Les traigo la 7ma parte de este fanfiction del universo pókemon. En el capítulo de hoy, una pokegirl de vieja escuela, de las primeras que aparecieron en el anime hace su aparición, la única, e irrepetible Oficial Jenny (a re que había como una docena) está sin dudas es la más atrevida de todas.
Está dividido en partes más breves para amenizar la lectura. Si no están familiarizados con Pókemon, ya sea juegos, anime, manga, etc, no se preocupen 😉 puse énfasis en explicar bien las cosas y me tomo el tiempo para contextualizar todo. De más está decir que el énfasis no está en los pókemon y esos elementos sino en su protagonista, Serena, y su desarrollo a lo largo de la historia.
En el universo de este fanfiction todos los personajes tienen 18 años o más.
Starring
Serena:
Oficial Jenny:
Capítulo 19. Hypno Strikes Back
Serena quedó sola después de bastante tiempo. Había comido a gusto, había ordenado el departamento , y había contestado los mensajes de su preocupada madre a la que no le respondía las video llamadas (y comenzaba a sospechar algo).
- Si le contara que salgo con alguien mayor que ella. - Pensó sentada en el sillón, desplomada, deseando un momento de paz y tranquilidad para procesar todas sus recientes y desenfrenadas aventuras de alcoba.
Su lista de conquistas era casi una lista de invitados a una boda. Desde su amiga Shauna, que la había iniciado en el sexo lésbico y en el sexo en general junto a Álex, con quien además tuvo su debut y planeaba tener muchos más. Creamy había sido otra experiencia curiosa, la primera chica que se le tiró encima como una Ekans arrinconada. De arrinconadas, así encontró a Leaf teniendo sexo con su Hypno, que ahora era de su propiedad.
- Y pensar que tuve que armarme de valor para dar un simple beso…
Con el celular en mano, comprobó que Álex tenía cuentas en Birdey y HumanDex, aunque subía fotos casuales y de sus vacaciones muy de vez en cuando en un crucero llamado SS Anne, lo stalkeo por varios minutos hasta que le dio sueño. Lo interesante era leer los comentarios que las jovencitas le dejaban (y jovencitos).
- Diablos, que hambre chicas, y pensar que lo ligué sin saber quién era.- Observó maravillada de su suerte.
Pensaba recuperar valiosas energías en una siesta reparadora hasta que Hypno apareció de la cocina tras ordenar los trastes y se sentó en el sofá junto a ella.
- No se pueden tener pókemon grandes en el departamento, tendrás que entrar, Hypno.- Dijo levantándose para tomar la pokebola y apuntarla hacia él sin que ocurriera nada. – Vamos no tengo todo el día ¡Entra!... ¡Ahora!... ¡Hypno adentro! – Repitió perdiendo la paciencia.- Ahora veo porque Shauna te tiró la pokebola por la cabeza ¡Hey! ¡No me ignores!
La esfera roja y blanca se estrelló en la cabeza del pókemon sin que se inmutara.
- ¡Lo siento, lo siento! Solo quisiera que te metieras de una vez.- Se rindió preguntándose porque su amiga de cuarto no había querido decirle como hizo para que entrara, algo en su manera de sonreír le pareció que había un exceso de ilegalidad en sus métodos.
La pokebola rodó y Serena se estiró por el suelo para alcanzarla, la tocó con los dedos y escapó aún más… siempre fue pésima en deportes con pelotas. Cuando la tomó, se dio cuenta de que estaba en cuatro patas en el suelo e Hypno emitía ondas violáceas de su mente mientras hacía movimientos serpentinos con los dedos. Parecían ondas de agua agitándose en un lago.
Serena se sintió en un profundo trance, como si el sueño que tenía se hubiera multiplicado por cien. La pokebola volvió a resbalarse de sus dedos y rodó por el suelo del departamento mientras las ondas la atravesaban licuando las paredes como en un cuadro expresionista humedecido. El pókemon psíquico se multiplico en formas surrealistas mientras sus párpados, pesados como el plomo, bajaban. Cuando el trance terminó, se asustó por encontrarse de pie en el mismo lugar de antes. Le había parecido que se había transportado por varios minutos a otro lugar…
- ¿Qué fue eso? ¡Maldición, ese desgraciado me atacó!- Reconoció percatándose de que Hypno ya no estaba sentado en el sofá.- En serio, esa oficial no bromeaba, no es un pókemon para cualquiera.
No obstante, casi se cae contra el mueble de los trastes cuando vio a un muchacho joven, de cabellos oscuros revueltos, manos enguantadas, vistiendo una gorra roja y blanca, campera azul con bordes blancos y una expresión de confianza que parecía tragarse el mundo. Una pokebola giraba en su dedo.
- Hola, Serena ¿Sorprendida? Ha pasado mucho tiempo.- Dijo Ash apoyado contra la pared, dejando la pokebola en el aire y tomándola de un manotazo certero.- ¿Qué pasa? ¿No me va a dar la bienvenida?
- A-Ash… ¿Ash? ¿Qué haces aquí? ¡¿Eres tú?!- Preguntó incrédula. Se veía, escuchaba, sentía como él. De a poco fue acercándose mirándolo de arriba a abajo. No encontraba nada que sospechoso en su antiguo compañero de viajes en su tierra natal.
- Vamos, Serena, fue un largo viaje.- Ash dio unos pasos al frente y le dio un cálido abrazo. Sus cabellos olían a él. Era Ash, sin dudas y la confirmación llegó junto con todo el recelo acumulado por tanto tiempo sin tener llamados, mensajes, noticias, aunque pensándolo mejor sí tuvo noticias: había sido campeón de una nueva liga en Alola y había compartido su victoria junto a tres hermosas chicas.
- Espera, espera.- Apartándolo con brusquedad.- Quizás Shauna pensó que era buena idea darte las llaves, te informo que no puedes llegar después de todo este tiempo y esperar que las cosas sean como antes. ¡Desapareciste! ¡Me olvidaste! – Le reprochó golpeándole el pecho con un dedo. Ash, como siempre hizo, se rascó la cabeza entre risas idiotas.- Y por si no lo notaste, esto se inventó para acortar la distancia entre las personas.- Enseñándole el celular en la cara de tono burlón- ¿Cuál es tu excuso para aparecerte como un fantasma y hacer de cuenta que no pasó nada? ¿Perdiste la memoria o te raptaron, cuál es tu cliché de telenovela favorito? ¿Esa rubia y la otra bronceada te mantuvieron cautivo hasta que ganaste tu preciada liga? ¿O la enana de pelo azul?
- Wooaa, eso fue un reto pero que los de mi madre, la Serena que conocí no era de esa forma.- Se excusó pobremente.- Tampoco usaste ese invento revolucionario para llamarme desde Hoenn, ni intentaste contactarme de alguna forma, esperaste que yo actuara.
- ¡Por si lo olvidaste yo avance a primera base! – Se desesperó- ¿¡Ese beso no significó nada para ti?? – Golpeándole el pecho con los puños.- Espere por una respuesta demasiado tiempo y ahora es tarde, eres parte del pasado.
- Muy bien, me alegra oír eso porque llegué con la respuesta que tanto deseaste por tanto tiempo…- La interrumpió.- Aquí esta.
Ash, contra todo pronóstico, bajó la bragueta de su pantalón y le enseño la polla en directo, incluso pelándola con los dedos. Como si fuera lo más común del mundo con un descaro impropio de él. Serena se llevo las manos a la boca, ese no era un movimiento característico del Ash que conoció, y al mirarlo a los ojos y notar un resplandor violeta lo comprendió.
- ¡Hypno! ¡Maldición! ¡Deja tus juegos ahora! – Chilló lamentándose. Vivía en un departamento y los vecinos podían oír el escándalo y hasta denunciarla.
- No soy un pókemon, Serena, soy real, soy Ash, tú Ash, y si te acercas a tocarla te darás cuenta.- Le contestó haciendo un movimiento con sus genitales muy desagradable.- Vamos, siempre quisiste verla, incluso cundo viajábamos, chiquilla precoz, más de una vez intentase armarte de valor para al menos tocarla mientras dormía en mi bolsa de dormir, fantaseabas con bajarme el cierre y darle una chupadita a escondidas de Clemont y Bonnie, ahora te la estoy dando servida y encima estamos solos. – Guiñándole un ojo.
Serena no se inmuto, y hecha una furia cual Delphox embravecida, estalló.
- Que haya sentido algo por él en el pasado no significa que aún lo sienta. Todos tienen un primer amor, un amor platónico, un amor no correspondido que se vuelve parte de la historia y aprendizaje de cada uno, así que ¡A mí me gusta Álex, entra en la puta pokebola!
Hecha una luz tomó la lanzó con tanta fuerza que el pókemon psíquico entro en ella vuelto un haz de luz. El instrumento de captura cayó, giró sobre sí mismo, una, dos, y a la tercera volvió a abrirse en un rayo de luz, esta vez, formando el alto, esbelto y conocido (muy conocido) cuerpo del actor porno White Sting, su Álex.
- Vamos, preciosa, a esto me refería con ser valiente, con vivir nuevas y alocadas experiencias. – Estaba vestido como la primera vez que lo vio en el Ónix de Neón- Me decepcionas, después de todo lo que te aconseje y enseñé creí que sí querías vivir tu vida. Estas cosas son las que te volverán toda una actriz porno digna de trabajar conmigo.
- No soy pokefílica. Estos son viles trucos de una criatura obscena, no una alocada aventura.
- Todos necesitan amor, muñeca, también yo. Así como tú lo necesitaste.- Señalándola con su grueso dedo índice, el mismo dedo que en el último encuentro le exploró las cavidades a fondo.- Te la estoy haciendo fácil, puedo ser quien quieras, puedo imitar al milímetro el cuerpo de tu primer e irresuelto amor, o del dueño de tus pasiones actuales, el que te llevó de la mano por las miles de la lujuria, quien quieras que sea puedo serlo.
- No tiene sentido… no es posible, no tienes ese poder.- Trató de racionalizar lo que le ocurría.- Eres un pókemon hipnótico, así nublaste el juicio de Leaf hasta que se deshizo de ti. – Trató de reconstruir los hechos.- Ahora estoy durmiendo y estás intentando propasarte conmigo y no te dejare ¡Voy a despertar y matarte!
- No, Serena, esto es real, mis poderes son reales, no es un sueño, solo usé mi hipnosis para entrar a tu mente y obtener la información necesaria, eso es todo. Y no sabes nada de lo mío con Leaf, ella supo valorar mis habilidades desde el primer día…
- ¡Basta! ¡Eres un engendro!- Acto seguido, apartó a Álex, o mejor dicho al Hypno que había adoptado su forma para salir del departamento dando un portazo.- Ganar experiencia es una cosa y que me arresten de los pelos como las pokefílicas en la televisión es otra.
Vuelta una luz, bajó las escaleras decidida a caminar, correr, ver tiendas, lo que sea que le cambiara el aire viciado de sexo, perversión y lujuria que le colmaba la cabeza como un gas tóxico. Le había tomado el gustito al sexo pero todavía necesitaba descansar de tantas emociones. Seguía siendo la misma Serena de siempre, y no una ninfómana adicta al semen.
- Hola, preciosa, me preguntaba si tenía que ser yo la que subiera a buscarte.- Dijo una mujer de pelos azul oscuro desde una patrulla de policía arrimándose contra el cordón. Era la misma oficial que la increpó en el supermercado y la estaba piropeando desde la comodidad de su patrulla. Las cosas se estaban saliendo de control, literalmente no podía dar dos pasos sin que una persona (o pókemon) le quiera hincar el diente en las carnes.- Hey, detente, te estoy hablando.
- Disculpe, no tengo un buen día, y si es una vendetta por cómo me dirigí a usted en el súper… o si los vecinos escucharon mi discusión, que se queden tranquilos, no le toque un pelo.
- No es por eso, Serena.
- ¿Cómo sabe mi nombre? – Por primera vez sintió miedo. Quizás estaba dentro de un sueño y ahora Hypno había adoptado la forma de la atractiva oficial. El viento, el aire, los sonidos de ciudad, todos se veían reales, no obstante, hasta ese día no sabía que ese pókemon podía transformarse en personas y seguía descubriendo verdades desagradables.
- Existe el internet, corazón, solo tuve que buscar a las ganadoras de tres llaves en espectáculos de Kalos, y eureka, fuiste la primera opción, mira.- Enseñándole fotografías suyas en el buscador.- Tienes un fandom importante, primor.
- ¿¡Me está estalkeando!? – Subiendo la voz para que todos los transeúntes lo sepan- ¿¡No hay pokefílicos o asociaciones criminales a las que arrestar!?
- Tranquila, no te pongas tan a la defensiva, sé que empezamos con el pie izquierdo y ahora solo quiero hablar de algo muy importante. Sobre cierto pókemon que te acompaño hoy por la mañana junto a tu noviecita y por lo visto, te da problemas.
- No hicimos nada, si es lo que esta preguntándose- Se adelantó.- De hecho estoy huyendo de él, empieza a ser una espinilla clavada en mi trasero.
- Mmm yo puedo ser quien te saque esa espinilla.- La aduló arqueando la cejas.- Sube, tenemos que hablar.
- ¿Es un arresto? ¿Cuál es el crimen?
- Claro que no, solo sube, daremos una vuelta y estarás aquí de nuevo antes de que te des cuenta. - Un Growlithe estaba sentado como si fuera una persona en el asiento delantero, incluso, tenía el cinturón de seguridad puesto. El cerrojo del asiento trasero descendió.
Serena aceptó, resignándose, sintiéndose arrastrada por una vorágine de aventuras que no podía controlar. Deseaba dormir o congelarse hasta que llegara el sábado para visitar a Álex en el trabajo, para verlo en acción en una de esas osadas producciones triple X que lo llevaron al estrellato.
- Te noto nerviosa, dije que te relajes.- Observó la oficial descuidando su vista al frente, viéndola por el espejo retrovisor por demasiados segundos.
- No estoy acostumbrad a que me levanten oficiales en la calle. De hecho, no estoy acostumbrada a nada de lo que me está pasando.
- Bueno, entonces iré al grano, linda. Ese Hypno fue mío, y se llama Creep.
Capítulo 20. Jenny. Una oficial fuera de la ley
La oficial Jenny tras presentarse condujo sin destino aparente mientras le contó su historia, relacionada al pókemon psíquico. No fue la primera dueña, más sí la entrenadora antes de Leaf, a la que se lo obsequio cuando fue recibida en la fuerza policíaca. Pensó que no volvería a verlo hasta aquella mañana en el supermercado. Lo reconoció al instante.
- Esa desgraciada lo mantuvo muy bien oculto, no pensé que se deshiciera de él, mi pequeño Creep, debe de sentirse un rechazado, tan incomprendido.
- Si lo quiere de vuelta puedo considerarlo, tengo mis propios pókemon y no quiero uno tan peligroso. Un intercambio por uno tierno me encantaría, o un tipo veneno para obsequiar.
- Tienes un pókemon peligroso, quería advertírtelo, no porque él fuera a hacerte daño, sino porque es de los más deseados entre los pokefilicos. Hypno está en los primeros puestos entre los más cotizados por sus habilidades y por su fama de sexópata, más de un loco haría lo que fuera por robártelo. Usarlo a plena luz del día en un lugar así fue imprudente.
- No sabía, no creí que fuera un peligro para mi… de tantas formas.- Se espantó.- Hoy se transformó en un viejo amigo para intimar conmigo, luego en mi actual pareja, bueno, no es mi pareja pero algo así.
- Con la hipnosis puede ver dentro de tus recuerdos, hasta en tus pensamientos más profundos y olvidados, cada imagen que tienes de una persona, sus palabras, la historia de la misma, hasta su olor, le ayudan a construir una imagen perfecta que usa para satisfacer a sus entrenadoras.
- ¿Es como un súper juguete sexual? Todavía no entiendo como sabe transformarse. – Pensó con sagacidad- Ver en los recuerdos no es lo mismo que volverse ellos.
- Simple. Un genio mucho antes de que yo lo tuviera le enseñó mimético, y de alguna manera, puede combinarlo para copiar a la persona del recuerdo como si interpretara la imagen como un ataque, se dice que mimético puede copiar muchas cosas además de ataques pókemon. ¿Brillante no?
- Es algo enrevesado.- Resolvió dándose cuenta de que seguían alejándose.- Bien, decidí que lo llevaré al Rancho de isla Quarta junto a mis otros pókemon, podemos volver, entendí la lección, oficial.- Esperando que eso fuera suficiente para que gire en U y regrese a Azulona.
- La lección ni siquiera comenzó. Lo menos que quiero es que te deshagas de él como hice yo. Tienes un tesoro de pókemon en las manos.- Mencionó acariciando a su Growlithe y guiándole un ojo. Acto seguido, metió el auto en un camino rural boscoso. Debía de estar en las afueras de Azulona, cerca de la ruta 7.
- ¿A qué se refiere oficial? – Previendo lo inevitable.
- Llámame oficial Jenny.
La despampanante mujer se bajó del vehículo y Serena se acercó a la puerta pensando que la abriría para que saliera. Nada más lejos de la verdad. La oficial Jenny la empujó al extremo opuesto con una pierna terminada en tacos…vio desde su perspectiva que la mujer no llevaba ropa interior. Por unos segundos le dejo ver su vagina adulta, distinta a la suya o la de Shauna dado que tenía exuberante vello púbico del color de sus cabellos en la parte de arriba.
Al instante, se desabrochó dos botones de la camisa y la acompaño en el asiento trasero vestida con una minúscula minifalda y un cinturón con esposas, una macana y un arma. Entre las ajustadas tetas tenía una corbata azul que al caminar como gata por el asiento, se deslizó fuera para colgar como un péndulo.
- ¿Perdón? ¿Qué hace?- Como si fuera una premonición, tuvo un flashback de su breve pero curioso episodio con Creamy, la dueña del sexhop en el shopping. Se dio cuenta tarde de que al llevarla a un descampado, hablarle todo el viaje de su pókemon de insaciable apetito sexual y encima dedicarle miradas sugerentes todo el trayecto le había estado prendiendo las luces de la pista de aterrizaje.
- Eres tan mona, me encantan las chicas como tú, tan inocentes y sensuales, como salida de una pasarela de moda o una publicidad de perfumes finos.- Menciono babeándose mientras le apretujaba los pechos.- Verte acompañada de mi galán me llenó la cabeza de Rattatas.- Expresó antes de abalanzarse sobre Serena, hundiendo su rostro en su cuello, besándola, acariciándola.
Serena se debatía entre jugar ese juego como Álex le recomendaría hacerlo, o tener decencia actuar como la vieja Serena, más recatada y selectiva en las relaciones.
- Espera, Jenny… oficial, esto es acoso, aclaré que tengo pareja.- Intentó librarse sin oponer resistencia. En su cabeza la voz de Álex no dejaba de repetirle la recomendación antes de ver su vídeo porno con Hilda y Rosa: “…antes de llegar a la industria, debes empaparte de experiencias propias, con más hombres, más mujeres, varios hombres o varias mujeres a la vez, vivir la vida con arrojo y valor, conocer el mundo, diferentes maneras de hacer el amor, todo para que una vez que la cinta comienza a rodar y tu cuerpo desnudo sea motivo de excitación para miles de extraños tras una pantalla, sea un juego de niños para ti…”
De hecho, a la mañana siguiente antes de la despedida le dio una suerte de guía práctica para lograr el estrellato como actriz porno, si es que eso era lo que quería, seguirla al pie de la letra podía ser vital.
“La experiencia en el sexo es como la experiencia que obtienen los pókemon tras batallar. Debes subir de nivel para llegar a ser alguien de renombre, para empezar con ventaja y para subir rápido a la cima, puedo darte unos tips para eso:
Tip número 1: Ya que sos bisexual, hazlo con una total desconocida. Me dijiste que lo hiciste con Shauna, así que me he salteado aconsejarte que lo hicieras con alguien de confianza ¿Ves a lo que me refiero? Las experiencias te avanzan casilleros. Puedes entrar al juego de la Oca desde la mitad del tablero”
Los consejos profesionales eran muchos más, no obstante, era una casualidad del destino que una desconocida se le regalase como caída del cielo. Si quería demostrar que tenía lo necesario para vivir del sexo, ese era el momento.
- ¿Novio? Pensé que era la linda morenita que te acompañaba, de todas formas a mi placa no le importa que tengas novio.- Le respondió.- Voy a comerme tu culo aunque tenga que esposarte.- Afirmó pasándole la lengua por el cuello hasta llegar a su boca, a la que se conectó en un ardiente beso. – No serás ni la primera ni la última a la que someto en este patrullero, mocosa.
- No será necesaria la fuerza bruta… por ahora.- Aceptó la rubia sintiéndose evolucionar con lo que estaba por realizar.
Para sorpresa de la oficial, Serena se quitó la ropa interior y se puso en posición de perrito, obsequiándole su culo abierto muy cerca de ella. Hacerlo en el asiento trasero de una patrulla policiaca las ponía en un “combate cercano” donde cada visión del cuerpo desnudo de una y otra era en primer plano.
- Oh es hermoso, esto me pone como lomo de Rapidash.- Confesó la libidinosa mujer estirándole el agujerito con dos dedos.- Espero que no te importe pero voy a comerme tu culo las siguientes tres horas mínimo.
- Mmmm aaaah.- Jadeó Serena medio aplastada contra la puerta del patrullero mientras la lengua no perdía tiempo e intentaba colarse en su ano. Al igual que Álex, no se anduvieron con vueltas. A ojos cerrados, con total concentración, llevaron sus lenguas y labios bien al centro de orificio, disfrutando del morbo que dicha parte de cuerpo ofrecía. La lengua la escarbaba del centro a los lados de forma impredecible.
- Mmmm delicioso culito, el viaje sentada te lo dejo muy sabroso, muy saladito.- Susurró volviendo a la degustación anal.
“No puedo creerlo… tras ver a Hypno transformado en Ash me di cuenta de cuánto tiempo acarreé sobre mi cuerpo un beso suyo en la boca, y ahora, 2 personas distintas en un mismo día me mandan lengua en esa parte de mi cuerpo y se siente tan bien.”
- Tienes un coñito muy chiquito, casi virgen.- Menciono la oficial metiéndole un dedo mientras le lamia el trasero.- Casi diría que acabaste de debutar, en esta cueva no entra ni un Zubat.
- Diría que está en lo cierto, oficial.- Menciono masajeándose su clítoris desde abajo.- Hasta hace poco era virgen.
- Oh cielos, si te hubiera visto unos días antes te hubiera desvirgado con mi macana, afortunado el que se me adelantó.
Con una boca en su ano, un dedo hurgando su vagina y sus yemas frotándose el clítoris, olvidó que estaba casi a la intemperie a plena luz del día y gimió sin reparos. Growlithe, libre del cinturón de seguridad, estaba asomando desde detrás de la reja que dividía los asientos delanteros y traseros.
- Tendrás que esperar, Growly, estoy comiéndome todo un manjar aquí. – Mencionó introduciendo un dedo más en su vulva y taladrándole el otro agujero con la lengua.
- Me correré… oficial… me vendré toda, dejare su asiento a la miseria.
- No si cae todo sobre mi.- La oficial pasó a lamerle la vulva y le metió los dedos en el culito.- Vamos, vamos, báñame la cara mocosa…
- Ahuu, aaah, ahhh, sí, sí, siiii, eso es, muévelo, muévelo…- Como si hubiera tocado un punto sensible en su trasero, se vino salpicando gotitas de sus fluidos que fueron a parar casi todas en la boca de Jenny, que se refregó contra sus labios aceitosos con descaro.
- Ahhh, eso fue toda una linda lavada de cara.- Dijo emergiendo con el rostro empapado y llevando sus dedos lascivos a sus labios.- Ven, quiero ver si sabes usar esa boca respondona para otra cosa que no sea quejarte.
La oficial salió del auto hecha un desastre, con los pelos alborotados, una teta por fuera y la minifalda arremangada contra su cintura. Serena la siguió y observo a ambos lados del camino.
- ¿Aquí? Si un vehículo pasa pueden vernos, no estamos muy lejos de la ruta.
- Ven acá, si lo haces bien y rápido nadie lo notara. – Expresó apoyándose en el capó del auto y separando las piernas.- ¿Y bien? ¿Qué te parece lo que ves?
- Bueno… nunca comí una vagina así, se ve intimidante entre la pistola, las esposas y la macana.
- Esas herramientas las tengo reservadas para quienes me hacen esperar, vamos, chiquilla insolente, o las conocerás.
Serena, que pensaba que solo se llevaría a su boca penes (tanto de forma profesional como no) volvía a poner en práctica la degustación vaginal, ahora, de una mujer más grande y cuyos vellos le cubrían la nariz y parte del rostro. Era una sensación interesante, placentera, no tardó en frotarse los labios y la nariz contra su suave vello, chupándolos y oliéndolos como si fueran un cálido felpudo, pensando que ella también podría verse atractiva si dejaba crecer sus brotes castaños claro. Los labios de Serena apresaron el clítoris, medio oculto entre el pequeño arbusto y lo succiono con delicadeza mientras le introducía un dedo en una cavidad bastante más agrandada que la suya. Cuando miró hacia arriba, la libidinosa mujer se pellizcaba los pezones marrones y le dedicaba una mirada de éxtasis.
- Esos es, sabes chupar muñequita, no eres como las otras que traje aquí… que son mezquinas y solo lamen con la puntita, tú te metes de lleno. - Tomándola del pelo con fuerza, zamarreándola de principio a fin por todo su sexo.- Ahora te tengo un nuevo platillo, quiero ver como manejas el postre. Cuando Serena saco el dedo estaba húmedo y ardiente.
Jenny se dio vuelta, posicionó una mano contra el capó y con la otra se abrió el trasero, mostrándole el siguiente plato. Serena se acercó a verlo con fijación. Tenía forma de nudo de globo, con pliegues grandes, muy distinto a su delicadito orificio rosado o incluso al asterisco de Shauna. Curioso como comenzaba a notar en cuanto podían diferenciarse los cuerpos en los detalles minúsculos como ese. Grande o no, arrugado o no, se atrevió a introducir su lengua como aquella vez con su amiga.
Notó movimiento bajo ella, la mujer se lo cerraba y dilataba para mejorarle la experiencia. Serena no comprendía cómo se veía envuelta en tales circunstancias tan obscenas, intentando resistirse y sin embargo, terminando realizando los actos más obscenos y encima, disfrutándolos.
- Uuuh, que linda sorpresa, tienes una lengua traviesa, no dejas de lamerme en el centro, no parece que hayas dejado la virginidad hace poco.
- Solo diré que necesito la experiencia.- Mencionó viajando con el extremo de su lengua desde su ano al fin de su trasero.- mi novio me recomendó que viviera aventuras, no diré más nada.
- No necesitas decir más nada, corazón, mantén esa boquita toda sucia satisfaciéndome el culo… así es.
No supo cuánto tiempo duró, ni siquiera si algún vehículo la vio comiéndose un culo a la pasada (bastaba con girar el cuello para verla con la boca hundida entre las nalgas de la oficial) en la intemperie, lo cierto es que lo que sea que duró, lo disfrutó como nunca.
- Mmm, eso… espléndido, corazón, tu novio debe de ser muy feliz con esa manera que tienes de comer culos.- Le dijo tomándola de los cachetes y besando sus labios, pasándole la lengua por todos ellos como si quisiera limpiarla.
- No se lo hice aún…- Quedando algo embobada por ese extraño beso de dominatrix, preguntándose cómo no había pasado eso. Quizás era demasiado para una primera cita y podía dejarlo para la próxima, sin dudas hacerle un anilingus a un hombre debía de ser maravilloso.
“Si hace unos meses me hubieran dicho que la idea de lamerle la cola a un hombre me parecería maravilloso, no lo hubiera creído.” Pensó soltando una risita.
- Vamos, te llevaré a tu casa. Tenemos un largo camino.- Expresó usando el espejo retrovisor para acomodarse el peinado y guardarse las enormes tetas en la camisa y bajarse la minifalda. Serena la imitó. No estaba tan maltrecha, solo algo despeinada y sin ropa interior.
En efecto, la oficial dejo el acoso de lado y cumplió con su promesa viajando de vuelta a dejarla en su casa tras hablar todo el viaje de sus arrestos policiacos más memorables, como células emergentes del Team Rocket sin líder ni motivación clara aparente, solo antisociales anarquistas reunidos en línea, unidos por la admiración de la vieja organización.
- … entonces le encontramos viejos uniformes del Team Rocket algo chamuscados en el armario pertenecientes a ex miembros, comprados en el mercado negro. En mi manual es evidencia suficiente, no obstante, también artículos robados como pokebólas y potenciadores. Esa lacra sigue apareciendo cuando menos lo piensas, parecen serpientes ocultas en sus madrigueras a la espera de una crisis.
- Vaya, debe ser genial combatir el crimen y a los grupos delictivos como esos que tanto daño hacen. De donde vengo los extremistas genocidas del Team Flare siempre causaron muchos problemas con sus ideas tan polémicas sobre la perfección y la belleza. Montón de orates.
- Ah, sí, aquí no tenemos sectarios, solo ladrones organizados de vieja escuela.- Dictaminó apagando motores.- Bien, llegamos.- Bajando sus gafas.- Dijiste que tu novio te recomendó que viviera aventuras. – Expresó sugerente.- Si me dejas tener un reencuentro con Creep puedo darte una mano en lo que necesites, muñequita.
- Es que… mi amiga llegará en unas horas y…
- Perfecto, entonces tengo tiempo. Andando.- Bajándose de la patrulla, esta vez, seguida de su Growlithe llamado Growly. Serena se puso colorada cuando el casero, un viejo rollizo refunfuñón que barría la entrada con un Raticate que le ayudaba poniendo la pala, les dedicó una mirada de sospecha. – Vengo a investigar un posible caso de ciber acoso, tengo que acceder a la computadora de esta joven, no tienen por qué alarmarse.
- Descuide, señorita, adelante. – Haciéndose a un lado.- Hola, Serena, lamento oír eso.
- No se preocupe, señor Argus, no corro peligro.- Mintió algo insegura sobre si corría o no peligro. Con esa oficial no había mucha seguridad, menos si se sumaba su Hypno Creep.
Una vez dentro del departamento Jenny no perdió el tiempo y corrió a abrazarse con su antiguo pókemon chillando de la emoción al verlo (ni siquiera dijo permiso al entrar). Fue un reencuentro bastante emotivo, con ojos llorosos, giros y todo “¡Estas enorme Creep, pasaste el metro sesenta seguro!” Hypno seguía igual de inexpresivo que siempre, con esa narizota y ojos entrecerrados siniestros. No entendía porque todas caían rendidos ante el “Pókemon acoso”.
- Come muy bien, le encantan mis macarons, no me extraña que haya superado el promedio.- Intervino Serena con la esperanza de que todo quedara en ese abrazo.
- Pobre Creep, él no necesita postres, lo que necesita es otra cosa. Ven, este sofá servirá.
- ¿Servirá para qué? Oh cielos, no otra vez…- Se golpeó la frente con la palma Serena, al ver que la oficial Jenny, abrazada a su antiguo pókemon se besaban. La rubia abrió los dedos para ver como sus lenguas se encontraban tanto afuera, como dentro de la boca de Creep o Jenny. ¿Qué le pasaba a las pokefílicas? ¿Por qué se morían por acostarse con ese simio amarillo espeluznante?
- Como extrañaba esto, no puedo creerlo que esté prohibido, malditos puritanos.- Refunfuñó despegándose del pókemon.- Ven, mocosa, te voy a enseñar lo necesario para que entre en la pokebola y tenga dulces sueños.
- Creo que ya sé cuáles son los métodos para mandarlo a dormir y no me agrada.- Se negó cruzándose de brazos, aunque sin poder evitar la vista. La mujer de la ley se arrodillaba entre las piernas del pókemon psíquico. Growly observaba moviendo la cola y se subía al sofá sin saber que sería olvidado olímpicamente.
“Diablos, lo va a hacer, y en casa de mi amiga… yo ni siquiera hacía mis necesidades con mis pókemon cerca y ella se lo va a hacer… un día le tiré una piedra a Pancham cuando descubrí que me espiaba al orinar”
- Aguafiestas, a veces prolongas demasiado tu numerito de “niña bien” – Le dijo empecinada en tratarla como una chiquilla.- Si te vas a quedar ahí entonces mira y observa. Eso es, acércate a ver y si te sientes segura, puedes unirte, después de todo es tu pókemon ahora y deberás forjar lazos un día de estos.
- Tenemos ideas distintas de lo que son los lazos. Esto es enfermizo.
Al parecer, Creep no pensaba igual, ni bien una mano frotó su lámpara dorada, un genio de color carne emergió entre las piernas amarillas. A diferencia de los hombres que tenían una clásica cubierta de piel fálica, el de Creep parecía liso y al descubierto, como el de ciertos animales. Serena pensó que era repugnante que se lo llevara a su boca, sin embargo, se acerco cada vez más para verlo crecer y perderse en la boca de Jenny. Sus dedos envolvieron la base del pene, algo flácido pero parado, tornándolo rojizo por el apretujón. A medida que la mamada se prolongaba, se lo notaba más erecto y con las venas inflamadas.
- Vamos, Serena, dame una mano, aunque sea tócalo…- Le sugirió de manera muy sugestiva mientras se desabrochaba la camisa con una mano y con la otra se la masturbaba. Parecía bastante flácido, como si le costara mantenerlo erecto.
- ¿Quedará entre nosotras, de acuerdo?- Aceptó en un tono de resignación poniendo su mano en el primer miembro viril de otra especie. Era caliente y blando, se veían venas violáceas recorriéndolo como pequeños relámpagos carnosos, también había quedado todo baboso por culpa de la oficial.- Disculpa, no me dejes sola con él.
- Es tu problema ahora, yo quiero alimentarlo a mi manera. – Con las tetas al descubierto, las acercó al rostro del Hypno y se las refregó por toda la cara, doblándole la nariz en ambas direcciones.- Eso es mi bebé, chupa, chupa fuerte mmmm sí, eso esssss.- Gimió cuando la libidinosa boca se aferro a sus pezones para succionarlos haciendo un desagradable sonido. En sus manos, el órgano reproductor latía.
Dado que la oficial estaba ocupada arrodillada sobre el sofá, inclinada sobre Creep, Serena se armó de valor y fue llevando su lengua al pene, rozándolo con la puntita. “bueno, no es muy distinto al glande de Álex, aunque huele muy mal deben ser hechos del mismo tipo de…”
De súbito, Creep reaccionó llevando sus manos a la cabeza de Serena, conduciéndola hacia su pene provocando que se lo tragara al completo. El pene de un pókemon, de uno que consideraba desagradable reposaba en su boca como un sable en su funda. Serena se resistió dado que apestaba, su olor y aún más su sabor, intento desenfundarse apoyando las palmas en las piernas del pókemon pero Jenny, en un rápido movimiento, se las esposo. De un segundo para orto se estaban cogiendo su boca, las mano de Hypno la conducían de adelante a atrás, adelante a atrás sin cesar, endureciendo su miembro de a poco con cada mamada.
- Eso es, eso es, déjate llevar, verás que te gustara. – La alentó en un susurró Jenny.- Con el tiempo hasta puedes volverte adicta a sus juegos, tiene un conocimiento de las fantasías humanas muy vasto.
Quizás sabía de fantasías humanas, pero que la dominen de los pelos, le esposen las manos y usaran su boca como una vulva, y encima para hundirle un apestosos falo de Hypno hasta las cuerdas vocales, no era una fantasía que compartiera. Además parecía no tener sentimientos. Sus brazos se movían solo para servir a su propia satisfacción, aferrándola con fuerza sobrehumana, sintiendo como su falo ahora erecto del todo, le daba tal empellón contra su garganta que parecía querer salirse por su nuca. Arriba, su cabeza dejaba emerger una lengua aún más larga que su nariz para refregarla como un tentáculo por las tetas y boca de la oficial. Cada parte de su cuerpo parecía autónoma, era una suerte que no tuviera cuatro brazos como Machamp.
“No aguantaré… no aguantaré… sabe horrible, huele como a cosas fermentadas y carne cruda…” pensó, aunque no era muy buena idea pensar en su sabor, solo tenía la esperanza de que no se corriera en su boca. Si su polla tenía ese sabor, lo que saldría de ella debía de ser aún peor.
- ¡Espera, espera, suficiente, no me gusta que me dominen! - Perdiendo la paciencia escapándose de su opresiva toma, escupiendo a un lado, terminando al zafarse con el rostro estrellado contra su pelaje amarillo suave, quizás lo único agradable de su cuerpo. – Si quieres satisfacción la tendrás a mi manera.- Pasándole la lengua por un borde del miembro hasta llegar al extremo, dónde la introdujo en su orificio, bastante grande para su tamaño.
“A esto se refieren Álex y Shauna, a tomar al Tauros por las astas. Bien, no más niña inocente y sumisa, ahora seré la otra Serena”
No quiso admitir que la idea de mamársela a un pókemon, acompañada y encima esposada, le había inyectado una buena dosis de adrenalina solo comparable a cuando tuvo su primera experiencia sexual y todo le resultaba nuevo, como si estuviera bajo una nueva clase de hipnosis que la volvía más permisiva que una quinceañera en el backstage de su banda favorita. Si no había riesgos de un arresto quizás hasta podía disfrutarlo.
- Eso es, toma la iniciativa, demuéstrale como le gusta hacerlo a su nueva dueña.- La alentó la oficial viendo como volvía a meterse la cabeza en la boca y a descender utilizando su cuello para cabecear. Vista desde arriba parecía que se estuviera inclinando para saludar.- Si me disculpas, yo tengo otra tarea que hacer, te lo dejo todo para ti.
Growly, que había esperado su turno como un campeón, obtuvo su recompensa cuando la oficial se abrió las piernas y pudo hurgar en su sexo saboreando su vagina, enterrando su hociquito hasta el fondo.
- Slurp, surp, slurp, mmpf, slurp.
- No puedo creerlo, sí que lo tienes bien entrenado.
- Mmm puedes apostar que si, se sabe todos los trucos, nos conocemos muy bien.- Explicó acariciando el jopo de su compañero cuadrúpedo.
- Me da cosa que sea un Growlithe aún, creí que Arcanine era más indicado para estos actos.
- Lo prefiero portable, es como un pequeño juguete de placer que puedo llevar siempre conmigo a cualquier lugar, es como un novio de bolsillo.
Hypno se impacientó y la tomó de los cabellos una vez más, esta vez, hundiéndole la boca en sus testículos amarillos, como una persona, no quería que lo dejaran de lado en medio de la acción. Su pelaje era casi aterciopelado, algo más corto que en el resto del cuerpo, sus bolas, del tamaño de pelotas de ping pong. Serena se atrevió a lamerlas y de a poco, Creep le soltó los cabellos dejándola actuar a su ritmo. Era verdad que aprendía las maneras de ser de sus entrenadoras, de hecho, intercambiaron miradas mutuas bastante sugerentes. Esos ojos rasgados casi que parecían atravesarle la mente, se preguntaba si al igual que Álex la veía hermosa.
- Buen chico, déjame hacerlo a mi manera y considerare complacerte cuando lo necesites.- Le apremió. La oficial también apremió a su pókemon fuego, no dándole una galleta de recompensa o una palmada amistosa, más bien acostándolo en el sofá y obsequiándole una mamada a su lápiz labial rojo y latiente.
- Mmm, que rico, me encanta.- Dijo Jenny que lo tomaba con sus manos y lo envolvía con fuerza con los labios, subiendo y bajando por todo su sexo canino hasta que emergió por completo. Growly pataleaba con una pata como esos perros que se duermen y sueñan que corren. La expresión de satisfacción de su cara era muy graciosa.
Había que mencionar que uno de los motivos por los cuales Serena se dejó llevar en esa vorágine sexual, había sido el último incisos de la lista sugerida por Álex, quizás, el más difícil de completar.
“Bueno, este último, si hiciste todos los anteriores será el más fácil, sin importar el orden, de todas formas, es el que más experiencia te dará.
Tip final: échale imaginación y haz algo que no esté en ninguno de los tips anteriores. No tiene porque ser legal o tengo porque que enterarme, tú me entiendes. La experiencia es experiencia.”
La pokefilia podía ser ese apartado final, y aunque le gustaba hacer las cosas de manera ordenada, tachar la primera y última recomendación en un día sería una grata sorpresa para su mentor sexual.
Trabajando en equipo, casi sincronizadas, ambas satisficieron a sus pókemon oralmente sin tapujos, sin reparos de ningún tipo. En el caso de Jenny, que tenía una experiencia abrumadora en la pokefília, también empleaba las manos, masajeando los pequeños testículos de Growlithe. En el caso de Serena, lo hacía subiendo y bajando tan rápido como su dolorido cuello le permitían. Envolvía el tronco duro y venoso y se dejaba caer hasta hacer tope, haciéndole doler la garganta en cada bajada.
Incluso los sonidos que sus pervertidas bocas emitían eran casi idénticos: “Slurp, sluurp, ghk, sluarp, sppp…” una mezcla entre arcada y sonido de succión digno de una porno muy exagerada.
- Ahí, sale, lárgalo, lárgalo todo amor, eso es…- Dijo Jenny, que abrió la boca al costado del pene lo masturbó con frenesí hasta recibir varios chorros de semen seguidos de una lluvia blanca que la salpicó por todos lados como agua brotando de una pequeña fuente.
Sin perder un segundo, la oficial tomó a Serena de los pelos y le obsequio el beso más cargado de lujuria y sabores obscenos de su vida. Ya suficiente tenían sus labios con el sabor repulsivo de Hypno, y ahora una sustancia muy caliente, espesa, agria y con un ligero toque picante le inundaba la boca. Le había pasado casi todo el semen de su boca a la suya, besándola hasta que el beso de lengua le inundó la boca de saliva teniendo que tragar todo, baba con semen de pókemon.
“Con que este es el sabor de la leche de pókemon macho… el sabor más prohibido, y ahora está toda dentro de mi” Pensó Serena creyendo que sería la cereza del pastel pecaminoso que ese día había sido.
Jenny, imparable como una ninfómana suelta en una orgía, repitió la felatio en Hypno, llenando su boca con el semen del pókemon psíquico de tal manera que sus cachetes quedaron inflados y así de repletos, dejó caer su contenido seminal en la boca de una pasiva Serena, cayendo como una cascada de queso derretido, llenando su boca, rebalsándola para un lado, el otro, hacia abajo e incluso, arriba hacia su nariz. Serena estaba en lo cierto, su sabor y olor era diez veces más desagradables que el pene, ni siquiera tenía el suficiente conocimiento como para describirlo, era como un queso mezclado con leche pasada, todo batido en un mingitorio.
A pesar de ser así de fuerte, la excitación que le provocaba tener la boca llena de esa sustancia era innegable. ¿Acaso se había vuelto toda una puta? ¿O siempre lo había sido? ¿Cómo podía aguantar tener la boca llena de semen de otra especie y encima considerar tragarlo?
- Solo te falta un paso, no lo arruines, eres una muchachita valiente, sé que puedes hacerlo - La oficial le cerró la boca, provocando que se chorreara aún más en el suelo y su ropa y dedicándole una mirada expectante, sonrió al escuchar el característico “Glup, glup, glup, glup…” De a poco, lo estaba bebiendo.
Cuando sintió sus ansias de fetichismo satisfechas, apuntó a Creep con la pokebola y convertido en un rayo de luz, entró al instante, cerrando el acuerdo de caballeros: satisfacción sexual a cambio de lealtad.
- Muy bien, esa es mi chica. – La felicitó cacheteándole las mejillas.- Permiso ¿Y el baño? Unas gotas cayeron en mi pelo… oh, y en mi camisa, maldición, quedé hecha un desastre.
Serena no podía creerlo, estaba arrodillada, esposada y encima con la ropa y la cara repleta de hediondo semiente interespecies, y era ella la que se quejaba por unas gotitas. Ella en cambio sentía que se le había impregnado de forma permanente en cada papila gustativa y tendría que aprender a convivir con ese sabor.
- Primera puerta en el pasillo.- Dijo gruñona. – Y sácame estas cosas.
- No pongas esa cara corazón, te vez preciosa.- Dijo apretujándole los cachetes una vez más y pasándole la lengua limpiándole una línea de semen. – Aunque lamento decirte que el semen de Creep no sale de la ropa, lo siento.
Cuando Jenny estaba en el baño y Serena asimilaba la locura que había cometido, la puerta del departamento se abrió.
- ¡Hola! ¡Pude salir antes, mira quien llegó! – Saludó Shauna colgando las llaves en el gancho de la pared y su campera en el perchero.- ¿Recuerdas a Trevor y Tierno? ¡Están de visita y…
- Hola… - Mencionó Serena, sintiendo que le disparaban a la cabeza con un rifle al verse en esa situación, esposada, bañada en leche cuajada y al lado de un Growlithe lamiendo su erección.
Continuará
Gracias por leer! Si sintieron que la intensidad fue de 1 a 1000, no se preocupen, planeo moverme en distintas intensidades, creo que esta historia da para muchos tipos de situaciones, ampliándose a distintas prácticas sexuales 😉
Si les gustó sean buenos y muéstrenme su apoyo puntuando y comentando, no sean ratas y no manden solamente a favoritos, please, escribir relatos no es algo de una hora y lo tienen gratis. Si no le gustó, por supuesto que entiendo que no den puntos o comentarios.
Contesto preguntas y escucho sugerencias. Tengo planeado que otras pokegirls aparezcan más adelante, conocidas más que nada ;)
Capítulos anteriores:
A Serena le gustan mayores. Parte 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/3601156/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Fanfic-de-Pokemon-resubido.html
A Serena le gustan mayores. Parte 2: http://www.poringa.net/posts/relatos/3715160/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-2-Fanfic-de-Pokemon.html#comment-176008
A Serena le gustan mayores. Parte 3: http://www.poringa.net/posts/relatos/3730867/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-3-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 4: http://www.poringa.net/posts/relatos/3758350/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-4-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 5: http://www.poringa.net/posts/relatos/3769535/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-5-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 6: http://www.poringa.net/posts/relatos/3779280/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-6-Fanfic-de-Pokemon.html
Está dividido en partes más breves para amenizar la lectura. Si no están familiarizados con Pókemon, ya sea juegos, anime, manga, etc, no se preocupen 😉 puse énfasis en explicar bien las cosas y me tomo el tiempo para contextualizar todo. De más está decir que el énfasis no está en los pókemon y esos elementos sino en su protagonista, Serena, y su desarrollo a lo largo de la historia.
En el universo de este fanfiction todos los personajes tienen 18 años o más.
Starring
Serena:
Oficial Jenny:
Capítulo 19. Hypno Strikes Back
Serena quedó sola después de bastante tiempo. Había comido a gusto, había ordenado el departamento , y había contestado los mensajes de su preocupada madre a la que no le respondía las video llamadas (y comenzaba a sospechar algo).
- Si le contara que salgo con alguien mayor que ella. - Pensó sentada en el sillón, desplomada, deseando un momento de paz y tranquilidad para procesar todas sus recientes y desenfrenadas aventuras de alcoba.
Su lista de conquistas era casi una lista de invitados a una boda. Desde su amiga Shauna, que la había iniciado en el sexo lésbico y en el sexo en general junto a Álex, con quien además tuvo su debut y planeaba tener muchos más. Creamy había sido otra experiencia curiosa, la primera chica que se le tiró encima como una Ekans arrinconada. De arrinconadas, así encontró a Leaf teniendo sexo con su Hypno, que ahora era de su propiedad.
- Y pensar que tuve que armarme de valor para dar un simple beso…
Con el celular en mano, comprobó que Álex tenía cuentas en Birdey y HumanDex, aunque subía fotos casuales y de sus vacaciones muy de vez en cuando en un crucero llamado SS Anne, lo stalkeo por varios minutos hasta que le dio sueño. Lo interesante era leer los comentarios que las jovencitas le dejaban (y jovencitos).
- Diablos, que hambre chicas, y pensar que lo ligué sin saber quién era.- Observó maravillada de su suerte.
Pensaba recuperar valiosas energías en una siesta reparadora hasta que Hypno apareció de la cocina tras ordenar los trastes y se sentó en el sofá junto a ella.
- No se pueden tener pókemon grandes en el departamento, tendrás que entrar, Hypno.- Dijo levantándose para tomar la pokebola y apuntarla hacia él sin que ocurriera nada. – Vamos no tengo todo el día ¡Entra!... ¡Ahora!... ¡Hypno adentro! – Repitió perdiendo la paciencia.- Ahora veo porque Shauna te tiró la pokebola por la cabeza ¡Hey! ¡No me ignores!
La esfera roja y blanca se estrelló en la cabeza del pókemon sin que se inmutara.
- ¡Lo siento, lo siento! Solo quisiera que te metieras de una vez.- Se rindió preguntándose porque su amiga de cuarto no había querido decirle como hizo para que entrara, algo en su manera de sonreír le pareció que había un exceso de ilegalidad en sus métodos.
La pokebola rodó y Serena se estiró por el suelo para alcanzarla, la tocó con los dedos y escapó aún más… siempre fue pésima en deportes con pelotas. Cuando la tomó, se dio cuenta de que estaba en cuatro patas en el suelo e Hypno emitía ondas violáceas de su mente mientras hacía movimientos serpentinos con los dedos. Parecían ondas de agua agitándose en un lago.
Serena se sintió en un profundo trance, como si el sueño que tenía se hubiera multiplicado por cien. La pokebola volvió a resbalarse de sus dedos y rodó por el suelo del departamento mientras las ondas la atravesaban licuando las paredes como en un cuadro expresionista humedecido. El pókemon psíquico se multiplico en formas surrealistas mientras sus párpados, pesados como el plomo, bajaban. Cuando el trance terminó, se asustó por encontrarse de pie en el mismo lugar de antes. Le había parecido que se había transportado por varios minutos a otro lugar…
- ¿Qué fue eso? ¡Maldición, ese desgraciado me atacó!- Reconoció percatándose de que Hypno ya no estaba sentado en el sofá.- En serio, esa oficial no bromeaba, no es un pókemon para cualquiera.
No obstante, casi se cae contra el mueble de los trastes cuando vio a un muchacho joven, de cabellos oscuros revueltos, manos enguantadas, vistiendo una gorra roja y blanca, campera azul con bordes blancos y una expresión de confianza que parecía tragarse el mundo. Una pokebola giraba en su dedo.
- Hola, Serena ¿Sorprendida? Ha pasado mucho tiempo.- Dijo Ash apoyado contra la pared, dejando la pokebola en el aire y tomándola de un manotazo certero.- ¿Qué pasa? ¿No me va a dar la bienvenida?
- A-Ash… ¿Ash? ¿Qué haces aquí? ¡¿Eres tú?!- Preguntó incrédula. Se veía, escuchaba, sentía como él. De a poco fue acercándose mirándolo de arriba a abajo. No encontraba nada que sospechoso en su antiguo compañero de viajes en su tierra natal.
- Vamos, Serena, fue un largo viaje.- Ash dio unos pasos al frente y le dio un cálido abrazo. Sus cabellos olían a él. Era Ash, sin dudas y la confirmación llegó junto con todo el recelo acumulado por tanto tiempo sin tener llamados, mensajes, noticias, aunque pensándolo mejor sí tuvo noticias: había sido campeón de una nueva liga en Alola y había compartido su victoria junto a tres hermosas chicas.
- Espera, espera.- Apartándolo con brusquedad.- Quizás Shauna pensó que era buena idea darte las llaves, te informo que no puedes llegar después de todo este tiempo y esperar que las cosas sean como antes. ¡Desapareciste! ¡Me olvidaste! – Le reprochó golpeándole el pecho con un dedo. Ash, como siempre hizo, se rascó la cabeza entre risas idiotas.- Y por si no lo notaste, esto se inventó para acortar la distancia entre las personas.- Enseñándole el celular en la cara de tono burlón- ¿Cuál es tu excuso para aparecerte como un fantasma y hacer de cuenta que no pasó nada? ¿Perdiste la memoria o te raptaron, cuál es tu cliché de telenovela favorito? ¿Esa rubia y la otra bronceada te mantuvieron cautivo hasta que ganaste tu preciada liga? ¿O la enana de pelo azul?
- Wooaa, eso fue un reto pero que los de mi madre, la Serena que conocí no era de esa forma.- Se excusó pobremente.- Tampoco usaste ese invento revolucionario para llamarme desde Hoenn, ni intentaste contactarme de alguna forma, esperaste que yo actuara.
- ¡Por si lo olvidaste yo avance a primera base! – Se desesperó- ¿¡Ese beso no significó nada para ti?? – Golpeándole el pecho con los puños.- Espere por una respuesta demasiado tiempo y ahora es tarde, eres parte del pasado.
- Muy bien, me alegra oír eso porque llegué con la respuesta que tanto deseaste por tanto tiempo…- La interrumpió.- Aquí esta.
Ash, contra todo pronóstico, bajó la bragueta de su pantalón y le enseño la polla en directo, incluso pelándola con los dedos. Como si fuera lo más común del mundo con un descaro impropio de él. Serena se llevo las manos a la boca, ese no era un movimiento característico del Ash que conoció, y al mirarlo a los ojos y notar un resplandor violeta lo comprendió.
- ¡Hypno! ¡Maldición! ¡Deja tus juegos ahora! – Chilló lamentándose. Vivía en un departamento y los vecinos podían oír el escándalo y hasta denunciarla.
- No soy un pókemon, Serena, soy real, soy Ash, tú Ash, y si te acercas a tocarla te darás cuenta.- Le contestó haciendo un movimiento con sus genitales muy desagradable.- Vamos, siempre quisiste verla, incluso cundo viajábamos, chiquilla precoz, más de una vez intentase armarte de valor para al menos tocarla mientras dormía en mi bolsa de dormir, fantaseabas con bajarme el cierre y darle una chupadita a escondidas de Clemont y Bonnie, ahora te la estoy dando servida y encima estamos solos. – Guiñándole un ojo.
Serena no se inmuto, y hecha una furia cual Delphox embravecida, estalló.
- Que haya sentido algo por él en el pasado no significa que aún lo sienta. Todos tienen un primer amor, un amor platónico, un amor no correspondido que se vuelve parte de la historia y aprendizaje de cada uno, así que ¡A mí me gusta Álex, entra en la puta pokebola!
Hecha una luz tomó la lanzó con tanta fuerza que el pókemon psíquico entro en ella vuelto un haz de luz. El instrumento de captura cayó, giró sobre sí mismo, una, dos, y a la tercera volvió a abrirse en un rayo de luz, esta vez, formando el alto, esbelto y conocido (muy conocido) cuerpo del actor porno White Sting, su Álex.
- Vamos, preciosa, a esto me refería con ser valiente, con vivir nuevas y alocadas experiencias. – Estaba vestido como la primera vez que lo vio en el Ónix de Neón- Me decepcionas, después de todo lo que te aconseje y enseñé creí que sí querías vivir tu vida. Estas cosas son las que te volverán toda una actriz porno digna de trabajar conmigo.
- No soy pokefílica. Estos son viles trucos de una criatura obscena, no una alocada aventura.
- Todos necesitan amor, muñeca, también yo. Así como tú lo necesitaste.- Señalándola con su grueso dedo índice, el mismo dedo que en el último encuentro le exploró las cavidades a fondo.- Te la estoy haciendo fácil, puedo ser quien quieras, puedo imitar al milímetro el cuerpo de tu primer e irresuelto amor, o del dueño de tus pasiones actuales, el que te llevó de la mano por las miles de la lujuria, quien quieras que sea puedo serlo.
- No tiene sentido… no es posible, no tienes ese poder.- Trató de racionalizar lo que le ocurría.- Eres un pókemon hipnótico, así nublaste el juicio de Leaf hasta que se deshizo de ti. – Trató de reconstruir los hechos.- Ahora estoy durmiendo y estás intentando propasarte conmigo y no te dejare ¡Voy a despertar y matarte!
- No, Serena, esto es real, mis poderes son reales, no es un sueño, solo usé mi hipnosis para entrar a tu mente y obtener la información necesaria, eso es todo. Y no sabes nada de lo mío con Leaf, ella supo valorar mis habilidades desde el primer día…
- ¡Basta! ¡Eres un engendro!- Acto seguido, apartó a Álex, o mejor dicho al Hypno que había adoptado su forma para salir del departamento dando un portazo.- Ganar experiencia es una cosa y que me arresten de los pelos como las pokefílicas en la televisión es otra.
Vuelta una luz, bajó las escaleras decidida a caminar, correr, ver tiendas, lo que sea que le cambiara el aire viciado de sexo, perversión y lujuria que le colmaba la cabeza como un gas tóxico. Le había tomado el gustito al sexo pero todavía necesitaba descansar de tantas emociones. Seguía siendo la misma Serena de siempre, y no una ninfómana adicta al semen.
- Hola, preciosa, me preguntaba si tenía que ser yo la que subiera a buscarte.- Dijo una mujer de pelos azul oscuro desde una patrulla de policía arrimándose contra el cordón. Era la misma oficial que la increpó en el supermercado y la estaba piropeando desde la comodidad de su patrulla. Las cosas se estaban saliendo de control, literalmente no podía dar dos pasos sin que una persona (o pókemon) le quiera hincar el diente en las carnes.- Hey, detente, te estoy hablando.
- Disculpe, no tengo un buen día, y si es una vendetta por cómo me dirigí a usted en el súper… o si los vecinos escucharon mi discusión, que se queden tranquilos, no le toque un pelo.
- No es por eso, Serena.
- ¿Cómo sabe mi nombre? – Por primera vez sintió miedo. Quizás estaba dentro de un sueño y ahora Hypno había adoptado la forma de la atractiva oficial. El viento, el aire, los sonidos de ciudad, todos se veían reales, no obstante, hasta ese día no sabía que ese pókemon podía transformarse en personas y seguía descubriendo verdades desagradables.
- Existe el internet, corazón, solo tuve que buscar a las ganadoras de tres llaves en espectáculos de Kalos, y eureka, fuiste la primera opción, mira.- Enseñándole fotografías suyas en el buscador.- Tienes un fandom importante, primor.
- ¿¡Me está estalkeando!? – Subiendo la voz para que todos los transeúntes lo sepan- ¿¡No hay pokefílicos o asociaciones criminales a las que arrestar!?
- Tranquila, no te pongas tan a la defensiva, sé que empezamos con el pie izquierdo y ahora solo quiero hablar de algo muy importante. Sobre cierto pókemon que te acompaño hoy por la mañana junto a tu noviecita y por lo visto, te da problemas.
- No hicimos nada, si es lo que esta preguntándose- Se adelantó.- De hecho estoy huyendo de él, empieza a ser una espinilla clavada en mi trasero.
- Mmm yo puedo ser quien te saque esa espinilla.- La aduló arqueando la cejas.- Sube, tenemos que hablar.
- ¿Es un arresto? ¿Cuál es el crimen?
- Claro que no, solo sube, daremos una vuelta y estarás aquí de nuevo antes de que te des cuenta. - Un Growlithe estaba sentado como si fuera una persona en el asiento delantero, incluso, tenía el cinturón de seguridad puesto. El cerrojo del asiento trasero descendió.
Serena aceptó, resignándose, sintiéndose arrastrada por una vorágine de aventuras que no podía controlar. Deseaba dormir o congelarse hasta que llegara el sábado para visitar a Álex en el trabajo, para verlo en acción en una de esas osadas producciones triple X que lo llevaron al estrellato.
- Te noto nerviosa, dije que te relajes.- Observó la oficial descuidando su vista al frente, viéndola por el espejo retrovisor por demasiados segundos.
- No estoy acostumbrad a que me levanten oficiales en la calle. De hecho, no estoy acostumbrada a nada de lo que me está pasando.
- Bueno, entonces iré al grano, linda. Ese Hypno fue mío, y se llama Creep.
Capítulo 20. Jenny. Una oficial fuera de la ley
La oficial Jenny tras presentarse condujo sin destino aparente mientras le contó su historia, relacionada al pókemon psíquico. No fue la primera dueña, más sí la entrenadora antes de Leaf, a la que se lo obsequio cuando fue recibida en la fuerza policíaca. Pensó que no volvería a verlo hasta aquella mañana en el supermercado. Lo reconoció al instante.
- Esa desgraciada lo mantuvo muy bien oculto, no pensé que se deshiciera de él, mi pequeño Creep, debe de sentirse un rechazado, tan incomprendido.
- Si lo quiere de vuelta puedo considerarlo, tengo mis propios pókemon y no quiero uno tan peligroso. Un intercambio por uno tierno me encantaría, o un tipo veneno para obsequiar.
- Tienes un pókemon peligroso, quería advertírtelo, no porque él fuera a hacerte daño, sino porque es de los más deseados entre los pokefilicos. Hypno está en los primeros puestos entre los más cotizados por sus habilidades y por su fama de sexópata, más de un loco haría lo que fuera por robártelo. Usarlo a plena luz del día en un lugar así fue imprudente.
- No sabía, no creí que fuera un peligro para mi… de tantas formas.- Se espantó.- Hoy se transformó en un viejo amigo para intimar conmigo, luego en mi actual pareja, bueno, no es mi pareja pero algo así.
- Con la hipnosis puede ver dentro de tus recuerdos, hasta en tus pensamientos más profundos y olvidados, cada imagen que tienes de una persona, sus palabras, la historia de la misma, hasta su olor, le ayudan a construir una imagen perfecta que usa para satisfacer a sus entrenadoras.
- ¿Es como un súper juguete sexual? Todavía no entiendo como sabe transformarse. – Pensó con sagacidad- Ver en los recuerdos no es lo mismo que volverse ellos.
- Simple. Un genio mucho antes de que yo lo tuviera le enseñó mimético, y de alguna manera, puede combinarlo para copiar a la persona del recuerdo como si interpretara la imagen como un ataque, se dice que mimético puede copiar muchas cosas además de ataques pókemon. ¿Brillante no?
- Es algo enrevesado.- Resolvió dándose cuenta de que seguían alejándose.- Bien, decidí que lo llevaré al Rancho de isla Quarta junto a mis otros pókemon, podemos volver, entendí la lección, oficial.- Esperando que eso fuera suficiente para que gire en U y regrese a Azulona.
- La lección ni siquiera comenzó. Lo menos que quiero es que te deshagas de él como hice yo. Tienes un tesoro de pókemon en las manos.- Mencionó acariciando a su Growlithe y guiándole un ojo. Acto seguido, metió el auto en un camino rural boscoso. Debía de estar en las afueras de Azulona, cerca de la ruta 7.
- ¿A qué se refiere oficial? – Previendo lo inevitable.
- Llámame oficial Jenny.
La despampanante mujer se bajó del vehículo y Serena se acercó a la puerta pensando que la abriría para que saliera. Nada más lejos de la verdad. La oficial Jenny la empujó al extremo opuesto con una pierna terminada en tacos…vio desde su perspectiva que la mujer no llevaba ropa interior. Por unos segundos le dejo ver su vagina adulta, distinta a la suya o la de Shauna dado que tenía exuberante vello púbico del color de sus cabellos en la parte de arriba.
Al instante, se desabrochó dos botones de la camisa y la acompaño en el asiento trasero vestida con una minúscula minifalda y un cinturón con esposas, una macana y un arma. Entre las ajustadas tetas tenía una corbata azul que al caminar como gata por el asiento, se deslizó fuera para colgar como un péndulo.
- ¿Perdón? ¿Qué hace?- Como si fuera una premonición, tuvo un flashback de su breve pero curioso episodio con Creamy, la dueña del sexhop en el shopping. Se dio cuenta tarde de que al llevarla a un descampado, hablarle todo el viaje de su pókemon de insaciable apetito sexual y encima dedicarle miradas sugerentes todo el trayecto le había estado prendiendo las luces de la pista de aterrizaje.
- Eres tan mona, me encantan las chicas como tú, tan inocentes y sensuales, como salida de una pasarela de moda o una publicidad de perfumes finos.- Menciono babeándose mientras le apretujaba los pechos.- Verte acompañada de mi galán me llenó la cabeza de Rattatas.- Expresó antes de abalanzarse sobre Serena, hundiendo su rostro en su cuello, besándola, acariciándola.
Serena se debatía entre jugar ese juego como Álex le recomendaría hacerlo, o tener decencia actuar como la vieja Serena, más recatada y selectiva en las relaciones.
- Espera, Jenny… oficial, esto es acoso, aclaré que tengo pareja.- Intentó librarse sin oponer resistencia. En su cabeza la voz de Álex no dejaba de repetirle la recomendación antes de ver su vídeo porno con Hilda y Rosa: “…antes de llegar a la industria, debes empaparte de experiencias propias, con más hombres, más mujeres, varios hombres o varias mujeres a la vez, vivir la vida con arrojo y valor, conocer el mundo, diferentes maneras de hacer el amor, todo para que una vez que la cinta comienza a rodar y tu cuerpo desnudo sea motivo de excitación para miles de extraños tras una pantalla, sea un juego de niños para ti…”
De hecho, a la mañana siguiente antes de la despedida le dio una suerte de guía práctica para lograr el estrellato como actriz porno, si es que eso era lo que quería, seguirla al pie de la letra podía ser vital.
“La experiencia en el sexo es como la experiencia que obtienen los pókemon tras batallar. Debes subir de nivel para llegar a ser alguien de renombre, para empezar con ventaja y para subir rápido a la cima, puedo darte unos tips para eso:
Tip número 1: Ya que sos bisexual, hazlo con una total desconocida. Me dijiste que lo hiciste con Shauna, así que me he salteado aconsejarte que lo hicieras con alguien de confianza ¿Ves a lo que me refiero? Las experiencias te avanzan casilleros. Puedes entrar al juego de la Oca desde la mitad del tablero”
Los consejos profesionales eran muchos más, no obstante, era una casualidad del destino que una desconocida se le regalase como caída del cielo. Si quería demostrar que tenía lo necesario para vivir del sexo, ese era el momento.
- ¿Novio? Pensé que era la linda morenita que te acompañaba, de todas formas a mi placa no le importa que tengas novio.- Le respondió.- Voy a comerme tu culo aunque tenga que esposarte.- Afirmó pasándole la lengua por el cuello hasta llegar a su boca, a la que se conectó en un ardiente beso. – No serás ni la primera ni la última a la que someto en este patrullero, mocosa.
- No será necesaria la fuerza bruta… por ahora.- Aceptó la rubia sintiéndose evolucionar con lo que estaba por realizar.
Para sorpresa de la oficial, Serena se quitó la ropa interior y se puso en posición de perrito, obsequiándole su culo abierto muy cerca de ella. Hacerlo en el asiento trasero de una patrulla policiaca las ponía en un “combate cercano” donde cada visión del cuerpo desnudo de una y otra era en primer plano.
- Oh es hermoso, esto me pone como lomo de Rapidash.- Confesó la libidinosa mujer estirándole el agujerito con dos dedos.- Espero que no te importe pero voy a comerme tu culo las siguientes tres horas mínimo.
- Mmmm aaaah.- Jadeó Serena medio aplastada contra la puerta del patrullero mientras la lengua no perdía tiempo e intentaba colarse en su ano. Al igual que Álex, no se anduvieron con vueltas. A ojos cerrados, con total concentración, llevaron sus lenguas y labios bien al centro de orificio, disfrutando del morbo que dicha parte de cuerpo ofrecía. La lengua la escarbaba del centro a los lados de forma impredecible.
- Mmmm delicioso culito, el viaje sentada te lo dejo muy sabroso, muy saladito.- Susurró volviendo a la degustación anal.
“No puedo creerlo… tras ver a Hypno transformado en Ash me di cuenta de cuánto tiempo acarreé sobre mi cuerpo un beso suyo en la boca, y ahora, 2 personas distintas en un mismo día me mandan lengua en esa parte de mi cuerpo y se siente tan bien.”
- Tienes un coñito muy chiquito, casi virgen.- Menciono la oficial metiéndole un dedo mientras le lamia el trasero.- Casi diría que acabaste de debutar, en esta cueva no entra ni un Zubat.
- Diría que está en lo cierto, oficial.- Menciono masajeándose su clítoris desde abajo.- Hasta hace poco era virgen.
- Oh cielos, si te hubiera visto unos días antes te hubiera desvirgado con mi macana, afortunado el que se me adelantó.
Con una boca en su ano, un dedo hurgando su vagina y sus yemas frotándose el clítoris, olvidó que estaba casi a la intemperie a plena luz del día y gimió sin reparos. Growlithe, libre del cinturón de seguridad, estaba asomando desde detrás de la reja que dividía los asientos delanteros y traseros.
- Tendrás que esperar, Growly, estoy comiéndome todo un manjar aquí. – Mencionó introduciendo un dedo más en su vulva y taladrándole el otro agujero con la lengua.
- Me correré… oficial… me vendré toda, dejare su asiento a la miseria.
- No si cae todo sobre mi.- La oficial pasó a lamerle la vulva y le metió los dedos en el culito.- Vamos, vamos, báñame la cara mocosa…
- Ahuu, aaah, ahhh, sí, sí, siiii, eso es, muévelo, muévelo…- Como si hubiera tocado un punto sensible en su trasero, se vino salpicando gotitas de sus fluidos que fueron a parar casi todas en la boca de Jenny, que se refregó contra sus labios aceitosos con descaro.
- Ahhh, eso fue toda una linda lavada de cara.- Dijo emergiendo con el rostro empapado y llevando sus dedos lascivos a sus labios.- Ven, quiero ver si sabes usar esa boca respondona para otra cosa que no sea quejarte.
La oficial salió del auto hecha un desastre, con los pelos alborotados, una teta por fuera y la minifalda arremangada contra su cintura. Serena la siguió y observo a ambos lados del camino.
- ¿Aquí? Si un vehículo pasa pueden vernos, no estamos muy lejos de la ruta.
- Ven acá, si lo haces bien y rápido nadie lo notara. – Expresó apoyándose en el capó del auto y separando las piernas.- ¿Y bien? ¿Qué te parece lo que ves?
- Bueno… nunca comí una vagina así, se ve intimidante entre la pistola, las esposas y la macana.
- Esas herramientas las tengo reservadas para quienes me hacen esperar, vamos, chiquilla insolente, o las conocerás.
Serena, que pensaba que solo se llevaría a su boca penes (tanto de forma profesional como no) volvía a poner en práctica la degustación vaginal, ahora, de una mujer más grande y cuyos vellos le cubrían la nariz y parte del rostro. Era una sensación interesante, placentera, no tardó en frotarse los labios y la nariz contra su suave vello, chupándolos y oliéndolos como si fueran un cálido felpudo, pensando que ella también podría verse atractiva si dejaba crecer sus brotes castaños claro. Los labios de Serena apresaron el clítoris, medio oculto entre el pequeño arbusto y lo succiono con delicadeza mientras le introducía un dedo en una cavidad bastante más agrandada que la suya. Cuando miró hacia arriba, la libidinosa mujer se pellizcaba los pezones marrones y le dedicaba una mirada de éxtasis.
- Esos es, sabes chupar muñequita, no eres como las otras que traje aquí… que son mezquinas y solo lamen con la puntita, tú te metes de lleno. - Tomándola del pelo con fuerza, zamarreándola de principio a fin por todo su sexo.- Ahora te tengo un nuevo platillo, quiero ver como manejas el postre. Cuando Serena saco el dedo estaba húmedo y ardiente.
Jenny se dio vuelta, posicionó una mano contra el capó y con la otra se abrió el trasero, mostrándole el siguiente plato. Serena se acercó a verlo con fijación. Tenía forma de nudo de globo, con pliegues grandes, muy distinto a su delicadito orificio rosado o incluso al asterisco de Shauna. Curioso como comenzaba a notar en cuanto podían diferenciarse los cuerpos en los detalles minúsculos como ese. Grande o no, arrugado o no, se atrevió a introducir su lengua como aquella vez con su amiga.
Notó movimiento bajo ella, la mujer se lo cerraba y dilataba para mejorarle la experiencia. Serena no comprendía cómo se veía envuelta en tales circunstancias tan obscenas, intentando resistirse y sin embargo, terminando realizando los actos más obscenos y encima, disfrutándolos.
- Uuuh, que linda sorpresa, tienes una lengua traviesa, no dejas de lamerme en el centro, no parece que hayas dejado la virginidad hace poco.
- Solo diré que necesito la experiencia.- Mencionó viajando con el extremo de su lengua desde su ano al fin de su trasero.- mi novio me recomendó que viviera aventuras, no diré más nada.
- No necesitas decir más nada, corazón, mantén esa boquita toda sucia satisfaciéndome el culo… así es.
No supo cuánto tiempo duró, ni siquiera si algún vehículo la vio comiéndose un culo a la pasada (bastaba con girar el cuello para verla con la boca hundida entre las nalgas de la oficial) en la intemperie, lo cierto es que lo que sea que duró, lo disfrutó como nunca.
- Mmm, eso… espléndido, corazón, tu novio debe de ser muy feliz con esa manera que tienes de comer culos.- Le dijo tomándola de los cachetes y besando sus labios, pasándole la lengua por todos ellos como si quisiera limpiarla.
- No se lo hice aún…- Quedando algo embobada por ese extraño beso de dominatrix, preguntándose cómo no había pasado eso. Quizás era demasiado para una primera cita y podía dejarlo para la próxima, sin dudas hacerle un anilingus a un hombre debía de ser maravilloso.
“Si hace unos meses me hubieran dicho que la idea de lamerle la cola a un hombre me parecería maravilloso, no lo hubiera creído.” Pensó soltando una risita.
- Vamos, te llevaré a tu casa. Tenemos un largo camino.- Expresó usando el espejo retrovisor para acomodarse el peinado y guardarse las enormes tetas en la camisa y bajarse la minifalda. Serena la imitó. No estaba tan maltrecha, solo algo despeinada y sin ropa interior.
En efecto, la oficial dejo el acoso de lado y cumplió con su promesa viajando de vuelta a dejarla en su casa tras hablar todo el viaje de sus arrestos policiacos más memorables, como células emergentes del Team Rocket sin líder ni motivación clara aparente, solo antisociales anarquistas reunidos en línea, unidos por la admiración de la vieja organización.
- … entonces le encontramos viejos uniformes del Team Rocket algo chamuscados en el armario pertenecientes a ex miembros, comprados en el mercado negro. En mi manual es evidencia suficiente, no obstante, también artículos robados como pokebólas y potenciadores. Esa lacra sigue apareciendo cuando menos lo piensas, parecen serpientes ocultas en sus madrigueras a la espera de una crisis.
- Vaya, debe ser genial combatir el crimen y a los grupos delictivos como esos que tanto daño hacen. De donde vengo los extremistas genocidas del Team Flare siempre causaron muchos problemas con sus ideas tan polémicas sobre la perfección y la belleza. Montón de orates.
- Ah, sí, aquí no tenemos sectarios, solo ladrones organizados de vieja escuela.- Dictaminó apagando motores.- Bien, llegamos.- Bajando sus gafas.- Dijiste que tu novio te recomendó que viviera aventuras. – Expresó sugerente.- Si me dejas tener un reencuentro con Creep puedo darte una mano en lo que necesites, muñequita.
- Es que… mi amiga llegará en unas horas y…
- Perfecto, entonces tengo tiempo. Andando.- Bajándose de la patrulla, esta vez, seguida de su Growlithe llamado Growly. Serena se puso colorada cuando el casero, un viejo rollizo refunfuñón que barría la entrada con un Raticate que le ayudaba poniendo la pala, les dedicó una mirada de sospecha. – Vengo a investigar un posible caso de ciber acoso, tengo que acceder a la computadora de esta joven, no tienen por qué alarmarse.
- Descuide, señorita, adelante. – Haciéndose a un lado.- Hola, Serena, lamento oír eso.
- No se preocupe, señor Argus, no corro peligro.- Mintió algo insegura sobre si corría o no peligro. Con esa oficial no había mucha seguridad, menos si se sumaba su Hypno Creep.
Una vez dentro del departamento Jenny no perdió el tiempo y corrió a abrazarse con su antiguo pókemon chillando de la emoción al verlo (ni siquiera dijo permiso al entrar). Fue un reencuentro bastante emotivo, con ojos llorosos, giros y todo “¡Estas enorme Creep, pasaste el metro sesenta seguro!” Hypno seguía igual de inexpresivo que siempre, con esa narizota y ojos entrecerrados siniestros. No entendía porque todas caían rendidos ante el “Pókemon acoso”.
- Come muy bien, le encantan mis macarons, no me extraña que haya superado el promedio.- Intervino Serena con la esperanza de que todo quedara en ese abrazo.
- Pobre Creep, él no necesita postres, lo que necesita es otra cosa. Ven, este sofá servirá.
- ¿Servirá para qué? Oh cielos, no otra vez…- Se golpeó la frente con la palma Serena, al ver que la oficial Jenny, abrazada a su antiguo pókemon se besaban. La rubia abrió los dedos para ver como sus lenguas se encontraban tanto afuera, como dentro de la boca de Creep o Jenny. ¿Qué le pasaba a las pokefílicas? ¿Por qué se morían por acostarse con ese simio amarillo espeluznante?
- Como extrañaba esto, no puedo creerlo que esté prohibido, malditos puritanos.- Refunfuñó despegándose del pókemon.- Ven, mocosa, te voy a enseñar lo necesario para que entre en la pokebola y tenga dulces sueños.
- Creo que ya sé cuáles son los métodos para mandarlo a dormir y no me agrada.- Se negó cruzándose de brazos, aunque sin poder evitar la vista. La mujer de la ley se arrodillaba entre las piernas del pókemon psíquico. Growly observaba moviendo la cola y se subía al sofá sin saber que sería olvidado olímpicamente.
“Diablos, lo va a hacer, y en casa de mi amiga… yo ni siquiera hacía mis necesidades con mis pókemon cerca y ella se lo va a hacer… un día le tiré una piedra a Pancham cuando descubrí que me espiaba al orinar”
- Aguafiestas, a veces prolongas demasiado tu numerito de “niña bien” – Le dijo empecinada en tratarla como una chiquilla.- Si te vas a quedar ahí entonces mira y observa. Eso es, acércate a ver y si te sientes segura, puedes unirte, después de todo es tu pókemon ahora y deberás forjar lazos un día de estos.
- Tenemos ideas distintas de lo que son los lazos. Esto es enfermizo.
Al parecer, Creep no pensaba igual, ni bien una mano frotó su lámpara dorada, un genio de color carne emergió entre las piernas amarillas. A diferencia de los hombres que tenían una clásica cubierta de piel fálica, el de Creep parecía liso y al descubierto, como el de ciertos animales. Serena pensó que era repugnante que se lo llevara a su boca, sin embargo, se acerco cada vez más para verlo crecer y perderse en la boca de Jenny. Sus dedos envolvieron la base del pene, algo flácido pero parado, tornándolo rojizo por el apretujón. A medida que la mamada se prolongaba, se lo notaba más erecto y con las venas inflamadas.
- Vamos, Serena, dame una mano, aunque sea tócalo…- Le sugirió de manera muy sugestiva mientras se desabrochaba la camisa con una mano y con la otra se la masturbaba. Parecía bastante flácido, como si le costara mantenerlo erecto.
- ¿Quedará entre nosotras, de acuerdo?- Aceptó en un tono de resignación poniendo su mano en el primer miembro viril de otra especie. Era caliente y blando, se veían venas violáceas recorriéndolo como pequeños relámpagos carnosos, también había quedado todo baboso por culpa de la oficial.- Disculpa, no me dejes sola con él.
- Es tu problema ahora, yo quiero alimentarlo a mi manera. – Con las tetas al descubierto, las acercó al rostro del Hypno y se las refregó por toda la cara, doblándole la nariz en ambas direcciones.- Eso es mi bebé, chupa, chupa fuerte mmmm sí, eso esssss.- Gimió cuando la libidinosa boca se aferro a sus pezones para succionarlos haciendo un desagradable sonido. En sus manos, el órgano reproductor latía.
Dado que la oficial estaba ocupada arrodillada sobre el sofá, inclinada sobre Creep, Serena se armó de valor y fue llevando su lengua al pene, rozándolo con la puntita. “bueno, no es muy distinto al glande de Álex, aunque huele muy mal deben ser hechos del mismo tipo de…”
De súbito, Creep reaccionó llevando sus manos a la cabeza de Serena, conduciéndola hacia su pene provocando que se lo tragara al completo. El pene de un pókemon, de uno que consideraba desagradable reposaba en su boca como un sable en su funda. Serena se resistió dado que apestaba, su olor y aún más su sabor, intento desenfundarse apoyando las palmas en las piernas del pókemon pero Jenny, en un rápido movimiento, se las esposo. De un segundo para orto se estaban cogiendo su boca, las mano de Hypno la conducían de adelante a atrás, adelante a atrás sin cesar, endureciendo su miembro de a poco con cada mamada.
- Eso es, eso es, déjate llevar, verás que te gustara. – La alentó en un susurró Jenny.- Con el tiempo hasta puedes volverte adicta a sus juegos, tiene un conocimiento de las fantasías humanas muy vasto.
Quizás sabía de fantasías humanas, pero que la dominen de los pelos, le esposen las manos y usaran su boca como una vulva, y encima para hundirle un apestosos falo de Hypno hasta las cuerdas vocales, no era una fantasía que compartiera. Además parecía no tener sentimientos. Sus brazos se movían solo para servir a su propia satisfacción, aferrándola con fuerza sobrehumana, sintiendo como su falo ahora erecto del todo, le daba tal empellón contra su garganta que parecía querer salirse por su nuca. Arriba, su cabeza dejaba emerger una lengua aún más larga que su nariz para refregarla como un tentáculo por las tetas y boca de la oficial. Cada parte de su cuerpo parecía autónoma, era una suerte que no tuviera cuatro brazos como Machamp.
“No aguantaré… no aguantaré… sabe horrible, huele como a cosas fermentadas y carne cruda…” pensó, aunque no era muy buena idea pensar en su sabor, solo tenía la esperanza de que no se corriera en su boca. Si su polla tenía ese sabor, lo que saldría de ella debía de ser aún peor.
- ¡Espera, espera, suficiente, no me gusta que me dominen! - Perdiendo la paciencia escapándose de su opresiva toma, escupiendo a un lado, terminando al zafarse con el rostro estrellado contra su pelaje amarillo suave, quizás lo único agradable de su cuerpo. – Si quieres satisfacción la tendrás a mi manera.- Pasándole la lengua por un borde del miembro hasta llegar al extremo, dónde la introdujo en su orificio, bastante grande para su tamaño.
“A esto se refieren Álex y Shauna, a tomar al Tauros por las astas. Bien, no más niña inocente y sumisa, ahora seré la otra Serena”
No quiso admitir que la idea de mamársela a un pókemon, acompañada y encima esposada, le había inyectado una buena dosis de adrenalina solo comparable a cuando tuvo su primera experiencia sexual y todo le resultaba nuevo, como si estuviera bajo una nueva clase de hipnosis que la volvía más permisiva que una quinceañera en el backstage de su banda favorita. Si no había riesgos de un arresto quizás hasta podía disfrutarlo.
- Eso es, toma la iniciativa, demuéstrale como le gusta hacerlo a su nueva dueña.- La alentó la oficial viendo como volvía a meterse la cabeza en la boca y a descender utilizando su cuello para cabecear. Vista desde arriba parecía que se estuviera inclinando para saludar.- Si me disculpas, yo tengo otra tarea que hacer, te lo dejo todo para ti.
Growly, que había esperado su turno como un campeón, obtuvo su recompensa cuando la oficial se abrió las piernas y pudo hurgar en su sexo saboreando su vagina, enterrando su hociquito hasta el fondo.
- Slurp, surp, slurp, mmpf, slurp.
- No puedo creerlo, sí que lo tienes bien entrenado.
- Mmm puedes apostar que si, se sabe todos los trucos, nos conocemos muy bien.- Explicó acariciando el jopo de su compañero cuadrúpedo.
- Me da cosa que sea un Growlithe aún, creí que Arcanine era más indicado para estos actos.
- Lo prefiero portable, es como un pequeño juguete de placer que puedo llevar siempre conmigo a cualquier lugar, es como un novio de bolsillo.
Hypno se impacientó y la tomó de los cabellos una vez más, esta vez, hundiéndole la boca en sus testículos amarillos, como una persona, no quería que lo dejaran de lado en medio de la acción. Su pelaje era casi aterciopelado, algo más corto que en el resto del cuerpo, sus bolas, del tamaño de pelotas de ping pong. Serena se atrevió a lamerlas y de a poco, Creep le soltó los cabellos dejándola actuar a su ritmo. Era verdad que aprendía las maneras de ser de sus entrenadoras, de hecho, intercambiaron miradas mutuas bastante sugerentes. Esos ojos rasgados casi que parecían atravesarle la mente, se preguntaba si al igual que Álex la veía hermosa.
- Buen chico, déjame hacerlo a mi manera y considerare complacerte cuando lo necesites.- Le apremió. La oficial también apremió a su pókemon fuego, no dándole una galleta de recompensa o una palmada amistosa, más bien acostándolo en el sofá y obsequiándole una mamada a su lápiz labial rojo y latiente.
- Mmm, que rico, me encanta.- Dijo Jenny que lo tomaba con sus manos y lo envolvía con fuerza con los labios, subiendo y bajando por todo su sexo canino hasta que emergió por completo. Growly pataleaba con una pata como esos perros que se duermen y sueñan que corren. La expresión de satisfacción de su cara era muy graciosa.
Había que mencionar que uno de los motivos por los cuales Serena se dejó llevar en esa vorágine sexual, había sido el último incisos de la lista sugerida por Álex, quizás, el más difícil de completar.
“Bueno, este último, si hiciste todos los anteriores será el más fácil, sin importar el orden, de todas formas, es el que más experiencia te dará.
Tip final: échale imaginación y haz algo que no esté en ninguno de los tips anteriores. No tiene porque ser legal o tengo porque que enterarme, tú me entiendes. La experiencia es experiencia.”
La pokefilia podía ser ese apartado final, y aunque le gustaba hacer las cosas de manera ordenada, tachar la primera y última recomendación en un día sería una grata sorpresa para su mentor sexual.
Trabajando en equipo, casi sincronizadas, ambas satisficieron a sus pókemon oralmente sin tapujos, sin reparos de ningún tipo. En el caso de Jenny, que tenía una experiencia abrumadora en la pokefília, también empleaba las manos, masajeando los pequeños testículos de Growlithe. En el caso de Serena, lo hacía subiendo y bajando tan rápido como su dolorido cuello le permitían. Envolvía el tronco duro y venoso y se dejaba caer hasta hacer tope, haciéndole doler la garganta en cada bajada.
Incluso los sonidos que sus pervertidas bocas emitían eran casi idénticos: “Slurp, sluurp, ghk, sluarp, sppp…” una mezcla entre arcada y sonido de succión digno de una porno muy exagerada.
- Ahí, sale, lárgalo, lárgalo todo amor, eso es…- Dijo Jenny, que abrió la boca al costado del pene lo masturbó con frenesí hasta recibir varios chorros de semen seguidos de una lluvia blanca que la salpicó por todos lados como agua brotando de una pequeña fuente.
Sin perder un segundo, la oficial tomó a Serena de los pelos y le obsequio el beso más cargado de lujuria y sabores obscenos de su vida. Ya suficiente tenían sus labios con el sabor repulsivo de Hypno, y ahora una sustancia muy caliente, espesa, agria y con un ligero toque picante le inundaba la boca. Le había pasado casi todo el semen de su boca a la suya, besándola hasta que el beso de lengua le inundó la boca de saliva teniendo que tragar todo, baba con semen de pókemon.
“Con que este es el sabor de la leche de pókemon macho… el sabor más prohibido, y ahora está toda dentro de mi” Pensó Serena creyendo que sería la cereza del pastel pecaminoso que ese día había sido.
Jenny, imparable como una ninfómana suelta en una orgía, repitió la felatio en Hypno, llenando su boca con el semen del pókemon psíquico de tal manera que sus cachetes quedaron inflados y así de repletos, dejó caer su contenido seminal en la boca de una pasiva Serena, cayendo como una cascada de queso derretido, llenando su boca, rebalsándola para un lado, el otro, hacia abajo e incluso, arriba hacia su nariz. Serena estaba en lo cierto, su sabor y olor era diez veces más desagradables que el pene, ni siquiera tenía el suficiente conocimiento como para describirlo, era como un queso mezclado con leche pasada, todo batido en un mingitorio.
A pesar de ser así de fuerte, la excitación que le provocaba tener la boca llena de esa sustancia era innegable. ¿Acaso se había vuelto toda una puta? ¿O siempre lo había sido? ¿Cómo podía aguantar tener la boca llena de semen de otra especie y encima considerar tragarlo?
- Solo te falta un paso, no lo arruines, eres una muchachita valiente, sé que puedes hacerlo - La oficial le cerró la boca, provocando que se chorreara aún más en el suelo y su ropa y dedicándole una mirada expectante, sonrió al escuchar el característico “Glup, glup, glup, glup…” De a poco, lo estaba bebiendo.
Cuando sintió sus ansias de fetichismo satisfechas, apuntó a Creep con la pokebola y convertido en un rayo de luz, entró al instante, cerrando el acuerdo de caballeros: satisfacción sexual a cambio de lealtad.
- Muy bien, esa es mi chica. – La felicitó cacheteándole las mejillas.- Permiso ¿Y el baño? Unas gotas cayeron en mi pelo… oh, y en mi camisa, maldición, quedé hecha un desastre.
Serena no podía creerlo, estaba arrodillada, esposada y encima con la ropa y la cara repleta de hediondo semiente interespecies, y era ella la que se quejaba por unas gotitas. Ella en cambio sentía que se le había impregnado de forma permanente en cada papila gustativa y tendría que aprender a convivir con ese sabor.
- Primera puerta en el pasillo.- Dijo gruñona. – Y sácame estas cosas.
- No pongas esa cara corazón, te vez preciosa.- Dijo apretujándole los cachetes una vez más y pasándole la lengua limpiándole una línea de semen. – Aunque lamento decirte que el semen de Creep no sale de la ropa, lo siento.
Cuando Jenny estaba en el baño y Serena asimilaba la locura que había cometido, la puerta del departamento se abrió.
- ¡Hola! ¡Pude salir antes, mira quien llegó! – Saludó Shauna colgando las llaves en el gancho de la pared y su campera en el perchero.- ¿Recuerdas a Trevor y Tierno? ¡Están de visita y…
- Hola… - Mencionó Serena, sintiendo que le disparaban a la cabeza con un rifle al verse en esa situación, esposada, bañada en leche cuajada y al lado de un Growlithe lamiendo su erección.
Continuará
Gracias por leer! Si sintieron que la intensidad fue de 1 a 1000, no se preocupen, planeo moverme en distintas intensidades, creo que esta historia da para muchos tipos de situaciones, ampliándose a distintas prácticas sexuales 😉
Si les gustó sean buenos y muéstrenme su apoyo puntuando y comentando, no sean ratas y no manden solamente a favoritos, please, escribir relatos no es algo de una hora y lo tienen gratis. Si no le gustó, por supuesto que entiendo que no den puntos o comentarios.
Contesto preguntas y escucho sugerencias. Tengo planeado que otras pokegirls aparezcan más adelante, conocidas más que nada ;)
Capítulos anteriores:
A Serena le gustan mayores. Parte 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/3601156/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Fanfic-de-Pokemon-resubido.html
A Serena le gustan mayores. Parte 2: http://www.poringa.net/posts/relatos/3715160/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-2-Fanfic-de-Pokemon.html#comment-176008
A Serena le gustan mayores. Parte 3: http://www.poringa.net/posts/relatos/3730867/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-3-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 4: http://www.poringa.net/posts/relatos/3758350/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-4-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 5: http://www.poringa.net/posts/relatos/3769535/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-5-Fanfic-de-Pokemon.html
A Serena le gustan mayores. Parte 6: http://www.poringa.net/posts/relatos/3779280/A-Serena-Le-Gustan-Mayores-Parte-6-Fanfic-de-Pokemon.html
2 comentarios - A Serena le Gustan Mayores: Parte 7 (Fanfic de Pókemon)