Anoche me masturbé pensando en esas primeras veces con mis primos, todo ese nerviosismo de saber que algo estaba mal, esa inocencia curiosa, esa curiosidad perversa. Me calienta muchísimo recordar esas primeras veces, más teniendo en cuenta en lo que me convertí, porque seamos francos, soy bastante puta.
Hoy me pajee dos veces ya, y seguramente lo haga otra vez cuando deje de escribir esto. Pasa que la tentación de ver a mí hermano pululando, el morbo de creer que estaría dispuesto y mis ganas, es muy fuerte todo.
Esta mañana casi mando todo a la mierda. Tengo que pensar muy bien que voy a hacer, antes de hacerlo, porque me voy a mandar una cagada y no va a haber vuelta atrás.
No soy la persona más atlética del mundo, no amo particularmente entrenar, pero siempre hice algún que otro ejercicio como para mantener a raya la mala vida que me gusta llevar. Cuestión que en cuarentena, por estar tanto tiempo acostada empecé con yoga, como para calmar los dolores de espalda. Esta mañana estoy en el patio haciendo mí rutina como siempre, aprovechando que todxs duermen a esa hora, y me doy con que se abre la puerta sale mí hermano distraídamente a jugar con el perro al sol. El tema es que como todos duermen a esta hora yo suelo usar para entrenar lo mismo que para dormir, en este caso una calza vieja y una remera grande, a la que le corté las mangas, SIN NADA ABAJO.
Suelo entrenar así. Por lo general no hay nadie que me vea así que si se me escapa una teta de la remera no me hago drama, porque salvo ligarme alguna olfateada o lamida de mí perro mientras estoy en alguna posición no hay mayor peligro. Pero hoy sí, y son muchas las posiciones en la que la remera se te puede levantar, así que la decisión era esperar a que se vaya o seguir a riesgo de que vea algo (ir a ponerme corpiño, no entraba en la ecuación, no jodan). Nobleza obliga una parte de mí quería saber que iba a hacer el. Más de una vez lo atrapé viéndome el escote o los pezones que se me marcan en la remera, pero bueno, son dos situaciones distintas.
Mí hermano, que le vamos a decir Román de ahora en más, estaba jugando con el perro y mirando el celular, rotando de una cosa a la otra, sin darme mucha bolilla. No sé si conocen mucho de yoga, pero el chiste es hacer una posición y mantenerla, no importa que. Estaba boca abajo, mantenimiento un puente, cuando me doy cuenta de que mis tetas estaban colgando libres y hermosas como son, y que yo las podía ver, por ende al haberle cortado las mangas a la remera Román seguro podía verlas también. Gire mí cabeza disimuladamente y lo vi, estaba sentado en el pasto apuntando hacía mí, y vi como bajaba rápidamente la cabeza al ver que lo estaba viendo, hice como que no vi nada y acomodé los brazos para que viera mejor.
Voy a hablar un poco de mis tetas porque las amo. No son grandes, no son chiquitas, son bellas te calzan en la palma de la mano como si hubiera nacido para estar ahí, son tan suaves que a veces no puedo parar de tocarlas, mis pezones son grandes y sensibles, y un par de lunares le dan el toque justo a cada una. Una última particularidad cuando estoy en mis días, se hinchan y se agrandan más aún. Estoy en mis días, así que la vista no podía ser mejor para él.
Cambié de posición a una en la hacemos una especie de te con los brazos, estirandolos cuánto se pueda y y rotando el torso. De por si esa pose me hubiera dejado muy expuesta, pero aún así ayude un poquito, muy disimuladamente con un movimiento de mis brazos logré que una manga se cruzar por mí pecho dejando ver una de mis tetas hasta la mitad, se podía ver parte de la aureola tranquilamente.
Podía sentir como los latidos se me aceleraban de saberme tan expuesta frente a mí hermano menor, pero cuando vi que en su pantalón se formaba un bulto difícil de disimular, esos latidos pasaron a ser un calor que me corría todo el cuerpo.
Román quizás notó algo porque de repente me dijo algo que me dio escalofríos de la emoción.
- que lindo lunar tenés ahí - me dijo señalando a mí pecho el pendejo descarado.
- que miras atrevido? - dije fingiendo un enojo leve.
- y te estaba viendo entrenar y te expusiste sola- me contestó tranquilamente, me inquietó muchísimo su tranquilidad, su paz para hablarme en ese momento, era como si supiera de que se trataba todo esto. - tapate si te molesta. - "pendejo de mierda si no fueras vos ya me hubiera sacado la remera y te las estaría poniendo en la cara".
- no jodas, no puedo dejar la pose hasta que me digan, si te jode a vos, mira para otro lado.
La chica del vídeo con el que entreno nos dijo de cambiar posiciones y tras un par de movimientos recuperamos el posicionamiento anterior, pero para el otro lado, obvio que yo aproveche para mostrarme una vez más con una curiosidad que me erizaba la piel.
- ah tenés el mismo lunar del otro lado - me dijo el atrevido sin dejar de mirarme
- me vas a ver las tetas todo el día o tener algo más para hacer?
- falta una hora para mí clase así que... - no puedo poner en palabras lo mucho que me calentó todo su descaro, 18 años tiene y básicamente me acababa de decir que me iba a mirar las tetas con un temple que no tienen alguno de los tipos 40 que me coji. Pero fiel a mí estilo no podía dejarlo ganar.
- ay cierto que nunca debes haber visto una antes. Cuidado que puede que sea mucho para vos siendo tan chiquito.
- hermanita creo que la que puede ser que la que tenga un problemita sos vos - señaló con la cabeza a mí pecho, haciéndome notar lo duro que estaban mis pezones tras la remera.
- mí amor, si me vas a señalar que tengo los pezones parados, asegúrate de no tener parada otra cosa vos. - dije señalando con el mismo gesto a su pantalón, dónde su bulto ya tenía más forma de pija que de bulto.
Supe que con eso había ganado el cruce, pero por las dudas lo remate - que pasa se está haciendo muy dura la cuarentena? - igual el daño ya estaba hecho, será un pendejo de mierda, pero me había dejado demasiado caliente como para pensar con claridad porque a pesar de haber ganado aún así le di un pequeño show. Poniéndole mí cola en la cara básicamente, mientras hacía distintas poses de yoga, hasta llegue a gemir en algún que otro momento con la excusa del esfuerzo, para rematar con la idiotez más grande y la causa de ya 2 pajas en el día y van a ser 3, terminada la sesión, con excusándome de que me tenía que secar el sudor de la frente, agarre mí remera desde la base y la subí hasta mí cara dejando totalmente expuestas mis tetas en su cara, lo deje ver unos segundos y me fui a la casa a pajearme en la ducha.
Hoy me pajee dos veces ya, y seguramente lo haga otra vez cuando deje de escribir esto. Pasa que la tentación de ver a mí hermano pululando, el morbo de creer que estaría dispuesto y mis ganas, es muy fuerte todo.
Esta mañana casi mando todo a la mierda. Tengo que pensar muy bien que voy a hacer, antes de hacerlo, porque me voy a mandar una cagada y no va a haber vuelta atrás.
No soy la persona más atlética del mundo, no amo particularmente entrenar, pero siempre hice algún que otro ejercicio como para mantener a raya la mala vida que me gusta llevar. Cuestión que en cuarentena, por estar tanto tiempo acostada empecé con yoga, como para calmar los dolores de espalda. Esta mañana estoy en el patio haciendo mí rutina como siempre, aprovechando que todxs duermen a esa hora, y me doy con que se abre la puerta sale mí hermano distraídamente a jugar con el perro al sol. El tema es que como todos duermen a esta hora yo suelo usar para entrenar lo mismo que para dormir, en este caso una calza vieja y una remera grande, a la que le corté las mangas, SIN NADA ABAJO.
Suelo entrenar así. Por lo general no hay nadie que me vea así que si se me escapa una teta de la remera no me hago drama, porque salvo ligarme alguna olfateada o lamida de mí perro mientras estoy en alguna posición no hay mayor peligro. Pero hoy sí, y son muchas las posiciones en la que la remera se te puede levantar, así que la decisión era esperar a que se vaya o seguir a riesgo de que vea algo (ir a ponerme corpiño, no entraba en la ecuación, no jodan). Nobleza obliga una parte de mí quería saber que iba a hacer el. Más de una vez lo atrapé viéndome el escote o los pezones que se me marcan en la remera, pero bueno, son dos situaciones distintas.
Mí hermano, que le vamos a decir Román de ahora en más, estaba jugando con el perro y mirando el celular, rotando de una cosa a la otra, sin darme mucha bolilla. No sé si conocen mucho de yoga, pero el chiste es hacer una posición y mantenerla, no importa que. Estaba boca abajo, mantenimiento un puente, cuando me doy cuenta de que mis tetas estaban colgando libres y hermosas como son, y que yo las podía ver, por ende al haberle cortado las mangas a la remera Román seguro podía verlas también. Gire mí cabeza disimuladamente y lo vi, estaba sentado en el pasto apuntando hacía mí, y vi como bajaba rápidamente la cabeza al ver que lo estaba viendo, hice como que no vi nada y acomodé los brazos para que viera mejor.
Voy a hablar un poco de mis tetas porque las amo. No son grandes, no son chiquitas, son bellas te calzan en la palma de la mano como si hubiera nacido para estar ahí, son tan suaves que a veces no puedo parar de tocarlas, mis pezones son grandes y sensibles, y un par de lunares le dan el toque justo a cada una. Una última particularidad cuando estoy en mis días, se hinchan y se agrandan más aún. Estoy en mis días, así que la vista no podía ser mejor para él.
Cambié de posición a una en la hacemos una especie de te con los brazos, estirandolos cuánto se pueda y y rotando el torso. De por si esa pose me hubiera dejado muy expuesta, pero aún así ayude un poquito, muy disimuladamente con un movimiento de mis brazos logré que una manga se cruzar por mí pecho dejando ver una de mis tetas hasta la mitad, se podía ver parte de la aureola tranquilamente.
Podía sentir como los latidos se me aceleraban de saberme tan expuesta frente a mí hermano menor, pero cuando vi que en su pantalón se formaba un bulto difícil de disimular, esos latidos pasaron a ser un calor que me corría todo el cuerpo.
Román quizás notó algo porque de repente me dijo algo que me dio escalofríos de la emoción.
- que lindo lunar tenés ahí - me dijo señalando a mí pecho el pendejo descarado.
- que miras atrevido? - dije fingiendo un enojo leve.
- y te estaba viendo entrenar y te expusiste sola- me contestó tranquilamente, me inquietó muchísimo su tranquilidad, su paz para hablarme en ese momento, era como si supiera de que se trataba todo esto. - tapate si te molesta. - "pendejo de mierda si no fueras vos ya me hubiera sacado la remera y te las estaría poniendo en la cara".
- no jodas, no puedo dejar la pose hasta que me digan, si te jode a vos, mira para otro lado.
La chica del vídeo con el que entreno nos dijo de cambiar posiciones y tras un par de movimientos recuperamos el posicionamiento anterior, pero para el otro lado, obvio que yo aproveche para mostrarme una vez más con una curiosidad que me erizaba la piel.
- ah tenés el mismo lunar del otro lado - me dijo el atrevido sin dejar de mirarme
- me vas a ver las tetas todo el día o tener algo más para hacer?
- falta una hora para mí clase así que... - no puedo poner en palabras lo mucho que me calentó todo su descaro, 18 años tiene y básicamente me acababa de decir que me iba a mirar las tetas con un temple que no tienen alguno de los tipos 40 que me coji. Pero fiel a mí estilo no podía dejarlo ganar.
- ay cierto que nunca debes haber visto una antes. Cuidado que puede que sea mucho para vos siendo tan chiquito.
- hermanita creo que la que puede ser que la que tenga un problemita sos vos - señaló con la cabeza a mí pecho, haciéndome notar lo duro que estaban mis pezones tras la remera.
- mí amor, si me vas a señalar que tengo los pezones parados, asegúrate de no tener parada otra cosa vos. - dije señalando con el mismo gesto a su pantalón, dónde su bulto ya tenía más forma de pija que de bulto.
Supe que con eso había ganado el cruce, pero por las dudas lo remate - que pasa se está haciendo muy dura la cuarentena? - igual el daño ya estaba hecho, será un pendejo de mierda, pero me había dejado demasiado caliente como para pensar con claridad porque a pesar de haber ganado aún así le di un pequeño show. Poniéndole mí cola en la cara básicamente, mientras hacía distintas poses de yoga, hasta llegue a gemir en algún que otro momento con la excusa del esfuerzo, para rematar con la idiotez más grande y la causa de ya 2 pajas en el día y van a ser 3, terminada la sesión, con excusándome de que me tenía que secar el sudor de la frente, agarre mí remera desde la base y la subí hasta mí cara dejando totalmente expuestas mis tetas en su cara, lo deje ver unos segundos y me fui a la casa a pajearme en la ducha.
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