Aunque les parezca algo bizarro, les aseguro que lo que les voy a contar es 100% real y me pasó a mí directamente.
Si algunos ya me conocen por relatos anteriores saben que me llamo Nico, tengo 35años, soy alto, ojos oscuros y cabello castaño y que si bien estoy en pareja con una chica siempre me ha gustado estar con chicos, como un hobbie o para darme un gustito.
La cosa es que hace algunos meses atrás empecé un tratamiento en la clínica donde me atiendo por un problemilla en los intestinos, les repito que suena bizarro, pero les aseguro que es real.
Un médico más o menos de mi edad era quien me iba a hacer este tratamiento durante 5 secciones, habíamos acordado los sábados en la mañana en la clínica durante 5 semanas.
Sin entrar demasiado en detalles, les cuento que el tratamiento consistía en colocarme unas pequeñas banditas de goma que dentro del intestino que luego eso haría que mejorar mi problema. Si a alguno de ustedes le ha tocado algo así, seguramente sepa de que estoy hablando, es un técnica bastante nueva y muy efectiva.
Así que yo llegaba a la consulta, me hacían acotar en una camilla, bajarme un poco los pantalones y la ropa interior y ponerme de costado, con una pierna totalmente extendida y la otro un poco flexionada, es decir… dejándole toda la cola a su disposición.
Una enfermera que ayudaba normalmente se encargaba de mantener mis nalgas separadas para que el doctor pudiera hacer su trabajo.
La verdad que no era muy agradable aquella situación, ni el tratamiento en si pero reconozco que con el pasar de las secciones me fui acostumbrando y ya no lo sufría tanto.
El punto de esta historia comienza cuando terminamos la 4ta sección y solo restaba la última.
Le comenté al médico que el siguiente sábado no podía ir a la consulta porque tenía q viajar y que, al siguiente tampoco, por lo que pasarían 3 semanas hasta la nueva consulta.
Es mucho tiempo me dijo, me gustaría que pudiéramos terminar antes así ya salís de esto.
Podes venir el otro martes me preguntó el médico, no, el martes imposible le dije. ¿El jueves de tarde?… no puedo contesté.
Bueno, hagamos una cosa dijo, yo los viernes atiendo en mi consultorio privado consultas por fuera de la mutualista, sin embargo, para que podamos terminar con esto, si podes ándate hasta ahí el viernes y salimos de esto.
Le agradecí y me fui confiado en que podría terminar el tratamiento el viernes.
El viernes 8 pm cómo habíamos acordado me presenté, (me dijo esa hora porque él terminaba las consultas a esa hora y así por último me atendería a mí), entré y me atendió la enfermera que lo asistía, me pidió que esperar unos minutos que estaba terminando con él paciente anterior.
A los pocos minutos me llamó y me pidió que pasara al consultorio y los esperara un minuto, escuche como hablaba con la enfermera y le dijo… vos ándate nomás que ya son las 8, yo me arreglo con el paciente que es algo sencillo. Me llamó la atención, pero no demasiado, nunca esperé nada raro sinceramente.
El médico entró al consultorio, me saludo, me preguntó como me sentía y como siempre yo le comenté que me sentía bien, así era.
Me dijo…
ok, vamos a ver si terminamos con esto, ¿no? La enfermera ya se fue así que lo voy a hacer solo, te pido si no te molesta sacate del todo el pantalón y la ropa interior así estás más cómodo y yo trabajo más cómodo también total vamos a estar nosotros dos nomás. Eso hice y me acosté como un “angelito” en la camilla.
Voy a revisar como viene esto a ver si fue mejorando lo que vinimos haciendo dijo, se puso un guante de latex, se puso un poco de lubricante y me fue tocando lentamente el ano hasta que el dedo entró. Vale comentar que esto lo hacia siempre, era parte del tratamiento revisar como estaba la situación antes de empezar, solo que está vez se tomó su tiempo para meter el dedo y eso me llamó la atención, estuvo merodeando un poquito con el dedo hasta que al final lo metió suavemente. Obviamente tengo que reconocer que esa erala parte que más me gustaba de todo el tratamiento, lo que seguía ya es un poco molesto.
El tema que normalmente e ltacto de la zona era super rápido y apenas si duraba 10 segundos, bueno… esta vez había pasado un minuto al menos y el médico seguía con el dedo en mi culo. Con la otra mano me separaba las nalgas y por momentos me preguntaba si estaba bien, si me molestaba, si me dolía… a lo que yo contestaba que no.
Como a cualquiera de nosotros nos pasaría en un momento me acostumbre a tener el dedo adentro y sinceramente me empezó a gustar y mi cabeza empezó a pensar distinto, ya no era el médico que me estaba haciendo un tratamiento, sino que me permití pensar si esto no terminaría de una forma más divertida.
El médico, con diferentes explicaciones seguía con el dedo adentro, lo metía hasta el fondo, lo movía, lo sacaba un poco, lo volvía a meter … así por unos minutos y de a poco me dí cuenta que eso no era normal y que realmente lo estaba haciendo a propósito para hacerme sentir cosas pero yo no decía nada de nada. Quieto en la camilla con la cola entregada disfrutando en silencio.
¿Y… como te sentiste? Me preguntó una vez que ya había sacado el dedo, pero aún parado detrás mío.
Bien, todo bien respondí.
Te gustó? Comentó con una mínima sonrisa en los labios… no respondí nada.
Silencio de unos segundos y volvió a tocarme con el dedo en la entrada del ano) donde nos vuelve locos a los hombres) mientras con la otra mano hacia fuerzas para separa las nalgas ver perfectamente mi culo abierto.
Si bien un consultorio médico no es un lugar que me existe demasiado a esa altura les juro que ya tenía la pija un poco dura y estaba muy caliente, no tenía claro aun lo que quería, pero si estaba dispuesto a lo que fuera con tal de saciar esas ganas que me había generado el dedo del médico.
Lentamente sentí como el médico dejo de tocarme y camino alrededor de la camilla, paso por donde estaban mis pies, miro de reojo mi pija que tenía una gotita en la punta y se acercó a mi cabeza.
Como yo estaba acostado, de lado en la camilla cuando el médico se para enfrente mío me queda la cadera de él enfrente a mi cara, por lo tanto, la pija también enfrente. Noté que se había desprendido la túnica blanca y que debajo de ese pantalón también blanco había una pija queriendo salir… eso me voló la cabeza.
Se paró y me dijo: “ si vos queres, está vez lo podemos hacer más entretenido” mientras con su mano izquierda rozaba muy delicadamente mi pierna.
No pude aguantar más…. con la mano que podía mover le desabroché el cinto y el pantalón, le bajé la ropa y me encontré con una hermosa pija… digo hermosa no por el tamaño que si bien no estaba mal, lo que me llamó la atención fue lo linda que era, bien rosadita con los pelos recortados pero super prolijos y con algunas venas que sobresalían levemente.
No puedo expresarles por escrito la sensación que tuve al ponerme esa hermosa pija en la boca, la disfruté y la saboree como ninguna otra, la lamí, la bese y la recorrí hasta el tronco con la boca mientras empezaba a ponerse bien dura.
Le costó un poco de tiempo ponerse del todo dura, pero la cara del médico mostraba lo bien que se la estaba chupando mientras él con su mano me tocaba muy lindo los huevos y la pija.
Yo no podía creer lo que estaba sucediendo, tenia una calentura de novela.
En un momento el médico saco la pija de mi boca, se alejó un paso y bajo su boca a darme un beso de esos que no se olvidan, me comió la boca y aprovecho para decirme al oído… “me muero de ganas de cojerte”, hace lo que quieras le respondí.
Se alejo mientras yo no quería perder de vista esa hermosa pija, dio la vuelta y se posicionó detrás mío, como para hacerme el tratamiento, pero en este caso iba a ser otro tipo de tratamiento.
Como mi cola ya estaba lubricada y super excitada solo demoró un segundo en hacerme sentir toda la pija adentro mío.
Les tengo que contar la verdad, como hasta ahora… en ese preciso momento mi pija (sin que nadie la tocara) empezó a escupir leche como loca y tuve un orgasmo increíble.
El médico me dio bomba solo unos segundos y al veme como yo acababa sacó la pija de mi cola y terminó también ensuciándome de leche por todos lados.
Todos los detalles son importantes por eso les quiero contar que ese día, antes de irme del consultorio no me pude contener y le chupé la pija una vez más al médico, él parado y yo arrodillado como una puta en celo.
También quedamos en otro día para seguir con el tratamiento, pero eso se los cuento otro día.
Espero les haya gustado mi historia.
Si algunos ya me conocen por relatos anteriores saben que me llamo Nico, tengo 35años, soy alto, ojos oscuros y cabello castaño y que si bien estoy en pareja con una chica siempre me ha gustado estar con chicos, como un hobbie o para darme un gustito.
La cosa es que hace algunos meses atrás empecé un tratamiento en la clínica donde me atiendo por un problemilla en los intestinos, les repito que suena bizarro, pero les aseguro que es real.
Un médico más o menos de mi edad era quien me iba a hacer este tratamiento durante 5 secciones, habíamos acordado los sábados en la mañana en la clínica durante 5 semanas.
Sin entrar demasiado en detalles, les cuento que el tratamiento consistía en colocarme unas pequeñas banditas de goma que dentro del intestino que luego eso haría que mejorar mi problema. Si a alguno de ustedes le ha tocado algo así, seguramente sepa de que estoy hablando, es un técnica bastante nueva y muy efectiva.
Así que yo llegaba a la consulta, me hacían acotar en una camilla, bajarme un poco los pantalones y la ropa interior y ponerme de costado, con una pierna totalmente extendida y la otro un poco flexionada, es decir… dejándole toda la cola a su disposición.
Una enfermera que ayudaba normalmente se encargaba de mantener mis nalgas separadas para que el doctor pudiera hacer su trabajo.
La verdad que no era muy agradable aquella situación, ni el tratamiento en si pero reconozco que con el pasar de las secciones me fui acostumbrando y ya no lo sufría tanto.
El punto de esta historia comienza cuando terminamos la 4ta sección y solo restaba la última.
Le comenté al médico que el siguiente sábado no podía ir a la consulta porque tenía q viajar y que, al siguiente tampoco, por lo que pasarían 3 semanas hasta la nueva consulta.
Es mucho tiempo me dijo, me gustaría que pudiéramos terminar antes así ya salís de esto.
Podes venir el otro martes me preguntó el médico, no, el martes imposible le dije. ¿El jueves de tarde?… no puedo contesté.
Bueno, hagamos una cosa dijo, yo los viernes atiendo en mi consultorio privado consultas por fuera de la mutualista, sin embargo, para que podamos terminar con esto, si podes ándate hasta ahí el viernes y salimos de esto.
Le agradecí y me fui confiado en que podría terminar el tratamiento el viernes.
El viernes 8 pm cómo habíamos acordado me presenté, (me dijo esa hora porque él terminaba las consultas a esa hora y así por último me atendería a mí), entré y me atendió la enfermera que lo asistía, me pidió que esperar unos minutos que estaba terminando con él paciente anterior.
A los pocos minutos me llamó y me pidió que pasara al consultorio y los esperara un minuto, escuche como hablaba con la enfermera y le dijo… vos ándate nomás que ya son las 8, yo me arreglo con el paciente que es algo sencillo. Me llamó la atención, pero no demasiado, nunca esperé nada raro sinceramente.
El médico entró al consultorio, me saludo, me preguntó como me sentía y como siempre yo le comenté que me sentía bien, así era.
Me dijo…
ok, vamos a ver si terminamos con esto, ¿no? La enfermera ya se fue así que lo voy a hacer solo, te pido si no te molesta sacate del todo el pantalón y la ropa interior así estás más cómodo y yo trabajo más cómodo también total vamos a estar nosotros dos nomás. Eso hice y me acosté como un “angelito” en la camilla.
Voy a revisar como viene esto a ver si fue mejorando lo que vinimos haciendo dijo, se puso un guante de latex, se puso un poco de lubricante y me fue tocando lentamente el ano hasta que el dedo entró. Vale comentar que esto lo hacia siempre, era parte del tratamiento revisar como estaba la situación antes de empezar, solo que está vez se tomó su tiempo para meter el dedo y eso me llamó la atención, estuvo merodeando un poquito con el dedo hasta que al final lo metió suavemente. Obviamente tengo que reconocer que esa erala parte que más me gustaba de todo el tratamiento, lo que seguía ya es un poco molesto.
El tema que normalmente e ltacto de la zona era super rápido y apenas si duraba 10 segundos, bueno… esta vez había pasado un minuto al menos y el médico seguía con el dedo en mi culo. Con la otra mano me separaba las nalgas y por momentos me preguntaba si estaba bien, si me molestaba, si me dolía… a lo que yo contestaba que no.
Como a cualquiera de nosotros nos pasaría en un momento me acostumbre a tener el dedo adentro y sinceramente me empezó a gustar y mi cabeza empezó a pensar distinto, ya no era el médico que me estaba haciendo un tratamiento, sino que me permití pensar si esto no terminaría de una forma más divertida.
El médico, con diferentes explicaciones seguía con el dedo adentro, lo metía hasta el fondo, lo movía, lo sacaba un poco, lo volvía a meter … así por unos minutos y de a poco me dí cuenta que eso no era normal y que realmente lo estaba haciendo a propósito para hacerme sentir cosas pero yo no decía nada de nada. Quieto en la camilla con la cola entregada disfrutando en silencio.
¿Y… como te sentiste? Me preguntó una vez que ya había sacado el dedo, pero aún parado detrás mío.
Bien, todo bien respondí.
Te gustó? Comentó con una mínima sonrisa en los labios… no respondí nada.
Silencio de unos segundos y volvió a tocarme con el dedo en la entrada del ano) donde nos vuelve locos a los hombres) mientras con la otra mano hacia fuerzas para separa las nalgas ver perfectamente mi culo abierto.
Si bien un consultorio médico no es un lugar que me existe demasiado a esa altura les juro que ya tenía la pija un poco dura y estaba muy caliente, no tenía claro aun lo que quería, pero si estaba dispuesto a lo que fuera con tal de saciar esas ganas que me había generado el dedo del médico.
Lentamente sentí como el médico dejo de tocarme y camino alrededor de la camilla, paso por donde estaban mis pies, miro de reojo mi pija que tenía una gotita en la punta y se acercó a mi cabeza.
Como yo estaba acostado, de lado en la camilla cuando el médico se para enfrente mío me queda la cadera de él enfrente a mi cara, por lo tanto, la pija también enfrente. Noté que se había desprendido la túnica blanca y que debajo de ese pantalón también blanco había una pija queriendo salir… eso me voló la cabeza.
Se paró y me dijo: “ si vos queres, está vez lo podemos hacer más entretenido” mientras con su mano izquierda rozaba muy delicadamente mi pierna.
No pude aguantar más…. con la mano que podía mover le desabroché el cinto y el pantalón, le bajé la ropa y me encontré con una hermosa pija… digo hermosa no por el tamaño que si bien no estaba mal, lo que me llamó la atención fue lo linda que era, bien rosadita con los pelos recortados pero super prolijos y con algunas venas que sobresalían levemente.
No puedo expresarles por escrito la sensación que tuve al ponerme esa hermosa pija en la boca, la disfruté y la saboree como ninguna otra, la lamí, la bese y la recorrí hasta el tronco con la boca mientras empezaba a ponerse bien dura.
Le costó un poco de tiempo ponerse del todo dura, pero la cara del médico mostraba lo bien que se la estaba chupando mientras él con su mano me tocaba muy lindo los huevos y la pija.
Yo no podía creer lo que estaba sucediendo, tenia una calentura de novela.
En un momento el médico saco la pija de mi boca, se alejó un paso y bajo su boca a darme un beso de esos que no se olvidan, me comió la boca y aprovecho para decirme al oído… “me muero de ganas de cojerte”, hace lo que quieras le respondí.
Se alejo mientras yo no quería perder de vista esa hermosa pija, dio la vuelta y se posicionó detrás mío, como para hacerme el tratamiento, pero en este caso iba a ser otro tipo de tratamiento.
Como mi cola ya estaba lubricada y super excitada solo demoró un segundo en hacerme sentir toda la pija adentro mío.
Les tengo que contar la verdad, como hasta ahora… en ese preciso momento mi pija (sin que nadie la tocara) empezó a escupir leche como loca y tuve un orgasmo increíble.
El médico me dio bomba solo unos segundos y al veme como yo acababa sacó la pija de mi cola y terminó también ensuciándome de leche por todos lados.
Todos los detalles son importantes por eso les quiero contar que ese día, antes de irme del consultorio no me pude contener y le chupé la pija una vez más al médico, él parado y yo arrodillado como una puta en celo.
También quedamos en otro día para seguir con el tratamiento, pero eso se los cuento otro día.
Espero les haya gustado mi historia.
4 comentarios - Un día de tratamiento médico especial.