Esta es una historia escrita en compartido con @Haadees, en la cual yo escribí el texto y el decidió acompañarlo con fotos suyas. Pueden ver algunas otras colaboraciones que hicimos juntos en su perfil. No se olviden de seguirlo y de dejarle algunos puntitos, que está a punto caramelo!
Cuando acepté el trabajo sabía que era parte de las condiciones los reemplazos a último momento y es por eso que solo podía protestar en mi cabeza. Comencé a trabajar como profesora en un instituto particular de inglés y desde el primer día me dijeron que en caso de que una colega faltase muy probablemente me llamaran a mí para reemplazarla. Ese jueves, después de haber trabajado toda la mañana en la escuela en la que daba clases, me llamaron para decirme que tenía que ir a las diecinueve horas para dar un reemplazo de último momento porque una de las profesoras del instituto estaba enferma.
No podían haber elegido un peor día para llamarme. Me levanté con dolor de cabeza y un malestar general en todo el cuerpo que se intensificó cuando llegué al colegio y los chicos a los que les daba clase no paraban de gritar. Al medio día me agarró la lluvia en plena calle y sin paraguas y llegué a mi casa empapada. Esa tarde en el instituto, en la clase en la que yo era titular, tuve una discusión con un alumno de doce años que me insistía en que yo estaba equivocada en lo que le estaba enseñando (a pesar de que era yo la docente). Lo único que me reconfortaba de la clase que iba a dar como reemplazante, era que por el horario sabía que iba a ser de adultos, por lo que no iba a tener que lidiar con niños.
Llegué al instituto faltando cinco minutos para que empiece la clase y la secretaria me comentó que de los tres alumnos que había en ese grupo, solo uno se encontraba en el salón. Noté en ella una leve sonrisa cuando su mirada volvió hacia la computadora y cuando le pregunté de qué se reía me dijo que de nada. A pesar de eso me di cuenta que su sonrisa se intensificó en ese momento. No quería ni saber por qué se reía, de seguro la única persona que había dentro de ese salón debía de ser una vieja insoportable o un señor mayor que no entiende nada y hace que la clase sea imposible de avanzar.
Abrí la puerta preparándome para lo que suponía que iba a ser la peor clase de mi vida, cuando de golpe lo vi a él...
Me quedé inmóvil al verlo. Era un chico de unos veintitantos años, grande, flaco, con pelo negro y una barba bien recortada. Estaba vestido con un pantalón negro, una camisa clarita que lo hacía ver aún más sexy de lo que ya se veía. Tenía la cabeza inclinada sobre su celular y cuando la levantó, sus ojos se clavaron en los míos. Me saludó con una sonrisa y se quedó mirándome por unos segundos hasta que yo reaccioné y le devolví el saludo para después cerrar la puerta del aula. Al darle la espalda por unos segundos, noté un calor que recorría todo mi cuerpo que no tenía nada que ver con la calefacción prendida en el salón.
- ¿Cómo es tu nombre?- Le pregunté acomodando mis cosas en el escritorio que estaba en frente de donde él se había sentado.
- Todos me conocen por Hades.- Me respondió él y su voz sonó mucho más fuerte que cuando me saludó. A pesar de que me sonó raro ese apodo, decidí no preguntar.
No solo tenía un cuerpo divino, sino que su voz sonaba de la misma manera y retumbaba en la sala que de golpe parecía mucho más grande de lo que era ahora que estábamos solos en una esquina. Por alguna razón me daba vergüenza levantar la mirada, sabía que él me estaba observando pues pude ver su sombra guardar el celular en el bolsillo. Era la primera vez que tenía un alumno de esa edad y que me incomodara de esa manera. Alcé la vista un poco y noté que su camisa estaba un poco entreabierta y que se le veía el pecho y sus pelos se asomaban.
Al no conocerlo, traté de empezar la clase rompiendo el hielo y le hice algunas preguntas personales para saber un poco de su vida y así comenzar conversando. Su inglés era bastante bueno, sin embargo noté que en algunos casos pronunciaba mal algunas palabras y a medida que lo iba corrigiendo mientras hablaba, él imitaba mi forma de pronunciación y movía sus labios de una manera algo excitante. “You are very nice” me dijo y yo noté como mi rostro se ponía rojo al mismo tiempo que le devolvía una sonrisa. Hades no me especificó mucho de su vida, solo mencionó que vivía de hacer negocios algo que me intrigó mucho pues se veía muy bien con esa ropa.
Tomé los papeles que la otra profesora me había dejado y descubrí que ese día la idea de ella era trabajar la pronunciación, por lo que me senté en una silla al lado de mi alumno y le entregué la hoja con las palabras que debía pronunciar. Al parecer la unión “th” era el mayor problema de la clase ya que la mayoría de las palabras incluían estas dos letras. Comencé pronunciando la primera y él trató de imitarme, sin embargo cuando lo hacía su lengua se asomaba un poco por sus labios haciendo que la palabra sonara raro.
De golpe me di cuenta que no estaba prestando atención a lo que Hades hacía, sino que estaba concentrada en el grosor de sus labios y en como su lengua se asomaba cada vez que decía una palabra nueva del listado. “Rhythm” dijo él y reaccioné. Le destaqué que la estaba pronunciando mal y que lo que estaba haciendo era sacar demasiado la lengua y él volvió a pronunciarla pero esta vez mucho mejor que antes. A pesar de eso insistí con la palabra y él volvió a decirla y cuando su lengua se asomó nuevamente me levanté enojada y le dije que lo estaba haciendo mal.
- “Rhythm”.- Dijo él nuevamente y me di vuelta para observar.- ¿Así está bien profe? ¿Hice con la lengua lo que se supone que debía hacer?- Me preguntó.
Me puse completamente nerviosa. No era su culpa, yo lo sabía, pero su presencia me intimidaba y me hacía sentir incómoda. El problema era que Hades se daba cuenta de eso y de golpe empezó a jugar conmigo. Tras hacerme esas preguntas sacó su lengua y se mojó suavemente los labios de un lado al otro y volvió a meterla abriendo un poco la boca, siempre mirándome a los ojos con una mirada algo desafiante. Yo me di vuelta rápidamente sin contestarle, respiré hondo y volví a darle la cara tratando de esquivar la situación.
- Hablemos de otra cosa alumno, porque su lengua parece incontrolable.- Le dije y enseguida pensé en las represalias que me podían caer si la directora del instituto se enteraba de eso.- Cuénteme de su vida. ¿Tiene novia usted?
No sé por qué razón le pregunté eso, pero fue lo primero que me salió de la boca. Me volví a sentar en la silla que estaba al lado de él al mismo momento que Hades me decía que sí y me preguntaba si yo estaba en pareja. Una vez más dirigí la mirada hacia su camisa entreabierta y decidí ignorar su pregunta y le consulté cómo se llevaba con ella. Él me dijo que por lo general bien, pero que últimamente algunas cosas no se estaban dando muy bien, dejando la puerta abierta a que yo le preguntara a qué se refería.
- Digamos que no me sigue el “rhythm”.- Me respondió con una sonrisa y pronunciado la palabra casi a la perfección.
- ¿Ritmo de vida?- Le pregunté yo sin entender muy bien a qué se refería.
- Mmm no. ¿Cómo decirlo…?- Dijo él recostándose sobre la silla y haciendo que su camisa se abriera un poco más.- Soy una persona muy sexual.
Me quedé muda, no me esperaba una respuesta tan directa. Obviamente entendí a lo que se refería enseguida y a pesar de mi cara de asombro y de que su sonrisa se intensificara, no pude evitar preguntarle si su pareja no era una persona tan sexual como él. Hades me dijo que en algunas oportunidades había un pequeño problema entre ellos dos, haciendo énfasis en la palabra “pequeño”. Por un segundo por mi cabeza se pasó la idea de que se refería a que él la tenía chica, sin embargo Hades se inclinó hacia atrás con su cuerpo y mi mirada automáticamente bajó hasta su pantalón donde pude comprobar que no se refería a eso.
- Yo soy más grande de lo que ella puede soportar en determinados momentos.- Me dijo mirándome fijo a los ojos.
Obviamente estaba jugando conmigo, sacando ese macho alfa que debía de tener en su interior. Sin lugar a dudas Hades me gustaba mucho, me parecía un hombre sumamente excitante y estar ahí con él los dos solos me generaba curiosidad. Era la oportunidad perfecta de cumplir una fantasía de profesora-alumno y a su vez de cambiar la suerte del día horrible que venía teniendo hasta ahora.
- ¿Y ella a veces no quiere hacerlo por eso?- Le dije inclinando mi cuerpo hacia adelante y apoyando mi mano sobre su rodilla.
- No es que no quiera, pero después de un buen rato se empieza a resentir su zona.- Me respondió él abriendo las piernas.
- Nunca me pasó eso.- Le respondí yo enseguida y moví mis dedos unos milímetros más hacia arriba.- De hecho tuve amantes que eran muy grandes, pero bueno... No todas están preparadas.- Sentencié mirándolo a los ojos.
Hades se veía muy relajado, en cambio yo sentía como el corazón me latía a gran velocidad. A pesar de que yo era la profesora, él dominaba por completo la situación y eso me estimulaba aún más. Era la fruta prohibida de toda docente, el alumno perfecto que toda quiere tener. Sutilmente, pasó su mano por encima del bulto haciéndome saber que era consciente de lo que estaba pasando.
- Pero no sé a qué se refiere usted con “grande” alumno.- Le dije yo moviendo mi mano a tal punto de dejarla a centímetros de su erección.- Porque algunos hombres creen que la tienen y grande y después...
- Supongo que debería ser usted quien juzgue.- Me dijo él esbozando una sonrisa desafiante.
- Me está haciendo una propuesta algo indecente alumno.- Le dije actuando como si estuviera ofendida.- Aunque debo reconocer que ahora me generó algo de intriga.- Agregué subiendo la mano hasta ponerla encima de su bulto.
Hades me preguntó que iba a hacer yo con esa intriga y me sugirió que me despejara la duda. De golpe supe que era una fantasía que él debía de tener hacía rato. Obviamente mi compañera no era de su tipo, una mujer más gorda, de cuarenta años y bastante amargada a pesar de su nivel de inglés. Estaba claro que Hades se sentía atraído por mí, una mujer más joven que él, flaca, esbelta, de pelo rubio y ojos claros. Sin dar muchas vueltas le pregunté por qué tenía tan dura la pija y me respondió que desde que yo entré al salón él no podía pensar en otra cosa que no sea desnudarme.
- Párese alumno.- Le ordené haciéndome la serie y quitándole la mano del pantalón.- Voy a comprobar si lo que me dice es verdad.
Enseguida, Hades se levantó y su bulto se notó aún más. Su cuerpo era inmenso en frente del mío, ya que yo permanecí sentada frente a él. Llevó sus manos al cierre del pantalón el cual se desabrochó de manera muy lenta y se lo bajó hasta quedar a la altura de sus rodillas. Su bóxer parecía a punto de explotar y su pija era tan grande que se inclinaba hacia un costado tratando de buscar una salida. Entonces se bajó un centímetro la ropa interior y su cabeza asomó por encima.
Yo miré fija y con la boca entreabierta mientras que mi alumno se bajaba el bóxer y dejaba al descubierto una pija enorme y completamente dura. La tomó con una de sus manos y suavemente se comenzó a pajear en frente mío, manchándose los dedos con el líquido pegajoso y transparente que salía de su cabeza. “¿Qué opina profe? ¿Le parece lo suficientemente grande?” me preguntó en tono desafiante y enseguida elevé la mirada. Me quedé callada por unos segundos, en su rostro se veía un brillo que indicaba el deseo. Los dos sabíamos que nos estábamos arriesgando muchísimo, ya que cualquiera podía abrir la puerta del salón y podía encontrarnos en esa situación. Sin embargo la tensión sexual era tan grande que yo no me pude contener.
Tomé su pija con ambas manos y él corrió las suyas de lugar. Le respondí diciéndole que me parecía enorme al mismo momento que empecé a pajearlo lenta y sensualmente. Hades sonrió, sabía que estaba a punto de concretar su fantasía y yo estaba dispuesta a cumplírsela. Abrí la boca y saqué la lengua para pasársela por la cabeza mojada de la verga y sentí como mi cuerpo temblaba. Repetí el movimiento y luego quité una de mis manos del lugar para empezar a chupársela con ganas. Él se inclinó levemente hacia atrás y metí su mano por debajo de la camisa para sentir su cuerpo excelentemente trabajado y tocar su pecho.
Hades se inclinó hacia atrás y yo permanecí sentada en la silla. Su pija completamente dura apuntaba directo a mí y me tentaba de tirarme encima de él y hacerle miles de cosas. Él empezó a desabrocharse los botones de la camisa y la abrió para mostrarme su hermoso cuerpo, provocando que me mojara toda. Era una imagen sumamente excitante y seductora. Era imposible resistirse a ese hombre
- Arrodillate.- Me ordenó él y yo obedecí.
Comencé a chuparle la pija con ganas, moviendo mi cabeza hacia atrás y hacia adelante, disfrutando de cada momento. Él llevó sus manos a mi nuca y recogió mi pelo en una especie de colita y acompañó cada uno de los movimientos que yo hacía. Su enorme pija entraba y salía de mi boca mientras que yo me esforzaba por metérmela por completo. Sin dudas era demasiado grande, pero yo sabía cómo manejarlo y abriendo mi boca lo máximo que pude logré que entrara toda hasta atragantarme. Entonces caí en la cuenta de que Hades dominaba la situación, pero yo era la profesora y era yo la que debía dar las órdenes.
- ¡No!- Le dije de golpe parándome y sentándome de nuevo en la silla en frente de él.- Yo soy tu profesora.
- Disculpe profe.- Dijo él y empezó a subirse el pantalón.
- No alumno, no se vista.- Dije y esta vez fui yo la que esbozó una sonrisa.
Hades comprendió que yo seguía actuando y se volvió a parar quieto. ¡Estaba muy bueno!
- Usted tiene que practicar fonética alumno.- Le dije abriendo un poco las piernas.- Asique arrodíllese y practique con su lengua como corresponde.
Me desabroché el pantalón y antes de que él pudiera moverse me lo saqué mostrándole una tanguita negra que por casualidad había decidido usar ese día. Él sonrió y se arrodilló de golpe entre mis piernas y comenzó besándome los muslos para ir subiendo hasta mi cintura. A mí se me erizaba la piel al sentir sus labios rozando mi cuerpo y sus manos apoyarse con firmeza en mis piernas. Hades subió despacio por todo mi cuerpo hasta llegar a mi cintura y siguió ascendiendo por la camisa que tenía puesta para besar mi cuello. No pude contener buscar sus labios con los míos y nos besamos de manera muy apasionada, poniendo yo mi mano en su nuca para no dejarlo ir. Era todo perfecto, los dos semi desnudos en el aula vacía, calentándonos a pleno y a punto de matarnos de placer.
Él volvió a bajar hasta mi cintura y abrió mis piernas con sus manos en las rodillas. Pasó su lengua por encima de mi tanga que ya estaba totalmente húmeda y luego la corrió hacia un costado para comenzar a darme placer con su boca. Su lengua era increíble, se movía bien rápido de lado a lado y de arriba abajo, mojándome aún más los labios y haciendo vibrar mi clítoris. Me tuve que llevar la mano a la boca para no gemir de placer, después de todo debíamos permanecer en absoluto silencio. Comencé a sentir un calor inmenso invadir todo mi cuerpo al mismo tiempo que mi mano pasaba por su enorme espalda y le clavaba las uñas en medio de esta.
Hades me la chupaba con ganas, moviendo su lengua descontroladamente, usando sus labios para besarme y ayudándose con un dedito que entraba apenas en mi cuerpo. Cada vez me resultaba más difícil contener mis gemidos pues el placer iba en aumento. La tensión y el morbo de estar haciendo algo que podía arruinar mi trabajo eran aún más excitantes y sin dudas él debía de sentir lo mismo. Mis piernas empezaron a temblar cuando Hades se dedicó a lamer mi clítoris repetidamente de un lado al otro. Sentía un calor inmenso en mi cuerpo y creía que estaba a punto de explotar.
- ¡Cogeme bien duro!- Le pedí acercando mi boca a su oreja.
Nos levantamos y luego de besarnos en la boca con nuestros labios empapados él me levantó de la cola y me sentó de golpe en el escritorio. Yo abrí mis piernas y él se pegó a mi cuerpo penetrándome de lleno bien a fondo de tal manera que tuve que ahogar un grito que seguramente se hubiese escuchado en todo el instituto. Lo abracé con fuerza al mismo momento que él estiraba sus manos para apoyarlas en mi cola y me empezaba a coger moviendo velozmente su cintura hacia adelante y hacia atrás.
Nos besamos una vez más para contener ambos suspiros de placer. Hades era una máquina, se movía muy rápido hacia adelante y hacia atrás cogiéndome con ganas. Su enorme pija me excitaba, me calentaba y me daba mucho placer. Sus ojos se clavaban en los míos y su mirada de fuego era un condimento especial para ese entorno sumamente estimulante. Su cuerpo chocaba contra el mío y mis tetas se estampaban en su pecho trabajado y hermoso.
- ¡Ay sí Hades!- Le dije gimiendo en su oído y él se puso tan loco que me empezó a coger aún con más fuerza.
El escritorio empezó a rechinar y de golpe lo obligué a frenar. Nos quedamos los dos inmóviles, mirando fijo a la puerta que se encontraba a un costado de nosotros. Entonces le dije que se sentara en la silla en la que yo me había sentado antes y cuando lo hizo me abalancé sobre él lo monté tomándolo de la cara y besándolo apasionadamente. Empecé a cabalgar su hermosa pija al mismo tiempo que mis brazos pasaban por encima de sus hombros y se enredaban en los pelos de su nuca. Hades llevó sus manos a mi cola y la sujetó con fuerza ayudándome a saltar sobre su cuerpo. Era sumamente hermoso, todo un hombre.
El placer que sentía era nuevamente inmenso y tenía la necesidad de gritar. Comencé a lanzar pequeños gemidos al mismo tiempo que brincaba sobre su cuerpo y de golpe esos gemidos iban aumentando. Sabía que corría el riesgo de que se escucharan y el miedo en vez de asustarme me excitaba mucho más. Entonces tomé camisa y me llevé la manga a la boca para morderla con fuerza para poder seguir cogiéndolo con ganas mientras que él sujetaba con fuerza mi cola y acercaba su cabeza hacía mis tetas para lamerlas.
Perdimos la noción del tiempo y cuando yo me levanté para sentarme de espaldas me di cuenta que quedaban tan solo cinco minutos de clase. Entonces, parada delante de su cuerpo lo tomé del cuello y le dije que teníamos que terminar rápido porque si no nos iban a descubrir. Hades sonrió y me dio vuelta y me obligó a inclinarme sobre el escritorio en el que estaba la hoja de papel con las palabras que se suponía que debía haber practicado toda la clase. Apoyó la punta de su verga sobre mi conchita mojada y me penetró lentamente, haciéndome abrir la boca bien grande por más de que tuve que ahogar el gemido.
Sus manos se colocaron en mi cintura y me empezó a coger con ganas. Su cuerpo chocaba contra mi cola haciendo ruido pero ya no me importaba, estaba tan excitada, tan caliente que no podía pensar en otra cosa que no sea el placer de su cuerpo entrando en el mío. Su enorme pija me partía al medio y me volvía loca. Mis manos se sujetaban con fuerza del banco y mordía el borde de este con los dientes para no gritar. Hades de golpe arrastró una de mis manos por mi espalda hasta mi pelo el cual lo volvió a sujetar con fuerza y tiró de este a tal punto que mi cabeza empezó a elevarse.
El placer de ser cogida de esa forma fue tan inmenso que ya no me pude aguantar y empecé a gemir como si no corriéramos riesgo alguno. De mi boca salían suaves suspiros que seguramente se debían escuchar si alguien pasaba por delante de la puerta. A eso se le sumaba el golpe de su cintura contra mi cuerpo y el rechinar del banco. Era evidente que estábamos cogiendo ahí dentro. No me importaba, solo quería disfrutar, solo quería que me siguiera cogiendo de esa manera hasta poder acabar.
Llegué al orgasmo al mismo tiempo que él se clavó fuertemente sobre mi cuerpo y largué un suspiro extenso y me recosté nuevamente sobre el banco. Respiraba agitadamente y mi cuerpo transpirado mojó la hoja que había sobre el escritorio. Él me seguía sujetando fuertemente de la cintura con toda su pija adentro de mi cuerpo y su respiración seguía acelerada. “¿Qué tal profe?” me preguntó y me levanté para empujarlo y así poder darme vuelta y besarlo nuevamente con muchas ganas. Me había olvidado de todos los problemas que había tenido ese día, de golpe me sentía sumamente feliz y complacida.
- Profe, ahora se va a tener que tragar toda mi lechita.- Dijo él.- No podemos dejar rastro de lo que hicimos.
Sonriendo, me arrodillé nuevamente en frente de él y sin dudarlo busqué su enorme verga con mi boca. Comencé a chupársela con ganas al mismo tiempo que con una mano lo pajeaba y con la otra recorría mi mano por su cuerpo. Esta fue desde su pecho hasta sus piernas pasando por su cuerpo para terminar agarrándole sus huevos y acariciarlos mientras mis labios disfrutaban de su pija. Hades me advirtió que iba a acabar y segundos más tarde recibí una gran descarga de su semen en mi boca. Cerré los labios y comencé a tragar sin dejar que se escapara ni una sola gota. Para cuando terminó, abrí mi boquita y le demostré que tenía la lengua completamente limpia.
Me levanté y miré el reloj para comprobar que la clase había terminado hacía unos pocos minutos. Aceleradamente nos cambiamos justo a tiempo para escuchar como la secretaria golpeaba la puerta y después abría para decirnos que era hora de retirarnos. “Se me pasó volando la clase con usted profe” me dijo él sonriendo y la secretaria cerró la puerta. Yo me acerqué a su escritorio y le dije que no veía la hora de que la profesora titular volviera a enfermarse y él, metiendo su mano entre mis piernas para acariciarme, me dijo que iba a estar esperándome. Me fui del salón sin saber si Hades había aprendido algo, pero su lengua me había demostrado que era capaz de hacer magia.
OTRAS HISTORIAS:
CONSULTA MÉDICA (HISTORIA CORTA)
CHICA DE CIUDAD. CAPÍTULO 1
LA CASADA (HISTORIA CORTA)
POST JUNTO A HAADEES EN SU PERFIL:
JUGANDO CON HAADEES
JUGANDO CON HAADEES II
JUGANDO CON HAADEES III
Cuando acepté el trabajo sabía que era parte de las condiciones los reemplazos a último momento y es por eso que solo podía protestar en mi cabeza. Comencé a trabajar como profesora en un instituto particular de inglés y desde el primer día me dijeron que en caso de que una colega faltase muy probablemente me llamaran a mí para reemplazarla. Ese jueves, después de haber trabajado toda la mañana en la escuela en la que daba clases, me llamaron para decirme que tenía que ir a las diecinueve horas para dar un reemplazo de último momento porque una de las profesoras del instituto estaba enferma.
No podían haber elegido un peor día para llamarme. Me levanté con dolor de cabeza y un malestar general en todo el cuerpo que se intensificó cuando llegué al colegio y los chicos a los que les daba clase no paraban de gritar. Al medio día me agarró la lluvia en plena calle y sin paraguas y llegué a mi casa empapada. Esa tarde en el instituto, en la clase en la que yo era titular, tuve una discusión con un alumno de doce años que me insistía en que yo estaba equivocada en lo que le estaba enseñando (a pesar de que era yo la docente). Lo único que me reconfortaba de la clase que iba a dar como reemplazante, era que por el horario sabía que iba a ser de adultos, por lo que no iba a tener que lidiar con niños.
Llegué al instituto faltando cinco minutos para que empiece la clase y la secretaria me comentó que de los tres alumnos que había en ese grupo, solo uno se encontraba en el salón. Noté en ella una leve sonrisa cuando su mirada volvió hacia la computadora y cuando le pregunté de qué se reía me dijo que de nada. A pesar de eso me di cuenta que su sonrisa se intensificó en ese momento. No quería ni saber por qué se reía, de seguro la única persona que había dentro de ese salón debía de ser una vieja insoportable o un señor mayor que no entiende nada y hace que la clase sea imposible de avanzar.
Abrí la puerta preparándome para lo que suponía que iba a ser la peor clase de mi vida, cuando de golpe lo vi a él...
Me quedé inmóvil al verlo. Era un chico de unos veintitantos años, grande, flaco, con pelo negro y una barba bien recortada. Estaba vestido con un pantalón negro, una camisa clarita que lo hacía ver aún más sexy de lo que ya se veía. Tenía la cabeza inclinada sobre su celular y cuando la levantó, sus ojos se clavaron en los míos. Me saludó con una sonrisa y se quedó mirándome por unos segundos hasta que yo reaccioné y le devolví el saludo para después cerrar la puerta del aula. Al darle la espalda por unos segundos, noté un calor que recorría todo mi cuerpo que no tenía nada que ver con la calefacción prendida en el salón.
- ¿Cómo es tu nombre?- Le pregunté acomodando mis cosas en el escritorio que estaba en frente de donde él se había sentado.
- Todos me conocen por Hades.- Me respondió él y su voz sonó mucho más fuerte que cuando me saludó. A pesar de que me sonó raro ese apodo, decidí no preguntar.
No solo tenía un cuerpo divino, sino que su voz sonaba de la misma manera y retumbaba en la sala que de golpe parecía mucho más grande de lo que era ahora que estábamos solos en una esquina. Por alguna razón me daba vergüenza levantar la mirada, sabía que él me estaba observando pues pude ver su sombra guardar el celular en el bolsillo. Era la primera vez que tenía un alumno de esa edad y que me incomodara de esa manera. Alcé la vista un poco y noté que su camisa estaba un poco entreabierta y que se le veía el pecho y sus pelos se asomaban.
Al no conocerlo, traté de empezar la clase rompiendo el hielo y le hice algunas preguntas personales para saber un poco de su vida y así comenzar conversando. Su inglés era bastante bueno, sin embargo noté que en algunos casos pronunciaba mal algunas palabras y a medida que lo iba corrigiendo mientras hablaba, él imitaba mi forma de pronunciación y movía sus labios de una manera algo excitante. “You are very nice” me dijo y yo noté como mi rostro se ponía rojo al mismo tiempo que le devolvía una sonrisa. Hades no me especificó mucho de su vida, solo mencionó que vivía de hacer negocios algo que me intrigó mucho pues se veía muy bien con esa ropa.
Tomé los papeles que la otra profesora me había dejado y descubrí que ese día la idea de ella era trabajar la pronunciación, por lo que me senté en una silla al lado de mi alumno y le entregué la hoja con las palabras que debía pronunciar. Al parecer la unión “th” era el mayor problema de la clase ya que la mayoría de las palabras incluían estas dos letras. Comencé pronunciando la primera y él trató de imitarme, sin embargo cuando lo hacía su lengua se asomaba un poco por sus labios haciendo que la palabra sonara raro.
De golpe me di cuenta que no estaba prestando atención a lo que Hades hacía, sino que estaba concentrada en el grosor de sus labios y en como su lengua se asomaba cada vez que decía una palabra nueva del listado. “Rhythm” dijo él y reaccioné. Le destaqué que la estaba pronunciando mal y que lo que estaba haciendo era sacar demasiado la lengua y él volvió a pronunciarla pero esta vez mucho mejor que antes. A pesar de eso insistí con la palabra y él volvió a decirla y cuando su lengua se asomó nuevamente me levanté enojada y le dije que lo estaba haciendo mal.
- “Rhythm”.- Dijo él nuevamente y me di vuelta para observar.- ¿Así está bien profe? ¿Hice con la lengua lo que se supone que debía hacer?- Me preguntó.
Me puse completamente nerviosa. No era su culpa, yo lo sabía, pero su presencia me intimidaba y me hacía sentir incómoda. El problema era que Hades se daba cuenta de eso y de golpe empezó a jugar conmigo. Tras hacerme esas preguntas sacó su lengua y se mojó suavemente los labios de un lado al otro y volvió a meterla abriendo un poco la boca, siempre mirándome a los ojos con una mirada algo desafiante. Yo me di vuelta rápidamente sin contestarle, respiré hondo y volví a darle la cara tratando de esquivar la situación.
- Hablemos de otra cosa alumno, porque su lengua parece incontrolable.- Le dije y enseguida pensé en las represalias que me podían caer si la directora del instituto se enteraba de eso.- Cuénteme de su vida. ¿Tiene novia usted?
No sé por qué razón le pregunté eso, pero fue lo primero que me salió de la boca. Me volví a sentar en la silla que estaba al lado de él al mismo momento que Hades me decía que sí y me preguntaba si yo estaba en pareja. Una vez más dirigí la mirada hacia su camisa entreabierta y decidí ignorar su pregunta y le consulté cómo se llevaba con ella. Él me dijo que por lo general bien, pero que últimamente algunas cosas no se estaban dando muy bien, dejando la puerta abierta a que yo le preguntara a qué se refería.
- Digamos que no me sigue el “rhythm”.- Me respondió con una sonrisa y pronunciado la palabra casi a la perfección.
- ¿Ritmo de vida?- Le pregunté yo sin entender muy bien a qué se refería.
- Mmm no. ¿Cómo decirlo…?- Dijo él recostándose sobre la silla y haciendo que su camisa se abriera un poco más.- Soy una persona muy sexual.
Me quedé muda, no me esperaba una respuesta tan directa. Obviamente entendí a lo que se refería enseguida y a pesar de mi cara de asombro y de que su sonrisa se intensificara, no pude evitar preguntarle si su pareja no era una persona tan sexual como él. Hades me dijo que en algunas oportunidades había un pequeño problema entre ellos dos, haciendo énfasis en la palabra “pequeño”. Por un segundo por mi cabeza se pasó la idea de que se refería a que él la tenía chica, sin embargo Hades se inclinó hacia atrás con su cuerpo y mi mirada automáticamente bajó hasta su pantalón donde pude comprobar que no se refería a eso.
- Yo soy más grande de lo que ella puede soportar en determinados momentos.- Me dijo mirándome fijo a los ojos.
Obviamente estaba jugando conmigo, sacando ese macho alfa que debía de tener en su interior. Sin lugar a dudas Hades me gustaba mucho, me parecía un hombre sumamente excitante y estar ahí con él los dos solos me generaba curiosidad. Era la oportunidad perfecta de cumplir una fantasía de profesora-alumno y a su vez de cambiar la suerte del día horrible que venía teniendo hasta ahora.
- ¿Y ella a veces no quiere hacerlo por eso?- Le dije inclinando mi cuerpo hacia adelante y apoyando mi mano sobre su rodilla.
- No es que no quiera, pero después de un buen rato se empieza a resentir su zona.- Me respondió él abriendo las piernas.
- Nunca me pasó eso.- Le respondí yo enseguida y moví mis dedos unos milímetros más hacia arriba.- De hecho tuve amantes que eran muy grandes, pero bueno... No todas están preparadas.- Sentencié mirándolo a los ojos.
Hades se veía muy relajado, en cambio yo sentía como el corazón me latía a gran velocidad. A pesar de que yo era la profesora, él dominaba por completo la situación y eso me estimulaba aún más. Era la fruta prohibida de toda docente, el alumno perfecto que toda quiere tener. Sutilmente, pasó su mano por encima del bulto haciéndome saber que era consciente de lo que estaba pasando.
- Pero no sé a qué se refiere usted con “grande” alumno.- Le dije yo moviendo mi mano a tal punto de dejarla a centímetros de su erección.- Porque algunos hombres creen que la tienen y grande y después...
- Supongo que debería ser usted quien juzgue.- Me dijo él esbozando una sonrisa desafiante.
- Me está haciendo una propuesta algo indecente alumno.- Le dije actuando como si estuviera ofendida.- Aunque debo reconocer que ahora me generó algo de intriga.- Agregué subiendo la mano hasta ponerla encima de su bulto.
Hades me preguntó que iba a hacer yo con esa intriga y me sugirió que me despejara la duda. De golpe supe que era una fantasía que él debía de tener hacía rato. Obviamente mi compañera no era de su tipo, una mujer más gorda, de cuarenta años y bastante amargada a pesar de su nivel de inglés. Estaba claro que Hades se sentía atraído por mí, una mujer más joven que él, flaca, esbelta, de pelo rubio y ojos claros. Sin dar muchas vueltas le pregunté por qué tenía tan dura la pija y me respondió que desde que yo entré al salón él no podía pensar en otra cosa que no sea desnudarme.
- Párese alumno.- Le ordené haciéndome la serie y quitándole la mano del pantalón.- Voy a comprobar si lo que me dice es verdad.
Enseguida, Hades se levantó y su bulto se notó aún más. Su cuerpo era inmenso en frente del mío, ya que yo permanecí sentada frente a él. Llevó sus manos al cierre del pantalón el cual se desabrochó de manera muy lenta y se lo bajó hasta quedar a la altura de sus rodillas. Su bóxer parecía a punto de explotar y su pija era tan grande que se inclinaba hacia un costado tratando de buscar una salida. Entonces se bajó un centímetro la ropa interior y su cabeza asomó por encima.
Yo miré fija y con la boca entreabierta mientras que mi alumno se bajaba el bóxer y dejaba al descubierto una pija enorme y completamente dura. La tomó con una de sus manos y suavemente se comenzó a pajear en frente mío, manchándose los dedos con el líquido pegajoso y transparente que salía de su cabeza. “¿Qué opina profe? ¿Le parece lo suficientemente grande?” me preguntó en tono desafiante y enseguida elevé la mirada. Me quedé callada por unos segundos, en su rostro se veía un brillo que indicaba el deseo. Los dos sabíamos que nos estábamos arriesgando muchísimo, ya que cualquiera podía abrir la puerta del salón y podía encontrarnos en esa situación. Sin embargo la tensión sexual era tan grande que yo no me pude contener.
Tomé su pija con ambas manos y él corrió las suyas de lugar. Le respondí diciéndole que me parecía enorme al mismo momento que empecé a pajearlo lenta y sensualmente. Hades sonrió, sabía que estaba a punto de concretar su fantasía y yo estaba dispuesta a cumplírsela. Abrí la boca y saqué la lengua para pasársela por la cabeza mojada de la verga y sentí como mi cuerpo temblaba. Repetí el movimiento y luego quité una de mis manos del lugar para empezar a chupársela con ganas. Él se inclinó levemente hacia atrás y metí su mano por debajo de la camisa para sentir su cuerpo excelentemente trabajado y tocar su pecho.
Hades se inclinó hacia atrás y yo permanecí sentada en la silla. Su pija completamente dura apuntaba directo a mí y me tentaba de tirarme encima de él y hacerle miles de cosas. Él empezó a desabrocharse los botones de la camisa y la abrió para mostrarme su hermoso cuerpo, provocando que me mojara toda. Era una imagen sumamente excitante y seductora. Era imposible resistirse a ese hombre
- Arrodillate.- Me ordenó él y yo obedecí.
Comencé a chuparle la pija con ganas, moviendo mi cabeza hacia atrás y hacia adelante, disfrutando de cada momento. Él llevó sus manos a mi nuca y recogió mi pelo en una especie de colita y acompañó cada uno de los movimientos que yo hacía. Su enorme pija entraba y salía de mi boca mientras que yo me esforzaba por metérmela por completo. Sin dudas era demasiado grande, pero yo sabía cómo manejarlo y abriendo mi boca lo máximo que pude logré que entrara toda hasta atragantarme. Entonces caí en la cuenta de que Hades dominaba la situación, pero yo era la profesora y era yo la que debía dar las órdenes.
- ¡No!- Le dije de golpe parándome y sentándome de nuevo en la silla en frente de él.- Yo soy tu profesora.
- Disculpe profe.- Dijo él y empezó a subirse el pantalón.
- No alumno, no se vista.- Dije y esta vez fui yo la que esbozó una sonrisa.
Hades comprendió que yo seguía actuando y se volvió a parar quieto. ¡Estaba muy bueno!
- Usted tiene que practicar fonética alumno.- Le dije abriendo un poco las piernas.- Asique arrodíllese y practique con su lengua como corresponde.
Me desabroché el pantalón y antes de que él pudiera moverse me lo saqué mostrándole una tanguita negra que por casualidad había decidido usar ese día. Él sonrió y se arrodilló de golpe entre mis piernas y comenzó besándome los muslos para ir subiendo hasta mi cintura. A mí se me erizaba la piel al sentir sus labios rozando mi cuerpo y sus manos apoyarse con firmeza en mis piernas. Hades subió despacio por todo mi cuerpo hasta llegar a mi cintura y siguió ascendiendo por la camisa que tenía puesta para besar mi cuello. No pude contener buscar sus labios con los míos y nos besamos de manera muy apasionada, poniendo yo mi mano en su nuca para no dejarlo ir. Era todo perfecto, los dos semi desnudos en el aula vacía, calentándonos a pleno y a punto de matarnos de placer.
Él volvió a bajar hasta mi cintura y abrió mis piernas con sus manos en las rodillas. Pasó su lengua por encima de mi tanga que ya estaba totalmente húmeda y luego la corrió hacia un costado para comenzar a darme placer con su boca. Su lengua era increíble, se movía bien rápido de lado a lado y de arriba abajo, mojándome aún más los labios y haciendo vibrar mi clítoris. Me tuve que llevar la mano a la boca para no gemir de placer, después de todo debíamos permanecer en absoluto silencio. Comencé a sentir un calor inmenso invadir todo mi cuerpo al mismo tiempo que mi mano pasaba por su enorme espalda y le clavaba las uñas en medio de esta.
Hades me la chupaba con ganas, moviendo su lengua descontroladamente, usando sus labios para besarme y ayudándose con un dedito que entraba apenas en mi cuerpo. Cada vez me resultaba más difícil contener mis gemidos pues el placer iba en aumento. La tensión y el morbo de estar haciendo algo que podía arruinar mi trabajo eran aún más excitantes y sin dudas él debía de sentir lo mismo. Mis piernas empezaron a temblar cuando Hades se dedicó a lamer mi clítoris repetidamente de un lado al otro. Sentía un calor inmenso en mi cuerpo y creía que estaba a punto de explotar.
- ¡Cogeme bien duro!- Le pedí acercando mi boca a su oreja.
Nos levantamos y luego de besarnos en la boca con nuestros labios empapados él me levantó de la cola y me sentó de golpe en el escritorio. Yo abrí mis piernas y él se pegó a mi cuerpo penetrándome de lleno bien a fondo de tal manera que tuve que ahogar un grito que seguramente se hubiese escuchado en todo el instituto. Lo abracé con fuerza al mismo momento que él estiraba sus manos para apoyarlas en mi cola y me empezaba a coger moviendo velozmente su cintura hacia adelante y hacia atrás.
Nos besamos una vez más para contener ambos suspiros de placer. Hades era una máquina, se movía muy rápido hacia adelante y hacia atrás cogiéndome con ganas. Su enorme pija me excitaba, me calentaba y me daba mucho placer. Sus ojos se clavaban en los míos y su mirada de fuego era un condimento especial para ese entorno sumamente estimulante. Su cuerpo chocaba contra el mío y mis tetas se estampaban en su pecho trabajado y hermoso.
- ¡Ay sí Hades!- Le dije gimiendo en su oído y él se puso tan loco que me empezó a coger aún con más fuerza.
El escritorio empezó a rechinar y de golpe lo obligué a frenar. Nos quedamos los dos inmóviles, mirando fijo a la puerta que se encontraba a un costado de nosotros. Entonces le dije que se sentara en la silla en la que yo me había sentado antes y cuando lo hizo me abalancé sobre él lo monté tomándolo de la cara y besándolo apasionadamente. Empecé a cabalgar su hermosa pija al mismo tiempo que mis brazos pasaban por encima de sus hombros y se enredaban en los pelos de su nuca. Hades llevó sus manos a mi cola y la sujetó con fuerza ayudándome a saltar sobre su cuerpo. Era sumamente hermoso, todo un hombre.
El placer que sentía era nuevamente inmenso y tenía la necesidad de gritar. Comencé a lanzar pequeños gemidos al mismo tiempo que brincaba sobre su cuerpo y de golpe esos gemidos iban aumentando. Sabía que corría el riesgo de que se escucharan y el miedo en vez de asustarme me excitaba mucho más. Entonces tomé camisa y me llevé la manga a la boca para morderla con fuerza para poder seguir cogiéndolo con ganas mientras que él sujetaba con fuerza mi cola y acercaba su cabeza hacía mis tetas para lamerlas.
Perdimos la noción del tiempo y cuando yo me levanté para sentarme de espaldas me di cuenta que quedaban tan solo cinco minutos de clase. Entonces, parada delante de su cuerpo lo tomé del cuello y le dije que teníamos que terminar rápido porque si no nos iban a descubrir. Hades sonrió y me dio vuelta y me obligó a inclinarme sobre el escritorio en el que estaba la hoja de papel con las palabras que se suponía que debía haber practicado toda la clase. Apoyó la punta de su verga sobre mi conchita mojada y me penetró lentamente, haciéndome abrir la boca bien grande por más de que tuve que ahogar el gemido.
Sus manos se colocaron en mi cintura y me empezó a coger con ganas. Su cuerpo chocaba contra mi cola haciendo ruido pero ya no me importaba, estaba tan excitada, tan caliente que no podía pensar en otra cosa que no sea el placer de su cuerpo entrando en el mío. Su enorme pija me partía al medio y me volvía loca. Mis manos se sujetaban con fuerza del banco y mordía el borde de este con los dientes para no gritar. Hades de golpe arrastró una de mis manos por mi espalda hasta mi pelo el cual lo volvió a sujetar con fuerza y tiró de este a tal punto que mi cabeza empezó a elevarse.
El placer de ser cogida de esa forma fue tan inmenso que ya no me pude aguantar y empecé a gemir como si no corriéramos riesgo alguno. De mi boca salían suaves suspiros que seguramente se debían escuchar si alguien pasaba por delante de la puerta. A eso se le sumaba el golpe de su cintura contra mi cuerpo y el rechinar del banco. Era evidente que estábamos cogiendo ahí dentro. No me importaba, solo quería disfrutar, solo quería que me siguiera cogiendo de esa manera hasta poder acabar.
Llegué al orgasmo al mismo tiempo que él se clavó fuertemente sobre mi cuerpo y largué un suspiro extenso y me recosté nuevamente sobre el banco. Respiraba agitadamente y mi cuerpo transpirado mojó la hoja que había sobre el escritorio. Él me seguía sujetando fuertemente de la cintura con toda su pija adentro de mi cuerpo y su respiración seguía acelerada. “¿Qué tal profe?” me preguntó y me levanté para empujarlo y así poder darme vuelta y besarlo nuevamente con muchas ganas. Me había olvidado de todos los problemas que había tenido ese día, de golpe me sentía sumamente feliz y complacida.
- Profe, ahora se va a tener que tragar toda mi lechita.- Dijo él.- No podemos dejar rastro de lo que hicimos.
Sonriendo, me arrodillé nuevamente en frente de él y sin dudarlo busqué su enorme verga con mi boca. Comencé a chupársela con ganas al mismo tiempo que con una mano lo pajeaba y con la otra recorría mi mano por su cuerpo. Esta fue desde su pecho hasta sus piernas pasando por su cuerpo para terminar agarrándole sus huevos y acariciarlos mientras mis labios disfrutaban de su pija. Hades me advirtió que iba a acabar y segundos más tarde recibí una gran descarga de su semen en mi boca. Cerré los labios y comencé a tragar sin dejar que se escapara ni una sola gota. Para cuando terminó, abrí mi boquita y le demostré que tenía la lengua completamente limpia.
Me levanté y miré el reloj para comprobar que la clase había terminado hacía unos pocos minutos. Aceleradamente nos cambiamos justo a tiempo para escuchar como la secretaria golpeaba la puerta y después abría para decirnos que era hora de retirarnos. “Se me pasó volando la clase con usted profe” me dijo él sonriendo y la secretaria cerró la puerta. Yo me acerqué a su escritorio y le dije que no veía la hora de que la profesora titular volviera a enfermarse y él, metiendo su mano entre mis piernas para acariciarme, me dijo que iba a estar esperándome. Me fui del salón sin saber si Hades había aprendido algo, pero su lengua me había demostrado que era capaz de hacer magia.
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