Gracias a la gente que ha apoyado esto y hasta se ha tomado la molestia de escribirme personalmente. Trato de hacer de esto lo más conciso posible para ir directo al grano pero dando una base para que tengan más contexto de la historia. Ojalá les guste.
Podría ser allá a finales de los años 00s, cuando mi madre en un arrebato de locura decidió construir un departamento en la casa. Lo declararía como un espacio para visitas familiares o de trabajo. Que al final se usaría para guardar lo que no se necesitaba en la casa que actualmente habitábamos. Acceso aparte y todos los servicios aparte.
Puso en marcha el proyecto, creó el diseño (ella era arquitecta) y lo puso en marcha. En los planos del mismo, estaba como portada, en grandes letras cursivas "MEZZANINE".
"Mezzanine" es el nombre elegante para mi depa, el nombre original con el que mi madre lo bautizó. Aquí es donde vivo y aquí es donde he pasado las mejores fiestas, el mejor sexo y de los mejores ratos de mi vida. Podría contar todas las historias pero al final, casi todas tienen la misma dinámica: fiesta, música, alcohol y sexo. Aunque por supuesto hay unas que destacan entre otras. Como la de hoy.
Después de que mi madre murió me fui de la ciudad a vivir a otro estado con mi padre y la casa donde viví y el departamento quedaron vacíos. Al poco tiempo, una prima rentó la casa y el departamento quedó ocupado por todas las cajas y muebles que permanecieron en casa durante algunos años empolvándose y haciéndose viejas.
Cuando regresé a la ciudad a empezar mi carrera, llegué a vivir a casa de una tía que vivía cerca de ese antiguo hogar que ahora era mío, ya que mi padre decidió cederme la propiedad al ser algo que mi madre construyó por su propia cuenta.
Estuve tal vez un mes viviendo con mi tía, pero con la ferviente intención de que lo más pronto posible, mudarme al departamento, sin excluir a mi prima que pagaba una pequeña cantidad por la casa completa para ella, su esposo y su pequeña hija.
Decidí moverme al depa después de que un amigo me acompañó a dejar unas maletas que no usaba y en propias palabras de mi amigo: -Es el depa de soltero soñado-.
Un fin de semana junte a 5 de mis antiguos amigos de la secundaria y entre los cinco, movimos y bajamos todo, acomodamos todo a lo que pude dar un segundo uso y enseguida, el depa empezaba a tomar forma. Con los pocos ahorros que traje en mi vuelta a la ciudad, pinté todo el departamento, los cuartos y remodelé todo el baño, compré una cama amplia y casi terminando con mis ahorros, mi único sustento era la renta de la casa que mes con mes mi prima de pasaba.
Ya estaba hecho. Y para el primer día en el que me cambié al depa, organicé una buena fiesta.
Con el paso del tiempo, mi prima dejó la casa y decidí rentarla a estudiantes de una universidad privada (bastante popular) que está establecida casi en frente de la casa. Hasta ese momento me di cuenta lo afortunado que era este patrimonio que mi madre me había dejado. Por un cuarto, percibía más de lo que le cobraba a mi prima. Podía hacer lo que quisiera, no molestaba a los habitantes de la casa aparte de que tenía un trabajo que no me ocupaba mucho y mi jefe me metió en la nomina de su equipo y me pagaban como si trabajara de tiempo completo, esto fue gracias a que un familiar pudo meterme a este trabajo.
Tenía una vida de ensueño, me iba bien, tenía un buen departamento y sólo iba a la escuela y hacía mi poco trabajo en mis tiempos libres.
Al principio costó mucho trabajo, nunca había estado solo en mi vida y esto era algo completamente nuevo para mí.
Cuando empezamos a salir, hice un pacto con Marc: Que siempre trataríamos de hacer amig@s en las fiestas para hacer crecer nuestro circulo y conocer a muchas mujeres, ya que estando en una escuela de ingeniería, las mujeres no rondaban mucho en mi facultad.
Con el tiempo, "Mezzanine" era mi lugar soñado, amaba el lugar, la decoración, la iluminación, aunque el único problema era que los temblores no son muy amenos estando en el departamento.
Y ya con esta introducción del lugar continuo desde donde me quedé en el relato pasado...
Después de aquella vez con Daniella, muchas siguieron y sin embargo como ya lo mencioné en el relato pasado, todo era sin compromiso, ella salió con varios chicos y de igual manera lo hice yo con una chica de la universidad.
Ocasionalmente iba a verme después del gimnasio para cogerme como sólo ella sabía. Fue mas de una vez en la que sólo iba a mamármela y a poner mi verga entre sus tetas con su bra deportivo, ya que este las apretaba y las juntaba de una manera excepcional.
Desde la conocí, siempre estuvo en sus historias una chica llamada Karen. No había día en que Marc y ella, no recordaran a Karen.
Karen era su mejor amiga, y estaba viviendo con su padre unos meses en EUA ya que, el padre de ella no podía venir a México por asuntos legales.
Daniella me había enseñado fotos. Karen era una morena de 1.75, delgada, jugaba fútbol, hacía gimnasia, y le pegaba duro al gimnasio, tenía un cuerpo increíble, una cintura marcada y un trasero enorme, su busto era mediano pero sus nalgas compensaban esa falta de tetas, aparte de que la pequeña cintura y la amplia cadera hacían que su culo resaltara aún más. (Hay dos tipos de hombres: los que prefieren tetas y los que prefieren culo, yo prefiero tetas, pero no se la negaba a un buen culo)
Karen volvería eventualmente y yo sabía que la tenía que conocer y hacer mi movida con ella, sabiendo que a Daniella no le molestaría en lo absoluto.
Por fin el día llegó y Karen regresaba y Daniella planeaba hacerle una bienvenida. Karen aterrizaba un martes y la fiesta sería ese viernes en el área de fiestas de casa de Daniella. Pero ya planeando mi movida le propuse a Daniella que la recibiéramos en mi depa el día jueves.
Daniella me miró desafiante, con los ojos entreabiertos. Ella sabía lo que yo planeaba.
-Ya sé lo que quieres hacer- Dijo con voz baja.
-¿De qué?- Contesté con la voz nerviosa.
Me había descubierto.
Enseguida volvió la sonrisa a su rostro.
-No te creas, es mi mejor amiga, que mejor que tú le des la cogida de su vida, que alguien más- Me dijo manteniendo la sonrisa en su rostro.
Reí nervioso y feliz. La única persona que podía poner el alto me dejó irme con todo lo que tenía.
Para terminar nuestra conversación, caminó unos pasos, volteó y me dijo:
-Igual y podemos hacer un trío-
Asintió con una mueca de coqueteo y pensamiento al mismo tiempo.
-Ya vemos después- Terminó nuestra conversación.
Ya ese día, Daniella fue por Karen y llegaron a mi depa. Daniella nos encargó a mí y a unos cuantos más, adornar el lugar con globos, letreros y comprar todo lo necesario para que cuando ellas llegaran no tuviéramos que salir para nada.
Entraron y cuando vi a Karen. Era otra persona completamente diferente. No fue la misma reacción que cuando vi a Daniella. Era mas sorpresa. La persona que vi en las fotos era muy diferente a la que atravesaba mi puerta.
Si, un culo hermoso, piernas largas en un pantalón negro. Y una ombliguera de los 49s de San Francisco. Pero abajo de ella unas tetas bastante más grandes de lo que yo había visto en las fotos.
El cabello mucho mas largo y rubio, que en las fotos era corto y negro.
Cuando nos presentó, Karen enseguida supo quien era y: Si, era el tipo que se andaba cogiendo a su amiga. Y estoy seguro que Daniella le contó lo que habíamos hablado días antes: mi plan y el trío.
Pasó la fiesta y la noche. Bailamos, cantamos, tomamos. Bailaba con Karen por que Daniella me lo pedía. La agarraba de la cintura y la apretaba, sentía sus tetas como me rosaban, y la manera en que me abrazaba del cuello era clara señal de que ella también estaba haciendo su movida.
En un punto de la noche me agarró de la mano por debajo de la mesa y en ese momento, esa chispa brotó en mí. Ya tenía casi el 90% de mi objetivo completo.
Daniella y Karen estuvieron solas un rato y se abrazaron, bailaron y lloraron, era obvio se extrañaban mutuamente. Empezaron a hablar de mí por que la pequeña borrachera de Daniella hacía que su voz fuera poco más fuerte de lo habitual. Karen se limpió lo poco de maquillaje que se corrió en su cara y se fue a mi cuarto por su bolsa para tomar su retocarse, pero no sin antes lanzarme la mirada más coqueta que pudo, con una pequeña sonrisa y su dedo meñique de la mano izquierda al borde de sus blancos y perfectos dientes.
Ese era mi momento. El líbido se fue por unos segundos para voltear a ver a Daniella. Ella estaba con una sonrisa traviesa tapándose la barbilla, me hizo un gesto con su boca: "VAS", sin hablar, sin expulsar sonido de su boca. Tenía permiso, iba en mi camino a cogerme a Karen.
Marc, ya lo sabía, en lo que me impulse del sillón me regresó de un jalón y me susurró al oído:
-Ya te habías tardado-.
Entré a mi habitación y ella estaba buscando algo en su bolsa.
-¿Todo bien?- Pregunté.
-Sí, es difícil regresar- Contestó aún con la voz quebrada.
Nos sentamos al borde de la cama y en mi intención de consolarla, terminamos en una plática de algunos 10 minutos. Al terminar quise darle un abrazo y me contestó con un beso en la boca que duró algunos 30 segundos.
-Seguro- Le dije entre el beso.
-Estoy segura- Sin entenderme bien, contestó de la misma manera, entre el beso y el habla.
-El seguro de la puerta- Insistí entre risa.
Me paré a ponerlo y cuando regresé me dijo: -Sácatela-
Me saqué la verga dejando que el resorte del bóxer ayudara a que se impulsara un poco más mientras ella estaba de rodillas en el piso, haciendo que le diera un pequeño golpe en la cara. Empezó a mamármela, compitiendo fuertemente con las habilidades de su mejor amiga. Karen me hizo una muy buena mamada ya que recorría con su lengua desde mis huevos hasta la punta de mi verga, cosa que Daniella no hacía. Pero Daniella le escupía para jalármela de una manera deliciosa dejando atrás su cara de niña buena.
Cuando decidí quitarme la playera algo me detuvo. Karen se acababa de quitar el pantalón y se disponía a darse unos sentones en mi verga al borde de la cama, ahí donde acababa de chupármela.
Se quitó el top y su bra, yo quería ver esas tetas pero no me dejó, le urgía sentarse en mí y sentirme hasta adentro de su ser. Cuando se la metió y se inclinó, yo estaba fascinado de ver como se movían esas nalgas que rebotaban y ella gemía, muy despacio pues en la sala estaban los demás, aunque sabían que era lo que estaba pasando. Se movía como una diosa, yo sabía que no tardaría en venirme.
Se la sacó y me abrió las piernas para de nuevo volver a meterse mi verga. Ahí la vista que yo tenía, eventualmente me iba a matar. Veía como se movía su culo a su máximo esplendor y yo lo complementaba con duras embestidas, ella no dejaba de moverse, mantenía la cadencia de sus movimientos con los míos. El orgasmo la obligó a detenerse y se ayudó con sus dedos para venirse, sin sacarse mi verga que también estaba a punto de explotar.
Tomé la silla de mi habitación, tomé la ropa que yacía en ella y la moví a la cama, me senté y Karen volvió a sentarse en mi verga. Ahora sí, con su espalda pegada a mí, podía agarrar esas tetas con las cuales estuve fantaseando desde que la vi entrar. Alcanzaba a verlas, las apretaba, las juntaba, hacia que ella las agarrara y se las chupara, esto, fue el catalizador. Estaba a segundos de venirme a chorros (ese día no me masturbé pensando que algo así sucedería) y justo antes del momento se lo pregunte:
-¿Donde quieres que me venga?-.
A lo que entre gemidos contestó:
-En mi boca-.
Enseguida se levantó y se puso de rodillas con la boca abierta y la lengua afuera, puso su cabello detrás de su cuello, una mano abrazó sus dos tetas y la otra se la llevó a su vagina para prolongar la sensación de unos segundos antes.
Me vine bastante. Llené toda su cara y lengua de semen, y los últimos disparos los aventé en sus tetas, había bañado a esa mujer en algo que ella había estado procesando en mi toda la noche. Esa excelente descarga fue producto de todo lo que había despertado en mí con su baile y la buena chupada de verga que me había dado.
Limpiamos todo el desastre y nos dispusimos a vestirnos y salir, como si nada hubiera pasado. La música seguía y los gritos y risas aún se oían a través de las paredes del cuarto.
Cuando salimos, del cuarto, Daniella estaba en el cuarto de enfrente sentada en el escritorio, riendo con su celular en la mano. Verla me puso nervioso y me bajó lo poco que quedaba de mi erección. Salió de cuarto y agarró a Karen de la mano diciendo:
-Tengo que hablar con ella-
Ambas rieron y cerraron la puerta del cuarto del escritorio.
Me quedé pasmado. No sabía como reaccionar. Era obvio de lo que iban a hablar pero aún en ese momento en el que salí de la habitación seguía pensando con otra cabeza, la que no razona.
Regresé con mis amigos que planeaban salir a comprar más alcohol, pues la fiesta ya empezaba a salirse de control y las compras de la tarde ya empezaban a verse escasas. Se les avisó a las dos chicas encerradas en el cuarto que saldríamos por más alcohol. Salimos cuatro hombres y dos de las amigas de uno de mis amigos se quedaron en la sala.
Cuando regresamos de la tienda, Daniella y Karen ya estaban con ellas. Las cuatro reían y platicaban.
Me senté en la sala como si nada hubiera pasado, aunque mi peinado decía todo lo opuesto.
Seguimos la fiesta normal, Daniella se fue a su casa con Karen, varios se quedaron y otros también decidieron partir.
De esas cosas que salen mejor de lo que te esperas, que las visualizas de un modo y el destino te sorprende con otra manera de operar. Ahí esta Karen, la que complementó el trío, cosa que jamás pensé que me sucedería.
Gracias Mezzanine.
Podría ser allá a finales de los años 00s, cuando mi madre en un arrebato de locura decidió construir un departamento en la casa. Lo declararía como un espacio para visitas familiares o de trabajo. Que al final se usaría para guardar lo que no se necesitaba en la casa que actualmente habitábamos. Acceso aparte y todos los servicios aparte.
Puso en marcha el proyecto, creó el diseño (ella era arquitecta) y lo puso en marcha. En los planos del mismo, estaba como portada, en grandes letras cursivas "MEZZANINE".
"Mezzanine" es el nombre elegante para mi depa, el nombre original con el que mi madre lo bautizó. Aquí es donde vivo y aquí es donde he pasado las mejores fiestas, el mejor sexo y de los mejores ratos de mi vida. Podría contar todas las historias pero al final, casi todas tienen la misma dinámica: fiesta, música, alcohol y sexo. Aunque por supuesto hay unas que destacan entre otras. Como la de hoy.
Después de que mi madre murió me fui de la ciudad a vivir a otro estado con mi padre y la casa donde viví y el departamento quedaron vacíos. Al poco tiempo, una prima rentó la casa y el departamento quedó ocupado por todas las cajas y muebles que permanecieron en casa durante algunos años empolvándose y haciéndose viejas.
Cuando regresé a la ciudad a empezar mi carrera, llegué a vivir a casa de una tía que vivía cerca de ese antiguo hogar que ahora era mío, ya que mi padre decidió cederme la propiedad al ser algo que mi madre construyó por su propia cuenta.
Estuve tal vez un mes viviendo con mi tía, pero con la ferviente intención de que lo más pronto posible, mudarme al departamento, sin excluir a mi prima que pagaba una pequeña cantidad por la casa completa para ella, su esposo y su pequeña hija.
Decidí moverme al depa después de que un amigo me acompañó a dejar unas maletas que no usaba y en propias palabras de mi amigo: -Es el depa de soltero soñado-.
Un fin de semana junte a 5 de mis antiguos amigos de la secundaria y entre los cinco, movimos y bajamos todo, acomodamos todo a lo que pude dar un segundo uso y enseguida, el depa empezaba a tomar forma. Con los pocos ahorros que traje en mi vuelta a la ciudad, pinté todo el departamento, los cuartos y remodelé todo el baño, compré una cama amplia y casi terminando con mis ahorros, mi único sustento era la renta de la casa que mes con mes mi prima de pasaba.
Ya estaba hecho. Y para el primer día en el que me cambié al depa, organicé una buena fiesta.
Con el paso del tiempo, mi prima dejó la casa y decidí rentarla a estudiantes de una universidad privada (bastante popular) que está establecida casi en frente de la casa. Hasta ese momento me di cuenta lo afortunado que era este patrimonio que mi madre me había dejado. Por un cuarto, percibía más de lo que le cobraba a mi prima. Podía hacer lo que quisiera, no molestaba a los habitantes de la casa aparte de que tenía un trabajo que no me ocupaba mucho y mi jefe me metió en la nomina de su equipo y me pagaban como si trabajara de tiempo completo, esto fue gracias a que un familiar pudo meterme a este trabajo.
Tenía una vida de ensueño, me iba bien, tenía un buen departamento y sólo iba a la escuela y hacía mi poco trabajo en mis tiempos libres.
Al principio costó mucho trabajo, nunca había estado solo en mi vida y esto era algo completamente nuevo para mí.
Cuando empezamos a salir, hice un pacto con Marc: Que siempre trataríamos de hacer amig@s en las fiestas para hacer crecer nuestro circulo y conocer a muchas mujeres, ya que estando en una escuela de ingeniería, las mujeres no rondaban mucho en mi facultad.
Con el tiempo, "Mezzanine" era mi lugar soñado, amaba el lugar, la decoración, la iluminación, aunque el único problema era que los temblores no son muy amenos estando en el departamento.
Y ya con esta introducción del lugar continuo desde donde me quedé en el relato pasado...
Después de aquella vez con Daniella, muchas siguieron y sin embargo como ya lo mencioné en el relato pasado, todo era sin compromiso, ella salió con varios chicos y de igual manera lo hice yo con una chica de la universidad.
Ocasionalmente iba a verme después del gimnasio para cogerme como sólo ella sabía. Fue mas de una vez en la que sólo iba a mamármela y a poner mi verga entre sus tetas con su bra deportivo, ya que este las apretaba y las juntaba de una manera excepcional.
Desde la conocí, siempre estuvo en sus historias una chica llamada Karen. No había día en que Marc y ella, no recordaran a Karen.
Karen era su mejor amiga, y estaba viviendo con su padre unos meses en EUA ya que, el padre de ella no podía venir a México por asuntos legales.
Daniella me había enseñado fotos. Karen era una morena de 1.75, delgada, jugaba fútbol, hacía gimnasia, y le pegaba duro al gimnasio, tenía un cuerpo increíble, una cintura marcada y un trasero enorme, su busto era mediano pero sus nalgas compensaban esa falta de tetas, aparte de que la pequeña cintura y la amplia cadera hacían que su culo resaltara aún más. (Hay dos tipos de hombres: los que prefieren tetas y los que prefieren culo, yo prefiero tetas, pero no se la negaba a un buen culo)
Karen volvería eventualmente y yo sabía que la tenía que conocer y hacer mi movida con ella, sabiendo que a Daniella no le molestaría en lo absoluto.
Por fin el día llegó y Karen regresaba y Daniella planeaba hacerle una bienvenida. Karen aterrizaba un martes y la fiesta sería ese viernes en el área de fiestas de casa de Daniella. Pero ya planeando mi movida le propuse a Daniella que la recibiéramos en mi depa el día jueves.
Daniella me miró desafiante, con los ojos entreabiertos. Ella sabía lo que yo planeaba.
-Ya sé lo que quieres hacer- Dijo con voz baja.
-¿De qué?- Contesté con la voz nerviosa.
Me había descubierto.
Enseguida volvió la sonrisa a su rostro.
-No te creas, es mi mejor amiga, que mejor que tú le des la cogida de su vida, que alguien más- Me dijo manteniendo la sonrisa en su rostro.
Reí nervioso y feliz. La única persona que podía poner el alto me dejó irme con todo lo que tenía.
Para terminar nuestra conversación, caminó unos pasos, volteó y me dijo:
-Igual y podemos hacer un trío-
Asintió con una mueca de coqueteo y pensamiento al mismo tiempo.
-Ya vemos después- Terminó nuestra conversación.
Ya ese día, Daniella fue por Karen y llegaron a mi depa. Daniella nos encargó a mí y a unos cuantos más, adornar el lugar con globos, letreros y comprar todo lo necesario para que cuando ellas llegaran no tuviéramos que salir para nada.
Entraron y cuando vi a Karen. Era otra persona completamente diferente. No fue la misma reacción que cuando vi a Daniella. Era mas sorpresa. La persona que vi en las fotos era muy diferente a la que atravesaba mi puerta.
Si, un culo hermoso, piernas largas en un pantalón negro. Y una ombliguera de los 49s de San Francisco. Pero abajo de ella unas tetas bastante más grandes de lo que yo había visto en las fotos.
El cabello mucho mas largo y rubio, que en las fotos era corto y negro.
Cuando nos presentó, Karen enseguida supo quien era y: Si, era el tipo que se andaba cogiendo a su amiga. Y estoy seguro que Daniella le contó lo que habíamos hablado días antes: mi plan y el trío.
Pasó la fiesta y la noche. Bailamos, cantamos, tomamos. Bailaba con Karen por que Daniella me lo pedía. La agarraba de la cintura y la apretaba, sentía sus tetas como me rosaban, y la manera en que me abrazaba del cuello era clara señal de que ella también estaba haciendo su movida.
En un punto de la noche me agarró de la mano por debajo de la mesa y en ese momento, esa chispa brotó en mí. Ya tenía casi el 90% de mi objetivo completo.
Daniella y Karen estuvieron solas un rato y se abrazaron, bailaron y lloraron, era obvio se extrañaban mutuamente. Empezaron a hablar de mí por que la pequeña borrachera de Daniella hacía que su voz fuera poco más fuerte de lo habitual. Karen se limpió lo poco de maquillaje que se corrió en su cara y se fue a mi cuarto por su bolsa para tomar su retocarse, pero no sin antes lanzarme la mirada más coqueta que pudo, con una pequeña sonrisa y su dedo meñique de la mano izquierda al borde de sus blancos y perfectos dientes.
Ese era mi momento. El líbido se fue por unos segundos para voltear a ver a Daniella. Ella estaba con una sonrisa traviesa tapándose la barbilla, me hizo un gesto con su boca: "VAS", sin hablar, sin expulsar sonido de su boca. Tenía permiso, iba en mi camino a cogerme a Karen.
Marc, ya lo sabía, en lo que me impulse del sillón me regresó de un jalón y me susurró al oído:
-Ya te habías tardado-.
Entré a mi habitación y ella estaba buscando algo en su bolsa.
-¿Todo bien?- Pregunté.
-Sí, es difícil regresar- Contestó aún con la voz quebrada.
Nos sentamos al borde de la cama y en mi intención de consolarla, terminamos en una plática de algunos 10 minutos. Al terminar quise darle un abrazo y me contestó con un beso en la boca que duró algunos 30 segundos.
-Seguro- Le dije entre el beso.
-Estoy segura- Sin entenderme bien, contestó de la misma manera, entre el beso y el habla.
-El seguro de la puerta- Insistí entre risa.
Me paré a ponerlo y cuando regresé me dijo: -Sácatela-
Me saqué la verga dejando que el resorte del bóxer ayudara a que se impulsara un poco más mientras ella estaba de rodillas en el piso, haciendo que le diera un pequeño golpe en la cara. Empezó a mamármela, compitiendo fuertemente con las habilidades de su mejor amiga. Karen me hizo una muy buena mamada ya que recorría con su lengua desde mis huevos hasta la punta de mi verga, cosa que Daniella no hacía. Pero Daniella le escupía para jalármela de una manera deliciosa dejando atrás su cara de niña buena.
Cuando decidí quitarme la playera algo me detuvo. Karen se acababa de quitar el pantalón y se disponía a darse unos sentones en mi verga al borde de la cama, ahí donde acababa de chupármela.
Se quitó el top y su bra, yo quería ver esas tetas pero no me dejó, le urgía sentarse en mí y sentirme hasta adentro de su ser. Cuando se la metió y se inclinó, yo estaba fascinado de ver como se movían esas nalgas que rebotaban y ella gemía, muy despacio pues en la sala estaban los demás, aunque sabían que era lo que estaba pasando. Se movía como una diosa, yo sabía que no tardaría en venirme.
Se la sacó y me abrió las piernas para de nuevo volver a meterse mi verga. Ahí la vista que yo tenía, eventualmente me iba a matar. Veía como se movía su culo a su máximo esplendor y yo lo complementaba con duras embestidas, ella no dejaba de moverse, mantenía la cadencia de sus movimientos con los míos. El orgasmo la obligó a detenerse y se ayudó con sus dedos para venirse, sin sacarse mi verga que también estaba a punto de explotar.
Tomé la silla de mi habitación, tomé la ropa que yacía en ella y la moví a la cama, me senté y Karen volvió a sentarse en mi verga. Ahora sí, con su espalda pegada a mí, podía agarrar esas tetas con las cuales estuve fantaseando desde que la vi entrar. Alcanzaba a verlas, las apretaba, las juntaba, hacia que ella las agarrara y se las chupara, esto, fue el catalizador. Estaba a segundos de venirme a chorros (ese día no me masturbé pensando que algo así sucedería) y justo antes del momento se lo pregunte:
-¿Donde quieres que me venga?-.
A lo que entre gemidos contestó:
-En mi boca-.
Enseguida se levantó y se puso de rodillas con la boca abierta y la lengua afuera, puso su cabello detrás de su cuello, una mano abrazó sus dos tetas y la otra se la llevó a su vagina para prolongar la sensación de unos segundos antes.
Me vine bastante. Llené toda su cara y lengua de semen, y los últimos disparos los aventé en sus tetas, había bañado a esa mujer en algo que ella había estado procesando en mi toda la noche. Esa excelente descarga fue producto de todo lo que había despertado en mí con su baile y la buena chupada de verga que me había dado.
Limpiamos todo el desastre y nos dispusimos a vestirnos y salir, como si nada hubiera pasado. La música seguía y los gritos y risas aún se oían a través de las paredes del cuarto.
Cuando salimos, del cuarto, Daniella estaba en el cuarto de enfrente sentada en el escritorio, riendo con su celular en la mano. Verla me puso nervioso y me bajó lo poco que quedaba de mi erección. Salió de cuarto y agarró a Karen de la mano diciendo:
-Tengo que hablar con ella-
Ambas rieron y cerraron la puerta del cuarto del escritorio.
Me quedé pasmado. No sabía como reaccionar. Era obvio de lo que iban a hablar pero aún en ese momento en el que salí de la habitación seguía pensando con otra cabeza, la que no razona.
Regresé con mis amigos que planeaban salir a comprar más alcohol, pues la fiesta ya empezaba a salirse de control y las compras de la tarde ya empezaban a verse escasas. Se les avisó a las dos chicas encerradas en el cuarto que saldríamos por más alcohol. Salimos cuatro hombres y dos de las amigas de uno de mis amigos se quedaron en la sala.
Cuando regresamos de la tienda, Daniella y Karen ya estaban con ellas. Las cuatro reían y platicaban.
Me senté en la sala como si nada hubiera pasado, aunque mi peinado decía todo lo opuesto.
Seguimos la fiesta normal, Daniella se fue a su casa con Karen, varios se quedaron y otros también decidieron partir.
De esas cosas que salen mejor de lo que te esperas, que las visualizas de un modo y el destino te sorprende con otra manera de operar. Ahí esta Karen, la que complementó el trío, cosa que jamás pensé que me sucedería.
Gracias Mezzanine.
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