Empezaré a subir alguna que otra experiencia a ver que tal va. Dependiendo si esto funciona, subiré cada vez más y más.
Esto que contaré a continuación sucedió el sábado pasado como a las 12 de la noche. Soy de Ciudad de México.
En estos tiempos tan complicados de pandemia, no sólo cambió mi vida cotidiana, también la manera en que salía de fiesta con mis amigos y amigas. No más bares y antros por bastantes meses.
Después de varios meses de no ver a mi mejor amigo, Jaime, decidimos que le haría una visita a su departamento para conversar, ponernos al día y tomarnos unos tragos. Cabe recalcar que cuando llegué a su departamento seguimos todas las medidas de higiene que las autoridades sanitarias han insistido tanto en seguir. Yo sé que el se cuida mucho por que sus padres ya son mayores y no quiere exponerlos a enfermar, y como lo hago yo, el trabaja desde casa y creímos que acatando las reglas ya mencionadas no habría inconveniente para reunirnos. Compramos una botella de ron y todo con los que se acompaña, desinfectamos nuestras compras y nos dispusimos a beber y platicar. Sus padres habían salido de la ciudad y no teníamos inconveniente en reír fuerte o cantar en un volumen más alto del habitual.
Hablamos de la situación actual, de libros, de música, hablamos de nuestros trabajos, el tiene una maestría en ciencias y yo soy ingeniero, es normal tener pláticas interesantes. Casi al final de la noche cantamos un poco. Mi falta de salidas y fiestas locas me pasó factura, decidí que me iría a mi casa en vez de ir por más alcohol, para evitar que esa noche se volviera algo incontrolable. Una gran decisión.
Bajamos y pedí mi Uber. Cuando se me asignó un conductor bloqueé mi teléfono y seguí platicando con Jaime en la entrada a su edificio.
Cuando creí que ya había tardado decidí ver la aplicación y ver que es lo que estaba pasando. El nombre del conductor era Zoé "N", que enseguida me recordó a un colega con el mismo nombre, tez morena, un cuerpo no muy atlético y un metro setenta de estatura, por lo que enseguida imaginé al conductor un tanto parecido a él.
Le llamé y en lo que volteé hacia mi izquierda estaba un auto negro estacionado y para mi grata sorpresa una chica al volante estaba contestando su celular y lo primero que me dijo fue.
-Ya te vi-.
Traía el cabello suelto, lentes y una sudadera verde con la leyenda "Pull and Bear".
Muy amablemente me saludó y me dijo que estaba lista para iniciar el viaje.
Me subí al asiento trasero y Jaime me dijo con la mirada: Que hijo de puta tan suertudo. O al menos eso interpreté yo.
Emprendimos el viaje hacia mi departamento. Unos 40 minutos eran mi tiempo para hacer creer que algo podía pasar entre ella y yo. Empezamos a hablar de por que ella estaba trabajando tan tarde y en un servicio un tanto arriesgado en esta ciudad, por la inseguridad y todo lo que conlleva.
Me comentó que estudiaba odontología y al mismo tiempo trabajaba en un consultorio, pero a la falta de clientes la cesaron de su trabajo y no podía estar sin percibir dinero y había decidido laborar como chófer particular. Al principio me sentí inseguro, pesando que tal vez era alguna trampa para que alguien llegara y me asaltara, pero al ver su perfil de conductora me di cuenta que toda la información que me dio era verídica y confiable.
Con bastante confianza empezó a contarme de su vida y sorprendentemente me dijo que había terminado con su novio hace unas semanas y que se sentía triste pero a la vez enojada con él, que no había sido una ruptura fácil ya que ella había encontrado unos mensajes subidos de tono con otra chica. Dsicutieron y se terminó. Yo le comenté que vivía sólo y unos cuantos detalles de mi vida.
Me dijo que de que manera podría dejar pasar la mala experiencia y seguir adelante con su vida y olvidarlo.
-Eres jóven y guapa- le dije.
-No veo como no puedas traer al que quieras, además conoce gente nueva y prueba cosas nuevas- Sonrió al verme por el espejo retrovisor.
-Tengo pocas amigas y pocos conocidos, no creo conocer mucha gente nueva- Me contestó.
Yo iba lo suficientemente ebrio para tener la confianza sobrada en mí mismo y lanzarle la primera indirecta.
-¿Que tal conmigo?-
-No estaría mal- Contestó. Jamás esperé esa respuesta.
-Tengo tiempo para decidirlo- Dijo.
Empezó a pensarlo y seguimos en el viaje. Debo confesar que me estaba quedando dormido y por eso decidí pedirle que se detuviera en una licorería, le dijé que tomaría un trago o dos al llegar a casa y ya dormiría. Se detuvo y pedí una botella pequeña del mismo ron que bebí con Jaime en su depa. En mi confiada borrachera decidí comprar un paquete de condones. Por si las dudas.
Me subí de nuevo y me dijo.
-Tres preguntas y lo decido-
Asentí con la cabeza.
Y las lanzó a mí una tras otra, sin pausas y sin pena.
-¿Cuantos años tienes?-
-¿Cuanto te mide?
-¿Traes protección?
Le contesté:
-28, 20 cm y si-
Enseguida arrancó el auto sin decir nada.
El silencio fue un poco largo, pero ella iba mas rápido de lo habitual.
Se detuvo en un parque muy solo, ya a unos 10 minutos de mi depa, completó el viaje en la aplicación, recorrió hacia adelante los asientos delanteros y se subió atrás conmigo. Empezó a besarme y mi instinto fue quitarle la sudadera para descubrir que tenía un increíble par de tetas.
Se deshizo de los lentes y le dio un trago a la pequeña botella que yo acababa de comprar y me dijo
-¿Me vas a coger?-
Me sorpendió su impetú al tomar directo de la botella. No pude evitar soltar una pequeña risa.
Enseguida prendió ese interruptor en mi interior.
Mi verga ya sobresalía sobre el raz de mi pantalón y en lo que ella la sintió la sacó y empezó a chuparla sin decir una sola palabra. Se escupió en la mano y empezó a masturbarme de una manera impresionante. Se la metía toda a la boca y apesar de la poca luz que había podía ver como se le llenaban los ojos de una pequeña lagrima.
La acosté en el asiento y comencé a pasarle la verga entre esas tetas perfectas y supe al instante qué ese sería el lugar en el que yo terminaría.
No la moví de posición y empezamos a coger. Era tanta la adrenalina del lugar y del momento que no me percaté de cuanto tiempo pasó, la volteé y empecé a coger, dándole nalgadas.
Comenzó a hablarme de una manera tan sugerente que la realidad es que me vuelve loco.
-Dame más duro-
-Me encanta tu verga-
-Si papi-
Con todo esto sabía que casi era hora para el gran final. Cuando se volteó boca arriba me vine en sus tetas y en su cara, un orgasmo enorme por la adrenalina y el como se habian dado las cosas. Por desgracía no apunté del todo bien y el asiento se vio alcanzado por la enorme venida que habia tenido.
Limpiamos, nos vestimos y seguimos camino hacía casa ya sin tarifa. Platicamos un poco y me dijo que le había encantado, y la verdad es que a mi también, me dejó a una calle de mi casa, para que pudiera salir hacía su destino de una manera más fácil y segura.
-Ahí tienes mi número en la aplicación- Le recordé. Sonreí y me bajé del auto.
Caminé hacia mi destino y cuando volteé hacia atrás ella ya iba alejándose del punto donde me había dejado.
Llegúe y saqué todas mis cosas de mi chamarra y de mi pantalón. Condones, celular, cartera, llaves, algunas monedas. Había olvidado la botella en su carro. Tenía 7 mensajes de Jaime. Sólo le contesté el último: "Llegúe a casa y me quedé dormido, Nos vemos pronto". Si se lo platico no me lo creería. ¿Cuáles son las probabilidades de que pase eso?
Me metí a bañar y aún sentía como si mi verga estuviera en esas apretadas tetas, sólo de pensarlo se me ponía dura de nuevo. Terminé de bañarme y me acosté y me quedé dormido.
Vaya fin de semana.
Esto que contaré a continuación sucedió el sábado pasado como a las 12 de la noche. Soy de Ciudad de México.
En estos tiempos tan complicados de pandemia, no sólo cambió mi vida cotidiana, también la manera en que salía de fiesta con mis amigos y amigas. No más bares y antros por bastantes meses.
Después de varios meses de no ver a mi mejor amigo, Jaime, decidimos que le haría una visita a su departamento para conversar, ponernos al día y tomarnos unos tragos. Cabe recalcar que cuando llegué a su departamento seguimos todas las medidas de higiene que las autoridades sanitarias han insistido tanto en seguir. Yo sé que el se cuida mucho por que sus padres ya son mayores y no quiere exponerlos a enfermar, y como lo hago yo, el trabaja desde casa y creímos que acatando las reglas ya mencionadas no habría inconveniente para reunirnos. Compramos una botella de ron y todo con los que se acompaña, desinfectamos nuestras compras y nos dispusimos a beber y platicar. Sus padres habían salido de la ciudad y no teníamos inconveniente en reír fuerte o cantar en un volumen más alto del habitual.
Hablamos de la situación actual, de libros, de música, hablamos de nuestros trabajos, el tiene una maestría en ciencias y yo soy ingeniero, es normal tener pláticas interesantes. Casi al final de la noche cantamos un poco. Mi falta de salidas y fiestas locas me pasó factura, decidí que me iría a mi casa en vez de ir por más alcohol, para evitar que esa noche se volviera algo incontrolable. Una gran decisión.
Bajamos y pedí mi Uber. Cuando se me asignó un conductor bloqueé mi teléfono y seguí platicando con Jaime en la entrada a su edificio.
Cuando creí que ya había tardado decidí ver la aplicación y ver que es lo que estaba pasando. El nombre del conductor era Zoé "N", que enseguida me recordó a un colega con el mismo nombre, tez morena, un cuerpo no muy atlético y un metro setenta de estatura, por lo que enseguida imaginé al conductor un tanto parecido a él.
Le llamé y en lo que volteé hacia mi izquierda estaba un auto negro estacionado y para mi grata sorpresa una chica al volante estaba contestando su celular y lo primero que me dijo fue.
-Ya te vi-.
Traía el cabello suelto, lentes y una sudadera verde con la leyenda "Pull and Bear".
Muy amablemente me saludó y me dijo que estaba lista para iniciar el viaje.
Me subí al asiento trasero y Jaime me dijo con la mirada: Que hijo de puta tan suertudo. O al menos eso interpreté yo.
Emprendimos el viaje hacia mi departamento. Unos 40 minutos eran mi tiempo para hacer creer que algo podía pasar entre ella y yo. Empezamos a hablar de por que ella estaba trabajando tan tarde y en un servicio un tanto arriesgado en esta ciudad, por la inseguridad y todo lo que conlleva.
Me comentó que estudiaba odontología y al mismo tiempo trabajaba en un consultorio, pero a la falta de clientes la cesaron de su trabajo y no podía estar sin percibir dinero y había decidido laborar como chófer particular. Al principio me sentí inseguro, pesando que tal vez era alguna trampa para que alguien llegara y me asaltara, pero al ver su perfil de conductora me di cuenta que toda la información que me dio era verídica y confiable.
Con bastante confianza empezó a contarme de su vida y sorprendentemente me dijo que había terminado con su novio hace unas semanas y que se sentía triste pero a la vez enojada con él, que no había sido una ruptura fácil ya que ella había encontrado unos mensajes subidos de tono con otra chica. Dsicutieron y se terminó. Yo le comenté que vivía sólo y unos cuantos detalles de mi vida.
Me dijo que de que manera podría dejar pasar la mala experiencia y seguir adelante con su vida y olvidarlo.
-Eres jóven y guapa- le dije.
-No veo como no puedas traer al que quieras, además conoce gente nueva y prueba cosas nuevas- Sonrió al verme por el espejo retrovisor.
-Tengo pocas amigas y pocos conocidos, no creo conocer mucha gente nueva- Me contestó.
Yo iba lo suficientemente ebrio para tener la confianza sobrada en mí mismo y lanzarle la primera indirecta.
-¿Que tal conmigo?-
-No estaría mal- Contestó. Jamás esperé esa respuesta.
-Tengo tiempo para decidirlo- Dijo.
Empezó a pensarlo y seguimos en el viaje. Debo confesar que me estaba quedando dormido y por eso decidí pedirle que se detuviera en una licorería, le dijé que tomaría un trago o dos al llegar a casa y ya dormiría. Se detuvo y pedí una botella pequeña del mismo ron que bebí con Jaime en su depa. En mi confiada borrachera decidí comprar un paquete de condones. Por si las dudas.
Me subí de nuevo y me dijo.
-Tres preguntas y lo decido-
Asentí con la cabeza.
Y las lanzó a mí una tras otra, sin pausas y sin pena.
-¿Cuantos años tienes?-
-¿Cuanto te mide?
-¿Traes protección?
Le contesté:
-28, 20 cm y si-
Enseguida arrancó el auto sin decir nada.
El silencio fue un poco largo, pero ella iba mas rápido de lo habitual.
Se detuvo en un parque muy solo, ya a unos 10 minutos de mi depa, completó el viaje en la aplicación, recorrió hacia adelante los asientos delanteros y se subió atrás conmigo. Empezó a besarme y mi instinto fue quitarle la sudadera para descubrir que tenía un increíble par de tetas.
Se deshizo de los lentes y le dio un trago a la pequeña botella que yo acababa de comprar y me dijo
-¿Me vas a coger?-
Me sorpendió su impetú al tomar directo de la botella. No pude evitar soltar una pequeña risa.
Enseguida prendió ese interruptor en mi interior.
Mi verga ya sobresalía sobre el raz de mi pantalón y en lo que ella la sintió la sacó y empezó a chuparla sin decir una sola palabra. Se escupió en la mano y empezó a masturbarme de una manera impresionante. Se la metía toda a la boca y apesar de la poca luz que había podía ver como se le llenaban los ojos de una pequeña lagrima.
La acosté en el asiento y comencé a pasarle la verga entre esas tetas perfectas y supe al instante qué ese sería el lugar en el que yo terminaría.
No la moví de posición y empezamos a coger. Era tanta la adrenalina del lugar y del momento que no me percaté de cuanto tiempo pasó, la volteé y empecé a coger, dándole nalgadas.
Comenzó a hablarme de una manera tan sugerente que la realidad es que me vuelve loco.
-Dame más duro-
-Me encanta tu verga-
-Si papi-
Con todo esto sabía que casi era hora para el gran final. Cuando se volteó boca arriba me vine en sus tetas y en su cara, un orgasmo enorme por la adrenalina y el como se habian dado las cosas. Por desgracía no apunté del todo bien y el asiento se vio alcanzado por la enorme venida que habia tenido.
Limpiamos, nos vestimos y seguimos camino hacía casa ya sin tarifa. Platicamos un poco y me dijo que le había encantado, y la verdad es que a mi también, me dejó a una calle de mi casa, para que pudiera salir hacía su destino de una manera más fácil y segura.
-Ahí tienes mi número en la aplicación- Le recordé. Sonreí y me bajé del auto.
Caminé hacia mi destino y cuando volteé hacia atrás ella ya iba alejándose del punto donde me había dejado.
Llegúe y saqué todas mis cosas de mi chamarra y de mi pantalón. Condones, celular, cartera, llaves, algunas monedas. Había olvidado la botella en su carro. Tenía 7 mensajes de Jaime. Sólo le contesté el último: "Llegúe a casa y me quedé dormido, Nos vemos pronto". Si se lo platico no me lo creería. ¿Cuáles son las probabilidades de que pase eso?
Me metí a bañar y aún sentía como si mi verga estuviera en esas apretadas tetas, sólo de pensarlo se me ponía dura de nuevo. Terminé de bañarme y me acosté y me quedé dormido.
Vaya fin de semana.
3 comentarios - Me cogí a la chofer de Uber.