Señora de Familia:
Volver después de once meses se siente raro.
Mi hijo Joaquín me dejó en la puerta y se fue, pero sin antes dejarme un nuevo juego de llaves. Habían cambiado la cerradura.
La casa me parecío más pequeña de lo que recordaba.
Estaba recién pintada , pero no había plantas, parecía un hospital. Toda blanca.
En el patio quedó a medio terminar las obras que habíamos iniciado con la ilusión de alquilar piezas.
Entre por la cocina y para mí sorpresa me recibió mi viejo perro. Titan. Lloraba y aullaba de la alegría.
Mi marido no estaba porque ahora trabajaba en una empacadora de pan de miga.
Subí al dormitorio y sobre la cama había un ramo de rosas. Para ser sincera no me emociono.
Mientras Acomodaba mi ropa en los placares encontré viejas prendas mía. Sentí que me había encontrado con mi viejo yo. . Me alegre que no las tirarán.
Me puse un jogging y me fui al súper de la esquina para llenar la heladera. El almacenero no me reconoció , estaba mucho más flaca y mi pelo más oscuro o tal vez por el tapaboca oculto mi rostro.
Camine por el barrio y Vi mucha gente nueva.
Compré para cocinar un pastel de papa y un par de botellas de vino. Quería agradar a mi marido con su comida favorita. Me traje tres plantas para decorar el patio y las rosas las puse en un jarrón en medio de la mesa.
El teléfono no paraba de sonar: me llamaron mis hijos, Josefina y Manuel. También mi marido quien me lleno de halagos y no sé cómo se enteró pero también mi antigua amiga Mabel.
(La sentí muy feliz y me alegre por ella y por su familia. ....) Y como si fuera poco tan cálida bienvenida , desde una ventana me saludo la chismosa de barrio , Ema.
Al encender la cocina y ponerme a lavar mis platos volví a sentirme como una SEÑORA DE FAMILIA . Ya no era más la vendedora de zapatos frustrada , ni la chica de los mandados. Todos estos oficios son dignos, pero yo no tuve suerte o quizás me faltó la capacidad de adaptarme. .
Ya estaba en mi hogar y me sentía la reina de mi propio palacio.
A las 6 de la tarde llego Joaquín ( padre) y lo recibí con unos mates, como si nunca me hubiese ido.
Nos besamos con fuerza y nos sentamos a charlar.
Cada uno quería contar sus anécdotas , nos reíamos y nos acariciábamos .
Todo iba bien hasta que llegó la pregunta que no quería escuchar: _ ¿estuviste con otro hombre? _
Por un instante quise ser sincera , porque no tengo nada que ocultar. ... Yo estaba separaba y libre de decidir. Pero conociendo su ego de niño me di cuenta que lo iba a lastimar.
_ No, mi amor, VOS FUISTE EL UNICO !! _ respondí.
_ Entonces subamos al cuarto _ me dijo. Nos tomamos de las manos y nos encerramos en el cuarto por una hora.
.................... . . ............
Ya no era la gordita de antes , me sentía más segura de mi cuerpo.
Joaquín ( padre) se metió en el baño y me fui a buscar un conjunto de ropa interior que me regaló Josefina ( hija).
Teníamos el mismo cuerpo y todo lo de ella me quedaba muy bien.
Me puse un poco de desodorante y me acosté a esperarlo.
Cuando salió del baño se acostó a mi lado. Tome su pene con mi mano y lo empecé a masturbar.
Cerro los ojos y su miembro se empezó a elevar. No era muy largo pero si ancho.
Con mi lengua recorrí su cabecita y con el dedo de mi otra mano se lo penetre por el ano.
Su tronco latía con fuerza.
Se puso boca abajo y le bese el ano . Gemía como mujer.
Me pidió que lo penetre con más dedos. Y se me ocurrió usar el desodorante. Llene de saliva la punta y se lo empecé a hundir con fuerza. Su pene se había aflojado, ya no era el padrillo , era la yegua.
Por diez minutos lo estuve cogiendo hasta que sin erección , empezó a eyacular. Parecía una mujercita.
Se acostó boca arriba y me senté sobre su cara y me frote sobre su barba. Los pelos funcionan bien en una vagina bien depilada como la mía.
Acabe dos veces y lo deje descansar. Todo duro cincuenta minuto. Pero fue un buen inicio.
@soniadora1962
He vuelto a Monte Grande.
Volver después de once meses se siente raro.
Mi hijo Joaquín me dejó en la puerta y se fue, pero sin antes dejarme un nuevo juego de llaves. Habían cambiado la cerradura.
La casa me parecío más pequeña de lo que recordaba.
Estaba recién pintada , pero no había plantas, parecía un hospital. Toda blanca.
En el patio quedó a medio terminar las obras que habíamos iniciado con la ilusión de alquilar piezas.
Entre por la cocina y para mí sorpresa me recibió mi viejo perro. Titan. Lloraba y aullaba de la alegría.
Mi marido no estaba porque ahora trabajaba en una empacadora de pan de miga.
Subí al dormitorio y sobre la cama había un ramo de rosas. Para ser sincera no me emociono.
Mientras Acomodaba mi ropa en los placares encontré viejas prendas mía. Sentí que me había encontrado con mi viejo yo. . Me alegre que no las tirarán.
Me puse un jogging y me fui al súper de la esquina para llenar la heladera. El almacenero no me reconoció , estaba mucho más flaca y mi pelo más oscuro o tal vez por el tapaboca oculto mi rostro.
Camine por el barrio y Vi mucha gente nueva.
Compré para cocinar un pastel de papa y un par de botellas de vino. Quería agradar a mi marido con su comida favorita. Me traje tres plantas para decorar el patio y las rosas las puse en un jarrón en medio de la mesa.
El teléfono no paraba de sonar: me llamaron mis hijos, Josefina y Manuel. También mi marido quien me lleno de halagos y no sé cómo se enteró pero también mi antigua amiga Mabel.
(La sentí muy feliz y me alegre por ella y por su familia. ....) Y como si fuera poco tan cálida bienvenida , desde una ventana me saludo la chismosa de barrio , Ema.
Al encender la cocina y ponerme a lavar mis platos volví a sentirme como una SEÑORA DE FAMILIA . Ya no era más la vendedora de zapatos frustrada , ni la chica de los mandados. Todos estos oficios son dignos, pero yo no tuve suerte o quizás me faltó la capacidad de adaptarme. .
Ya estaba en mi hogar y me sentía la reina de mi propio palacio.
A las 6 de la tarde llego Joaquín ( padre) y lo recibí con unos mates, como si nunca me hubiese ido.
Nos besamos con fuerza y nos sentamos a charlar.
Cada uno quería contar sus anécdotas , nos reíamos y nos acariciábamos .
Todo iba bien hasta que llegó la pregunta que no quería escuchar: _ ¿estuviste con otro hombre? _
Por un instante quise ser sincera , porque no tengo nada que ocultar. ... Yo estaba separaba y libre de decidir. Pero conociendo su ego de niño me di cuenta que lo iba a lastimar.
_ No, mi amor, VOS FUISTE EL UNICO !! _ respondí.
_ Entonces subamos al cuarto _ me dijo. Nos tomamos de las manos y nos encerramos en el cuarto por una hora.
.................... . . ............
Ya no era la gordita de antes , me sentía más segura de mi cuerpo.
Joaquín ( padre) se metió en el baño y me fui a buscar un conjunto de ropa interior que me regaló Josefina ( hija).
Teníamos el mismo cuerpo y todo lo de ella me quedaba muy bien.
Me puse un poco de desodorante y me acosté a esperarlo.
Cuando salió del baño se acostó a mi lado. Tome su pene con mi mano y lo empecé a masturbar.
Cerro los ojos y su miembro se empezó a elevar. No era muy largo pero si ancho.
Con mi lengua recorrí su cabecita y con el dedo de mi otra mano se lo penetre por el ano.
Su tronco latía con fuerza.
Se puso boca abajo y le bese el ano . Gemía como mujer.
Me pidió que lo penetre con más dedos. Y se me ocurrió usar el desodorante. Llene de saliva la punta y se lo empecé a hundir con fuerza. Su pene se había aflojado, ya no era el padrillo , era la yegua.
Por diez minutos lo estuve cogiendo hasta que sin erección , empezó a eyacular. Parecía una mujercita.
Se acostó boca arriba y me senté sobre su cara y me frote sobre su barba. Los pelos funcionan bien en una vagina bien depilada como la mía.
Acabe dos veces y lo deje descansar. Todo duro cincuenta minuto. Pero fue un buen inicio.
@soniadora1962
He vuelto a Monte Grande.
13 comentarios - Mi Marido, Mi Mujer
van 10
-Áspera la señora de la casa!