Ana María, recordemos vecina y amigacha de Estela, y su hermana Liliana son un dúo terrible de este 2020. Desde el año pasado andan juntas bajando amigas. Ya le dieron a María Teresa en Mar del Plata, a Estela, a Anabella y otras. Y siguieron con María Clara estos días. Pero no la agarraron así como así. María Clara estaba aburridita de la cuarentena y las llamó muy cachonda. Y eso es pasto para estas fieras.
Clarita, amigacha de María Teresa, estaba en su casa un día tan chota que pensó en divertirse un rato fuertón. Primero dijo de pajearse en el baño o la cama, después de llamar a María Teresa y lo hizo, pero como la gordota cepillera había salido, la linda cincuentona pidió excitada a Estela, con quien se vio en reuniones de pelirrojas, el número de Ana María. Teli se lo pasó, Clara llamó y le dijo a Ana que tenía ganas de mimos y cosas fuertes. Excitada, Ana dijo sí y avisó que llevaba fiambre para sandwichitos, tras lo cual le mandó "un beso en tu boquita amor", así de rápida. Lo que no avisó es que iba con Lily, un dúo terrible, con sus carteras con elementos para atarla y darle hasta que no pudiera más.
En efecto, las locas hermanas se vistieron elegantes, se colgaron sus carteras y fueron para lo de Clarita, que las esperó muy bien vestida de blazer y pollera chocolate y botas con taco, maquillada, muy perfumada y hasta con cremita para las manos. Las mujeres llegaron, Clarita abrió y se sorprendió con el dúo, que la besaron sin importar el coronavirus ni nada, bien en la boca. Las tres fueron al comedor, Clara del brazo de Lily que luego la tuvo a mimos y besuqueos, mientras Ana preparó huevo y el fiambre en bandejas. Al fin las visitantes comieron con María Clara, haciéndole sandwichitos con mucha mayonesa y mimándola, excitadas por el aroma a perfume y crema de las manos de Clara, mientras ellas ccomieron bien fuerte para estar potentes. Y tras eso, la anfitriona les hizo café y les dio torta con dulce de leche que hizo para ambas. Las dos le agradecieron a besos y mimos. Y a algo más.
Porque de tanta franela, mimo, besos, pintura de labios, perfume fuerte, sandwichitos, las hermanas explotaron. Ni bien terminaron el postre, la agarraron a Clara, la llevaron fuerte del brazo a su pieza y entraron a darle. Abrieron sus carteras mientras la sujetaban, besaban, decían puercadas y manoseaban toda. María Clara fue obligada a desnudarse, y qué cuando quedó en fino corpiño y bombacha. Ahí Ana y Lily, en ropita también, la aplastaron contra una pared sin dejar de tocarle todo, le exigieron sacarse, María Clara se sacó su bombacha y la revoleó.
Y ahí las mujeres la ataron con una soga a un placard, le vendaron los ojos, se pusieron en pelotas y tras aspirar polvo estimulante, sacaron juguetes de sus carteras y los empaparon en cremita y lubricante. Y tras decirle cositas dulces, las dos la violaron, cepillaron, cogieron y reventaron a placer. Ana le dio de parada primero, luego Lily con más furia aún, y luego fue espectacular que las dos la agarraron en sandwich y la aplastaron una contra la otra mientras le hacían sentir sus elementos en su vagina y cola. Clara gimió, gritó, rió, pidió ser violada (tal cual) y tras quince, acabó en violento orgasmo con ellas, que enseguida largaron buen flujo y le chuparon su concha chorreada y la cola.
Clara quiso más, y le dieron más: Ana sobre la cama la revolconeó, Lily la llevó al baño y la violó sentada y parada, luego la tiró en la ccama y le dio, y cuando la dejó, Ana se le zambulló y con furia y potencia de locos le dio de nuevo haciéndola acabar. Después las chicas se masturbaron y la obligaron a María Clara a chuparles y tragarles su flujo, que hizo con gusto. Por respuesta, las hermanas la volvieron a atar y la violaron de nuevo con sus cosas de la cartera, de a una, las dos, fueron a la cocina y le metieron cuchillos de untar, cucharas, tenedores, todo para hacerla gozar, hasta sus dedos, lo que hizo a Clarita gritar enloquecida al sentir las uñas largas y rojas de las dos dentro de su cola o vagina, con lo que también acabó y chorreó líquido vaginal, siendo lamida por sus cepilleras. Así María Clara se dio una panzada de sexo terrible, les agradeció a ambas que la besuquearon en la boca y la invitaron a su casa otro día y se fueron. Y ella pasó una tarde espectacular, con fiambre de almuerzo y ella de fiambre de las locas.
Clarita, amigacha de María Teresa, estaba en su casa un día tan chota que pensó en divertirse un rato fuertón. Primero dijo de pajearse en el baño o la cama, después de llamar a María Teresa y lo hizo, pero como la gordota cepillera había salido, la linda cincuentona pidió excitada a Estela, con quien se vio en reuniones de pelirrojas, el número de Ana María. Teli se lo pasó, Clara llamó y le dijo a Ana que tenía ganas de mimos y cosas fuertes. Excitada, Ana dijo sí y avisó que llevaba fiambre para sandwichitos, tras lo cual le mandó "un beso en tu boquita amor", así de rápida. Lo que no avisó es que iba con Lily, un dúo terrible, con sus carteras con elementos para atarla y darle hasta que no pudiera más.
En efecto, las locas hermanas se vistieron elegantes, se colgaron sus carteras y fueron para lo de Clarita, que las esperó muy bien vestida de blazer y pollera chocolate y botas con taco, maquillada, muy perfumada y hasta con cremita para las manos. Las mujeres llegaron, Clarita abrió y se sorprendió con el dúo, que la besaron sin importar el coronavirus ni nada, bien en la boca. Las tres fueron al comedor, Clara del brazo de Lily que luego la tuvo a mimos y besuqueos, mientras Ana preparó huevo y el fiambre en bandejas. Al fin las visitantes comieron con María Clara, haciéndole sandwichitos con mucha mayonesa y mimándola, excitadas por el aroma a perfume y crema de las manos de Clara, mientras ellas ccomieron bien fuerte para estar potentes. Y tras eso, la anfitriona les hizo café y les dio torta con dulce de leche que hizo para ambas. Las dos le agradecieron a besos y mimos. Y a algo más.
Porque de tanta franela, mimo, besos, pintura de labios, perfume fuerte, sandwichitos, las hermanas explotaron. Ni bien terminaron el postre, la agarraron a Clara, la llevaron fuerte del brazo a su pieza y entraron a darle. Abrieron sus carteras mientras la sujetaban, besaban, decían puercadas y manoseaban toda. María Clara fue obligada a desnudarse, y qué cuando quedó en fino corpiño y bombacha. Ahí Ana y Lily, en ropita también, la aplastaron contra una pared sin dejar de tocarle todo, le exigieron sacarse, María Clara se sacó su bombacha y la revoleó.
Y ahí las mujeres la ataron con una soga a un placard, le vendaron los ojos, se pusieron en pelotas y tras aspirar polvo estimulante, sacaron juguetes de sus carteras y los empaparon en cremita y lubricante. Y tras decirle cositas dulces, las dos la violaron, cepillaron, cogieron y reventaron a placer. Ana le dio de parada primero, luego Lily con más furia aún, y luego fue espectacular que las dos la agarraron en sandwich y la aplastaron una contra la otra mientras le hacían sentir sus elementos en su vagina y cola. Clara gimió, gritó, rió, pidió ser violada (tal cual) y tras quince, acabó en violento orgasmo con ellas, que enseguida largaron buen flujo y le chuparon su concha chorreada y la cola.
Clara quiso más, y le dieron más: Ana sobre la cama la revolconeó, Lily la llevó al baño y la violó sentada y parada, luego la tiró en la ccama y le dio, y cuando la dejó, Ana se le zambulló y con furia y potencia de locos le dio de nuevo haciéndola acabar. Después las chicas se masturbaron y la obligaron a María Clara a chuparles y tragarles su flujo, que hizo con gusto. Por respuesta, las hermanas la volvieron a atar y la violaron de nuevo con sus cosas de la cartera, de a una, las dos, fueron a la cocina y le metieron cuchillos de untar, cucharas, tenedores, todo para hacerla gozar, hasta sus dedos, lo que hizo a Clarita gritar enloquecida al sentir las uñas largas y rojas de las dos dentro de su cola o vagina, con lo que también acabó y chorreó líquido vaginal, siendo lamida por sus cepilleras. Así María Clara se dio una panzada de sexo terrible, les agradeció a ambas que la besuquearon en la boca y la invitaron a su casa otro día y se fueron. Y ella pasó una tarde espectacular, con fiambre de almuerzo y ella de fiambre de las locas.
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