Estoy tan caliente que la cuarentena no me para, salvo la pija siempre fuerte que le enchufo a mi yegua Sandrita y la lleno. Así como fue una noche de 2018 que fui a visitar a otra de mis mil mujeres ocasionales, María Lina, ex compañera de piano, curso del que me había ido. Pero con la tipa, de unos 60 y de acá de Carapachay, estaba excitado. Y con la hija, ni te cuento.
La mujer, castaña de pelo corto, gorda, madura que me vuela, era muy cariñosa y charlaba mucho conmigo en clase y cuando volvía para acá. Y encima de sus perfumes y su campera de cuero y cartera finas, siempre tenía olorcito a crema Hind's, que ustedes saben me enloquece. A pesar de que piano cerró, me quedé tan caliente que resolví ir a verla en Noviembre 2018 a su casa, donde vive con la hija, que encima está bárbara y elegante. Obvio, también me volaba. Y como quise ahcerla completa, le dije de llevarle fiambre para sandwichitos. María Lina dijo sí, y muy bien vestido, perfume y loco, llegué ese sábado fresco a la noche con el fiambre y demás. María me recibió a los abrazos y besos, con un aroma a crema que era hasta insoportable. Y cuando dejé el paquete en la mesa y saludé a la hija, para qué: bien vestida, maquillada y con… crema Hind's para las manos.
Nomás María preparó todo en bandejas, me hizo los sandwichitos con bastante mayonesa a mi pedido y cenamos los tres, ellas con mucha cerveza. Excitado por la cena, mi perfume y el olorcito de la crema de las mujeres, me le pegoteé a la señora mientras tenía un sandwich en la mano y le charlé demasiado cariñosón. Y María, de a poco borrachonga, me siguió la corriente. Y la hija, que le daba duro al fiambre y con mucha mayonesa, también. Al terminar, la tipa llevó y acomodó todo y nos dejó solos, yéndose a su pieza a dormir. Me quedé con la hija, y mientras pensaba cómo acabar la jornada, le preguntoneé mis cositas de siempre, si tiene novio, si usa cuero, con qué duerme, de todo. Y ella me respondía, hasta con detalles medio fuertes, bastante más ordinaria de lo previsto.
Eso qué me importó. La abracé, mimé y besé suave primero, ella gustó y respondió y de pronto le mandé pico en su boca pintada de rojo. Ella se rió y le pedí otro. Me preparé para el sopapo, pero no, la mina nomás me dio pico. Besos, mimos, cena, perfume, crema. Esa crema me voló, la agarré, la arrastré a la pieza de ella, la estrellé contra la pared y tras manosearla bien le bajé la mini que tenía, su bombacha blanca y se la metí gruesa, larga y dura por su cola, buen salchichón con jamón y salame picado grueso. La chica jadeó, gustó y gimió chocha mientras yo enfurecido frotaba y frotaba loco, enloquecido con su crema que le nombraba. Y así en menos de quince eyaculé semen a chorros abundantes en su orto, la di vuelta y se lo puse en la boca y cara, y ella chupó y tragó bárbara. Y no conforme, le exigí en la cama, ella se sacó todo, se puso lista y tras tirarme brutamente, la hice puré exprimiéndole todo mientras ese olor a crema no paraba de sentirse, tanto que el pene me creció cada vez más, tuve que aguantar para no terminar tan veloz y al fin la llené de semen espeso y generosso en su vagina, que ella agradeció.
Pero ahí no acabé la noche. Tras darle a la chica, me vestí y me iba, pero me crucé con María Lina que justo iba a la cocina en camisón, dormida y borracha por tanta cerveza con la cena. Eso sí, la crema se le olía más que cuando llegué. Loco, aproveché que estaba ida y tras sujetarla, la besuqueé, ella a mí y la estampé contra la heladera, la manoseé toda, la llevé de nuevo a su cama y al entrar,le levanté el camisón, le bajé la bombacha y se la di sin miramientos buena pija por su cola. María se rió y gustó mientras yo le hacía y decía de todo. Y tras buena frotada eyaculé mi semen en su cola. Pero quise cerrar con uno en su concha, por donde imaginaba que cogió para quedar embarazada de su hija. Nomás la volví a manosear y exprimir toda, la hice sacarse el corpiño y la bombacha, la acosté y con furia por su crema que se sentía más y más le di y di hasta que exploté en otra larga y violenta eyaculación de mucho semen. Y sí, la cremita todo lo puede. Una madura, gorda, la hija, las dos. Cuando la cabeza y la pija quieren nada me para. O sí, me para la pijota y las lleno de mi crema de las manos.
La mujer, castaña de pelo corto, gorda, madura que me vuela, era muy cariñosa y charlaba mucho conmigo en clase y cuando volvía para acá. Y encima de sus perfumes y su campera de cuero y cartera finas, siempre tenía olorcito a crema Hind's, que ustedes saben me enloquece. A pesar de que piano cerró, me quedé tan caliente que resolví ir a verla en Noviembre 2018 a su casa, donde vive con la hija, que encima está bárbara y elegante. Obvio, también me volaba. Y como quise ahcerla completa, le dije de llevarle fiambre para sandwichitos. María Lina dijo sí, y muy bien vestido, perfume y loco, llegué ese sábado fresco a la noche con el fiambre y demás. María me recibió a los abrazos y besos, con un aroma a crema que era hasta insoportable. Y cuando dejé el paquete en la mesa y saludé a la hija, para qué: bien vestida, maquillada y con… crema Hind's para las manos.
Nomás María preparó todo en bandejas, me hizo los sandwichitos con bastante mayonesa a mi pedido y cenamos los tres, ellas con mucha cerveza. Excitado por la cena, mi perfume y el olorcito de la crema de las mujeres, me le pegoteé a la señora mientras tenía un sandwich en la mano y le charlé demasiado cariñosón. Y María, de a poco borrachonga, me siguió la corriente. Y la hija, que le daba duro al fiambre y con mucha mayonesa, también. Al terminar, la tipa llevó y acomodó todo y nos dejó solos, yéndose a su pieza a dormir. Me quedé con la hija, y mientras pensaba cómo acabar la jornada, le preguntoneé mis cositas de siempre, si tiene novio, si usa cuero, con qué duerme, de todo. Y ella me respondía, hasta con detalles medio fuertes, bastante más ordinaria de lo previsto.
Eso qué me importó. La abracé, mimé y besé suave primero, ella gustó y respondió y de pronto le mandé pico en su boca pintada de rojo. Ella se rió y le pedí otro. Me preparé para el sopapo, pero no, la mina nomás me dio pico. Besos, mimos, cena, perfume, crema. Esa crema me voló, la agarré, la arrastré a la pieza de ella, la estrellé contra la pared y tras manosearla bien le bajé la mini que tenía, su bombacha blanca y se la metí gruesa, larga y dura por su cola, buen salchichón con jamón y salame picado grueso. La chica jadeó, gustó y gimió chocha mientras yo enfurecido frotaba y frotaba loco, enloquecido con su crema que le nombraba. Y así en menos de quince eyaculé semen a chorros abundantes en su orto, la di vuelta y se lo puse en la boca y cara, y ella chupó y tragó bárbara. Y no conforme, le exigí en la cama, ella se sacó todo, se puso lista y tras tirarme brutamente, la hice puré exprimiéndole todo mientras ese olor a crema no paraba de sentirse, tanto que el pene me creció cada vez más, tuve que aguantar para no terminar tan veloz y al fin la llené de semen espeso y generosso en su vagina, que ella agradeció.
Pero ahí no acabé la noche. Tras darle a la chica, me vestí y me iba, pero me crucé con María Lina que justo iba a la cocina en camisón, dormida y borracha por tanta cerveza con la cena. Eso sí, la crema se le olía más que cuando llegué. Loco, aproveché que estaba ida y tras sujetarla, la besuqueé, ella a mí y la estampé contra la heladera, la manoseé toda, la llevé de nuevo a su cama y al entrar,le levanté el camisón, le bajé la bombacha y se la di sin miramientos buena pija por su cola. María se rió y gustó mientras yo le hacía y decía de todo. Y tras buena frotada eyaculé mi semen en su cola. Pero quise cerrar con uno en su concha, por donde imaginaba que cogió para quedar embarazada de su hija. Nomás la volví a manosear y exprimir toda, la hice sacarse el corpiño y la bombacha, la acosté y con furia por su crema que se sentía más y más le di y di hasta que exploté en otra larga y violenta eyaculación de mucho semen. Y sí, la cremita todo lo puede. Una madura, gorda, la hija, las dos. Cuando la cabeza y la pija quieren nada me para. O sí, me para la pijota y las lleno de mi crema de las manos.
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