Vuelvo con una historia que había olvidado, tiene un año quela escribí, sinceramente me había olvidado que existía, pero una persona me lorecordó, y ya que estoy tocando el tema de este trabajo pues cuento esto, lesdejo el link del primer capítulo e inicio este.
http://www.poringa.net/posts/relatos/3371141/De-mi-clienta-mamona-a-mi-puta.html
Quiero aclarar que todo esto ocurrió tiempo antes de losucedido en la saga “De cómo me cogí a mi compa y a su ex”, así que ténganlo enmente.
Pasó más o menos una semana desde que me había cogido aVero, todo transcurría normal, Juan y yo hablábamos de nuestras cosas y debesen cuando tocábamos el tema.
- Wey, dijiste que me dejarías cogérmela – se quejó Juan
- Pues sí, pero ni yo me la he cogido, pero te juro que lacogeras, es tan sumisa que si le digo que lo haga, lo hará sin chistar –
- Pues espero –
Seguimos en nuestro trabajo como era normal. Al díasiguiente yo descansaba, lo que significaba que no me presentaría en la noche yJuan tendría a alguien más que lo acompañara, cosa que a los dos nos molestaba,ya que estábamos muy acostumbrados a trabajar con el otro, además de que entrenosotros nos cubríamos las pendejadas.
Iba de camino a mi casa, que estaba a 5 minutos en bicicletade la tienda, cuando, de reojo, vi como Vero iba saliendo de su casa, cosa queme sorprendió, tanto por verla después de una semana como por la hora, ya queeran las 7am y ella no se veía muy madrugadora.
- Hola guapa – la saludé aprovechando que no la veía acompañada
- Ay, hola, ¿cómo has estado? –
- Extrañándote, ni tus luces –
- Perdón, mis padres se pusieron locos, que debo buscar trabajoy la chingada, y me hacen levantar temprano a buscar por eso ya no tengo ganasde salir en la noche –
- Que mal, ya extraño tenerte como la putita que eres –
Al escuchar esto, vi como su expresión cambiaba levemente,mostrando esos rasgos de perra lujuriosa y apretaba los muslos.
- Ay si, yo también quiero volver a hacerlo, me encantó –dijo
- Pues mira, ahorita podemos aprovechar, se que quieres sermi putita –
- Pero donde… - dijo ya sin ocultar su obvio deseo de verga
- Vente a mi casa, está sola, podemos hacer el ruido quequeramos –
- Pero… - trató de mostrar dignidad, pero la putería pudomás
- Vamos pues putita –
Acto seguido, me acompañó a la casa, con una mano yoagarraba la bici, mientras que con la otra agarraba sus nalgas, cosa que,estando en publico, la ponía aún más puta.
- Veo que traes tanguita, ¿pensabas conseguir el trabajodando las nalgas? – le dije
- No, solo me gusta estar así –
- No mientas perra – le metí la mano entre las piernas,sintiendo lo húmeda que se estaba poniendo – mira como estas –
- Esta bien papi, si estaba dispuesta a dar las nalgas –
- Que mal, eres una perra sucia, te mereces un castigo porbuscar trabajo por las nalgas –
- Perdón – gimió con voz de puta.
Seguimos entre juegos el camino a la casa, hasta que, nibien entramos a la casa, y en medio de la sala, se dio media vuelta y searrodilló, tratando de sacar mi verga de los pantalones. Sin embargo le di unacachetada.
- ¿Quien te dio permiso de hacer lo que se te de la ganaputa? – le dije en tono autoritario.
- Perdón papi, yo solo quería… -
- Nada de quería, vas a hacer las cosas como yo te diga –
- Sí, perdón –
- Vas a caminar a cuatro patas de ahora en adelante –
Ella obedeció sin problemas, por lo que tenía una perra,casi literalmente, siguiéndome por todos lados en la casa. Llevé la bicicletaal patio y la deje amrrada, acto seguido me regresé, siempre con Vero a gatas detrásde mí. Me senté en una silla grande que teníamos en la casa, y ella se quedóquieta viéndome, en ese momento me saqué la verga la cual, por toda la situación,ya estaba completamente dura, y me la comencé a jalar. Vero solo gemía,completamente entrada en su papel de perra, gemia y chillaba, después de unmomento comenzó a tocarse.
- No te di permiso de jugar contigo misma – la regañé. Ellase detuvo – Ahora, desnúdate putita –
Ella obedeció rápidamente, y con mucha facilidad se desnudócompletamente. Yo seguía jalándomela, mientras veía como ella estaba tan humedaque comenzaba a solter pequeñas gotas de su raja. Finalmente dije:
- Ven acomer tu premio perrita – dije
Sin demora se lanzó a mi verga, lamiendo chupando ysorbiendo, con una desesperación propia de alguien tan caliente como ella,pasando su lengua desde la base de mis huevos, hasta la cabeza del glande,lamiendo la rajita buscando sacar su tan deseada leche. Cuando comencé a sentirque no aguantaría mucho, la detuve.
- Date vuelta puta –
- Sí papi –
Ya volteada y en cuatro, me puse a lamerle toda la pucha yel anito, mordiendo sus nalgas y pellizcando sus pezones. En ese momento, sinavisar ni nada, le apunté la verga en el culo, y antes de que pudiera notarlodel todo, se la metí de golpe. Cono la última vez que lo habíamos hecho, ellase retorció, entre dolor y placer, gritando como perra pero sin hacerle casoseguí bombeándola, sin embargo esta vez decidí hacer algo nuevo. Sin sacarle laverga la hice levantarse, cosa que hizo con dificultad, con las piernastemblando, nos movimos de lugar, acercándonos a la ventana que daba a la calle.Como pude, sin dejar de bomberla, abrí las cortinas, cosa que, a pesar de loobvio de lo que yo quería, agarró de sorpresa a Vero.
- Espera… - gimió fuerte mientras trataba de zafarse, perola abracé fuertemente
- Nada de espera, bien que te gusta sentir que te puedenver, estas apretando más –
- Pero… -
No la deje seguir hablando, le tapé la boca y seguíametiendo mi verga sin piedad en su roto culo, finalmente después de un ratosolté toda mi carga bien adentro de su culo, solo en ese momento la solté ycayó de rodillas.
- Me siento humillada – dijo
- Pero te encantaverdad –
- … si… me encanta –
- Ahora ven a limpiarme la verga, que me la dejaste todasucia con tu culo y con mi leche –
Sin decir nada, se acercó a limpiar con su boca, sorbiendo ylamiendo los residuos.
Finalmente nos pusimos a descansar, todavía desnudos.
- Me encantó – dijo Vero
- De veras que eres bien puta – le dije riendo
- Lo sé –
Después de un rato, ella se fue, pero ahora me había dejadosu número para seguir hablando y quedar para seguir cogiendo.
Ya en la tarde, después de dormir, revisé mi celular y teníaun mensaje de Juan, en el que me decía que esta vez le iba a tocar el turnosolo, cosa que me dio una gran idea para cumplir con la promesa que le habíahecho, pero eso será en el próximo capítulo.
Espero les haya gustado, agradezco a quien me recordó la historia, y espero no olvidarme de la terceraparte, un saludo gente y besos en las vergas y las puchas 😘
http://www.poringa.net/posts/relatos/3371141/De-mi-clienta-mamona-a-mi-puta.html
Quiero aclarar que todo esto ocurrió tiempo antes de losucedido en la saga “De cómo me cogí a mi compa y a su ex”, así que ténganlo enmente.
Pasó más o menos una semana desde que me había cogido aVero, todo transcurría normal, Juan y yo hablábamos de nuestras cosas y debesen cuando tocábamos el tema.
- Wey, dijiste que me dejarías cogérmela – se quejó Juan
- Pues sí, pero ni yo me la he cogido, pero te juro que lacogeras, es tan sumisa que si le digo que lo haga, lo hará sin chistar –
- Pues espero –
Seguimos en nuestro trabajo como era normal. Al díasiguiente yo descansaba, lo que significaba que no me presentaría en la noche yJuan tendría a alguien más que lo acompañara, cosa que a los dos nos molestaba,ya que estábamos muy acostumbrados a trabajar con el otro, además de que entrenosotros nos cubríamos las pendejadas.
Iba de camino a mi casa, que estaba a 5 minutos en bicicletade la tienda, cuando, de reojo, vi como Vero iba saliendo de su casa, cosa queme sorprendió, tanto por verla después de una semana como por la hora, ya queeran las 7am y ella no se veía muy madrugadora.
- Hola guapa – la saludé aprovechando que no la veía acompañada
- Ay, hola, ¿cómo has estado? –
- Extrañándote, ni tus luces –
- Perdón, mis padres se pusieron locos, que debo buscar trabajoy la chingada, y me hacen levantar temprano a buscar por eso ya no tengo ganasde salir en la noche –
- Que mal, ya extraño tenerte como la putita que eres –
Al escuchar esto, vi como su expresión cambiaba levemente,mostrando esos rasgos de perra lujuriosa y apretaba los muslos.
- Ay si, yo también quiero volver a hacerlo, me encantó –dijo
- Pues mira, ahorita podemos aprovechar, se que quieres sermi putita –
- Pero donde… - dijo ya sin ocultar su obvio deseo de verga
- Vente a mi casa, está sola, podemos hacer el ruido quequeramos –
- Pero… - trató de mostrar dignidad, pero la putería pudomás
- Vamos pues putita –
Acto seguido, me acompañó a la casa, con una mano yoagarraba la bici, mientras que con la otra agarraba sus nalgas, cosa que,estando en publico, la ponía aún más puta.
- Veo que traes tanguita, ¿pensabas conseguir el trabajodando las nalgas? – le dije
- No, solo me gusta estar así –
- No mientas perra – le metí la mano entre las piernas,sintiendo lo húmeda que se estaba poniendo – mira como estas –
- Esta bien papi, si estaba dispuesta a dar las nalgas –
- Que mal, eres una perra sucia, te mereces un castigo porbuscar trabajo por las nalgas –
- Perdón – gimió con voz de puta.
Seguimos entre juegos el camino a la casa, hasta que, nibien entramos a la casa, y en medio de la sala, se dio media vuelta y searrodilló, tratando de sacar mi verga de los pantalones. Sin embargo le di unacachetada.
- ¿Quien te dio permiso de hacer lo que se te de la ganaputa? – le dije en tono autoritario.
- Perdón papi, yo solo quería… -
- Nada de quería, vas a hacer las cosas como yo te diga –
- Sí, perdón –
- Vas a caminar a cuatro patas de ahora en adelante –
Ella obedeció sin problemas, por lo que tenía una perra,casi literalmente, siguiéndome por todos lados en la casa. Llevé la bicicletaal patio y la deje amrrada, acto seguido me regresé, siempre con Vero a gatas detrásde mí. Me senté en una silla grande que teníamos en la casa, y ella se quedóquieta viéndome, en ese momento me saqué la verga la cual, por toda la situación,ya estaba completamente dura, y me la comencé a jalar. Vero solo gemía,completamente entrada en su papel de perra, gemia y chillaba, después de unmomento comenzó a tocarse.
- No te di permiso de jugar contigo misma – la regañé. Ellase detuvo – Ahora, desnúdate putita –
Ella obedeció rápidamente, y con mucha facilidad se desnudócompletamente. Yo seguía jalándomela, mientras veía como ella estaba tan humedaque comenzaba a solter pequeñas gotas de su raja. Finalmente dije:
- Ven acomer tu premio perrita – dije
Sin demora se lanzó a mi verga, lamiendo chupando ysorbiendo, con una desesperación propia de alguien tan caliente como ella,pasando su lengua desde la base de mis huevos, hasta la cabeza del glande,lamiendo la rajita buscando sacar su tan deseada leche. Cuando comencé a sentirque no aguantaría mucho, la detuve.
- Date vuelta puta –
- Sí papi –
Ya volteada y en cuatro, me puse a lamerle toda la pucha yel anito, mordiendo sus nalgas y pellizcando sus pezones. En ese momento, sinavisar ni nada, le apunté la verga en el culo, y antes de que pudiera notarlodel todo, se la metí de golpe. Cono la última vez que lo habíamos hecho, ellase retorció, entre dolor y placer, gritando como perra pero sin hacerle casoseguí bombeándola, sin embargo esta vez decidí hacer algo nuevo. Sin sacarle laverga la hice levantarse, cosa que hizo con dificultad, con las piernastemblando, nos movimos de lugar, acercándonos a la ventana que daba a la calle.Como pude, sin dejar de bomberla, abrí las cortinas, cosa que, a pesar de loobvio de lo que yo quería, agarró de sorpresa a Vero.
- Espera… - gimió fuerte mientras trataba de zafarse, perola abracé fuertemente
- Nada de espera, bien que te gusta sentir que te puedenver, estas apretando más –
- Pero… -
No la deje seguir hablando, le tapé la boca y seguíametiendo mi verga sin piedad en su roto culo, finalmente después de un ratosolté toda mi carga bien adentro de su culo, solo en ese momento la solté ycayó de rodillas.
- Me siento humillada – dijo
- Pero te encantaverdad –
- … si… me encanta –
- Ahora ven a limpiarme la verga, que me la dejaste todasucia con tu culo y con mi leche –
Sin decir nada, se acercó a limpiar con su boca, sorbiendo ylamiendo los residuos.
Finalmente nos pusimos a descansar, todavía desnudos.
- Me encantó – dijo Vero
- De veras que eres bien puta – le dije riendo
- Lo sé –
Después de un rato, ella se fue, pero ahora me había dejadosu número para seguir hablando y quedar para seguir cogiendo.
Ya en la tarde, después de dormir, revisé mi celular y teníaun mensaje de Juan, en el que me decía que esta vez le iba a tocar el turnosolo, cosa que me dio una gran idea para cumplir con la promesa que le habíahecho, pero eso será en el próximo capítulo.
Espero les haya gustado, agradezco a quien me recordó la historia, y espero no olvidarme de la terceraparte, un saludo gente y besos en las vergas y las puchas 😘
1 comentarios - De mi clienta mamona a mi puta p.2
Ya la quiero leer y mojarme de nuevo
Increíble historia!!!!