco los músculos y otras veces ejerciendo una presión tan fuerte que parecía que mi verga había quedado envuelta por una anaconda.
Me estaba empezando a calentar tanto que acerqué mis manos a su cintura con la intención de retomar el control y bajar un poco la intensidad, pero un grito me cortó en seco a medio camino.
-¡Sacá las manos de ahí! -Dijo Jessi, deteniéndose para cagarme a pedos. -Ahora te quedás quietito y tratás de aguantar… si es que podés. -Añadió, para luego volver a estimularse con su consolador.
No me quedó otra opción más que quedarme quieto y tratar de controlar mi excitación, pero era en vano. La habitación se había lleno con los gemidos de mi hermana y de Jessi, que había empezado a acelerar sus movimientos también. Mis gemidos no se demoraron mucho más, y ya me estaba costando horrores no acabar.
-Ay hermanito… qué rica pija que tenés… dámela toda… llename la conchita con tu leche… - Dijo mi hermana mientras su cuerpo seguía subiendo y bajando.
Clara sabía muy bien lo que me gustaba escuchar, y la voz de trolita que usaba sólo servía para calentarme aún más.
Si creía que lo que estaba haciendo se sentía bien, no había sentido nada todavía. De repente mi hermana volvió a apoyar las rodillas en la cama y dejó que sólo su cintura se encargara de llevar el paso.
Era como si hubiera un terremoto, pero lo único que se movía eran las caderas de mi hermana. No sabía si era por bailar tanto reggeaton o qué mierda, pero la velocidad y la fuerza con la que se estaba moviendo me hizo poner la mente prácticamente en blanco.
-Ya casi estoy… -Fue lo que alcancé a decir entre dientes, juntando lo poco que me quedaba de voluntad para resistir unos pocos segundos.
-Aguantá Pedro… aguantá un poco más. -Pidió Clara, con su respiración más agitada que nunca por el esfuerzo realizado. -Ya acabo yo también.
Pavada de pedido me estaba haciendo Clara. La hija de puta me estaba pegando la cabalgada de mi vida. Si eso hubiera sido un rodeo, ya habría quedado domado en menos de un minuto.
Durante los siguientes segundos sólo se podía escuchar cómo los gemidos de los tres iban subiendo de volumen. Volteé para verla a Jessi con la intención de disminuir mi propia excitación, pero había sido para peor: ella estaba a full mandándose su juguete prácticamente hasta el fondo.
Su cara era la viva imagen del placer, y su boca estaba dejando salir todos los gemidos que podía generar. Estaba completamente entregada a las sensaciones que nacían entre sus piernas y recorrían todo su cuerpo.
Con esa imagen llegué a mi límite. Ya no podía contenerme más, y dejé que todo lo que tenía guardado saliera y se internara dentro de mi hermana. Para reforzar la intención, esta vez sí tomé de la cintura a Clara y una vez más metí mi verga tan adentro como era posible, para que las últimas sacudidas que me dominaron las sintiera también ella.
Un largo y agudo gemido brotó de la boca de mi hermana, cuyo cuerpo también comenzó a temblar hasta que se derrumbó encima de mí, todavía con mi verga dentro de ella. Un súbito calor bañó mi verga y ahí noté que ella también había acabado. La abracé para evitar que se saliera y di un último par de movimientos para que hasta la última gota de mi semen quedara dentro suyo.
Jessi fue la última en llegar al orgasmo, y si no hubiera sido por las precauciones que habíamos tomado, se habría enterado todo el edificio de tan fuerte que había gritado. Ya había dejado el consolador a un costado y con su mano derecha frotaba su entrepierna casi con furia. No paró de mover su mano incluso cuando un bestial chorro brotó de ella, que alcanzó a salpicarnos a mí y a mi hermana a pesar de la distancia.
Su mano siguió moviéndose entre sus piernas, provocando nuevos gemidos que parecían no acabar más. Su cabeza estaba completamente echada hacia atrás, era el éxtasis personificado. Estaba por empezar a preguntarme por qué seguía haciendo eso cuando un segundo chorro brotó de ella, no tan potente como el primero, pero igualmente impresionante.
Clara levantó su culo y todo el líquido que la había habitado hasta ese momento salió y bañó mi entrepierna. Ni lerda ni perezosa, ella se quedó en cuatro patas y paseó su lengua por cada rincón de mi piel que había sido bañado por la mezcla de nuestros jugos.
-No hay que desperdiciar ni una gota. -Dijo a la pasada, mientras continuaba lamiendo mi verga para quedarse con cualquier rastro que pudiera encontrar.
-Tenés razón. -Comentó Jessi, ya recuperada, acercándose a traición por detrás de mi hermana hasta quedar con su rostro pegado a la rajita de su amiga.
Jessi no le dio oportunidad a mi hermana de quejarse y metió su lengua lo más adentro posible, para extraer todo lo que no había abandonado aún aquel rincón.
Clara terminó con su tarea y Jessi se despegó de ella segundos más tarde. Luego ambas amigas se fundieron en un beso que parecía sacado de mis más intensas fantasías sexuales.
Se separaron y Clara realizó un inequívoco gesto con su boca que indicaba que había tragado una buena cantidad de líquido.
-Mmmmmmm… ¡Rico! -Comentó, mientras se relamía de placer. -Gracias, Jessi. -Dijo a su amiga, con quien compartió una sonrisa cómplice cargada de demoníaca diversión.
-Para eso están las amigas, ¿no?
-Ay, por favor… Estoy reventada… -Dijo Clara, dejándose caer de espaldas en la cama, quedando en el espacio que había entre Jessi y yo.
-¿Y ahora? -Pregunté.
-Ahora llamo a los viejos y les digo que me quedo a cenar. Y que Jessi estaba por la zona y la invitamos a que se sumara. -Anunció Clara, esforzándose por despegar su cuerpo de la cama. -Después tendremos que pensar qué comemos de postre. -Agregó desde la puerta, con una mirada que decía que sabía muy bien cuál sería el postre.
Finalmente salió de la habitación, dejándonos a solas con Jessi. Hicimos contacto visual y fue como si una pequeña flama se hubiera encendido en ambos, que amenazaba con arder más que cualquier bomba detonada en la historia de la humanidad si alguien le echaba una mínima gota de combustible.
Las ganas estaban ahí, esos ojazos negros que tenía Jessi me lo anunciaban a los gritos. Su vista se dirigió a mi verga, que ya se había ablandado bastante, pero que de todos modos era una visión agradable para ella.
Jessi se mordía los labios, sabiendo que en ese momento no tenía permitido tocar, pero la tentación era muy grande.
Para evitar cualquier locura, simplemente la rodeé con mis brazos, especialmente para controlar que no se dejara llevar por su instinto y terminara abalanzándose sobre mi pija para devorarla con desesperación. Su cabeza estaba apoyada contra mi pecho y su perfume una vez más flotaba hasta adentrarse en mi nariz y dejarme embriagado.
-Tendría que haberlo pensado mejor cuando le dije a tu hermana que sólo iba a mirar. -Dijo Jessi, con una voz llena de arrepentimiento.
-¿Vas a aguantar vernos hacer un segundo round?
-Es una tortura verlos coger, yo también quiero… pero a la vez me re calienta verlos así. Me vuelve loca.
-Bueno, vamos a darte un buen espectáculo entonces. -Le aseguré, poniéndome de pie.
Me volteé para verla una vez más, era casi un acto reflejo. Pude ver su cortina de pelo negro y reluciente que le caía por un costado. Mis ojos bajaron por la línea de su cuello hasta recorrer sus hombros y detenerse en sus pechos. Sus pezones aún se veían bastante parados. Se me hacía agua la boca al imaginármelos otra vez entre mis labios.
Seguí acariciando su suave piel con la vista, pasando por su vientre plano y su monte de Venus que parecía el último refugio de un explorador antes de internarse en la cueva donde aguardaba el tesoro.
Jessi despegó un poco sus largas piernas y me dejó entrever un pequeño y húmedo brillo que me confirmaba que aún se sentía muy excitada. Cruzamos miradas de nuevo y una tentadora sonrisa apareció en su boca.
Vos sabés lo que podríamos estar haciendo en este mismo instante, ¿no?
Esas palabras nunca resonaron en la habitación, pero sus ojos transmitieron el mensaje fuerte y claro.
Prácticamente la violé con la mirada, y poco faltó para que me lanzara sobre ella sin importarme más nada. Preferí responderle con una idéntica sonrisa, y le dediqué un guiño antes de irme a la puerta de mi habitación.
-Me voy a pegar un duchazo.
Lo dije en voz alta, pero no me detuve a confirmar si Clara me había escuchado o no. Apurando el paso, me metí enseguida en el baño antes que me la encontrara en el camino y sucumbiera a una nueva tentación.
---
Unos minutos más tarde estaba saliendo del baño luego de bajar la calentura gracias al agua fría, casi helada.
Me encontré a las dos amigas de nuevo sentadas en el sillón, riéndose de algún comentario que había hecho Clara. Ambas estaban apenas cubiertas por su ropa interior, pero ni tiempo me dieron a apreciar sus cuerpos que ya estaban dirigiéndose al baño.
-Ya le avisé a mamá que me quedaba a cenar acá. Ahora nos vamos a bañar. -Dijo mi hermana al pasar por mi lado. -Pedí comida así no tenemos que esperar cuando salgamos del baño.
-¿Qué hacés con eso? -Pregunté al notar que Jessi llevaba su cartera con ella.
-No sé, secreto. -Respondió, guiñándome un ojo de forma cómplice.
Luego de quedarme un par de minutos medio atontado, por fin volví en mí y agarré el teléfono para pedir algo al delivery.
Pasé por la cocina para servirme algo de tomar y después me quedé sentado en uno de los sillones. Prendí el televisor con la idea de despejar la cabeza, pero no lo estaba consiguiendo. Jessi y Clara estaban posiblemente desnudas en ese preciso instante y yo estaba ahí al pedo mirando televisión.
Me puse de pie y me dirigí a toda prisa al baño. La comida llegaría en media hora, teníamos tiempo de divertirnos un buen rato hasta que fuera hora de cenar.
Apoyé la mano en el picaporte y presioné para abrir la puerta, pero se veía que ya habían previsto que podría intentar algo así, porque al toque una mano del otro lado de la puerta evitó que yo entrara.
-¿Qué hacés? -Preguntó la voz de Jessi. -Ni se te ocurra entrar.
-Ya pedí la comida. Viene en treinta minutos.
-Ah, bueno. Gracias por avisar. ¿Querías algo más?
-Pensaba aprovechar el tiempo.
-¿Ah, sí? -Preguntó ahora la voz de Clara. -¿Y qué estabas pensando que podías hacer para matar el tiempo hasta que llegara la comida?
-Entrar.
-Ah, mirá vos. -Dijo Jessi con tono algo burlón. -Bueno, vas a tener que cambiar de planes, Pedrito. No podés entrar.
-¿Cómo que no? ¿Me van a dejar acá afuera?
-Obvio. -Afirmó con tranquilidad Clara. -Aprovechá a descansar, que se viene el segundo round después de comer.
-YOU SHALL NOT PASS! -Agregó Jessi, gritando al mejor estilo Gandalf.
Si sería hija de puta. No podía hacerme reír así esa pendeja. Después de la carcajada que me hizo largar, no me quedó otra opción más que aceptar la derrota y volver al sillón a matar el tiempo.
Daba la impresión de que el tiempo no se pasaba más. Cada vez que miraba el reloj de mi celular después de lo que me habían parecido dos horas, resultaba que sólo habían pasado uno o dos minutos.
Una vez que se apagó el sonido del agua cayendo, escuché unas carcajadas y me acerqué a la puerta del baño para tratar de averiguar qué hacían las dos ahí adentro. Estaba a menos de un metro del baño cuando me pareció escuchar algo parecido a un gemido.
Conteniendo mis ganas de abrir la puerta de golpe y ganarme las puteadas de Clara y Jessi, opté por acercar el oído a la puerta.
-¿Cómo me queda? -Preguntó la voz de mi hermana.
-A ver… girá un poco, date vuelta. -Respondió Jessi, con el tono de alguien que observa algo con ojo crítico. -Desde acá se ve bien. ¿Cómo lo sentís?
-Raro. ¿Cómo hacías para caminar con esto?
-Te acostumbrás enseguida. -Dijo Jessi una vez que terminó de reírse. -Lo importante es que te relajes.
-¿Decís que le va a gustar?
-Te queda genial. -Aseguró con un tono que no daba lugar a dudas. -Se va a volver loco cuando lo vea.
Mi corazón latía a mil por hora, y parecía que toda la sangre iba bombeada directamente hacia mi pija. No tenía la menor idea de qué estaban haciendo en el baño, pero cualquier cosa que pudiera imaginar sólo servía para hacerme calentar más y más.
Estaba tan absorto en lo que pasaba adentro del baño que cuando sonó el timbre casi me voy al piso. De pura casualidad logré mantener el equilibrio y el silencio, evitando que se dieran cuenta de que había estado escuchándolas.
Moviéndome con tanta velocidad como me era posible sin hacer ruido, me fui directo al portero para ver quién carajo casi me había provocado un paro cardíaco.
-¡Chicas! ¡Llegó la comida! -Anuncié en voz alta, luego de comprobar que era el delivery. -A ver si salen de una vez, que ahí bajo a buscarla.
Me fui corriendo a la habitación para ponerme algo más de ropa y calzarme, agarré la plata para pagarle al pibe, y salí a toda prisa del departamento.
Cuando regresé esperaba encontrarme con alguna pista que me indicara de qué habían estado hablando mi hermana y su amiga durante el largo rato que estuvieron encerradas en el baño.
Sin embargo, ahí estaban, vistiendo la ropa con la que habían llegado al departamento, como si no hubiera pasado absolutamente nada en toda la tarde.
Algo decepcionado por no encontrarlas vistiendo alguna clase de lencería que me hiciera acabar a los dos segundos de haberlas visto, llevé la comida a la mesa, acerqué los platos y vasos, una bebida fría, y nos dispusimos a comer.
La cena transcurrió en un silencio cargado de tensión. Los tres sabíamos lo que iba a pasar una vez que diéramos por concluida la comida, y en cualquier momento parecía que mi hermana se podría lanzar encima de mí para arrancarme la ropa con los dientes (o quizás yo se la arrancaría a ella), pero nos hacíamos los boludos muy bien.
Las chicas me ayudaron a despejar la mesa y, cuando caminé por detrás de Clara para llevar los platos de nuevo a la cocina, noté que de vez en cuando daba un paso de una forma ligeramente extraña, como alguien que se había lastimado el tobillo recientemente y recién volvía a caminar de manera normal.
Finalmente lavé las cosas mientras las chicas se quedaban matando los últimos instantes en el sofá mirando televisión. Inhalé profundamente y volví a la sala con la respiración algo agitada y las pulsaciones volviendo a aumentar su ritmo.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Hasta acá la primera parte, no se olviden de leer la segunda mitad.
http://www.poringa.net/posts/relatos/3820226/Como-descubri-que-mi-hermana-adora-mi-pija-Parte-XVII-b.html
3 comentarios - Cómo descubrí que mi hermana adora mi pija (Parte XVII-a)