aferraba con fuerza mis manos y la muy puta se desgañitaba, gemía, ululaba y resoplaba del inmenso placer que le producía el ser jodida en esta lujuriosa postura.
—¡ah, sí métemela toda, cabrón !, ¡que follada me estas pegando canalla!, ¡oh, sí!, ¡dame rabo, cabrón! —vociferó jadeando Venus.
La ramera Venus, estaba corrida de placer mientras yo taladraba y socavaba su muy efervescente coño de loba libidinosa y ella no paraba de soltar obscenidades.
—¡ah!, ¡ah!, ¡jode a esta puta zorra!, ¡jódeme !, ¡jódeme !, ¡oh!, ¡oh!, ¡oh!, ¡oh!, ¡ah!, ¡ah!, ¡ah!, ¡ah!, ¡ah!, ¡ah!, ¡así cabrón, jódeme! —mugió jadeante Venus.
Yo jodía sin parar el muy bullente chochazo de la fulana libidinosa Venus, mientras repetía una y otra vez la misma sexual cantinela:
—¡gran polla!, ¡gran polla! —exclamó Venus jadeando muy libidinosa.
Nos tiramos al suelo, cerca de la cama y la estuve jodiendo de lado al tiempo que ella tocaba su clítoris como una zorra depravada y al recibir mil empellones en su borboteante coño gritaba y gemía sin parar:
—¡toda! ¡oh, sí!, ¡sí!, ¡sí!, ¡sí!, ¡sí!, ¡sí!, ¡sí!, ¡que rico !, ¡dame rabo, cabrón!, ¡dame rabo! —bufó Venus.
Al tiempo que era jodida y bufaba como una perra, se magreaba su hirviente y agitado coño para sentir más placer al ser barrenada por mi rabo de toro.
—¡sí!, ¡sí!, ¡dame rabo, cabrón!, ¡jode a esta puta zorra!, ¡jodeme, cabrón! —jadeaba mandando Venus.
Retornamos a la postura de estilo perro y mientras comenzaba a meter mi . rabo en su muy agitado coño, la loba viciosa de Venus repetía:
— ¡oh sí!, ¡oh sí!, ¡jode a esta puta zorra!, ¡soy tu jodida puta!
La tenía bien atrapada por sus lascivas nalgas con mis fuertes manos y Venus se sentía la zorra más lujuriosa y procaz mientras la taladraba su agitado chocho de puta licenciosa.
—¡sí!, ¡sí!, ¡jodeme!, ¡jodeme más!, ¡jodeme, cabrón!, ¡mi coño está muy mojado —jadeaba Venus con lascivia, al tiempo que se magreaba el clítoris.
—¡dame tu rabo, cabrón, te la quiero comer! —dictó Venus lujuriosamente.
Después de darla el último empellón a su hirviente chochazo, saqué mi rabo y poniéndome delante de esta sucia fulana de Venus ponía la punta de su muy provocadora lengua bien cerca de mi duro cipote para tragar toda la lefa. Chupaba, deglutía y tragaba mi rabo y dejaba caer algo de saliva en el para que la mamada fuera mejor y volvía a encasquetarse mi rabo en su sensual bocaza de zorrón provocativo.
Finalmente, el putón desorejado de Venus, se postró ante mí, con las patas bien abiertas y en V para petarla y entaponarla el ojete que yo tanto deseaba, la muy guarra, me pedía más rabo sin parar.
—¡sí!, ¡sí!, ¡jodeme!, ¡jodeme más!, ¡jodeme, cabrón!, ¡dame rabo, cabrón!, ¡sí! —vociferaba Venus colérica de lujuria.
Al tiempo que la petaba y barrenaba el ojete, la putona lasciva de Venus, se frotaba el clítoris con pasión y frenesí y me pedía más y más rabo sin parar.
—¡sí!, ¡sí!, ¡jodeme!, ¡jodeme más!, ¡jode a esta puta zorra!,
—¡ah, sí métemela toda, cabrón !, ¡que follada me estas pegando canalla!, ¡oh, sí!, ¡dame rabo, cabrón! —vociferó jadeando Venus.
La ramera Venus, estaba corrida de placer mientras yo taladraba y socavaba su muy efervescente coño de loba libidinosa y ella no paraba de soltar obscenidades.
—¡ah!, ¡ah!, ¡jode a esta puta zorra!, ¡jódeme !, ¡jódeme !, ¡oh!, ¡oh!, ¡oh!, ¡oh!, ¡ah!, ¡ah!, ¡ah!, ¡ah!, ¡ah!, ¡ah!, ¡así cabrón, jódeme! —mugió jadeante Venus.
Yo jodía sin parar el muy bullente chochazo de la fulana libidinosa Venus, mientras repetía una y otra vez la misma sexual cantinela:
—¡gran polla!, ¡gran polla! —exclamó Venus jadeando muy libidinosa.
Nos tiramos al suelo, cerca de la cama y la estuve jodiendo de lado al tiempo que ella tocaba su clítoris como una zorra depravada y al recibir mil empellones en su borboteante coño gritaba y gemía sin parar:
—¡toda! ¡oh, sí!, ¡sí!, ¡sí!, ¡sí!, ¡sí!, ¡sí!, ¡sí!, ¡que rico !, ¡dame rabo, cabrón!, ¡dame rabo! —bufó Venus.
Al tiempo que era jodida y bufaba como una perra, se magreaba su hirviente y agitado coño para sentir más placer al ser barrenada por mi rabo de toro.
—¡sí!, ¡sí!, ¡dame rabo, cabrón!, ¡jode a esta puta zorra!, ¡jodeme, cabrón! —jadeaba mandando Venus.
Retornamos a la postura de estilo perro y mientras comenzaba a meter mi . rabo en su muy agitado coño, la loba viciosa de Venus repetía:
— ¡oh sí!, ¡oh sí!, ¡jode a esta puta zorra!, ¡soy tu jodida puta!
La tenía bien atrapada por sus lascivas nalgas con mis fuertes manos y Venus se sentía la zorra más lujuriosa y procaz mientras la taladraba su agitado chocho de puta licenciosa.
—¡sí!, ¡sí!, ¡jodeme!, ¡jodeme más!, ¡jodeme, cabrón!, ¡mi coño está muy mojado —jadeaba Venus con lascivia, al tiempo que se magreaba el clítoris.
—¡dame tu rabo, cabrón, te la quiero comer! —dictó Venus lujuriosamente.
Después de darla el último empellón a su hirviente chochazo, saqué mi rabo y poniéndome delante de esta sucia fulana de Venus ponía la punta de su muy provocadora lengua bien cerca de mi duro cipote para tragar toda la lefa. Chupaba, deglutía y tragaba mi rabo y dejaba caer algo de saliva en el para que la mamada fuera mejor y volvía a encasquetarse mi rabo en su sensual bocaza de zorrón provocativo.
Finalmente, el putón desorejado de Venus, se postró ante mí, con las patas bien abiertas y en V para petarla y entaponarla el ojete que yo tanto deseaba, la muy guarra, me pedía más rabo sin parar.
—¡sí!, ¡sí!, ¡jodeme!, ¡jodeme más!, ¡jodeme, cabrón!, ¡dame rabo, cabrón!, ¡sí! —vociferaba Venus colérica de lujuria.
Al tiempo que la petaba y barrenaba el ojete, la putona lasciva de Venus, se frotaba el clítoris con pasión y frenesí y me pedía más y más rabo sin parar.
—¡sí!, ¡sí!, ¡jodeme!, ¡jodeme más!, ¡jode a esta puta zorra!,
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